He escuchado en numerosas ocasiones a los esbirros del Mal (los misioneros) y sus cómplices (los que repiten sus dogmas) que el pueblo judío ha sufrido a causa de no creer en el falso dios, el pobre sujeto colgado de una cruz. Que Dios nos expulsó de nuestra tierra patria, nos sometió a torturas, nos llevó a destierros solamente por no haber depositado nuestra creencia en aquel desgraciado colgado por sus espantosos crímenes.
Además, se burlan de nuestro dolor diciendo que Dios nos repudió, que nos quitó nuestro sello de «pueblo elegido», que nos desheredó, que tomó a los gentiles creyentes en el ídolo colgado como nuevo pueblo elegido.
En su repudio por Dios, en su odio por nosotros, nos acusan de estar perdidos, en oscuridad, ser ciegos, ignorantes de nuestras propias escrituras e historia.
Nos señalan como errantes, por haber sido apartados por Dios.
Pero, la Torá es muy clara en su perfección.
La Torá es siempre pura y nos dice con extrema sencillez:
«Aun con todo esto, estando ellos (los judíos) en la tierra de sus enemigos,
Yo (Dios) no los rechazaré ni los detestaré hasta exterminarlos,
ni invalidaré jamás Mi pacto con ellos (los judíos);
porque Yo, el Eterno, soy su Elokim.»
(Vaikrá / Levítico 26:44)
No hay mucho más que agregar, las palabras del Eterno en la Torá son suficientes.
A pesar de cualquier padecimiento colectivo que suframos, a pesar de ser el siervo sufriente durante generaciones, a pesar de que pareciera que Dios nos abandonó, a pesar de cualquier invento dogmático de los fieles del falso dios colgado, la realidad celestial es otra.
Dios es puro cuando nos dice que no hay forma de cortar el sagrado lazo que une a Él con el Pueblo Judío.
Fuimos, somos, seremos la nación santa, la nación escogida para cumplir una tarea particular entre las naciones.
Aunque cometamos errores, aunque padezcamos, aunque el odio de los enemigos de Dios pareciera aniquilarnos, siempre estaremos, somos eternos como Dios lo es.
Mantiene Él Su palabra y Su pacto con todos.
Tanto el pacto noájida como el pacto judío.
Así pues, tú misionero, encuentra otro argumento falaz para seguir viviendo a costillas de tus víctimas. Este no te sirve más.
Tú ingenuo que eres preso de las doctrinas de los misioneros, despierta. ¡Despierta! Te han estado estafando, engañando, mintiendo, llevando al crematorio eterno con estas mentiras maliciosas. Rechaza por completo la fe en falsos salvadores y súmate a los leales al Eterno. Si eres de madre gentil, vive como noájida (aprende en FULVIDA.com lo que es tu legado sagrado).
Si eres de madre judía, quítate el disfraz, vístete de gloria con los ropajes espirituales que te corresponden como judío. Encuentra un rabino ortodoxo y habla con él, para que puedas retomar la senda de tus mayores.
Tú amigo judío, amigo noájida, toma el mensaje y difúndelo. Sé socio de Dios, colabora en la campaña de despertar la conciencia de las personas para recobrar la vida espiritual que corresponde a cada uno.