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Papá, ¿cuánto ganas?

noajismo familiaPapá, ¿cuanto ganas por hora? – con voz timida y ojo de admiracion, un pequeño recibïo asi a su padre al termino de su trabajo.

El padre dirigió un gesto severo al niño y repuso : – Mira hijo, esos informes ni tu madre los conoce. No me moleste estoy cansado !

– Pero papa -insistió- dime por favor, ¿cuanto ganas por hora?

-La reacción del padre fue menos severa.  Solo contesto : 200 pesos la hora.

– Papa, ¿me podrías prestar cien pesos? – pregunto el pequeño.

El padre, lleno de cólera y tratando con brusquedad al niño, dijo : – Así que esa era la razón de saber lo que gano. Vete a dormir y no me molestes, muchacho aprovechado !

Había caído la noche .
El padre medito sobre lo sucedido y se sintió culpable.
Tal vez su hijo quería comprar algo.
Para descargar su conciencia dolida, se asomo al cuarto de su hijo.
Con voz baja pregunto al pequeño :

– ¿Duermes, hijo ?

– Dime papa- respondió entre sueños.

– Aquí tienes el dinero que me pediste – respondió el padre.

– Gracias, papa- contesto el pequeño.

Y metiendo su mano bajo la almohada, saco unos billetes.

– ¿Ahora ya complete, papa! Tengo 200 pesos.  ¿Podrías venderme una hora de tu tiempo?

liberacion tras 12 años de secuestro libre como los noajidas

No saben cuán asombroso es volver a ver civilización», dijo Pablo Emilio a los medios de comunicación en sus primeras palabras tras su liberación.

El sargento, que dejó entrever que analiza si sigue o no en el Ejército, dijo sin embargo que lo que vivió en estos 12 años de cautiverio lo soportó «por amor al uniforme». «En todo este tiempo he conservado mi uniforme, he soportado por amor a la institución -dijo el sargento-. Respeto la Constitución como soldado y ciudadano».

Moncayo no trajo cartas, pero sí noticias de dos secuestrados: el coronel Yesid Duarte y el sargento Libio Martínez, que era con él el secuestrado más antiguo en manos de la guerrilla de las Farc. Ahora ostenta solo ese triste reconocimiento: «Solicitan que alguna ONG internacional ayude a su libertad (…) Manifestaron que sus vidas corren peligro. Por eso este mensaje, para que tomen nota».

El suboficial, que se fue de su casa a los 19 años y que regresa como un hombre de 31, no ocultó su sorpresa por todos los avances tecnológicos. «Ha sido bello el recibimiento, no saben cuán asombroso es volver a ver civilización», dijo.

Sobre las Farc y cómo fueron sus más de 12 años en cautiverio no quiso opinar. Lo que sí dijo fue que esa guerrilla «existe, es una realidad que no se puede negar». «Parecen invisibles, pero ahí están», anotó.

Moncayo agradeció por su liberación a los presidentes de Ecuador, Venezuela y Brasil, que, aseguró, pidieron y lograron «un gesto de paz» de la guerrilla y señaló que la labor de la senadora Piedad Córdoba fue «incansable» para lograr que regresara a su casa después de todos estos años.

«Yo sé que muchos salen con el síndrome de Estocolmo, recuerdo que un periodista de Radionet nos calificaba a los de Patascoy como guerrilleros. Eso me dolió porque yo he conservado mi uniforme, he soportado estos años por amor al pueblo de Colombia y a la institución a la que pertenezco. Respeto la institución como soldado que soy y como ciudadano que soy de Colombia», señaló Moncayo.

Agregó que su familia «ha cambiado mucho. El cambio es radical, más sin embargo siguen siendo aquellos seres amorosos que siempre me han brindado su apoyo».

Sobre la caminata de su padre, desde Sandoná hasta Bogotá,  dijo que tuvo que verla sufriendo una enfermedad que lo tuvo caminando siete meses en muletas. «Para mi fue demasiado duro ver a mi padre en esas circuinstancias o, no tanto no verlas, porque oí todo por radio».

Aseguró estar maravillado con los actuales avances tecnológicos: «Todo ha cambiado, la tecnología me deja admirado, lo poco que he visto hasta ahora».

La llegada

Tras doce años de espera, Pablo Emilio Moncayo se abrazó, en libertad, con su familia. A esta hora, se dirige a los medios.

A las 5:35 de la tarde la aeronave carreteó y se abrio la puerta. Al bajar, Moncayo le hizo a su padre, quien corría a gran velocidad, una señal de ‘tómalo con calma’.

Luego se fundieron en un enorme abrazo. La hermanita, a quien el sargento no conocía, y el resto de la familia, le dieron claveles blancos.

La familia, padre, madre e hijo, caminaron tomados de la mano por la pista del aeropuerto de Florencia. Gustavo y Pablo Emilio levantaron los brazos en señal de victoria.

A través de su cuenta de Twitter la senadora afirmó que Pablo Emilio les trajo a sus familiares «una olla llena de carne» y «dos loritos».

La congresista Piedad Córdoba, por su parte,  explicó a los medios detalles de la liberación. Contó que llegaron a un sitio donde recogieron a dos guerrilleros. De ahí partieron con los subversivos a otro punto donde, después de una hora, se reencontraron con Pablo Emilio Moncayo.

En la zona de liberación recibieron comunicados de la población y de los guerrilleros. Una hora y media después de haber llegado al sitio apareció el sargento. Piedad Córdoba aseguró además que no se dieron cuenta en qué momento se grabaron las imágenes publicadas por Telesur.

«El Comité Internacional de la Cruz Roja expresa su gran satisfacción que ambas misiones humanitarias se hayan podido llevar a cabo con éxito gracias a los esfuerzos conjuntos del Gobierno y la Fuerzas Pública de Colombia, del Gobierno de Brasil, de los miembros de la comisión de Colombianos y Colombinas por la Paz, de la Iglesia Católica, así como de las Farc-Ep», dijo Adolfo Beteta, vocero del CICR.

Y agregó: «Como Institución humanitaria, neutral, imparcial e independiente, el CICR reitera su disponibilidad, en cualquier momento, para facilitar la liberación de otras personas privadas de libertad, así como la entrega de los restos mortales del mayor de la Policía Julián Ernesto Guevara a su familia».

Por su parte, el presidente Álvaro Uribe Vélez se mostró alegre con el regreso del sargento Moncayo, le dio la bienvenida y agregó que «Colombia recibe con los brazos abiertos a quienes regresan del cautiverio y rechaza con la mayor firmeza a los secuestradores».

También expresó su gratutud «al Gobierno del Brasil; al Comité de la Cruz Roja Internacional; nuestra gratitud a la Iglesia Católica» y «al Alto Comisionado, por la tarea que han cumplido».  

La lluvia puso en peligro la operación

La operación sin embargo, fue accidentada y por poco se frustra por culpa de las lluvias.

Desde que comenzó el día, las nubes grises que se posaron sobre Florencia despertaron la preocupación entre quienes esperaban, en la capital del Caquetá, la liberación.

Los primeros en llegar fueron decenas de periodistas, a las  5 a.m.,  que libraron una batalla campal por los mejores puestos bajo unas carpas que estaban al lado de la pista del aeropuerto Gustavo Artunduaga.

En ese momento se esperaba que la operación, como en Villavicencio, comenzara hacia las 9:00 de la mañana a pesar de que una leve llovizna caía sobre los dos helicópteros de la fuerza aérea brasileña, que desde ayer en la tarde estaban en Florencia.
Dos horas después, a las 7:00 a.m., la preocupación se sentía entre quienes esperaban que comenzara la operación. Un fuerte aguacero se desató sobre la capital del Caquetá.

El defensor de derechos humanos Iván Cepeda, quien apareció durante una corta escampada, decía que a pesar del mal tiempo tenían pensado que el operativo comenzara a la hora prevista.
Pero los fuertes aguaceros, que no dieron tregua las horas que siguieron, hicieron que los rumores llenaran de incertidumbre el ambiente.

Hacia las 10:00 se hablaba de que la operación estaba en un «punto de espera». Que en el lugar donde la guerrilla esperaba a la comisión con el militar secuestrado estaba lloviendo mucho más que en Florencia. Y que, incluso, todo podría cancelarse si el tiempo no mejoraba hacia el medio día.

Una hora después apareció en el aeropuerto, sonriente, monseñor Leonardo Gómez Serna, el representante de la Iglesia Católica en el proceso. Él, que llegó con el profesor Gustavo Moncayo y su familia, contó que se había pasado la mañana pidiendo al cielo para que la lluvia se detuviera.

«Estábamos orando para que deje de llover. Lo hice con el profesor, su familia y toda Colombia» dijo el cura. Y agregó, que a pesar del mal tiempo, Gustavo Moncayo había pasado la mañana inmensamente feliz. Las oraciones de Gómez y el profesor Moncayo, al parecer, dieron resultado.

Uno minutos después el comisionado para la paz, Frank Pearl, llegó hasta la pista del Gustavo Artunduaga para decirle a los periodistas que el clima había mejorado y que los militares brasileños que conducirían en el helicóptero, acababan de informarle que ya podían partir hacia la selva para traer al sargento de regreso.

Y entonces, pocos minutos después, apareció Piedad Córdoba. Vestida completamente de blanco, caminó a paso rápido hacia el Super Cougar que los llevaría a la zona de la liberación. No dio declaraciones, tan sólo se asomó por la ventana de la aeronave y saludó.

Acompañándola estaban seis miembros de la tripulación de Brasil, dos delegados del CICR, un médico y monseñor Leonardo Gómez Serna.

A través de su cuenta de Twitter, la congresista contó algunos detalles del despegue, como la oración que hizo el obispo de Magangué quien dijo que hablaría «con su jefe en el cielo» para que la operación humanitaria fuera exitosa.

Y entonces, a las 11:18 de la mañana, tras más de tres horas de incertidumbre, por fín el helicóptero alzó vuelo. De inmediato, el padre del sargento, el profesor Gustavo Moncayo, su hija Yuri Tatiana y la mamá del oficial, Estela Cabrera, se fundieron en un abrazo en el que no faltaron las lágrimas.

En el aeropuerto ya no se respira un ambiente de incertidumbre. Y el profesor Moncayo espera con su familia sobre la pista que llegue, de una vez por todas, el sargento, su hijo.

ALBERTO MARIO SUÁREZ
CARLOS ALBERTO GONZÁLEZ
Enviados especiales de ELTIEMPO
Florencia (Caquetá)

El carro más vacío es el que hace más ruido

Estaban el abuelo y su nieto en el campo en una bella tarde otoñal.
De repente, el abuelo dice: «En unos minutos pasará por aquí un carro, verás que está casi vacío». El nieto mira al abuelo, contempla al camino cercano, y no entiende lo que le anuncia el señor.
Entonces afirma: «Pero abu querido, no hay nada de nada por ningún lado, ¿no lo ves? Hasta donde alcanzo a ver, estamos solitos en el campo.»
Abuelo dice: «Ten paciencia hijito, tu ves ahora, pero yo atiendo a lo que vendrá también.»
Pasaron unos escasos minutos, el nieto se impacientaba más y más.
Cuando desde la curva del camino surge como mágicamente una carreta lenta, tirada por un viejo y gastado equino. Su paso cansino estaba acompañado de un ruido impresionante, que con cada metro crecía y atronaba el ambiente. Al estar a poca distancia el sonido se había vuelto ensordecedor.
El niño quiso comentar algo a su abuelo, pero casi que ni se podía a causa de la carreta aburrida y molesta.
Con gestos el anciano pide al niño observar el interior de la carreta y descubren que como había anunciado el abuelo estaba casi vacío, tan sólo habitado por un par de latas y algunas cosillas insignificantes más.
Pobremente pero atronadoramente el carro al fin pasó.
Al rato volvió la calma, el silencio constructor nuevamente al ambiente familiar.
El niño estaba maravillado con el poder mágico de su abuelo y se lo hizo saber.
Pero el sabio con humildad le dijo: «No hijito mío, no es magia, solamente prestar atención a lo que se ve, pero también a las otras informaciones que están a nuestro alcance. Yo aprendí que cuando el carro está más vacío y menos ordenado, más ruido y molestias causa a los demás. Así, cuando sentí el ruido lejano de latas chocando, comprendí que pronto pasaría una carreta casi vacía por aquí.»

Sabias palabras del maestro: Cuando más vacío estás de contenido, y menos orden interno tienes, más ruido haces, más molestas, más palabras altisonantes y huecas empleas (a veces), más te quejas, más agredes gratuitamente, más exiges sin bases, más aportas al caos y la destrucción.

Resp. 726 – Concurrir a espectáculos?

querido moreh quiero saber si es permitido al noajida concurrir a espectaculos publicos tales como cine, teatro, recitales, monologistas, y cosas por ese estilos.
muchas gracias mi moreh

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Resp. 664 – Recitar salmos?

Hola yehuda, te hago una pregunta… Aparte de rezar del libro de rezos que una vez me regalaste, tengo un libro de salmos, que lo uso todos los dias, ya que trae sistematizado el recitado diario para su lectura en un mes… estoy haciendo bien en recitarlo todos los dias, es decir, sin separar cuales salmos son para mi y cual no…? Actualmente lo leo cuando voy en el colectivo, cuando tengo un momento de alto en el trabajo, etc… y sinceramente hace un buen tiempito que lo vengo haciendo y me hace muy bien personalmente, las cosas mejoraron mucho con mi esposa, ya que ve cierto cambio en mi… Hago bien? Un abrazo!

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Las idolatrías y sus prácticas, no respetan a Nuestro Amo y Dios.

Las idolatrías, no respetan a Nuestro Amo, lo agreden y lo blasfeman y ofenden a los profetas de la verdad y a los sabios de Israel.


Abraham y todos los profetas destruyeron ídolos. Pero la gente parece, ser inerme a esa conducta. Se ha de distinguir, según la persona, pues todos los idólatras no son igual. Pero, en cambio todos los ídolos son despreciables y deberían ser suprimidos; mejor por el convencimiento, pero también activamente; pero «nos faltan arrestos», a muchos.


Que construir Shalom, no es criticar e intentar aminorar o suprimir las idolatrías. Claro que alguno puede decir que son obras de arte, son blasfemias presentadas como arte. Por mi parte tolerancia cero, a las imágenes y esculturas y también a las canciones blasfemas y promotoras de las idolatrías.


Pero claro, hay saber entender a los pobres adictos «idólatras», TODOS NO SON IGUALES. De hechos, en la diversidad estamos y algunos de ellos reconocen los errores de las religiones y de los líderes religiosos creadores del caos.


Paz y amor, con un NO «rotundo» a las idolatrías. Al menos esta es mi actitud; y allá cada cual, con sus actitudes y acciones; más halla de las meras palabras.


Yo me voy a ocupar, de mi proceder y para nada, impulso a nadie a hacer lo mismo que yo. Yo soy responsable de mis palabras, de mis gestos, de mis acciones y de mis omisiones. Y soy “directo” responsable, ante mi Amo y Padre Celestial y mi Dios Uno y Único.


Paz y amor.

Tamar – No avergonzar al prójimo

Es algo a tener en consideración por los noajidas el no avergonzar a otra persona,

y quiero compartir con ustedes un relato de la Torá en donde nos cuenta de una mujer

que estaba dispuesta a perder la vida (de ella y sus mellizos)  por ello y a continuación

de la misma una historia del Rabino Iehoshúa Leib Diskin:

«Unos tres meses despues le fue dicho a Iehudá lo siguiente: » Mira tu nuera Tamar cometió

adulterio, esta embarazada a causa de su promiscuidad.» Dijo Iehudá: «¡Sáquenla y que

sea quemada!» Cuando estaba siendo llevada, mando a decir a su suegro: «Estoy embarazada

del hombre a quien pertenecen estos elementos.» Y agregó: » Por favor, Reconoce de

quién es este sello, este manto y el bastón». – Génesis 38: 24, 25  –

Ella no quiso avergonzarlo, por eso le pidió que reconociera los objetos que le dejara

en garantía. Dijo ella: «Si lo reconoce, bien. De lo contarrio prefiero que me quemen

antes que avergonzarlo públicamente».

Esta es la fuente de la máxima de los Sabios de Israel:

«Es preferible dejarse arrojar a un horno encendido antes de avergonzar a

un semejante en público.»

Aquí les presento la historia del Rab:

«Hombre de moral era Rabí Iehoshúa Leib Diskin. En todas las finalizaciones del Shabat,

Rabí Iehoshúa dictaba en su casa un curso sobre la seccion semanal de la Torá, en el

que los participantes eran convidados con una taza de Té. Y Rabí Iehoshúa tomaba támbien.

Pero resulta que una vez, el hombre que preparaba las infuciones confundió la sal con

azúcar. Y puso varias cucharadas llenas en la casa del Rabí, quien por su debilidad

física debia consumir azúcar en cantidad. El Rabí tomo varios sorbos de su té sin decir

palabra, reprimiendo su sentido del gusto, hasta el punto que ninguno de los presentes

percibió en su semblante gesto alguno que delatase el inconveniente. Pero al probar su propio té,

la esposa del Rabí notó el error al instante y le prohibio a su espos continuar bebiendo.

-¡Cuidado! – Le advirtió ella -, tiene sal en lugar de azúcar!

Los participantes de la clase probaron las sobras del té del Rabí y se sorprendierón de la notable

fuerza de voluntad que evidenciara al haber tomado el agua salada sin manifestar

desagrado alguno.

Y al cuestionamiento que le formuló su esposa, acerca de como se atrevió a tomar

tanta sal a sabiendas del daño que podria causarle a su salud, el Rabí respondió:

– Ya nos enseñaron nuestros Sabios: «Es preferible dejarse arrojar a un horno encendido

que avergonzar a un semejante en público.»


Me gustaria que todo aquel que conociera una historia con respecto a no avergonzar

al prójimo, la relatara en los comentarios.

Un placer compartir textos con ustedes.

¡¡¡Saludos para todos y Buen Día!!!


Dia Mundial del Donante de Sangre

El 14 de junio es el Día Mundial del Donante de Sangre, por tal motivo se realizarán en todo el mundo jornadas especiales dedicadas a celebrar la acción de los donantes de sangre voluntarios y no remunerados y a la vez darles las gracias a quienes lo han sido.

Por tal motivo se hace un llamado a los ciudadanos a donar su sangre, en el Banco de Sangre más cercano a su domicilio.

Es importante resaltar y concientizar a la población, de que millones de personas están vivas gracias a la generosidad de donantes a los que nunca conocerán: gente que da su sangre voluntariamente y sin pedir nada a cambio.

La sangre es indispensable para vivir. Su papel es tan esencial que la disminución de su volumen o alteración de alguna de sus funciones pueden poner en peligro la supervivencia del organismo; es decir, la sangre es sinónimo de vida porque no existe vida sin ella. Es imprescindible aportar al accidentado o al enfermo los elementos que le falten y recuperar la función alterada. Esta operación se denomina transfusión sanguínea.

La donación de sangre, gesto generoso y desinteresado, es hoy por hoy, la única forma de salvar la vida o recuperar la salud para cualquier persona que sufra un déficit de componentes sanguíneos.

Ayuda a salvar vida, porque con cada donación, hasta tres personas pueden continuar viviendo. Si eres mayor de 18 años, gozas de buena salud y pesas más de 50 kilos, toma un poco de tiempo libre y regala vida.

¿Quién era el chino de los tanques? ¿Qué fue de él?

El testimonio de los periodistas que captaron esta imagen quedó para la historia. Sobre el protagonista de esta imagen existen muchas versiones.

Una de las fotografías más famosas del siglo XX muestra a un joven que detiene los tanques en Pekín hace veinte años.

Es una de las imágenes de álbum del siglo XX: el 5 de junio de 1989 avanza en Pekín, por la ancha Avenida de la Paz Eterna (nombre anticipatorio), un batallón de tanques; uno tras otro, los dragones de hierro y pólvora; se dirigen hacia la plaza de Tiananmen, situada a menos de cien metros; el pánico ha limpiado la alameda, que se encuentra desierta; los estudiantes han huido y solo quedan grupos de personas que presencian desde la sombra lo que ocurre.

De repente aparece un joven de camisa blanca que lleva una bolsa de plástico o de papel en cada mano. El hombre se detiene frente a los tanques, y los obliga a parar. Luego de unos momentos de desconcierto, el tanque de vanguardia intenta esquivar al muchacho. Este vuelve a interponerse en su camino. Ocurre varias veces, hasta que el joven decide trepar al tanque y conversa algo con los soldados. Luego baja, camina hacia la vereda y se pierde entre la gente.

Cuatro fotógrafos de prensa y por lo menos un camarógrafo de la BBC captaron la escena desde un hotel cercano. Su testimonio quedó para la historia. En Occidente se lo muestra como ejemplo de resistencia a la dictadura; en la China, como prueba de la prudencia de los militares durante las jornadas de junio de 1989.

De la matanza de Tiananmen, ocurrida en Pekín hace veinte años, quedan muchas dudas y preguntas: ¿cuántos murieron?, ¿cuántos fueron abaleados en las calles pequinesas?, ¿cuántos fueron fusilados en los meses siguientes en otras ciudades?, ¿qué consecuencias internacionales y domésticas tuvo este episodio para la China?, ¿qué efectos políticos dentro del Gobierno?

A muchos que vieron en ese momento o han visto después la imagen del joven de los tanques les preocupan más, sin embargo, otras cuestiones: ¿quién era?, ¿qué hacía?, ¿cómo se llamaba?, ¿qué pasó con él?, ¿dónde está?, ¿qué guardaba en esos dos talegos iguales a los que millones de personas llevan todos los días a su casa?,

Hay más respuestas para las primeras que para las segundas preguntas. Pero, de todos modos, una capa de neblina sigue cubriendo lo que ocurrió en junio del 89 en China.

Un líder que sí tiene nombre

El origen de las protestas fue un gesto del régimen que había iniciado Hu Yaobang, secretario del Partido Comunista, partidario de una modernización política coherente con la apertura económica que se desarrollaba en China. En abril, Hu falleció y a su funeral, en la plaza de Tiananmen, acudieron miles de estudiantes. A pesar de la censura informativa, los chinos sabían que el comunismo europeo se estaba derrumbando, y decidieron que había llegado la hora de salir a la calle.

Fue el comienzo de las protestas. Una semana después, acudían más de 100 mil jóvenes a la plaza. Un estudiante de menos de 20 años, Zhou Yongjun, se convirtió en el líder de la masa que pedía más democracia. Zhou fue detenido el 5 de junio y pasó cuatro años preso. En 1993, Washington consiguió que le permitieran salir hacia Estados Unidos, donde vivió hasta 1998. En ese año intentó retornar clandestinamente a China y fue detenido de nuevo.
Luego de tres años de «reeducación», volvió en el 2002 a Estados Unidos. En septiembre de 2008 entró a Hong Kong y otra vez trató desde allí de pasar al interior de la China. Lo capturaron de nuevo, y hace un mes las autoridades comunicaron a su familia que será juzgado por fraude al Estado.

En junio, con Zhou en plena efervescencia como jefe de la revuelta democrática, el Gobierno decidió reaccionar con dureza y sacar los tanques. Esos mismos que, durante unos pocos minutos detuvo en la avenida el chino del talego.

Se habla de más de mil muertos, hasta de diez mil. Seguramente son entre dos y tres mil. Algunas fotos revelan a decenas de cadáveres -presumiblemente estudiantes- al lado de sus bicicletas en proximidades de la plaza. Los datos indican que en la propia Tiananmen no hubo víctimas, pero sí en las calles adyacentes y los barrios vecinos. Nicholas Kristof, que era el jefe de corresponsales del New York Times en Pekín, recordó hace dos días que «la Avenida de la Paz Eterna estaba empapaba de sangre» y que los rebeldes arrojaban ladrillos y cocteles molotov contra la tropa.

Este mismo diario entrevistó a Liu Suli, un intelectual que hace veinte años se sumó a los revoltosos y ahora tiene una librería en Pekín. El 4 de junio, víspera del enfrentamiento del chino con los tanques, un soldado se acercó a Liu Suli cuando se encontraba en la plaza de Tiananmen y le apuntó a la cabeza con el fusil.

– Les aconsejo que se vayan cuanto antes -dijo en voz baja-. Sus vidas corren peligro.

Liu atendió el consejo a tiempo y, junto con otros compañeros, se largó «por un campo caótico donde se veían buses volcados y vehículos militares consumidos por las llamas»; en el camino, encontró siete cadáveres de estudiantes. Capturado, permaneció veinte meses en una diminuta celda junto con otros trece prisioneros. Ahora, además de la librería, tiene un blog donde critica el sistema y enfrenta periódica censura, como la que en estos días se ha impuesto sobre el aniversario de la matanza de Tiananmen.

Ni vivo ni muerto, todo lo contrario

La represión, mucho más fuerte entonces, se extendió pronto a otras ciudades. Miles de personas fueron encarceladas y se produjo un apuntalamiento de las corrientes políticas más conservadoras dentro del Gobierno y una vasta campaña internacional contra las violaciones de derechos en la China.

¿Y el chino de los tanques? Sobre él sólo flotan suposiciones y conjeturas. Desde que salió del encuadre de las cámaras se ignora su paradero. Según un diario británico, el joven se llama o se llamaba Wang Weilin y es o era un estudiante de 19 años. Una periodista de Newsweek añade que fue arrestado poco después y posiblemente se halla en prisión. Dice un antiguo funcionario del Gobierno de Estados Unidos que lo fusilaron a mediados de julio de 1989. Pero, de acuerdo con un diario de Hong Kong, en el 2006 el hombre vivía en Taiwán. Afirma algo distinto el camarógrafo español José Luis Márquez, único que filmó desde la propia plaza:
«Dos o tres días después, el chico apareció rapado y muerto en un rincón de la ciudad». Sin embargo, Jian Zemin, secretario del Partido Comunista, respondió en 1992 a la famosa entrevistadora norteamericana Barbara Walters que el joven «no fue ejecutado».
Sin embargo, nada concreto se ha sabido de él. En diciembre de 1998, la revista Time divulgó su lista de los cien personajes más importantes del siglo XX. Encabezada por Albert Einstein, aparecen en ella solo veinte líderes políticos, entre los que se cuentan Wintson Churchill, Lenin, Adolf Hitler, Mao Zedong, F. D. Rooselvet y uno al que denomina «Rebelde Desconocido». Es el chino de los tanques.

«Casi nadie conoce su nombre -dice la revista–. Nadie fuera de su barrio había leído sus palabras o escuchado su voz. Nadie sabe lo que ocurrió con él desde una hora después de que tuvo su momento en las salas de las casas de todo el mundo. Pero este hombre que se plantó ante una columna de tanques cerca de la plaza de Tienanmen debe de haber impreso su imagen en la memoria global de manera más vívida y más íntima que el propio Sun Yat-sen (fundador de la China moderna, 1866-1925, que no clasificó entre los cien líderes del siglo). Casi con toda certeza fue observado en ese instante trascendental por más gente de la que nunca pudo ver, sumados, a Wintson Churchill, Albert Einstein o James Joyce.

Tal vez nunca llegaremos a saber quién era, de dónde provenía y qué suerte corrió el hombre de los tanques. Y, sobre todo, tampoco podremos averiguar lo que llevaba en los dos talegos arrugados que constituyen ese rasgo suyo que realmente lo acerca a todos los ciudadanos anónimos del mundo.

Y tu cuando vas a detener tu Tanque ?
Fuente: Periodico el Tiempo

El Secreto de una Familia «la Familia Rothschild»

¿Quién no ha escuchado hablar alguna vez de la ilustre familia Rothschild, célebre tanto por su inmensa fortuna como por sus buenas obras?

Su fundador fue Meyer-Anschel Rothschild, nacido en Frankfurt, hace más de doscientos años, pertenecía a una familia que se distinguía por su religiosidad. Su padre, Moisés Rothschild, que falleció un año después del Bar Mitzvá de Meyer-Anschel, quería que su hijo fuese Rabino. En lugar de ello, fue uno de los banqueros más famosos del mundo, lo que no le impidió seguir cumpliendo la Torá en la forma más estricta. ¿Cómo es que este joven huérfano, nacido en el ghetto de Frankfurt, reunió una fortuna tan extraordinaria? He aquí la historia, en la que fue protagonista principal Moisés Rothschild.

En la pequeña ciudada de Galitzia llamada Tchorkow, la comunidad judía eligió un día, como máximo dirigente espiritual, a un rabino conocido a la vez por su gran piedad y por su vasta erudición. Su nombre era Tzvi Hurwitz, pero cariñosamente lo llamaban Rab Herschele Tchorkower.

Considerado por todos como un Tzadik, numerosos habitantes venían a pedirle un consejo o una bendición. Estaba siempre dispuesto a ayudar al prójimo y especialmente a las viudas y necesitados, para los cuales realizaba colectas especiales. Como inspiraba una confianza total, todo aquél que deseaba efectuar una donación, no encontraba nada mejor que hacerla por medio del santo Rabino.

Es comprensible que una persona con tantas responsabilidades, necesitase un ayudante, este cargo lo tenía el joven Moisés Rothschild. El sueldo no era particularmente elevado, pero Moisés era feliz por poder estar cerca del Tzadik. Desempeñó sus tareas con gran entusiasmo y en poco tiempo ganó la confianza de todos y fue considerado como un miembro de la familia.

Pero llegó el tiempo en que Moisés deseó fundar su propio hogar. Se casó con una joven judía de Sniatyn y se estableció allí donde su suegro, y lo ayudó a instalar un pequeño negocio.

Un tiempo después, el día antes de Pésaj (Pascua hebrea), durante Bedikat Jametz (búsqueda de productos prohibidos en Pésaj), Rab Herchele Tchorkow descubrió que le habían robado una bolsa con quinientas golden (moneda del lugar), del cajón de su escritorio. La suma era considerable y cons-tituía el ahorro de personas no pudientes que, con gran esfuerzo habían logrado reunir algún dinero y se lo habían confiado al Rabino.

¿Qué podía hacer? La suma era demasiado grande para reembolsarla, pero su pena era aún mayor al pensar que alguien de su propia casa pudo realizar una acción tan reprensible. Además, había un detalle, lamentable por su presición, que lo atormentaba: sólo una persona, además de él, conocía la existencia de la bolsa en el cajón del escritorio: era Moisés Rothschild. El Rabino había depositado en él toda su confianza y no hubiera soñado siquiera una acción tan baja de su parte. De todas maneras, era necesario rendirse ante la evidencia. ¿Era posible que Moisés, ante gastos tan urgentes para formar su nuevo hogar, hubiese tomado el dinero a título de préstamo? El muchacho era honesto; seguramente devolvería el dinero lo antes posible.

Después de llegar a este razonamiento, que era el único posible, el Rabino decidió no contar nada a nadie. No había que causar daño en la colectividad, y menos aún acusar a nadie de robo. Pensaba hablar con Moisés y aclarar el asunto con él sin que nadie se enterase. Por lo tanto, al tercer día de Pésaj, alquiló un carro a caballos y fue a Sniatyn para ver a su ex-ayudante. Su partida no sorprendió a nadie en la colectividad. El Rabino acostumbraba realizar pequeños viajes. Pero quien se sorprendió fue Moisés, al verlo entrar de manera tan inesperada, en su modesto negocio.

Cuando ambos estuvieron solos, el Rabino con mucho cuidado, relató a Moisés el motivo de su visita. Le dijo cómo había descubierto la desaparición de la bolsa, asegurándole que ni paso por su mente la idea de robo.

¿Acaso Moisés, apremiado por la necesidad, había querido tomar prestado el dinero por cierto tiempo? Ciertamente, aún con esta intención, tal gesto era contrario a las leyes; pero suele suceder que el ser humano ceda a la tentación. De todos modos, si reparaba su falta, podía estar seguro de que D’s lo perdonaría. El Rabino también estaba dispuesto a perdonarlo. Además Moisés podía contar con su entera discreción: nadie se enteraría jamás de lo sucedido. El Rabino concluyó diciendo que si esa suma le hubiese pertenecido, no habría tratado de recuperarla. Pero aquel dinero era propiedad de viudas, huérfanos y gente pobre, cuya vida misma, de él dependía.

A medida que el Rabino hablaba, Moisés empalidecía y su mirada se llenaba de inmensa tristeza. De pronto no pudo contener sus lágrimas: seguramente ya lo atormentaba el remordimiento. Al menos, el Rabino lo interpretaba así y esto acrecentó su estima por Moisés.

Este, no trató de negar nada; permaneció en silencio, sin defenderse. Instantes después abrió su caja, vaciándo su contenido; lo contó y se lo entregó al Rabino sin una palabra. Luego le pidió que esperase un momento pues iría a ver con qué completar la suma.

Pasó un rato. Cuando Moisés regresó, la misma angustia alteraba sus rasgos. Le dijo al Rabino que, a pesar de sus esfuerzos, no llegó a reunir más que la mitad de la suma. Pero si el Rabino tendría paciencia, se comprometía a completar escrupulosamente la otra mitad, con pagos sucesivos.

El Rabino se sentía feliz del cariz que tomaban los sucesos. Siempre había pensado que Moisés era un muchacho bueno y honesto. Su actitud en la presente situación, lo confirmaba. Además ¡qué alivio saber que los pobres huérfanos y las viudas no sufriran ningún perjuicio! Tenía la certeza que Moisés cumpliría la promesa.

En efecto, fiel a la palabra dada, sin que jamás hubiese que recordárselo, el jóven envió regularmente a Rabbí Herschele, pequeñas sumas de dinero hasta completar los quinientos golden. Este último hallaba por fin, la paz que aquel grave accidente había turbado. En su mente, ese asunto sólo quedaría en el recuerdo; y si alguna vez pensaba en ello, sería sólo para admirar la dignidad y bondad con las cuales podía actuar un simple joven como Moisés, quien con tanta abnegación había reparado una falta cometida en un mal momento.

Cierto día en que Rabbí Herschele estaba profundamente sumido en el estudio, llegó a su casa un mensajero que venía de parte del Jefe de Policía de la ciudad. Este último, disculpándose por molestar al Rabino, le informó que desea verlo por un asunto urgente y que un coche lo esperaba en la puerta para conducirlo.

El Rabino no tenía la menor idea del motivo del llamado; se encomendó a D’s, esperando que ningún peligro amenazara a la colectividad y se apresuró a acompañar al mensajero.

El jefe de policía lo recibió amistosamente y le preguntó si en el último tiempo, no le habían robado nada en su casa.

Rabbí Herschele le respondió que si refería a cierta suma que se la había desaparecido, en la actualidad ya la había recuperado. Ante estas palabras, el jefe de la Policía pareció muy sorprendido y le pidió que le contase lo sucedido.

-«Si Ud. me promete no emprender ninguna acción contra un inocente que, además, ya reparó su falta, le contaré todo», respondió Rabbí Herschele.

El jefe de la policía se lo prometió. El Rabino le dio los detalles que deseaba sin omitir uno solo.

-«¡Uds. los judíos, son verdaderamente extraordinarios! ¡Jamás en mi vida oí cosa semejante!», exclamó lleno de admiración el jefe de Policía.

Después de decir esto, abrió un cajón del escritorio, y sacando una bolsa, preguntó: «Sr. Rabino: ¿reconoce esto?».

Esta vez el sorprendido fue Rabbí Herschele. ¡Era su bolsa, la misma que había desaparecido en víspera de Pésaj!

El jefe de Policía se alegró del efecto causado. Esperó unos instantes. Luego llamó y cuando apareció un subordinado, le dijo: «¡Tráelos!». El policía regresó rápidamente con una mujer y un hombre con las manos esposadas.

-«¿Los conoce Ud.?», preguntó el jefe de Policía al Rabino. -«¡No!», respondió este último cada vez más intrigado. -«Absorbido por los libros, como Ud. está siempre, no se fijó en la cara de la doméstica que limpia su casa. Pero poco importa que la reconozca o no, pues ya confesó todo».

Y luego de ordenar que se llevaran a la pareja, el jefe de Policía relató al Rabino su historia, la verdadera. Días antes de Pésaj, la mucama había hecho una gran limpieza en la casa y encontró la bolsa que Rabbí Herschele guardaba en el cajón de su escritorio; la escondió y luego se la llevó a su casa en las afueras, donde vivía con su marido.

Ambos decidieron enterrar el botín en el granero, para que no despertara sospechas. Pero el marido, era un ebrio consuetudinario, y no pudo resistir la tentación de sacar algo para satifacer su pasión. Así es que tomó una moneda y se fue a la hostería. Cuando el posadero le preguntó cómo había obtenido aquella moneda de plata, le contestó que la había encontrado. Pero al día siguiente volvió con otra moneda, y lo mismo hizo al día siguiente. Entonces el posadero empezó a sospechar y advirtió a la policía.

El hombre fue detenido y negó todo; pero algunos latigazos lo hicieron confesar. La bolsa fue encontrada casi intacta, ya que no faltaban más que las tres monedas gastadas en la hostería.

-«Es suya, llévesela», dijo el jefe de policía al Rabino. Este sonreía; su satisfacción era enorme. Sin embargo no dejaba de estar intrigadopor la conducta de Moisés que no sólo no se había defendido al aparecer como sospechoso, sino que hasta había pagado, por un robo cometido por otro.

El Rabino se fue con el corazón desbordante de alegría y se apresuró a visitar a Moisés.

-Reb Moshé,- le dijo luego de haberlo saludado- espero que quieras perdonarme». «¿Por qué – le preguntó con los ojos llenos de lágrimas -No me dijiste que no habías tomado el dinero?»

Su colaborador le respondió que la posible desdicha de los pobres huérfanos unida a las angustia del Rabino, lo habían conmovido profundamente. Si hubiera dicho la verdad negando ser el autor del robo, el Rabino no hubiera aceptado su ayuda pues la hubiera considerado un sacrificio demasiado grande. En efecto lo fue, pues debió empeñar todo lo que poseía para poder reunir la suma que le entregó al Rabino el primer día; además debió economizar moneda sobre moneda para formar el resto. Pero aquel sacrificio era necesario, pues sabía que Rabbí Herschele no podría reunir aquella suma.

El Rab estrechó a Moisés en sus brazos y le dió su bendición, pidiendo a D’s que le diese una gran fortuna para que siempre pudiese ayudar a los pobres necesitados.

-«Aquí está la suma que tan generosamente pagaste de tu bolsillo. Vuelve a Frankfurt donde tendrás mejor ocación de hacer buenos negocios y cumplir buenas acciones. Que D’s esté contigo, con tus hijos y con los hijos de tus hijos en todas las generaciones futuras».

La bendición de Rabbí Herschele Tchorcower no fue dada en vano. Moisés Rothschild fue un gran comerciante en Frankfurt, dedicándose también a operaciones de cambio muy ventajosas. Su hijo Meyer-Anschel Rothschild tuvo aún más éxito que él. Sus cinco hijos, que se establecieron, cada uno en otra capital de Europa, ayudaron a acrecentarla.

La fortuna creada por Moisés creció y se multiplicó de generación en generación. Un nieto de Moisés, el barón Edmond de Rotschild, que encabezaba la casa Rotschild y vivía en Francia, se distinguió particularmente por su acción en favor de sus correligionarios, ayudándolos por todos los medios posibles, lo que le valió el apodo de «HaNadib HaYadú’a» (el Ilustre Benefactor). Su vida fue larga. Murió en París (en 1934) a los noventa años de edad.

Es de gran merito hacer obras de Justicia social “Tzedaka” este es un relato que hace tiempo lo lei y me gusto, la nobleza y el sacrificio siempre son bien recompensados cuando se hacen en pro de la Justicia verdadera.

Referencias

http://www.masuah.org/cuento%20el_secreto_de_una_familia.htm