El cacique llorón.
En cierta región del Chaco (Argentina) hay una extensa “Cañada del cacique llorón”.
….Según la leyenda, en la época de los fortines y en cierta región del Chaco, había un regimiento comandado por arrogante y altivo oficial, cuya simpatía era algo así como un pasaporte en las tolderías del más altivo y joven de los caciques, con el que cultivó estrecha amistad sin ningún esfuerzo.
¡ Que bien parecían entenderse el joven cacique de las tribus tobas… y el arrogante y altivo capitán de las fuerzas de la Nación!
Ambos tenían en común, no sólo su juventud y su prestancia varonil… sino la herencia de un mismo sol de libertad que los acariciaba ardiente… el amor a la tierra … y un natural sentido del honor.
¿ Ham iacaiá? preguntaba el capitán.
Iacaiá noón -respondía el cacique
¿ Somos hermanos?
Hermanos buenos.
Toda picada exigía esfuerzo… mucho esfuerzo y esa picada que estaban abriendo en selva virgen, exigía sudores y sacrificios. Allí estaba, regándola generoso, el sudor del soldado y del aborigen.
¿ ham iacaiá ?
Iacaiá noón.
La noche era serena… la luna brillaba en lo alto… el capitán pensaba…, y allá hacia la costa correntina iban sus pensamientos como suspiros de amor.
El cacique estaba en silencio. De pronto, la confidencia puso acento de cálida intimidad… y – al día siguiente- el cacique presentó al amigo la prometida de su corazón.
Nunca hasta entonces la prometida de un cacique había osado levantar los ojos para mirar a hombre alguno…
El joven cacique había quebrantado una ley tribal y el resultado iba a ser tremendo.
Qué difícil le fue al capitán conciliar el sueño en las noches de luna llena.
¿ Qué tenían aquellos ojos azorados de la muchacha toba, cuyo brillo lo perseguía ? Ya no se atrevía a preguntar más.
¿Ham iacaiá ? … porque temía la respuesta “Iacaiá noón”.
Y la soledad y la maquinación se aniñaron contra él. Una vez el cacique tuvo que llevar un “chasqui´” del amigo a otro fortín lejano.
Después… se escondió el sol para no ser testigo de una traición…, y la luna se puso flaca hasta el regreso del cacique.
La ausencia del capitán y un toldo vacío hablaron con elocuencia… y una furia salvaje lo puso tras la huella de los fugitivos.
La huella se perdió en una cañada. El cacique no podía más… y ese hombre que jamás había llorado (porque los caciques no lloran) agachó la cerviz… y… diz que se puso a llorar…
¡ Tantos habían temido su bravura!
Al verlo así vencido… no faltó un soldado que lo escarneciera exclamando: ¿ Un cacique llorón!
Si… lloraba el cacique… y el cielo se asomó a su dolor y refrescó sus sienes con frescor de lluvia.
Desde entonces esa cañada no se secó más, porque las lágrimas del enamorado conmueven todavía al cielo que año tras año llora de vergüenza y de dolor.
Para mí gusto, una hermosa leyenda. Pero tal como lo que es, una leyenda. Ciertas opiniones dicen que el alma del cacique sigue buscando a su prometida y otros que el monte ha guardado su alma de llorón, puesto que el llanto desgarrador del cacique sigue escuchándose. Son tan solo opiniones o especulaciones, hay quienes las creen y hay quienes las toman a las historias y relatos como lo que verdaderamente son «Una leyenda».
La leyenda de Jesús.
Hay relatos o leyendas que contienen una escasa parte, muy mínima pues la mayoría es fantasía, de veracidad. Cualquiera que lea y se introduzca en la leyenda de Jesús o nuevo testamento como lo llaman sus seguidores, se encontrará con ciertas partes verídicas, como por ej.: «Nombres o algunos hechos». Y esa cierta o determinada parte verídica es lo que le da sentido a toda la mitología pagana del nuevo testamento. Pues al encontrarse con algunos hechos verídicos uno empieza a creer incluso en lo que no es realidad.
Ejemplo:
Es muy conocida la historia de Israel, cuando Moshé envía espías a la Tierra Prometida. Luego de un mal informe de diez de los espías, los mismos exclaman: «¡Nos veíamos como langostas, y así nos veían ellos también!…Núm. 13:33» ¿Como sabían que los habitantes los veían así, como langostas?, pues ellos mismos se veían de esa manera, esa era la verdad. La mentira era que en realidad no sabían si los habitantes de la Tierra los veían de esa manera, pero al contener un poco de verdad el dicho de ellos la mentira se hizo creíble.
En nuestra historia citada al principio quizás el cacique existió y quizás también haya fallecido al pie de un quebracho, pero de ahí a que su llanto se sigue escuchando y otras cosas más, eso ya trasciende el límite de veracidad. Por lo tanto es una muy linda historia pero no deja de ser una leyenda para compartirla entre los mates.
Por lo tanto cuando escuches acerca de Jesús o de la mitología inventada por un tal Pablo, no dejes que un hecho irreal te acose la mente y te aparte del Eterno, pues tan solo es un mito o una leyenda de un tal Jesús que nació de la relación de una virgen y un angel,etc. ¡Una fantochada total!…
Introduce tu corazón y tu mente de lleno a compenetrarte con la identidad Noajida, con lo que verdaderamente es la Voluntad de Dios y verás con los ojos bien abiertos cuantas leyendas y religiones sin sentido hay en el mundo, que solo lo perjudican y desvían individuos hacia sus errores y especulaciones.
Es más creíble la leyenda del cacique llorón que la leyenda de Jesús!
Saludos!