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Doce caracterí­sticas básicas de un noájida tí­pico

Noájida

Confía solamente en el Eterno, que es el Padre celestial, que es el Creador del universo, que es el Dios Uno y Único, que es el Dios que liberó a los Hijos de Israel, que es el Dios que les entregó directamente a todo el Pueblo judío presente Su perfecta e inmutable Torá. No pone su fe en dioses humanos, ni en dioses ajenos, sino que solamente en Aquel que se manifestó a ciencia cierta delante de TODO el pueblo judío.

Se rige por un simple y estricto código que se basa en la justicia, la bondad, la verdad y la fidelidad. Acata las disposiciones de sus líderes, siempre y cuando no contradigan el código de conducta que proviene de la Torá, tal cual es iluminada por los Sabios verdaderos de Israel. No acepta como verdad espiritual ninguna palabra de otros libros que se hacen llamar «sagrados» y que son base de religiones del mundo.

Se concentra en la vida. Trabaja con libertad, ánimo, coraje, valentía, alegría en la construcción de Este Mundo, con la confianza de que está sembrando los buenos frutos que recogerá en el Mundo Venidero. La muerte es un hecho ineludible al final del camino, por el cual no hay que preocuparse, ya que el Padre celestial le ha dado la vida para que la desarrolle a plenitud. Por tanto, no teme a la muerte, no ronda en su mente todo el tiempo la idea de la muerte, no se dedica a «salvarse», no indaga con ansiedad y angustia al respecto de «cielos e infiernos», pues tiene certeza absoluta de que su cielo y su infierno dependen de sus obras en Este Mundo. Vive a plenitud, en la medida de sus posibilidades, pues confía en la Justicia y Amor del Padre celestial.

Escoge el camino por el cual andará de acuerdo a su libre albedrío, pues confía en que Dios le ha provisto de la capacidad para tomar buenas decisiones. Para actuar con corrección debe estudiar de buenas fuentes y analizar con madurez, para aprender cada vez mejor lo que es correcto. NO pasa su vida aterrorizado por el futuro. Sus líderes NO le amenazan constantemente con el infierno, castigos, tormentos, maldiciones, y otros sufrimientos inconsolables. NO achaca todos sus males a satanases y demonios, a enemigos materiales o etéreos. Sus maestros y líderes NO le exigen total sumisión ni obediencia ciega.
Por el contrario, el noájida puede y debe dialogar, preguntar, criticar con mesura, exponer sus puntos de vista, votar en las decisiones trascendentes de su comunidad, etc.

Colabora maduramente con sus hermanos judíos, pues entiende que cada uno tiene su lugar y su rol. El Eterno ha escogido a Israel para ser la nación santa, el reino de sacerdotes. Por tanto, no ataca a los judíos, no los aborrece, no los quiere suplantar, no quiere robarles su identidad única.
Con sus hermanos noájidas es solidario, colaborador, un amigo fiel, un compañero que no hace depender su ayuda o cariño de las creencias del otro.
Respeto y admisión del otro son sus patrones normales de conducta.

Predican con su acción acorde a los preceptos que Dios ha dado. NO predican con palabras altisonantes, incoherentes, carentes de fundamentos. NO envuelven con palabras complejas, que finalmente no quieren decir nada. JAMÁS amenazan, acusan, agreden, confunden, demandan furiosamente, ni apelan al sentimentalismo barato en procura de manipular a su audiencia. No dan dádivas o caridad como mecanismo para atraer adeptos, ni abusan del prójimo.

Su vida es simple, equilibrada, armoniosa. No rehuyen de los placeres, ni tampoco de sus deberes. Son responsables y comprometidos con la realidad. Carecen de rituales obsesivos, o de actos supersticiosos, o de objetos fetiches.

No tienen dogmas ni doctrinas irracionales. Están libres de doctrinas  faltas de racionalidad o carentes de valor espiritual. NO repiten lemas huecos, ni consignas de los jefes, ni frases rebuscadas pero ridículas, ni versículos fuera de contexto. Sino que desarrollan su intelecto, canalizan sus emociones, cultivan su espíritu en todos los planos que Dios nos ha dado.

Sus líderes viven de su trabajo honrado. No parasitan a los miembros de su comunidad, no amenazan con el infierno para conseguir «diezmos» u otras dádivas.
En caso de recibir sueldo de su comunidad, es un ingreso justo, de acuerdo a la tarea que realiza y al contrato laboral que la comunidad acepta abonar, tal como se paga a un secretario, a un gerente, a limpiador, etc.

La familia es un pilar fundamental. El respeto y aprecio por el cónyuge, el esmero por criar correctamente a los hijos, la unidad familiar, etc. No se abandona a la familia para correr a la «iglesia», ya que el centro de la comunidad noájica es la familia.

No acepta la discriminación negativa, el sexismo, los abusos de poder, las teocracias, el totalitarismo, la corrupción, ni cualquier otra manifestación del extravío del individuo y/o la sociedad. Dentro de la legalidad lucha para establecer justicia.

Son ciudadanos respetuosos y leales de su patria, pues es su deber espiritual participar de la vida pública para que la justicia sea establecida y sostenida.


Te ruego que hagas un ejercicio interesante.
Con total honestidad elabora una lista paralela a la que te he presentado, pero que en lugar de reflejar a un típico noájida, defina a un típico seguidor de Jesús, en cualquiera de sus miles de vertientes (católico, evangélico, bautista, falso judío mesiánico, falso judío netzarita, trinitario, unitario, etc.).
Luego, si lo deseas coméntame lo que has descubierto.
¿Te parece?

Feliz séptimo – Vaikrá

En la lectura del profeta que acompaña a la lectura prescrita de Torá que los judí­­os debemos hacer en Shabat, el profeta Isaí­­as anuncia la Palabra eterna y refrescante del Padre Celestial:

«He borrado como niebla tus rebeliones, y como nube tus pecados.
Vuelve a Mí­­, porque Yo te he redimido.»

(Ieshaiá / Isaí­­as 44:22)

Ningún pecador está desamparado, ya que siempre está el Padre celestial esperando para que el pecador «vuelva a Dios», es decir, se arrepienta sinceramente.
Cuando ese arrepentimiento total y sincero se produce, todas las perversiones, pecados y errores del pasado son borrados, son evaporados, tal como se disipa la nube de la tormenta cuando el poderoso viento actúa.
Aquellos actos negativos de los que uno se arrepiente de verdad, quedan en el olvido, en el pasado muerto.
La perfecta memoria celestial los quita, para que no interfieran más, para que no sigan dañando y perjudicando.
Tal es el poder maravilloso del arrepentimiento sincero.
Nosotros no podemos llegar a comprender como se produce este misericordioso proceso, ya que solamente el Altí­­simo tiene el conocimiento de ese secreto trascendental (Ieshaiá / Isaí­­as 55:8). Pero, nosotros tenemos confianza en que esto ocurre, ya que el Eterno no es hombre que mienta, ni mortal para olvidar Sus promesas (Bemidbar / Números 23:19).
La palabra del Eterno es eterna, es certera, no defrauda, tal como dijo el profeta:

«la palabra de nuestro Elokim permanece para siempre.»
(Ieshaiá / Isaí­­as 40:8)

Nosotros podemos aprender para nuestra vida dos enseñanzas muy grandes:

  1. Que el Padre celestial nos ama y nos tiene paciencia. No importa que tan lejano estemos, ni que tan equivocados hayamos andado en nuestras vidas, Él está ahí­­, siempre a nuestro lado aguardando a que Lo queramos abrazar. 
    Espera y se mantiene como vigí­­a atento, sin dormirse, nos espera a que encontremos el camino correcto que nos conduce a Él. ¿Acaso lo despreciaremos?
  2. Tal como el Padre celestial hace, debemos hacer nosotros. Cuando alguien nos ha causado algún daño a causa de un acto incorrecto, pero se ha dado cuenta y nos ha pedido perdón y ha hecho algo para corregirse, entonces debemos hacer «borrón y cuenta nueva». Olvidar las cosas oscuras del pasado, para que de esa manera podamos tener una vida más luminosa ambos.
    Y si el error lo hemos cometido nosotros, tener la humildad para reconocerlo y la valentí­­a como para comprometerse a corregirlo.
    Y si el daño nos lo hemos causado a nosotros mismos, entonces, debemos aprender a perdonarnos, a no castigarnos, a amarnos, para que de esa manera tengamos la capacidad de recibir el amor que desde Arriba nos están enviando.

Creo que las dos enseñanzas son muy provechosas, y espero que las sepas disfrutar en tu vida.

Te deseo que tengas un feliz séptimo, en compañí­­a de aquellos a quienes amas.

Resp. 83 – Tu cielo, tu infierno

1- Si no hay infierno, que pasar con aquellos que habiendo hecho lo malo delante de Dios , mueran, ¿A donde van?
2- y si es asi que no hay lugar para el malo entonces que de todo lo que se dice que debemos obedecer y guardar mandamientos para que?
3- si de todos modos vamos a Dios?
4- Entonces que paso con todos aquellos que han hecho lo malo?
Willian Machado,
39 años,
Cordero, Venezuela

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Resp. 82 – Alma no es espíritu

Si el espiritu del hombre vuelve a Dios, que sucede con el alma, pues dice eclesiastes 9:5-9 que del alma no se tendra memoria, entonces de que vale lo que hacemos guardandonos de hacer supuestamente lo malo si no abra memoria de esto. y a donde va el alma, que sucede con el alma que peco si no hay memoria.
Maribel de Rios,
44 años,
Cordero, Venezuela

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Un valor fundamental, La compasión…

La compasión es un sentimiento de empatía hacia otros seres humanos iguales a nosotros y su base es el respeto, la disposición al servicio y la solidaridad. La compasión se encuentra en actos tan sencillos como escuchar, compartir y recordar. Con el valor de la comprensión reafirmamos y perfeccionamos otros valores como generosidad y servicio, por poner a disposición de los demás nuestro tiempo y nuestros recursos; también perfeccionamos la sencillez porque no hacemos distinción entre las personas a las que ayudamos; solidaridad por tomar en nuestras manos los problemas ajenos haciéndolos propios; comprensión, porque al ponernos en el lugar de otros, descubrimos el valor de la ayuda desinteresada.

Para practicar la compasión debemos intentar ser comprensivos con los demás, todos nos equivocamos alguna vez. Piensa en alguna ocasión en que te hayas equivocado y recuerda si alguien fue compasivo contigo, te hizo ver tu error, pero no te juzgó.

Tener compasión y sentir lástima no es lo mismo. Muchas veces contemplamos la desgracia como algo sin remedio y sentimos escalofrío al pensar “¡qué seria de nosotros en esa situación!”, pero no hacemos nada por cambiarla. En este caso, debemos sentir compasión por nosotros mismos. Constancio C. Vigil dijo alguna vez: “Cuatro son los caminos que llevan al Señor: la sabiduría, la justicia, la belleza y, el más seguro de todos, la compasión.” ´

Agradecimientos a María Lovera H.

Aquellos pequeños milagros diarios que demuestran la existencia de Dios

Cuantas veces no hemos oido a muchos ateos decir que Dios no existe
Pero al revisar cada dia que paso en este mundo, me reafirma mas y mas que Dios existe

Voy a narrar algo que me lleno de mucha alegria, y que demuestra como Dios actua en nuestra vida Seguir leyendo Aquellos pequeños milagros diarios que demuestran la existencia de Dios

LAS BASES DE LA TRANSFORMACIÓN INTEGRAL Parte I

          Introducción:

Tres nefastos sentimientos invaden hoy la mente de muchas personas en nuestra queridísima América Latina y en el resto del mundo; sentimientos que tienen su fundamento en tres poderosas excusas:

*       Sentimiento fatalista: “Este es mi trágico destino, por lo tanto, nada podré hacer para mejorarlo”.

*       Sentimiento de culpabilidad: “Muy graves han sido mis errores, por lo tanto, no hay forma de rectificarlos y cambiarlos para mi propio bien y el de mi familia y generación”.

*       Sentimiento de insignificancia: “Jamás podré salir de esta pésima vida que llevo”. “No soy nada ni nadie”.

Esta clase de pensamientos ha hecho que muchos hombres y mujeres de nuestra modernísima sociedad se encuentren hoy paralizados y petrificados emocionalmente, llevando un estilo de “vida” tormentoso y cruel. Piensan, y hasta creen, que no existe salida para sus muchos conflictos y que no hay forma de escapar airosos de esa pesadilla que sufren en silencio y, lo que es peor aún, se aferran a falsos dioses y a seudos movimientos religiosos buscando en ellos apagar la angustia de sus adoloridos corazones.

     El mal manejo de esta insoportable situación ha hecho que muchos hombres y mujeres tomen alocadas decisiones que tienden a agravar más sus escenarios, generando más caos y destrucción, no sólo de sus mentes, sino hasta de sus propias familias.

Este estudio ha sido diseñado para mostrarle a aquél que llora en su soledad que sí existe una solución real para su crisis personal y/o familiar, que los errores sí pueden ser rectificados y transformados para bien y que sí es posible superar una pésima condición particular en escenarios de excelencia y bienestar. Todo es cuestión de creerle a Dios, vincularse a Sus Preceptos, prepararse mentalmente para el cambio, romper el paradigma del “no puedo” y asumir una actitud valiente ante lo que lo acobarda.

Cambias tú, cambiará tu entorno:

Rompe con el paradigma que te hace ver que la culpa de tus desgracias la tienen las demás personas, o la sociedad, o Dios, o un mitológico “diablo” que te acecha continuamente y busca devorarte. Ese es un pernicioso y distorsionado enfoque espiritual que terminará hundiéndote más y más en las arenas movedizas de la desilusión y la miseria. Echarle la culpa a terceros es una actitud muy humana, pero del todo corrompida, la cual hemos heredado de nuestros ancestros Adán y Eva. Recuerda que Eva, cuando fue confrontada por el Eterno, le echó la culpa a la serpiente (“La serpiente me sedujo y comí”, exclamó), y Adán, por otro lado, le echó indirectamente la culpa a Dios cuando argumentó “la mujer que pusiste conmigo”. (Véase Génesis 3: 11-13). Ninguno fue capaz de admitir su propia responsabilidad en el recién hecho de desobediencia. Transfirieron la responsabilidad de sus actos a terceros. ¿Qué resolvieron con esto? ¡Nada! Antes bien, empeoraron todo el escenario, y finalmente fueron echados del Jardín del Edén.

 El entorno fue dañado, corrompido y trastocado por la imprudente decisión de un hombre y su mujer. ¿Quién se corrompió primero? El hombre, claro está. ¿Qué se corrompió después? Su entorno. ¿Cuál debe ser, entonces, la perspectiva de reparo que debemos emprender en nuestro escenario? Primero el hombre y luego el mundo. Pero, ¿qué es lo que está haciendo el hombre de hoy y de siempre? Intentando cambiar a su mundo, pero sin querer cambiar él como corona de la creación que es. ¿Te parece familiar este hecho? ¿Estoy contando, acaso, tu realidad personal? Vamos, admítelo. Tú y yo somos como Adán y Eva. Toda la culpa de nuestros fracasos se lo endosamos a otros, menos a nosotros mismos. Somos los “buenotes” de la película que nos hemos inventado. ¿En qué nos ha beneficiado mantener este comportamiento? En nada, ¿verdad? Por el contrario, más rencores nacen, crecen y se fortalecen en nuestro ser interior. Más complejos negativos, más divorcios, más enemistades, más deudas, más y más dolor le añadimos a nuestra golpeada vida. Pero, ¡basta ya! Asume tu lugar en tu mundo y en tu generación. ¿Quieres ver mejorar las cosas? ¡Sé que sí! Por lo tanto, lo primero que debes asumir es tu propia responsabilidad en la fracasada vida que llevas. Sólo tú eres el responsable de todo lo que te está aconteciendo. Eres el constructor o destructor de tu propia existencia. Y esto no debe desilusionarte, ni mucho menos llevarte al fango de la miseria. Antes bien, debe despertar en ti todo ese cúmulo de energías positivas que hoy duermen dentro de ti y utilizarlas en tu viaje al cambio integral. Las cosas pueden cambiar, mejorar y enderezarse. Depende de ti.

 

Comenzar el proceso hacia el cambio es la clave de la transformación integral:

         Huir del problema, endosárselo a terceros, echarse a morir o resignarse a una vida vacía y sin fruto, son actitudes mediocres que no resuelven nada, sino que tienden a empeorar las cosas y a hacer infelices a sus víctimas. Esperar acomodado en el sillón de la indiferencia que “un milagrito” resuelva todo tu mundo de problemas, como es costumbre entre los idólatras, encaja bien en un marco puramente fantasioso y absurdo.

    Mi amigo, las clave es DECISIÓN. Hay que decidirse por un cambio efectivo, real, total y completo. Decidirse, decidirse y decidirse; no hay otro camino a seguir. Sin embargo, debo confesarte que el viaje hacia la libertad integral no es un asunto fácil. Se requiere mucha fortaleza, disciplina y perseverancia. Recuerda, es UN PROCESO. Se necesita tiempo, paciencia y tenacidad. Tendrás que vencer el desgano, la impaciencia, el temor, la culpabilidad, el temor al qué dirán y hasta el rechazo de otros. No obstante, debes atreverte a dar el primer paso. Es el más difícil, pero el definitivo para emprender tu viaje.


         Nunca se te olvide que el Mar Rojo se partió, ante todo un pueblo que lloraba su crisis, cuando un hombre, Moisés, dio el primer paso: Golpear las aguas y adentrarse en ellas. Incluso, se necesitó mucha firmeza para ver el portento divino, pues las aguas ya alcanzaban el cuello de los Israelitas. Pero finalmente las aguas cedieron ante la tenacidad de Moisés quien decidió avanzar hacia su liberación, creyendo firmemente en la promesa del Eterno (Véase Éxodo 14). ¿Por qué fue derribado el gigante Goliat? Porque un jovencito decidió luchar contra él y vencerlo. ¿Existían peligros? ¡Por supuesto! ¿Había posibilidades que David cayera destrozado en las bestiales manos de Goliat? ¡Claro que sí!, y muchas. Pero David no se arredró ante el desafío. Dio el primer paso, planificó su estrategia y fue luego a cumplir su tarea: salvar a Israel de la ignominia (Véase 1 Samuel 17).


         Has sido llamado a la libertad integral; por lo tanto, salta hoy del valle de la mediocridad y la vergüenza. Vístete de valor y confianza. Da el primer paso hacia tu libertad. No dejes que los temores y los sobresaltos te paralicen. Empieza ya, hoy, ahora mismo. Tienes todo de tu parte. El cielo suele respaldar, fortalecer y ayudar a aquellos que deciden cambiar, rectificar y comenzar de nuevo. Deja que los ignorantes, envidiosos y torpes de visión ladren su fanfarronería. Tú, avanza. Prosigue hacia la meta: tu entera liberación. No esperes “señales celestiales” ni “experiencias extra sensoriales” para arrancar tu marcha. Inicia tu jornada ahora mismo. Eleva al cielo una plegaria que encienda la moribunda llama de tu corazón, y el Eterno, que es benigno y misericordioso, te abrirá todas las posibilidades para que faciliten tu viaje hacia tan anhelada libertad.

Alfredo Zambrano García

 

No es cuestión de teologías o complejas pruebas…

Para los hijos de Israel resulta ciertamente sencillo saber qué cosa es idolatrí­­a y que cosa es fidelidad al Eterno.
Brindemos atención al texto, claro, simple, excplí­­cito que el mismí­­smo Padre celestial nos ha encomendado:

«[Haz de saber que] Yo soy, el Eterno tu Elokim que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud»
(Shemot / Éxodo 20:2)

Dios, el Uno y Único es aquel que sacó a nuestros padres de la angustia de Egipto.
Todas las otras cosas, (objetos, personas, entidades incopóreas, entes, etc.) que no son aquel Dios que rescató a nuestros padres, sencillamente no son Dios.
Así­­ pues, Jesús, Krishna, Apolo, Alá, Mithra, el Buda deificado, Brahma, Iemanjá, Sai Baba, Baal, Vishnú, Ra, Amón, Gaia, el dios de la Metafí­­sica, el Verbo gnóstico entre tantas decenas de otros «dioses ajenos» no son Dios, pues ninguno de estos personajes mitológicos son el Ser supremo que salvó a nuestros antepasados, los condujo, sustentó y les reveló Su Palabra eterna (la Torá).
Dios, el Uno y Único no necesitaba otra «cédula de identidad» que el presentarse como el Ser que sacó a nuestros padres de Egipto.

«Al Eterno tu Elokim temerás, y a Él servirás. A Él te adherirás y por su nombre jurarás.
Él es tu alabanza; Él es tu Elokim que ha hecho por ti estas cosas grandes e imponentes que tus ojos han visto.»
(Devarim / Deuteronomio 10:20-21)

Ese mismo Dios, Uno y Único liberador de las opresiones de Egipto, es el que mantuvo a los israelitas en el desierto durante cuarenta años.
Dí­­a tras dí­­a manifestaba Su presencia con milagros, inmensos hechos supranaturales, por lo que TODO el pueblo de Israel podí­­a dar testimonio de la veracidad de estos sucesos y por tanto de la presencia e intervención de Dios en sus vidas.
No eran hechos aislados, milagritos, tramoyas fabricadas por un grupo de estafadores, producto de la histeria de algunas personas impresionales, sino que eran portentos impresionantes que eran experimentados por TODO un pueblo, entre los que se contaban también personas no muy dispuestas a someterse a Dios, pero que no podí­­an de dejar de reconocer Su presencia.
Ese Ser, y solamente ese, es Dios.
Ningún otro puede ser reconocido como Dios, o representarLo, o adjudicarse Sus hechos, puesto que a Dios exclusivamente debemos venerar, a Él servir, en Él confiar, por Su nombre bendecir y jurar.
Ese Dios, Uno y Único, que te repito no se Lo conoce por medio de teologí­­a o prédicas complejas de taimados pastores, o por la manipulación artera de oscuros pasajes bí­­blicos,
sino que se Lo conoce a través del testimonio fidedigno que se fue trasmitiendo por TODO un pueblo, de padres a hijos, de maestros a discí­­pulos, que se aferraron al testimonio con plena fidelidad y mantuvieron en vigencia y con vida el contrato de la Alianza eterna que habí­­an sellado con el Padre celestial.

Entonces… ¿Jesús, o la mí­­tica trinidad, o cualquier otro dios ajenos, son los que se manifestaron ante Israel?
¿Son el Dios, Uno y Único que fue testimoniado por generaciones de testigos presenciales?
La respuesta la sabemos… NO, no lo son…

Pero hay más.
Atiende por favor, te citaré un bellí­­simo pasaje de la santa Palabra eterna, y luego no te daré ninguna explicación. Dejaré que la claridad explí­­cita del pasaje sea la que te haga comprender que a Dios no se llega a través de teologí­­a, discursos tediosos, manipulaciones literarias, supuestas profecí­­as en libros faltos de valor. A Dios se llega a través de la confianza, no de la fe tonta. Atiende mi querido:

«Solamente cuí­­date y cuida mucho tu vida, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los dí­­as de tu vida.
Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.

El dí­­a que estuviste delante del Eterno tu Elokim en Horeb, el Eterno me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que Yo les haga oí­­r mis palabras, las cuales aprenderán para temerMe todos los dí­­as que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos.’

Y os acercasteis y os reunisteis al pie del monte. El monte ardí­­a con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad.

Entonces el Eterno os habló de en medio del fuego. Vosotros oí­­steis el sonido de sus palabras, pero aparte de oí­­r Su voz, no visteis ninguna imagen.

Él os declaró su pacto, el cual os mandó poner por obra: las diez locuciones [aseret hadevarim]. Y los escribió en dos tablas de piedra.

En aquel tiempo el Eterno también me mandó a mí­­ que os enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomar posesión de ella.

Por tanto, tened mucho cuidado de vosotros mismos, pues ninguna imagen visteis el dí­­a que el Eterno os habló en Horeb de en medio del fuego.
No sea que os corrompáis y os hagáis imágenes, o semejanza de cualquier figura, sea en forma de hombre o de mujer, ni en forma de cualquier animal que esté en la tierra, ni en forma de cualquier ave alada que vuele en los cielos, ni en forma de cualquier animal que se desplace sobre la tierra, ni en forma de cualquier pez que haya en las aguas debajo de la tierra. 
No sea que al alzar tus ojos al cielo y al ver el sol, la luna y las estrellas, es decir, todo el ejército del cielo, seas desviado a postrarte ante ellos y a rendir culto a cosas que el Eterno tu Elokim ha asignado a todos los pueblos de debajo del cielo.

Pero a vosotros el Eterno os ha tomado y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis pueblo de Su heredad como en el dí­­a de hoy.»
(Devarim / Deuteronomio 4:9-20)

Atiende, no podemos jamás aceptar que un usurpador se ponga en medio de Dios y nosotros.
No es válido admitir un mediador espiritual que nos conecte con el Padre celestial.
Es ilí­­cito olvidar lo que Dios nos ha manifestado y ordenado, para ir en pos de nuevas ideas, «nuevos testamentos», que desví­­an de la fidelidad amorosa y reverente.
Pues esto se nos ha dicho:

«Ten cuidado; no sea que te olvides del Eterno que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Al Eterno tu Elokim temerás y a Él servirás, y por Su nombre jurarás.
No iréis tras dioses ajenos, tras los dioses de los pueblos que están a vuestro alrededor»
(Devarim / Deuteronomio 6:12-14)

No vimos imagen de Dios, no es cuerpo, no es hombre, ni otro ser de los creados.
No vimos otra cosa que Sus actos, pero oí­­mos Su silenciosa pero penetrante voz, que llena con Su gloria cada milí­­metro de nuestro ser.
Esa voz que nos ordenó serLe fiel, negar toda adoración o reverencia a otro ser, despojarnos del mí­­nimo rastro de idolatrí­­a, es decir quitarnos todo lo que es infidelidad y mentira.
Esa voz que anunció con perfecta claridad:

«Escucha, Israel: el Eterno nuestro Elokim, el Eterno uno Es.»
(Devarim / Deuteronomio 6:4)

Uno, sin dos, ni tres.
Uno sin par, que nada se le iguala.
Uno que no tiene un cuerpo, pues entonces serí­­a más de uno.
Uno que es eterno y que ha sellado una Alianza eterna con nosotros.
Uno que hemos conocido personalmente, que hemos aceptado con confianza, que hemos ido trasmitiendo con fidelidad a lo largo de las generaciones y lo ancho de nuestros exilios.
Uno que no cambia, ni miente, ni cambia Sus promesas.
Uno que no es Jesús, ni cualquiera otro de los dioses ajenos, que no son más que monigotes, fantasí­­as, ilusiones en la febril mente de los que depositan su fe en ellos.
Uno que es nuestro Padre celestial, Padre de todo ser, y que ha escogido a Su primogénito, el pueblo judí­­o, para que sea Luz de las naciones.
Uno que es justo y misericordioso.
Uno que nos ha hablado, nos ha liberado y lo continúa haciendo constantemente.

En resumen, no podemos definir a Dios, ni encerrarlo en palabras o pensamientos.
Pero sí­­ podemos saber quién es Dios y que cosa es falsedad.

Lo sabemos, lo heredamos, lo vivimos y lo preservamos para nuestra posteridad.

Algunas puntualizaciones

Shalom.
Conversando con amigos noájidas, entablando nuevos contactos, ampliando el conocimiento de la identidad noájica me he topado a menudo con algunas dudas, temores, anhelos, ideas, creencias, suposiciones, que quisiera ahora puntualizar.
Son solamente algunas de ellas, si Dios quiere y con tu ayuda podremos ir mejorando esta lista.

  1. Los noájidas son algo así como el hermanito tonto y desvalido de los judíos.
    ¡FALSO!

    El Padre celestial le ha brindado a los noájidas una identidad espiritual muy bien definida, les ha provisto de elementos para nutrir su identidad, los ama y quiere que desarrollen todas sus potencialidades como noájidas.
    Noájidas y judíos somos ciertamente hermanos, descendientes de la misma pareja inicial humana, criaturas todos de Dios. Pero no hay inválido ni perfecto, solamente hay diferencias de roles que debemos cumplir. Tal como ha designado el Padre celestial y no por capricho de las personas o las colectividades.

    Los noájidas han de tomar la mano firme que le brindan algunos maestros judíos. Entiende bien que no son TODOS los judíos, ni el judaísmo el judaísmo, sino algunos maestros, aquellos que están interiorizados con los mandamientos y reglamentos que el Eterno les ha conferido y desean servirlos como la "Luz para las naciones" que el profeta visualizó hace casi tres mil años.

  2. Los noájidas deben formar parte, estar asociados o recibir asistencia de alguna comunidad judía.
    ¡FALSO!
    Los noájidas no son ni niños pequeños, ni personas ineptas.
    Está en manos de cada noájida como individuo el formar asociaciones de noájidas, el incrementar el conocimiento de Dios, el fomentar la vida noájica.
    Está también en sus capacidades y derechos el querer fundar institutos de amistad con organizaciones judías, etc. Pero, esto no es lo fundamental en su rol como noájidas.
    Su rol, el que Dios ha definido para los noájidas, es el de desarrollar Este Mundo a plenitud, colaborar en hacer del mundo un lugar de santidad. Por medio de las buenas obras, de la justicia, la caridad, la bondad, la solidaridad, el estudio, el compromiso, etc.
    Como algo absolutamente superficial y accesorio está el hecho de formar alianas culturales con organizaciones judías o convertirse en apéndices de instituciones judías.

  3. El noajísmo es un paso intermedio hacia la conversión al judaísmo.
    ¡FALSO!
    Nuevamente esta creencia errónea está muy difundida y es muy perjuicial.
    Al igual que las anteriores demuestra una falta de conocimiento de la identidad noájica así como una escasa autoestima en su condición de noájida.
    El noajísmo es una meta en sí misma, es la meta espiritual para aquellos que han nacido como gentiles, por Voluntad de Dios.
    Algunos pueden querer convertirse a judíos, pero por cuestiones meramente individuales, no porque ésta sea la finalidad de la espiritualidad noájica.

  4. Los noájidas no pueden dirigir sus comunidades noájicas, eso debe hacerlo un rabino.
    ¡FALSO!
    La comunidad noájica es la casa grande para el individuo y la familia noájica.
    En cada hogar es el jefe de familia el que lidera, sea este jefe el padre, la madre, ambos o algún otro; algo similar debe ocurrir con la comunidad de noájidas.
    Cada una encontrará el estilo que le es más acorde a su idiosincracia, más democrática, mas verticalilsta, paternalista, consejos directivos, etc. Marcando sus pautas, dirigiendo su vida con madurez y compromiso hacia los valores que son parte integral de la cida noájica.
    Por supuesto que la asistencia de algún maestro judío capacitado, sea rabino o no, es de absoluta importancia, para tener el enlace vital con la Torá y con los que han de servir como "sacerdotes entre las naciones".

  5. El noajísmo es una religión.
    ¡FALSO!
    Tal como ya hemos enseñado es una forma de vida, que no deja de lado la nutrición correcta de la espiritualidad de acuerdo a lo q es esencial para el noájida.

  6. La comunidad de noájidas es una iglesia.
    ¡FALSO!
    La comunidad de noájidas es la reunión de noájidas en torno a un centro comunitario. Esta mancomunidad de individuos tiene varias finalidades, que ya hemos expuesto en un texto anteriorimente.
    Por supuesto que la comunidad noájica provee de asistencia en el plano espiritual, pero es la antítesis de una iglesia, pues no se funda en dogmas, en le fe ciega, en la sumisión, en los rituales vacíos o en la falsa espiritualidad.

  7. El noajísmo es anti-misionero.
    ¡FALSO!
    El noajísmo es un modo de vida integral. Su identidad no se fundamenta en estar en contra de algo, no es un movimiento reaccionario, sino que nace por Voluntad divina y tiene marcado desde Arriba un claro camino de plenitud.
    Una de sus facetas es servir como guía para los que buscan la Luz celestial, el abrazo con el Padre celestial, y por esto debe necesariamente decir un "NO" rotundo a toda idolatría, y muy particularmente a la que se hace pasar por santidad y reemplazante de la Alianza de Dios con Israel.
    Así pues, el noájida no es anti-misionero, pero se opone con firmeza a toda la corrupta farsa que estos personajes (los misioneros de toda índole) quieren imponer con astucia, violencia, humillaciones u otras maneras enfermizas.

Hasta aquí por el momento, envíame por favor sugerencias para seguir actualizando esta página.

Próximos emprendimientos

Shalom apreciados.
Tenemos planificadas algunas acciones, pero precisamos con urgencia de tu colaboración, técnica, monetaria, de trabajo, de contactos, etc. En todo aquello que nos puedas colaborar, porque ciertamente que cada cosa que aportas para FULVIDA.com en realidad estás contribuyendo con tu propio crecimiento, bienestar y bendición,

  1. Ampliar nuestro radio de acción a más paises y ciudades de nuestro amado continente.
  2. Establecer una comunidad noájica firme en La Florida, EUA. Es indispensable que contemos con presencia visible en Miami.
  3. Multiplicar el número de conferencias de noajísmo.
  4. Tener online una radioweb, para difundir música, mensajes y anuncios de alto contenido noájico
  5. Emitir música noájica online
  6. Abrir cursos de formación online.
  7. Contar con fondos para la ayuda solidaria para miembros de la comunidad.

Estas son algunas de nuestras ideas y propuesta, tenemos muchas más.
Pero te reitero, si solamente trabajo yo, el moré Yehuda, y un par de nobles personas más, FULVIDA no funciona.
Pues, a FULVIDA la hacemos todos, o no la hace nadie.

Así que ya sabes, te necesitamos, porque sin tu ayuda no podemos continuar con esta labor.
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Un abrazo, shalom y bendiciones