Fueron unos 15 o 20 jóvenes, que emergieron de la boca del subte A, en Avenida de Mayo y Perú. Algunos estaban armados con palos y uno llevaba un nunchaku, un arma usada en artes marciales, que tiene dos palos unidos por una soga. También cargaban una pancarta que decía, en letras azules: «Israel, genocida». A pocos metros de allí, frente al ex edificio del diario La Prensa, se desarrollaba un acto en homenaje al 61 aniversario de la creación del Estado de Israel, organizado por el Gobierno de la Ciudad. Sobre el escenario se leían poemas acerca de Buenos Aires, en castellano y en hebreo. Había no más de 500 personas, muchas de ellas ancianos y niños. Eran casi las cuatro de la tarde y los jóvenes actuaron rápido, según contaron testigos a Clarín.
Tiraron algunos panfletos que cuestionaban la política del Estado de Israel en la Franja de Gaza y golpearon a los que tenían más cerca. La custodia del embajador de Israel, Daniel Gazit, también se movió rápido, para retirar del palco al diplomático e ir en buscar de un lugar más seguro La pelea fue breve pero intensa, a tal punto que en la enorme farmacia de la esquina de Avenida de Mayo y Perú, asustados, cerraron rápidamente las puertas. Un ratito más tarde venderían gasas y alcohol para curar a los heridos. «Fue bravo. A uno lo agarraron entre varios en el garaje de acá al lado y le dieron con todo», relató uno de los empleados de ese negocio.
Los agresores fueron enfrentados por algunas personas del público y después de un corto intercambio de golpes salieron corriendo por Avenida de Mayo, en dirección a 9 de Julio, escapando de algunos que los corrían. Según aseguró el presidente de la DAIA, Aldo Donzis, recién allí intervinieron los pocos policías que estaban custodiando el acto.
Fueron los policías que cuidaban justamente la embajada de Israel, que está en Avenida de Mayo y Chacabuco, quienes cerraron el paso a los que huían y facilitaron la tarea de los policías y los civiles que participaban de la persecución. En esa esquina detuvieron a tres varones y a una mujer. Y sobre Chacabuco, casi llegando a Hipólito Yrigoyen, lograron arrestrar al joven que llevaba el nunchaku. Los demás escaparon.
Anoche, fuentes del ministerio de Justicia informaron a este diario que uno de cinco los detenidos había sido identificado como parte de la agrupación Quebracho.
Quedaron tres personas del público golpeadas, que fueron trasladas al Hospital Argerich, dijo el director del SAME, Alberto Crescenti. También resultaron con heridas leves dos policías, que fueron atendidos en el Rivadavia. Uno tenía un traumatismo en un dedo y el otro, en una pierna.
Rápidamente, después de los incidentes, las actividades se reanudaron en el escenario, decorado con banderas de la Argentina e Israel. Hubo danzas folklóricas judías y la actuación del dúo de música klezmer de César Lerner y Marcelo Moguilevsky.
«Había apenas cinco policías custodiando el acto, que sólo intervenieron cuando los agresores escapaban. Fue todo demasiado sencillo para ellos. Una actividad callejera debe tener otro tipo de resguardo», dijo el presidente de la DAIA. También el funcionario del Gobierno de la Ciudad a cargo de la organización, Claudio Avruj, que es un ex directivo de la DAIA, se quejó de que «la policía tardó demasiado en intervenir».
Las autoridades de la comisaría 2a., a cargo del comisario Mario Morales, rechazaron las críticas y dijeron que en la custodia del acto había «unos 15 policías, que actuaron enseguida. Lo que pasa es que fue todo demasiado rápido. Debe haber durado veinte segundos».
Un rato después de la pelea sí se veía en el lugar un importante despliegue policial, con dos patrulleros y un grupo de agentes antimotines, con cascos y escudos. Donzis contó que se había comunicado inmediatamente con el ministro de Justicia, Aníbal Fernández, para pedirle más seguridad.
El jefe de Gabinete de la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, llegó hasta el lugar para lamentar el hecho.