Mira con atención la imagen que te estoy presentando.
Obsérvala con detenimiento.
Permite que tus ojos se posen y la recorran lentamente.
Concéntrate.
Y luego contesta a esta pregunta:
¿cuántos tonos de rojo crees que hemos usado?
¿Cuántos has dicho?
¿Dos, tres?
Realmente la respuesta es….
(mira más abajo)
UN sólo tono de rojo ha sido usado en esta imagen.
Ahora bien, son muchas las enseñanzas de este pequeño ejercicio, pero quiero que te detengas en una sola moraleja.
El contexto, aquello que rodea el texto, tiene tal poder sobre el texto, que hace aparecer ante el ojo «realidades» que no existen.
Por la manera en que el contexto está configurado en nuestra imagen, tú ves dos tonalidades rojas allí en donde solamente hay una.
Y por más que te esfuerces por ver lo que te digo que es la realidad, en tanto que el contexto permanezca inalterado, tú seguirás viendo al menos dos rojos diferentes.
¿No es así?
Traduzcamos esto para tu vida cotidiana.
El ambiente, cuando de cuestiones sociales se trata, modifica la realidad hasta el punto de que uno ve ciertas cosas que en la realidad no existen.
Es decir: «dime con quién andas, y te diré que estás aprendiendo a ver».
Si tú te juntas con personas fieles del Eterno, buenos noájidas, buenos judíos, entonces tu ambiente es de pureza, de verdad, de justicia, de bondad. Estás siendo educado para tener un contacto sincero con la realidad, allí en donde el contexto favorece la comprensión del texto; en donde la sociedad está al servicio de tu crecimiento personal, sin egoísmos ni sometimientos.
Pero si te rodeas de falsos judíos mesiánicos, o de otras personas que son contrarias a Dios y la verdad; si tus amistades son predicadores de falsos dioses y fracasados aspirantes a mesías; si tu congregación se dedica a predicar las vanidadedes ajenas a la verdad, entonces tu realidad se llena de falsedad, de colores extraños que no existen, de pensamientos perturbados que no te permiten tener un contacto honesto con el mundo, ni un diálogo limpio con el Padre.
Presta atención a tu ambiente, atiende a las amistades que tienes, inspecciona tu comunidad, y si notas que los temas no son habitualmente la justicia, la bondad y la verdad, entonces estás en un lugar equivocado.
Ven con nosotros a FULVIDA, súmate a los fieles del Eterno.
Aprende a reconocer certeramente los colores de la realidad.
Es tu misión y tu manera de asociarte a la construcción del mundo a la Luz del Eterno.
Quedo a tus órdenes.
Lic. Yehuda Ribco
Presidente Honorario de FULVIDA Internacional