Con claridad expresó el Padre Celestial:
«Si andáis según Mis estatutos y guardáis Mis mandamientos, poniéndolos por obra… Yo pondré Mi morada entre vosotros, y Mi alma no os abominará.
Andaré entre vosotros y seré vuestro Elokim, y vosotros seréis Mi pueblo»
(Vaikrá / Levítico 26:3-12)
La esencia del Eterno es absolutamente diferente a todo lo que conocemos, pensamos, fantaseamos o creemos. Su esencia es un misterio insondable, para el cual jamás tendremos acceso.
Pero, Él se manifestó al pueblo de Israel y por su intermedio nos entregó claves para conocer certeramente Su deseo y Su voluntad.
Él decretó que tenemos mandamientos para cumplir, siete mandamientos fundamentales que son patrimonio de los gentiles, es decir de toda la humanidad a excepción de los judíos que tienen 606 más.
El Padre Celestial es quien ordenó tales mandamientos y al mismo tiempo demanda que los cumplamos.
La promesa es inmensa para el que cumple con Su voluntad.
Pues, el Padre Celestial promete que morará en medio de las personas, puesto que Su morada estará entre nosotros.
Por supuesto que esto significa que Su espíritu se manifiesta entre los que siguen Su voluntad, es decir, entre los gentiles que cumplen cabalmente con los siete mandamientos universales.
Léelo, por favor, está ahí muy claro.
Entre otras moralejas aprendemos la ridícula pretención de los que predican el «pecado original», el cual dice que todos somos pecadores, todos merecemos el infierno, pero solamente la fe en un dios colgado nos da salvación.
Esta doctrina absurda es una patética burla contra Dios y Su majestad.
Pues, Él no pidió sacrificios, ni dioses colgados por pecados, ni salvación por fe, ni diezmos a los pastores, ni fidelidad a un nuevo testamento.
El Padre Celestial con intensa luz nos dice que el camino es simple, es seguro, es perfecto: el cumplimiento de los mandamientos que Él nos ha conferido.
Esa es toda la vida de la persona, su presencia aquí y en la eternidad.
Cuando cumplimos cabalmente con los mandamientos que nos corresponde, cuando quitamos del medio las doctrinas de hombres, las religiones, las máscaras de espiritualidad, los nuevos tesamentos, las iglesias, los redentores humanos, cuando sacamos eso del medio y nos dedicamos al servicio del Eterno por medio del cumplimiento de los mandamientos que nos ordenó, ciertamente que tenemos vida, bendición, salvación, vida eterna en gozo.
Puedes comprobarlo, está escrito en Su sagrada Palabra, esa que no cambia, esa que fue entregada a toda una nación y no meramente a un grupito de supuestos iluminados.
La doctrina del pecado original, la mitología de un dios que muere para salvar a sus fieles, es un absurdo cuento de hadas, sin valor espiritual, que tristemente lleva al error y la perdición a millardos.
Ahora que lo sabes, debes plantearte con seriedad qué es lo que quieres… ser fiel a Dios o a un falso dios colgado. Quieres salvación verdadera o cuentos de hadas. Quieres libertad o esclavitud a doctrinas de hombres.
Ahora que lo sabes, no tienes la excusa de que nunca lo oíste, de que no te lo dijeron.
Puedes buscar mil excusas para seguir en tu prisión del alma, te comprendo… pero ante Dios, ¿qué excusa darás?
Investiga, critica, indaga, no te quedes con mi palabra pero tampoco con la de tu clérigo…
Y cuando quieras, vuelve por aquí para recibir más Luz.
Regresa para por fin hacer lo que el Padre te manda, ser un constructor de Shalom.