En una conversación que mantuvimos hoy, un noájida me hizo alguna pregunta que llevaba tufillo a doctrina perniciosa de falso judío falsamente mesiánico.
Las típicas confusiones y palabrerías que esconden la vileza de una doctrina de perdición, pero que se arropan como si fueran de santidad.
Al indagar al respecto, el noájida admitió que realmente era la palabrería de un «mesiánico».
Mi respuesta fue algo así como: «Si está buscando la Verdad y la Buena Senda, ¿qué hace leyendo e investigando en palabras de mentira y perdición?»
Este es mi consejo para todo noájida y judío, para todo fiel del Eterno.
Si quieres saber y aprender lo que te corresponde y compete, NO busques en el pozo vacío de agua pero lleno de veneno que es la ideología «mesiánica».
¿Qué ganas inspeccionando los escritos de los propagandistas de la fe mentirosa?
¿Crees que te acercas a tu esencia luminosa si te enlodas en las filosofías idolátricas y corruptas?
Por tanto, oigamos y atendamos las palabras del inspirado David:
«Apártate del mal y haz el bien»
(Tehilim / Salmos 34:15)
Ambas secciones del consejo del salmista deben ser puestas en práctica.
Apártate del mal: aléjate de los falsos judíos falsamente mesiánicos, de los netzaritas, ebionitas, judíos por Jesús, y cualquier otro propalador de idolatría más o menos encubierta.
Apártate del foco de infección espiritual.
Rompe las cadenas que te vinculan con el error y el pecado.
Toma distancia de todo lo que es anti-Torá, porque siguen al personaje que llaman Jesús o Yeshuah (o con cualquiera de sus alias).
Es necesario, imprescindible que te apartes del mal, pero no es suficiente, también debes hacer el bien.
Es decir, busca maestros que te enseñen aquellas porciones de Torá que son aptas para ti. Profundiza en el estudio de los mandamientos universales y sus derivados. Actúa con moderación y equilibrio, con bondad y justicia, siguiendo las pautas que desde la Torá emanan para ti. Dedica tu vida al esfuerzo de construir Shalom.
Ambas secciones del consejo son indispensables, recuérdalo.
Tenlo presente para la próxima vez que entables conversación con un emisario de la confusión y del horror, alias misionero, alias falso judío falsamente mesiánico.
Estás poniendo en riesgo tu vida, tu integridad, tu Shalom. Tanto en Este Mundo, como en la Eternidad.