Aquella primera mujer, Eva, cometió un grandísimo error, lo sabes.
Pero, ¿te has puesto a pensar cómo llego a eso?
Las respuestas pueden ser múltiples, pero te daré una que te podrá servir de moraleja y ejemplo para tu vida cotidana.
El serpiente, cual experto manipulador, tentó a la mujer con palabras de verdad apenas tiznadas con el hollín de la falsedad.
Dijo: «¿De veras Elokim os ha dicho: ‘No comáis de ningún árbol del jardín’?» (Bereshit / Génesis 3:1).
Allí está su brillante plan urdido, pues no es lo que Dios había ordenado.
Dios había sido muy claro con respecto a cual fruto de cual árbol no comer.
Pero el taimado astuto cambio un poquito las palabras, para provocar a la mujer a la confrontación, a la duda, al resquemor, al querer lo ajeno.
Y la mujer tragó el anzuelo.
No supo, o no pudo, o no quiso reconocer el engaño en la intención de las palabras de la serpiente, que ni corta ni perezosa ofrecería lo prohibido por Dios pero escondido dentro de aquello que era lícito.
En la siguiente escena, el serpiente ya había conseguido que la mujer se confundiera, que añadiera mandamientos inexistentes a los mandamientos dados por Dios.
Tal como vemos:
«La mujer respondió al serpiente: -Podemos comer del fruto de los árboles del jardín.
Pero del fruto del árbol que está dentro del jardín ha dicho Elokim: ‘No comáis de él, ni lo toquéis, no sea que muráis.‘» (Bereshit / Génesis 3:2-3).
Dios NO había mandado no tocar del árbol ni del fruto, sino que había dado la orden de no comer.
Se podía tocar, eso no era mandamiento de Dios.
Pero, el serpiente astuto consiguió que la mujer, llena de buenas intenciones pero falta de conocimiento, consiguió que la mujer añadiera un yugo que no le correspondía.
Y entonces, la presa ya estaba lista para caer de lleno en la trampa.
Serpiente provocó ingeniosamente que la mujer tocara el árbol… y nada le pasó.
Entonces, ahí pudo argumentar, con la habilidad sinuosa de los estafadores, que así como el «mandamiento» de no tocar era falso, también lo era el de no comer.
Sí, sonaba atractivo el planteo.
Era rotundamente falso, pero quien cae en los trucos de los engañadores ya no piensa correctamente, se deja llevar por sus emociones, que son manipuladas por el amo del engaño.
Entonces:
«…la mujer vio que el árbol era bueno para comer, que era atractivo a la vista y que era árbol codiciable para alcanzar sabiduría.» (Bereshit / Génesis 3:6).
La mujer sucumbió a su deseo.
¡Ya está!
Tanto anhelaba lo que no le correspondía, el tesoro ajeno, la identidad de otro… tanto eso le parecía codiciable, supremo, necesario, que cayó profundamente en la trampa del engañador y contradijo explícitamente una orden directa de Dios.
Comió del fruto que tenía prohibido.
Dejó de respetar sus propios mandamientos habiendo tenido la buena intención de añadir mandamientos que Dios no le había ordenado.
(No sabía la diferencia entre mandamiento y reglamento, por ejemplo).
A partir de ese momento, el engañador ya no está afuera, sino que es parte nuestra.
Ahora, este precioso relato, suculento, eterno, tiene varios mensajes.
- Uno de ellos es que no te dejes llevar por tus emociones, aunque creas que estás encaminado por una buena intención.
- Otro es que no te creas más sabio que Dios añadiendo mandamientos a los mandamientos que Dios te ha dado.
- Otro es que no presumas de hablar hebreo con fines «espirituales», saber de Tanaj, codearte con asuntos jasídicos o cabalísticos, pues nada de eso te compete, es un fruto que Dios te ha dicho explícitamente que no ingieras.
- Otro es que no anheles el patrimonio de otro y sucumbas a vivir como le corresponde a otro, pues terminarás viviendo una vida de engaños. (No pretendas ser judío o cosas judaicas, siendo que eres noájida).
- No des por bueno todo lo que te digan, sin antes analizar con paciencia, razón, fundamento, valor las cosas y no meramente por creencias, opiniones, pasiones, sentimientos.
- Ten cuidado del que te ofrezca aquello que tanto quieres a un precio irrisorio, pues quizás no sea otra cosa que una estafa que te llevará a lugares muy dolorosos.
¿Tienes otras enseñanzas a partir de este relato?
Saludos