Los miembros de una pequeña ciudad rusa estaban esperando ansiosos la llegada de un rabino Jasídico muy grande. Se trataba de un acontecimiento poco frecuente, y por eso habían dedicado mucho tiempo para alistar las preguntas que iban a hacerle.
Cuando, al fin llegó y se reunieron con él en un salón, el Rab pudo percibir la tensión que llenaba el lugar mientras todos esperaban ansiosos su turno para externar sus dudas delante de este gran sabio.
El Rab no dijo nada, sino que se limitó a mirarlos fijamente a los ojos, uno por uno mientras comenzaba a tararear insistentemente una melodía Jasídica . Al poco tiempo, todos, uno aquí, otro por allá, empezaron también a tararear.
Entonces el Rab se puso a cantar y todos lo siguieron en sus cantos. Luego comenzó a balancearse y a danzar alegremente, y todos hicieron lo mismo.
Luego de un rato, estaban todos tan concentrados y metidos en la danza y los cantos, que parecían que se habían olvidado de todo lo existente. Y así, todos lograron percibir lo que los apartaba de la verdadera unificación con D-is.
Pasada casi una hora, la danza y el canto fue mermando, hasta que cada vez más lenta, terminó. Luego de haberse quitado toda la tensión reinante en el lugar, se sentaron disfrutando del hermoso silencio que reinaba. Entonces el Rab se preparó para dar su discurso, se levantó y dijo:
“Espero haber respondido todas sus preguntas”. Y se fue.
Cuando creemos que necesitamos esas grandes respuestas y explicaciones filosóficas para nuestra superación personal; cuando creemos que la solución a los obstáculos de nuestra vida solo pueden llegar por medio de alguien más o cuando pensamos que para solucionar una crisis necesitamos que aparezca el propio profeta Eliahu para decirnos que todo va a estar bien. Tenemos que entender que dentro de nosotros están todas las respuestas, todas las soluciones, toda la luz que necesitamos para hacer nuestra vida más especial y más significativa.
Y una de las llaves más importantes para abrir los pórtales de las bendiciones, de las soluciones y de las respuestas, es la llave de la alegría.
USALA.