Me dispuse a buscar todo lo que pudiera en internet, una vez dado el primer paso no podía retroceder, muy dentro de mi sabía que ya había cambiado mi vida para siempre.
Comencé a leer todo el material que ofrecían los mesianicos (a los cuales considero en mi opinión particular, la degradación pauperrima en toda su capacidad del cristianismo, realmente la última etapa de la idolatría), el tratar de desplasar o suplantar al judío es un pensamiento de mentes retrogadas, como si eso fuera un problema territorial solamente. «La mona aunque se vista de seda mona se queda», es un dicho peculiar de nuestra cultura Venezolana totalmente aplicable a los mesionicos.
Comencé a creerme lo de los apellidos, lo de las tribus perdidas, la suplantacion de que la iglesia ocupaba el lugar de Israel pero en versión mucho más ajustada según su realidad ficticia, en fin estaba en el cielo, cantando musica adaptada a la cultura judía pero con el mensaje del colgado, envuelto en bellas palabras hebreas, toda una gran trampa, bien diseñada en presentación e imagen, totalmente manipuladora, quienes aferrandose a los sentimientos de los conversos, dominan mentes a su antojo, con el parapleto maquillado de santidad y originalidad.
Fue así como inicié un cúmulo de enseñanzas dirijidas a acoplarnos a todo lo que los mesianicos enseñaban, con mi experiencia para disertar, con mi carisma atrapadora, con mi humildad (ésta no fingida), con mi modestia de afamado maestro, con el respeto moral que infundía mi presencia, era solo un paso sencillo para dominar y cambiar el pensamiento de todos los congregados.
La iglesia del primer siglo, fue el tema central de estas enseñanzas, con música mesianica de fondo en cada predica, fue algo impactante, y allí estaba en medio de toda un inmensa oscuridad con aires de tener la luz de mi parte, me sentía como un escogido lleno de regocijo. Todo esto me llevó a recorrer el país con enseñanzas nunca oídas, pero la dicha en este caso no era completa, las congragaciones extendían invitaciones porque querían más de ese maestro, lo que me obligó a buscar enseñanzas en las páginas judías, fue allí donde encontré un manatial de información jamás degustado por mi mente.
Tome las enseñanzas y comencé a adaptarla al cristianismo, como un loco desquiciado sin respetar derechos de autor, ni avisos de advertencias hechas por los mismos sabios, me adueñe de ellas y las cambié conservando la esencia del sentido con las cuales fueron elaboradas, todo era parte de mi ego, ladrón era el veredicto, usurpador era mi apellido, aprovechador de la ignorancia de los demás, de los que no leen, de los que se conforman con lo que les dan desde pulpitos mancillados de envidias, lugares llenos de víboras asolapadas bajo apariencias, que no respetarían los nobles sentimientos de quien se atravesaran en sus caminos. Salve muchos hagares de la destrucción, salve muchos líderes de su inminente caída, fortalecí las ancias de vivir de muchos desauciados, eleve la autoestima de gentes y personalidades, me convertí en un icono de conocimiento por evidencia.
Pero…………………………………………….
Me tropecé con Yehuda Ribco y su famosa página web serjudio.com. Jamás olvidaré ese momento, persona que de un solo tirón, arrancó mi hipocrita máscara de engañador, aunque mis intesiones parecían buenas. Inmediatamente lo evadí, le dí la vuelta, para mi pasó a ser un despreciable judío, un antagonista perdido en sus frustrados odios a la humanidad, difamé su página como peligrosa para la fe cristiana, la denuncie para que nadie entrara en ella, lo que muchos tomaron como mandamiento fiel de su maestro, hasta llegue a decir que el diseño de la página era el más feo que había visto. No sé porque, pero cuando leí su web, sentí que despertó todo el rencor, todo ese no se qué antisemita que estaba sumergido en mi mente, de un tiro me sentí que me había herido de muerte y a la vez me hubiera despertado en lo profundo de mi esencia que reposaba cubierto por capas que no lo dejaban surgir o salir.
Seguí enseñando, pero con una voz interna que me decía «sé realista». Al sumergirme en cada predica para levantar el alma de cada oyente, quienes quedaban como hechizados ante las mismas. De pronto no sé como me sucedió que percibí odio antisemita en los textos seleccionados, y los fui desplazando para no considerarlos dignos de nombrarlos nuevamente, cada vez que me tocaba pasar por dichos pasajes algo me desgarraba el alma. Un día domingo por la noche en una congregación en la ciudad de Cumaná, disertaba con una convicción y determinación, en los cuales miré directamente a los ojos de todos y la sensación fue para mi estremecedora, tenía que hablar mal de Israel en ese momento y enmudecí, el público quedó a la espera para decir el amén, y yo quedé internamente destrozado al hacerlo. Cuando se reposo mi espiritu, lloré como nunca había llorado, oraba a dios diciéndole que me ayudara a comprender porque sentía una conexión al pueblo judío, que cada vez que intentaba desacreditarlos me dañaba a mi mismo, cada vez que trataba tomar ventaja de sus errores, se me ahoganban las palabras y no fluían la mismas. Esto lo notaron mis líderes, y fue así como me identificaron como un lector de las enseñanzas judías, ese fue un comienzo de una larga cadena de desprestigios que sonarían sutilmente en las manos de mi pastor, y por lógica tomadas en los oídos de los demás, como, tengan cuidado con él.