En la longeva y siempre vigente tradición espiritual se considera como inconveniente la masturbación, especialmente la masculina.
Primero comprendamos el motivo fundamental-racional para la prohibición de la masturbación.
El Eterno nos ha diseñado con instintos de supervivencia muy fuertes, entre los que se incluye el de la supervivencia de la especie humana por medio de la reproducción.
Así pues, es natural, normal, bueno, que poseamos instinto sexual, que es poderoso, que es de bendición, en tanto esté correctamente canalizado.
El instinto sexual nos exige acercarnos a otro, a una persona del sexo complementario, para fundirnos en un abrazo íntimo que nos vivifique y que posibilite la procreación. Así fuimos diseñados por el Creador.
Atendamos que NO solamente es para procrear, sino también para crear lazos de unión, de unidad, de cercanía con nuestra pareja.
Es un mecanismo natural para dar vida, a nuevas criaturas y a los que comparten este instante sagrado de intimidad sexual.
Pero, así como hay distorsiones del instinto de nutrición, lo hay también en el ámbito del instinto sexual.
Están los que se dejan llevar por la gula, los que no se ponen (o no respetan) límites, los que son bulímicos, los anoréxicos, los apáticos, los que confunden comer con mitigar la angustia, los que mastican chicle en vez de alimentarse, los que comen comida chatarra en vez de nutrirse, etc.
Uno puede comerse una masita de chocolate en vez del almuerzo, probablemente no sienta hambre por un rato, ¿pero se ha cumplido la función de nutrición para lo cual ha sido diseñado el instinto de alimentarse?
Así pues, cuando uno se masturba, puede que haga reducir un poco la tensión física, que por un instante se sienta relajado; pero, la tendencia no se ha cumplido como corresponde, el ser no se ha nutrido a través de la función sexual como corresponde, por tanto, al poco rato la masturbación deja paso a un vacío interior, a un requemor, a dudas, a confusión, a sentimiento de culpa, a fantasías negativas.
Como el que mastica chicle en vez de comer su ensalada.
Como el que toma una pastilla para no sentir hambre, pero que se está consumiendo a sí mismo al no nutrirse como Dios manda.
¿Está claro hasta acá el motivo fundamental-racional por el cual la masturbación ha sido prohibida?
Es el motivo similar por el cual el condón (o método parecido de barrera) solamente puede ser usado en caso de riesgo cierto de contraer o contagiar enfermedad venérea mortal.
Porque el condón separa, impide la unión íntima, impone una barrera de alejamiento allí en donde debiera haber momentánea fusión.
Así pues, no es malo, endiablado, impuro por masturbarse, sino solamente una persona con cada vez más hambre de unidad, de cercanía con una persona apta del sexo complementario.
Una persona que está desperdiciando vida, como indica el Código Legal en el judaísmo (que recordemos no es siempre idóneo para los noájidas), y que es como si estuviera asesinando. Entiéndalo bien, no asesina a los espermitas, no son seres vivos, pero está cortando la posibilidad de traer nueva vida, y más importante quizás, de dar verdadera vida a su vida.
Recuerde lo dicho, el sexo es muy bueno, es natural, es necesario, pero debe estar dirigido a las metas correctas, para no crear inconvenientes o cosas peores.
¿Qué hacer para solucionarlo?
Realmente, no hay respuestas fáciles, ni curas mágicas.
Le daré cinco.
1- Intensifique su dar tzedaká (caridad a pobres y buenas obras tales como FULVIDA), involucrese en realizar buenas acciones desinteresadamente. Haga más y más por el prójimo, con real generosidad, sin por eso dañarse a usted en lo esencial.
2- Haga lo posible para conseguir esposa idónea y compartan mutuamente de acuerdo a lo que corresponde.
3- Lea diariamente los salmos 16, 32, 41, 42, 59, 77, 90, 105, 137, 150 en traducción judía erudita.
4- Inicie una terapia con algún especialista en salud emocional que además sea conocedor de Torá y respetuoso de los preceptos. No admita que alegremente el terapeuta le incentive a masturbarse o le quite peso al tema.
5- Identifique las situaciones, objetos, vestimentas y momentos en (con) los cuales se masturba y evítelos.