Recién empiezo a participar activamente en Fulvida, y pues quizá he sido algo descortés pues ni me presenté ni nada. Así que les voy a contar un poquito de mi y cómo fue que llegué aquí.
Mi nombre es Blanca, vivo en México, tengo 27 años y soy casada. Mamá de dos pequeños: Marco, próximo a cumplir 7 años en un par de semanas; y David de 4 años.
Realmente yo nunca fui muy religiosa, un poco por la educación que me dió mi papá. Él decía que no creia en las religiones porque la gente adepta siempre espera que D-s resuelva todos sus problemas sin que ellos hagan nada por mejorar su situación.
Así que cuando me preguntaban ¿de qué religión eres?, yo simplemente decía: de ninguna. «¡Ah! eres atea», esa era la respuesta que recibía con mayor frecuencia. A la gente le cuesta asimilar que uno puede creer en un ser superior sin la necesidad de ser adepto a alguna religión.
Sin embargo, yo vivía bastante tranquila con esa situación… Hasta que me casé y tuve a mi primer hijo.
La familia de mi marido es católica practicante y ferviente devota, cuando nos casamos presionaron mucho para que lo hicieramos por «la Iglesia».
Yo sé que para muchas chicas la boda de blanco es una ilusión muy esperada y que es una tradición que las parejas se casen de esa forma, aunque muchas de ellas ni siquiera sean tan devotas; pero para mi eso resultaba innecesario debido a que heredé algunas ideas de papá sobre la religión.
En fin, después de varias platicas aceptaron nuestra decisión de sólo hacer una boda civil sencilla, sin mucho gasto, con los familiares y amigos más cercanos. Pero cuando nació Marco, los pleitos volvieron. Podían aceptar que «no estuvieramos casados ante los ojos de D-s»; pero no querían dejar a mis hijos sin bautizo y «sin la entrada al cielo».
Prácticamente era tema en todas las conversaciones: ¿cuándo los vas a bautizar? Discusión que se acabó apenas hace un mes cuándo dije que esperaría a que ellos decidieran cuando fueran más grandes. Obviamente todas las preguntas llovían sobre mi, porque mi esposo no quería tener pleito con sus papás, siempre se mantuvo al margen (lógico, nadie quiere tener problemas con su familia).
Como verán las discusiones religiosas con mis suegros y cuñados están a la orden del día, en general la relación es buena; pero cuando se toca se tema todo el mundo tiene algo que decir. Y quizá a mi no me hubiera preocupado mucho, si no fuera porque con el tiempo mis hijos empezaron a hacer preguntas sobre D-s y Jesús. Imagino que debido a toda esta tensión, ellos tenían muchas dudas con respecto al tema.
Solemos pasar una temporada de vacaciones cada año en casa de mis suegros (viven ellos en Cancún). Obviamente el lugar está llena de íconos, cruces e imágenes religiosas. En una de esas ocasiones, mi hijo menor preguntó por una figura de Jesús en la que aparecía sangrando: ¿Quién es? antes de yo pudiera responder mi suegra ya le había dicho que él era dios.
Tuve entonces que soportar preguntas cómo ¿porqué se murió? ¿quién lo mató?, en realidad cosas bastante horribles para un niño de entonces 3 años. Hasta ese momento, yo siempre había creído que a pesar de nuestra diferencias religiosas todos creíamos en el mismo dios; y fue ahí que me di cuenta que realmente no es así, pues aunque no tuviera certeza de la inmensidad del creador, sabía que no podía reducirlo a la pintura de un hombre torturado.
Así que empecé por explicarle a mis hijos que D-s no puede morir porque es eterno, no tiene principio ni fin (al menos eso sí lo sabía). -Entonces mamá- me dijo Marco, el mayor -si no tiene principio ¿significa que tampoco pudo nacer? Por alguna razón su pregunta me tranquilizó mucho, me hizo sentir que iba por buen camino. Pero aún quedaba una pregunta por resolver, si el sujeto de la pintura no es dios, entonces ¿quién es?
Siempre había creído como muchos otros, que el «Mesías cristiano» debía tener su origen al menos histórico, quizá una persona de carne y hueso que llamó mucho la atencíón en su tiempo. Así que antes de explicarles a mis hijos quién fue Jesús realmente, tenía que saberlo yo primero porque no quería decirles una mentira.
Así que comencé a investigar para quitar los mitos a su alrededor. Yo sabía por ejemplo que no había nacido el 25 de diciembre, que esa fecha la habían adoptado (o eso creía) para ganar más adeptos dentro de los adoradores del dios Sol. Después estaba el asunto de haber nacido de una virgen, y descubrí que se trata de un error de traducción. Y entonces empecé visitar varias páginas, entre ellas la de los judíos mesiánicos.
Su discurso al menos parecía más coherente, con todo eso de que «Yeshua» no había venido a abrogar la ley sino a cumplirla, etc, etc, etc. Entonces yo no conocía sobre las leyes noájidas, así que parecía muy aceptable que pensaran así. E investigando un poco más acerca de este grupo encontré la página de serjudío.com
Fue entonces cuando aprendí sobre el pacto con Noé y sus preceptos, y comprendí que no había ninguna ley que abrogar o cumplir porque los gentiles no estábamos bajo la Torá ni los 10 mandamientos. Que todo el discurso del sermón de la montaña y otras cosas se encontraban ya en Deuteronomio, Proverbios y en el Talmud. Entonces ¿qué quedaba? si no había dicho nada nuevo, ¿por qué tanto alboroto?
Y seguí buscando, leyendo un poco más encontré los famosos rollos del mar muerto, las coincidencias de algunos de sus ritos (como la purificación para entrar a la hermandad) y su parecido estructural con la iglesia católica. Pensé entonces que la iglesia quizá había tenido su origen en la hermandad del Qumram en cuánto a su modus operandi; pero en el mito de Jesús no había ninguna creencia que se acercara a lo que pensaban los integrantes de la secta, quienes aguardaban como todo judío la llegada del Mesías y eran estrictos observantes de la Torá (exceptuando por los sacrificios, según entendí).
Seguí adelante, y entonces encontré sitios donde se relataban las coincidencias que había entre el culto y el mito de Jesús y otros dioses: Buda, Horus, Krisna, Mitra, etc, etc, etc.
Me di cuenta, de que no se trataba de una idea judía paganizada, sino al revés: Un mito pagano popular en Grecia y otras naciones conquistadas por los romanos, que de alguna forma se asoció con la estructura e ideas de la secta del Qumram (probablemente algunos de los dispersados intentaron reconstruirla entre los gentiles después de la invasión romana).
Bueno, después de todo este lío, decidí dar el siguiente paso y profundizar en las leyes universales. Y aquí estoy, tratando de aprender sobre mi verdadera identidad espiritual que va más allá de ritos y mitos astrológicos y que puedo compartir con mis hijos sin demasiadas explicaciones.
Ahora mis hijos saben, que Jesús es sólo la mezcla de varios mitos; cómo cuando se unen varios cuentos, y no hay necesidad de asustarlos con horribles torturas y asesinatos. Pueden ahora llevar una vida menos violenta y ya no preguntan más sobre imágenes religiosas, lo cual me tiene más tranquila.
Pienso que no hubiera tenido necesidad de hacer toda esa travesía, si las personas no tuvieran la urgencia de imponer a otros sus creencias religiosas; pero al mismo tiempo les agradezo mucho, porque sin ello probablemente no habría encontrado el verdadero camino.