Hay una mentalidad sometida por el EGO que supone a la «bendición» como un asunto netamente material.
De esto se aprovecha la astuta religión, para hacer ver que aquella persona que es exitosa materialmente (tiene salud o la recupera, tiene dinero o lo obtiene, cambia de auto por uno más grande, etc.) es bendita por el dios de esa religión.
Ellos dirán astutamente que si el rico/sano/próspero/exitoso es alguien que no sigue esa doctrina, seguramente es porque tiene un pacto con satanás, o algo malo habrá hecho para parecer «bendito», tal dirán los sometidos a la religión de los que son libre de ella y aún así exitosos.
Por supuesto que si alguno deja de ser parte del rebaño de los adoctrinados por la fe, se libera, adopta su condición de noájida, y no le va tan bien en lo material, de inmediato dirán los difusores de la idolatría que es a causa de haber dejado la «bendición» de Jesús.
Pero, si el que se ha liberado prospera, se sana hasta del cáncer, fortalece su familia, lleva una vida de plenitud, entonces los seguidores del dios colgado dirán que es obra de satanás, o le harán un cerco para no permitir que nadie se comunique con esta persona. Claramente harán todo lo que puedan para hacer fracasar al liberado de la religión, hablarán mal de él, lo insultarán, amenazarán, presionarán, dejarán de comprarle, arruinarán sus negocios, todo lo que puedan, casi casi al mejor/peor estilo mafioso.
Ustedes pueden corroborar lo que digo viendo alrededor y contando sus historias personales o de personas que ustedes conocen.
Así pues, hay gente encerrada en la religión que tiene abundancia material, pero también los hay entre aquellos que se reconocen como noájidas y han roto los lazos con la religión.
Como que hay gente seguidora de Jesús, o de cualquiera otra idiolatría, que viven en la miseria más espantosa, tal como puede haber noájidas pobres.
A la vista está que la abundancia material no depende de la creencia.
De hecho, suponer que la bendición verdadera del Eterno se mide exclusivamente con una vara material, es una aberración suprema, basada en las doctrinas de la fe errada que a su vez se basan en el EGO.
La bendición se mide en los cinco planos de existencia: material, emocional, social, mental y espiritual. Siendo este último el mojón fundamental que determina la verdadera bendición celestial.
Ahora, si no es en la fe en dioses colgados, en redentores que de nada salvan, en dogmas místicos cabalísticos, en cintitas rojas, en repetir lemas de libros religosos, en tener medallitas, en dar platita para el pastor y su iglesia, si nada de nada de esto es lo que te brinda la verdadera bendición celestial, ¿en dónde se encuentra para ti la bendición?
Como siempre Dios, el Uno y Único, el verdadero, provee de respuesta cierta para quien quiera oírla y admitirla en su vida.
Presta atención a la clara palabra de Dios.
Prometió Dios al patriarca hebreo Abraham, y con él a sus descendientes, es decir a los judíos de todas las generaciones:
«Yo haré de ti una gran nación. Te bendeciré y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.
Bendeciré a los que te bendigan, y al que te maldiga maldeciré. Y en ti serán benditas todas las familias de la tierra«
(Bereshit / Génesis 12:2-3)
¿Ves tú dónde está esperando por ti la bendición?
Sí, eso mismo… cuando actúas con bien con los verdaderos descendientes de Abraham, cuando te asocias con ellos en los caminos de Luz.
Si bendices, si bien dices, de los judíos, si te alías con ellos, si trabajas junto a ellos en la obra del Eterno, entonces tu recompensa será la bendición de Dios.
Pero, si haces algo diferente, entonces no obtendrás bendición, y si te conviertes enemigo de Israel, entonces todo lo que tienes es maldición.
De este mismo pasaje descubres que medir la bendición de acuerdo a cómo vayan tus riquezas y negocios es una falacia, puesto que han habido inmundos enemigos de los benditos de Dios, antisemitas que les dicen, que han tenido gloria, fama y riqueza.
Porque, la bendición verdadera no se mide egoístamente, contando las moneditas en tu cuenta bancaria; sino que se mide por tu conexión con Dios, tu apertura con el prójimo, tu equilibrio emocional, tu limpieza de mente, tu estabilidad familiar, tu fidelidad para con Dios y los mandamientos que Él te ha dado.
Así pues, la próxima vez que gente cercana o lejana a ti te quieran manipular diciéndote que como has dejado la iglesias y no te congregas más allí serás pobre y sin bendición, NO HAGAS CASO. Ni siquiera lo dudes un instante, ellos estarán diciendo cualquier cosa, aunque sea con buena intención, pues sus corazones están atrapados por las doctrinas malvadas de la religión y sus mentes oscurecidas por las hábiles trampas de los lacayos de Pablo el de Tarso.
¿Quieres bendición?
Súmate a los que trabajan en FULVIDA, comparte tu dinero con quien lo necesita, trabaja con honradez, se leal a tu cónyuge, presta atención a tus hijos, aprende cómo mejorar en tu vida, no anheles la identidad del judío, no te reúnas en congregación de burladores (iglesias, falsas sinagogas mesiánicas), colabora con FULVIDA, no dejes de hacer tu parte en tu ocupación laboral, se un digno ciudadano, cuida tu salud, estimula al vecino a progresar, apoya a los judíos e Israel para que no sean más víctimas de los esclavos del Mal… si haces todo esto, entonces vivirás a plenitud, serás bendito, tal como Dios te ha prometido.
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Sé fuerte y confía en Dios, haz tu parte y no te dejes manipular por los que abusan de ti de muchas maneras.
Y, si estás pasando por un momento de pobreza o enfermedad a pesar de ser leal a Dios como corresponde, recuerda que Dios te ha marcado para ser de bendición y quizás el mal momento es lo que está preparando una recompensa que nada ni nadie te podrá quitar. Recuerda que no hubo gentil más leal que Job, y sin embargo tuvo que pasar por un momento tormentoso y de mucho dolor y miseria. No por ello dejó de ser bendito.
Tenlo presente y a construir Shalom.