De los 613 mandamientos que el Padre celestial entregó al pueblo judío en la Torá, hay algunos que pueden ser tomados por los noájidas para el desarrollo de su vida y su crecimiento espiritual; y hay otros que no deben asumir para sí mismos.
Como sabemos, el Eterno nos ha dado a cada cual los mandamientos que nos benefician, por medio de los cuales obtenemos nuestra parcela de Posteridad gozosa. El noájida con los Siete Preceptos Universales, tal como el judío con los 613 obtiene su Vida Eterna. Por tanto, no es correcto para el judío vivir solamente de los Siete Preceptos Universales, como no es correcto para el noájida vivir de acuerdo a los 613 mandamientos.
He aquí una catalogación de los preceptos de la Torá, en relación a su aplicación por los noájidas:
- Preceptos exclusivos para los judíos. Estos son los mandamientos que sirven como señales de la Alianza Eterna entre Dios e Israel, como por ejemplo Shabbat y festividades, mezuzá, tefiilín, talit, circuncisión. Son exclusivos pues Dios los declaró como tales, como heredad y patrimonio exclusivo de Israel para todas sus generaciones. Entre estos podemos mencionar el estudio de Torá, las porciones no necesarias directamente por un noájida, el escribir un rollo de Torá, entre otras.
El noájida que asuma para sí alguna de estas prácticas no solamente no está creciendo espiritualmente, sino que está lesionando su alma y provocando al Santo de Israel.
Otros de estos preceptos exclusivos, que no son señales de la Alianza, han sido indicados específicamente por Dios para los judíos, y por tanto, no deben ser asumidos por miembros de otras naciones. - Preceptos de Santidad. El Padre celestial demanda de Israel que cumpla ciertos preceptos que están relacionados con la Santidad. Son para Israel, pues es ésta la nación que Él escogió como Su Pueblo de sacerdotes y personas dedicadas a la Santidad. Por tanto, el noájida no debe asumir estos preceptos para su vida, puesto que no le reportan benficios ni espirituales ni materiales. Sin embargo, si los ejecuta no está dañando su alma, como le ocurre al que usurpa los mandamientos que son señales del Pacto entre Dios e Israel.
Algunos de estos preceptos de santidad son los relativos a la alimentación kosher, a las reglas de separación matrimonial en la etapa menstrual, las reglas de pureza en lo relativo a los muertos, entre otras. Así pues, el noájida que come alimentos kosher no perjudica su alma, ni está en franca rebelión en contra del Padre celestial, pero tampoco está obteniendo beneficios espirituales. - Preceptos éticos. Hay una gran cantidad de mandamientos que tienen que ver con la manera correcta de relacionarnos con nuestro prójimo. Estos mandamientos éticos que Dios ha dispuesto en la Torá para los judíos, sin dudas que pueden y deben adoptar para sí los noájidas. Son, en cierta medida, ramificaciones y expansiones positivas de los Preceptos Universales que el Creador ha dado para beneficio de las naciones.
- Preceptos de amor y reverencia. Los preceptos de la Torá relacionados a nuestra relación con el Padre celestial, pueden ser asumidos por los noájidas, en tanto no contradigan otras normas (por ejemplo al ejecutar un mandamiento exclusivo para los judíos, como la mezuzá). Así pues, el noájida puede y debe asumir como propio el precepto de amar a Dios con todas sus fuerzas, posesiones y vida. El noájida puede y debe actuar con misericordia y justicia, para emular así el camino del Padre celestial. El noájida puede y debe servir al Eterno con gozo.
- Preceptos compartidos. Los Siete Preceptos Universales encuentran también su correlato en algunos de los mandamientos de la Torá, por tanto, es evidente que estos mandamientos con sus ramificaciones próximas son también para los noájidas. Por ejemplo, cuando el precepto universal indica «No robar», el noájida encuentra en la Torá que se incluye el no abusar, el no estafar, el no mentir, el no perjudicar materialmente, etc.
Quiera el Eterno que todos podamos seguir creciento y avanzando por el buen camino que Él nos ha dado a cada uno, para que de esa manera seamos socios en la construcción del Shalom.