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Resp. 348 – ¿Creer en Darwin o en Las Escrituras Hebreas?

Rubén Dario Betanzo Saavedra, 33, Profesor de Hist., Concepción, Chile, nos pregunta:

1. ¿Es lícito para quien quiera servir y complacer al Eterno creer en la evolución orgánica darwiniana?
2. ¿Hay grupos o individuos judíos que la acepten?
3. ¿En vista de que Implicaría dejar de creer textualmente en las Santas Escrituras?
4. ¿Implicaría fundamentalismo religioso seguir creyendo en la historicidad de Adán y Eva, en la Creación de 7 días, etc.?

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Resp. 301 – Adán y Eva

andreita nos consulta:

hola estima yehuda lo felicito por su excelente labor que D-os lo bendiga y lo prospere .
ahora mi pregunta es
1- porque d-os saco de adan la costilla para hacer a eva?
2- y otra que no entiendo en genesis 3:22 dice \»como uno de nosotros\» por que lo dice
desde ya le agradesco su repuesta
andrea valenzuela 30 años argentina ama de casa

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Fratello, seur, brother, hermano

Todos somos hermanos, ¿Por qué no hemos podido ser responsables de nuestras creencias para tratar correctamente a nuestro prójimo?

¿Que no es este nuestro planeta y convivimos todos en él? Hay veces que escogemos con quien convivir, hay veces (muchas veces) que no; como en las escuelas, trabajo, en la colonia donde vivimos, hasta en la familia. Y siempre habrá en todos lados personas con maneras de pensar distintas a las nuestras, hasta las más cercanas a nosotros, como por ejemplo: nuestro mejor amigo.

Todos somos la máxima creación de Hashem. Independientemente si somos judíos o gentiles, de piel negra, blanca, amarilla, roja, etc. Ninguna religión, etnia o raza es un club exclusivo para el mundo venidero. La razón de nuestra existencia es importante y como noajidas debemos estar unidos para construir el Shalom pero no debemos causar divisiones con nuestros hermanos no-noajidas. La división: el mal.

¿Por qué el segundo día de la creación no está escrito que vio Di’s que era bueno?

Dijo Rabí Janina:

– Porque en ese día se creó la división. Como está escrito: “El firmamento separara una de otras aguas” (Genesis I,6).

Al respecto comento Rabí Taviomi:

– Si una separación (división) provocada para el bien del mundo NO merece el título de “bueno”, con mucha más razón que no es buena una división (disputa) que no favorece al mundo, sino que le provoca caos.[1]

Hay que temer de las divisiones extremistas.

Malos frutos producen las polémicas con finalidad personal y nada intelectual, sino meramente al servicio del egoísmo, como la de Koraj contra Moisés en Numeros XVI.

La verdad es motivo de discusión, a la polémica, majloket (Ievamot 14) y hasta encendidas pasiones contrincantes. Pero en paz, rechazando a la idea, pero no a la persona, combatiendo la opinión, pero no al hombre.[2]

Tampoco la guerra, o la defensa personal que cause la muerte de nuestros hostiles es motivo de canto o regocijo. Cualquier razón que nos haya orillado a quitarle la vida, es motivación de tristeza.

Cuando los egipcios se hundieron en el mar, los ángeles del servicio de Di’s quisieron decir himnos de alegría y alabanza a Di’s.

Les dijo EL Santo Bendito:

– ¿La obra de mis manos se hunde en el mar y vosotros quereis decir cantos?[3]

Toda muerte humana es una perdida. No importa la ideología, el bando o la procedencia.

Navegando en la pagina hermana de fulvida.com encontré una frase del Sr. Alfredo Zambrano G. que me parece que vale la pena citar:

“Que se destruya el Mal y no a los Malos”, esta debe ser la visión de los justos hacia los malvados.[4]

Como podemos ver, es una delgada línea la que nos separa del camino que nos encomendó Di’s, respetarnos todos por igual, y la conducta de rechazar a los demás por no ser iguales a nosotros. En casos extremos y muy lamentables, esa conducta lleva a “matar en nombre de… “ o “hago esto porque en … yo confió” .

Por último (en serio ya por ultimo yo también me canse de escribir) si alguna vez sus creencias entran en conflicto con las de un conocido ya sea familiar, amigo o vecino, hagan el problema a un lado con la madurez de que ninguno posee la verdad absoluta, la empatía de que ambos son hermanos como todos los demás y la responsabilidad de absorber las equivocaciones e insultos que se pudieron haber dicho. Sin romper sus lazos.

Y aquí les dejo un monologo muy famoso escrito por William Shakespeare, pueden cambiar la palabra judío, por cristiano, musulman, o cualquier otra cosa:

SOY JUDÍO

¿ACASO UN JUDÍO NO TIENE OJOS?

¿NO TIENE UN JUDÍO MANOS, ÓRGANOS, DIMENSIONES, SENTIDOS, AFFECCIONES, PASIONES?

¿ALIMENTADO CON LA MISMA COMIDA?

HERIDO CON LAS MISMAS ARMAS, SUJETO A LAS MISMAS ENFERMEDADES CURADO POR LOS MISMOS MEDIOS, CALENTADO Y ENFRIADO POR EL MISMO INVIERNO Y VERANO QUE UN CRISTIANO?

SI NOS PINCHÁIS, ¿NO SANGRAMOS?

SI NOS HACÉIS COSQUILLAS, ¿NO NOS REIMOS?

SI NOS ENVENENÁIS, ¿NO MORIMOS?

Y SI NOS HACÉIS MAL, ¿NO NOS VENGAREMOS?

Shalom a todos

[1] El Midrash, la sabiduría del judaísmo, Jaime Barylko, Argentina, Kier, 1990, pag. 92

[2] El Midrash, la sabiduría del judaísmo, Jaime Barylko, Argentina, Kier, 1990, pag. 93

[3] MIDRASH AVKIR; SANHEDRIN 39

[4] http://serjudio.com/personas/re060518.htm

Cuatro niveles de sincero arrepentimiento

Es importante tener presente que hay muchas cosas que aprender y mucho que andar y compartir en la vida que el Señor nuestro Dios nos da en este mundo, por ello doy gracias primeramente al Eterno por la sabiduría y sencillez que ha puesto en las enseñanzas del More Yehuda Ribco quien con esa pluma sencilla trae a nuestras vidas la enseñanza de un camino al cual Hashem nos llama a andar como Justos, por ello pido al Eterno grandes bendiciones que multipliquen la sabiduría para tratar cada asunto de la vida que comparte con todos aquellos que hemos visto la Luz del Eterno a través de sus enseñanzas, Publicado con autorización del More Yehuda Ribco

II.- CUATRO NIVELES DE SINCERO ARREPENTIMIENTO
GENESIS 44:23
Lic. Yehuda Ribco Shabbat: Tevet 7, 5766; 6/1/06
Un comentario a la Parashá Vaigash
Esencia y máscaras
En la parashá de esta semana, los hermanos, más específicamente Yehudá el líder, recuerdan que Iosef, en su personificación del mandamás egipcio, había dicho:
«‘…Si vuestro hermano menor no viene con vosotros, no veréis más mi cara…'» (Bereshit / Génesis 44:23)
En cierta manera, estas palabras eran su reto, su prueba hacia los hermanos.
Pues, ellos debían demostrar que existía el tal hermano menor que ellos habían mencionado, pero que estaba ausente. Además, debían exhibir que eran capaces de viajar con suficiente armonía como para traerlo en paz hasta Egipto. Que habían cambiado y que ya no eran los hermanos pendencieros y envidiosos que lo habían lanzado a él al oscuro pozo y a la dura esclavitud.
Además, era también una manera para poder reconocer que el padre y el hermano menor confiaban lo suficiente en ellos como para admitir este viaje en conjunto. Pues, si padre o hermano menor desconfiaban de la honorabilidad de los hermanos, difícilmente el hermanito viajaría con ellos.
En cierta manera, la frase que citamos era también algo así como su amenaza hacia los hermanos. Pues de no traer al hermano, no habría realmente comida.
Además, ellos estarían demostrando que no eran dignos de confianza, pues decían algo y luego no lo cumplían. Y además, era la clara amenaza de que terminarían en prisión de por vida, o algo peor, si aparecían nuevamente en Egipto sin Benjamín.
Pero, en cierta manera este enunciado de Iosef era también una profunda enseñanza hacia sus hermanos (y de paso para nosotros). Tal como si les estuviera diciendo:
Ustedes que no supieron comportarse correctamente con el hermano menor en el pasado, tienen ahora la oportunidad de redimirse mediante la teshuvá -el sincero arrepentimiento-. Pueden revivir aquella situación, y tomar ahora una decisión errónea como antaño, o una acertada que cambiará para siempre sus vidas.
Si escogen bien, se limpiarán de una enorme carga, de mucho resentimiento y dolor.
La decisión depende exclusivamente de ustedes, son ustedes los que escogerán si me volverán a ver como hombres íntegros o si continuarán cargando su pesada culpa de por vida.
Cuando dijo «…no volveréis a ver mi rostro…», la idea era que eventualmente volverían a ver al príncipe egipcio, que era la careta más imponente que ocultaba la verdadera personalidad de Iosef; pero, para volver a ver a Iosef el hermano, al Yo Auténtico, ellos debían hacer teshuvá, y ese era el mensaje oculto de la frase.
Y he aquí una gran enseñanza para nosotros. Si nos concentramos en lo esencial y hacemos lo correcto para obtener bendiciones de paz, la serenidad insuflará vida a en nuestras vidas. Si nos enfocamos en nuestro Yo Esencial o Auténtico para comunicarnos con el Yo Auténtico del prójimo, sin dejarnos engañar por los Yoes Vividos1, por las caretas que nos ponemos por miedo, entonces lograremos un enlace vital que nos fortalece. Si hacemos que nuestro hermano menor, aquel que no está contaminado por los valores pasajeros, por las modas, por los adoctrinamientos, ese hermano menor que permanece casto y puro, si hacemos que él vaya con nosotros, que se manifieste, entonces podremos hallar el verdadero rostro de nosotros y de nuestro semejante.
Es un hecho que todos cargamos con algún resentimiento, más o menos profundo, más o menos consciente, más o menos activo y perjudicial. Desde incluso antes de nacer nos van depositando sentimientos, ideales, sueños, agresiones, libretos que no son nuestros, pero que se van convirtiendo en una máscara que encubre nuestra auténtica identidad. Nos vamos familiarizando con las máscaras de aquellos que nos rodean y vamos por la vida creyendo que las máscaras que presentamos son nuestra identidad. ¡Pero ciertamente que esto no es así! Nuestra identidad esencial no se ve disminuida o crece con los influjos externos, es un núcleo estable y permanente (incluso nos sobrevive luego de la muerte a Este Mundo). Pero tristemente la mayoría vivimos una vida de engaños, voluntarios pero en general involuntarios, y provocados por enfocarnos en las máscaras en vez de en la identidad esencial. Como esas máscaras nacen a partir de las máscaras de los otros, nuestros sentimientos de los sentimientos de otros, nuestros pensamientos negativos de pensamientos negativos de otros, etc., debemos hacer un profundo proceso de reparación, de teshuvá, para retornar a nuestra esencia y de esa manera hacer nuestra parte para redimir al mundo.
«Teshuvá», en el contexto de valores y ética se traduce generalmente como «arrepentimiento». También puede ser entendida como «respuesta» o como «reparación».
Todas estas acepciones que de cierta manera ya hemos usado hasta ahora, pero de hecho, la traducción literal es «retorno». ¿A qué o quién retorna el que retorna, el que hace teshuvá? Pues, retorna a su auténtica identidad, a su Yo Esencial, a la chispa de divinidad que nos da vida. Retornando, reencontrando cada uno de nosotros nuestro Yo Esencial, estamos también encontrando el camino para cumplir cabalmente el mandamiento que nos dice:
“… [Haz de saber que] Yo soy, el Eterno tu Elokim que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud…» (Shemot / Éxodo 20:2)
En nosotros está continuar liberarnos o seguir siendo los esclavos del sentimiento adverso, y así ir por la vida como un derrotado, que no está libre para gozar y crecer. Padeciendo esclavitud emocional, mental y espiritual, que nos llevará a in-cumplir de cierta manera el precepto que nos ordena:
«…No tendrás dioses [poderes] ajenos delante de Mí…» (Shemot / Éxodo 20:3)
¿Cómo es esto? Pues, el que está esclavo de «poderes ajenos», que es adicto a todo tipo de dependencias (personas, cultos tóxicos, Jesús, drogas, Internet, fama, dinero, etc.), está ante-poniendo su «droga» al Eterno. Por ejemplo, el ambicioso que está fervientemente detrás de la adquisición de dinero, ¿acaso es íntegro de corazón y acciones para con el Eterno? Quizás sea una buena persona, excelente ser humano y hasta alma caritativa, pero si su fervor está puesto en el dinero, está esclavo de su dependencia. Tal como este esclavo, son todos los otros que dependen (en un sentido profundo y existencial) de valores, objetos o personas que no son el Eterno.
Aprendamos entonces que está en nosotros el optar por dejar el pesado pero conocido camino del dolor, para comenzar el del retorno, y posterior crecimiento.
Aprendamos a vivir menos nuestras máscaras, y menos a juzgar las máscaras de nuestro prójimo, para poder re-encontrarnos un poco más con el prójimo verdadero y con nuestro Yo verdadero.
Para lograrlo, primero debemos hacer caso al salmista:
«…Apártate del mal y haz el bien…» (Tehilim / Salmos 37:27)
Cuatro son los niveles para comprender este profundo consejo, tal como cuatro son las etapas para desarrollar este versículo a plenitud en nuestras vidas4:
En nuestro interior así como en el mundo, el mal está mezclado y confundido con el bien. Recordemos que el fruto del árbol del Conocimiento se llamaba «del bien y del mal» (Bereshit / Génesis 2:9), es decir, de ambos confundidos en un sólo elemento. Si hubiera sido solamente fruto para conocer el mal, el Eterno no se habría avergonzado de mencionarlo así… Siendo que la luz y la oscuridad se funden en un abrazo caótico (Bereshit / Génesis 1:4), ¿cómo discernir a simple vista cuál parte del fruto es para bien y cuál no lo es?
El primer paso para crecer es darse cuenta de este hecho: a veces lo que llamamos «bueno» es tan solamente una apariencia de bien, y lo que consideramos «malo» en su esencia tampoco lo es. Cuando no podemos discernir lo que es luz de lo que es oscuridad, no hallamos oportunidades de crecimiento, estamos varados y en caos (Ieshaiá / Isaías 57:20). Por eso es imprescindible aprender a diferenciar realmente lo bueno de lo que no lo es, sin engaños, sin trampas al solitario, sin mediatintas. Saber esto, es el primer paso.

En la práctica es hacer el esfuerzo consciente para cumplir los preceptos «de no hacer» y cumplir los «harás», sin dar excusas ni justificaciones para no cumplir unos u otros.8 – 47:27
1. Por ejemplo: darte cuenta que puedes estar guardando rencor en tu corazón y que por consiguiente no estás amando realmente a tu prójimo como a ti mismo2.
2. El segundo paso es apartarse de lo negativo ANTES de proceder a hacer lo bueno. Es como tener un campo para arar y sembrar pero que está plagado de malas hierbas, que absorberán todos los nutrientes que destinemos a nuestro sembradío y no le darán oportunidad de vivir.
Así pues, en ocasiones la destrucción es imprescindible paso previo para le construcción. La crítica es indispensable para el crecimiento.
El extirpar nuestras cualidades nocivas como antesala para poblar nuestro ser de virtudes. Renunciar a pensamientos, palabras y acciones negativas que nos perjudican sin sentido y dañan sin motivo verdadero al prójimo. En la práctica es esforzarse por cumplir los preceptos de «no hacer» y complementarlos de inmediato con los «harás». Por ejemplo: no guardes rencor en tu corazón para que ADEMÁS puedas efectivamente amar a tu prójimo como a ti mismo.
3. Cuando hemos evolucionado un poco más, estamos en condición de vivir esta frase de otra manera, con más dulzura en nuestros juicios, reconociendo que no estamos libres de errores, lo que significa que si cometemos un error o pecado no por ello somos malos. Si llegamos a ser auténticos en esta vivencia, tampoco juzgaremos severamente a nuestro prójimo, y encontraremos la manera de encauzarnos y encauzarlo sin entrar en penosos conflictos o altercados personales.
Mala es la acción, no la persona que la comete (Kohelet / Predicador 7:20).
De esta manera, hacemos bien y en esta acción constructiva nos estamos apartando del mal, pues «…incluso una pequeña luz dispersa una gran oscuridad…» (Jovat HaLevavot 5:5). Al mismo tiempo, cuando actuemos bien no nos henchiremos de falso orgullo, ni nos sentiremos en falta o culposos si no alcanzamos la meta, pues sabemos que el mal siempre está presente, pero vive solamente si nosotros le damos vitalidad. Este tercer nivel no es fácilmente accesible para la persona que no ha desarrollado una personalidad centrada, humilde, pues no es común que se nos enseñe a juzgar con equilibrio ni a ser gratificadores con mesura. Pero si lo alcanzamos, el mal pensamiento, la mala palabra, la mal acción, el mal sentimiento no tendrán mucha fuerza para obstaculizarnos al hacer lo que es bueno. En la práctica es cumplir los preceptos «harás» de tal manera que ya casi no se tenga que necesitar con urgencia ciertos preceptos de los de «no hacer» (especialmente los de índole ética, en relación al prójimo). Por ejemplo: como amas a tu prójimo como a ti mismo con tanta autenticidad y vigor, entonces ya CASI ni siquiera sientes que algún rencor pueda guardarse en tu corazón.
4. Por último, el cuarto nivel es propio de una persona que alcanza a vivir como un tzadik, una persona que hace que su vida gire en torno a la justicia compasiva. Quizás no lleguemos a este nivel, pero podemos actuar algún día con el ánimo de alcanzarlo. ¿Cómo se interpreta y vive el «apartarse del mal para hacer el bien» para este nivel? Es hacer un proceso de conversión o reciclaje, para decirlo en un término moderno. En este nivel se desprende la chispa de divinidad que está en lo malo3, o se descubre la finalidad positiva. Se recicla el desecho en material productivo. Se descubre el valor de lo despreciado. Se usa el poder para el bien. Se confía en el Eterno y no en dependencias endebles que son ídolos vanos. El apartarse entonces no es un alejarse, sino un desvanecer el mal para convertirlo en bien. En este nivel la conciencia está tan limpia de juicios duros, y tan apegada al Eterno, que no ofende ni teme. Cumple con los preceptos de la Torá con integridad y vive a plenitud.
Es, sin dudas, una persona verdaderamente libre. En la práctica es cumplir y ayudar a cumplir los preceptos de «no hacer» y los «harás», porque así el Eterno lo demanda. Por ejemplo: ayudar al que te guarda rencor en su corazón a liberarse de esa carga oscura y deprimente para que ambos puedan amarse mutuamente.
Notas:
1- El Yo Esencial o Auténtico de cada uno es uno y único, una chispa de divinidad que nos forma. Los Yoes Vividos son múltiples en cada persona.
Incluso aquella persona que se aferra a una sola máscara, a un solo Yo Vivido, no deja de estar oculto detrás de diversos antifaces pero que se han amalgamado defectuosamente en uno que representa su personalidad.
2- «…No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Eterno…» (Vaikrá / Levítico 19:18).
3- Recordemos que el mal también es una creación del Eterno, por tanto su finalidad siempre es para bien. A veces no se puede desarrollar la chispa de divinidad en lo negativo, y permanece en oscuridad esperando ser redimida.
4- Cada una de estas etapas o niveles está como rectificación o complemento para cada una de las cuatro personalidades básicas, lea aquí para tener una idea al respecto.
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
El Rav Elías Schwartz cuenta en uno de sus textos:
La primera vez que el tren vino a su pequeña aldea, los jasidim decidieron mostrarle a su Rebbe este avance de la civilización moderna. Mientras el Rebbe se aproximaba a la estación, divisó una larga línea negra, fría, anónima y apática de coches encadenados unos con otros. La maquina estaba al frente, fiera en su plenitud de fuego y calor. Su impetuoso humo se elevaba entre las altas nubes. De pronto, con un estruendo poderoso y una bocanada monumental de humo la locomotora comenzó a andar, y la larga línea negra de coches se movía a su paso. Los jasidim entonces preguntaron con curiosa gracias reverente a su maestro: «Rebbe, Rebbe, ¿qué opina usted de esta maravilla?». El sabio hombre hizo un gesto con sus hombros y dijo: «No es muy novedoso… ¿no les resulta familiar que haya uno fuerte y lleno de fuego interior arrastrando tras de sí a una larga fila de sujetos oscuros, fríos, dubitativos y apáticos?».

Resp. 136 – Las cosas en su sitio

Hola

…¿ Tenemos los noájidas algún sello en el carácter? ¿ Somos suaves en el trato con el otro? ¿ Nos vestimos con la envoltura de las personas corrientes? Naturalmente, los noájidas hemos visto una realidad más allá de la muerte y hemos notado la profundidad de la vida, sin embargo después de ese conocimiento hemos regresado a la vida cotidiana.
¿ Cuáles son las lecturas que han transformado el alma del noájida? ¿ el libro de Genesis?
Perdone los errores que haya cometido en este mensaje
Un saludo
Pipe Sadariano
Sefarad

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Resp. 108 – Los patriarcas hebreos y la instrucción celestial

En el punto 1 "A tu encuentro con la Tora" Dicen que el mensaje de la Tora no reposa su mensaje en la fe,sino en la Verdad. Estoy de acuerdo. Pero quisiera preguntar que pasa con los Patriarcas, no habia Tora en su epoca, pero en Genesis dice que Abraham creyo a D-os. La vida de Abraham fue sobre la base de su fe en D-os, y se dice que fue llamado amigo de D-os. Solamente esta observacion. Gracias y shalom.

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Resp. 55 – Una cuestión de traducción

Estimado Lic:Ribco.
Reciba cordial saludo.
He estado leyendo algunas de las muchas cosas interesantes que usted escribe. Ahora entiendo (asi espero) que soy noájida, mi pregunta es.
Si los noajidas hemos tenido 7 mandamientos, por qué razon cuando algun extranjero (si es que se refieren a noajidas) trabajaba para algun judio, tenia que cumplir con los reglamentos u ordenanzas de estos. Un ejemplo seria cuando HASHEM establece pacto de la circunsicion con Abraham. Genesis 17;27. Muchas gracias por su respuesta y ayudeme a salir de la ignorancia.
Atte.
Rose Schoo
Nederland

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Feliz séptimo – Bereshit

El Padre celestial, Creador de todo lo existente, paulatinamente fue creando el mundo.
Fue desplegando el plan de la Creación desde lo más alejado al ser humano hasta llegar a éste.
Y Su obra de creación tiene un orden, una jerarquía, un sentido y un equilibrio.
Los Cielos se equilibra con la Tierra, el espíritu con lo material.
El día con la noche, el saber con la ignorancia.
Y así sucesivamente. Seguir leyendo Feliz séptimo – Bereshit

La Razon de la Creación

Los sabios se preguntan: ¿Cuál es el sentido o la finalidad de la Torá en el primer capítulo de sus cinco primeros libros, los de Moshé, donde se describe la creación del mundo?

¿Cuál es la importancia de este capítulo dentro del contexto general de la Torá?

Recordemos que la meta primordial de la Torá es educar al hombre y no solamente describir los actos del Todopoderoso.

¿Qué es HaShem? ¿Qué significa D-s para los judíos?

El judaísmo considera a D-s como un planificador, el Creador y amo Eterno de todas las fuerzas, la material y la vida del universo. D-s es quien ordena toda la existencia y le brinda un significado, es un ser absoluto e ilimitado que todo lo sabe y que se encuentra en todas partes: en el espacio, el tiempo y la naturaleza. El Todopoderoso alienta al hombre para que éste lo considere como a un Padre Celestial que se interesa personalmente por todas sus criaturas, fijando normas objetivas correctas e igualitarias para todos los hombres, especialmente para su pueblo elegido – El pueblo de Israel.

Para los judíos, D-s no es un concepto imaginario, abstracto, sino más bien una realidad omnipotente, alguien con quien todos los seres humanos pueden vincularse directamente.

D-s es el guardián supremo, alguien a quien podemos expresar y comunicar nuestros sentimientos más profundos sin necesidad de intermediarios.

La Torá comienza con los cinco libros de Moshé, donde se describe la creación del mundo por el Todopoderoso, quien se encuentra fuera y por encima del universo. Existe una distancia espiritual entre D-s y el hombre, a quien se le ofrece la libertad completa, acompañada, sin embargo, de un significado concreto.

GENESIS

Acerca de la moral, el bien y el mal, la honestidad, la justicia, la presión, la perversidad y en general, de todo aquello que lo hace responsable de sus actos, puesto que, habiendo sido creado a imagen de D-s y disfrutando de la libertad que éste le obsequió, se encuentra constantemente a prueba. Es el hombre quien tendrá que elegir, dentro de su estado de libertad, entre el bien y el mal.

Si negáramos la aparición del mundo por la fuerza del Creador, la ética y la moral serían solamente una gran ilusión terrenal. Los ácidos, las moléculas y los gases por sí mismo no son ni buenos ni malos. Si aceptamos la tesis de que la materia es la única realidad existente en el universo, dejan de tener sentido la ética y la moral como valores por sí mismos.

Los valores, los pensamientos acerca del bien y del mal, así como las posiciones éticas y morales, son, a fin de cuentas, concepciones de las personas que las representan.

Por esta razón, la Torá comienza con el relato de la creación del mundo por el Todopoderoso y ésa es la base que posibilita la exigencia de una vida moral y ética de los seres humanos. Este es el parámetro a través de cuya luz los seres humanos examinan y reflexionan sobre sus actos y pensamientos. Esta es la medida entre el bien y el mal, el punto de partida básico que dará significado a la historia de los seres humanos y a las acciones individuales, que encontraremos en el segundo capítulo del libro Breshit (Génesis), donde encontraremos al primer hombre y su primera gran equivocación.

El primer capítulo de este libro relata y describe la ceración del mundo. Cuenta con treinta y un versículos, que se caracterizan por ser muy parcos en palabras. Afortunadamente, en el Talmud y el Midrash, nuestros sabios nos explican detalladamente la creación del mundo. Nos indican que fueron cuatro los testigos de los hechos del altísimo y de todo lo sucedido en el fenómeno de la creación del cielo y la tierra.

D-s le relató a Adam – el primer hombre – quien murió en el año 930 de la creación, todo lo sucedido durante los seis días anteriores a su propia creación, la de Adam. Este fue quien se lo relató a Lémej, que nació en el año 874 y que estuvo en contacto con Adam durante 56 años. Noaj nació en 1056 y murió en el año 2006, recibiendo de Lémej, el relato de todo lo sucedido hasta entonces. Abraham – nuestro patriarca – el primer hebreo, nació en 1948 y conoció a Noaj durante 58 años y éste le transmitió su conocimiento acerca de la creación. Abraham transmitió a Itzjak y así continuó la cadena sucesivamente hasta nuestros días.

Maimónides, Rabí Moshé Ben Maimón, describe la creación en su Guía de los Descarriados y gracias a él tenemos un conocimiento veraz de lo sucedido durante la creación y el diluvio. No se trata de un asunto de fe, de creer o no creer. Se trata de un testimonio viviente, transmitido de persona a persona a través de toda la historia de la humanidad.

(Extraído del libro Breshit del Rabino Iona Blickstein)