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Resp. 85 – Sobre gentiles

Hola Yehuda, espero que esté muy bien… Tengo dos preguntas: Mis preguntas no tienen un doble sentido… No trato de ofender al pueblo de Israel, solo son dudas y trataré de ser un poco organizado, disculpe si no respeto las normas de espacio pero quiero ser muy preciso con mis cuestionamientos…
Yo soy un no-judío o un gentil (disculpe pero el término no me gusta, quisiera saber porqué soy gentil y no simplemente un mexicano):

 1.¿Dios escogió el término gentil para todos los demás pueblos diferentes del judío?

2.¿Por qué no debo considerar peyorativo el término gentil?

3Yo, gentil de México, ¿Tengo el mismo "status" que un "gentil" de Oceanía?

4¿Ser judío es más que ser gentil ante los ojos de Dios? (no tiene doble sentido esta pregunta, ni guarda ninguna ironía.)

5¿A Dios le importa si soy Judío o Gentil?

6.Una compañera de la universidad llamada Elinor Maguen David afirma ser israelita pero no judía, a mí me pareció una incoherencia, pero si no la fuera ¿Cual es la diferencia entre ser israelita y ser judío?

7.¿Existe alguna diferencia entre los términos israelita, israelí, judío y hebreo?

UBALDO GERARDO ESPARZA DEL VILLAR

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Resp. 80 – Los animales impuros para los noájidas

 

Hola Lic. lo felicito por su labor, desde hace tiempo tengo una duda,
1- cuando D–s le ordeno a noe subir a los animales al arca hay una parte donde separa animales puros e impuros
2- ¿Acaso tambien nosotros lo debemos de hacer?
3- Segun tengo entendido solo los israelitas estan obligaos a cumplir la tora, cuestiones de alimentacion, etc,
4- ¿noe ya tenia nocion de que habia animales puros e impuros?
por favor saqueme de la duda. gracias.
Pako Moreno
Monterrey , Mexico

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LAS BASES DE LA TRANSFORMACIÓN INTEGRAL Parte I

          Introducción:

Tres nefastos sentimientos invaden hoy la mente de muchas personas en nuestra queridísima América Latina y en el resto del mundo; sentimientos que tienen su fundamento en tres poderosas excusas:

*       Sentimiento fatalista: “Este es mi trágico destino, por lo tanto, nada podré hacer para mejorarlo”.

*       Sentimiento de culpabilidad: “Muy graves han sido mis errores, por lo tanto, no hay forma de rectificarlos y cambiarlos para mi propio bien y el de mi familia y generación”.

*       Sentimiento de insignificancia: “Jamás podré salir de esta pésima vida que llevo”. “No soy nada ni nadie”.

Esta clase de pensamientos ha hecho que muchos hombres y mujeres de nuestra modernísima sociedad se encuentren hoy paralizados y petrificados emocionalmente, llevando un estilo de “vida” tormentoso y cruel. Piensan, y hasta creen, que no existe salida para sus muchos conflictos y que no hay forma de escapar airosos de esa pesadilla que sufren en silencio y, lo que es peor aún, se aferran a falsos dioses y a seudos movimientos religiosos buscando en ellos apagar la angustia de sus adoloridos corazones.

     El mal manejo de esta insoportable situación ha hecho que muchos hombres y mujeres tomen alocadas decisiones que tienden a agravar más sus escenarios, generando más caos y destrucción, no sólo de sus mentes, sino hasta de sus propias familias.

Este estudio ha sido diseñado para mostrarle a aquél que llora en su soledad que sí existe una solución real para su crisis personal y/o familiar, que los errores sí pueden ser rectificados y transformados para bien y que sí es posible superar una pésima condición particular en escenarios de excelencia y bienestar. Todo es cuestión de creerle a Dios, vincularse a Sus Preceptos, prepararse mentalmente para el cambio, romper el paradigma del “no puedo” y asumir una actitud valiente ante lo que lo acobarda.

Cambias tú, cambiará tu entorno:

Rompe con el paradigma que te hace ver que la culpa de tus desgracias la tienen las demás personas, o la sociedad, o Dios, o un mitológico “diablo” que te acecha continuamente y busca devorarte. Ese es un pernicioso y distorsionado enfoque espiritual que terminará hundiéndote más y más en las arenas movedizas de la desilusión y la miseria. Echarle la culpa a terceros es una actitud muy humana, pero del todo corrompida, la cual hemos heredado de nuestros ancestros Adán y Eva. Recuerda que Eva, cuando fue confrontada por el Eterno, le echó la culpa a la serpiente (“La serpiente me sedujo y comí”, exclamó), y Adán, por otro lado, le echó indirectamente la culpa a Dios cuando argumentó “la mujer que pusiste conmigo”. (Véase Génesis 3: 11-13). Ninguno fue capaz de admitir su propia responsabilidad en el recién hecho de desobediencia. Transfirieron la responsabilidad de sus actos a terceros. ¿Qué resolvieron con esto? ¡Nada! Antes bien, empeoraron todo el escenario, y finalmente fueron echados del Jardín del Edén.

 El entorno fue dañado, corrompido y trastocado por la imprudente decisión de un hombre y su mujer. ¿Quién se corrompió primero? El hombre, claro está. ¿Qué se corrompió después? Su entorno. ¿Cuál debe ser, entonces, la perspectiva de reparo que debemos emprender en nuestro escenario? Primero el hombre y luego el mundo. Pero, ¿qué es lo que está haciendo el hombre de hoy y de siempre? Intentando cambiar a su mundo, pero sin querer cambiar él como corona de la creación que es. ¿Te parece familiar este hecho? ¿Estoy contando, acaso, tu realidad personal? Vamos, admítelo. Tú y yo somos como Adán y Eva. Toda la culpa de nuestros fracasos se lo endosamos a otros, menos a nosotros mismos. Somos los “buenotes” de la película que nos hemos inventado. ¿En qué nos ha beneficiado mantener este comportamiento? En nada, ¿verdad? Por el contrario, más rencores nacen, crecen y se fortalecen en nuestro ser interior. Más complejos negativos, más divorcios, más enemistades, más deudas, más y más dolor le añadimos a nuestra golpeada vida. Pero, ¡basta ya! Asume tu lugar en tu mundo y en tu generación. ¿Quieres ver mejorar las cosas? ¡Sé que sí! Por lo tanto, lo primero que debes asumir es tu propia responsabilidad en la fracasada vida que llevas. Sólo tú eres el responsable de todo lo que te está aconteciendo. Eres el constructor o destructor de tu propia existencia. Y esto no debe desilusionarte, ni mucho menos llevarte al fango de la miseria. Antes bien, debe despertar en ti todo ese cúmulo de energías positivas que hoy duermen dentro de ti y utilizarlas en tu viaje al cambio integral. Las cosas pueden cambiar, mejorar y enderezarse. Depende de ti.

 

Comenzar el proceso hacia el cambio es la clave de la transformación integral:

         Huir del problema, endosárselo a terceros, echarse a morir o resignarse a una vida vacía y sin fruto, son actitudes mediocres que no resuelven nada, sino que tienden a empeorar las cosas y a hacer infelices a sus víctimas. Esperar acomodado en el sillón de la indiferencia que “un milagrito” resuelva todo tu mundo de problemas, como es costumbre entre los idólatras, encaja bien en un marco puramente fantasioso y absurdo.

    Mi amigo, las clave es DECISIÓN. Hay que decidirse por un cambio efectivo, real, total y completo. Decidirse, decidirse y decidirse; no hay otro camino a seguir. Sin embargo, debo confesarte que el viaje hacia la libertad integral no es un asunto fácil. Se requiere mucha fortaleza, disciplina y perseverancia. Recuerda, es UN PROCESO. Se necesita tiempo, paciencia y tenacidad. Tendrás que vencer el desgano, la impaciencia, el temor, la culpabilidad, el temor al qué dirán y hasta el rechazo de otros. No obstante, debes atreverte a dar el primer paso. Es el más difícil, pero el definitivo para emprender tu viaje.


         Nunca se te olvide que el Mar Rojo se partió, ante todo un pueblo que lloraba su crisis, cuando un hombre, Moisés, dio el primer paso: Golpear las aguas y adentrarse en ellas. Incluso, se necesitó mucha firmeza para ver el portento divino, pues las aguas ya alcanzaban el cuello de los Israelitas. Pero finalmente las aguas cedieron ante la tenacidad de Moisés quien decidió avanzar hacia su liberación, creyendo firmemente en la promesa del Eterno (Véase Éxodo 14). ¿Por qué fue derribado el gigante Goliat? Porque un jovencito decidió luchar contra él y vencerlo. ¿Existían peligros? ¡Por supuesto! ¿Había posibilidades que David cayera destrozado en las bestiales manos de Goliat? ¡Claro que sí!, y muchas. Pero David no se arredró ante el desafío. Dio el primer paso, planificó su estrategia y fue luego a cumplir su tarea: salvar a Israel de la ignominia (Véase 1 Samuel 17).


         Has sido llamado a la libertad integral; por lo tanto, salta hoy del valle de la mediocridad y la vergüenza. Vístete de valor y confianza. Da el primer paso hacia tu libertad. No dejes que los temores y los sobresaltos te paralicen. Empieza ya, hoy, ahora mismo. Tienes todo de tu parte. El cielo suele respaldar, fortalecer y ayudar a aquellos que deciden cambiar, rectificar y comenzar de nuevo. Deja que los ignorantes, envidiosos y torpes de visión ladren su fanfarronería. Tú, avanza. Prosigue hacia la meta: tu entera liberación. No esperes “señales celestiales” ni “experiencias extra sensoriales” para arrancar tu marcha. Inicia tu jornada ahora mismo. Eleva al cielo una plegaria que encienda la moribunda llama de tu corazón, y el Eterno, que es benigno y misericordioso, te abrirá todas las posibilidades para que faciliten tu viaje hacia tan anhelada libertad.

Alfredo Zambrano García

 

No es cuestión de teologías o complejas pruebas…

Para los hijos de Israel resulta ciertamente sencillo saber qué cosa es idolatrí­­a y que cosa es fidelidad al Eterno.
Brindemos atención al texto, claro, simple, excplí­­cito que el mismí­­smo Padre celestial nos ha encomendado:

«[Haz de saber que] Yo soy, el Eterno tu Elokim que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud»
(Shemot / Éxodo 20:2)

Dios, el Uno y Único es aquel que sacó a nuestros padres de la angustia de Egipto.
Todas las otras cosas, (objetos, personas, entidades incopóreas, entes, etc.) que no son aquel Dios que rescató a nuestros padres, sencillamente no son Dios.
Así­­ pues, Jesús, Krishna, Apolo, Alá, Mithra, el Buda deificado, Brahma, Iemanjá, Sai Baba, Baal, Vishnú, Ra, Amón, Gaia, el dios de la Metafí­­sica, el Verbo gnóstico entre tantas decenas de otros «dioses ajenos» no son Dios, pues ninguno de estos personajes mitológicos son el Ser supremo que salvó a nuestros antepasados, los condujo, sustentó y les reveló Su Palabra eterna (la Torá).
Dios, el Uno y Único no necesitaba otra «cédula de identidad» que el presentarse como el Ser que sacó a nuestros padres de Egipto.

«Al Eterno tu Elokim temerás, y a Él servirás. A Él te adherirás y por su nombre jurarás.
Él es tu alabanza; Él es tu Elokim que ha hecho por ti estas cosas grandes e imponentes que tus ojos han visto.»
(Devarim / Deuteronomio 10:20-21)

Ese mismo Dios, Uno y Único liberador de las opresiones de Egipto, es el que mantuvo a los israelitas en el desierto durante cuarenta años.
Dí­­a tras dí­­a manifestaba Su presencia con milagros, inmensos hechos supranaturales, por lo que TODO el pueblo de Israel podí­­a dar testimonio de la veracidad de estos sucesos y por tanto de la presencia e intervención de Dios en sus vidas.
No eran hechos aislados, milagritos, tramoyas fabricadas por un grupo de estafadores, producto de la histeria de algunas personas impresionales, sino que eran portentos impresionantes que eran experimentados por TODO un pueblo, entre los que se contaban también personas no muy dispuestas a someterse a Dios, pero que no podí­­an de dejar de reconocer Su presencia.
Ese Ser, y solamente ese, es Dios.
Ningún otro puede ser reconocido como Dios, o representarLo, o adjudicarse Sus hechos, puesto que a Dios exclusivamente debemos venerar, a Él servir, en Él confiar, por Su nombre bendecir y jurar.
Ese Dios, Uno y Único, que te repito no se Lo conoce por medio de teologí­­a o prédicas complejas de taimados pastores, o por la manipulación artera de oscuros pasajes bí­­blicos,
sino que se Lo conoce a través del testimonio fidedigno que se fue trasmitiendo por TODO un pueblo, de padres a hijos, de maestros a discí­­pulos, que se aferraron al testimonio con plena fidelidad y mantuvieron en vigencia y con vida el contrato de la Alianza eterna que habí­­an sellado con el Padre celestial.

Entonces… ¿Jesús, o la mí­­tica trinidad, o cualquier otro dios ajenos, son los que se manifestaron ante Israel?
¿Son el Dios, Uno y Único que fue testimoniado por generaciones de testigos presenciales?
La respuesta la sabemos… NO, no lo son…

Pero hay más.
Atiende por favor, te citaré un bellí­­simo pasaje de la santa Palabra eterna, y luego no te daré ninguna explicación. Dejaré que la claridad explí­­cita del pasaje sea la que te haga comprender que a Dios no se llega a través de teologí­­a, discursos tediosos, manipulaciones literarias, supuestas profecí­­as en libros faltos de valor. A Dios se llega a través de la confianza, no de la fe tonta. Atiende mi querido:

«Solamente cuí­­date y cuida mucho tu vida, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los dí­­as de tu vida.
Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.

El dí­­a que estuviste delante del Eterno tu Elokim en Horeb, el Eterno me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que Yo les haga oí­­r mis palabras, las cuales aprenderán para temerMe todos los dí­­as que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos.’

Y os acercasteis y os reunisteis al pie del monte. El monte ardí­­a con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad.

Entonces el Eterno os habló de en medio del fuego. Vosotros oí­­steis el sonido de sus palabras, pero aparte de oí­­r Su voz, no visteis ninguna imagen.

Él os declaró su pacto, el cual os mandó poner por obra: las diez locuciones [aseret hadevarim]. Y los escribió en dos tablas de piedra.

En aquel tiempo el Eterno también me mandó a mí­­ que os enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomar posesión de ella.

Por tanto, tened mucho cuidado de vosotros mismos, pues ninguna imagen visteis el dí­­a que el Eterno os habló en Horeb de en medio del fuego.
No sea que os corrompáis y os hagáis imágenes, o semejanza de cualquier figura, sea en forma de hombre o de mujer, ni en forma de cualquier animal que esté en la tierra, ni en forma de cualquier ave alada que vuele en los cielos, ni en forma de cualquier animal que se desplace sobre la tierra, ni en forma de cualquier pez que haya en las aguas debajo de la tierra. 
No sea que al alzar tus ojos al cielo y al ver el sol, la luna y las estrellas, es decir, todo el ejército del cielo, seas desviado a postrarte ante ellos y a rendir culto a cosas que el Eterno tu Elokim ha asignado a todos los pueblos de debajo del cielo.

Pero a vosotros el Eterno os ha tomado y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis pueblo de Su heredad como en el dí­­a de hoy.»
(Devarim / Deuteronomio 4:9-20)

Atiende, no podemos jamás aceptar que un usurpador se ponga en medio de Dios y nosotros.
No es válido admitir un mediador espiritual que nos conecte con el Padre celestial.
Es ilí­­cito olvidar lo que Dios nos ha manifestado y ordenado, para ir en pos de nuevas ideas, «nuevos testamentos», que desví­­an de la fidelidad amorosa y reverente.
Pues esto se nos ha dicho:

«Ten cuidado; no sea que te olvides del Eterno que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Al Eterno tu Elokim temerás y a Él servirás, y por Su nombre jurarás.
No iréis tras dioses ajenos, tras los dioses de los pueblos que están a vuestro alrededor»
(Devarim / Deuteronomio 6:12-14)

No vimos imagen de Dios, no es cuerpo, no es hombre, ni otro ser de los creados.
No vimos otra cosa que Sus actos, pero oí­­mos Su silenciosa pero penetrante voz, que llena con Su gloria cada milí­­metro de nuestro ser.
Esa voz que nos ordenó serLe fiel, negar toda adoración o reverencia a otro ser, despojarnos del mí­­nimo rastro de idolatrí­­a, es decir quitarnos todo lo que es infidelidad y mentira.
Esa voz que anunció con perfecta claridad:

«Escucha, Israel: el Eterno nuestro Elokim, el Eterno uno Es.»
(Devarim / Deuteronomio 6:4)

Uno, sin dos, ni tres.
Uno sin par, que nada se le iguala.
Uno que no tiene un cuerpo, pues entonces serí­­a más de uno.
Uno que es eterno y que ha sellado una Alianza eterna con nosotros.
Uno que hemos conocido personalmente, que hemos aceptado con confianza, que hemos ido trasmitiendo con fidelidad a lo largo de las generaciones y lo ancho de nuestros exilios.
Uno que no cambia, ni miente, ni cambia Sus promesas.
Uno que no es Jesús, ni cualquiera otro de los dioses ajenos, que no son más que monigotes, fantasí­­as, ilusiones en la febril mente de los que depositan su fe en ellos.
Uno que es nuestro Padre celestial, Padre de todo ser, y que ha escogido a Su primogénito, el pueblo judí­­o, para que sea Luz de las naciones.
Uno que es justo y misericordioso.
Uno que nos ha hablado, nos ha liberado y lo continúa haciendo constantemente.

En resumen, no podemos definir a Dios, ni encerrarlo en palabras o pensamientos.
Pero sí­­ podemos saber quién es Dios y que cosa es falsedad.

Lo sabemos, lo heredamos, lo vivimos y lo preservamos para nuestra posteridad.

Resp. 55 – Una cuestión de traducción

Estimado Lic:Ribco.
Reciba cordial saludo.
He estado leyendo algunas de las muchas cosas interesantes que usted escribe. Ahora entiendo (asi espero) que soy noájida, mi pregunta es.
Si los noajidas hemos tenido 7 mandamientos, por qué razon cuando algun extranjero (si es que se refieren a noajidas) trabajaba para algun judio, tenia que cumplir con los reglamentos u ordenanzas de estos. Un ejemplo seria cuando HASHEM establece pacto de la circunsicion con Abraham. Genesis 17;27. Muchas gracias por su respuesta y ayudeme a salir de la ignorancia.
Atte.
Rose Schoo
Nederland

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Mazal Tov a la Kehilá Venezolana

Hoy, 28 de Noviembre, a las 19:00 hrs, en las instalaciones de la Unión Israelita de Caracas, se reunirá la Junta Directiva de la Confederación de Asociaciones Israelitas de Venezuela para presentar su Página Web. Con este paso que da la comunidad judía venezolana se denota el crecimiento y la unidad que posee dicha kehilá, la cual ha sido construída estrechamente vinculada a la vida nacional del país.

De mi parte, y de parte del mundo noajida en Venezuela, reciban Mazal Tov, y quiera D»s que pronto Retorne el Pueblo de Israel a su Ancestral Tierra; Gracias por el influjo positivo que dejan en nosotros… 

Resp. 42 – Salida de Israel de Egipto

¿ Los noajidas tambien salieron de la tierra de egipto ?
Moshe Zambrano P.
Tachira, Venezuela

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Ahmadinejad: su nombre dice algo.

Elias Farache es un excelente columnista del semanario de la comunidad judía de Caracas, Nuevo Mundo Israelita, les propongo leer este artículo muy detenidamente, para que nuestras observaciones sobre el conflicto que genera el Imperio Árabe-Musulmán, sean fortalecidas por las palabras del Sr. Farache.

Acoto que, tanto el artículo, como todo su contenido es propiedad de Elías Farache y de Nuevo Mundo Israelita.

 

El presidente de Irán ha resultado una figura muy triste para el mundo judío. Su nombre es también muy particular.

Ahmadinejad es un valiente, por inconsciente. Una persona capaz de expresar su profundo sentido antijudío y antisonista sin tapujos. Niega el Holocausto y llama a borrar a Israel del mapa sin vergüenza alguna. No le importan las consecuencias de sus palabras ni de sus acciones: se cree intocable. Hasta ahora lo ha sido.

Uno se pregunta si un hombre así puede andar libre por el mundo, como jefe de Estado de un país relativamente poderoso. La respuesta es sí. El mundo teme irritarlo y pagar las consecuencias de su irritación. Se sabe que tolerarlo puede acarrear males mayores después, pero se prefiere esperar ahora, cambiar tiempo por terror a futuro.

Como de costumbre en estos casos, los judíos estamos más afectados. Si somos judíos, por sionistas; si somos sionistas, por judíos.

En su última entrevista a la revista Time, que tuvo lugar en La Habana, Cuba, durante la reunión de los No Alineados en septiembre del 2006, Ahmadinejad habla sobre su programa nuclear y, sin la menor vergüenza, vuelve a afirmar que Israel no debe existir, con argumentos que tienen una profunda raigambre: los judíos no tienen derecho a un Estado, y menos aún, en el territorio entre el mar Mediterráneo y el río Jordán.

A la pregunta de si al decir que Israel debe ser borrado del mapa es mera retórica o realmente es su intención, responde:

“La gente en el mundo es libre de pensar en la forma que quiera. Nosotros no insistimos en que cambien sus puntos de vista. Nuestra posición acerca de la cuestión palestina es clara: nosotros decimos que una nación ha sido desplazada de su tierra. Palestinos son asesinados en sus propias tierras por aquellos que no son sus pobladores originales, que han venido de partes remotas del mundo. Nuestra sugerencia es que cinco millones de refugiados palestinos regresen a sus casas y que entonces el pueblo entero de esas tierras lleve a cabo un referéndum y elija su propio sistema de gobierno. Esta es una forma democrática y popular”.

A la pregunta de si cree que los judíos tienen derecho a su propio estado, Ahmedinejad responde:

“No nos oponemos a ello. En cualquier país en el cual la gente vote para que los judíos accedan al poder, es asunto de ellos. En nuestro país, los judíos viven y están representados en el parlamento. Pero los sionistas son diferentes de los judíos”.

 

Inmediatamente el entrevistador le pregunta si los judíos de Irán no han de sentirse heridos por sus comentarios, que niegan que seis millones de judíos hayan sido asesinados en el Holocausto:

“Acerca del Holocausto, yo sólo he hecho algunas preguntas. Y no recibí respuestas a ninguna de ellas. Dije que durante la Segunda Guerra Mundial, cerca de sesenta millones fueron asesinados. Todos eran seres humanos y tenían sus propias dignidades. ¿Por qué sólo seis millones? Y si esto hubiera sucedido, entonces es un evento histórico. ¿Por qué no se permite investigación independiente?”.

El entrevistador le reitera que se ha hecho investigación masiva sobre el tema:

“Ponen en prisión a quienes tratan de investigar. Acerca de eventos históricos cualquiera debe ser libre de conducir investigaciones. Asumamos que el Holocausto tuvo lugar. ¿Dónde tuvo lugar? Entonces, ¿cuál es la falta del pueblo palestino? Estas cosas son bastante claras. Estamos esperando por respuestas”.

Existe un principio básico que los judíos debemos respetar: no discutir con antisemitas. No tiene sentido. Alguien que odia a los judíos porque sí no puede ser convencido de la falta de culpa de estos últimos. Cuando se aclara algo, es sólo para que terceras partes no sean influenciadas ni confundidas por estos bárbaros.

El presidente de Irán se ubica en el grupo de revisionistas del Holocausto. Trata de minimizar el evento, comparando la muerte del total de víctimas de la Segunda Guerra Mundial con los seis millones de judíos. Lo que no dice, ni nunca dirá aunque lo sabe perfectamente, es que los seis millones de judíos murieron asesinados sólo por ser judíos. Se buscó a quienes tenían hasta un abuelo judío para ser deportados y asesinados, en aras de una limpieza étnica y racial sin precedentes en la historia de la Humanidad. Se asesinó judíos de Alemania y de cada país en el cual el régimen nazi se hacía del control, se mató ciudadanos que no estaban “en combate” ni mucho menos. Se asesinó judíos que eran ciudadanos alemanes y de países del Eje, así como a judíos de países en conflicto, ocupados o en vías de ocupación… porque eran judíos. Con sus palabras, Ahmadinejad quiere confundir al mundo. No ha de lograrlo.

Para rematar su argumentación, niega la vinculación de los judíos con la tierra de Israel. Cuidado. Si el Holocausto no hubiera ocurrido, de igual manera el Estado Judío hubiera tenido que crearse. El derecho de autodeterminación de los judíos en su territorio ancestral no es un concesión del mundo al sufrimiento que le inflingió a los judíos. El Holocausto sensibilizó y aceleró quizás el proceso, pero el derecho de los judíos a su autodeterminación territorial es independiente de ello. Tratar de “reubicar” a los judíos en Europa como compensación por los daños causados es otra vil estratagema de lógica antijudía.

Lo peligroso del presidente de Irán no es sólo su posición y sus declaraciones, sino el espacio y cobertura que tiene. En una semana ha sido la vedette de los medios de comunicación: una portada en Time, la revista quizás de mayor circulación en el mundo; derecho de palabra en la conferencia de los No Alineados y la cobertura que ella tuvo; visita a Venezuela a todo trapo; derecho de palabra en la ONU, nada menos que en la propia ciudad de Nueva York, con un despliegue de televisión y prensa escrita sin muchos precedentes. Sin duda que algunas de sus declaraciones, si no convencen, al menos pueden generar cierto cuestionamiento y confusión sobre verdades históricas.

Ahmadinejad es un peligro porque revierte la carga de la prueba. Somos víctimas de la Shoá, con millones de familias que sufrieron la pérdida de familiares y debemos salir a explicarlo y demostrarlo. Somos judíos y los únicos en tener un Estado (reinado) independiente en lo que hoy es Israel, con derechos religiosos, históricos y nacionales… y debemos argumentarlo. Es como si alguien nos reclamara en la calle que la camisa que vestimos no es nuestra, y so pena de no presentar en el acto la factura, se nos acusara de vestir una camisa que no es propia. Y el mundo le da mucha cancha, mucho escenario a semejante personaje.

Ahmadinejad es un nombre que se presta a un juego de palabras en hebreo: Ahma-Din-Ejad. Ahma tiene las letras de Amán, el célebre ministro del rey Asuero en la Persia de la historia antigua, que quiso eliminar (borrar del mapa) a todos los judíos. Una serie de casualidades (causalidades divinas) impidieron que llevara a cabo esa fechoría. Murió en la horca, de la misma manera que pretendía ejecutar a su archirival judío y miembro de la corte del rey, Mordejai (Mardoqueo). Para todos los “Amanes”, los enemigos del pueblo judío, los antisemitas de profesión y convicción, hay un juicio único, un Din Ejad (juicio único en su traducción del hebreo). Curioso este nombre. Ahmadinejdad: Ahmad, tu juicio es uno, único.

Quiera Dios que el presidente de Irán quede sólo en las palabras, y además, que estas nos sean oídas, mucho menos creídas.

 

 

 

Elías Farache S.

 

Hijos de Noé, un punto de vista particular

En la Torah, tenemos la oportunidad de encontrarnos con tres culturas que emergen de sus ancestros: De Shem – el pueblo de Israel, de Jam – el pueblo de Kenaan y de Iefet – la cultura griega.

He aquí parte de su historia:

 

Noaj se emborrachó, y reveló su desnudez. Sus tres hijos reaccionaron de diferente forma:

Jam – quien libremente contó a sus hermanos la desgracia que sintió, al ver a su padre desnudo, mostrando así la falta de sensibilidad a la dignidad humana.

Shem tomó la iniciativa para corregir la situación, como la Torá lo insinúa utilizando el verbo en singular, cuando describe el acto de cubrir a su padre, que es atribuido a él secundado por su hermano Iefet, como cita el versículo: “…tomó Shem y Iefet el manto, colocándolo sobre los hombros de ambos, caminaron hacia atrás, y cubrieron la desnudez de su padre, con sus rostro mirando hacia atrás, la desnudez de su padre no vieron”

 

A lo que Rashi (Rabí Shlomo Itzjaki) explica: “nos enseña que Shem, se esforzó más en la acción que Iefet por esta razón sus hijos (el pueblo de Israel) tuvieron el privilegio de usar el Talit (manto) con Tzitzit (los flecos) y los hijos de Iefet (los griegos) recibieron como obsequio el uso de la túnica. (Breshit 9:23).

 

¿Qué motivó a Shem cubrir a su padre con el rostro vuelto atrás? No descubrir en público el estado de embriaguez en que se encontraba su padre, y ¿por qué razón cubrió Iefet a su padre? Por que según él era vergonzoso ver a su padre en tan lamentable situación.

 

El Rabino Shimshon Rafael Hirsh explica: “Vemos aquí, los prototipos de tres diversas tendencias culturales entre naciones e individuos. Shem representa espiritualidad, Jam, la cima de lo físico y Iefet representa el punto de convergencia entre lo espiritual y lo físico, que es el arte de la belleza externa”.

El Rabino continúa diciendo: “hay naciones que salen a conquistar y destruir y alrededor de todo esto, se encuentra la violencia y la insolencia. Hay otras naciones que dedican su energía al arte y la estética, ellos cubren lo físico con el deleite, gracia, encanto, y viven en contacto con el mundo espiritual, involucrándose en la poesía y la música. Estos son los seguidores de Iefet.

Naturalmente, esto no es la cima de la espiritualidad, al contrario, a la esencia de la espiritualidad se llega cuando reconociendo la verdad y la bondad absoluta, puedan alcanzar su pleno potencial. Esta es la idea del legado de la cultura de Shem”.

 

Cuando Noaj se da cuenta lo que pasó maldice a Jam y bendice a Shem y Iefet diciendo: “Él (la Divina Providencia) reside en las tiendas de Shem” esa es la razón por la cuál la Divina Providencia, se encontró en el Sagrado Templo construido por el Rey Shlomo, y no en el Segundo Templo construido bajo los auspicios del rey Coresh (Ciro) de Persia, descendiente de Iefet.

 

El Rabino Kuk (Orot paj. 252) explica: “D’’s fue bondadoso otorgando a las naciones del mundo el conocimiento del arte, para crear un punto de contacto entre las diferentes culturas que permite crear un cierto nivel de unidad entre Israel y el resto del mundo”.

Sin embargo, la conexión es externa.

También escribe en Orot Hakodesh (11 pág. 403) “Cuando se profundiza en los secretos de la Torá, se descubre que en esencia, el lado estético de Iefet emana de las tiendas de Shem”.

(Texto basado en las enseñanzas del Rabino Iona Blickstein, de la Unión Israelita de Caracas, son de él todas las referencias a rabinos sabios de Israel.)

Érase una vez la Ciudad Blanca

Titulamos este artículo como se cuenta una historia, porque la historia ha hecho merecedora a la ciudad blanca de Tel Aviv de reconocimiento internacional. Desde el 3 de julio de 2003, recordaremos que la UNESCO, ha declarado Patrimonio Moderno de la Humanidad a esta zona de la metrópolis que se encuentra enclavada a orillas del río Yarkón y bañada por las cristalinas aguas del mar mediterráneo.

 

Mirando atrás, en el tiempo pareciera ser que todo fue iniciado por una conspiración arquitectónica, surgida de las escuelas europeas de principios del siglo XX, identificada con las tendencias urbanísticas que marcaban la pauta para aquel momento y que dio su golpe maestro cuando aquella banda de aventureros, llamados sionistas, cruzó el mar mediterráneo para fundar la patria judía.

 

Tel Aviv se manifestaría en la arenosa llanura, frente al mar que vio nacer la cultura occidental, al norte del promontorio de la Bella, Yaffa, cuando la Sociedad Ahuzat Bait adquirió los terrenos para construir la “colina de la primavera”, una ciudad formada de la acumulación de vestigios de civilizaciones, una ciudad en donde renacería la civilización hebrea, una ciudad de futuro para el pueblo escogido. En esta sinfonía urbanizadora Sir Patrick Geddes sería el director de la orquesta; usando toda su maestría crearía una ciudad basándose en las ciudades de la campiña inglesa; tendría la oportunidad de plasmar todo su conocimiento autodidacta en estos terrenos vírgenes, arados por la brisa solana, mientras se formaban en Europa los que harían de la idea de Geddes una realidad.

 

En 1933 la persecución nazi obligó a centenas de judíos a emigrar a la tierra de Israel; mientras morían millones a manos de la intolerancia más extrema, éstos  fueron inmortalizados en su maravillosa obra, para honrar a aquellos que no vieron la tierra que fluye leche y miel, viven aún en la ciudad blanca, Gropius, Mendelsohn, Terragni, Van der Rohe, Geddes, Le Corbusier. Durante la década del treinta estaban trabajando a orillas del mar Mediterráneo doscientos arquitectos, casi todos formados en el “Estilo Internacional”; dos mil edificios muestran un lenguaje homogéneo, muestran la idea urbanizadora de Geddes aplicando el concepto arquitectónico de la escuela europea.

 

Más de la mitad de un siglo vivió y floreció la ciudad blanca, por sus calles y paseos caminaron importantes personajes, ocurrieron centenas de acontecimientos inscritos en la inmensa historia del pueblo de Israel, sus plazas más de una vez vieron pasear a los novios, que años más tarde paseaban como esposos y un tiempo más tarde los hijos de estos jugaban alegremente bañados del sol primaveral.

 

Un pueblo trabajó duro, hizo de la tierra desdeñada por invasores extranjeros un lugar apacible, un lugar habitable, confortable, la diáspora se arrojaba a los brazos de su Patria y la ciudad demandó crecer, y creció, creció de acuerdo a su filosofía, aplicando los estilos internacionales, que ya no eran los mismos de los años 30, ahora se levantaba una sombra para la noble ciudad blanca. 

 

A finales del siglo XX los espacios que inmortalizaban a aquellos héroes de la arquitectura en Tel Aviv se precipitaban, la tan soñada joya del mediterráneo se veía opaca a la luz de los nuevos estilos arquitectónicos, la colina vencía a la primavera, Yaffa se convertía en el centro de la vida citadina; comprobamos duramente que el valor de una ciudad no es su modernidad, su porte futurista, sino su capacidad de entrelazar historias, de atesorar huella.

 

La ciudad blanca hoy retoma su lugar en la historia, no envanecida por su aire heroico de modernidad, constituye orgullosamente su imagen de ciudad concebida por el hombre, la ciudad blanca de Tel Aviv vuelve a la vida. Tiene que enfrentarse aún al tiempo, ocupar su lugar en el espacio con elegancia, evolucionando y preservando aquellas ideas que representan su valor, el blanco.

 

Apreciando este hecho trascendental en la historia que escribimos hoy, la comunidad judía venezolana, por medio de la iniciativa tomada por la Unión Israelita de Caracas y más específicamente por el Museo Kern, patrimonio del acerbo cultural de la comunidad judía caraqueña, expresa mediante la exposición “De la Bauhaus a la ciudad blanca de Tel Aviv” un acercamiento a ese momento histórico, a ese devenir del tiempo que consumió y ha hecho resurgir la obra maestra de los cultores de los primeros estilos modernistas, esta muestra arquitectónica es un recorrido por el proceso de construcción de un propósito de vida ciudadana.

 

La muestra envía un claro mensaje a la colectividad nacional, al mostrarnos cómo la ciudad blanca de Tel Aviv, insigne portadora del prestigio que le ha otorgado la Comunidad Internacional, junto con la Ciudad Universitaria de la UCV y otras edificaciones en el mundo, surge y afianza sus raíces arquitectónicas. Debemos preocuparnos por nuestro valioso patrimonio moderno, debemos exigirnos respeto por las estructuras clásicas que no solo adornan las calles y avenidas de nuestras principales ciudades; la historia y cultura de un país deben estar plasmadas en sus edificios; así como perduran en la conciencia colectiva las civilizaciones ancestrales por el recuerdo constante de sus magníficas edificaciones, así debe permanecer por siempre nuestra memoria para las generaciones futuras.