Existen formas en las que podemos experimentar el significado de un mandamiento. El más simple es la práctica de este. Ejemplo: Si quiero saber cómo es no comer parte de un animal con vida, sencillamente me abstengo de comer tal parte de tal animal.
Por otro lado, nos acercamos a un mandamiento cuando alguien lo cumple y su efecto recae sobre otra persona. Ejemplo: No asesino, por tanto los demás pueden mantenerse vivos. O me abstengo de cometer relaciones sexuales ilícitas, por tanto respeto a mi esposa (o).
Otra forma poco agradable de acercarse a un mandamiento, pero que sirve en gran manera para entender parte del por qué del mismo, es cuando alguien lo incumple y nosotros somos sus victimas de ese incumplimiento.
Ejemplo:
No robar
Estás en tu casa durmiendo, es de noche. Al otro día despiertas y te das cuenta que una de tus puertas o ventanas ha sido violentada. La reacción inmediata es comenzar a buscar qué se llevaron los amigos de lo ajeno.
Desesperado buscas lo que siempre estuvo ahí, pero no lo consigues, sencillamente se lo llevaron.
¿Qué efectos tiene el incumplimiento y la violación de un mandamiento por parte de otra persona, y cuyas consecuencias recaen sobre otros?
Repercute inmensamente.
Para quien fue la víctima del robo su mundo cambia. Su tranquilidad se violó. Su intimidad se quebró. Alguien estuvo ahí mientras dormías y se llevo lo que con tanto esfuerzo conseguiste para beneficiarte.
Miedo, angustia, inseguridad, desconfianza, intranquilidad, pérdida de la paz, incluso se corre el riesgo de pensar en “por qué cosas malas le suceden a gente buena” o “donde está Dios en ese momento”, etc.
Cuando otro viola un mandamiento, siempre hay un afectado. Además del que lo viola, los que están en su entorno se perjudican también.
Ser la victima de la irresponsabilidad de otro, ser la victima de la ignorancia de su identidad, ser la victima de su decisión de irrespetar lo que el sentido moral común dicta, es una de las maneras poco agradables de conocer cuán importante es un mandamiento Divino.
Lo anterior ha sido el producto de pasar por la desagradable situación de despertar en la mañana para darse cuenta que algún fulano se metió en tu casa y se llevó algo que te pertenecía.
Lo escribo para mostrar a algunos lo importante del cumplimiento de los mandamientos que como noájidas nos corresponde.
Ahora pensemos un poco en el grave daño que le hacemos al pueblo judío cuando pretendemos cumplir con lo que le pertenece a ellos.
Pensemos en el grave daño que hacemos a nuestro entorno cuando incumplimos con lo que nos compete.
Hay daños que no son visibles, y esos son los peores.
Saludos a todos.

