La sabiduría popular nos dice: "Dime con quien andas y te diré quien eres".
Como sabemos, estos dichos no siempre son acertados ni explican todos los casos.
Pero, encontramos una frase bastante llamativa en la sección de lectura de la Torá de esta semana, que pareciera apoyar la idea de este proverbio.
Prestemos atención:
"Rescátame, Te lo ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esav [Esaú], porque le temo. No sea que venga y me mate, madre junto con hijos."
(Bereshit / Génesis 32:12)
¿Notas la aparente reiteración innecesaria?
Dice el patriarca que Dios lo salve de mano de su hermano, e inmediatamente ruega para que lo salve de mano de Esav.
Pero, ¿cuántos hermanos tenía el patriarca?
¿Acaso Esav no era su único hermano?
¿No era suficiente si pedía para ser salvado de su hermano, sin añadir que lo salve de Esav?
¿Por qué rezó de esta manera, y por qué la Torá lo testimonió?
La respuesta es bastante sencilla, aunque muy inteligente.
El patriarca Iaacov tenía dos miedos muy diferentes, si bien ambos provenían de su hermano.
Temía que hubiera agresiones físicas, que alguno saliera herido o muriera, que sangre corriera, que vidas fueran cortadas o quebradas. Temía a "Esav", al bruto, al que arregla las cosas con la espada, con inquisiciones, con atentados, con piquetes en rutas y puentes. Temía que la violencia se desatara en su forma más baja, más materialista.
Y por este miedo ruega al Eterno que lo salve de Esav, de la violencia.
Pero, también temía que se hermano quisiera amigarse, que volvieran a convivir o al menos estuvieran en contacto cerc.uano. Temía a su "hermano", que sería una pésima influencia en su familia, les enseñaría a sus hijos todo tipo de perversiones, los llevaría por el camino de la ruina espiritual y emocional. Temblaba de solo pensar que sus hijos se asimilarían a la cultura de Edom, llena inmoralidades y extravíos.
Y por este temor, reza al Eterno para que lo salve de su hermano, de la podredumbre espiritual.
Así pues, Iaacov sabía que "dime con quien andas y te diré quien eres". Sabía que si andaba junto a Esav, él se convertiría en un ser opaco, lleno de maldad, guardador de rencor y malicia.
Es por esto que prefiere vivir alejado de su hermano, en respetuosos términos, pero sin la convivencia que se convierte en una pesada e invisible cadena que esclaviza.
Tú, hermano querido noájida, debes saber que este mensaje se aplica 100% en tu vida.
Debes tener cuidado con quien te juntas, con quien compartes tu comida, con quien te congregas. Pues, si permaneces en la mesa de los rebeldes y burladores, estás poniendo en riesgo tu alma, te estás poniendo en una situación lastimosa y dolorosa.
Recuérdalo y tenlo presente, a diario reza al Padre celestial para que encuentres amigos que te sirvan para resplandecer con mayor Luz, y para que no tengas que estar en juntas con personas deplorables.
Y ruega también para que Él te provea de todo bien material posible, que aparte los dolores, enfermedades, malestares, miserias, etc., de modo tal de tener más ocasiones para actuar con bondad hacia tu prójimo.
Meditalo este séptimo día, y luego si quieres me comentas que has aprendido.
Te deseo un muy feliz séptimo para ti y tu familia, pleno de Luz, serenidad, equilibrio y amor.