Les transcribo este texto interesante obtenido de www.luzmasluz.org, pagina de ciencia, el fin es para que nos demos cuenta de lo aconteciente en nuestra sociedad y que medidas podemos tomar ante las tendencias y las malas practicas.
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Satán y egoísmo
En la Tradición al gran obstáculo del Shalom, de la paz e integridad, se le denomina "Ietzer HaRá".
Este concepto se traduce como "tendencia hacia lo negativo" o "instinto al mal".
Hay un ángel encargado de esta faceta humana, que se denomina Satán, que es un ángel de segunda categoría a las estrictas órdenes del Eterno. La función que le da el Eterno es proponer a la persona caminos erróneos, obstaculizar el avance y crecimiento y llevar ante el Trono Celestial el reporte de las reacciones de las personas.
A primera vista se puede considerar "malo" a este ángel, pero recordemos que los ángeles carecen de libre albedrío, por tanto no hacen lo bueno ni tampoco lo malo, solamente cumplen con fidelidad la función que el Eterno les encomienda.
De acuerdo a la Tradición hasta este ángel, con su función de incentivar hacia lo negativo, en definitiva es positivo.
Para comprender esto recordemos que es un emisario celestial, y todo lo que hace el Eterno tiene buena finalidad.
Pero, además sirve como una "pesa espiritual", para que la persona se ejercite, se esfuerce, desarrolle el "músculo espiritual" por medio de confrontar dificultades y tentaciones y no caer en ellas.
El verdadero problema con el Ietzer HaRá se manifiesta cuando la persona se fanatiza u obsesiona en actuar de acuerdo a sus dictados.
Cuando deja de lado el esfuerzo por superarse y cae y se desvía y se pierde de la buena senda.
Esa es la derrota de la persona, y paradójicamente también es la derrota del Satán, ya que su meta es fortalecer a la persona en el camino del Bien, por medio del entrenamiento en sortear lo negativo, construir en vez de destruir, desarrollar las potencialidades, endulzar el carácter.
¿Extraño, no?
Supongo que los que han sido contaminados por ideas ajenas a las cosas del Eterno sienten al Satán como una poderosa entidad antagónica al Eterno, el Diablo del Averno.
Pero bueno… no es así…
Es otra de las mentiras que han consumido durante tanto tiempo y que ha intoxicado su vida, perjudicando su accionar.
Saber las cosas tal como son es parte de la solución.
Otro nombre que recibe el Ietzer HaRá es menos evidente: egoísmo.
Si revisamos cada una de las acciones perjudiciales voluntarias encontraremos que su raíz es una sola: el egoísmo.
Es decir, el movimiento que tiende hacia el Ego.
Piénsalo, considéralo con serenidad, y descubrirás que no hay un diablo metiendo su cola cada vez que pasan cosas nefastas, sino que verás al egoísmo en acción.
Puede estar el egoísmo más o menos disfrazado, puede pasar solapado, pero siempre está presente en cada acción negativa de la persona.
Te propongo un ejercicio bastante simple de hacer, pero muy profundo para el que lo investiga.
Te recordaré los Siete Mandamientos Básicos Universales, esos que son tu patrimonio como noájida, para que tú expongas cómo contrarrestan los esfuerzo del egoísmo por destruir, dividir y corromper.
¿Te animas a hacerlo?
1- No servir a dioses ajenos.
2- No blasfemar: maldecir a Dios.
3- No asesinar.
4- No robar.
5- No a las relaciones sexuales inmorales (adulterio, incesto, homosexualidad, bestialidad)
6- No comer parte de animal con vida.
7- Establecer cortes de justicia.
Espero tus comentarios edificantes, tus dudas, opiniones, etc.
Hasta luego
Corrupción
Como noájida tienes obligaciones ante el Padre celestial.
Una de ellas es la de impulsar el establecimiento de la Ley, la Justicia y el Orden en tu sociedad.
Compréndelo bien.
No es meramente un imperativo moral, algo que te nace en tu interior.
Tampoco es solamente un llamado social, hacia un mundo utópico de bienestar personal y colectivo.
Es también un deber que tienes espiritualmente, pues es un decreto dado por el Creador del Universo.
La corrupción se encuentra en todos los niveles de la sociedad.
Desde los altos cargos, hasta la vida cotidiana, en cada capa de la sociedad, en todas las épocas la corrupción es una constante.
Cuando cruzas con luz roja, aunque seas peatón, estás siendo parte de la maquinaria de la corrupción.
Cuando no pagas tu impuestos, porque eres muy "vivo".
Cuando arreglas con una "mordida" o "coima" al inspector de tránsito.
Cuando te cuelas en la fila, porque tienes un conocido en esa oficina.
Cuando sacas fotocopias para tus fines personales a costas de la empresa para la cual trabajas.
Cuando llamas por teléfono, para asuntos personales, desde tu trabajo.
Cuando llegas tarde a trabajar sin justificación.
Cuando… son tantas y tantas las ocasiones para ser parte de esto.
Es hora que comencemos a respetarnos y a respetar nuestro patrimonio espiritual.
Para hacerlo no es necesario templos, congregaciones, altisonantes prédicas, ropajes deslumbrantes, títulos pomposos, tufillo a religioso.
Para llevar una vida de espiritualidad precisamos de compromiso y responsabilidad, vivir de acuerdo a aquellos mandamientos que el Eterno nos ha dado para cumplir.
Cuando vives de acuerdo a los dictados del Eterno, no solamente extirpas la corrupción, sino que además realmente estás siendo espiritual, y por tanto socio del Creador en la obra de perfeccionamiento del mundo.
Has que tus actos sean tu templo, permite que el Eterno more en ti.
Y entonces notarás que el mundo es un lugar bello, muy bueno y cada vez menos corrupto.
Resp. 103 – De pureza, masturbación y sexualidad
Mi nombre es Jesus Edgar Rodriguez Gonzalez, vivo en Cd. Juarez, Chihuahua, Mexico, soy universitario, tambien soy cristiano.
Espero no ser ofensivo en cuanto a la pregunta pero tengo la necesidad de saber lo siguiente:
¿Como es la pureza sexual en cuanto a los jovenes?
¿Que se dicen la leyes en cuanto a la masturbacion (he leido mi biblia y no encuentro donde refutar que este acto es dañino para el espirtu)?
¿Como debe de ser un noviazgo?
espero no ser ofensivo ya que no encontre (en mi poca experiencia) la respuesta.
bendiciones!!!
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Resp. 102 – De primogénitos
magnifica labor que viene desarrollando como mentor espiritual ( si le ofende
este termino, muy respetuosamente me disculpo de antemano) de judios y noajicos.
Yo tengo una pregunta: 1- Para nosotros los noajicos, que ensenanza particular
debemos darle a nuestro hijo mayor, el cual tiene la cobndicion de primogenito?
2- Y que significado tendria para un padre noajico tener un hijo mayor varon?
Como siempre, mis mas sinceros agradecimientos,
David Fernandez
EEUU
La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 4
…el principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares.
Unidad 04: El medioevo temprano y el martirio judío
Por: Gustavo Perednik
Concluimos nuestra última lección con el libro de Jules Isaac, quien supervisaba la enseñanza de historia en el Ministerio de Educación de Francia. Cuando en 1943 deportaron y asesinaron a toda su familia, Isaac decidió dedicar el resto de su vida al estudio de la judeofobia. En particular, se propuso refutar tres enseñanzas de la historiografía patrística, a saber:
- que los judíos son deicidas,
- que su dispersión fue un castigo divino por el rechazo de Jesús como el Mesías,
que su religión estaba corrupta en esa época.
La actitud católica medieval de desprecio a los judíos no excluyó tampoco al principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, citado en nuestra última lección, y quien en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares. Bajo influencia de la visión de la Iglesia y sus disposiciones, los judíos fueron sometidos a restricciones, impuestos especiales, y la obligación de usar distintivos en las ropas, entre otras limitaciones.
Si la enseñanza del deprecio se hubiera limitado a la teología, habría causado a los judíos humillación y pesares, pero no habría llegado a ser, como lo fue, motivo de atroces sufrimientos. En la conciencia del cristiano fue penetrando la convicción de que cuando se quería descargar un golpe al diablo, podía hacerse por medio de golpear al judío.
Antes de estudiar cómo la teología de los Padres de la Iglesia se tradujo en acción, veamos cómo se expresó en la ley. El Código de Teodosio II del año 438 fue la primera colección oficial de estatutos imperiales que sancionaban la inferioridad civil del judío, definido como "enemigo de las leyes romanas y de la suprema majestad" y fue la base sobre la que se regularon los asuntos judíos de ahí en adelante. Así, de las bulas medievales (una bula es un edicto del Papa; bullum es sello en latín) muchas fueron abiertamente judeofóbicas. Vayan algunos ejemplos:
Etsi non displiceat (1205, Inocencio III) requiere del rey terminar con las "maldades" de los judíos; In generali concilio (1218, Honorio III) exige que los judíos usen ropa especial; Si vera sunt (1239) resultó en la frecuente quema de libros sagrados judíos; Vineam Soreth (1278, Nicolás III) establecía la selección de hombres capacitados para predicar el cristianismo a los judíos; Sancta mater ecclesia (1584, Gregorio XIII) exigía a los judíos de Roma enviar cada sábado cien hombres y cincuenta mujeres para escuchar sermones conversionistas en la iglesia; Cum nimis absurdum (1555, Pablo IV) limitaba las actividades de los judíos y prohibía su contacto con los cristianos; Hebraeorum gens (1569, Pío) acusaba a los judíos de magia y otros males, y ordenaba su expulsión de casi todos los territorios papales; Vices eius nos (1577, Gregorio XIII) demandaba que los judíos de Roma y otros estados papales que enviaran enviar delegaciones a la iglesia.
No siempre esta legislación orientó a reyes y gobernantes. En el año 830, el obispo Agobardo de Lyons, llamado "el hombre más culto de su tiempo", se alarmó por las relaciones amistosas que privaban entre su grey y los judíos de la ciudad, que propseraban y lograban que su religión fuera respetada. Agobardo levantó cargos contra los judíos ante el rey Luis el Piadoso, requiriendo un retorno al Código Teodosiano. Su iniciativa no fue bien recibida: el rey, fiel a la línea que había establecido su padre Carlomagno, permaneció bien predispuesto hacia los judíos. Años después, tampoco el rey Carlos el Calvo aceptó ratificar las normas judeofóbicas del Concilio Eclesiástico de Meaux (845) como le demandaba el obispo Amulo, sucesor y discípulo de Agobardo.
Aquellos reyes fueron los últimos representantes de la era carolingia, durante la que los judíos gozaron de igualdad de derechos. En contraste, por el año 950 el emperador bizantino Constantino VII promulgó un juramento especial, el Juramentum Judaeorum, que los judíos estaban obligados a tomar en los pleitos con no-judíos. Así fue hasta por lo menos el siglo XVIII. Tanto el texto y el ritual del juramento, expresaban una automaldición impuesta, como podemos ver por ejemplo en el Schwabenspiegel alemán de 1275: "Sobre los bienes por los que este hombre te lleva a juicio… ayudame Dios que has creado cielos y tierra… para que si comes seas impuro… y la tierra te trague… sea verdad lo que has jurado… y que siempre permanezcan sobre ti la sangre y la maldición que tu prosapia ha traído sobre sí misma cuando al torturar a Jesucristo dijeron ‘Sea su sangre sobre nosotros y nuestros hijos’: es verdad… Te ayuden Dios y tu juramento. Amén".
Juramentos, distintivos y restricciones fueron una pequeña parte del repertorio judeofóbico medieval. Una síntesis completa del martirio judío sería muy compleja, porque abarca diferentes geografías y cronologías. Pero plantearemos a continuación siete prácticas que eran comunes en Europa, a saber: el bautismo forzado, los sermones impuestos, las disputas públicas, la quema de libros judíos, los ghettos, las expulsiones y los genocidios.
Imposición de Bautismos y Sermones
Cuando el cristianismo se transformó en la religión dominante en el Imperio Romano (s.IV), multitudes de judíos fueron obligados a bautizarse. El primer relato detallado se remonta al año 418 en la isla de Minorca. Una ola de conversiones forzadas se expandió por Europa desde que en 614 el Emperador Heraclio prohibió la práctica del judaísmo en el Imperio Bizantino. Muchos lo siguieron, como Basilio I que lanzó una campaña en el 873. Durante las Cruzadas miles de judíos fueron bautizados por la fuerza, especialmente en la región del Rhineland. En todos los casos las masas tomaba la ley en sus manos y se imponían a creyentes que se habían preparado para el martirio.
Con todo, la posición oficial de la Iglesia tendió a seguir al Papa Gregorio I (540-604, Padre de la Iglesia medieval) en el sentido de el bautismo no podía ser suministrado por la fuerza. El problema era la definición de forzoso. ¿Acaso incluía el bautismo bajo amenaza de muerte? ¿Y cuán forzoso era el bautismo bajo el temor de castigos a largo plazo? ¿Y el de niños?
Por ejemplo, el obispo de Clermont-Ferrand, después de que una horda destruyó la sinagoga de la ciudad, recomendó a los judíos el 14 de mayo del 576: "Si estáis dispuestos a creer como yo, convertiros en uno de nuestra feligresía y seré vuestro pastor; pero si no estáis dispuestos, partid de este lugar". Alrededor de quinientos judíos de Clermont se convirtieron, y hubo celebraciones en la cristiandad. Los otros judíos partieron a Marsella. ¿Podía definirse aquella conversión como forzada? O si no, en el 938 el papa le indicó al arzobispo de Mainz que expulsara a los judíos de su diócesis si se negaban a convertirse voluntariamente (insistió en que no se aplicara "la fuerza").
Dijimos que el otro dilema fueron los casos de niños. ¿A qué edad podía el bautismo considerarse "voluntario" y no un gesto comprado por bagatelas? El mentado Agobardo en el 820 reunió a todos los niños judíos y bautizó a los que no habían sido alejados a tiempo por sus padres, si le parecían dispuestos a aceptar el cristianismo.
Una de las cláusulas de la Constitutio pro Judaeis, promulgada por papas sucesivos entre los siglos XII y XV, declaraba categóricamente que ningún cristiano debía usar la violencia para forzar judíos al bautismo. Lo que no decía era qué debía hacerse en los casos en que la conversión ya había sido impuesta: si era válida de todos modos o si el judío podía retornar a su fe.
La respuesta es que la condena eclesiástica al bautismo forzado no se modificó, pero su actitud respecto de problemas post-facto se endureció con el transcurrir de los siglos. En una carta de 1201, el Papa Inocencio III estableció que un judío que se sometía al bautismo bajo amenazas, de todos modos había expresado una voluntad de aceptar el sacramento, y por ello no le era permitido renunciar a él posteriormente.
Para el cristianismo medieval, el retorno a la vieja fe era una herejía punible con la muerte. Incluso en el año 1747 el Papa XIV decidió que una vez bautizado un niño, aun ilegalmente, debía ser considerado cristiano y educado en consecuencia.
Así ocurrió con las olas de bautismos forzados más tardías, en el reino de Nápoles durante las últimas décadas del siglo XIII, y en España en 1391, que comenzó con los desmanes que liderara el archidiácono Ferrant Martinez. Cientos de judíos fueron masacrados y comunidades enteras convertidas por la fuerza, y su trágica secuela fue el fenómeno de los marranos (una voz peyorativa para denominar a los Nuevos Cristianos y sus descendientes). Esta gente continuó practicando el judaísmo parcial y clandestinamente, hasta después del siglo XVIII.
En Portugal, miles de judíos se asentaron después de su expulsión de la vecina España en 1492. El rey Manuel decidió que para purgar su reino de la herejía, no era necesario expulsar a sus súbditos judíos, quienes constituían un valuable patrimonio económico. En vez de ello, se embarcó en una campaña sistemática de conversiones forzadas inicialmente dirigidas contra los niños, quienes eran arrancados de los brazos de sus padres en la esperanza de que los adultos los siguieran en la cristianización.
La furia de las conversiones en Portugal explica tanto el hecho de que para 1497 no había un sólo judío abiertamente practicante en el país, y también por qué el fenómeno del marranismo fue más tenaz allí hasta el día de hoy.
Un nuevo capítulo en la historia del bautismo forzado comenzó en 1543 con el establecimiento de la Casa de los Catecúmenes (candidatos a la conversión) primero en Roma y luego en muchas otras ciudades. Una década después el papa impuso un impuesto a las sinagogas a fin de costear a los Catecúmenes (ese pago se abolió sólo en 1810).
El converso potencial era adoctrinado por cuarenta días, al cabo de los cuales decidía si convertirse o regresar al ghetto. Toda persona que por cualquier excusa era considerada con inclinaciones al cristianismo, podía ser internada en la Casa de los Catecúmenes para explorar sus intenciones.
Para agravar las cosas, corría una superstición popular según la cual quien lograba la conversión de un infiel se aseguraba así el paraíso. Un tropel de ese tipo de procedimientos se esparció a lo largo y ancho del mundo católico. A mediados del siglo XVIII los jesuitas desempeñaron un rol protagónico en la práctica.
Varios casos fueron notorios. En 1762 una horda se avalanzó sobre el hijo del rabino de Carpentras, y lo bautizó en una zanja, por lo que el joven debió abandonar a su familia. En 1783 fueron secuestrados los niños Terracina para ser bautizados, y se generó una revuelta en el ghetto de Roma. En 1858, la policía papal secuestró de su hogar en el ghetto de Bolonia a Edgardo Mortara, de seis años, quien había sido secretamente bautizado por una doméstica que lo creyó mortalmente enfermo.
Los Mortara trataron en vano de recuperar a su hijo. Napoleón III, Cavour y Francisco José estuvieron entre los que protestaron el secuestro, y Moisés Montefiore viajó al Vaticano en un esfuerzo estéril por convencer al papa de que ordenara la liberación del niño. La fundación de la Alliance Israélite Universelle en 1860 "para defender los derechos civiles de los judíos" fue en parte una reacción a este caso.
El papa rechazó los pedidos de clemencia y, sólo en 1870, cuando cesó el poder de la policía papal, el niño salió en libertad. Ya no era Edgardo: el joven había decidido adoptar el nombre papal Pío, era un novicio de la orden de los agustinos y un ardiente conversionista en seis idiomas. Su trágico fin fue que falleció en Bélgica en 1940, un par de semanas antes de la invasión alemana que le habría impuesto un retorno a su identidad judia.
Durante el segundo cuarto del siglo pasado, el imperio ruso instituyó el sistema de los cantonistas, sobre los que hablaremos en otra lección, y que involucraba el virtual secuestro de niños judíos a fin de hacerlos servir militarmente durante varias décadas, con la explícita intención de que abandonaran el judaísmo.
En cuanto a la imposición de sermones a los judíos, también fue pionero el mentado Agobardo. En su Epistola de baptizandis Hebraeis (año 820) señala que bajo sus órdenes la clerecía de Lyons iba todos los sábados a predicar en las sinagogas, con asistencia obligatoria de los judíos. El sistema se regularizó con la fundación de la Orden Dominica (1216). Una ley de Jaime I de Aragón (1242) que recibió aprobación papal, se refiere a la obligatoriedad de la asistencia. El mismo rey dio la arenga en la sinagoga. En 1279 el rey Eduardo I impuso la práctica en Inglaterra. El siglo XV encontró, entre los predicadores más destacados, a Vicente Ferrer en España y Fra Matteo di Girgenti en Sicilia. La práctica se exacerbó a partir de la Contrarreforma, que vino acompañada por una reacción judeófoba.
En Roma, cien judíos y cincuenta judías debían asistir a una iglesia designada para recibir sermones, generalmente de apóstatas que debían ser pagados por la misma comunidad judía. La supervisión de bedeles con varas, aseguraba que nadie se distrajera. Michel de Montaigne registra que en Roma en el 1581 escuchó un sermón de Andrea del Monte, cuyo lenguaje fue tan brutal que los judíos pidieron protección a la curia papal. En 1630 los jesuitas iniciaron los sermones en Praga, y el emperador Ferdinando II los instituyó en en el auditorio de la universidad de Viena, adonde debían asistir doscientos judíos, una parte fija de los cuales debían ser adolescentes.
La imposición de sermones se prolongó por un milenio. Los derogaron la Revolución Francesa, y las tropas napoleónicas que fueron difundiendo las ideas revolucionarias por Europa. Después de la caída de Napoleón, se restablecieron en Italia al regresar el gobierno papal, pero Pío IX finalmente los abolió en 1846. Para esa época el poeta Robert Browning trató de reflejar el sentir judío durante los sermones:
"…cuando entró con alaridos el verdugo en nuestra cerca,
nos aguijoneó como perros hacia el redil de esta iglesia.
Su mano, que había destripado mi talega
ahora desborda para ahogar mis creencias.
Pecan en mí hombres raros que a su Dios me llevan".
Disputas y Quemas de Libros
La proscripción de la literatura judía comenzó en el siglo XIII, como un derivado de la decisión de 1199, por la que el Papa Inocencio III advirtió a los legos que las Escrituras debían quedar bajo interpretación exclusiva del clero.
En el 1236, el apóstata Nicolás Donin envió desde París un memorandum al Papa Gregorio IX, en el que formulaba treinta y cinco cargos contra el Talmud (que era blasfemo, antieclesiástico, etc). El papa terminó por enviar un resumen de las acusaciones a los eclesiásticos franceses, ordenando que se aprovechara la ausencia de los judíos de sus casas mientras rezaban en las sinagogas, y se confiscara sus libros (3/3/1240). Además se instruía a las Ordenes Dominica y Franciscana en París que "hicieran quemar en la hoguera los libros en los que se encuentraran errores" de corte doctrinario. Indicaciones similares se enviaron a los reyes de Francia, Inglaterra, España y Portugal.
Recordemos que el Talmud no empezó a traducirse hasta el siglo pasado, y que su idioma original, el arameo, era conocido sólo por los judíos o los estudiosos del tema. Por ello cuando el hebraísta cristiano Andrea Masio repudió las censuras y quemas de libros judíos, adujo que una condena cardenalicia sobre esos libros era tan válida como la opinión de un ciego sobre diversos colores.
Como consecuencia de la circular de Gregorio IX, también se llevó a cabo la primera disputa religiosa pública entre judíos y cristianos, en París, entre el 25 y el 27 junio del 1240. El Rabí Iejiel que debió defender públicamente al Talmud, no logró evitar que un comité inquisitorial lo condenara. En junio de 1242, miles de volúmenes fueron quemados públicamente.
La práctica fue convirtiéndose en norma, y muchos papas posteriores promovieron la quema del Talmud. Otra disputa famosa se efectuó en Barcelona en el 1263, después de la cual Jaime I de Aragón ordenó a los judíos borrar del Talmud referencias supuestamente anticristianas, so pena de quemar sus libros. También la disputa de Tortosa (1413) concluyó restringidendo los estudios de los judíos de Aragón.
Un nuevo ímpetu se dio a las prohibiciones de libros judíos en 1431 cuando en el Concilio de Basilea, la bula del papa Eugenio IV directamente prohibió a los judíos el estudio del Talmud.
Los ataques contra el Talmud se extremaron durante el período de la Contrarreforma en Italia, a mediados del siglo XVI. En agosto de 1553 el papa designó al Talmud "blasfemia" y lo condenó a la hoguera junto con otras fuentes de sabiduría rabínica. El día de Rosh Hashaná de ese año (5 de septiembre) se construyó una una pira gigantesca en Campo de Fiori en Roma, los libros judíos se secuestraron de las casas mientras los judíos rezaban en las sinagogas, y se quemaron públicamente miles de ejemplares.
Por orden inquisitorial, el procedimiento se repitió en los Estados papales, en Bolonia, Ravena, Ferrara, Mantua, Urbino, Florencia, Venecia y Cremona.
Unos años después Pío IV levantó la prohibición del Talmud (1564) pero la frecuente confiscación de libros judíos continuó hasta el siglo XVIII. El Talmud fue probablemente el libro más vilipendiado de la historia humana. A fin de escribir su tratado de dos mil páginas Endecktes Judemthum (El judaísmo desenmascarado) de 1699, Johannes Eisenmenger pasó veinte años estudiando en una ieshivá (academia de estudios talmúdicos), tan profundo era su odio por un libro que mantenía al judaísmo viviente.
Durante los dos últimos siglos, "expertos" de diversa índole fabricaron una vasta literatura que "revelaba las blasfemias" del Talmud (una literatura inútil hoy en día, cuando el Talmud está al alcance de todos por medio de las muchas traducciones a los principales idiomas).
El último auto-de-fe contra el Talmud fue en 1757 en Kamenets (Polonia) donde el obispo Nicolás Dembowski ordenó la quema de mil copias del Talmud.
Otra práctica judeofóbica medieval fue el establecimiento de barrios para judíos, rodeados de muros que permanecían sellados de noche y podían traspasarse sólo con permisos oficiales. El término ghetto con que se los designaba, pudo surgir del barrio en Venecia, que estaba cerca de una fundición (getto en italiano) y que en 1516 se transformó en residencia obligada de los judíos. O podría derivar del arameo guet, término relativo a separación.
Aunque en muchos casos nacía voluntariamente (por necesidades de cementerio, premisas para mikve o baño ritual, etc.) fueron mayormente resultado de la tendencia eclesiástica que desde el siglo IV aislaba y humillaba a los judíos. La disposición oficial, con todo, se promulgó sólo en el Tercer Concilio Laterano (1179) que prohibió a cristianos y judíos residir juntos. Ghettos famosos hasta la Reforma fueron el de Londres (1276), Bolonia (1417) y Turín (1425).
Como en el caso de las otras prácticas ya mencionadas, los ghettos se difundieron más cuando la Iglesia reaccionó contra la Reforma, una reacción que en general agravó la situación de los judíos en las regiones que permanecieron católicas. Desde la segunda mitad del siglo XVI ghettos fueron introducidos, primero en Italia y luego en el imperio austríaco. En Venecia se creó como una institución estable (1516) y en Roma, los judíos fueron obligados a trasladarse y se les amuralló (fue el 26/7/1555 que coincidió con la trágica conmemoración del 9 del mes de Av).
En los países musulmanes, comenzó enteramente voluntario, y así permaneció bajo el imperio otomano. Allí, cuando en los siglos XIX-XX se levantó la obligación de residir en el ghetto, la mayoría optó por permanecer en ellos.
En 1796 las tropas republicanas francesas demolieron todas las murallas de los ghettos en Italia. Con la caída de Napoleón (1815) hubo un fallido intento de restablecerlos. Los portones del de Roma fueron finalmente destruidos en 1848, y no volvió a construirse ghettos hasta el ascenso del nazismo en Europa.
El ghetto fue central en el devenir de la judeofobia, puesto que fortalecía el estereotipo del judío demoníaco. Una figura que, aun si accedía a contactos con los cristianos durante el día, regresaba a la noche a su antro amurallado y a sus prácticas despreciadas.
Y además, como a los ghettos no se les permitía expandirse, eran en general insalubres y superpoblados. Se suponía que la degradación y humillación del judío llevaría ulteriormente a su cristianización. Por ello, el publicista católico G.B.Roberti exclamó ante un ghetto del siglo XVIII que "era una mejor prueba de la religión de Jesucristo, que una escuela entera de teólogos".
Las dos últimas prácticas que anunciamos fueron las más brutales: expulsiones y genocidios, que serán analizadas en la próxima lección.
La actitud católica medieval de desprecio a los judíos no excluyó tampoco al principal filósofo medieval cristiano, Tomás de Aquino, citado en nuestra última lección, y quien en 1270 escribía: "Como consecuencia de su pecado, los judíos están destinados a servidumbre perpetua. Los soberanos de los Estados pueden tratar las posesiones de los judíos como si fueran propias, con la única provisión de no privarlos de lo necesario para mantenerse vivos". Esta recomendación fue gradualmente aceptada por los gobiernos seculares. Bajo influencia de la visión de la Iglesia y sus disposiciones, los judíos fueron sometidos a restricciones, impuestos especiales, y la obligación de usar distintivos en las ropas, entre otras limitaciones.
Resp. 37 – De identidad noájida
A. El pueblo Judío fué liberado por el Creador de la esclavitud en Egipto, cada Judío siente propio este acontecimiento, transmitido a través de las generaciones.
1. ¿Un converso, también está supuesto a sentirlo, aunque sus padres no fueron liberados físicamente, ni por medio de la Torá?
2. ¿ O es en si misma la conversión, el Éxodo?
B. Entiendo que para cada Judío sea un deber y derecho propio, seguir los 613 mandamientos de la Torá y que para un Gentil, los 7 dados a Noaj, pero:
1. ¿Por qué siento cierto dolor cuando usted advierte contundentemente acerca de no *usurpar* el patrimonio Judío?
2. ¿Tendrá algo que ver con las consecuencias que sufren las descendencias a causa de los actos y decisiones de sus padres?
3. ¿Cuál es el mejor camino para que un hijo acoja las enseñanzas correctas, la verdad?
C. Según los 48 Caminos de la sabiduría, que si no estoy mal, son mencionados en el Pirkei Avot 6:6, es Preciso preguntarse todo el tiempo y buscar ser Sabio , así como uno de los 613 Mitzvot es ser como Dios.
1. ¿Lo anterior , también para los Gentiles?
D. Una última pregunta: ¿Qué significa Moré?
Mil Gracias Lic. Ribco por su Generosidad, Dios le acompañe, aunque tengo una noción muy leve de lo que es El Creador.
De usted,
Juan Pablo Gómez C.
Medellín, Colombia
Los preceptos de la Torá y los noájidas
De los 613 mandamientos que el Padre celestial entregó al pueblo judío en la Torá, hay algunos que pueden ser tomados por los noájidas para el desarrollo de su vida y su crecimiento espiritual; y hay otros que no deben asumir para sí mismos.
Como sabemos, el Eterno nos ha dado a cada cual los mandamientos que nos benefician, por medio de los cuales obtenemos nuestra parcela de Posteridad gozosa. El noájida con los Siete Preceptos Universales, tal como el judío con los 613 obtiene su Vida Eterna. Por tanto, no es correcto para el judío vivir solamente de los Siete Preceptos Universales, como no es correcto para el noájida vivir de acuerdo a los 613 mandamientos.
He aquí una catalogación de los preceptos de la Torá, en relación a su aplicación por los noájidas:
- Preceptos exclusivos para los judíos. Estos son los mandamientos que sirven como señales de la Alianza Eterna entre Dios e Israel, como por ejemplo Shabbat y festividades, mezuzá, tefiilín, talit, circuncisión. Son exclusivos pues Dios los declaró como tales, como heredad y patrimonio exclusivo de Israel para todas sus generaciones. Entre estos podemos mencionar el estudio de Torá, las porciones no necesarias directamente por un noájida, el escribir un rollo de Torá, entre otras.
El noájida que asuma para sí alguna de estas prácticas no solamente no está creciendo espiritualmente, sino que está lesionando su alma y provocando al Santo de Israel.
Otros de estos preceptos exclusivos, que no son señales de la Alianza, han sido indicados específicamente por Dios para los judíos, y por tanto, no deben ser asumidos por miembros de otras naciones. - Preceptos de Santidad. El Padre celestial demanda de Israel que cumpla ciertos preceptos que están relacionados con la Santidad. Son para Israel, pues es ésta la nación que Él escogió como Su Pueblo de sacerdotes y personas dedicadas a la Santidad. Por tanto, el noájida no debe asumir estos preceptos para su vida, puesto que no le reportan benficios ni espirituales ni materiales. Sin embargo, si los ejecuta no está dañando su alma, como le ocurre al que usurpa los mandamientos que son señales del Pacto entre Dios e Israel.
Algunos de estos preceptos de santidad son los relativos a la alimentación kosher, a las reglas de separación matrimonial en la etapa menstrual, las reglas de pureza en lo relativo a los muertos, entre otras. Así pues, el noájida que come alimentos kosher no perjudica su alma, ni está en franca rebelión en contra del Padre celestial, pero tampoco está obteniendo beneficios espirituales. - Preceptos éticos. Hay una gran cantidad de mandamientos que tienen que ver con la manera correcta de relacionarnos con nuestro prójimo. Estos mandamientos éticos que Dios ha dispuesto en la Torá para los judíos, sin dudas que pueden y deben adoptar para sí los noájidas. Son, en cierta medida, ramificaciones y expansiones positivas de los Preceptos Universales que el Creador ha dado para beneficio de las naciones.
- Preceptos de amor y reverencia. Los preceptos de la Torá relacionados a nuestra relación con el Padre celestial, pueden ser asumidos por los noájidas, en tanto no contradigan otras normas (por ejemplo al ejecutar un mandamiento exclusivo para los judíos, como la mezuzá). Así pues, el noájida puede y debe asumir como propio el precepto de amar a Dios con todas sus fuerzas, posesiones y vida. El noájida puede y debe actuar con misericordia y justicia, para emular así el camino del Padre celestial. El noájida puede y debe servir al Eterno con gozo.
- Preceptos compartidos. Los Siete Preceptos Universales encuentran también su correlato en algunos de los mandamientos de la Torá, por tanto, es evidente que estos mandamientos con sus ramificaciones próximas son también para los noájidas. Por ejemplo, cuando el precepto universal indica «No robar», el noájida encuentra en la Torá que se incluye el no abusar, el no estafar, el no mentir, el no perjudicar materialmente, etc.
Quiera el Eterno que todos podamos seguir creciento y avanzando por el buen camino que Él nos ha dado a cada uno, para que de esa manera seamos socios en la construcción del Shalom.
Resp. 30 – ¿Parashá para noájidas?
Gracias.
Shalom
José María Ramírez
Venezuela
Resp. 29 – Signos exclusivos de los judíos
Shalom
Esteban Jaime
Venezuela