Existen cientos de maneras para hablar acerca de lo que sucede en nuestro andar noájida. Desde simples (pero no menos importantes) teorías carentes de vivencia, hasta experiencias llenas de detalles y grandes puntos de vista.
Una cosa es leer acerca de los milagros que sucedieron en la vida del pueblo judío, y otra cosa es hablar de los milagros que suceden en nuestra vida como noájidas. Lo primero es ajeno, incluso muchos toman las enseñanzas de esos milagros como patrón para dirigir sus vidas. Lo segundo es lo propio, lo que nos pertenece, lo que vivímos, lo que experimentamos y compartimos con otros.
En lo personal, me gustan los relatos jasídicos, judíos, etc, que refieren a la vida de sencillos o grandes personajes que vieron la «mano» de Dios en sus vidas. Me gustan, pero ya no las leo. (Además creo que hacerlo es una manera de no querer soltar lo ajeno, sino querer seguir metido en lo que no nos incumbe).
Por otro lado, preferiria leer una recopilación de las experiencias con Dios que como noájidas hemos tenido. No hablo de sueños, ni visiones, ni sentires, ni nada que se parezca a los inventos de las religiones. Hablo de cosas concretas, reales, verdaderas.
Por ejemplo:
Ayer en nuestro negocio (Centro de Copiado Ribco), iniciamos la jornada como comunmente lo hacemos: Abrimos las puertas, encendemos los equipos de fotocopiado, limpiamos vitrinas, sacamos la publicidad a la calle, colocamos música, y atendemos a la clientela conforme van llegando. Como cualquier dia, atendimos a los primeros clientes.
No habria pasado una hora luego de haber abierto, cuando el equipo de fotocopiado principal se dañó. Todas las copias eran completamente oscuras. No se podia fotocopiar nada.
Me di a la tarea de arreglarla mientras las fotocopias se sacaban en una segunda máquina.
Mientras arreglaba la máquina principal, seguian llegando los clientes.
Para colmo de males, la segunda máquina estaba trabajando muy mal. Copias de mala calidad. Pero la gente seguia llegando.
Yo estaba exageradamente estresado al ver que no conseguia la solución y que la gente seguia llegando. Tanto estrés sentia que le pedí a mi esposa cerrar el negocio para poder trabajar tranquilo en la reparación del equipo.
Así fue, cerramos y la gente seguia llegando, tocando la puerta para ver si se les podia atender. Pero no eran atendidos.
Se hizo la hora del almuerzo y aun no conseguia la solución.
Optamos por abrir a las dos de la tarde pero no sacar fotocopias puesto que no habia manera.
A manera de paréntesis, les comento que las fotocopias son el «gancho» de nuestro negocio. Son el servicio más económico en toda la localidad y de mayor calidad. Los clientes llegan principalmente buscando precio bajo y calidad. Sin servicio de fotocopiado no hay venta de otras cosas.
Bueno, atendimos toda la tarde. Hasta las siete de la noche.
Lo curioso fue que la gente siguió llegando. Que las ventas estuvieron exageradamente altas. Que teniamos meses sin hacer un diario tan grande como el que hicimos ayer. En palabras más sencillas, hicimos el equivalente a un sueldo mínimo en Venezuela. Para un centro de copiado esto es un gran logro, puesto que si hay fotocopias, hay venta. Pero si no hay fotocopias, no hay ventas (por lo menos hasta ayer creía eso).
En la noche envié un correo al Moré Yehuda diciéndole lo siguiente:
hola sensei,
Finalmente, quiero destacar lo siguiente:
1. Dependemos del Eterno
2. En la vida suceden cosas que sirven para nuestro crecimiento
3. A menos que contemos con alguien sabio como amigo, aprenderemos a crecer con lo que nos sucede.
4. No precisamos dejar de ser noájidas para que grandes cosas sucedan en nuestras vidas.
Estoy seguro que ustedes han pasado por experiencias similares. Y si no es así, pues vivan a plenitud su identidad, disfrútenla. Está llena de grandes experiencias, y por supuesto, vivanla de la mano de un maestro de Verdad, así podrán probar los banquetes que el Jefe nos ha preparado.
Gracias querido Moré.