vengan y saltemos de gusto
amigos buscadores de shalom
pues de ser carbón de susto
hoy atizó un gran fogón
Afortunadamente, algunas gotitas impulsados por la energía cinética interna incrementada por la luz, botan y rebotan, el camino es Browniano (tortuoso), algunas se quedan en la pared, humedeciéndola y creando lama…
Había algo que nos aterraba más que el mismo infierno, al menos a mí, y es que en ésa iglesia con tamaño pitoniso (adivino…) de dirigente, la cosa era terrible, nos decía recibir visiones de “intercesores” en otras regiones del mundo pidiendo piedad por la iglesia (para no ser destruida por la cólera divina), y por si fuera poco, resultaba que “ángeles” la hacían de espías a su servicio, que nos espiaban en la intimidad de nuestros hogares, cuando pecábamos en oculto, o algo igual de grave, cuando conspiraban contra él.
Mi hermano Ascensión, trabajaba fueras (de albañil), y ya estaba cansado (considero que hoy más) de los vaticinios y manipuleos, al ver esto el reverendo, le insistía que se sometiera, llegó a vaticinar, que si salía a trabajar fueras y no se quedaba a la oración nocturna, dios lo iba a matar en un accidente automovilístico, la situación era difícil para mi hermano, debía cumplir con su trabajo, pues era maestro de obras, se aunaba que a mi padre, le fascinaba ir con él (a mi papa le gusta viajar y conocer gente), pues mi hermano no le ponía trabajos pesados (mi padre tenía como 65 años).
Su esposa, durante el camino a su casa, afligida le pedía que no fuera, mi hermano le dio sus razones, necesitaba el empleo para mantenerla a ella y a sus tres hijas, además de las gemelas que venían en camino, que había quedado con el arquitecto, y que el no temía ala muerte, que para eso hemos nacido, y la consolaba contándole anécdotas, en las que los campesinos de aquellas regiones lo habían amenazado de muerte etc, pero el entre tanta suplica, empezó a temer por la integridad de mi papá, así que planeó: “en cuanto llegue a mi casa, hablare ala casa de mi papá y le pediré que no vaya”. Pero al llegar a su casa, mi padre estaba sentado en la banqueta muy emocionado, lo esperaba tenía media hora, mi hermano con la aflicción, decidió cumplir con su deber de empleado y presentarse junto con mi padre a su trabajo, ¿Cómo cree que termina este relato?, mi hermano esta con vida asta hoy, y después de haber tenido una cirugía de hernia…
Yo siempre sentí un profundo aprecio por el pueblo judío, incluso por los fariseos, a pesar de que en los evangelios se los pintaba como los malos de la historia, en el fondo yo los veía como defensores de su glorioso pasado, por ello opinaba, que no se debía ser severo con ellos, si no con “amor” atraerlos al “buen camino”. Al leer los hechos de los apostatas (apóstoles), no entendía por que me provocaba cierta indignación y descontento el método de Pablo de meterse a las sinagogas disfrazado de judío, algo no me agradaba de eso.
En mi ceguera, recurrí a hacerme de panfletos, donde algunos misioneros presumen demostrar que el colgado es el mesías, los hojee y me parecían buenos, para convencer a los judíos, esperaba yo el momento para encontrarme con uno y convertirlo. No conocía a ninguno.
Pero si conocí en la facultad, a jóvenes, que a pesar de ser algunos de ellos geniales, les preocupaban las cosas “espirituales”, jejeje, me pensaba yo, aquí esta mi oportunidad de convertir a gente ilustre para el evangelio, así que aprovechando ello, los incitaba a platicas religiosas, ellos me mostraban su preocupación por agradar a Dios, otros por mejorar sus vidas, como personas. Entonces, me comprometí con ellos a regalarles un “estudio” de mi puño y letra (es un decir lo imprimí y se los respalde además en un disket) para acercarlos al señor. Me decía yo este trabajo me servirá para demostrar todo lo que eh aprendido (el ego).
Con otro compañero, católico, platicábamos sobre Ieshu, en una de esas pláticas, comentábamos sobre la certeza de creer en el colgado, me platicaba sobre el magisterio de la iglesia, para probarlo. Y yo para no quedar mal, me puse a sacarle citas bíblicas, de súbito por reflejo, le mencioné un pasaje memorizado, pero no analizado por mí: “Si se levantare en medio de ti un profeta o soñador de sueños, dándote señales y prodigios, y estos se cumplieren, pero diciéndote, vengan y vamos tras dioses ajenos, que tu no conoces… Yo eh enviado a ese para probarte, si amas al señor con todo tu corazón… pero tal profeta y soñador debe morir. Vi que de repente su rostro cambio y note que se puso inquieto, yo le pregunte, ¿que te pasa? el me expresó:
“¡te das cuenta de lo que acabas de decir!”
–sí, ¿por qué? (bien fresco pensando los artilugios que le iba a contestar),…
– as pensado que pasaría si nosotros fuéramos los que estamos equivocados (me dijo).
– pero nosotros no estamos equivocados, Ieshu bla, bla, bla….
Dije un montón de disparates, que me aquietaban aparentemente, pero ni a él ni a mí en el fondo nos convinieron, pero trate de olvidar eso, asta que…
En mi sucio panfleto, me atreví, a mencionar ese texto de la Torá (claro con la fraudulenta invención de Reina- Valera…), descaradamente ponía el comentario: “eso nos muestra que el pueblo de Israel no debía basar su fe en los milagros”. Pero no me atreví a decir (pues eso no me habían enseñado), a que, debía ser fiel el Israelita.
Textos descontextualizados, profecías cuadradas (cuchareadas), sembradas,… de todo me valí, para sustentar el engaño, me percataba de que los cálculos no cuadraban, de todas las inexactitudes, pero… mi deseo de defender al colgado, mi ego que me decía: “como vas a aceptar ante tus compañeros que: “siempre no puedo entregarles nada, pos por que ya no estoy seguro…” Así que mis herramientas que me quedaban eran, ser temerario y utilizar el sentimentalismo-idolatría del Nuevo Apestamiento, mí fe ciega, y no podían faltar las sentimentales alabanzas (blasfemias) que desde niño me habían enseñado.
Las cosas ya no volvieron a ser las mismas, podía aparentar ante ellos mi alegría y convicción, pero, mi mente ya no podía más, ante mí, mi deseo de ser honesto me atormentaba. Comencé a investigar, tratar de entender…, me fui al extremo de ser obsesivo en mis reacias críticas, hasta quedarme sin ellas mismas, nada, absolutamente nada, tenía fundamento ante mí…
Algunas de las pequeñas gotas, siguen incesantes el camino, y por diferentes circunstancias, logran salir por esa rendija, esa que la tapa no ha cubierto, y donde son infundidas por más energía lumínica, que en ellas se transforma a cinética…