Cuando pensamos en el dolor, inmediatamente nos remitimos a situaciones
extremas, donde nuestra alma y cuerpo siente una terrible sensación de
pesar.
Hablamos de sufrimiento como si entendiéramos toda su plenitud y, en
definitiva, lo consideramos malo.
Todos en la vida sufrimos en algún momento, y me atrevería a afirmar
que el dolor (en mayor o menor grado) está presente en casi cada instante de
nuestra existencia. Ahora bien, poco sabemos de nuestra procedencia y de
nuestro destino. Siendo así:
¿Para qué o por qué este sentimiento tiende a acompañar casi cada
instante de nuestra vida en una u otra forma con mayor o menor intensidad?
Si aceptamos que fuimos creados con un propósito, el de refinar nuestro carácter, y acercarnos a la Fuente de todo lo existente y lo no existente, tal como afirman los Sabios, ¿no cambiaría nuestra forma de asumir nuestro destino, nuestro yugo"?
¿Acaso no es bendición esos encargos que El nos da, de manera que nuestra alma, nuestra esencia, se pueda pulir para acercarnos más a El?
De cierta forma, la pena y el dolor están ahí, para movernos, para recordarnos quienes somos, para regalarnos ese don preciado de la humildad.
También nos obligan a acercarnos a los demás, para reconocer en nuestros pares, a nosotros mismos.
El libre albedrío , también presenta sus problemas, uno es que es mal usado por algunos que encuentran en hacer el mal al prójimo, su forma de vida. Todos en alguna oportunidad o muchas, le hemos hecho daño a alguien, es por eso que El Eterno nos ordena establecer cortes de justicia, para mitigar esa forma de dolor.
El sufrimiento como señal de nuestro errado proceder, pretende volvernos al camino correcto, lastimoso, pero las más de las veces el daño es causado por nostoros mismos, por desconocernos como humanos, como creación de la mismísima Bondad, que pronto enviará al Rey de los Hebreos para redimir al mundo.
Últimamente me he hecho una pregunta que resulta algo incómoda, sobre todo
con los valores de Occidente:
¿Será que en el mundo por venir, cesará el sufrimiento?
¿Será el deseo de cada ser humano?,¿Será el de Dios?
No clamo por que cese el dolor.
Siempre estará ahí.
Pero, cuanto más cumplamos con su voluntad, las Siete Leyes para los gentiles y los 613 mandamientos para los judíos, estaremos más cerca al Creador y por ello estaremos en condiciones de sobrellevar las vicisitudes y dolores de la vida