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Para la Era Mesiánica

Según pone de relieve nuestra sacra Tradición, hay dos caminos para llegar a la Era Mesiánica.

1- El mundo va por el camino de la armonía, del equilibrio, del crecimiento, del Shalom y entonces como consecuencia necesaria NACE la Era mesiánica.
Es la culminación lógica de un progreso en todos los planos de la existencia.
Para alcanzar la Era Mesiánica de esta manera, la buena, la pacífica, la agradable, es imperioso y necesario que todas las personas aprendan y cultiven el cumplimiento de los mandamientos que les compete.
En esta hora de renacimiento del noajísmo, del despertar de las conciencias noájicas, es ineludible que más y más hijos de las naciones se hagan verdaderos constructores de Shalom, para que la Era Mesiánica sea una realidad próxima y dulce.

2- El mundo va por el camino del caos, de la guerra, de la miseria, de la malicia, de la rebeldía, de la idolatría y entonces, como necesidad, como último recurso se IMPONE dolorosamente la Era Mesiánica.
Para nuestra desgracia, éste es el camino que parece la humanidad estar eligiendo hace milenios.
Vivimos cada vez peor, a pesar de la abundancia de todo bien, de las maravillas de la tecnología, del conocimiento accesible, cada día nos sorprendemos con peores y más desagradables conflictos, disturbios, maldades, extremismos, manifestaciones de rebelión en contra del Eterno y Su Torá.

Las profecías verdaderas han mostrado ambas posibilidades, están en nosotros optar qué queremos para nuestro próximo futuro.
Si una vida de armonía y gozo, o una vida de muerte y desolación.

Gracias a Dios que las profecías de destrucción son eludibles, ya que tienen un carácter contingente – eventual, es decir, de acuerdo a nuestras buenas acciones podemos evitar y cambiar los designios negativos.

La Era Mesiánica es un hecho, estamos en los momentos previos a su surgimiento definitivo.
Las señales son evidentes, crecen y se multiplican las evidencias de la misma.

Está en nosotros cuál de las profecías se cumplirá, por cuál de los caminos andaremos hacia la inevitable Era Mesiánica.
O el camino del dolor (que actualmente transitamos) o el camino de la construcción de Shalom.

Para tomar la senda del Shalom, entre los judíos se debe dar un mayor estudio verdadero de Torá y que cada uno se aplique cabalmente al cumplimiento de los preceptos.

Pero la tarea compete también a los gentiles.
Enseña a tus conocidos gentiles acerca del noajísmo, que se sumen miles cada día a las filas de constructores de Shalom.
Cada persona es valiosa, y una sola puede hacer la diferencia fundamental.
Así que no te quedes esperando, ve, haz tu parte del trabajo, sé tú uno de los que ayudan a nacer al Mashiaj/Mesías sin dolores.

Shalom

Me preguntó una señora que recientemente reencontró su identidad noájica: ¿qué significa SHALOM?

¡Es una excelente pregunta!

Por lo general yo no empleo palabras en otros idiomas, ni siquiera en el idioma de la Creación (hebreo), pues estamos comunicándonos entre hispano-parlantes-lectores.

Pero, en el caso de la voz SHALOM realmente me encuentro en un dilema, puesto que no existe un significado único, que sea fácilmente traducible.

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¿Cuándo crecemos?

Dice al comienzo de la Parshá Hazinu:
“¡Escuchad, oh cielos, y hablaré; y oiga la tierra los dichos de mi boca!
Gotee como llovizna mi doctrina; caiga como el rocío mi discurso, como viento de lluvia sobre el césped y como gotas de lluvia sobre la hierba.
Cuando yo mencione el nombre del Eterno, dad grandeza a nuestro Dios.
Aunque El sea la Roca (el fuerte) perfecta es su obra, porque todos sus caminos son justicia; Dios es fiel y sin iniquidad, justo y recto es El.”
(Deuteronomio/Devarim 32: 1-4)

Moisés habla a los hijos de Israel, y pone como testigos al cielo y la tierra, para que todo lo que a continuación sigue no sea un sin sentido más, una doctrina confabulada a manera de religión para encantusar adeptos y oprimir el alma. Moisés coloca al cielo y a la tierra como garantes de la doctrina revelada en Sinaí, de la Tradición custodiada fielmente.
Moisés, pide que su doctrina permee en los corazones de un Israel novato, de un Israel creyente en la Unidad y Unicidad de D’, pero un tanto terco para asumirse como Unidad separada del resto de las naciones, con el fin superior de ser Sacerdote del Altísimo, toda una nación de lumbreras que fueran la guía del mundo, que no anduvieran detrás de caprichos nacionalistas, sino que su patria, tal como la de los levitas, no fuera específicamente geográfica, aunque los límites para su propia supervivencia humana ya hubiesen sido prometidos por Hashem a Avraham mucho tiempo antes, desde el Mar Mediterráneo, hasta más allá de los confines del Mar Muerto.
Moisés pide a los cielos y a la tierra que no sea chocante al pueblo elegido la Tradición, que sea una rica sensación de bienestar, de calma, de aceptación, que empape lentamente y con suavidad cada resquicio del alma de quienes contrayeron tamaña responsabilidad.
Moisés pide, de forma imperativa, que sólo al Eterno sea dada gloria, porque sólo aquÉl que no fue creado, que no es material, y por tanto está fuera de nuestro raciocinio, aquÉl que Es desde siempre y por los siglos de los siglos, que no tiene límites temporales, que no tiene accidentes, y por tanto es un Concepto Único y sin parangón alguno, aquÉlla Fuente Primigenia de Vidas, el Río del cual fluyen los cuatro ríos del Edén, el Árbol de Vidas, la Espada Fulgurante que guarda el Camino al Paraíso, el Rey del Universo, el Inefable Nombre, la No-Materia, el No-Creado, el Creador, Dios de las huestes, Todopoderoso, Grande, Santo y Roca Fuerte, Fortaleza de Salvación, Uno y Único, sólo Él merece el elogio de Su Creación, la alabanza constante, la alabanza con el Don que proviene de Él, La Palabra, y con nuestro propio desarrollo, La Acción.
Moisés le dice a su pueblo que quien sea justo, quien tenga dicha en su vida y dé dicha a la vida de otros, quien construya Shalom, quien haga justicia perdurable, quien camine en rectitud, quien acepte sus limitaciones, pero todos los días trate de corazón enmendarse y quien colabore en hacer de su entorno un lugar verdaderamente apacible, armónico, que sea sustentable y dé sustento está en el Camino a la Verdad. Quien reconozca que sólo hay Uno que es más que todo, quien reconozca que cualquier otra cosa no merece sino el apelativo de vanidad, quien reconozca que no hay labor más provechosa que apartar el ego y dar de sí en la construcción del Shalom, sin perder la claridad en la acción; quien haga de su propia vida la Voluntad dEl que le creó, sólo ese está haciendo méritos en el camino a reconocer la verdadera fuente de aguas vivientes, sólo ese está haciendo méritos en el sendero de la luz, sólo ese practica la Justicia.
Pero, ¿cómo se cuándo estoy siguiendo la Voluntad del Padre?
Dice en la Parashá Nitzavim:
“Porque este mandamiento que te ordeno hoy no te es encubierto ni está lejos de ti;
no está. en el cielo para que digas: ¿Quién subirá por nosotros al cielo y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos”
Ni está más allá del mar para que digas: ¿Quién pasará por nosotros al otro lado del mar y nos lo traerá, y nos hará oírlo para que lo cumplamos?
sino que la palabra está muy cerca de ti, en tu boca y en tu corazón, para que la pongas por obra.”
(Deuteronomio/Devarim 30: 11-14)
Es decir: No creas que la Justicia es una legislación para seres superiores que puedan apartarse radicalmente de este mundo material, elevándose en las esferas celestes. No está fuera de nuestro alcance, no se encuentra en los cielos ni más allá del mar. No hay que ir lejos para encontrarlos, están en nosotros mismos, en nuestra boca, en nuestro corazón. La Torah no se dirige en manera alguna a seres angelicales, divorciados totalmente de lo material. Algunas religiones sostienen que sólo matando la materia se puede servir a D’; La Torah dice que, únicamente encauzando la materia, dirigiéndola, sin matarla. Por ello la Torah no es un tratado de leyes espirituales, de ciencias ocultas o de prácticas místicas, al estilo monástico, sino de preceptos humanos dedicados al hombre y “sólo al hombre”. No hay que servir a D’ con ascetismo y tristeza, sino por el contrario, éstos constituyen faltas que denotan un desconocimiento total del espíritu de la Torah.
La Torah no depende en modo alguno de la civilización en que se halla, ni es producto de determinada cultura o función de diversas épocas y circunstancias. Es la materialización eterna de los principios espirituales que permanecen constantes a través de las edades. Guiarse por ella no significa retroceso o reacción, sino al contrario, un progreso hacia la total realización de sus fines: “el reino del Eterno en la Tierra”. La Torah exige de nosotros no concesiones parciales, sino entrega íntegra y total. No basta con que la palabra de Dios esté siempre en tus labios y las oraciones en tu lengua. No cumple el hombre toda su misión sino por intermedio de los preceptos; no puede el hombre disociar las actividades mentales de su realización práctica. También en su aspecto moral debe permanecer íntegro, pudiendo decir: la felicidad mía, de mi pueblo y de la humanidad entera, dependen de mí. Otra interpretación del Midrash sobre los mismos versículos (l1-14) dice que la ciencia sagrada no reside en las personas, cuya vanidad sube hasta los cielos y sobrepasa el océano. El verdadero sabio no conoce el orgullo; sabe que su ciencia e inteligencia no alcanzarán jamás el infinito y lo absoluto, y que el conocimiento de la Ley Sagrada sólo puede residir en las personas modestas.
Así pues se es justo, apartándose de toda creencia religiosa, alejándose de todo vínculo con deidades materiales, con objetos creados, con astros que podemos ver, que si bien determinan un arquetipo, pueden llevarnos a hacernos un estereotipo, enajenándose de asuntos místicos que no tratan lo concreto, lo que produce frutos, no estudian la eliptica ni los movimientos de recesión y precesión las plantas, sólo disponen de éstos elementos en su beneficio y en el beneficio del resto de la creación, no se angustia el león cuando no consigue qué comer, descansa y reemprende la búsqueda, no hiere la madre a los hijos, ni la nueva camada a la vieja sin que ésto tenga una razón de ser. El género humano, perfecto por ser hechos a imagen y semejanza de Él, menos que menos puede actuar de manera visceral a la hora de ser humano.
No está arriba, ni en la tierra, ni en el mar, ni en elementos que nos son útiles la Salvación/Trascendencia, está en nuestros actos, en nuestra boca, en nuestro corazón, dentro de nosotros, no llega por medio de sangre de intermediarios, ni por salidas del sol cada mañana, ni por fases lunares, ni ciclos de equinoccios, ni avances tecnológicos, ni descubrimientos arqueológicos, ni dogmas misticos y herméticos, ni fluctuantes y muy emotivos actos de culto, no está en cenas festivas ni en celebraciones, todos estos “accesorios” son lo que en el Génesis dice:
“Y dijo Dios: Haya luceros en la expansión de los cielos para apartar el día de la noche, y sean por SEÑALES, y por plazos, y por días y años;”
(Génesis/Bereshit 1: 14)
Nada más, sólo esa es su utilidad, mientras que la nuestra es inmensa, a nosotros no es propio el cultivar todo lo que D’ creó para ser cultivado, a nosotros nos es propio descubrir cada rincón del vasto universo, no para gloriarnos en nuestra ciencia, sino para dar constante reconocimiento a nuestra finitud, a nuestra pequeñez, y así sim embargo a nuestra inmensa responsabilidad de custodiar todo lo que es más grande que nosotros mismos, a nosotros nos es propio vernos como imperfectos, por no ser sujetos de un rítmico y contínuo ciclo de re-Creación, y perfectos por estar a cargo de todo aquello que hizo D’ para hacer.
En el principio, dice el Génesis:
“Y la tierra estaba vana y vacía, y (había) oscuridad sobre la faz del abismo, y un espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.”
Éste espíritu, procedente de D’, que se “Separaba” de Él sobre la faz de las aguas, es el futuro aliento de vida que introduciría el Creador por las narinas del Adam, el primer ser humano, así pues, somos emanación de la Fuente de Vidas desde antes de la Fundación del Mundo, y luego vinimos a cumplir la única, pero valiosisima misión, de ser “pastores” del mismo, custodios y co-jueces con Él de todo lo Creado. Es Inmensa la Gloria que por esto merece el Altisimo, y es riquísima la Sabiduría que todo ésto ideó, y que cada día re-Hace.
Crecemos, entonces, cuando aprendemos que nuestro tránsito es valioso, y que no hay una vida llena de dificultades para crecer, sino que esas dificultades las hacemos nosotros, que el primer tropezadero somos nosotros y que todo cambia cuando así lo decidimos.

Resp. 174 – Noájidas en Chile

nidia aldea caro nos consulta:

he sido noajida desde que tuve interrogantes y por fin gracias a mi creador me di cuenta que no estoy sola y solo ansio comunicarme con chilenos noajidas para estar mas acompañada y feliz.
he sentido que no estoy en falta con remordimientos cristianos ya que una mentira repetida tantas veces nos as
nidia aldea caro 62 años gorbea novena region chile

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Reproducirse y multiplicarse

Hace muchos años lancé una pregunta a la Web, esperaba obtener alguna respuesta, iniciar algún diálogo fructífero, generar alguna idea, algo… pero nada…

La pregunta decía más o menos así: ¿Por qué no se incluye la reproducción como mandamiento para los noájidas (como uno de los Mandamientos Fundamentales-Universales), siendo que el Eterno le ordenara a Adam y a Noaj (con sus descendientes) que se reprodujeran y se multiplicaran?

Te brindaré yo hoy la respuesta.

Como tú ya has sido instruido, el Padre Celestial ha comandado a toda la humanidad Siete Mandamientos Fundamentales, que son la base para la vida equilibrada, saludable, con vistas a la trascendencia.
A través de estos Siete Mandamientos se construye Shalom, dentro de uno mismo, con el prójimo y en la sociedad.
A través del cumplimiento cabal de estos mandamientos también se consigue la pureza espiritual, el reforzamiento del lazo indestructible que nos une con el Todopoderoso.

Por supuesto que estos mandamientos, al ser fundamentales, sirven como raíz y tronco a una serie de otras reglas, innumerables, que sostienen la vida y el progreso individual y colectivo.

Te los recuerdo:

  • No adorar, servir, reconocer dioses ajenos al Eterno.
  • No maldecir al Eterno.
  • No asesinar.
  • No robar.
  • No mantener relaciones sexuales ilícitas.
  • No comer parte de animal con vida.
  • Establecer sistemas de justicia (justa) en tu localidad.

Por supuesto que la orden de reproducirse está contenida en el mandamiento de no asesinar, puesto que el dar nueva vida es la contraparte de quitar la vida del inocente.

Pero, ciertamente que NO es uno de los mandamientos, no ha sido expresado por la divina Voz con ese carácter.

Y la cuestión es que en el fondo cada uno de los siete mandamientos fundamentales son frenos y canalizaciones a nuestros instintos básicos, que nos detienen el actuar emocional, de mero animal, y nos obligan a comportarnos como lo que somos: hijos de Dios.
Te doy un ejemplo muy claro.
El animal, por lo general, no contempla la pureza de sus relaciones sexuales, sino que las mantiene cuando el impulso lo domina y si la situación externa lo permite.
Pero no así debe ser con las personas, sino que uno primero debe reconocer la condición del otro/otra, si está disponible para nosotros y nosotros para él/ella, si estamos en el lugar y el momento que corresponde, y no solamente en el que la pasión nos demanda la acción.
De modo similar con los otros mandamientos.
No hay un instinto enclavado en nuestras hormonas que nos determine a ser justos, por lo que hay un mandamiento que nos exige serlo.
Y así con los demás, tómate un tiempo para pensarlo y entenderlo.

El reproducirse es un hecho normal, natural, apetecible, necesario en cierto punto.
No es una barrera a lo natural, sino que es parte del cauce normal de la persona.
Por tanto, para los noájidas no es un mandamiento, sino un derivado necesario de otro mandamiento.
Un mandamiento que le da parámetros, como el del respeto a los lazos conyugales; y otro que le da sentido, como el de preservar la vida.

Los judíos recibieron 613 mandamientos, acordes con la función que el Eterno les ha encomendado, que sobrepasa el de la construcción de Shalom, ya que se le agrega el de ser canales de santidad en el mundo.
Por tanto, hasta las acciones naturales están codificadas por los mandamientos que el Eterno ha dado en exclusiva a la nación judía.
Así pues, uno de los 613 mandamientos para los judíos es el reproducirse, expresado como mandamiento, legislado como tal.
Aunque no es así para los noájidas, como ya te he explicado, esto no quita la realidad de que también los noájidas deben poner empeño en procrear, en reproducir la imagen del Eterno en el mundo, como parte de su sagrada tarea de ser constructores de Shalom.

Cuando no se puede hacer, porque algún factor físico lo impide, entonces es menester que la familia noájida encare la posibilidad de adoptar criaturas, porque el mero hecho reproductivo biológico no es lo único que completa esta tarea sagrada, sino también la educación y acompañamiento de los hijos.

Pero además, podemos tener muchos hijos espirituales, que son aquellos a los que ayudamos a andar por la Buena Senda, a los que hemos atraído con bondad y justicia al modo de vida noájico.
Así pues, hermano noájida tienes ante ti una tarea inmensa, que te permitirá ser socio en la noble tarea de construir Shalom en Este Mundo, y te dará innumerables tramos de gozo celestial en tu posteridad.

El Síndrome de Jerusalén

La policía (de Israel) colocó una unidad en la ciudad (de Jerusalén) — sagrada para judíos, musulmanes y cristianos — para atender a la minoría de turistas que cada año creen ser personajes de la Biblia, y los hospitales cuentan con guardias especiales para atender a los viajeros díscolos Seguir leyendo El Síndrome de Jerusalén

Quiz 5 – Conocimientos noájicos

Ponga a prueba su conocimiento de las cuestiones noájicas. En este sencillo test podrá responder, aprender, divertirse. Venga lo animamos a compartir con nosotros este momento.

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Resp. 154 – Cuidado con falsos dioses y ciertos «maestros»

Estimado More. buen día le saludo una vez más, tengo una pregunta un tanto intrigante para mi
1- ¿Qué tan cierto es que la Torah permite a los gentiles creer en otras cosas?
2- Le comento, hable con un judio y me dio esta referencia de la Torah
«o no sea que alces tus ojos a los cielos y veas el sol, y la luna, y las estrellas, con todo el ejército de los cielos, y seas impulsado a postrarte ante ellos y darles culto; cosas que el Eterno, tu Dios, destinó para alumbrar a todos los pueblos que hay» (Devarim / Deuteronomio 4:19)
Él me dijo que según este versiculo, al gentil le está permitido creer un sin fin de cosas, ¿será esto posible a la luz de éste versiculo?
Saludos Cordiales
Miguel de León

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El origen de los cuatro dioses

En la famosa visión del profeta Ezequiel de la carroza celestial, presenció cuatro ángeles con cuatro diferentes rostros: de persona, de león, de águila, de toro.
Éstos seres celestiales son emisarios del Eterno, siervos fieles del Uno y Único.
Desgraciadamente fueron usados a lo largo y ancho de la historia y las culturas como focos para la idolatría.

Muchas generaciones antes, Adam, conocía a estos seres, sabía de su encumbrada posición en las huestes celestiales, y de cierta manera le trasmitió a sus descendientes su existencia.

Por supuesto que Adam no se apartó de la conciencia y adhesión al Uno y Único, no cayó en la sucia senda de la idolatría.

Pero, sus descendientes empezaron a desviarse, lentamente, paulatinamente, pero de manera pronunciada.
De a poco fueron adorando a estos seres celestiales, con la intención de alcanzar al Eterno, pero de la manera errónea.

Luego incluyeron a los astros en su intento por sintonizar con el Padre Celestial, cuando de hecho lo único que precisaban era un corazón sincero y puro, el ánimo dispuesto para comunicarse con Él (Rambam, Hiljot Avodat Cojavim 1).

Entiende esto, su sed espiritual, su afán de contacto con el Eterno, lo querían saciar con cosas que Él prohibió. Ellos consideraban que con estos atajos se acercaban, cuando en los hechos se perdían cada vez más.
Su intención fue buena, pero por seguir lo que el Eterno no aprobó, se perdieron.
Es un interesante punto a tener en cuenta a la hora de actuar nosotros: ¿hacemos lo que nos corresponde por decisión de Dios, o seguimos las pautas de personas?

La idolatría que incluye a estos seres es abundante, profusa, está desperdigada por todo el mundo, con más o menos claridad de la imagen.

Sorpréndete al comprender el origen de esta aberración, que seguramente está a tu lado y no te habías dado cuenta.  ((Los famosos cuatro elementos básicos (agua, aire, fuego, tierra) surgieron como representación simbólica de los cuatro seres de la carroza celestial: persona-agua, águila-aire, león-fuego, toro-tierra.
Cuando estos elementos fueron empleados como conceptos de las ciencias primitivas, sin adoración ni fe en ellos, ni como recursos de superstición, no son de idolatría. Pero, lamentablemente no ha faltado la idolatría que deifica o glorifica estos elementos de la naturaleza. Dioses de la tormenta, dioses de océanos y mares, dioses ígneos o solares, dioses de la tierra o fertilidad… ¿hubo civilización que esquivó esta idolatría?))

Persona: son infinidad los dioses humanos, o con rasgos humanos. En casi cada cultura y sociedad se encuentran personas que son adoradas como dioses. El primero que recordamos es el rebelde Nimrod, pero tienes a los faraones, y otros reyes del pasado, así como la prolífica mitología griega e hindú. Hasta el Buda, que supuestamente no predicaba su divinidad, ni proponía una religión, actualmente es adorado como deidad por sus seguidores.
La lista es larguísima, pero sin dudas que actualmente el más famoso y perverso es, por supuesto, el mítico y fantasioso colgado (alias Jesús, alias Yeshua, y muchos alias más). Su malicia profunda y espantosa radica en pretender usurpar directamente al Uno y Único.

Águila: se ha adorado a lo largo de las generaciones a las águilas u otras aves rapaces.
Solamente recuerda los estandartes romanos y nazis. El dios Horus egipcio. Piensa en los dragones chinos, en las serpientes aladas de los antiguos habitantes de América o en la Polinesia. Si no me equivoco es muy fuerte la presencia del dios águila en México.
En cierta etapa el águila se asoció con serpientes, que eran voladoras, o emplumadas, o aladas. Lentamente quedaron como serpientes o imágenes familiares.

León: el rey de la jungla ha sido empleado como divinidad en diversas culturas, pero su representación simbólica ha penetrado profundamente en casi toda la humanidad. El sol, el aro solar, son representaciones derivadas del león. En muchas banderas, estandartes, escudos nacionales hallamos al león, o al sol. ¿Tienes presente la iconografía idolátrica cristiana con el halo alrededor de sus santos? Ese halo es también un aro solar, otra muestra de idolatría. O la adoración del fuego, y del rayo, ¿qué es? Busca y encontrarás.

Toro: ¿recuerdas que una fracción de los israelitas adoraron el becerro de oro? Esto lo aprendieron de sus ex amos egipcios, quienes adoraban a Apis, el dios toro, que era una de las cuatro divinidades centrales de su religión. Serapis entre los helenistas. La vaca sagrada de la India.
Derivados de esta deidad son todas las cuestiones materialistas, que se empecinan en centrar su vida en lo que es físico, terrenal.

(Notemos como la cuatrinidad -alias trinidad- cristiana (y también de falsos judíos falsamente mesiánicos, que son cristianos que se avergüenzan de decirlo) se basa en estas deidades: el padre es el sol, el hijo es el hombre, el espíritu santo es el águila (que representan como paloma), satanás (la cuarta deidad de la mitología de Jesús) es el dios terreno, es decir, el toro.
Como sabemos, Mitra es el dios anitguo que fue usado como modelo para inventar al personaje de Jesús y mucha de su mitología. No en vano Mitra, una persona, se decía descendiente del sol/fuego, y venció al toro. Tal como la mitología fantasioso e idolátrica de Jesús que lo pone en lucha constante con el Toro/Satanás/Lo Terrenal. Y así viven los que siguen esta fe, sumergidos en la devastación de la idolatría más profunda.
Ay, que dolor por todos aquellos que siguen presos en esta prisión del espíritu).

Los que somos fieles al Padre Celestial no tenemos imágenes, ni estatuas, ni personas, ni animales, ni seres, ni intermediarios…
solamente tenemos nuestro abrazo profundo con Él, y con nada ni nadie más.
Es nuestra tarea servirLo, a Él, a nada ni nadie más.
Es nuestra obligación limpiar corazones y mentes, quitar esas perversiones que nacieron de un buen deseo, de buenas intenciones, pero que se apartaron de la senda de los mandamientos para convertirse en el origen de un infierno terrenal.

Busca a tu alrededor los vestigios de toda idolatría y purifícate.

Cuenta conmigo, cuenta con FULVIDA…