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EL MUNDO JUDíO

El pensamiento de León Tolstoi respecto a los judíos
Publicación hecha por Tolstoi en 1908, en el periódico londinense

¿Qué es un judío? Esta pregunta no es tan extraña como parece.
Veamos qué clase de criatura peculiar representa el judío, sobre quien todos los gobernantes y todas las naciones, ya sea en conjunto o por separado, han cometido abuso y dado tormento, han oprimido y perseguido, pisoteado y masacrado, quemado en la hoguera y ahorcado…., y a pesar de todo ello, todavía sigue vivo. ¿Qué es un judío, que nunca ha permitido ser descarriado por todas las posesiones mundanas que sus opresores y perseguidores le han constantemente ofrecido para que cambiara su creencia y abandonara su propia religión judía? El judío es ese ser sagrado que ha bajado el fuego eterno de los cielos y a través de él ha iluminado el mundo entero. El judío constituye la cuna, el manantial y la fuente de religión de la que todos los demás pueblos han extraído sus creencias y religiones. El judío es el pionero de la civilización. La ignorancia fue condenada en la Antigua Palestina mucho más de lo que es hoy en día en la Europa civilizada. Además, en aquellos días de salvajismo y barbarie, cuando ni la vida ni la muerte de nadie tenía el más mínimo valor, Rabí Akiva no se abstuvo de expresarse abiertamente en contra de la pena de muerte, una práctica que en la actualidad es reconocida como una forma de castigo altamente civilizada.
El judío representa el emblema de la tolerancia civil y religiosa. «Amad al extranjero y al residente temporario», ordenó Moisés, «porque vosotros habéis sido extranjeros en la tierra de Egipto». Y esto fue expresado en aquellos tiempos remotos y salvajes cuando la ambición principal de las razas y de las naciones consistía en abatirse y oprimirse unos a otros. En cuanto a la tolerancia religiosa, la fe judía no sólo dista mucho del espíritu misionero de convertir a pueblos de otras creencias, sino que, por el contrario, el Talmud ordena a los rabinos informar y explicar a todos aquellos que voluntariamente vienen a aceptar la religión judía acerca de todas las dificultades que encierra su aceptación, y recalcar a los supuestos prosélitos que los justos de todas las naciones tienen su parte en la inmortalidad. Ni siquiera los moralistas de nuestros días pueden jactarse de una tolerancia religiosa enaltecida e ideal de este tipo.
El judío representa el emblema de la eternidad. Él, es a quien ni la masacre, ni la tortura durante miles de años pudo destruir; él, es quien ni el fuego ni la espada ni la inquisición pudo borrar de la faz de la tierra; él, quien fue el primero en presentar las profecías de Dios, él es quien durante tanto tiempo ha sido el guardián de la profecía, y es quien la ha transmitido al resto del mundo. Una nación semejante no puede ser destruida. El judío es eterno como lo es la Eternidad misma”.

León Tolstoi, 1.908

Resp. 42 – Salida de Israel de Egipto

¿ Los noajidas tambien salieron de la tierra de egipto ?
Moshe Zambrano P.
Tachira, Venezuela

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Resp. 41 – Cortes y cerdo

Estimado Licenciado
Con todo respeto y deferencia hacia su persona y esperando no quitar su valioso tiempo, he estado viendo su pagina y si gusta puede publicar mis preguntas si fuera el caso.
Y tambien no si fuera ese el caso, estoy de acuerdo con lo que esued habla de los noajicos, asi debe de ser la vida para aquellos que no son judios o no se han convertido.
1- Pero en los preceptos de Noe , se habla de los tribunales de Justicia… se refiere a que debemos de ir a las cortes de nuetros paises que ya estan constituidas?
2- o si yo entro a formar algun grupo Bnei Noaj debo de formar con la gente que asiste al mismo una corte? (estoy confundido?)
3- Y por ultimo si no mal entiendo, una persona NO JUDIA si puede comer choncho (marrano?) no hay problema?
4- quiere decir que si tengo un grupo de personas, que esta estudiando judaismo, por muchas razones, no hay problema… estamos excentos de la prohibicion de no comer marrano. esperando no quitar su tiempo
Enrique Ubalde
Venezuela

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Los preceptos de la Torá y los noájidas

De los 613 mandamientos que el Padre celestial entregó al pueblo judío en la Torá, hay algunos que pueden ser tomados por los noájidas para el desarrollo de su vida y su crecimiento espiritual; y hay otros que no deben asumir para sí mismos.
Como sabemos, el Eterno nos ha dado a cada cual los mandamientos que nos benefician, por medio de los cuales obtenemos nuestra parcela de Posteridad gozosa. El noájida con los Siete Preceptos Universales, tal como el judío con los 613 obtiene su Vida Eterna. Por tanto, no es correcto para el judío vivir solamente de los Siete Preceptos Universales, como no es correcto para el noájida vivir de acuerdo a los 613 mandamientos.

He aquí una catalogación de los preceptos de la Torá, en relación a su aplicación por los noájidas:

  1. Preceptos exclusivos para los judíos. Estos son los mandamientos que sirven como señales de la Alianza Eterna entre Dios e Israel, como por ejemplo Shabbat y festividades, mezuzá, tefiilín, talit, circuncisión. Son exclusivos pues Dios los declaró como tales, como heredad y patrimonio exclusivo de Israel para todas sus generaciones. Entre estos podemos mencionar el estudio de Torá, las porciones no necesarias directamente por un noájida, el escribir un rollo de Torá, entre otras.
    El noájida que asuma para sí alguna de estas prácticas no solamente no está creciendo espiritualmente, sino que está lesionando su alma y provocando al Santo de Israel.
    Otros de estos preceptos exclusivos, que no son señales de la Alianza, han sido indicados específicamente por Dios para los judíos, y por tanto, no deben ser asumidos por miembros de otras naciones.
  2. Preceptos de Santidad. El Padre celestial demanda de Israel que cumpla ciertos preceptos que están relacionados con la Santidad. Son para Israel, pues es ésta la nación que Él escogió como Su Pueblo de sacerdotes y personas dedicadas a la Santidad. Por tanto, el noájida no debe asumir estos preceptos para su vida, puesto que no le reportan benficios ni espirituales ni materiales. Sin embargo, si los ejecuta no está dañando su alma, como le ocurre al que usurpa los mandamientos que son señales del Pacto entre Dios e Israel.
    Algunos de estos preceptos de santidad son los relativos a la alimentación kosher, a las reglas de separación matrimonial en la etapa menstrual, las reglas de pureza en lo relativo a los muertos, entre otras. Así pues, el noájida que come alimentos kosher no perjudica su alma, ni está en franca rebelión en contra del Padre celestial, pero tampoco está obteniendo beneficios espirituales.
  3. Preceptos éticos. Hay una gran cantidad de mandamientos que tienen que ver con la manera correcta de relacionarnos con nuestro prójimo. Estos mandamientos éticos que Dios ha dispuesto en la Torá para los judíos, sin dudas que pueden y deben adoptar para sí los noájidas. Son, en cierta medida, ramificaciones y expansiones positivas de los Preceptos Universales que el Creador ha dado para beneficio de las naciones.
  4. Preceptos de amor y reverencia. Los preceptos de la Torá relacionados a nuestra relación con el Padre celestial, pueden ser asumidos por los noájidas, en tanto no contradigan otras normas (por ejemplo al ejecutar un mandamiento exclusivo para los judíos, como la mezuzá). Así pues, el noájida puede y debe asumir como propio el precepto de amar a Dios con todas sus fuerzas, posesiones y vida. El noájida puede y debe actuar con misericordia y justicia, para emular así el camino del Padre celestial. El noájida puede y debe servir al Eterno con gozo.
  5. Preceptos compartidos. Los Siete Preceptos Universales encuentran también su correlato en algunos de los mandamientos de la Torá, por tanto, es evidente que estos mandamientos con sus ramificaciones próximas son también para los noájidas. Por ejemplo, cuando el precepto universal indica «No robar», el noájida encuentra en la Torá que se incluye el no abusar, el no estafar, el no mentir, el no perjudicar materialmente, etc.

Quiera el Eterno que todos podamos seguir creciento y avanzando por el buen camino que Él nos ha dado a cada uno, para que de esa manera seamos socios en la construcción del Shalom.

Echar agua en tierra

"Ciertamente este mandamiento que te mando hoy no es demasiado difícil para ti, ni está lejos.

No está en el cielo, para que digas: ‘¿Quién subirá por nosotros al cielo y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?’

Tampoco está al otro lado del mar, para que digas: ‘¿Quién cruzará el mar por nosotros y lo tomará para nosotros, y nos lo hará oír, a fin de que lo cumplamos?’

Ciertamente muy cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas"

(Devarim / Deuteronomio 30:11-14)

 

La Tradición es clara al afirmar que el cumplimiento de los preceptos, tanto para judíos, como para noajidas, no son parte de una religión, sino que son la herramienta fundamental de nuestro crecimiento como individuos y la única senda para cultivar nuestras almas.

No está en el cielo, ni al otro lado del mar, está en nuestras bocas y en nuestros corazones, lo que debemos hacer es buscar en el fondo de nuestra esencia, descascararnos cual cebolla, hasta encontrar nuestro ser real, y empezar a vivir auténticamente.

 

Cierta vez un hombre sintió la necesidad de casarse, pero éste no quería cualquier mujer, sino una que en verdad fuera pura de espíritu, justa entre las mujeres. Emprendió un largo viaje en busca de la mujer que pensaba, mientras viajaba de nación en nación imaginaba su vida de casado, hacía planes a futuro, arreglaba en bocetos los trajes que usarían los novios. Al fin, una mañana, llegaron, después de atravesar largos bosques y escarpadas montañas, a un valle apartado de cualquier civilización, la gente allí se sustentaba con el trabajo de su tierra, las casas primeras eran bastante opulentas, pero al final, de la calle principal, en la cima de pequeña colina, se hallaba una casita pobre, devastada por los años; el hombre no se dejó impresionar por la humildad aparente de la casita y visitó casa por casa, entrevistándose casa por casa, conoció a algunas muchachas muy humildes, virtuosas, pero el hombre tenía que llegar a la última casa.

Visitadas todas las casas de la apartada comarca, encontró la última, la más pobre de las casas, en el pórtico se hallaban dos ancianos, sus vestidos roídos por los años, sus manos hablaban de centurias, y sus espaldas decían el mucho trabajo que había pesado sobre ellos durante años, dentro de la casa, una joven doncella, vestida de pieles de oveja, cosía afanosamente un traje para alguna de las jóvenes del pueblo.

Al verla, el hombre quedó prendado de tal belleza, y quedó muy contento de ver que su familia había inculcado altos valores en tal hermosa mujer, decidió casarse con la doncella en cuestión, habló con los señores, mandó a un grupo de sus compañeros de viaje a buscar algunas dotes para los padres y él fue a buscar hospedaje para que allí mismo en la aldea se celebrara el casamiento de él con la humilde chica.

En la calle principal de la aldea había una posada, cuya encargada se caracterizaba por ser no muy amable con su lengua, cuando oyó la noticia de aquel acontecimiento, nuevo en el pueblo, inmediatamente sus celos dominaron el corazón de esta mujer y habló al hombre diciendo: -¡Esa no es ninguna doncella, fue abandonada por sus verdaderos padres en este pueblo por tener mala reputación en su lugar de origen!-, el hombre al escuchar esas atrocidades de su imaginada esposa, fue a constatar que las palabras de la malvada mujer fueran ciertas, cuando les preguntó a los padres de la mujer, ellos le dijeron: crea usted lo que su razón y corazón le dicte, nuestra conciencia se halla limpia de mentira alguna.

El individuo, cegado por la ira de ver tanta injusticia en la mujer que le ofreció hospedaje, se fue del pueblo, no se casó con ninguna, dejó a la pobre mujer esperando y devolvió las dotes que traían sus sirvientes, la doncella no lo persiguió, se quedó trabajando en su casa, sus padres siguieron sentados frente al pórtico de la casa. Esa noche ocurrió un deslave en el pueblo y perecieron los que se hallaban en la llanura del valle, la casa pobre que estaba ubicada en la cima de la colina sobrevivió a la tragedia, cuando el adinerado caballero escuchó la noticia aún no había partido del puerto, estaba a tiempo de devolverse y así lo hizo, al llegar consiguió ríos por donde había habido antes bellas calles con árboles sembrados, y en el lugar del hostal halló un inmensa roca, caminando hacia la montaña iban los dos ancianos con su joven hija, los alcanzó y los llevó a su casa en su país, los sostuvo y tuvieron una vida abundante.

Tal vez hallen difícil encontrarle moraleja a este cuento, pero es muy sencilla, quien derrama un vaso de agua en la tierra irremediablemente tiene que esperar que ésta absorba el líquido, y luego de absorbido el líquido no hay nada más que hacer.

Nuestras palabras hieren irremediablemente el corazón de nuestros semejantes, pensemos bien que vamos a decir antes de cometer una torpeza y derramar un vaso de agua en tierra.

No olvidemos que en nuestra boca y corazón esta la palabra, para que dominemos nuestro ímpetu.

La historia gemela de Jeroboam – Primera parte

Por Alfredo Zambrano G.


Le invitamos a
que lea con paciencia, con dedicación y mucho esmero este
texto que ha sido cuidadosamente elaborado para su
instrucción y desarrollo en la vida noájida.



“Yo, pues, te tomaré a ti, y reinarás sobre todo lo que
deseare tu alma, porque serás rey sobre Israel. Y sucederá
que si obedecieres todo cuanto te mandare, y anduvieres en
Mis caminos, e hicieres lo recto a Mis ojos, guardando Mis
estatutos y Mis mandamientos, como lo hizo David, Mi siervo,
entonces Yo estaré contigo, y edificaré para ti casa segura,
como la edifiqué para David; y a Israel te la daré a ti”.


(1 Reyes 11: 37-38)

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