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La verdad de la Idolatría – Parte 1

A continuación transcribiré un audio cuya autoría es del Rabí Abraham Serruya, añadiré lo que crea necesario para entender mejor el tema. Esta es la primera parte del Post donde se entenderá el curso de la naturaleza y el castigo a los que sirven a la idolatría.

Los filósofos de Roma cierta vez le preguntaron a los Sabios de Israel:

– Si al Dios de ustedes no le gusta la idolatría (así la conocemos nosotros, pero en realidad ellos nombraban dioses paganos) ¿porqué no la anula, que la destruya y ya?

Le respondieron los Sabios:

– Si fuera que los idolatras sirven a algo que el mundo no necesita, Hashem destruiría, anularía esto. Pero ellos adoran al sol, a la luna, a las estrellas, a los signos. ¿Dios va a destruir Su mundo por los idiotas, por los necios, por los tontos que adoran al sol? ¿Dios va a destruir el sol por ellos?, sino, el mundo sigue su curso y estos tontos que se equivocan van a pagar caro su equivocación.

La Naturaleza sigue su curso.

Por ej. Analicemos la prohibición del robo:

– Una persona robo una bolsa de semillas de trigo y fue y la sembró en la tierra. ¿Entonces Dios que le va a decir a la tierra: «no, no hagas brotar el trigo porque fue robado»? Dios va a impedir a la tierra que haga crecer el trigo porque fue robado? No, sino el mundo sigue su curso, la tierra que fue arada hace crecer el trigo, es naturaleza y El Dios no va a cambiar Su naturaleza. Y este tonto que hizo las cosas mal, este ladrón que robo, lo va a castigar a el y no cambiar la naturaleza, Dios ya se va a ocupar de el. La persona va a ser castigada, no el trigo, no la tierra.

Analicemos otro ejemplo: El adulterio:

– Uno que hizo adulterio, adulteró. ¿La mujer esta no se va a embarazar, porque era un adultero y no era el marido, por eso no se va a embarazar? Si estaba todo preparado y propicio para el embarazo, ¿porque no?. Sino, la naturaleza de un adulterio es que pueda dar sus frutos. Esta todo preparado para que sí se embarace y, este adultero que hizo algo equivocado va a pagar su equivocación, los dos van a pagar su error.

Rabí Shimon Ben Lakish tenia una expresión especial hacia los adúlteros, él solía decir: «Dijo el Creador del mundo: «No es suficiente para los malvados que agarran mi sello y lo hacen público.»

¿Qué significa?

Un sello, como el del médico que sella las recetas o como el del gobernador para los decretos, así Hashem tiene Su sello. El sello es algo personal, privado. Dice Dios: «Estos malvados, no es suficiente que usan Mi sello sino que lo hacen público, lo dejan que cualquiera lo tenga. Además usan Mi sello y me obligan a cumplir con lo que ellos sellaron»

¿Que esta queriendo decir Rabí Shimon Ben Lakish? ¿Cual es el sello de Hashem en este mundo? El ser humano, que fue hecho a imagen y semejanza de Dios. Cómo el sello demuestra quien esta acá, así el hombre es el sello de Hashem. Vienen los malvados, utilizan el sello de Dios y hacen otros hombres y lo hacen mal. Hacen adulterio y obligan a Dios a que el adulterio este de sus frutos, pero ¿porqué? porque esta es la ley que Dios puso en la naturaleza y El Dios no va a cambiar Su naturaleza, pues la naturaleza es así.

Si una persona va a cruzar la ruta con los ojos cerrados y dice: «ningún coche me va a atropellar porque voy a ir gritando el Shema Israel», esta equivocado, puede gritar todo el día el Shema Israel pero el peligro esta. Uno no puede ir en contra de las leyes naturales, porque el mismo Dios dijo: «Cuida tu vida, cuida tu salud, no te metas en peligros», es el mismo que te dijo que hagas esto el que te dijo que hagas lo otro. Entonces viene el malvado y utiliza la naturaleza de Hashem para sus propósitos malos y Hashem tiene que seguirle el curso, porque es Su ley, es lo que Él impuso.

Pues, supongamos que para cada cosa tendría que cambiar el curso, seria un quilombo y no existiría naturaleza. Los caminos de Hashem son siempre naturales.

El surgimiento de los filósofos.

¿Que paso con los filósofos? ¿De repente los mercenarios se hicieron filósofos? ¿Que paso?

El Kuzarí explica como surgió la filosofía en el mundo. El pueblo judío era el único pueblo que pensaba en niveles espirituales, porque habían recibido la Torá. Cuando pecaron y fueron exiliados a Babilonia. Entonces se encontraron los babilónicos con la cultura judía y empezaron a interesarse. Los babilónicos aprendieron de los judíos sobre todos los signos, los astros. Los primeros astrólogos nacieron en babilonia, pero justo da la causalidad que fue cuando los judíos se encontraban allí. Porque la Torá conocía la fuerza, la influencia de los astros sobre el ser humano. Después vinieron los persas y conquistaron a los babilónicos, llevaron a los judíos a Persia y otra vez se encontraron los persas y conocieron a los judíos y empezaron a interesarse por todo lo que era la parte filosófica, pero como fue un tiempo corto, no tuvieron tiempo de desarrollar una generación pensante. Hasta que vinieron los griegos, vencieron a los persas y toda la influencia se fue a Grecia y ahí empezaron todos los griegos a pensar, entonces surgieron los filósofos griegos, Sócrates, Platón, etc. Si ustedes ven la filosofía griega tuvo una época determinada, después de la conquista de Persia hasta  la llegada de Alejandro Magno. Antes no hubo filósofos, después no hubo filósofos ¿Que paso? ¿Quién les inyecto esas ganas de pensar? ¿Se contagiaron, que pasó?  Sino, coincide justo entre el encuentro de la cultura griega y la cultura judía. Luego ocuparon el lugar de los griegos los romanos y ellos eran mercenarios, sanguinarios, crueles, idolatras. De repente los romanos se encuentran con los judíos, que el sábado, que la mikve, Rosh Hashana, Iom Kipur, se dijeron: ¿Que pasa, que es esto, que es esto? Idolatría no, y empezaron a pensar, entonces empezaron a aparecer los filósofos romanos también. Y de ahí surgió el cristianismo. ¿Por qué? porque vieron y escucharon del monoteísmo, tenían un paganismo enorme e hicieron un monoteísmo pagano, mezclaron un poco las cosas y algo sacaron de todo esto, algo mejoraron.

Los filósofos vs los Sabios de Israel.

Un filosofo le preguntó a Rabam Gamliel: «Esta escrito en la Torá de ustedes que Dios es un fuego que consume, es un Dios celoso?”

-O sea la Torá dice que Dios se cela, tiene celos de otros dioses, de la idolatría. Ósea como diciendo: «No aguanto, por favor no me traigan otro». Como el chico que cuando llega otro chico se pone celoso.-

Pregunta el filosofo: «¿Porque El es celoso de otra idolatría, porque se enoja con los que sirven a la idolatría, que se enoje con la misma idolatría, porque tiene que castigar a los servidores de la idolatría, que se enoje con el propio dios?»

Le contesto Rabam Gamliel: «Te voy a dar un ejemplo, ¿Con que se compara esto? Con un príncipe que tenía un hijo y este hijo tenia un perro, cuando pensó: ¿que nombre le voy a dar al perro? lo llamó como su padre, lo llamaba papa al perro. Cuando los amigos se peleaban con él y le decían jura, él juraba en nombre del perro papa. Cuando el padre escuchó que el hijo le dio su nombre al perro y que jura en nombre del perro, ¿con quién se enoja el padre? ¿Con el hijo o con el perro? con el hijo.

Bueno en verdad el perro pobre no hizo nada, el culpable es el que lo llama de padre.

Le dijo el filosofo: » Vos llamas a la idolatría de perro (tengamos en cuenta que para ellos no era idolatría sino la divinidad) anda a mirar que tiene poder.

¿De donde sacaste que tiene poder? – Le preguntó Rabam Gamliel.

El filosofo: » Mira, una vez hubo un incendio en nuestro pueblo, toda la ciudad se incendió, todas las casas, todos los edificios. Pero el templo idolatra fue el único que se salvo. Entonces tiene poder, se salvo la idolatría, dijo: «¡el fuego acá no!»¿Como llamas de perro a la idolatría. el perro no se iguala a la idolatría, pues tiene poder? ¿No podes decir que no, mira te muestro realidad?

Le contesto Rabam Gamliel: «Te voy a contestar con otro ejemplo, ¿con que se compara esto? con un rey de carne y hueso. Una de sus provincias se rebeló, entonces el rey arma su ejercitó y sale a combatir o castigar a esta provincia rebelde, cuando él entra e invade a la provincia ¿con quién va a pelear? ¿Contra los vivos o va a entrar al cementerio y va a romper las lápidas? Dios castiga a la gente al cementerio déjalo ahí.

El filosofo se puso furioso: «Ya lo trataste de perro ahora lo tratas de muerto, ¿como puede ser? Que la destruya Dios directamente.»

Dios la podría destruir si no fuera que ellos terminan adorando cosas que el mundo necesita. Ellos sirven al sol, a la luna, a las estrellas, a los signos, a las fuentes de agua. ¿Y Dios va a destruir Su mundo por estos necios? El mundo sigue su curso y todas aquellas personas que se equivocaron, ellos son los que van a pagar caro.

Presten atención, nosotros no nos maravillamos de grandes milagros que pasen. Idolatría o no idolatría, vamos a encontrar las explicaciones de porque no fueron destruidas o porque paso lo que paso. En definitiva no son idolatría, no valen nada.

Además, Dios va a destruir los animales, los peces porque los idolatras los adoran, que culpa tienen todos los seres que son adorados, Dios no va a destruirlos. Si las personas empezaran a adorar al ser humano, ¿vamos a destruir los hombres también, porque hay un hombre que esta siendo adorado? No tiene sentido, Hakadosh Baruj Hu a la idolatría la deja, castiga a los que la sirven.

Saludos!





Resp. 291 – ¿Bautismo noájida?

azul0305 nos consulta:

En la ilgesia católica se bautizan los chicos al nacer, esto es sabido, mi familia por supuesto toda está bautizada en esa falsa creencia. La evangelista tiene el bautizmo cuando ya tienen conciencia de lo que van a realizar, nosotros allí también nos bautizamos, mi marido y yo. Mi pregunta es,
1- existe un bautizmo acá?
2- o una presenteación o no hace falta nada? Gracias, por responder siempre.
azul0305

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La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 4

…el principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares.

 


 

Unidad 04: El medioevo temprano y el martirio judío

Por: Gustavo Perednik

 

 Concluimos nuestra última lección con el libro de Jules Isaac, quien supervisaba la enseñanza de historia en el Ministerio de Educación de Francia. Cuando en 1943 deportaron y asesinaron a toda su familia, Isaac decidió dedicar el resto de su vida al estudio de la judeofobia. En particular, se propuso refutar tres enseñanzas de la historiografía patrística, a saber:

  1. que los judíos son deicidas,
  2. que su dispersión fue un castigo divino por el rechazo de Jesús como el Mesías,
    que su religión estaba corrupta en esa época.

La actitud católica medieval de desprecio a los judíos no excluyó tampoco al principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, citado en nuestra última lección, y quien en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares. Bajo influencia de la visión de la Iglesia y sus disposiciones, los judíos fueron sometidos a restricciones, impuestos especiales, y la obligación de usar distintivos en las ropas, entre otras limitaciones.

Si la enseñanza del deprecio se hubiera limitado a la teología, habría causado a los judíos humillación y pesares, pero no habría llegado a ser, como lo fue, motivo de atroces sufrimientos. En la conciencia del cristiano fue penetrando la convicción de que cuando se quería descargar un golpe al diablo, podía hacerse por medio de golpear al judío.

Antes de estudiar cómo la teología de los Padres de la Iglesia se tradujo en acción, veamos cómo se expresó en la ley. El Código de Teodosio II del año 438 fue la primera colección oficial de estatutos imperiales que sancionaban la inferioridad civil del judío, definido como "enemigo de las leyes romanas y de la suprema majestad" y fue la base sobre la que se regularon los asuntos judíos de ahí en adelante. Así, de las bulas medievales (una bula es un edicto del Papa; bullum es sello en latín) muchas fueron abiertamente judeofóbicas. Vayan algunos ejemplos:

Etsi non displiceat (1205, Inocencio III) requiere del rey terminar con las "maldades" de los judíos; In generali concilio (1218, Honorio III) exige que los judíos usen ropa especial; Si vera sunt (1239) resultó en la frecuente quema de libros sagrados judíos; Vineam Soreth (1278, Nicolás III) establecía la selección de hombres capacitados para predicar el cristianismo a los judíos; Sancta mater ecclesia (1584, Gregorio XIII) exigía a los judíos de Roma enviar cada sábado cien hombres y cincuenta mujeres para escuchar sermones conversionistas en la iglesia; Cum nimis absurdum (1555, Pablo IV) limitaba las actividades de los judíos y prohibía su contacto con los cristianos; Hebraeorum gens (1569, Pío) acusaba a los judíos de magia y otros males, y ordenaba su expulsión de casi todos los territorios papales; Vices eius nos (1577, Gregorio XIII) demandaba que los judíos de Roma y otros estados papales que enviaran enviar delegaciones a la iglesia.

No siempre esta legislación orientó a reyes y gobernantes. En el año 830, el obispo Agobardo de Lyons, llamado "el hombre más culto de su tiempo", se alarmó por las relaciones amistosas que privaban entre su grey y los judíos de la ciudad, que propseraban y lograban que su religión fuera respetada. Agobardo levantó cargos contra los judíos ante el rey Luis el Piadoso, requiriendo un retorno al Código Teodosiano. Su iniciativa no fue bien recibida: el rey, fiel a la línea que había establecido su padre Carlomagno, permaneció bien predispuesto hacia los judíos. Años después, tampoco el rey Carlos el Calvo aceptó ratificar las normas judeofóbicas del Concilio Eclesiástico de Meaux (845) como le demandaba el obispo Amulo, sucesor y discípulo de Agobardo.

Aquellos reyes fueron los últimos representantes de la era carolingia, durante la que los judíos gozaron de igualdad de derechos. En contraste, por el año 950 el emperador bizantino Constantino VII promulgó un juramento especial, el Juramentum Judaeorum, que los judíos estaban obligados a tomar en los pleitos con no-judíos. Así fue hasta por lo menos el siglo XVIII. Tanto el texto y el ritual del juramento, expresaban una automaldición impuesta, como podemos ver por ejemplo en el Schwabenspiegel alemán de 1275: "Sobre los bienes por los que este hombre te lleva a juicio… ayudame Dios que has creado cielos y tierra… para que si comes seas impuro… y la tierra te trague… sea verdad lo que has jurado… y que siempre permanezcan sobre ti la sangre y la maldición que tu prosapia ha traído sobre sí misma cuando al torturar a Jesucristo dijeron ‘Sea su sangre sobre nosotros y nuestros hijos’: es verdad… Te ayuden Dios y tu juramento. Amén".

Juramentos, distintivos y restricciones fueron una pequeña parte del repertorio judeofóbico medieval. Una síntesis completa del martirio judío sería muy compleja, porque abarca diferentes geografías y cronologías. Pero plantearemos a continuación siete prácticas que eran comunes en Europa, a saber: el bautismo forzado, los sermones impuestos, las disputas públicas, la quema de libros judíos, los ghettos, las expulsiones y los genocidios.

Imposición de Bautismos y Sermones

Cuando el cristianismo se transformó en la religión dominante en el Imperio Romano (s.IV), multitudes de judíos fueron obligados a bautizarse. El primer relato detallado se remonta al año 418 en la isla de Minorca. Una ola de conversiones forzadas se expandió por Europa desde que en 614 el Emperador Heraclio prohibió la práctica del judaísmo en el Imperio Bizantino. Muchos lo siguieron, como Basilio I que lanzó una campaña en el 873. Durante las Cruzadas miles de judíos fueron bautizados por la fuerza, especialmente en la región del Rhineland. En todos los casos las masas tomaba la ley en sus manos y se imponían a creyentes que se habían preparado para el martirio.

Con todo, la posición oficial de la Iglesia tendió a seguir al Papa Gregorio I (540-604, Padre de la Iglesia medieval) en el sentido de el bautismo no podía ser suministrado por la fuerza. El problema era la definición de forzoso. ¿Acaso incluía el bautismo bajo amenaza de muerte? ¿Y cuán forzoso era el bautismo bajo el temor de castigos a largo plazo? ¿Y el de niños?

Por ejemplo, el obispo de Clermont-Ferrand, después de que una horda destruyó la sinagoga de la ciudad, recomendó a los judíos el 14 de mayo del 576: "Si estáis dispuestos a creer como yo, convertiros en uno de nuestra feligresía y seré vuestro pastor; pero si no estáis dispuestos, partid de este lugar". Alrededor de quinientos judíos de Clermont se convirtieron, y hubo celebraciones en la cristiandad. Los otros judíos partieron a Marsella. ¿Podía definirse aquella conversión como forzada? O si no, en el 938 el papa le indicó al arzobispo de Mainz que expulsara a los judíos de su diócesis si se negaban a convertirse voluntariamente (insistió en que no se aplicara "la fuerza").

Dijimos que el otro dilema fueron los casos de niños. ¿A qué edad podía el bautismo considerarse "voluntario" y no un gesto comprado por bagatelas? El mentado Agobardo en el 820 reunió a todos los niños judíos y bautizó a los que no habían sido alejados a tiempo por sus padres, si le parecían dispuestos a aceptar el cristianismo.

Una de las cláusulas de la Constitutio pro Judaeis, promulgada por papas sucesivos entre los siglos XII y XV, declaraba categóricamente que ningún cristiano debía usar la violencia para forzar judíos al bautismo. Lo que no decía era qué debía hacerse en los casos en que la conversión ya había sido impuesta: si era válida de todos modos o si el judío podía retornar a su fe.

La respuesta es que la condena eclesiástica al bautismo forzado no se modificó, pero su actitud respecto de problemas post-facto se endureció con el transcurrir de los siglos. En una carta de 1201, el Papa Inocencio III estableció que un judío que se sometía al bautismo bajo amenazas, de todos modos había expresado una voluntad de aceptar el sacramento, y por ello no le era permitido renunciar a él posteriormente.

Para el cristianismo medieval, el retorno a la vieja fe era una herejía punible con la muerte. Incluso en el año 1747 el Papa XIV decidió que una vez bautizado un niño, aun ilegalmente, debía ser considerado cristiano y educado en consecuencia.

Así ocurrió con las olas de bautismos forzados más tardías, en el reino de Nápoles durante las últimas décadas del siglo XIII, y en España en 1391, que comenzó con los desmanes que liderara el archidiácono Ferrant Martinez. Cientos de judíos fueron masacrados y comunidades enteras convertidas por la fuerza, y su trágica secuela fue el fenómeno de los marranos (una voz peyorativa para denominar a los Nuevos Cristianos y sus descendientes). Esta gente continuó practicando el judaísmo parcial y clandestinamente, hasta después del siglo XVIII.

En Portugal, miles de judíos se asentaron después de su expulsión de la vecina España en 1492. El rey Manuel decidió que para purgar su reino de la herejía, no era necesario expulsar a sus súbditos judíos, quienes constituían un valuable patrimonio económico. En vez de ello, se embarcó en una campaña sistemática de conversiones forzadas inicialmente dirigidas contra los niños, quienes eran arrancados de los brazos de sus padres en la esperanza de que los adultos los siguieran en la cristianización.

La furia de las conversiones en Portugal explica tanto el hecho de que para 1497 no había un sólo judío abiertamente practicante en el país, y también por qué el fenómeno del marranismo fue más tenaz allí hasta el día de hoy.

Un nuevo capítulo en la historia del bautismo forzado comenzó en 1543 con el establecimiento de la Casa de los Catecúmenes (candidatos a la conversión) primero en Roma y luego en muchas otras ciudades. Una década después el papa impuso un impuesto a las sinagogas a fin de costear a los Catecúmenes (ese pago se abolió sólo en 1810).

El converso potencial era adoctrinado por cuarenta días, al cabo de los cuales decidía si convertirse o regresar al ghetto. Toda persona que por cualquier excusa era considerada con inclinaciones al cristianismo, podía ser internada en la Casa de los Catecúmenes para explorar sus intenciones.

Para agravar las cosas, corría una superstición popular según la cual quien lograba la conversión de un infiel se aseguraba así el paraíso. Un tropel de ese tipo de procedimientos se esparció a lo largo y ancho del mundo católico. A mediados del siglo XVIII los jesuitas desempeñaron un rol protagónico en la práctica.

Varios casos fueron notorios. En 1762 una horda se avalanzó sobre el hijo del rabino de Carpentras, y lo bautizó en una zanja, por lo que el joven debió abandonar a su familia. En 1783 fueron secuestrados los niños Terracina para ser bautizados, y se generó una revuelta en el ghetto de Roma. En 1858, la policía papal secuestró de su hogar en el ghetto de Bolonia a Edgardo Mortara, de seis años, quien había sido secretamente bautizado por una doméstica que lo creyó mortalmente enfermo.

Los Mortara trataron en vano de recuperar a su hijo. Napoleón III, Cavour y Francisco José estuvieron entre los que protestaron el secuestro, y Moisés Montefiore viajó al Vaticano en un esfuerzo estéril por convencer al papa de que ordenara la liberación del niño. La fundación de la Alliance Israélite Universelle en 1860 "para defender los derechos civiles de los judíos" fue en parte una reacción a este caso.

El papa rechazó los pedidos de clemencia y, sólo en 1870, cuando cesó el poder de la policía papal, el niño salió en libertad. Ya no era Edgardo: el joven había decidido adoptar el nombre papal Pío, era un novicio de la orden de los agustinos y un ardiente conversionista en seis idiomas. Su trágico fin fue que falleció en Bélgica en 1940, un par de semanas antes de la invasión alemana que le habría impuesto un retorno a su identidad judia.

Durante el segundo cuarto del siglo pasado, el imperio ruso instituyó el sistema de los cantonistas, sobre los que hablaremos en otra lección, y que involucraba el virtual secuestro de niños judíos a fin de hacerlos servir militarmente durante varias décadas, con la explícita intención de que abandonaran el judaísmo.

En cuanto a la imposición de sermones a los judíos, también fue pionero el mentado Agobardo. En su Epistola de baptizandis Hebraeis (año 820) señala que bajo sus órdenes la clerecía de Lyons iba todos los sábados a predicar en las sinagogas, con asistencia obligatoria de los judíos. El sistema se regularizó con la fundación de la Orden Dominica (1216). Una ley de Jaime I de Aragón (1242) que recibió aprobación papal, se refiere a la obligatoriedad de la asistencia. El mismo rey dio la arenga en la sinagoga. En 1279 el rey Eduardo I impuso la práctica en Inglaterra. El siglo XV encontró, entre los predicadores más destacados, a Vicente Ferrer en España y Fra Matteo di Girgenti en Sicilia. La práctica se exacerbó a partir de la Contrarreforma, que vino acompañada por una reacción judeófoba.

En Roma, cien judíos y cincuenta judías debían asistir a una iglesia designada para recibir sermones, generalmente de apóstatas que debían ser pagados por la misma comunidad judía. La supervisión de bedeles con varas, aseguraba que nadie se distrajera. Michel de Montaigne registra que en Roma en el 1581 escuchó un sermón de Andrea del Monte, cuyo lenguaje fue tan brutal que los judíos pidieron protección a la curia papal. En 1630 los jesuitas iniciaron los sermones en Praga, y el emperador Ferdinando II los instituyó en en el auditorio de la universidad de Viena, adonde debían asistir doscientos judíos, una parte fija de los cuales debían ser adolescentes.

La imposición de sermones se prolongó por un milenio. Los derogaron la Revolución Francesa, y las tropas napoleónicas que fueron difundiendo las ideas revolucionarias por Europa. Después de la caída de Napoleón, se restablecieron en Italia al regresar el gobierno papal, pero Pío IX finalmente los abolió en 1846. Para esa época el poeta Robert Browning trató de reflejar el sentir judío durante los sermones:

"…cuando entró con alaridos el verdugo en nuestra cerca,
nos aguijoneó como perros hacia el redil de esta iglesia.
Su mano, que había destripado mi talega
ahora desborda para ahogar mis creencias.
Pecan en mí hombres raros que a su Dios me llevan".

Disputas y Quemas de Libros

La proscripción de la literatura judía comenzó en el siglo XIII, como un derivado de la decisión de 1199, por la que el Papa Inocencio III advirtió a los legos que las Escrituras debían quedar bajo interpretación exclusiva del clero.

En el 1236, el apóstata Nicolás Donin envió desde París un memorandum al Papa Gregorio IX, en el que formulaba treinta y cinco cargos contra el Talmud (que era blasfemo, antieclesiástico, etc). El papa terminó por enviar un resumen de las acusaciones a los eclesiásticos franceses, ordenando que se aprovechara la ausencia de los judíos de sus casas mientras rezaban en las sinagogas, y se confiscara sus libros (3/3/1240). Además se instruía a las Ordenes Dominica y Franciscana en París que "hicieran quemar en la hoguera los libros en los que se encuentraran errores" de corte doctrinario. Indicaciones similares se enviaron a los reyes de Francia, Inglaterra, España y Portugal.

Recordemos que el Talmud no empezó a traducirse hasta el siglo pasado, y que su idioma original, el arameo, era conocido sólo por los judíos o los estudiosos del tema. Por ello cuando el hebraísta cristiano Andrea Masio repudió las censuras y quemas de libros judíos, adujo que una condena cardenalicia sobre esos libros era tan válida como la opinión de un ciego sobre diversos colores.

Como consecuencia de la circular de Gregorio IX, también se llevó a cabo la primera disputa religiosa pública entre judíos y cristianos, en París, entre el 25 y el 27 junio del 1240. El Rabí Iejiel que debió defender públicamente al Talmud, no logró evitar que un comité inquisitorial lo condenara. En junio de 1242, miles de volúmenes fueron quemados públicamente.

La práctica fue convirtiéndose en norma, y muchos papas posteriores promovieron la quema del Talmud. Otra disputa famosa se efectuó en Barcelona en el 1263, después de la cual Jaime I de Aragón ordenó a los judíos borrar del Talmud referencias supuestamente anticristianas, so pena de quemar sus libros. También la disputa de Tortosa (1413) concluyó restringidendo los estudios de los judíos de Aragón.

Un nuevo ímpetu se dio a las prohibiciones de libros judíos en 1431 cuando en el Concilio de Basilea, la bula del papa Eugenio IV directamente prohibió a los judíos el estudio del Talmud.

Los ataques contra el Talmud se extremaron durante el período de la Contrarreforma en Italia, a mediados del siglo XVI. En agosto de 1553 el papa designó al Talmud "blasfemia" y lo condenó a la hoguera junto con otras fuentes de sabiduría rabínica. El día de Rosh Hashaná de ese año (5 de septiembre) se construyó una una pira gigantesca en Campo de Fiori en Roma, los libros judíos se secuestraron de las casas mientras los judíos rezaban en las sinagogas, y se quemaron públicamente miles de ejemplares.

Por orden inquisitorial, el procedimiento se repitió en los Estados papales, en Bolonia, Ravena, Ferrara, Mantua, Urbino, Florencia, Venecia y Cremona.

Unos años después Pío IV levantó la prohibición del Talmud (1564) pero la frecuente confiscación de libros judíos continuó hasta el siglo XVIII. El Talmud fue probablemente el libro más vilipendiado de la historia humana. A fin de escribir su tratado de dos mil páginas Endecktes Judemthum (El judaísmo desenmascarado) de 1699, Johannes Eisenmenger pasó veinte años estudiando en una ieshivá (academia de estudios talmúdicos), tan profundo era su odio por un libro que mantenía al judaísmo viviente.

Durante los dos últimos siglos, "expertos" de diversa índole fabricaron una vasta literatura que "revelaba las blasfemias" del Talmud (una literatura inútil hoy en día, cuando el Talmud está al alcance de todos por medio de las muchas traducciones a los principales idiomas).

El último auto-de-fe contra el Talmud fue en 1757 en Kamenets (Polonia) donde el obispo Nicolás Dembowski ordenó la quema de mil copias del Talmud.

Otra práctica judeofóbica medieval fue el establecimiento de barrios para judíos, rodeados de muros que permanecían sellados de noche y podían traspasarse sólo con permisos oficiales. El término ghetto con que se los designaba, pudo surgir del barrio en Venecia, que estaba cerca de una fundición (getto en italiano) y que en 1516 se transformó en residencia obligada de los judíos. O podría derivar del arameo guet, término relativo a separación.

Aunque en muchos casos nacía voluntariamente (por necesidades de cementerio, premisas para mikve o baño ritual, etc.) fueron mayormente resultado de la tendencia eclesiástica que desde el siglo IV aislaba y humillaba a los judíos. La disposición oficial, con todo, se promulgó sólo en el Tercer Concilio Laterano (1179) que prohibió a cristianos y judíos residir juntos. Ghettos famosos hasta la Reforma fueron el de Londres (1276), Bolonia (1417) y Turín (1425).

Como en el caso de las otras prácticas ya mencionadas, los ghettos se difundieron más cuando la Iglesia reaccionó contra la Reforma, una reacción que en general agravó la situación de los judíos en las regiones que permanecieron católicas. Desde la segunda mitad del siglo XVI ghettos fueron introducidos, primero en Italia y luego en el imperio austríaco. En Venecia se creó como una institución estable (1516) y en Roma, los judíos fueron obligados a trasladarse y se les amuralló (fue el 26/7/1555 que coincidió con la trágica conmemoración del 9 del mes de Av).

En los países musulmanes, comenzó enteramente voluntario, y así permaneció bajo el imperio otomano. Allí, cuando en los siglos XIX-XX se levantó la obligación de residir en el ghetto, la mayoría optó por permanecer en ellos.

En 1796 las tropas republicanas francesas demolieron todas las murallas de los ghettos en Italia. Con la caída de Napoleón (1815) hubo un fallido intento de restablecerlos. Los portones del de Roma fueron finalmente destruidos en 1848, y no volvió a construirse ghettos hasta el ascenso del nazismo en Europa.

El ghetto fue central en el devenir de la judeofobia, puesto que fortalecía el estereotipo del judío demoníaco. Una figura que, aun si accedía a contactos con los cristianos durante el día, regresaba a la noche a su antro amurallado y a sus prácticas despreciadas.

Y además, como a los ghettos no se les permitía expandirse, eran en general insalubres y superpoblados. Se suponía que la degradación y humillación del judío llevaría ulteriormente a su cristianización. Por ello, el publicista católico G.B.Roberti exclamó ante un ghetto del siglo XVIII que "era una mejor prueba de la religión de Jesucristo, que una escuela entera de teólogos".

Las dos últimas prácticas que anunciamos fueron las más brutales: expulsiones y genocidios, que serán analizadas en la próxima lección.

 

La actitud católica medieval de desprecio a los judíos no excluyó tampoco al principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, citado en nuestra última lección, y quien en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares. Bajo influencia de la visión de la Iglesia y sus disposiciones, los judíos fueron sometidos a restricciones, impuestos especiales, y la obligación de usar distintivos en las ropas, entre otras limitaciones.

Resp. 37 – De identidad noájida

Buenas Tardes Lic. Ribco

A. El pueblo Judío fué liberado por el Creador de la esclavitud en Egipto, cada Judío siente propio este acontecimiento, transmitido a través de las generaciones.
1. ¿Un converso, también está supuesto a sentirlo, aunque sus padres no fueron liberados físicamente, ni por medio de la Torá?
2. ¿ O es en si misma la conversión, el Éxodo?

B. Entiendo que para cada Judío sea un deber y derecho propio, seguir los 613 mandamientos de la Torá y que para un Gentil, los 7 dados a Noaj, pero:
1. ¿Por qué siento cierto dolor cuando usted advierte contundentemente acerca de no *usurpar* el patrimonio Judío?
2. ¿Tendrá algo que ver con las consecuencias que sufren las descendencias a causa de los actos y decisiones de sus padres?
3. ¿Cuál es el mejor camino para que un hijo acoja las enseñanzas correctas, la verdad?

C. Según los 48 Caminos de la sabiduría, que si no estoy mal, son mencionados en el Pirkei Avot 6:6, es Preciso preguntarse todo el tiempo y buscar ser Sabio , así como uno de los 613 Mitzvot es ser como Dios.
1. ¿Lo anterior , también para los Gentiles?

D. Una última pregunta: ¿Qué significa Moré?

Mil Gracias Lic. Ribco por su Generosidad, Dios le acompañe, aunque tengo una noción muy leve de lo que es El Creador.
De usted,
Juan Pablo Gómez C.
Medellín, Colombia

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