Nosotros los gentiles, noajidas, benei noaj, ateos, personas, o como nos quieran llamar, nos sentimos dichosos por al fin poder gozar y disfrutar de la vida.
Lo cierto del caso es que somos personas comunes y corrientes, de diferentes países, de distintos estados civiles, de variadas profesiones, de distintas personalidades que encontraron en el Gran Mundo Virtual un punto de encuentro; un sitio en que se nos acogió como un Hogar; y que a pesar de nuestras diferencias, se nos dio trato de iguales. Ese trato de Igualdad y Libertad lo empezamos a vivir de manera natural, sin regaños por nuestros comentarios ni con sentencias de que teníamos que pensar de tal o cual manera. Simplemente continuábamos visitando la página web, leyendo sus artículos (en especial los que se encuentran en el apartado “Empieza Aquí”), comentando los mismos y expresando nuestras opiniones, para que al poco tiempo empezáramos a vivir grados de bienestar que en pocos lugares físicos o virtuales se encuentran.
Al poco tiempo, empezamos a notar mejorías en nuestras vidas; ya que mientras se leía, se ponía en práctica lo leído. Eso dio un resultado asombroso: cada vez se era menos víctima del prejuicio infundado producto de añejas ideas religiosas heredadas, y menos temerosos de las circunstancias que la vida presentaba. Empezamos a asumir actitudes diferentes a las que teníamos frente a la Vida, y el Mundo empezó a cambiar para bien. No era que no pasábamos momentos difíciles, era que ya los atravesábamos con una visión y actitud diferentes, y eso dio victorias contundentes.
Pero el inicio no fue sencillo. ¿Qué inicio lo es? Todo era confuso y caótico porque no se entendía, porque la información era muy multitemática, porque lo que se leía iba en contra de las ideas religiosas que se tenían aunque se creyera libre de ellas, porque se ponía algún tipo de resistencia necia ante evidencias reales y actuales, porque se criticaba u ofendía ante un comentario que derrumbaba nuestra supuesta astucia, y así varios ejemplos.
Era tanta la información que se obtenía que no se lograba procesarla correctamente. Era como una “saturación” de ideas en nuestra mente, imposible de asimilar de un solo golpe. Se nos indicaba que siguiéramos el orden natural de crecimiento examinando las lecturas iniciales que se encontraban en el apartado “Empieza Aquí”, pero poco caso hicimos, y refunfuñando lo intentamos.
Pero un bien día, no muy lejos de ese primer inicio, y luego de leer ese orden que se nos habían recomendado, se reveló La Verdad; nuestra propia Verdad. Éramos personas vacías sin herramientas para enfrentar nuestros propios dilemas; hinchados de prejuicios, religiones, dogmas, miedos, terrores, depresiones, impotencias, problemas que eran evidenciados en esos primeros comentarios que hacíamos. Utilizábamos nuestro teclado para comentar con iracunda malicia o con depresivo sometimiento, revelando una sencilla verdad: éramos incapaces de vivir, desaprender y aprender.
Pero otro buen día, no muy lejos del anterior, y luego de muchos artículos leídos primeramente en el apartado “Empieza Aquí” y luego los que continuamente de publicaban, empezamos a vivir lo que a mí me gusta llamar Un Despertar De Conciencia. Porque así fue, con-Ciencia. No fue con fe en nada ni nadie, ni con aceptación ciega de ninguna religión, rito, dios, salvador, biblia o libro sagrado; todo fue con la razón, el intelecto, el análisis, la comunicación, la investigación, a la que se le sumó la tolerancia, la paciencia, el desprendimiento desinteresado, la explicación amorosa y la caridad en altruismo que merece el que no sabe o entiende.
Hicimos práctica del viejo lema del Método Científico: “La prueba visual siempre va a ser la menos confiable”. Así pues nos dimos a la tarea de intentar ser lo más objetivos y analíticos posible, porque queríamos saber la verdad, y con ella poder disfrutar de nuestra existencia.
En cierto punto, y luego mucha prueba y el error, todo empezó a cobrar sentido, y la propia vida empezó a tomar su rumbo natural, sin que peleásemos contra ella o contra las circunstancias. No me gusta utilizar el término “cambio” o “conversión” porque no sustituimos nada de nuestra personalidad, aunque sí desaprendimos mucho de nuestras ideas y comportamientos. Tampoco nos convertimos en santos, o en algo parecido a religiosos de oficio. Sencillamente nos dimos cuenta quienes éramos y cual era nuestras obligaciones para con nosotros, con los demás y con la sociedad.
Todo cobró sentido, nuestro pasado y nuestro presente, nuestro comportamiento ante las circunstancias; y descubrimos que los problemas que habíamos generado en nosotros y en otros se debieron por ignorar lo referente a nosotros mismos en nuestra forma de actuar y pensar. Cuando aceptamos eso, y con sinceridad actuábamos con base en la solución que se nos proponía en esos primeros ensayos leídos, empezamos a experimentar grandes avances ya que nuestra nueva actitud era iniciar la Gran Aventura del Hombre: saber quien realmente ES, desaprendiendo quien se creía que era.
Así fue como paso. Y en el estado de recién nacidos nos encontramos. Descubriendo el mundo que se nos reveló ante nuestros ojos. Vamos explorándolo poco a poco y mientras más nos adentramos en él con una actitud diferente a la que teníamos y con la información correcta y ordenada, más inmenso vemos que es.
Fue así que paso mi querido lector, o tal vez fue así como a mí me pasó. Pero sea cual sea el caso, lo cierto es que te espero, solo un gateo más adelante, para que conmigo contemples el panorama que está solo a ese gateo más adelante.