Nosotros enseñamos acerca de dominar al EGO, para conseguir ser libres.
Hacer uso del ego positivo, pero detener en una prisión perpetua al ego negativo (el EGO, Ietzer Hará, polo negativo de la persona).
Lo declaramos basados en las milenarias enseñanzas de la Tradición, apoyados además en conocimientos modernos de la ciencia de la psicología.
Últimamente, incluso las neurociencias parece que han encontrado los límites cerebrales del EGO, los han diagramado, cosificado, codificado. Ya no es más una esencia misteriosa, mística, diabólica, sino que tiene bases físico-materiales específicas.
Es un descubrimiento que está siendo desarrollado, un territorio antiguo pero que recién se comienza a explorar.
Uno de sus pioneros es el Dr. Daniel Goleman, famoso a nivel mundial por su libro «La Inteligencia Emocional», quien ahora incursiona también en lo que se ha dado a conocer como «Inteligencia Social».
En su libro del mismo nombre expresa con claridad una idea que sostiene la Tradición sagrada desde hace decenas de siglos, pero él la expresa desde el mundo de la ciencia.
Compartamos juntos esta idea:
«En resumen, la abstracción en uno mismo en todas sus formas mata la empatía, ni que hablar de la compasión. Cuando nos concentramos en nosotros mismos, nuestro mundo se contrae mientras que nuestros problemas y nuestras preocupaciones crecen. Pero, cuando nos concentramos en los demás, nuestro mundo se expande. Nuestros propios problemas se alejan a la periferia de la mente y por lo tanto, parecen menores y aumentamos nuestra capacidad de conexión o de acción compasiva.»
En pocas palabras, aquel que es dominado por su EGO, quien es esclavo de ese terrible faraón interno, vive subyugado por preocupaciones, temores, insensibilidad, alejamiento del mundo y encerramiento en oscuridad.
Pero, el que se abre hacia la construcción de Shalom con el prójimo, también construye Shalom internamente, se libera, quiebra las cadenas del faraón, deja de depender de la droga de la religión, se ríe del fracaso de dioses o redentores impotentes como el tal Jesús.
¿Quieres ser «salvo»?
Entonces, sé un constructor de Shalom.
Vive con bondad, con justicia, con atención a las necesidades del prójimo, sin por ello quitarte lo que tu ser precisa.
Buenos consejos, que debieras tomar.