Últimamente se está tejiendo una campaña para inducir a los judíos hacia la idolatría de Jesús.
Este plan orquestado desde poderosas esferas de poder económico y político no reparan en gastos ni en componendas para lograr sus perversos fines de genocidio espiritual.
Hay personas ingenuos y/o ignorantes que tropiezan y caen en estas sucias redes, y se pierden detrás de ese mortal veneno espiritual que es la creencia en Jesús, en cualquiera de sus centenas de variantes.
Debemos hacer lo que está a nuestro alcance para que esto no siga aconteciendo, para que prevalezca la verdad, la justicia y el bien.
Entre las mentiras que se están diseminando, se pretende blanquear la nefasta imagen del pecador Jesús, se le quita ("para las cámaras") el rótulo de deidad o de único salvador, para presentarlo en una versión "humanizada", cercana.
Se lo presenta como rabino, maestro o profeta, un verdadero héroe judío en contra del opresor imperio romano.
Se lo quiere vender como un luminoso líder popular, que fue incomprendido por estar muy avanzado para su época.
PERO, esta mentira encuentra un muro construido con VERDAD, que no permite que ni una mota de esa basura espiritual tenga siquiera visos de realidad.
Tenemos testigos y testimonios acerca del verdadero personaje Jesús, ese que vivió unos cien años ANTES del Jesús del cuento evangélico. El verdadero Jesús fue un infame pecador irredento, un insignificante personaje nacido de la lujuria infiel de su madre y por esto fue criado en rencor y malicia, lleno de odio hacia los judíos y el judaísmo, aversión a Dios y Su Ley. Este personaje real, sirvió como una pieza más en el terrorífico puzzle que armaron los creadores de los evangelios para dar figura a su dios, alrededor del siglo quinto de esta era.
Veamos el testimonio fidedigno que tenemos de fuentes ciertas, intachables, luego que cada cual juzgue:
"En la víspera de Pesaj colgaron a Ieshu el Notzrí, cuyo edicto de muerte había sido promulgado por el tribunal cuarenta días antes.
Éste fue el edicto: ‘Ieshu el Notzrí será lapidado por sus crímenes de brujería, incitación a la idolatría y corrupción espiritual y moral en contra del pueblo de Israel. Todo aquel que pueda presentar testimonios a su favor, que se presente para absolverlo.’
Pero nadie pudo presentar evidencias o testimonios a su favor, por lo cual fue cumplida su condena y ejecutado y luego colgado de acuerdo a la ley en la víspera de Pesaj"
(TB Sanhedrín 43a)
No hay aquí un líder judío en contra de Roma.
No existe un complot en su contra, sino todo lo contrario, un intento de exonerarlo.
No hay traiciones ni mala fe del tribunal.
No hay romanos desparramando la sangre de un inocente, que luego fuera crucificado.
Lo que hay, es lo que hemos visto, que surge del único testimonio existente del personaje real.
Así es la cosa, no de otro modo.
Y lo siento por los apreciados lectores cristianos que lean estas líneas, pero la paz llegará al mundo por medio de la verdad, no de seguir ocultado o colaborando con el engaño.
Que haya paz.

Primero que nada, ¿dónde vives?-le dijo la montaña al chico- y bueno, -contestó- vivo en aquella montaña de enfrente; -Entonces mucho me ves, puedo asegurártelo- replicó el imponente cerro; -no hay hombre alguno que no viva en esta ciudad que no me admire por lo menos un segundo de su vida- continuó diciendo la cumbre rocosa cubierta de verde vegetación; aquella imponente masa orogénica levantada con el trabajo del subsuelo por miles de años. -Todos acá me han compuesto canciones, me han loado en prosas, en bellas baladas; me han pintado, han plasmado en cientos de papeles, lienzos y otros materiales mi imagen, descollante, sin igual, única entre mis hermanas de esta parte del mundo.
“Clases de preparación para el parto”. Puede ser una buena idea, pensé. Allì vamos. Después de todo, algo fuera del entorno médico podrìa ser interesante.
Cuando aún tenía poco menos de un año desde que empecé a observar las Siete Leyes Universales, tuve que vérmelas con la realidad de que mi país no daba (y aún no da) mínimas oportunidades para surgir modestamente como científico. Emigré junto con mi esposa e hijo a Chile y tuvimos por primera vez en la vida que apoyarnos el uno con el otro. Gracias a Dios por todos esos dolores porque sin ellos no hubiéramos aprendido, ni madurado, ni encontrado el sentido que con mi señora ahora compartimos en la vida. (Foto: Rabí Yirmeyahu Bindman, (Archivo personal de Juan Mayorga Zambrano)