Saludos, a mis hermanos noájidas que se encuentran diseminados en todas las naciones.
Quiero escribir estas cortas líneas, por cuanto estoy sumamente regocijado al ver la firmeza noájica de manifiesto, específicamente en aquellos que han sido bombardeados por las mentiras del sr. Alejandro Melgar. Yo también recibí el correo de este individuo, pero en mi caso, lo envié al pipote de la basura, pues es allí donde debe estar.
He leído algunas respuestas que mis hermanos me han enviado a mi correo, y veo contundencia, seguridad y mucha claridad en los argumentos esgrimidos, especialmente la respuesta de Ing. David Fernández, de Maracaibo, estado Zulia, Venezuela. !Qué profundos argumentos¡
Hoy podemos decir: no somos fáciles de embaucar. ¡Bendito Sea el Eterno! Tenemos la Luz de la Torá en nuestros ojos, por consiguiente, no hay podredumbre religiosa que se nos pueda camuflar como «verdad» ni impureza que sea difícil de detectar y desechar.
¡Gracias, profesor Ribco! Su tenacidad y esfuerzo están teniendo resultados impresionantes.
Por supuesto, no podemos descuidarnos ni un solo segundo. Es nuestra responsabilidad seguir permitiendo que la Luz de la Torá (según aplica a los noájidas) nos siga impregnando con su pureza, hasta que el Uno y Único, el Dios de Israel, expanda nuestras conciencias hacia la manifestación plena de la verdad, la cual, finalmente, provocará que tanto judíos como gentiles Sirvamos de mutuo consentimiento a nuestro creador, el universal Dios de Israel.
Sigamos adelante, cultivando en nuestras mentes y corazones la verdad del noajismo, la forma de Servicio al Eterno más antigua de la humanidad. Sin sentimientos de culpa, sin complejos de inferioridad, sin máscaras y sin la absurda espiritualidad que propugnan los idólatras.
Alfredo Zambrano García
FULVIDA Venezuela