Según pone de relieve nuestra sacra Tradición, hay dos caminos para llegar a la Era Mesiánica.
1- El mundo va por el camino de la armonía, del equilibrio, del crecimiento, del Shalom y entonces como consecuencia necesaria NACE la Era mesiánica.
Es la culminación lógica de un progreso en todos los planos de la existencia.
Para alcanzar la Era Mesiánica de esta manera, la buena, la pacífica, la agradable, es imperioso y necesario que todas las personas aprendan y cultiven el cumplimiento de los mandamientos que les compete.
En esta hora de renacimiento del noajísmo, del despertar de las conciencias noájicas, es ineludible que más y más hijos de las naciones se hagan verdaderos constructores de Shalom, para que la Era Mesiánica sea una realidad próxima y dulce.
2- El mundo va por el camino del caos, de la guerra, de la miseria, de la malicia, de la rebeldía, de la idolatría y entonces, como necesidad, como último recurso se IMPONE dolorosamente la Era Mesiánica.
Para nuestra desgracia, éste es el camino que parece la humanidad estar eligiendo hace milenios.
Vivimos cada vez peor, a pesar de la abundancia de todo bien, de las maravillas de la tecnología, del conocimiento accesible, cada día nos sorprendemos con peores y más desagradables conflictos, disturbios, maldades, extremismos, manifestaciones de rebelión en contra del Eterno y Su Torá.
Las profecías verdaderas han mostrado ambas posibilidades, están en nosotros optar qué queremos para nuestro próximo futuro.
Si una vida de armonía y gozo, o una vida de muerte y desolación.
Gracias a Dios que las profecías de destrucción son eludibles, ya que tienen un carácter contingente – eventual, es decir, de acuerdo a nuestras buenas acciones podemos evitar y cambiar los designios negativos.
La Era Mesiánica es un hecho, estamos en los momentos previos a su surgimiento definitivo.
Las señales son evidentes, crecen y se multiplican las evidencias de la misma.
Está en nosotros cuál de las profecías se cumplirá, por cuál de los caminos andaremos hacia la inevitable Era Mesiánica.
O el camino del dolor (que actualmente transitamos) o el camino de la construcción de Shalom.
Para tomar la senda del Shalom, entre los judíos se debe dar un mayor estudio verdadero de Torá y que cada uno se aplique cabalmente al cumplimiento de los preceptos.
Pero la tarea compete también a los gentiles.
Enseña a tus conocidos gentiles acerca del noajísmo, que se sumen miles cada día a las filas de constructores de Shalom.
Cada persona es valiosa, y una sola puede hacer la diferencia fundamental.
Así que no te quedes esperando, ve, haz tu parte del trabajo, sé tú uno de los que ayudan a nacer al Mashiaj/Mesías sin dolores.