Esta semana los hermanos judíos leen públicamente de la Torá la parashá denominada Terumá, ¿qué enseñanza para el noájida podríamos aprender?
Prestemos atención al inicio mismo: «El Eterno habló a Moshé [Moisés] diciendo: ‘Di a los Hijos de Israel que tomen para Mí una ofrenda; de todo hombre cuyo corazón le mueva a hacerlo tomaréis Mi ofrenda.» (Shemot / Éxodo 25:1-2).
Esta ofrenda voluntaria, absolutamente voluntaria, sería usada para la construcción y sostén del Templo del Eterno.
¿Ves tú algo llamativo en este pedido hecho por Dios al hombre?
Un aspecto notable es que Dios, (el creador, el sostén, el amo indisputable, quien nada de nada precisa, el omnipotente), está pidiendo que sea el hombre, (esa minúscula mota de polvo cósmico), el encargado de proveer de ofrendas para Él.
Entonces, ante esta curiosa «incongruencia» te planteo algunas preguntas, que tú puedes responder junto conmigo:
1- ¿Acaso Dios precisa Templo?
2- ¿Acaso Dios precisa de las dádivas de la gente?
3- ¿Acaso Dios no podía, si quería, construir Su Templo de forma milagrosa, que apareciera de la nada?
4- ¿Acaso Dios no podía demandar, exigir, obligar, a que la gente diera su tributo, su impuesto para el Templo?
5- ¿Acaso Dios no podía hacer que la gente quisiera voluntariamente dar sus ofrendas, manipulándolos, haciendo de ellos títeres, para que de esa forma todos dieran generosamente su parte?
6- Finalmente, ¿qué sucedió en la historia del pueblo judío ante este ofrecimiento de Dios para asociarse con Él en la construcción del Templo, en la construcción de Shalom?
Te brindo las respuestas, cotejadas todas ellas con las sagradas fuentes de la Tradición y no meramente en la especulación personal.
1- No, Dios no precisa un templo.
Es el hombre quien lo precisa.
Desde el Templo se irradiaba la Luz del Eterno, para fortalecer, ennoblecer, engrandecer a todo aquel que de él participara.
2- No, Dios no precisa de las dádivas de la gente.
Es el hombre quien se beneficia siendo generoso y entregando de lo que cree suyo para obras de bien.
3- Por supuesto que Dios podía hacer eso, pero no quiso hacerlo.
Escogió que el hombre se hiciera voluntaria y activamente socio de Él.
4- Claro que podía imponer Su Voluntad, pero no quiso hacerlo.
Escogió que del corazón noble naciera el deseo bondadoso y luego se materializara.
¿Quién obtiene mayor mérito, aquel que es forzado a hacer algo o aquel que elige hacerlo?
5- Sí, Dios podía anular la voluntad del hombre, actuar como «misionero», borrando la conciencia, jugando con los sentimientos, manipulando la débil voluntad, pero Él no actúa de tal manera ni le agrada quien así opera.
6- El pueblo entero se brindó generosamente en las ofrendas, haciendo rebosar las arcas de dinero, joyas, regalos destinados al Templo.
Fue un acto inmenso, de grandeza suprema, quebrar el Ego para brindarse al Eterno… aunque finalmente el beneficio sería para ellos, pues es cada uno quien se bendice con sus actos de bondad y ofrenda.
Ahora, te dejo dos preguntas, que serás tú quien responderá, y espero te sirvan como tu pan espiritual noájico de esta ocasión.
(Si deseas, pon las respuestas aquí debajo, como comentario. Gracias).
A- ¿Estás haciendo ágilmente tu parte en la construcción de Shalom, tal como Dios espera que tú voluntaria y bondadosamente hagas?
B- ¿Estás colaborando económicamente con FULVIDA, tu hogar espiritual noájico, para posibilitar que la Luz del Eterno se difunda entre las naciones? Si no lo estás haciendo, ¿qué excusas tienes preparada?
Quedo de ti, a la espera de seguir juntos construyendo Shalom.