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La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 6

… los judeófobos más virulentos de la Iglesia fueron (y siguen siendo) reverenciados como santos. El crimen de la judeofobia se cometía con virtual impunidad. El fray Juan Capristano (m. 1456) instó a la abolición de los derechos a los judíos en Nápoles y otras ciudades, incluyendo la cancelación de las deudas que cristianos hubieran contraído para con ellos. Más tarde, debido a sus actividades en Breslau, muchos judíos fueron torturados y quemados vivos; muchos fueron empujados al suicidio.

 


Unidad 06: La Mitología judeófoba

Por: Gustavo Perednik

 

El sufrimiento que venimos estudiando fue relatado en un libro de 1558 de Josef Ha-kohen, bajo el bíblico título de El Valle de Lágrimas (Emek Ha-Bajá). Refiere "las penas que cayeron sobre nosotros desde el día del exilio de Judea de su tierra". Tres preguntas pueden formularse acerca de esas lágrimas.

La primera: por qué los judíos siempre sufren. Respuesta: si al decir por qué aludimos a las causas de la judeofobia, bueno, precisamente ése es el tema de nuestro curso, y para el final habrá explicaciones.

Pero si el por qué sugiere que debe de haber cierta paranoia si encontramos a los judíos siempre como víctimas, nuestra respuesta es que la judeofobia es en efecto una enfermedad social enorme que consiste en el odio hacia los judíos, y por ende, siempre los tuvo como víctimas principales. Persistió por milenios exterminando judíos, alcanzó un genocidio de seis millones hace cincuenta años (un tercio de la población judía mundial) y sigue con vitalidad para continuar.

La segunda pregunta es si la gigantesca magnitud de la judeofobia acaso significa que todo el mundo odia (u odió) a los judíos. La respuesta es no, no todo el mundo está enfermo de judeofobia, pero no es la parte sana el objeto de nuestro estudio, aun cuando es mayoritaria.

La tercera pregunta es si el clero de la Iglesia medieval era unánime en su letal postura judeofóbica. Otra vez, la respuesta es no. Incluso en períodos en los que la postura teológica de la Iglesia era judeofóbica, en el plano individual hubo eclesiásticos que rechazaron la violencia contra los judíos. Desde antaño hay ejemplos de obispos y sacerdotes que intentaron proteger a los judíos.

Cuando la sinagoga de Ravenna fue incendiada (c.550), Teodorico ordenó que la población católica la reconstruyera y flagelara a los incendiarios. Durante la primera cruzada el Obispo Comas salvó a los judíos de Praga. En la segunda, Bernardo de Clairvaux defendió activamente a los judíos que eran asesinados.

El problema, sin embargo, es que los judeófobos más virulentos de la Iglesia fueron (y siguen siendo) reverenciados como santos. El crimen de la judeofobia se cometía con virtual impunidad. El fray Juan Capristano (m. 1456) instó a la abolición de los derechos a los judíos en Nápoles y otras ciudades, incluyendo la cancelación de las deudas que cristianos hubieran contraído para con ellos. Más tarde, debido a sus actividades en Breslau, muchos judíos fueron torturados y quemados vivos; muchos fueron empujados al suicidio.

La abolición de los derechos de los judíos en Polonia por Casimiro IV también fue resultado de las maniobras de Capistrano, e inició una ola de desmanes antijudíos. Ni siquiera les permitió a los judíos escapar ese destino: fue el responsable de un edicto papal que prohibía el transporte de judíos a la Tierra de Israel. Durante su vida, recibió tanto el mote de "azote de los judíos" como el cargo de Inquisidor papal. Más de dos siglos después de su muerte fue canonizado y, desde entonces, cada 28 de marzo los católicos reverencian su memoria.

El mensaje de la Iglesia era, cuando menos, incoherente. Difundía la enseñanza del desprecio, pero ocasionalmente intentaba detener a los despreciadores que se apresuraban en cometer horrendos crímenes; el intento era tardío e insuficiente. Esta postura nunca varió radicalmente. Por ello uno de los primeros historiadores del Holocausto, Raul Hilberg, fue capaz de trazar una tabla que muestra cómo cada una de las principales Leyes de Nürenberg de la Alemania nazi tenía su precedente en la legislación eclesiástica.

La declaración de la Conferencia de Obispos Holandeses de 1995 fue un punto de inflexión en la historia de la Iglesia, al admitir que hay un sendero directo que une la teología del Nuevo Testamento con Auschwitz.

También durante la Segunda Guerra la posición del Vaticano reflejó esta habitual ambivalencia, cuando sus reservas acerca del nazismo se limitaron a proteger a católicos "no-arios". Es cierto que las encíclicas de la Iglesia y sus pronunciamientos rechazaban el dogma racista y cuestionaban algunas tesis nazis como erróneas, pero siempre omitieron criticar, o siquiera mencionar, el ataque específico contra los judíos. En 1938, Pío XI supuestamente condenó a los cristianos judeofóbicos, pero esta condena fue omitida por todos los diarios de Italia que informaron sobre el mensaje papal. Su sucesor, el germanófilo Pío XII, ya desde 1942 había recibido información sobre el asesinato de judíos en los campos. A pesar de ello restringió todos sus pronunciamientos públicos a expresiones muy cuidadosamente formuladas de simpatía por "todas las víctimas de la injusticia".

La neutralidad y el silencio del papa continaron incluso cuando los alemanes cercaron a ocho mil judíos de Roma en 1943. Mil de ellos, mayormente mujeres y niños, fueron transportados a Auschwitz. Al mismo tiempo, con la anuencia papal, más de cuatro mil judíos encontraron refugio en muchos monasterios de Roma (algunas decenas en el Vaticano mismo).

Sin duda, el papa no tenía poder como para detener el Holocausto, pero podría haber salvado miles de vidas si hubiera adoptado públicamente una posición contra el nazismo. Hitler, Goebbels y muchos otros cabecillas nazis, murieron como miembros de la Iglesia Católica, y nunca fueron excomulgados (lo que contrasta con el hecho, por ejemplo, de que el presidente argentino Juan D. Perón fue excomulgado cuando en 1955 atacó la influencia de la Iglesia, y unos pocos meses después fue derrocado).

Un sacerdote católico lideró el régimen nazi de Eslovaquia, y tambíen fueron católicos un cuarto de los miembros de las SS, así como casi la mitad de la población del Gran Reich Alemán.

La resuelta reacción del Episcopado alemán contra el programa nazi de eutanasia, logró que virtualmente se suspendiera el plan. Pero los judíos no avivaron en la Iglesia la compasión que despertaron los insanos y los retardados. Respecto de los judíos, la Iglesia estuvo interesada más en salvar sus almas que sus cuerpos. Las cancillerías diocesanas incluso proveyeron al régimen nazi de los registros de las iglesias, con datos personales acerca del marco religioso del que provenían sus feligreses.

Cuando las deportaciones de los judíos alemanes comenzaron en octubre de 1941, el episcopado limitó su intervención a suplicar por los que se habían convertido al cristianismo. Los obispos recibieron informes sobre la matanza de judíos en los campos de muerte, pero su reacción pública se limitó a vagos pronunciamientos vagos que eludían el mero término judíos.

Hubo, claro, excepciones, tanto nacionales como individuales. Una de éstas fue el prelado berlinés Bernhard Lichtenberg, quien rezó públicamente por los judíos (y falleció en su camino a Dachau). Una nación excepcional fue Holanda, en donde ya en 1934 la Iglesia prohibió la participación de católicos en el movimiento nazi. Ocho años después los obispos protestaron públicamente ante las primeras deportaciones de judíos holandeses, y en mayo de 1943 prohibieron la colaboración de policías católicos en las cazas de judíos, aun a costa de que así debieran perder sus puestos. Muchos judíos salvaron sus vidas gracias a las audaces acciones de rescate de clérigos menores, monjes, y laicos católicos.

Ahora pasaremos a lo fundamental que quedó pendiente de nuestra última lección: los tres principales mitos cristianos inventados en la Edad Media, a través de los cuales la judeofobia fue transmitida desde el siglo XIV.

Libelo de Sangre o Asesinato Ritual

Este es una de las expresiones máximas de histeria colectiva y crueldad humanas. Se trata de la acusación de que los judíos asesinan a no-judíos (especialmente cristianos) a los efectos de utilizar su sangre en la Pascua u otros rituales.

Hubo cientos de libelos, que en general seguían el mismo esquema. Se hallaba un cadáver (usualmente el de un niño, y más frecuentemente cerca de la Pascua cristiana), los judíos eran acusados de haberlo asesinado para usar ritualmente su sangre. Los principales rabinos o líderes comunitarios eran detenidos y se los torturaba hasta que confesaban que en efecto eran culpables del crimen. El resultado era la expulsión de toda la comunidad de esa comarca, tormentos para una buena parte de sus miembros, o bien el exterminio expedito de todos ellos. Generación tras generación, judíos fueron torturados en Europa y comunidades enteras fueros masacradas o dispersadas debido a este mito.

Algunos aspectos son indispensables para entender la enormidad del libelo, a saber:

  1. La ignorancia de los gentiles con respecto de la religión judía (por ejemplo en el judaísmo está totalmente prohibida la ingestión de sangre);
  2. En el medioevo, el pan de la comunión creaba una atmósfera emocional en la que se sentía que el niño divino se escondía misteriosamente en el pan compartido. El friar Bertoldo de Regensburg solía preguntar: "¿quién quisiera morder la cabeza, la mano o el pie del bebé?" En este contexto, el libelo podría considerarse como una especie de proyección colectiva: si detestamos ingerir sangre humana, atribuyámoselo a otros.
  3. Según una superstición difundida en Alemania, la sangre, incluso la de cadáveres, podía curar.

En ese país ocurrió el primer caso, en Wuerzburg 1147. Un niño cristiano fue supuestamente crucificado por judíos (el motivo de la cruz explica por qué los libelos ocurrían generalmente en la época de la Pascua). En Fulda (1235) se agregó otro motivo: los judíos beben sangre cristiana con motivos medicinales. En Munich (1286) se enfatiza que los judíos rechazan la pureza, odian la inocencia del niño cristiano. Así narró los hechos el monje Cesáreo de Heisterbach: "el niño cristiano cantaba ‘Salve regina’ y como los judíos no pudieron interrumpirlo, le cortaron la lengua y lo despedazaron a hachazos".

Así lo explican ciudadanos de Tyrnau (Trnava) en 1494: "los judíos necesitan sangre porque creen que la sangre del cristiano es un buen remedio para curar la herida de la circuncisión. Entre ellos tanto los hombres como las mujeres sufren de la menstruación… Además tienen un precepto antiguo y secreto, por el que están obligados a derramar sangre cristiana en honor de Dios, en sacrificios diarios, en algún lugar".

Inglaterra, España, Italia

En el caso de Norwich (1148) "los judíos compraron al niño mártir William antes de la Pascua y lo torturaron como a nuestro Señor, y durante el Viernes Santo lo colgaron en una Cruz". Esa descripción se reitera en Gloucester (1168) y en Lincoln (1255). En 1290, los judíos fueron expulsados de una Inglaterra enrarecida por la difusión de los libelos, y aun un siglo después de la expulsión, Geoffrey Chaucer lo recoge en sus prólogos a los Cuentos de Canterbury.

También la expulsión de España fue precedida por una atmósfera hostil debida a los libelos. El de La Guardia tuvo lugar en 1490-1491, y de inmediato se instituyó el culto del Santo Niño mártir. El primer libelo español data de 1182 en Saragosa, y el asunto terminó por incluirse en la ley. El Código de las Siete Partidas (1263) reza: "Hemos oido decir que en ciertos lugares durante el Viernes Santo los judíos secuestran niños y los colocan burlonamente sobre la cruz".

Detalles fueron agregándose a la historia, que asumió grandes proporciones. En 1583 Fray Rodrigo de Yepes escribió la Historia de la muerte y glorioso martirio del Santo Inocente, que llaman de La Guardia (después de casi un siglo sin judíos en España) y el argumento sirvió de base para la obra de Lope de Vega El Niño Inocente de La Guardia. En el siglo XVIII José de Canizares lo adaptó en La Viva Imagen de Cristo y Gustavo Adolfo Bécquer (1830-1870) en La rosa de pasión. En 1943 fueron republicados por Manuel Romero de Castilla bajo el título de Singular suceso en el Reinado de los Reyes Católicos.

Un caso crucial en Italia fue una especie de crónica anunciada. Durante la Cuaresma de 1475, el franciscano Bernardino da Feltre anunció que los pecados de los judíos pronto serían revelados. El Jueves Santo un niño llamado Simón desapareció, y al poco tiempo su cadáver fue encontrado al lado de la casa del jefe de la comunidad israelita. Todos los judíos, hombres, mujeres y niños, fueron arrestados. Diecisiete de ellos fueron sometidos a torturas durante quince días, después de los cuales terminaron por "confesar". Uno de los judíos murió en tormentos, seis quemados en la hoguera, y a los dos que aceptaron convertirse se los estranguló. Al principio el Papa Sixto IV detuvo los procedimientos judiciales, pero en 1478 su bula Facit nos pietas aprobó el juicio. La propiedad de los judíos ejecutados fue confiscada y a partir de entonces, los judíos tuvieron prohibida la residencia en Trento (hasta el siglo XVIII tenían aun prohibido el paso por la ciudad). El niño Simón fue beatificado.

Después de este éxito, el fray Bernardino urdió escenarios similares en Reggio, Bassano y Mantua, e instó a la expulsión de los judíos de Peruggia, Gubbio, Ravenna, y Campo San Pietro. Sus últimas víctimas fueron los judios de Brescia, en 1494, el año de su muerte. Al poco tiempo el propio Bernardino fue beatificado, y la Iglesia tardó cinco siglos para anular la beatificación de Simón, en 1965.

Con todo, la posición de la Iglesia y de los monarcas fue en general contraria a los libelos. Después del mentado en Fulda (1235), el emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, Federico II de Hohenstaufen, decidió clarificar el caso definitivamente a fin de proceder: si los judíos eran culpables se los mataría a todos; si eran inocentes, se los exoneraria públicamente. Las autoridades del clero, como no fueron capaces de llegar a una decisión concluyente "creemos necesario… dirigirnos a gente que alguna vez fue judía y se convirtió al culto de la fe cristiana; ya que ellos, como oponentes, no guardarán silencio sobre nada que puedan saber sobre este asunto entre los judíos".

En consecuencia, el emperador solicitó de reyes de Occidente que enviaran "judíos conversos al cristianismo, decentes y estudiosos, para tomar parte de un sínodo", que eventualmente se expidió así: "No puede hallarse, en el Antiguo ni en el Nuevo Testamento, que los judíos requieren de sangre humana. Por el contrario, esquivan la contaminación con cualquier tipo de sangre". El documento, que cita de varias fuentes judías, agrega que "hay una alta probabilidad de que aquéllos para quienes está prohibida incluso la sangre de animales permitidos, no pueden desear sangre humana".

Otro pronunciamiento escrito fue el del Papa Inocencio IV en 1247: "cristianos acusan falsamente… que los judíos llevan a cabo un rito de comunión con el corazón de un niño asesinado; y en cuanto se encuentra el cadáver de una persona en cualquier sitio, se les hace recaer maliciosamente la responsabilidad".

Pero la desaprobación de papas y emperadores no impidió que los casos de libelos se multiplicaran, sobre todo en Polonia, en donde el Consejo de las Tierras, órgano representativo de los judíos, envió un delegado al Vaticano, y logró que el cardenal Lorenzo Ganganelli (más tarde Papa Clemente XIV) emprendiera otra investigación exhaustiva. Ganganelli se sumó a quienes se pronunciaron contra el libelo: "Debe comprenderse con cuánta fe viviente deberíamos pedirle a Dios como el salmista ‘líbrame de la calumnia de los hombres’. Espero que la Santa Sede tome medidas para proteger a los judíos de Polonia, del mismo modo en que San Bernardo, Gregorio IX e Inocencio IV obraron en defensa de los judíos de Alemania y de Francia".

En Tiempos Modernos

Desde el siglo XVII, los casos de libelo de sangre se extendieron a Europa Oriental. En 1636 en Lublin, la viuda Feiguele se mantiene firme ante el tormento. A partir del siglo XIX, judeófobos hicieron conspicuo uso del libelo para incitar a las masas en varios países, incluida Siria, en donde el affaire de Damasco de 1840 introdujo el mal en el mundo musulmán. Allí el influyente cónsul francés se sumó a los libelistas mientras toda la comunidad era arrestada y torturada, en el contexto de la pugna de las potencias occidentales para influir en el Medio Oriente.

Con todo, el principal perpetuador del libelo de sangre en tiempos modernos fue Rusia. Aquí se diseminó sin pausa avalado por los zares, quienes en general tuvieron una actitud mucho peor que la de papas y reyes medievales.

El primer caso en Rusia fue en Senno (cerca de Vitebsk, Pascua de 1799). Cuatro judíos fueron arrestrados despues de que el cadáver de una mujer fuera encontrado cerca de una taberna judía. Apóstatas proveyeron a la corte de extractos de una traducción distorsionada de literatura rabínica como el Shuljan Aruj y Shevet Iehuda. Pese a que los acusados terminaron siendo liberados por falta de pruebas, el poeta G.R. Derzhavin incluyó en su Opinión elevada al zar acerca de la organización del status de los judíos en Rusia, que "en estas comunidades se hallan personas que perpetran el crimen, o por lo menos protegen a perpetradores, de derramar sangre cristiana, de lo que los judíos fueron sospechosos en varias épocas y en diferentes países. Si bien opino que tales crímenes, incluso si fueron cometidos a veces en la antigüedad, eran llevados a cabo por fanáticos ignorantes, creo apropiado no pasarlos por alto".

Entre 1805 y 1816 ocurrieron más casos y, para evitar su mayor diseminación, el ministro de asuntos eclesiásticos, A. Golistyn, envió una circular a los jefes de gobernaciones el 6/3/1817, donde explicita que los monarcas polacos y los papas invariablemente invalidaron los libelos, y las cortes los`refutaron. La circular ordenaba que "de aquí en adelante los judíos no sean acusados de asesinar ninos cristianos, sin evidencia, y sobre el mero prejuicio de que necesitan de sangre cristiana".

A pesar de la circular, el zar Alejandro I dio instrucciones de revivir las acusaciones en Velizh. El juicio duró diez años, y aunque los judíos fueron finalmente exonerados, cabe reflexionar en la atmósfera que generaba un juicio tan largo sobre un tema tan escabroso. El zar Nicolás I se negó a firmar la circular de Golistyn, considerando que "hay entre los judíos salvajes fanáticos o sectas que requieren sangre cristiana para su ritual". El libelo recibía así un sello oficial, y ocurrieron muchos en Telz, Kovno (1827); Zaslav, Volhynia (1830); y Saratov (1853).

Otro comité especial designado en 1855 para investigar, incluyó teólogos, orientalistas y apóstatas. Revisaron manuscritos hebreos y publicaciones y, otra vez, concluyeron que no había evidencia alguna del uso de sangre cristiana entre los judíos.

En los años setenta del siglo pasado recrudeció la judeofobia, y el libelo fue motivo habitual en la propaganda literaria y la prensa. En alguna medida estas obras remedaban las que se habían publicado en Alemania y Francia, en las que "expertos" judeófobos "probaban" el libelo, como: Le mystere du sang chez les juifs de tous les temps, de H. Desportes (1859), prologada por Edouard Drumont; y Talmud in der Theorie und Praxis, de Konstantin C. Pawlikowski (1866).

Dos ejemplos de esta literatura en Rusia son Sobre el uso de sangre cristiana por sectas judías con propósitos religiosos (1876) de H.Lutostansky, que agotó varias ediciones, y El Talmud desenmascarado de J.Pranatis, que sigue publicándose. Contra algunos de los calumniadores se iniciaron juicios de difamación. Y las de crimen ritual continuaban.

Con el fortalecimiento de la extrema derecha (Unión del Pueblo Ruso) en la Tercera Duma, las autoridades necesitaban de más casos que justificaran la judeofobia reinante. Uno muy notorio fue el Caso Beilis (1911-1913), armado por el ministro de justicia Shcheglovitov, que despertó la oposición de centenares de intelectuales rusos, entre ellos V. Korolenko y Máximo Gorki. La eventual exoneración de Beilis fue una derrota para el régimen pero, otra vez, la atmósfera de veneno judeófobo surgía con el mero juicio, independientemente de sus resultados.

Cuando los nazis asumieron el poder en Alemania, utilizaron el libelo en su propaganda. Reanimaron las investigaciones y los juicios (Memel 1936, Bamberg 1937, Velhartice -Bohemia- 1940). El 1/5/1934 el periódico Der Stuermer dedicó al tema una edición horrorífica con ilustraciones. Hombres de ciencia alemanes colaboraron en la difusión.

Incluso para 1960 un periódico soviético de Daguestán afirmó que los judíos devotos necesitaban sangre de musulmanes para sus ritos.

Fuera de Alemania (donde en general ocurrienron un tercio de todos los libelos) hubo cuatro casos en el siglo XX. El primero de éstos fue el caso Hilsner. Tomás Masaryk, fundador y primer presidente de la Checoslovaquia moderna, tomó una activa postura en contra del mismo, "no para defenderlo a Hilsner (el acusado, un joven vagabundo) sino para defender a los cristianos de la superstición". Masaryk fue duramente atacado y su cátedra universitaria fue suspendida debido a las manifestaciones de estudiantes. Este caso también creó una ola de tumultos judeofóbicos en Europa, orquestados por el "especialista" vienés Ernst Schneider.

Los libelos ahondaron el estereotipo satánico del judío y, otra vez, el problema no era que la Iglesia lo difundiera. Por el contrario, vimos que usualmente se oponía, y en general trataba de detener las matanzas, pero con su característica ambivalencia. Los niños "mártires" eran reverenciados como santos, tales como en los casos de San Hugh de Lincoln, el Santo Niño Mártir de La Guardia, y Simón de Trento. Cada año durante siglos, los cristianos honraban la memoria de los puros inocentes que habían sido supuestamente asesinados en espantosos rituales judíos.

La Hostia y la Peste Negra

En el Cuarto Concilio Laterano de 1215 fue reconocida oficialmente la doctrina de la Transubstanciación, según la cual la hostia (galleta usada en la ceremonia de la Eucaristía) se transforma en el cuerpo de Jesús. Los protestantes eventualmente modificaron la doctrina y consideran que se trata sólo de un símbolo del cuerpo mas no Jesús en persona (que es el dogma católico hasta hoy).

Este segundo mito, el de la profanación de la hostia, sostenía que los judíos secretamente las robaban de las iglesias para torturarlas y reeditar los sufrimientos de Jesús. Obviamente, había en esta superstición mayor irracionalidad aun, puesto que los judíos claramente descreían de toda transusbtanciación. Pero esta acusación trajo más persecución y matanzas. La mayor parte de los cuarenta casos principales se perpetraron en Alemania y Austria.

El mito se basaba en los supuestos poderes sobrenaturales de la hostia, y en el prejuicio de que los judíos anhelaban renovar en Jesús los sufrimientos de la pasión. Su perfidia era tal, que no abandonaban los tormentos aun cuando de la hostia emanaran sangre o sonidos, o si echaba a volar. (La explicación de la "sangre" es que un honguillo de color escarlata puede formarse en comida rancia que se deja en lugares secos. Se lo denomina Micrococcus prodigiosus).

La primera supesta profanacíon fue en Belitz (cerca de Berlín) en 1243. Un grupo de judíos y judías fueron quemados en la hoguera en lo que pasó a denominarse Judenberg (monte de los judíos). En Italia hubo pocos casos debido especialmente a la protección de los papas, pero se expresó en el arte, como la Desecración de Paolo Uccenno (1397-1475) hecha para el altar de la Confraternidad del Santo Sacramento de Urbino.

De Inglaterra, los judíos fueron expulsados antes de que se difundiera la desecración de la hostia, pero también allí se reflejó en el arte, como en el Croxton Sacrament Play, escrito en 1491, dos siglos después de la expulsión.

Casos famosos fueron el de París de 1290; el de Bruselas de 1370 (que llevó a la destrucción de la judería belga, se celebró en una fiesta especial y todavía se lo ve grabado en las reliquias de la Iglesia de Santa Gudule); el de Knoblauch en 1510, que resultó en treinta ocho ejecuciones y la expulsión de los judíos de Brandenburgo. Por lo menos dos casos son aún celebrados localmente: el de Deggendorf, Bavaria, que data de 1337, y el de Segovia de 1415, que supuestamente había producido un terremoto, y resultó en la confiscación de la sinagoga y la ejecución de los líderes judíos.

Precisamente en España el infante don Juan de Aragón patrocinó algunas acusaciones. En la de Barcelona de 1367 varios sabios (como Hasdai Crescas, Nisim Gerondi e Isaac B. Sheshet) se hallaban entre los arrestados con la comunidad entera (hombres, mujeres y niños), encerrada en la sinagoga por tres días sin comida. Como no confesaron, el rey ordenó su libertad, y sólo tres judíos fueron ejecutados. Diez años después hubo casos en Teruel y Huesca.

El caso de Lisboa de 1671 se produjo cuando ya no había judíos en Portugal. Por lo tanto, cuando la hostia de la iglesia de Orivellas fue robada, un edicto real ordenó la expulsión… de todos los Nuevos Cristianos. Las supuestas desecraciones continuaron hasta el último caso, en 1836 en Bislad, Rumania.

El último mito de esta trilogía fue la ya mentada Peste Negra. Entre 1348 y 1350 una epidemia múltiple s (bubónica, septicémica y neumónica) causada por el bacilo pasteurella pestis, arrasó a casi cien millones de personas, un tercio de la población europea. En centros de densidad poblacional, como monasterios, la tasa de mortandad era superior. La racción popular fue extrema: o bien se buscó refugio en el arrepentimiento y las súplicas a Dios, o bien lanzándose al libertinaje y el salvajismo. Lo curioso es que estas dos actitudes se combinaron en que arremetían contra los judíos, quienes fueron acusados de envenenar los pozos de agua para destruir la cristiandad. En esos años miles de judíos fueron masacrados.

La bula del Papa Clemente VI (26/9/1348) vino a defenderlos, y definió la plaga como "pestilencia con que Dios aflige al pueblo cristiano". La vasta mayoría de la población, empero, la veía como pestis manufacta (artificial), la forma más simple de entenderla (y después de tanta matanza contra los judíos, podía sospecharse de que en algún momento éstos buscarían venganza).

La primera acusación fue en septiembre de 1348 en Castillo de Chillon del lago de Ginebra. Los judíos "confesaron" que la plaga había sido diseminada por un judío de Savoy guiado por un rabino que había preparado el veneno. Las matanzas se extendieron entre España y Polonia, destruyendo trescientas comunidades. Los llamados Flagelantes expiaban sus pecados matando judíos a su paso.

Las matanzas se dieron especialmente en Alemania, aun cuando al principio el emperador Carlos IV intentó defenderlos. Después se sumó al fervor de las hordas y concedió "perdón por cada transgresión que incluía el asesinato y destrucción de judíos". En muchas localidades los judíos fueron asesinados aun antes de que la plaga llegara. En Mainz, seis mil judíos fueron llevados a la hoguera, y en Estrasburgo dos mil judíos fueron quemados en una pira gigantesca en el cementerio judío.

El mito de los judíos envenenando pozos agravó su imagen diabólica, y después de la Peste Negra el status de los judios se había deteriorado por doquier.

Hubo en la Edad Media otros mitos que armaron el arsenal judeofóbico, pero ninguno fue mortífero como los mencionados. Uno adicional fue el del Judío Errante, una figura de la leyenda cristiana condenada por Jesús a vagar hasta su segunda venida, debido a que lo desairó o le pegó en su camino a la crucifixión. Dio lugar a muchos cuentos aun hasta este siglo. Nación aparentemente en Bolonia en 1233, cuando peregrinos del monasterio de Ferrara relataron que vieron a un judío en Armenia que había presenciado la Pasión de Jesús, lo ofendió, se arrepintió y se convirtió al cristianismo. Los nombres del Judío Errante varían en idiomas y tradiciones: Cartaphilus, Buttadeus, Votadio, Juan Espera en Dios, Ajasuerus, Isaac Laquedem, y Der ewige Jude. Se transformó, en efecto, en símbolo del pueblo judío todo, culpable y errante en el mundo. Este mito influyó arte y literatura, pero no produjo genocidios.

En contraste, la mentada trilogía generó máximo sadismo, y transformó la voz judío en sinónimo de diabólico. El arte medieval muestra al judío con cuernos, cola, cara satánica, postura grotesca, en compañía de puercos y escorpiones.

En el siglo XVI se produjo un cisma en la Iglesia, y nació el protestantismo, que entre otras facetas buscó recuperar las raíces hebreas del cristianismo. Pero fueron infundadas las esperanzas prematuras en que los judíos serían respetados por una Iglesia de mayor compasión hacia ellos. Lo veremos en nuestra próxima lección.

 

La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 1

El sacerdote Edward Flannery, en el prólogo a su obra Veintitrés Siglos de Antisemitismo, revela que su interés por este tema nació cuando descubrió que la ignorancia al respecto es un abismo que separa a judíos de cristianos. "¿Cómo es posible que el judío – se pregunta Flannery- abrumado por la conciencia de la secular opresión que ha sufrido en el mundo cristiano, hable en igualdad de condiciones con el cristiano, que está sinceramente convencido de que su interlocutor otorga excesiva importancia a las persecuciones?"


 

Unidad 01: Introducción

Por: Gustavo Perednik

 

El sacerdote Edward Flannery, en el prólogo a su obra Veintitrés Siglos de Antisemitismo, revela que su interés por este tema nació cuando descubrió que la ignorancia al respecto es un abismo que separa a judíos de cristianos. "¿Cómo es posible que el judío – se pregunta Flannery- abrumado por la conciencia de la secular opresión que ha sufrido en el mundo cristiano, hable en igualdad de condiciones con el cristiano, que está sinceramente convencido de que su interlocutor otorga excesiva importancia a las persecuciones?"

Y bien, en ese sentido un curso como el nuestro podrá tender un puente sobre el abismo, permitiendo a más gente conocer páginas muy oscuras de la experiencia humana, y llamativamente poco investigadas.

Hasta 1879, el odio hacia los judíos no tenía siquiera un nombre especial. Ese año Wilhelm Marr acuñó el término "antisemitismo" a fin de distanciar el fenómeno de toda connotación religiosa. El panfleto de Marr, "La victoria del judaísmo sobre el germanismo considerada desde un punto de vista no-religioso" exhortaba a que se hostilizara a los judíos independientemente de sus inclinaciones religiosas. Pero el vocablo que Marr eligió tiene varios defectos.

En principio, "semitas" no hay. Puede hablarse de lenguas semíticas, o de grupos semitas de la remota antigüedad, pero suponer que, por ejemplo, un judío de Holanda, uno de Etiopía pertenecen a la misma "raza semita" junto con un árabe de Marruecos, es a todas luces absurdo.

En segundo lugar, y más importante aún, personas contra los semitas, no sólo que no hay, sino que nunca hubo. Jamás se crearon partidos, publicaciones, o ideas que combatieran a los "semitas". Es más, la voz se presta a juegos de palabras. En marzo de este año, el canciller egipcio Amer Musa respondió a una acusación preguntando: "¿Como vamos a ser antisemitas, si nosotros somos semitas?"

Lo lamentable es que el término acuñado por un judeófobo como Marr se difundió por doquier, aun cuando tres años después, un prestigioso pensador judío, León Pinsker, sugirió la más apropiada palabra, "judeofobia", para caracterizar el encono hacia los judíos.

"Judeofobia" es más precisa porque en el prefijo señala el verdadero destinatario de esta aversión, el judío, y en el sufijo alude a su carácter irracional. Es cierto que en psicología "fobia" también responde a su origen griego, "miedo". Y se habla de ailurofobia (miedo a los gatos), nictofobia (a la noche) o claustrofobia (a los lugares cerrados). Pero en ciencias sociales tiene un significado más cercano al odio (no al temor) como en "xenofobia" (odio a los extranjeros).

La judeofobia no es una forma de la xenofobia, puesto que los judíos no son extranjeros de los países en los que viven. Y si, como dijimos, tampoco son una raza, la judeofobia no es una especie del racismo. Es un fenómeno muy singular, y como tal vamos a estudiarlo.

Hemos ofrecido cinco justificaciones del término "judeofobia" en lugar del usual "antisemitismo". Estas incluyen motivos históricos, semánticos y lógicos. Pero si aún no están convencidos de que el uso de "judeofobia" sea el deseable, permítanme agregar un argumento más.

El prefijo "anti" combinado con el sufijo "ismo" sugiere una opinión que viene a oponerse a otra opinión, como en antimercantilismo, antidarwinismo o antiliberalismo. Pero la judeofobia no es una idea. Jean-Paul Sartre, en su famoso libro sobre el tema, sugiere que no le permitamos al judeófobo disfrazar su odio de "opinión". En la medida en que usemos "antisemitismo", los judeófobos podrán adornar a sus rencores con una aureola de criterio razonado, lo que además nos impide entender el fenómeno de la judeofobia con claridad.

La Singularidad de la Judeofobia 

Odios contra grupos siempre existieron. Pero en nuestro estudio partimos de la base de que el despecho contra los judíos es único. Los judíos fueron odiados en sociedades paganas, religiosas y seculares. En bloque, fueron acusados por los nacionalistas de ser comunistas, por los comunistas de ser capitalistas. Si viven en países no judíos, son acusados de dobles lealtades; si viven en el país judío, de ser racistas. Los judíos ricos fueron agredidos y los pobres maltratados. Cuando gastan su dinero son resentidos por ostentosos; cuando no lo gastan, son despreciados por avaros. Fueron llamados cosmopolitas sin raíces o chauvinistas étnicos. Si se asimilan al medio, son temidos por quintacolumnas; si no, son odiados por cerrarse en sí mismos. Cientos de millones de personas han creído por siglos, que los judíos beben la sangre de los no-judíos, que causan plagas y envenenan pozos de agua, que planean la conquista del mundo, o que asesinaron al mismísimo Dios.

En aras de ordenar la clase, digamos que no hay odio más antiguo, más generalizado, más permanente, profundo, obsesivo, peligroso y quimérico que la judeofobia. Veamos cada característica separadamente.

  1. Antiguo. Robert Wistrich tituló a su último libro sobre el tema "El odio más antiguo". Veremos enseguida las distintas posibilidades acerca de cuándo nació la judeofobia, pero adelantemos ya que se trata de un inquina que continuó más o menos durante dos milenios y medio. O como explica Shmuel Etinger, la judeofobia "es un fenómeno que se prolongó ininterrumpidamente, en lo fundamental, desde la época helénica hasta nuestros días, aunque asume características distintas en el curso de la historia. Precisamente, su continuidad histórica es un factor decisivo en su intensidad y en su capacidad de adaptarse a las cambiantes condiciones contemporáneas".
  2. Generalizado. De todos los países europeos en los que residieron, los judíos fueron expulsados alguna vez. Los ejemplos más recordados son Inglaterra en 1290, Francia en 1306 y en 1394, Hungría en 1349, Austria en 1421, numerosas localidades de Alemania entre los siglos XIV y XVI, Lituania en 1445 y en 1495, España en 1492, Portugal en 1497, y Bohemia y Moravia en 1744. En las más diversas situaciones históricas, los judíos fueron hostilizados en casi todos los países del mundo, aun aquellos en donde no estaban. El Japón de hoy es un ejemplo de cómo la judeofobia puede existir aun cuando la comunidad judía sea minúscula. Y China es frecuentemente citada como la excepción a esta regla de la universalidad de la judeofobia.
  3. Permanente. En la mayoría de los lugares, la judeofobia continúa años, décadas, e incluso siglos después de que los judíos han partido. El rey Eduardo I expulsó a los judíos de Inglaterra en 1290, y su readmisión no se produjo hasta 1650. Es notable que Shakespeare pudo crear su estereotípico Shylock, el judío de "El Mercader de Venecia", después de tres siglos en los que en su país no había judíos. La audiencia podía despreciar al judío y burlarse de él, sin que ninguno de ellos, ni sus padres, ni sus abuelos, los hubieran conocido en persona.
    En el siglo XVII Francisco de Quevedo atacaba a su competidor literario, Luis de Góngora, aludiendo a su "nariz judía" y amenazando con que untaría sus poemas con tocino a fin de que los judíos no se los plagiaran… aunque éstos habían sido expulsados de su país hacía más de un siglo.
    En Latinoamérica, Julián Martel escribe su novela "La Bolsa" en la que se acusa a los judíos de haber hecho quebrar la Bolsa de Comercio de Buenos Aires en 1890, una época en la que virtualmente no había judíos allí.
    Un último ejemplo: en 1968 el gobierno polaco lanzó una campaña por radio y televisión tendiente a "desenmascarar a los sionistas de Polonia". Casi treinta años después de que tres millones de judíos polacos fueran exterminados por los alemanes, en Polonia podía aún despertarse odio por una diminuta minoría que no alcanzaba al 1% de la población.
  4. Profundo. Como resultado de los atributos mencionados, los estereotipos mentales en contra de los judíos están hondamente arraigados. Si tenemos en cuenta que por siglos, cientos de millones de personas creyeron que los judíos transmiten la lepra, que matan niños cristianos para sus rituales, que dominan el mundo entero, que son una raza promiscua o criaturas diabólicas, que Dios desea que sufran, u otras variantes, entonces se ve por qué la judeofobia es tan fácil, por qué el judeófobo no debe invertir muchos esfuerzos en despertar antipatías contra el judío, ya que no tiene más que echar mano a la asociación mental apropiada a un momento determinado.
    Se dice de Goebbels, el ministro de propaganda alemán durante el régimen nazi, que había distribuido un cartel que mostraba a un hombre montado en un bicicleta con la leyenda "La desgracia de Alemania son los judíos y los ciclistas". El lector se preguntaba ingenuamente "¿Y por qué los ciclistas?" y así la propaganda había cumplido con su objetivo. La profundidad de la judeofobia había hecho una buena parte del trabajo.
  5. Obsesivo. Para el judeófobo los judíos no son un enemigo; son el enemigo. No ve satisfecho su impulso hasta que el judío no es quebrado del modo más total. Durante los siglos XIX y XX en el imperio ruso las palizas y asesinatos de judíos se difundieron a tal punto, que se acuñó el término "pogrom" para definirlos. Y eran vistos por sus perpetradores como el medio de salvar a la nación. "Byay Zhidov Spassai Rossiyu, Golpea al judío y salva a Rusia" era su lema.
    Ernest Cassirer reflexionó en "Modernos mitos políticos" acerca del discurso de despedida de Adolf Hitler a la nación alemana, antes de su suicidio el 30 de abril de 1945. ¿Cuál fue su mensaje? No recordó las glorias de Alemania, ni expresó dolor por la destrucción de su país; no se arrepintió del baño de sangre en el que acababa de sumir al mundo; ya no promete la conquista. Su atención sigue fija en un punto que lo obsesiona: los judíos, "el enemigo eterno". "Si soy vencido, la judeidad podrá celebrar"… Y si bien Hitler encarnó la judeofobia en su extremo máximo, la obsesividad es una característica reiterada.
  6. Peligroso. Debido a su profundidad, con mucha frecuencia la hostilidad contra los judíos desborda la discriminación y estalla en violencia física. En casi todos los países en donde los judíos viven o vivieron, fueron en algún momento sometidos a golpizas, tortura y muerte, por el único motivo de ser judíos. Por ello toda expresión judeofóbica es potencialmente más peligrosa que expresiones de aversión contra otros grupos. Por ejemplo, en todos los países hay chistes xenofóbicos en contra de minorías. En los EE.UU. son los chistes de polacos, en Inglaterra de irlandeses, en Brasil de portugueses, en la Argentina de gallegos, en Suecia de noruegos, etc. Los chistes de judíos pueden ser tan inofensivos como cualquiera de los otros. Sin embargo, si no hubieran existido habido chistes de judíos en Europa durante uno o dos siglos antes del Holocausto, la virulencia de la judeofobia podría haber sido menor, y los nazis habrian encontrado menor apoyo para su genocidio. Para las otras minorías mencionadas, no hubo hogueras, cámaras de gas y hornos crematorios. Y la judeofobia se transmite en gestos, en chistes y en generalizaciones, mucho más que en conferencias. Ulteriormente, cuando un prejuicio es tan peligroso, los chistes pueden ser letales.
  7. Quimérico. Este bien puede ser el rasgo esencial. El odio de grupo deriva usualmente de una incorrecta interpretación de la realidad. Si como hoy, un francés odia a los argelinos porque corrompen su cultura, o un alemán odia a los turcos porque le quitan sus puestos de trabajo, en ambos casos la realidad ha sido mal interpretada. Ciertamente hay desempleo en Alemania, pero no son los turcos los culpables de ello.
    El caso de la judefobia difiere de la xenofobia mencionada. No hay que confrontarse con una interpretación incorrecta, sino con mitos. Los judíos son odiados por comer no-judíos en el pasado, o por dominar el mundo en el presente, por haber matado a Dios, o por haber inventado el Holocausto, o por promover las guerras, la esclavitud, el mal.

No es fácil contender con argumentos de esta índole.

Incluso si hubiera odios que comparten una o dos de estas características, no se encontrará uno que, como la judeofobia, combine todas ellas. Que la encaremos de modo singular no significa, por supuesto, minimizar el sufrimiento de otros grupos, o condonar la persecución contra otras minorías cualesquiera. Todo aborrecimiento de grupo, todo racismo y persecución deben ser repudiadas. Pero la judeofobia sigue siendo el odio más antiguo, profundo, peligroso y quimérico, y si la diluimos en un mar de discriminaciones y prejuicios, la entenderemos menos. Empecemos por analizar cuándo se originó el fenómeno.

Seis Teorías sobre el Origen de la Judeofobia

Puede esgrimirse que la judeofobia comenzó:

  1. con los primeros hebreos, hace cuatro milenios;
  2. con la esclavitud egipcia hace algo más de tres milenios;
  3. con el Retorno a Sión, hace dos milenios y medio;
  4. con el helenismo alejandrino, hace veintitrés siglos;
  5. con el cristianismo, hace dos milenios;
  6. con el totalitarismo moderno, hace algo más de un siglo.

En esta lección intentaremos descartar las teorías 1,2,3 y 6. En la próxima nos concentraremos en la teoría 4, y en la lección subsiguiente en la 5.

Sobre la teoría 1, digamos que rastrear la judeofobia hasta la época patriarcal es incorrecto, tanto histórica como teóricamente. Desde el punto de vista histórico, no es cierto que los judíos hayan sufrido persecuciones por tanto tiempo. Aunque hay algunos versículos bíblicos que evidencian un tono judeofóbico, extraeremos de la Biblia solamente arquetipos que faciliten la comprensión, y no precisión histórica.

El primer ejemplo podría ser Abimelej, el rey de Guerar en el Neguev, quien espetó al patriarca Isaac: "Alejate de entre nosotros, puesto que te has hecho más poderoso que nosotros" (Génesis 26:16). Este es un arquetipo de los argumentos que emplea la judeofobia, especialmente porque el original hebreo puede leerse "Alejate de entre nosotros, porque has prosperado a costa nuestra".

Desde la teoría, sostener como Hermann Gunkel que con los primeros hebreos aparece la judeofobia, es dar por sentado que las meras diferencias son la fuente del odio, y no la intolerancia frente a la diferencias. Abraham no tenía por qué generar enemigos por el hecho de proponer la distinción monoteísta; la judeofobia comienza con los judeófobos, no con los judíos.

En cuanto a la teoría 2, quien sostenga con Charles Journet que la motivación del Faraón era judeofóbica, debe tomar la Biblia demasiado literalmente. Es cierto que el monarca egipcio expresa un tercer argumento habitualmente empleado por judeófobos: que los judíos son una quinta columna. Así lo enuncia el Faraón: "He aquí los hijos de Israel, son más que nosotros y más fuertes. Actuemos contra ellos con astucia para que no se multipliquen y, para que cuando nos acaezca una guerra, no se unan a nuestros enemigos para combatirnos" (Exodo 1:9-10). Pero sería más razonable atribuirle a los egipcios un intento xenofóbico de esclavizar a otros pueblos, una práctica usual de la antigüedad, y no un odio específico contra los judíos como tales.

Otros arquetipos de judeofobia que trae la Biblia son los pueblos que atacaron a los hebreos gratuitamente, durante la marcha hacia la Tierra Prometida. Los dos más destacados son Amalek y Midián, precisamente por la gratuidad del ataque. En esos dos casos, a diferencia de Moab, el trayecto de los hebreos no representaba amenaza alguna para ellos. Por ello el ataque fue generado por la saña y a mansalva. Pero la historicidad de esos combates es demasiado nebulosa como para que puedan considerarse comienzos de la judeofobia.

Descartadas las hipótesis 1 y 2, pasemos a explicar la 3, que señala el origen de la judeofobia en la época del Retorno judío a Sión durante el siglo V a.e.c. Probablemente, de esta época data el máximo arquetipo bíblico de la judeofobia, Hamán. En efecto, algunos historiadores relacionan a este personaje con el rey persa Jerjes I, quien habría sido el Ajashverosh (Asuero) del libro de Ester. De acuerdo con este texto, Hamán fue el visir del rey que planeó el genocido de todos los judíos del extenso reino. Y, otra vez, aun cuando la historicidad de los hechos no fue demostrada, las palabras de Hamán tuvieron eco en las de los judeófobos de todas las épocas: "Hay un pueblo disperso en todas las provincias… cuyas leyes son distintas de las del pueblo, y no observan las órdenes del rey… Escríbase que sean destruidos" (Ester 3:8).

Más allá de la Biblia, hay dos eventos de ese siglo V a.e.c. que sí podrían marcar la génesis de la judeofobia. Uno en la tierra de Israel (el ataque contra los que regresaban de Babilonia para reconstruir Jerusalem) y otro en la Diáspora (la destrucción del templo judío de Elefantina en Egipto).

Cuando Nejemías, en cumplimiento del permiso que otorgara el rey Ciro de Persia, lideró el Retorno a Sión en el año 445 a.e.c., debió confrontarse con la activa oposición de Sanbalat I "el enemigo" (Nejemías 6:1,16).

Tres décadas después, el templo que la comunidad judía había erigido en la pequeña isla de Elefantina en el Nilo, fue destruido. El templo se había levantado en el 590 a.e.c. y fue destruido en el 411 a.e.c. por los sacerdotes de Khnub con la ayuda del comandante persia Waidrang. Pero más que un estallido judeofóbico, aquella destrucción parece haber sido un acto fanático de egipcios que resentían el dominio persa.

Podemos concluir que los episodios de Sanbalat y de Waidrang fueron aislados, y no dejaron huellas en la historia de la judeofobia, que aún debía nacer. Esta conclusión nos deja con tres tesis, las 4, 5 y 6.

Esta última fue sostenida por Hannah Arendt, quien en "Los orígenes del totalitarismo" describe "el antisemitismo como una ideología secular evidentemente diferente" del odio religioso contra los judíos. Esta descripción es simplista. Por supuesto que los partidos políticos judeofóbicos se crearon en Alemania en el los años 1880s, y por entonces ocurrió por primera vez que un régimen utilizara la judeofobia como un medio calculado para obtener poder, pero lo importante no es cuándo la judeofobia fue por primera vez un instrumento político, sino cuando apareció.

Es cierto que el siglo XIX trajo consigo un nuevo tipo de judeofobia. Pero el fenómeno ya existía: es único precisamente por su adaptabilidad a distintos contextos históricos. Esta característica muestra tanto su permanencia como su singularidad.

Nos quedamos entonces, con las dos teorías más aceptables. Las raíces de la judeofobia están o bien en el helenismo, o bien en el cristianismo. En las próximas dos clases analizaremos sendas posibilidades.

Bibliografía

La bibliografía general en la que se basa el curso es:

  • "Historia del antisemitismo" de León Poliakov, en cinco tomos.
  • "Antisemitismo" de James Parkes, Ed.Paidós, Bs.As., 1965.
  • "Veintitrés siglos de antisemitismo" de Edward Flannery, Ed. Paidós, Bs. As., 1964.
  • La bibliografía especial, se irá ofreciendo en cada una de las clases.

Quien mato a Jesus?

Quien mato a Jesus?

 

Mateo 20:19

 

Y le entregaron a los gentiles para que le escarnezcan; y azoten y crucifiquen mas el tercer día resucitara.

 

Los gentiles?

 

Ver: Marcos 10:33 al 34

 

10:33 He aquí subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas, y le condenarán a muerte, y le entregarán a los gentiles;

10:34 y le escarnecerán, le azotarán, y escupirán en él, y le matarán; mas al tercer día resucitará.

 

Gentiles y judios?

 

Juan 19:14 al 18

 

19:14 Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta. Entonces dijo a los judíos: ¡He aquí vuestro Rey!

19:15 Pero ellos gritaron: ¡Fuera, fuera, crucifícale! Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César.

19:16 Así que entonces lo entregó a ellos para que fuese crucificado. Tomaron, pues, a Jesús, y le llevaron.

19:17 Y él, cargando su cruz, salió al lugar llamado de la Calavera, y en hebreo, Gólgota;

19:18 y allí le crucificaron, y con él a otros dos, uno a cada lado, y Jesús en medio

 

LOs judios?

 

Quien mato a Jesús? Los gentiles o los judíos?

 

Aquí hay tres versiones, escoge la que quieras. Lee todos los versículos que te menciono y dime quien en realidad lo mato?

 

Pilato?

Los gentiles?

El mismo Jesús?

El dijo que nadie le quita la vida sino que el mismo la pone!

Se te olvido esto?

Cometió el mismo entonces suicidio?

Fue el padre?

El lo envió a morir?

No lo dice así tu biblia?

Fueron los judios?

 

Aquí Jesús dice una profecía, si no fueron los gentiles entonces esta profecía de el llamado Jesús no se cumplió (Mateo 20:19). Porque razón ustedes solo  mencionan los judíos como los criminales del llamado Jesús? Las mismas escrituras en Marcos 10:33 al 34 dice que ambos lo mataron.

 

Quiero aclarar que no creo que lo matara alguno, ya que no creo lo escrito en el NT, pero aun así esto de que lo mataron los judíos solamente es un asunto serio. Esto ha traído años de odio hacia nuestro pueblo. Y todo por no estudiar el llamado NT y darse cuenta de los terribles errores que este tiene.

 

 

Que lo matamos nosotros?

 

Si no hubiese muerto ahora mismo tu estuvieras con tu pecado. No era esta su misión? Que fácil es hacer un juicio contra nosotros. No han leído el NT lo suficiente como para ver estos errores? Si lees bien los versículos veras que dice que lo mataron los gentiles, judíos y después los dos.

 

Que escoges?

 

Si escoges uno de los evangelios, entonces lo escrito en los otros evangelios es falso.

 

La verdad es una y no dos o tres.

Magda Colón

 

Asia… dónde van???

Veo con mucha preocupación el destino de los pueblos del lejano oriente; es una constante ver noticias y saber de hechos que ocurren en los países del Asia Oriental que son graves y atentan contra la salud general de la humanidad.

En el plano físico dos de los grandes ríos de china están en peligro de morir, de secarse, de dejar de contribuir con toda esa agua dulce tan necesaria para la vida, inmensas extensiones sembradas han hecho perder enormes áreas de bosques, proveedores de oxígeno, grandes fábricas e industrias contaminantes se localizan en las márgenes de los ríos y en las costas del mar expidiendo gases tóxicos y vertiendo en las aguas innumerables desechos nocivos, poderosos complejos gasíferos y minas de carbón han destruido con vida silvestre y socavan la tierra, degenerando en una futura improductividad de esos terrenos.

En el plano social vemos como la sociedad china se ve sometida a una incontrolable superpoblación, a una incontenible ola de suicidios y a una inevitable trata y tráfico de personas con el fin de liberar la carga del estado. El gobierno chino es duro, dictatorial, represor, expansionista, el mercado chino es una amenaza para el resto del mundo, la mano de obra casi gratuita abarata los costos y el exceso de producción diversifica la economía china, haciendo cada vez más grande el mercado de exportaciones y presionando más a los países socios comerciales de esta potencia devastadora.

En el plano intelectual puede notarse que la sociedad china esta limitada; limitada a creer en el comunismo como forma de auto-gobernarse, limitada a trabajar y a no dedicarse a un estudio serio de las cosas. En china se aprecia mucho la ecuación en los primeros años de vida, pero ¿Cuál es la educación que les dan a los niños? ¿Deberíamos llamar educación a la ideologización? En fin…

En el plano espiritual no hace falta que mencione el vacío inmenso que hay en esa sociedad, profesando el ateísmo un 49 % y el resto dedicándose a deificar cualquier cosa que sea creación…

Si hablamos de Japón tenemos que están limitados de espacio, que sufren una ola de suicidios también, una creciente e indetenible violencia en muchos sentidos. Aunque el gobierno de Japón es democrático no deja de ser éste tan perjudicial como el chino, pues el gobierno nipón es excesivamente abierto, desinteresado en propugnar los valores, pero muy interesado en el expansionismo comercial y hasta territorial.

En conclusión, el continente asiático tiene países extremadamente pobres como Vietnam, Laos, Sri Lanka, India y China, aunque éstos sean exportadores de mucha manufactura, textiles y maquinaria, y tiene países ricos, en extremo como Corea del sur, Japón y Taiwán, aunque éstos vayan rumbo a una total y absoluta pérdida de sus valores.

¿Hacia dónde va este continente?

¿Qué destino les está deparado?

D’ quiera que estas naciones rectifiquen pronto y retornen a la senda de la justicia, la verdad y la paz.

DERRIBA A TU GIGANTE primera parte

“Y metiendo David la mano en la bolsa, tomó de allí una piedra y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente, y quedó hincada la piedra en su frente; y él cayó sobre su rostro en tierra. De esta suerte David prevaleció sobre el filisteo con una honda y con una piedra, e hirió al filisteo y le mató; mas no había espada en manos de David” (1 Samuel 17: 49-50).

 

Escarbemos en esta milenaria historia los principios que aplicó David para enfrentar y vencer al gigante Goliat y utilicémoslos para derribar y vencer aquello que nos desafía e insulta.

 

Introducción:

Cuando hablamos de gigante, nos referimos a todas aquellas situaciones adversas y conflictivas que llegan a nuestras vidas vestidas de crisis y desafían e insultan nuestras capacidades, nuestra dignidad y nuestra humanidad. Muchos, al no saber cómo enfrentar y desenvolverse en estos escenarios, caen devorados ante dichos retos, y terminan su carrera existencial plagados de amarguras, confusión y pena.

Ese gigante puede tomar forma de crisis familiar, vicios (del cuerpo o del alma), deudas, una enfermedad crónica, una relación sexual impropia, un conflicto legal (justo o injusto), una amistad rota, una confrontación vecinal, entre otras luchas.

No sueñes (por favor, no lo hagas) que tú nunca tendrás problemas, que la vida es para “gozarla”, sin preocupaciones y sin las sombras de la adversidad. Esto es simplemente una fantasía, o una utopía, que a la final entorpecerá tu avance en el camino de la vida. Las luchas propias del ser humano, sus conflictos y adversidades son parte del estar vivos.

El secreto para trascender estas vicisitudes no radica en negar la realidad de dichas crisis (esta es la postura de los “triunfalistas” de oficio, los promotores de la ciencia de la negación, que inducen a sus víctimas a negar la realidad del dolor), sino, antes bien, en reconocerlas y enfrentarlas con sabiduría, inteligencia y conocimiento. Como ven, todo es cuestión de carácter y de desarrollar una perspectiva adecuada de la vida.

Los principios que David aplicó para vencer al gigante Goliat tienen vigencia y pueden ser practicados en cualquier situación y por todos aquellos hombres y mujeres que hoy están siendo desafiados e inquietados por circunstancias difíciles, independientemente de su raza o condición social.

He aquí las tácticas espirituales que empleó David para vencer a Goliat y propinar una estrepitosa derrota a todo el ejército de los filisteos.

Si quieres vencer a tu gigante:

1. No te dejes impresionar por lo complicado de la situación:

Goliat media casi tres metros de altura. La coraza que llevaba en su bestial cuerpo pesaba cincuenta y cinco kilos. La punta de su lanza pesaba cerca de siete kilos (tenía el poder de atravesar un búfalo). Además, estaba armado con espada, lanza y jabalina, es decir, estaba totalmente blindado. Su armadura completa superaba los setenta kilos. Parecía invencible, indestructible, imposible de superar. Desafió a todo el ejército del rey Shaúl. No obstante, David prevaleció en contra de esa mole humana y lo venció, provocando, a su vez, la derrota del ejército filisteo. ¿Cuál fue la óptica de David respecto al “problema” que tenía al frente? No se dejó impresionar por las trabas y complicaciones que prevalecían a la vista de los demás. Miró más allá. Vio la posibilidad de vencer y lo hizo.

Amigo mío, quizá el escenario en el que hoy te encuentras sumido pareciera que es “un reto imposible de superar”. Incluso, has llegado a pensar (o hasta creer) que este es “el destino que el cielo te trazó” y que, por consiguiente, nada puedes hacer para superarlo. Te encuentras desesperado, sin ganas de seguir luchando (ni viviendo). Pero, déjame decirte con fuego en mi corazón: ¡tú puedes superar y trascender cualquier obstáculo que tengas frente a ti! Nada resulta ser indestructible en esta tierra. No hay situación adversa que haya sido etiquetada como “imposible de vencer”. Por lo tanto, renueva hoy mismo tus fuerzas; siéntate y precisa el plan a seguir. Establece las estrategias propias de tu situación. Impresiónate por las capacidades y cualidades que hoy están dormidas en ti, mas no por lo rudo del problema.


Si quieres vencer a tu gigante:

2. No te dejes influenciar negativamente por el ambiente de temor y espanto que se mueve en tu rededor:

Dice la Torá: “No seguirás a los muchos para hacer el mal” (Éxodo 23: 2). Este es uno de los principios fundamentales que debe distinguirte en tu generación. La mayoría no siempre tiene la razón. El colectivo no siempre debe marcar la pauta en tu vida. Para ello, debes entender los tiempos, los momentos propios de cada día, los aires que se respiran en el ambiente, para que nada impuro o perniciosos penetre solapadamente en ti. Este concepto fue para David imprescindible a la hora de alcanzar la victoria. Cuando llegó al campamento de Israel, todo era caos, confusión y queja. David muy fácilmente pudo haber sucumbido ante esa crisis colectiva. Sin embargo, vemos que no fue así. Miró más allá de la tormenta. Abrió sus ojos espirituales y percibió una clarísima posibilidad de luchar contra el “gigantón” y vencerlo. Esto fue lo que lo influyó; no los gritos desafiantes del intruso, ni los ruidos de derrota que se habían anidado en las mentes de los soldados de Dios. Como puedes ver, todo depende de la óptica con la que miras los conflictos. Esto determinará tu manera de concebir y enfrentar la batalla.

Las histerias colectivas no deben arrastrarte a sus tenebrosas aguas. Las presiones, zozobras y angustias que padece esta “modernísima” sociedad no deben sacarte del juego, ni muchos menos, llevarte a la bancarrota. Vamos, soldado de Dios, ¡trasciende! Elévate cual águila por encima de los rayos y las tormentas que tratan de anegar tu embarcación. Tú tienes con qué. Sólo esfuérzate y decídete a combatir hasta obtener la victoria.

           

Si quieres vencer a tu gigante:

3. No te dejes encarcelar por los sentimientos de inferioridad ni de indignidad:

Esto se extrae de la actitud que los hermanos mayores de David tuvieron hacia el joven David. Lo menospreciaron, por su tierna edad, o por su “inexperiencia” en asuntos militares (Véase 1 Samuel 17: 12-14; 26-30). Aún el rey Shaúl lo tuvo en poco (Véase 1 Samuel 17: 32-33), y ¡cómo duelen los desprecios de un líder! A esta lista de menospreciadores se sumó el mismo gigante, que no paraba de burlarse del dulce cantor de Israel (Véase 1 Samuel 17: 42). Sin embargo, David no se achantó ante semejantes posturas. Él sabía quién era, y esto bastó para derribar a aquél que tenía aterrado a toda una guarnición.

Debes tener bien claro cuál es tu posición ante la vida, y quién eres tú en tu generación, si quieres prevalecer ante los obstáculos. Lo peor que te puede pasar es asumir una posición y una actitud de indignidad, esto es, sentirte “poca cosa”, “un bueno para nada”, “un ser inútil y sin valor ante los demás”. Los resultados, por adoptar esta clase de pensamientos, han sido del todo nefastos: Sueños abortados, decisiones locas, crímenes, divorcios, suicidios y toda una lista de cruentos hechos que traen al mundo desequilibrio y desorden en todos los sentidos.

 

Alfredo Zambrano G.

admin@fulvida.com

El tiempo corre cual agua…

Vuestro patriarca Noaj recibió de Dios el anuncio de que el mundo tal como él lo conocía se terminaría.
Quedaba un tiempo todavía.
Un tiempo precioso antes del fin.
En ese lapso Noaj debía hacer lo necesario para salvar y salvar a los suyos, así como dar vida a su entorno.
¿Cuáles opciones tenía vuestro patriarca? Seguir leyendo El tiempo corre cual agua…

Resp. 33 – Dios detesta a los rebeldes

Maestro Puedo ser amigo de los líderes mesiánicos??? Entiendo que son cristianos que se ocultan en ropas de judíos……. yo fui uno de ellos!!!!!!! Pero hay algunos que dicen ser mis amigos y no se que hacer!!?!!!!??? Gracias
Nombre en reserva 
Venezuela

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