Cuando aún tenía poco menos de un año desde que empecé a observar las Siete Leyes Universales, tuve que vérmelas con la realidad de que mi país no daba (y aún no da) mínimas oportunidades para surgir modestamente como científico. Emigré junto con mi esposa e hijo a Chile y tuvimos por primera vez en la vida que apoyarnos el uno con el otro. Gracias a Dios por todos esos dolores porque sin ellos no hubiéramos aprendido, ni madurado, ni encontrado el sentido que con mi señora ahora compartimos en la vida. (Foto: Rabí Yirmeyahu Bindman, (Archivo personal de Juan Mayorga Zambrano)
Yehuda Ribco fue inmensamente trascendente en mi vida en aquellos años. Especialmente importante fue su consejo de que "para crecer de manera sana, en el camino de las Siete Leyes, uno debería aprender del hermano mayor – el pueblo judío". En esa búsqueda de asesoramiento – los rabinos llaman al concepto "Asej leja Rav" (hazte un maestro) – intenté contactarme con varias comunidades judías de Santiago de Chile sin mucho éxito. "¿Noájida? ¿Siete Leyes?" me preguntaban. "¿Y qué es eso?", decían. La verdad es que casi nadie había escuchado siquiera sobre el asunto. Una secretaria atinó a decir, "ah! un justo entre las naciones…"
Decidí no esperar a que me abran las puertas. Yo me las abriría solo. Decidí estudiar de los libros "Los Siete Colores del Arco Iris" (Bindman) y "El Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky) recurriendo cada vez que no entendía algo a la bondad y generosidad de Yehuda Ribco a través de SerJudio.com. Al poco andar me di cuenta de la trascendencia e importancia de divulgar el conocimiento de las Siete Leyes así que decidí emprender la traducción de dichos textos para que estén disponibles tan pronto como posible en Castellano.
Gracias en buena medida al apoyo de mi señora, emprendí el proyecto. Desde el principio intenté contactar a Rabí Bindman, autor del primer libro que traduje pero hubo silencio en el ciberespacio… Pero seguí adelante.
Una mañana sin embargo encontré un email interesante en mi buzón. Era la secretaria de Rabí Bindman que contestaba casi un año después al email en que yo le decía al Rab sobre mi interés en hacer completamente gratis el trabajo de traducción. Establecí por fin contacto con Rabí Bindman – una de las personas más generosas y comprensivas que he conocido en mi vida. Una de las experiencias más agradables de mi vida fue recibir una llamada telefónica internacional – desde Israel – como respuesta a un email en que le comunicaba al Rabí sobre la conclusión exitosa del trabajo de traducción…
Hace algún tiempo que Rabí Bindman sabe del deseo mio y de mi señora por la conversión al Judaísmo… Cuando le comenté que me habían ofrecido un trabajo en el Technion y que queríamos aprovechar la oportunidad para seguir el consejo de Rabí Perman (sobre buscar hacer la conversión al Judaísmo en el Estado Judío) me dijo (entre otras cosas) lo siguiente
Hace unos años, hubo un grupo de músicos ecuatorianos aquí (en Israel), quienes tocaban en lugares públicos y llegaron a ser bastante populares al punto que permanecieron varios meses en el país. En una ocasión, los ví mientras paseaba con mi familia, y después que terminó la presentación (musical) me les acerqué preguntando si alguno hablaba inglés o hebreo – mi interés era hablarles sobre las Siete Leyes. Rápidamente hicieron que se acercará uno de ellos y comencé a converzar con él. Tan pronto como la curiosidad natural de los demás les llevó a preguntar de que trataba el asunto, él empezó a traducir la conversación al Quechua. Cuando terminamos de converzar me agradecieron, y yo les dije, "nadie viene a Israel por nada", a lo que me respondió el músico traductor, "de hecho ya hemos aprendido un montón de cosas"…
Como siempre me sucede con las palabras que me dirige Rabí Bindman, eventualmente les encuentro más sentido y trascendencia del que uno les da a priori. Muchas veces después de que ha pasado algún tiempo…
Pues bien, creo que para aclarar esa frase aparentemente "liviana" de que nadie va a Israel de gana, lo mejor es presentarles el siguiente artículo publicado en el El Mercurio (Chile, 3 de junio de 2007).
Los 4 mil camellos que Forni rechazó en Israel
El Mercurio, Chile Domingo 3 de junio de 2007
Luego de permanecer durante una semana en Israel invitados por el gobierno de ese país, los senadores UDI Pablo Longueira, Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma y el diputado Marcelo Forni regresaron con diversas anécdotas sobre las vivencias que tuvieron en Tierra Santa.
Pero sin duda una de las más simpáticas fue la que sufrió Forni, quien en el viaje se caracterizó por hacer distintas bromas a costa de sus compañeros de viaje.
Por ejemplo, cuando en Jerusalén el actual jefe de la bancada de diputados del partido presentó a sus correligionarios en la Knesset (el Parlamento israelí), dijo que Coloma era un experto en relaciones internacionales, especialmente de los Países Bajos -burlándose de su corta estatura-, y que Chadwick era experto en temas de jubilados, porque el vocero de los israelíes era representante de los parlamentarios retirados.
Por eso, durante un paseo por la Puerta de Damasco, en la ciudad vieja de Jerusalén, las esposas de Chadwick y Coloma decidieron devolverle la mano. Al ver a un grupo de comerciantes egipcios, les ofrecieron llevarse a la mujer de Forni, los que aceptaron encantados entregarle al diputado una abultada dote a cambio, como es la antigua costumbre entre los beduinos. Según éstos, nada menos que 4 mil camellos.
A Forni le tomó varios minutos convencerlos de que no aceptaba el trato y retirarse del lugar… junto a su esposa.