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Resp. 104 – No al bautismo

Estoy muy nerviosa, angustia diaria. Desde niña me dijeron que por no estar bautisada tengo el demonio adentro. Yo me siento mal. No se si eso es verdad. Mi familia era catolica. Despues estuve con los testigos. Mi familia ahora es mesianica. Necesito su ayuda.
Erika Sanchez
Paraguay

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Palabras para reflexionar

Cuan hermoso es pensar,
pero mas hermoso es, escribir…
Muchas barreras se caen…
Hermosos horizontes se abren…
Rios de frescas aguas llenan nuestras vidas…
Luces multicolores engalanan nuestra existencia…
Cuando la gracil y dulce Palabra del Eterno…
Llena nuestro ser…
Espero podamos pensar y escribir, amar y compartir,
educar y formar nuestro ser…
para ayudar a hacer de este mundo…
un mundo mejor con la ayuda de Dios…

El mundo es como un Rio donde esta Dios,
esperando que tu entres a unirte a El,
no te quedes en la orilla…
que alli solo tus tobillos sentiran su toque…
no te metas hasta las rodillas…
que alli solo lograras saltar,
no te metas hasta el lomo,
pues pensaras que todo lo sabes,
pues tu cabeza no esta con Dios,
entra a lo profundo de Dios en su Rio
y deja que El en su amor te lleve
por el camino de la Bendición.
(José María Ramírez)

Rico no es el que más tiene si no el que menos necesita
(Desconocido)

Las personas son vengativas, irrazonables, inconsecuentes y egoístas;

 

educar y formar nuestro Ser para ayudar a hacer

 

Responsa del Rab. Moshé Feinstein

Responsa del Rab. Moshé Feinstein

Lo que sigue es una traducción libre de una responsa del Rabino Moshé Feinstein, de bendita memoria, respecto a los noájicos y la plegaria¹:

Cuando un noájico reza ciertamente obtiene recompensa, como aprendemos del Profeta Isaías: "Mi Morada será declarada una casa para todas las naciones del mundo". (Isaías 56:7)

Incluso aunque ellos no se encuentran obligados a dedicarse a la plegaria, es evidente que un noájico cumple un precepto cuando reza. (Nota: en el prefacio se especifica que un precepto es la traducción de la palabra hebrea "mitzvá" que también significa "conexión con Di-s.")

Cuando un noájico se ve presionado por una emergencia personal, se espera definitivamente que rece a Di-s. Tal plegaria demuestra una creencia básica en Di-s, exhibiendo la confianza de que sólo Él da sustento y que sólo Él sana. Aquel que no reza a Di-s en época de necesidad demuestra que no cree en Él sino en otras fuerzas.

[Aquí] la pregunta surge: si un noájico reza sólo en pensamientos ¿merecerá recompensa o debe rezar verbalmente? Concluimos en que él no será recompensado por una plegaria mental porque ésta no es realizada en la manera apropiada. Dado que la plegaria es un lazo entre el ser físico y un Di-s personal, uno debe usar lo físico para crear este lazo, es decir, una plegaria verbal [moviendo los labios] .

La plegaria noájica no debe consistir en meras súplicas sino también incluir alabanzas a Di-s.

El acto y la experiencia de rezar a Di-s (y es obvio que está prohibido rezar a cualquier otro ser que no sea Di-s) tiene niveles sin límites. Cuando uno suplica a Di-s por sus necesidades y deseos, o por ayuda en época de peligro o estrés, o se dedica en una profunda plegaria meditativa a fin de elevarse espiritualmente, el rezo es siempre una experiencia mística, una comunión con el infinito Creador de su propia alma. A través de la plegaria el hombre puede despojar de su consciente todo materialismo y asuntos físicos, separándose a sí mismo de su naturaleza animal, llegando a ser un total ser espiritual. Por intermedio de la plegaria, uno puede alcanzar un nivel cercano al de la profecía.²

Y el Rey David escribió: "Alaben al Eterno, todas las naciones, exáltenLo todos los pueblos" (Salmos 117:1). Este verso de los Salmos se refiere específicamente a los hijos de Nóaj.

"Y la paloma volvió donde él al atardecer trayendo una rama de olivo en su pico, de esta forma Nóaj supo que las aguas habían bajado a la superficie de la tierra. Y esperó todavía otros siete días y soltó a la paloma, la cual no regresó más". (Génesis 8:10-12).

Esta paloma con la rama de olivo en su pico es el símbolo universal de la paz. El Talmud enseña que la paloma dijo: "Que mi alimento sea amargo como la rama de olivo en la mano del Santo, Bendito Sea, que dulce como la miel en mano del de carne y sangre" (Eruvin 18).

"Les enviaré al Profeta Elías antes de la llegada del grande e imponente día del Señor. Y el hará regresar el corazón de los padres a los hijos y el corazón de los hijos a los padres" (Malaquías 3:23-24).


Notas:

1.      Igrot Moshé, Oraj Jaim, volúmen 2, responsum 25, pp. 196-198.

2.      Jerusalem, Eye of the Universe, Kaplan, cap. 5.

 

Asia… dónde van???

Veo con mucha preocupación el destino de los pueblos del lejano oriente; es una constante ver noticias y saber de hechos que ocurren en los países del Asia Oriental que son graves y atentan contra la salud general de la humanidad.

En el plano físico dos de los grandes ríos de china están en peligro de morir, de secarse, de dejar de contribuir con toda esa agua dulce tan necesaria para la vida, inmensas extensiones sembradas han hecho perder enormes áreas de bosques, proveedores de oxígeno, grandes fábricas e industrias contaminantes se localizan en las márgenes de los ríos y en las costas del mar expidiendo gases tóxicos y vertiendo en las aguas innumerables desechos nocivos, poderosos complejos gasíferos y minas de carbón han destruido con vida silvestre y socavan la tierra, degenerando en una futura improductividad de esos terrenos.

En el plano social vemos como la sociedad china se ve sometida a una incontrolable superpoblación, a una incontenible ola de suicidios y a una inevitable trata y tráfico de personas con el fin de liberar la carga del estado. El gobierno chino es duro, dictatorial, represor, expansionista, el mercado chino es una amenaza para el resto del mundo, la mano de obra casi gratuita abarata los costos y el exceso de producción diversifica la economía china, haciendo cada vez más grande el mercado de exportaciones y presionando más a los países socios comerciales de esta potencia devastadora.

En el plano intelectual puede notarse que la sociedad china esta limitada; limitada a creer en el comunismo como forma de auto-gobernarse, limitada a trabajar y a no dedicarse a un estudio serio de las cosas. En china se aprecia mucho la ecuación en los primeros años de vida, pero ¿Cuál es la educación que les dan a los niños? ¿Deberíamos llamar educación a la ideologización? En fin…

En el plano espiritual no hace falta que mencione el vacío inmenso que hay en esa sociedad, profesando el ateísmo un 49 % y el resto dedicándose a deificar cualquier cosa que sea creación…

Si hablamos de Japón tenemos que están limitados de espacio, que sufren una ola de suicidios también, una creciente e indetenible violencia en muchos sentidos. Aunque el gobierno de Japón es democrático no deja de ser éste tan perjudicial como el chino, pues el gobierno nipón es excesivamente abierto, desinteresado en propugnar los valores, pero muy interesado en el expansionismo comercial y hasta territorial.

En conclusión, el continente asiático tiene países extremadamente pobres como Vietnam, Laos, Sri Lanka, India y China, aunque éstos sean exportadores de mucha manufactura, textiles y maquinaria, y tiene países ricos, en extremo como Corea del sur, Japón y Taiwán, aunque éstos vayan rumbo a una total y absoluta pérdida de sus valores.

¿Hacia dónde va este continente?

¿Qué destino les está deparado?

D’ quiera que estas naciones rectifiquen pronto y retornen a la senda de la justicia, la verdad y la paz.

DERRIBA A TU GIGANTE primera parte

“Y metiendo David la mano en la bolsa, tomó de allí una piedra y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente, y quedó hincada la piedra en su frente; y él cayó sobre su rostro en tierra. De esta suerte David prevaleció sobre el filisteo con una honda y con una piedra, e hirió al filisteo y le mató; mas no había espada en manos de David” (1 Samuel 17: 49-50).

 

Escarbemos en esta milenaria historia los principios que aplicó David para enfrentar y vencer al gigante Goliat y utilicémoslos para derribar y vencer aquello que nos desafía e insulta.

 

Introducción:

Cuando hablamos de gigante, nos referimos a todas aquellas situaciones adversas y conflictivas que llegan a nuestras vidas vestidas de crisis y desafían e insultan nuestras capacidades, nuestra dignidad y nuestra humanidad. Muchos, al no saber cómo enfrentar y desenvolverse en estos escenarios, caen devorados ante dichos retos, y terminan su carrera existencial plagados de amarguras, confusión y pena.

Ese gigante puede tomar forma de crisis familiar, vicios (del cuerpo o del alma), deudas, una enfermedad crónica, una relación sexual impropia, un conflicto legal (justo o injusto), una amistad rota, una confrontación vecinal, entre otras luchas.

No sueñes (por favor, no lo hagas) que tú nunca tendrás problemas, que la vida es para “gozarla”, sin preocupaciones y sin las sombras de la adversidad. Esto es simplemente una fantasía, o una utopía, que a la final entorpecerá tu avance en el camino de la vida. Las luchas propias del ser humano, sus conflictos y adversidades son parte del estar vivos.

El secreto para trascender estas vicisitudes no radica en negar la realidad de dichas crisis (esta es la postura de los “triunfalistas” de oficio, los promotores de la ciencia de la negación, que inducen a sus víctimas a negar la realidad del dolor), sino, antes bien, en reconocerlas y enfrentarlas con sabiduría, inteligencia y conocimiento. Como ven, todo es cuestión de carácter y de desarrollar una perspectiva adecuada de la vida.

Los principios que David aplicó para vencer al gigante Goliat tienen vigencia y pueden ser practicados en cualquier situación y por todos aquellos hombres y mujeres que hoy están siendo desafiados e inquietados por circunstancias difíciles, independientemente de su raza o condición social.

He aquí las tácticas espirituales que empleó David para vencer a Goliat y propinar una estrepitosa derrota a todo el ejército de los filisteos.

Si quieres vencer a tu gigante:

1. No te dejes impresionar por lo complicado de la situación:

Goliat media casi tres metros de altura. La coraza que llevaba en su bestial cuerpo pesaba cincuenta y cinco kilos. La punta de su lanza pesaba cerca de siete kilos (tenía el poder de atravesar un búfalo). Además, estaba armado con espada, lanza y jabalina, es decir, estaba totalmente blindado. Su armadura completa superaba los setenta kilos. Parecía invencible, indestructible, imposible de superar. Desafió a todo el ejército del rey Shaúl. No obstante, David prevaleció en contra de esa mole humana y lo venció, provocando, a su vez, la derrota del ejército filisteo. ¿Cuál fue la óptica de David respecto al “problema” que tenía al frente? No se dejó impresionar por las trabas y complicaciones que prevalecían a la vista de los demás. Miró más allá. Vio la posibilidad de vencer y lo hizo.

Amigo mío, quizá el escenario en el que hoy te encuentras sumido pareciera que es “un reto imposible de superar”. Incluso, has llegado a pensar (o hasta creer) que este es “el destino que el cielo te trazó” y que, por consiguiente, nada puedes hacer para superarlo. Te encuentras desesperado, sin ganas de seguir luchando (ni viviendo). Pero, déjame decirte con fuego en mi corazón: ¡tú puedes superar y trascender cualquier obstáculo que tengas frente a ti! Nada resulta ser indestructible en esta tierra. No hay situación adversa que haya sido etiquetada como “imposible de vencer”. Por lo tanto, renueva hoy mismo tus fuerzas; siéntate y precisa el plan a seguir. Establece las estrategias propias de tu situación. Impresiónate por las capacidades y cualidades que hoy están dormidas en ti, mas no por lo rudo del problema.


Si quieres vencer a tu gigante:

2. No te dejes influenciar negativamente por el ambiente de temor y espanto que se mueve en tu rededor:

Dice la Torá: “No seguirás a los muchos para hacer el mal” (Éxodo 23: 2). Este es uno de los principios fundamentales que debe distinguirte en tu generación. La mayoría no siempre tiene la razón. El colectivo no siempre debe marcar la pauta en tu vida. Para ello, debes entender los tiempos, los momentos propios de cada día, los aires que se respiran en el ambiente, para que nada impuro o perniciosos penetre solapadamente en ti. Este concepto fue para David imprescindible a la hora de alcanzar la victoria. Cuando llegó al campamento de Israel, todo era caos, confusión y queja. David muy fácilmente pudo haber sucumbido ante esa crisis colectiva. Sin embargo, vemos que no fue así. Miró más allá de la tormenta. Abrió sus ojos espirituales y percibió una clarísima posibilidad de luchar contra el “gigantón” y vencerlo. Esto fue lo que lo influyó; no los gritos desafiantes del intruso, ni los ruidos de derrota que se habían anidado en las mentes de los soldados de Dios. Como puedes ver, todo depende de la óptica con la que miras los conflictos. Esto determinará tu manera de concebir y enfrentar la batalla.

Las histerias colectivas no deben arrastrarte a sus tenebrosas aguas. Las presiones, zozobras y angustias que padece esta “modernísima” sociedad no deben sacarte del juego, ni muchos menos, llevarte a la bancarrota. Vamos, soldado de Dios, ¡trasciende! Elévate cual águila por encima de los rayos y las tormentas que tratan de anegar tu embarcación. Tú tienes con qué. Sólo esfuérzate y decídete a combatir hasta obtener la victoria.

           

Si quieres vencer a tu gigante:

3. No te dejes encarcelar por los sentimientos de inferioridad ni de indignidad:

Esto se extrae de la actitud que los hermanos mayores de David tuvieron hacia el joven David. Lo menospreciaron, por su tierna edad, o por su “inexperiencia” en asuntos militares (Véase 1 Samuel 17: 12-14; 26-30). Aún el rey Shaúl lo tuvo en poco (Véase 1 Samuel 17: 32-33), y ¡cómo duelen los desprecios de un líder! A esta lista de menospreciadores se sumó el mismo gigante, que no paraba de burlarse del dulce cantor de Israel (Véase 1 Samuel 17: 42). Sin embargo, David no se achantó ante semejantes posturas. Él sabía quién era, y esto bastó para derribar a aquél que tenía aterrado a toda una guarnición.

Debes tener bien claro cuál es tu posición ante la vida, y quién eres tú en tu generación, si quieres prevalecer ante los obstáculos. Lo peor que te puede pasar es asumir una posición y una actitud de indignidad, esto es, sentirte “poca cosa”, “un bueno para nada”, “un ser inútil y sin valor ante los demás”. Los resultados, por adoptar esta clase de pensamientos, han sido del todo nefastos: Sueños abortados, decisiones locas, crímenes, divorcios, suicidios y toda una lista de cruentos hechos que traen al mundo desequilibrio y desorden en todos los sentidos.

 

Alfredo Zambrano G.

admin@fulvida.com

Cumples del Gabo

No soy colombiano, o deberíamos decir, neogranadino, simplemente porque la Divina Fortuna escogió para mí el terruño de Bolívar. Sin embargo la empatía que existe entre colombianos y venezolanos, aunque este un poco asperoza, debido a las incontables metidas de pata que algunos ineficientes políticos venezolanos, es de larga data.

Sin embargo, hace 80 años y unos días, la misma Fortuna que eligió para mí el terruño del Libertador del norte de Suramérica, eligió para el grande Gabriel García Márquez la pequeña aldea de Aracataca, en el norte franco de la bella República que acogió en su lecho de muerte al padre de nuestras naciones.

El Gabo, como se le llama cariñosamente, nació en el mismo pueblo donde años más tarde él daría vida a la familia Buendía y a todos los personajes de su célebre obra, “Cien años de Soledad”. Solo un grande puede hacer algo como “Cien años de Soledad”, solamente un Gabo puede retratar con tanta exactitud las costumbres, la idiosincrasia, el modo de ser de nosotros (no me atreveré a decir que todos los latinoamericanos), de los caribeños, de los colombianos allende las fronteras, de los que están unidos más que por lazos diplomáticos y comerciales, por una preciosa cultura que indivisiblemente nos hace un solo pueblo…

Les contaré una historia familiar y verán que el Gabo, allá, más allá de las fronteras occidentales de mi país, en la ciénaga colombiana, atravesando la Sierra, pasando por la árida Guajira, allá, en aquellos marjales lejanos del Oriente de mi país, supo plasmar en su obra algo tan real como la vida misma.

Mi abuelo materno tuvo un medio hermano, éste estaba un día compartiendo con los demás hombres del pueblo en algún sitio del pueblo, supongo que una pulpería, o algo así, cuando uno de los hombres le levantó la voz y le insultó públicamente; acto seguido mi tío abuelo fue a su casa, le contó a su padre, y éste le dio un arma de fuego para que hiciera respetar “su honor”, tan pronto hubo tenido en sus manos el arma, un hombre que jamás en su vida había matado a alguien, salvo a criaturas salvajes en la caza, fue directamente al lugar de los hechos, y de frente, después de decirle tres cosas, le disparó.

Por esta razón mi tío abuelo estuvo preso, no crean que el crimen, con atenuante en la dignidad, no pagó el error que cometió. Este es uno de cientos de cuentos que puedo contarles sucedidos en mi familia materna, y cada vez que yo he escuchado uno, alguno, por muy simple que sea, siempre viene a mi memoria “Cien Años de Soledad”, un libro que plasma lo más nuestro, sin dejar nada para otros, simplemente allí es Macondo el escenario para contar las millares de proezas y rarezas de todos los caribeños.

Pero no es solamente “Cien Años de Soledad” la que lleva la fortuna de haber sido escrita por el Gabo, y que por cierto también esta de cumpleaños, son decenas de obras las que el escritor de la sonrisa tímida ha dado al acerbo literario de nuestro continente, muchos cuentos, novelas, ensayos, artículos periodísticos.

Todos con el sello de Aracataca, de Riohacha, de la Sierra, de Cartagena, todos con el sello más que de Colombia, de aquel mar que se expande desde las costas norteñas del país que soñó alguna vez Bolívar, y que da vida, una vida impresionante a quienes en sus aguas ven crecer generaciones y generaciones.

LAS BASES DE LA TRANSFORMACIÓN INTEGRAL Parte I

          Introducción:

Tres nefastos sentimientos invaden hoy la mente de muchas personas en nuestra queridísima América Latina y en el resto del mundo; sentimientos que tienen su fundamento en tres poderosas excusas:

*       Sentimiento fatalista: “Este es mi trágico destino, por lo tanto, nada podré hacer para mejorarlo”.

*       Sentimiento de culpabilidad: “Muy graves han sido mis errores, por lo tanto, no hay forma de rectificarlos y cambiarlos para mi propio bien y el de mi familia y generación”.

*       Sentimiento de insignificancia: “Jamás podré salir de esta pésima vida que llevo”. “No soy nada ni nadie”.

Esta clase de pensamientos ha hecho que muchos hombres y mujeres de nuestra modernísima sociedad se encuentren hoy paralizados y petrificados emocionalmente, llevando un estilo de “vida” tormentoso y cruel. Piensan, y hasta creen, que no existe salida para sus muchos conflictos y que no hay forma de escapar airosos de esa pesadilla que sufren en silencio y, lo que es peor aún, se aferran a falsos dioses y a seudos movimientos religiosos buscando en ellos apagar la angustia de sus adoloridos corazones.

     El mal manejo de esta insoportable situación ha hecho que muchos hombres y mujeres tomen alocadas decisiones que tienden a agravar más sus escenarios, generando más caos y destrucción, no sólo de sus mentes, sino hasta de sus propias familias.

Este estudio ha sido diseñado para mostrarle a aquél que llora en su soledad que sí existe una solución real para su crisis personal y/o familiar, que los errores sí pueden ser rectificados y transformados para bien y que sí es posible superar una pésima condición particular en escenarios de excelencia y bienestar. Todo es cuestión de creerle a Dios, vincularse a Sus Preceptos, prepararse mentalmente para el cambio, romper el paradigma del “no puedo” y asumir una actitud valiente ante lo que lo acobarda.

Cambias tú, cambiará tu entorno:

Rompe con el paradigma que te hace ver que la culpa de tus desgracias la tienen las demás personas, o la sociedad, o Dios, o un mitológico “diablo” que te acecha continuamente y busca devorarte. Ese es un pernicioso y distorsionado enfoque espiritual que terminará hundiéndote más y más en las arenas movedizas de la desilusión y la miseria. Echarle la culpa a terceros es una actitud muy humana, pero del todo corrompida, la cual hemos heredado de nuestros ancestros Adán y Eva. Recuerda que Eva, cuando fue confrontada por el Eterno, le echó la culpa a la serpiente (“La serpiente me sedujo y comí”, exclamó), y Adán, por otro lado, le echó indirectamente la culpa a Dios cuando argumentó “la mujer que pusiste conmigo”. (Véase Génesis 3: 11-13). Ninguno fue capaz de admitir su propia responsabilidad en el recién hecho de desobediencia. Transfirieron la responsabilidad de sus actos a terceros. ¿Qué resolvieron con esto? ¡Nada! Antes bien, empeoraron todo el escenario, y finalmente fueron echados del Jardín del Edén.

 El entorno fue dañado, corrompido y trastocado por la imprudente decisión de un hombre y su mujer. ¿Quién se corrompió primero? El hombre, claro está. ¿Qué se corrompió después? Su entorno. ¿Cuál debe ser, entonces, la perspectiva de reparo que debemos emprender en nuestro escenario? Primero el hombre y luego el mundo. Pero, ¿qué es lo que está haciendo el hombre de hoy y de siempre? Intentando cambiar a su mundo, pero sin querer cambiar él como corona de la creación que es. ¿Te parece familiar este hecho? ¿Estoy contando, acaso, tu realidad personal? Vamos, admítelo. Tú y yo somos como Adán y Eva. Toda la culpa de nuestros fracasos se lo endosamos a otros, menos a nosotros mismos. Somos los “buenotes” de la película que nos hemos inventado. ¿En qué nos ha beneficiado mantener este comportamiento? En nada, ¿verdad? Por el contrario, más rencores nacen, crecen y se fortalecen en nuestro ser interior. Más complejos negativos, más divorcios, más enemistades, más deudas, más y más dolor le añadimos a nuestra golpeada vida. Pero, ¡basta ya! Asume tu lugar en tu mundo y en tu generación. ¿Quieres ver mejorar las cosas? ¡Sé que sí! Por lo tanto, lo primero que debes asumir es tu propia responsabilidad en la fracasada vida que llevas. Sólo tú eres el responsable de todo lo que te está aconteciendo. Eres el constructor o destructor de tu propia existencia. Y esto no debe desilusionarte, ni mucho menos llevarte al fango de la miseria. Antes bien, debe despertar en ti todo ese cúmulo de energías positivas que hoy duermen dentro de ti y utilizarlas en tu viaje al cambio integral. Las cosas pueden cambiar, mejorar y enderezarse. Depende de ti.

 

Comenzar el proceso hacia el cambio es la clave de la transformación integral:

         Huir del problema, endosárselo a terceros, echarse a morir o resignarse a una vida vacía y sin fruto, son actitudes mediocres que no resuelven nada, sino que tienden a empeorar las cosas y a hacer infelices a sus víctimas. Esperar acomodado en el sillón de la indiferencia que “un milagrito” resuelva todo tu mundo de problemas, como es costumbre entre los idólatras, encaja bien en un marco puramente fantasioso y absurdo.

    Mi amigo, las clave es DECISIÓN. Hay que decidirse por un cambio efectivo, real, total y completo. Decidirse, decidirse y decidirse; no hay otro camino a seguir. Sin embargo, debo confesarte que el viaje hacia la libertad integral no es un asunto fácil. Se requiere mucha fortaleza, disciplina y perseverancia. Recuerda, es UN PROCESO. Se necesita tiempo, paciencia y tenacidad. Tendrás que vencer el desgano, la impaciencia, el temor, la culpabilidad, el temor al qué dirán y hasta el rechazo de otros. No obstante, debes atreverte a dar el primer paso. Es el más difícil, pero el definitivo para emprender tu viaje.


         Nunca se te olvide que el Mar Rojo se partió, ante todo un pueblo que lloraba su crisis, cuando un hombre, Moisés, dio el primer paso: Golpear las aguas y adentrarse en ellas. Incluso, se necesitó mucha firmeza para ver el portento divino, pues las aguas ya alcanzaban el cuello de los Israelitas. Pero finalmente las aguas cedieron ante la tenacidad de Moisés quien decidió avanzar hacia su liberación, creyendo firmemente en la promesa del Eterno (Véase Éxodo 14). ¿Por qué fue derribado el gigante Goliat? Porque un jovencito decidió luchar contra él y vencerlo. ¿Existían peligros? ¡Por supuesto! ¿Había posibilidades que David cayera destrozado en las bestiales manos de Goliat? ¡Claro que sí!, y muchas. Pero David no se arredró ante el desafío. Dio el primer paso, planificó su estrategia y fue luego a cumplir su tarea: salvar a Israel de la ignominia (Véase 1 Samuel 17).


         Has sido llamado a la libertad integral; por lo tanto, salta hoy del valle de la mediocridad y la vergüenza. Vístete de valor y confianza. Da el primer paso hacia tu libertad. No dejes que los temores y los sobresaltos te paralicen. Empieza ya, hoy, ahora mismo. Tienes todo de tu parte. El cielo suele respaldar, fortalecer y ayudar a aquellos que deciden cambiar, rectificar y comenzar de nuevo. Deja que los ignorantes, envidiosos y torpes de visión ladren su fanfarronería. Tú, avanza. Prosigue hacia la meta: tu entera liberación. No esperes “señales celestiales” ni “experiencias extra sensoriales” para arrancar tu marcha. Inicia tu jornada ahora mismo. Eleva al cielo una plegaria que encienda la moribunda llama de tu corazón, y el Eterno, que es benigno y misericordioso, te abrirá todas las posibilidades para que faciliten tu viaje hacia tan anhelada libertad.

Alfredo Zambrano García

 

No es cuestión de teologías o complejas pruebas…

Para los hijos de Israel resulta ciertamente sencillo saber qué cosa es idolatrí­­a y que cosa es fidelidad al Eterno.
Brindemos atención al texto, claro, simple, excplí­­cito que el mismí­­smo Padre celestial nos ha encomendado:

«[Haz de saber que] Yo soy, el Eterno tu Elokim que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud»
(Shemot / Éxodo 20:2)

Dios, el Uno y Único es aquel que sacó a nuestros padres de la angustia de Egipto.
Todas las otras cosas, (objetos, personas, entidades incopóreas, entes, etc.) que no son aquel Dios que rescató a nuestros padres, sencillamente no son Dios.
Así­­ pues, Jesús, Krishna, Apolo, Alá, Mithra, el Buda deificado, Brahma, Iemanjá, Sai Baba, Baal, Vishnú, Ra, Amón, Gaia, el dios de la Metafí­­sica, el Verbo gnóstico entre tantas decenas de otros «dioses ajenos» no son Dios, pues ninguno de estos personajes mitológicos son el Ser supremo que salvó a nuestros antepasados, los condujo, sustentó y les reveló Su Palabra eterna (la Torá).
Dios, el Uno y Único no necesitaba otra «cédula de identidad» que el presentarse como el Ser que sacó a nuestros padres de Egipto.

«Al Eterno tu Elokim temerás, y a Él servirás. A Él te adherirás y por su nombre jurarás.
Él es tu alabanza; Él es tu Elokim que ha hecho por ti estas cosas grandes e imponentes que tus ojos han visto.»
(Devarim / Deuteronomio 10:20-21)

Ese mismo Dios, Uno y Único liberador de las opresiones de Egipto, es el que mantuvo a los israelitas en el desierto durante cuarenta años.
Dí­­a tras dí­­a manifestaba Su presencia con milagros, inmensos hechos supranaturales, por lo que TODO el pueblo de Israel podí­­a dar testimonio de la veracidad de estos sucesos y por tanto de la presencia e intervención de Dios en sus vidas.
No eran hechos aislados, milagritos, tramoyas fabricadas por un grupo de estafadores, producto de la histeria de algunas personas impresionales, sino que eran portentos impresionantes que eran experimentados por TODO un pueblo, entre los que se contaban también personas no muy dispuestas a someterse a Dios, pero que no podí­­an de dejar de reconocer Su presencia.
Ese Ser, y solamente ese, es Dios.
Ningún otro puede ser reconocido como Dios, o representarLo, o adjudicarse Sus hechos, puesto que a Dios exclusivamente debemos venerar, a Él servir, en Él confiar, por Su nombre bendecir y jurar.
Ese Dios, Uno y Único, que te repito no se Lo conoce por medio de teologí­­a o prédicas complejas de taimados pastores, o por la manipulación artera de oscuros pasajes bí­­blicos,
sino que se Lo conoce a través del testimonio fidedigno que se fue trasmitiendo por TODO un pueblo, de padres a hijos, de maestros a discí­­pulos, que se aferraron al testimonio con plena fidelidad y mantuvieron en vigencia y con vida el contrato de la Alianza eterna que habí­­an sellado con el Padre celestial.

Entonces… ¿Jesús, o la mí­­tica trinidad, o cualquier otro dios ajenos, son los que se manifestaron ante Israel?
¿Son el Dios, Uno y Único que fue testimoniado por generaciones de testigos presenciales?
La respuesta la sabemos… NO, no lo son…

Pero hay más.
Atiende por favor, te citaré un bellí­­simo pasaje de la santa Palabra eterna, y luego no te daré ninguna explicación. Dejaré que la claridad explí­­cita del pasaje sea la que te haga comprender que a Dios no se llega a través de teologí­­a, discursos tediosos, manipulaciones literarias, supuestas profecí­­as en libros faltos de valor. A Dios se llega a través de la confianza, no de la fe tonta. Atiende mi querido:

«Solamente cuí­­date y cuida mucho tu vida, no sea que te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni que se aparten de tu corazón durante todos los dí­­as de tu vida.
Las enseñarás a tus hijos y a los hijos de tus hijos.

El dí­­a que estuviste delante del Eterno tu Elokim en Horeb, el Eterno me dijo: ‘Reúneme al pueblo para que Yo les haga oí­­r mis palabras, las cuales aprenderán para temerMe todos los dí­­as que vivan en la tierra, y para enseñarlas a sus hijos.’

Y os acercasteis y os reunisteis al pie del monte. El monte ardí­­a con fuego hasta el corazón de los cielos, con densas nubes y oscuridad.

Entonces el Eterno os habló de en medio del fuego. Vosotros oí­­steis el sonido de sus palabras, pero aparte de oí­­r Su voz, no visteis ninguna imagen.

Él os declaró su pacto, el cual os mandó poner por obra: las diez locuciones [aseret hadevarim]. Y los escribió en dos tablas de piedra.

En aquel tiempo el Eterno también me mandó a mí­­ que os enseñara las leyes y los decretos, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis para tomar posesión de ella.

Por tanto, tened mucho cuidado de vosotros mismos, pues ninguna imagen visteis el dí­­a que el Eterno os habló en Horeb de en medio del fuego.
No sea que os corrompáis y os hagáis imágenes, o semejanza de cualquier figura, sea en forma de hombre o de mujer, ni en forma de cualquier animal que esté en la tierra, ni en forma de cualquier ave alada que vuele en los cielos, ni en forma de cualquier animal que se desplace sobre la tierra, ni en forma de cualquier pez que haya en las aguas debajo de la tierra. 
No sea que al alzar tus ojos al cielo y al ver el sol, la luna y las estrellas, es decir, todo el ejército del cielo, seas desviado a postrarte ante ellos y a rendir culto a cosas que el Eterno tu Elokim ha asignado a todos los pueblos de debajo del cielo.

Pero a vosotros el Eterno os ha tomado y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que seáis pueblo de Su heredad como en el dí­­a de hoy.»
(Devarim / Deuteronomio 4:9-20)

Atiende, no podemos jamás aceptar que un usurpador se ponga en medio de Dios y nosotros.
No es válido admitir un mediador espiritual que nos conecte con el Padre celestial.
Es ilí­­cito olvidar lo que Dios nos ha manifestado y ordenado, para ir en pos de nuevas ideas, «nuevos testamentos», que desví­­an de la fidelidad amorosa y reverente.
Pues esto se nos ha dicho:

«Ten cuidado; no sea que te olvides del Eterno que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.
Al Eterno tu Elokim temerás y a Él servirás, y por Su nombre jurarás.
No iréis tras dioses ajenos, tras los dioses de los pueblos que están a vuestro alrededor»
(Devarim / Deuteronomio 6:12-14)

No vimos imagen de Dios, no es cuerpo, no es hombre, ni otro ser de los creados.
No vimos otra cosa que Sus actos, pero oí­­mos Su silenciosa pero penetrante voz, que llena con Su gloria cada milí­­metro de nuestro ser.
Esa voz que nos ordenó serLe fiel, negar toda adoración o reverencia a otro ser, despojarnos del mí­­nimo rastro de idolatrí­­a, es decir quitarnos todo lo que es infidelidad y mentira.
Esa voz que anunció con perfecta claridad:

«Escucha, Israel: el Eterno nuestro Elokim, el Eterno uno Es.»
(Devarim / Deuteronomio 6:4)

Uno, sin dos, ni tres.
Uno sin par, que nada se le iguala.
Uno que no tiene un cuerpo, pues entonces serí­­a más de uno.
Uno que es eterno y que ha sellado una Alianza eterna con nosotros.
Uno que hemos conocido personalmente, que hemos aceptado con confianza, que hemos ido trasmitiendo con fidelidad a lo largo de las generaciones y lo ancho de nuestros exilios.
Uno que no cambia, ni miente, ni cambia Sus promesas.
Uno que no es Jesús, ni cualquiera otro de los dioses ajenos, que no son más que monigotes, fantasí­­as, ilusiones en la febril mente de los que depositan su fe en ellos.
Uno que es nuestro Padre celestial, Padre de todo ser, y que ha escogido a Su primogénito, el pueblo judí­­o, para que sea Luz de las naciones.
Uno que es justo y misericordioso.
Uno que nos ha hablado, nos ha liberado y lo continúa haciendo constantemente.

En resumen, no podemos definir a Dios, ni encerrarlo en palabras o pensamientos.
Pero sí­­ podemos saber quién es Dios y que cosa es falsedad.

Lo sabemos, lo heredamos, lo vivimos y lo preservamos para nuestra posteridad.

Preguntas para seguidores de Jesús

¿Tú te llamas seguidor de Jesús?
Entonces no tendrás ningún problema para dar respuestas maduras, coherentes, inteligentes, razonables, verdaderas a estas simples preguntas que te planteamos con todo respeto y amor.
Recuerda que no se vale emitir frases-lemas incoherentes o faltas de inteligencia, tampoco se vale contestar que «es por fe», puesto que Dios te exige ser persona pensante, que actúa con fidelidad y no como un robot sin sentido.
Te espero con Luz al final de este simple cuestionario. Seguir leyendo Preguntas para seguidores de Jesús

El poder de la palabra

El poder de la Palabra

(Autor desconocido)

 

Las palabras curan o hieren, animan o desmotivan, reconcilian o enfrentan, iluminan o ensombrecen, dan vida o dan muerte. Con pocas palabras podemos alegrar a alguien y con pocas palabras podemos llevarlo al desaliento y desespero.

 

¡Ah, cuanta falta nos hace tomar conciencia del tremendo poder de las palabras! Ellas moldean nuestra vida y la de los demás. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos porque ellos se convierten en palabras y cuida tus palabras porque ellas marcan tu destino.

 

Hay que comunicarse y cuando el silencio es el mejor regalo para ti y los que amas.

Eres sabio si sabes cuando hablar y cuando callar. Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado y resentido y habla solo cuando estas en paz y que el viento nunca se las lleve. Las palabras encierran una energía creadora transformante 

 

Palabras de hombre sabio

 

Proverbios 10,19.: En la multitud de palabras no falta pecado, más el que refrena sus labios obra sabiamente

Proverbios 10, 21: Los labios del justo nutren a muchos; pero los necios mueren por falta de entendimiento.

Proverbios 17,27: El que ahorra sus palabras tiene inteligencia; y el que es de espíritu sereno es hombre de entendimiento.  

Proverbios 18,4: Aguas profundas son palabras de la boca del hombre (sabio); el manantial de sabiduría es como un torrente revertiente. 

 

Palabra perfecta

 

Génesis 1, 1: En el comienzo creó Dios el cielo y la tierra.

2: Y la tierra estaba informe y vacía, y había oscuridad sobre la haz del abismo; y el Espíritu de D’ se cernía sobre la haz de las aguas.

3: Y dijo D’: "Haya luz", y hubo luz.

6: Y dijo D’: "Haya un firmamento en medio de las aguas, y separe las aguas de las aguas".

9: Y dijo D’: Júntense las aguas de debajo del cielo en un lugar, y aparezca lo seco", Y fue así.

11: Y dijo D’: "Produzca la tierra planta, hierba que dé simiente, árbol de fruto que produzca fruto, según su especie, cuya simiente esté en él sobre la tierra". Y fue así.

14: Y dijo D’: "Haya lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, y sean por señales, y para estaciones, y para días y años.

20: Y dijo D’: "Produzcan las aguas enjambres de criaturas vivientes y aves que vuelen sobre la tierra, por la superficie del firmamento del cielo".

24: Y dijo D’: "Produzca la tierra criatura viviente, según su especie, bestias y reptiles y fieras de la tierra, según su especie".Y fue así

26: Y D’ dijo:"Hagamos un hombre a Nuestra imagen, según Nuestra semejanza, para que tenga dominio sobre los peces del mar, y sobre las aves del cielo y sobre las bestias, y sobre la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra".

27: Y creó D’ al hombre a su imagen, a imagen de D’ lo creó: varón y hembra los creó.                          

 

Dice el salmo 119, 89. Hasta la eternidad, oh Señor, Tu palabra permanece estable en el cielo.

90: De generación en generación (dura) Tu fidelidad: Tú estableciste la tierra, y ella subsiste aún.