Un maestro de escuela le preguntó a sus alumnos de qué color son las manzanas. La mayoría de los niños contestaron “rojas”, algunos dijeron “verdes”. Solamente un niño levantó la mano y respondió de otra forma: “blancas”.
El maestro le explico, pacientemente, que las manzanas podían ser rojas o verdes, a veces amarillas, pero nunca blancas.
El niño insistió que eran blancas hasta que sacó de sus casillas al maestro y se llevo un regaño.
Pero el niño sollozando insistió en su punto y dijo: si las manzanas son blancas,” por dentro”.
Los sabios explican que cada uno de nosotros viene a este mundo con una venda en los ojos. Esa venda son nuestros cinco sentidos, que solamente nos permite ver una dimensión de las tantas dimensiones que componen nuestra creación.
Por ejemplo la ciencia nos dice que solo utilizamos un 4 % de nuestro cerebro y que nuestro ojo no ve más del 10% de la materia existente en el universo. O sea que mientras lees esto hay un 96% de tu cerebro “dormido” y un 90% del universo que no has apreciado.
Nuestros cinco sentidos están diseñados para mostrarnos solo lo externo, para ver la simple coraza de las cosas no la pulpa.
Las preocupaciones, los temores, nuestro ego; son unos de los muchos causantes que no permiten traspasar los cinco sentidos y ver la realidad.
Tratemos de día a día, hora tras hora entender que lo que vemos es una partecita de algo infinitamente más grande, que tenemos todo un universo por cambiar y descubrir. También que los temores son solo una ilusión y que cuando nos damos cuenta que el Todopoderoso hace todo a nuestro alrededor para bien, ¿a qué temes? Y nuestro ego, nuestro querido ego, trabajarlo entendiendo que estamos aquí para darle al mundo no para recibir, sino para dar más y más; nada mas piensa si en lo que tienes de existir le has dado más al mundo de lo que has recibido de él.
Y recuerden que las manzanas también son blancas; “por dentro”.
Feliz séptimo día.