Qué fácil es para cualquiera criticar algo o burlarse de algo cuando lo está viendo desde afuera.
Que sencillo es para cualquiera de nosotros ver a alguien entregado a una filosofía o creencia ajena a la del Creador y armar la fiesta de burla y humillación, que fácil es imaginar que por no estar en el camino adecuado tenemos el derecho y la obligación de convertirlos en payasos de circo.
Es cierto que la burla de la idolatría es un mandato, específico para los judíos(opcional para algunos noájidas), pero pregunto: de los cientos de grandes rabinos de la historia, hombres cuyas vidas eran y son el ejemplo vivo de los atributos Divino: Ovadía Yosef, Menajem Mendel, Baba Sali, Itzchak kaduri, Adin Stainsaltz, Arie Kaplan, etc, etc ¿Cuantos han gastado su tiempo, su saliva, sus escritos, sus clases, su sabiduría en buscar un nuevo chiste o un nuevo adjetivo para hablar de algún equivocado o su filosofía?
Se aprende mucho del interior de una persona viendo como se expresa y trata a los que no les debe amabilidad o respeto. Lamentablemente muchos actuamos amablemente ante nuestros jefes o maestros, porque tal vez los queramos impresionar. Pero como le hablamos a esa persona que está equivocada o confundida y nos viene a preguntar sobre como vemos la espiritualidad y a D-is o que pensamos de su dios y su mesías. Le asesoramos con buenos argumentos y razonamientos o montamos el carnaval y le quitamos la esperanza de poder servirle al Único y Verdadero Amo.
Realmente es esa la mejor forma de accionar.
Veamos el ejemplo del patriarca Abraham, que era millonario, con un conocimiento al que tal vez ninguno de nosotros podría aspirar, un hombre sumamente respetado por toda la sociedad de su tiempo y aún así su amor a los semejantes era ilógico para cualquiera de nosotros en esta época. Tanto así que aceptaba en silencio cualquier prueba que su Amo le ponía en su vida, pero no podía permanecer tranquilo si veía aflicción en otro ser humano; al punto de suplicar por personas sumamente malvadas como las de Sodoma. Su tienda estaba abierta por los cuatro costados para cualquier persona que deseara entrar, siendo atendido como un rey y aún así no se satisfacía solamente con abrir su tienda sino que iba a buscar indigetes, los llevaba a su casa hacía todo lo posible por hacerlos sentir especiales.
Que hubiera sucedido si Abraham, ese gran hombre hubiera hecho mofa de cada persona que llegara a su tienda, que tipo de amor hubiera enseñado a su descendencia, que tipo de imagen hubiera dejado del D-is verdadero del cual él hablaba.
Por eso amigos recordemos lo que dice Avot 4:1: ¿quién es respetado? El que respeta a sus semejantes. Aprendamos a respetar a los demás aunque sepamos que están equivocados, aunque no nos guste lo que hagan, aunque podríamos hacerlo.
Respetémoslos como D-is los respeta.