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Nadie viene a Israel por nada…

Cuando aún tenía poco menos de un año desde que empecé a observar las Siete Leyes Universales, tuve que vérmelas con la realidad de que mi país no daba (y aún no da) mínimas oportunidades para surgir modestamente como científico. Emigré junto con mi esposa e hijo a Chile y tuvimos por primera vez en la vida que apoyarnos el uno con el otro. Gracias a Dios por todos esos dolores porque sin ellos no hubiéramos aprendido, ni madurado, ni encontrado el sentido que con mi señora ahora compartimos en la vida. (Foto: Rabí Yirmeyahu Bindman, (Archivo personal de Juan Mayorga Zambrano)

Yehuda Ribco fue inmensamente trascendente en mi vida en aquellos años. Especialmente importante fue su consejo de que "para crecer de manera sana, en el camino de las Siete Leyes, uno debería aprender del hermano mayor – el pueblo judío". En esa búsqueda de asesoramiento – los rabinos llaman al concepto "Asej leja Rav" (hazte un maestro) – intenté contactarme con varias comunidades judías de Santiago de Chile sin mucho éxito. "¿Noájida? ¿Siete Leyes?" me preguntaban. "¿Y qué es eso?", decían. La verdad es que casi nadie había escuchado siquiera sobre el asunto. Una secretaria atinó a decir, "ah! un justo entre las naciones…"

Decidí no esperar a que me abran las puertas. Yo me las abriría solo. Decidí estudiar de los libros "Los Siete Colores del Arco Iris" (Bindman) y "El Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky) recurriendo cada vez que no entendía algo a la bondad y generosidad de Yehuda Ribco a través de SerJudio.com. Al poco andar me di cuenta de la trascendencia e importancia de divulgar el conocimiento de las Siete Leyes así que decidí emprender la traducción de dichos textos para que estén disponibles tan pronto como posible en Castellano.

Gracias en buena medida al apoyo de mi señora, emprendí el proyecto. Desde el principio intenté contactar a Rabí Bindman, autor del primer libro que traduje pero hubo silencio en el ciberespacio… Pero seguí adelante.

Una mañana sin embargo encontré un email interesante en mi buzón. Era la secretaria de Rabí Bindman que contestaba casi un año después al email en que yo le decía al Rab sobre mi interés en hacer completamente gratis el trabajo de traducción. Establecí por fin contacto con Rabí Bindman – una de las personas más generosas y comprensivas que he conocido en mi vida. Una de las experiencias más agradables de mi vida fue recibir una llamada telefónica internacional – desde Israel – como respuesta a un email en que le comunicaba al Rabí sobre la conclusión exitosa del trabajo de traducción…

Hace algún tiempo que Rabí Bindman sabe del deseo mio y de mi señora por la conversión al Judaísmo… Cuando le comenté que me habían ofrecido un trabajo en el Technion y que queríamos aprovechar la oportunidad para seguir el consejo de Rabí Perman (sobre buscar hacer la conversión al Judaísmo en el Estado Judío) me dijo (entre otras cosas) lo siguiente

Hace unos años, hubo un grupo de músicos ecuatorianos aquí (en Israel), quienes tocaban en lugares públicos y llegaron a ser bastante populares al punto que permanecieron varios meses en el país. En una ocasión, los ví mientras paseaba con mi familia, y después que terminó la presentación (musical) me les acerqué preguntando si alguno hablaba inglés o hebreo – mi interés era hablarles sobre las Siete Leyes. Rápidamente hicieron que se acercará uno de ellos y comencé a converzar con él. Tan pronto como la curiosidad natural de los demás les llevó a preguntar de que trataba el asunto, él empezó a traducir la conversación al Quechua. Cuando terminamos de converzar me agradecieron, y yo les dije, "nadie viene a Israel por nada", a lo que me respondió el músico traductor, "de hecho ya hemos aprendido un montón de cosas"…

Como siempre me sucede con las palabras que me dirige Rabí Bindman, eventualmente les encuentro más sentido y trascendencia del que uno les da a priori. Muchas veces después de que ha pasado algún tiempo…

Pues bien, creo que para aclarar esa frase aparentemente "liviana" de que nadie va a Israel de gana, lo mejor es presentarles el siguiente artículo publicado en el El Mercurio (Chile, 3 de junio de 2007).


Los 4 mil camellos que Forni rechazó en Israel
 El Mercurio, Chile Domingo 3 de junio de 2007


Luego de permanecer durante una semana en Israel invitados por el gobierno de ese país, los senadores UDI Pablo Longueira, Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma y el diputado Marcelo Forni regresaron con diversas anécdotas sobre las vivencias que tuvieron en Tierra Santa.

Pero sin duda una de las más simpáticas fue la que sufrió Forni, quien en el viaje se caracterizó por hacer distintas bromas a costa de sus compañeros de viaje.

Por ejemplo, cuando en Jerusalén el actual jefe de la bancada de diputados del partido presentó a sus correligionarios en la Knesset (el Parlamento israelí), dijo que Coloma era un experto en relaciones internacionales, especialmente de los Países Bajos -burlándose de su corta estatura-, y que Chadwick era experto en temas de jubilados, porque el vocero de los israelíes era representante de los parlamentarios retirados.

Por eso, durante un paseo por la Puerta de Damasco, en la ciudad vieja de Jerusalén, las esposas de Chadwick y Coloma decidieron devolverle la mano. Al ver a un grupo de comerciantes egipcios, les ofrecieron llevarse a la mujer de Forni, los que aceptaron encantados entregarle al diputado una abultada dote a cambio, como es la antigua costumbre entre los beduinos. Según éstos, nada menos que 4 mil camellos.

A Forni le tomó varios minutos convencerlos de que no aceptaba el trato y retirarse del lugar… junto a su esposa.

Colón, ¿el último de la cola?

Primero que nada, quisiera aclarar que esta historia no puede comprobarse en un cien por ciento, ya que carecemos de evidencias contundentes que nos den la luz suficiente para afirmar si estos mitos en realidad ocurrieron. Pero podemos fundarnos en las coincidencias extraordinarias que hacen posible que lleguemos a pensar en altas probabilidades de que los hechos sean ciertos.

 

Varias leyendas existen alrededor de la mencionada Ofir (I Reyes 9:28 y 10: 11); muchos sostienen que su ubicación estaba en África, otros dicen que en la India, otros la sitúan en el sur de la península arábiga, en fin, la leyenda que nos ocupa la ubica en el Perú (Notamos que Pe y Fe son la misma letra en hebreo; Ofir podría ser Perú sin más problemas)

  

Algunos petroglifos encontrados, escritos en lenguas semitas en nuestro continente parecen dar como cierto lo que muchos suponen como incursiones egipcias y fenicias en el continente americano. Esto podría explicar la deificación de un Quetzacoalt (Viracocha) que no habría sido sino uno de los viajeros (probablemente un importante fenicio) que vinieron antes de las incursiones vikingas por el norte de América y la posterior colonización europea.

Es bien sabido que las flotas fenicias eran de una importante envergadura, y también es sabido que fue un constructor de este pueblo (Hirám de Tiro) el encargado de la construcción del Templo de Jerusalén.

 

Estas coincidencias, difícilmente pueden llamarse pruebas, pero no son las únicas.  

Uno de los primeros colonizadores, Montezinos, refirió haber hallado una tribu indígena que recitaba el Shemá Israel, pero de esto, no hay pruebas más que el testimonio de una sola persona.

 

En el libro de Samuel Akinin, “Las Minas del Rey Salomón en América”, se cuenta esta historia:

En un viaje virtual al pasado, llegamos a la época del Rey Salomón. Nos encontramos que está casado con 700 esposas y además cuenta con 300 concubinas. Temiendo que alguna de ellas le pudiese ser fiel, o simplemente al descubrir que ya no sentía algún tipo de amor hacia ellas, decide el Rey mandarlas al exilio, para ello emplea a su recién conquistada flota de barcos de los fenicios y comanda el viaje un sobrino quien tiene claras instrucciones de no regresar. Este barco con más de trescientas personas conformadas por esposas y esclavas, parte a alta mar, con rumbo desconocido. Luego de tres meses de travesía, el barco y su gente llega a tierra firme. El sitio fue nombrado como Guayana cuya traducción nos explica el placer que sintieron al llegar a él. HU (Él) Aya (estuvo) Na (Acá) D-s estuvo acá. Nuestros antepasados fueron nombrando cada cosa nueva que veían como por ejemplo el río Orinoco que significa la luz lo limpió. Los Tepúes (Sus entrañas, refiriéndose por supuesto a la Tierra). Luego le dieron el nombre a un pájaro que llamó su atención Colibrí Col (Voz) Hibrí (Hebrea) La voz hebrea. Vemos también que nombraron hasta a los propios caciques indígenas, Sorocaima (soroc Caima) tan bravo como su madre, quien había sido una cacique famosa. Atahualpa (atá hu alpa) murió por su culpa. Chacao (se sumerge, sacaba ostras) Margarita (perlas) Caribe (Cercanía) Zulia (la aliá), más tarde nos encontramos que ellos empleaban una pequeña barcaza para atravesar los ríos, la llamaban Canoa (Como Noé) y si vemos el libro encontraremos que hay más de quince mil vocablos que nos demuestran cómo llegaron, dónde estuvieron, qué hicieron y dónde estaba el oro, el petróleo, (mismo que menciona la Biblia empleaban para calafatear hasta la misma Arca de Noe. Pasaron casi tres años y el deseo de retornar para poder compartir las riquezas encontradas: Oro, diamantes, esmeraldas, plata, maderas preciosas, mismas que al ser recibidas por Salomón, nos cuenta la Biblia que él las empleó en la construcción del Santo Sanctorum. Para retornar, ellos se vieron en la necesidad de inventar a una reina, y es que un día sábado al ver a una indígena con los atributos de nuestra protagonista, ellos no tuvieron dudas. El cuerpo, el esplendor, la belleza y las formas tan especiales de esta mujer, era lo único que a un hombre tan rico pudiera hacer cambiar su punto de vista y condonar a esos soldados que no cumplieron a cabalidad con sus órdenes. Así que por un buen tiempo ellos, ayudados por las mujeres del Rey quienes creyeron que formarían parte de la comitiva que retornaría a Jerusalem, se ocuparon de educar y enseñar todo lo que sabían como necesario para atraer y convencer al Rey de la nobleza de ella. A esta mujer le dieron un título de nobleza, y un reinado que quedaba allende los mares. La Reina de Saba (la reina del sábado). Y funcionó. Los enviados al exilio volvieron triunfales, con riquezas, y sobre todo con una mujer diferente a todas las demás, por su color, su entorno, y por tantas cosas nuevas que traía como presentes. Cabe destacar las aves, las maderas, las joyas y algunos frutos tropicales. Salomón cayó bajo los embrujos de Saba, la desposó y tuvo un hijo que fue Rey en Etiopía. Ella quedó en Jerusalem hasta que su hijo cumplió los siete años, luego por celos y añorando a su país, costumbres y familia regresó a su tierra. La historia cuenta que ella volvió luego del Barmitzva de su hijo, esto le causó mucha tristeza al Rey, y dentro de su  disgusto y dolor, él ya no la aceptó del mismo modo, ya nada fue igual, por ello al cabo de unos años nuestra reina de Saba dio un último viaje sin retorno.

Ideas y efectos

Escribe Rabí Elijah Benamozegh en su libro "Israel y la Humanidad": "No todos perciben inmediatamente la implicaciones necesarias de un principio dado. La sociedad tiene tal inercia que siempre requiere cierto tiempo para que las transformaciones inherentes a las ideas que acepta (como válidas) se vuelvan evidentes (al final al ver la perspectiva global); pero, en el largo tramo, la lógica siempre trae las consecuencias a partir de las premisas".


Cuando hablamos de una sociedad moderna, se nos vienen a la mente valores como respeto, libertad, justicia, libertad de expresión, etc. Estos son conceptos morales que un ciudadano verdaderamente libre aprecia y por tanto no los negocia. Pero ¿qué pasa si en una sociedad se relativizan totalmente estos conceptos superditándolos a "mi gusto y gana"?

Converzando con un colega matemático de origen vasco, mientras caminábamos a unas conferencias en la Universidad de Orleans (Francia), el expresaba su convencimiento pleno de que la democracia no era un mecanismo perfecto para hacer caminar a una sociedad pero que era lo mejor que teníamos a mano. En esto coincidimos totalmente. Después de unos días de charlas y cafés, en que hablábamos de miles de cosas menos de Matemática, llegamos a acuerdos en muchas cosas. En algo en que no coincidimos es en la existencia o no de valores morales universales. El decía que no existe tal cosa y yo decididamente creo que siempre han estado allí.

 Nunca llegamos a un acuerdo. Mantuvimos correspondencia por algunos meses sin encontrar un punto medio de convergencia sobre este tema. Después de bastante tiempo me di cuenta que la razón detrás de esta imposibilidad de mediar se debía a un concepto básico de nuestras cosmovisiones: él atribuía al pueblo ser la causante de la soberanía de un Estado mientras que para mi tal soberanía viene de la mano de la Existencia Primera.

El me decía, "ahora está prohibido casarse entre hermanos, pero ¿quién sabe? si en España nos ponemos de acuerdo, reunimos los votos y decidimos cambiar esto. Yo no le vería ningún problema". "Pues bien", le decía yo, "¿qué tal si por el 100% de los votos deciden ustedes que el maltrato infantil es legítimo? ¿Seguirías pensado igual?".

Como bien expresa el texto de Rabí Benamozegh, citado al principio del artículo, cuando se ven las cosas en una buena perspectiva de tiempo, las ideas aceptadas como válidas por una sociedad terminan mostrando sus pros y contras en el mediano plazo. Si en una sociedad, subordinamos el respeto a los derechos de una persona a su pertenencia o no a un determinado grupo humano o a una determinada opinión, entonces no será raro terminar escuchando como se califica de "intolerable" cuando le agreden a un colega conocido nuestro y, por otro lado, se condona una agresión a unas personas a quienes no queremos bajo el argumento de "bien hecho: se lo tenían merecido".

Ahora que hemos planteado el tema, lo animo estimado lector a que como miembro de su sociedad se cuestione "¿qué entiende por democracia y respeto al Estado de Derecho el ciudadano promedio de mi país?".

Desde el corazón

Algunos noájidas me hicieron notar algo que yo no conocía y que no comprendía cuando gente aún aferrada a paradigmas idolátricos me consultaba.
Me explicaron la diferencia que hacen los idólatras de Jesús con respecto a orar y rezar… ¡sorpresa para mí!

¿Rezar u orar?

Yo no sé qué distinguen esos idólatras, pero déjenme darles una breve lección acerca del rezar, orar, elevar plegarias, o como le quieran decir a esta actividad.

Usaré la palabra rezar, orar, elevar plegarias indistintamente, pues desde el punto de vista de los fieles al Eterno esos vocablos son intercambiables totalmente, no existiendo ninguna diferencia en el sentido de ellos.
Espero que esté claro desde el principio mismo.

El rezar es una actividad que nace en lo profundo del espíritu humano.
El espíritu busca con ansia el encuentro con el Padre celestial, como un sediento en el desierto el espíritu anhela esa adhesión con el Eterno.
Como la mayoría de las personas están en ignorancia acerca de las cosas realmente espirituales, o para peor se hallan inmersas en el hedor de las falsas creencias, la oración se transforma en un hecho material, en un pedido o clamor o ruego que apunta hacia el plano material (aunque se lo quiera disfrazar con un tinte de espiritualidad).
De hecho, rezar para pedir cosas materiales NO está mal, pues es admitir con humildad el lugar que nos corresponde, en donde hay un Padre celestial absolutamente dador, y un humanidad desesperada, necesitada, carente que solamente puede ser saciada a través de la Misericordia divina.
Claro, cuando el pedido se transforma en clamor, en exigencia, en demanda, en abuso… la persona está demostrando su falta de humildad, su corrupción espiritual, su irrespeto por el Eterno, que es Rey de reyes, además de Padre, por lo cual jamás debemos tomarnos el atrevimiento de creernos dignos de dar órdenes al Hacedor.

Así pues, de una necesidad espiritual pura surge el rezo, que puede ser correcto, acertado, espiritual… o desgraciadamente puede desbarrancarse detrás de falsas ideas, detrás de deseos impuros, o de la ignorancia radical.

Para prevenir a la persona de errores, de falsas presunciones, de desmanes o de errores es que existe el rezo pre-establecido, aquel que ha sido compuesto por los verdaderos Sabios, conocedores profundos de las cosas celestiales, así como de las complejidades humanas.
Estos Sabios compusieron diversos rezos, que en general son encontrados en el libro de rezos del judaísmo. Este libro no debe ser usado por el noájida, pues está diseñado para suplir las necesidades de la identidad espiritual judía, no la noájida. Por tanto, estamos trabajando para editar un texto acorde con la espiritualidad noájida.
Este rezo preestablecido es una pauta, una ayuda, una guía, una necesidad, pero en modo alguno sustituye la voluntad, el sentido, la intención, el calor del alma que cada uno debe imprimir a los rezos.
Pues, un rezo preestablecido dicho de manera rutinaria, automática, aburrida, carente de ánimo, es como perder de vista el verdadero objetivo de la plegaria.

Por otra parte, y además, existe el rezo voluntario, aquel que surge de la creatividad personal y que es absolutamente individual.
Es el rezo que nace de los deseos, expectativas, temores, etc. personales.
Por supuesto, la frescura y originalidad son bienvenidos, en tanto no conduzcan a la persona hacia el error. Quizás se equivoque al usar ciertos adjetivos, o en el énfasis «pedigüeño», o en olvidar que el rezo debe incluir alabanzas, pedidos y agradecimientos, o cualquier otro error, más o menos grave.

En resumen, lo que debemos tener en claro a la hora de querer comunicarnos con el Padre celestial es que nuestras palabras deben surgir desde el corazón, sea que estemos leyendo oraciones escritas por Sabios o las que nos brotan de nuestro ser. Todas, siempre, desde el corazón.
Es por esto que en la gran Tradición espiritual se llamó al rezo como «servicio del corazón», pues eso es lo que fundamenta la expresión de la pasión del alma por el Eterno.

Bajarse de la montaña para aprender a vivir bajo el agua

He sido sincero y lo más honesto posible en los artìculos que he escrito en Fulvida.com y en mi blog personal. Lo he dicho ya pero lo repito: de manera similar a como muchos de los amigos lectores de Fulvida.com, mi sobrevuelo y posterior aterrizaje en la pista de las Siete Leyes no fue un camino de rosas pero tampoco un camino pantanoso – todo gracias a Dios. Es que a más de darse cuenta uno que ha estado escalando una montaña enorme pero equivocada, resulta que, como andinista, uno carga su mochila personal. Una mochila llena.

Ahora bien, cuando el montañista está bien enrumbado – tiene un buen mapa y una buena brújula – apunta a la dirección y camino que lo lleven a la montaña apropiada. Además pone en su mochila aquellas cosas que le son de utilidad: una brújula, una linterna, una mini cocinilla, gas para la cocinilla, un pequeño jarrón para derretir nieve y así poder rehidratarse, etc.etc.etc.

El montañista, mientras más experimentado –  "más ducho" como decimos en Ecuador, escoge de mejor manera y cada vez mucho más eficientemente, sus herramientas para escalar en la vida. Con el tiempo se va dando cuenta que no sólo es importante llevar las buenas herramientas, sino que "lo barato sale caro" y opta entonces por comprar cuerdas de primera calidad, botas de primera calidad, carpa de primera, etc. Al fin y al cabo de estas cosas puede depender su vida cuando llege el temporal… Ah y muy importante: el andinista experimentado sabe que "los peores enemigos son el miedo y  la imprudencia".

Algunos, en nuestra vida de andinistas-buscadores-de-la-verdad, nos subimos a varias montañas equivocadas y, lo que es peor aún, llenamos de piedras (totalmente inútiles  y de hecho perjudiciales) nuestras mochilas. De hecho muchos ni siquiera utilizamos (a su tiempo) el sentido común (que a veces parece ser poco común) para sacar las piedras de las expediciones anteriores. ¿Cuál es el resultado? Que, progresivamente, el mochilero  se va haciendo cada vez más daño a causa del peso e inutilidad del incrementado peso. Pero peor aún: en su búsqueda se acostumbra a cosas complicadas y parece cada vez más autoconvencido de que "seguro llegar a la verdad debe doler".

En buena hora de mi vida, me encontré lejos de mi patria, de mi familia y de un entorno donde todos los agentes eran más andinistas sombies que elogiaban al que se calzaba la mochila más grande.

Y ahí estaba yo: por fin tomando la decisión de cuestionar si es realmente peligroso sacarme al menos una piedrita de mi mochila…   ¿Fácil? Nunca he dicho que lo sea. Pero mucho más pronto que tarde mi organismo empezó a sentir alivio por aquellos gramos que arrojé. ¿Otra piedrita? ¿Por qué no? ¿Otra más? ¿Qué tal una cuarta?… Pronto empecé a volverme más diestro en el arte de arrojar piedras contaminadas y uno que otro bulto podrido de mi mochila y, más importante aún, ya no envidiaba a aquellos que, cual gallitos de pelea, competían para ver quien rompía el récord de cargar la mochila más pesada. Piedra a piedra, cada vez más eficiente, cada vez más rápido, cada vez más saludable y vuelto a la vida…

Con el tiempo por fin entendí (algo que había leido hace muchos años) de por qué era que mientras unos estudiantes cristianos y musulmanes (de una universidad) contestaban a la pregunta planteada por su profesor,  "¿qué harían si reciben una condena de ser sumergidos al fondo del mar?", diciendo (los primeros) "me arrepentiría de todos mi pecados para irme con Jesús" y (los segundos) "lo aceptaría con resignación pues estaba escrito en el libro de Alá", (por otro lado) el único estudiante judío de la clase contestaba "¡aprendería a vivir bajo el agua!". ¡Claro! Este descendiente de Abraham sabía que es en este mundo donde uno está en capacidad de trascender las limitaciones de nuestro ser finito para conectarnos con el Infinito. 

Entonces, ¿a qué le llamamos sensibilizar con nuestro prójimo? ¿Sentarse a llorar con quienes no quieren sacarse sus mochilas? No. Más bien le invito a que nos terminemos de secar las lágrimas, a que nos levantemos y nos animemos a caminar rumbo a la montaña correcta – a la vez que nos vamos quitando piedras de la mochila –  y a mostrar a otros mochileros con el ejemplo que aun cuando uno haya tenido la mochila más grande del mundo, ES posible cambiar. Avance, estimado lector, para que usted mismo les diga a sus pares "¡vamos para adelante! Si puedo darte una mano, con mis defectos y virtudes, te la doy. Pero no te puedo dar caminando lo que a ti te corresponde".

Y si se pone a pensar cómo sería el mundo si todos camináramos más aliviados y libres, con herramientas de primera calidad en nuestra mochila en vez de piedras putrefactas, se daría cuenta que

comer no es malo, pero meter algo en decomposición al estómago hace daño;
beber no es malo, pero el alcohol industrial sirve para otras funciones;
usar la libre expresión no es malo, pero difamar y mentir es parecido a asesinar;
la política no es mala, pero el mal uso de ella puede arruinar pueblos enteros;
la izquierda no es mala y tampoco lo es la derecha, pero si camina solo a un extremo no podrá ir derecho, de frente a su montaña.

¿La política es un tema vetado para los noájidas? ¡Todo lo contrario! Necesitamos más políticos honestos y mucho mejor si tienen claro que el camino de Dios es el camino de la moderación.

Al igual que con otros tópicos – como familia, amigos, salud mental, salud física, economía y amor al prójimo – hacer pólítica con un sustento de Ética y Moral brotando de las Siete Leyes, no sólo que no "desgasta al ser humano" sino que de hecho lo lleva a conectarse con las necesidades de su pueblo: ¿cómo mejoramos nuestra sociedad? ¿esta ley estorba o ayuda?

¿Decir que un tirano llegó como presidente y se transformó en dictador es odiarlo? "Callar para no perder más" fue la estrategia cómplice usada por Europa: millones pagaron con sus vidas la desidia y quemimportismo. Entonces mi estimado lector si usted quiere saber si seguir los acontecimientos políticos puede

beneficiar su vida como noájida;
enseñarle a ser mejor noájida;
motivarle a encontrar pautas para marcar la diferencia ante el malestar que le rodea;
añadir significado a su vida,

entonces mi respuesta es ¿por qué no? ¿Acaso no le bendijo el Creador a usted (mucho más que a mi) con inteligencia, lógica, sensibilidad y sentido común?

Pero si usted amable lector prefiere leer aquel horóscopo que le dice "hoy es un perfecto día para ti signo noájida: cargarás una vez más tu mochila empedrada", bueno, es su decisión. Usted bien puede escoger que artículo le conviene y cuál no.

Finalmente, con toda la sinceridad de la que soy capaz, quiero hacerle un llamado estimado lector para que active todo su potencial en beneficio de la divulgación apropiada y crecimiento de las Siete Leyes en el mundo hispanoparlante. ¡Usted puede marcar la diferencia! Por mi parte trataré de seguir aportando todo lo que me es posible desde el lugar en el que esté – no hace falta ser coordinador / representante de Fulvida para ello.

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Foto: El monte Sinaí visto desde arriba (Wikipedia – la enciclopedia libre).

Yo plagio, tu plagias… al fin y al cabo el fulanito plagia

No me gustan ni los libros ni las películas de la saga de "Harry Potter", original de la escritora británica J.K. Rowling. En todo caso, cuando estábamos a un par de semanas de la publicación de "Harry Potter y el Misterio del Príncipe" me sorprendió el entusiamo que provocaba entre sus fans acá en Chile. De hecho en un noticiario se reportó que estaban hechas reservas en las librerías para comprar el mentado texto en su versión en inglés – la primera versión en aparecer en todo el mundo.

Todo bien hasta aquí pero la sorpresa más grande – medio risa medio tristeza – fue que dos días antes de que saliera esta versión en inglés, en las aceras de la Alameda santiagueña ya comenzó a circular "a precio de huevo" (como dicen por estas tierras) el mismo texto. ¿Contrabando? No. ¿Copia? Tampoco. ¡Estaba vendiéndose una versión en castellano! Y es que claro, si había demanda para un producto "trucho", ¿cómo no va a haber oferta?

Cuando un entrevistador se acercó a preguntar a los transeuntes que compraban, algunos se hacían los locos. Otros se tapaban el rostro… Otros derechamente decían "¿cómo no voy a comprar si está más barato y además todos lo hacen?".

Bueno. No creo que sea tan distinto el cuadro en los demás de países latinoamericanos. Y, si hay una escepción, por favor cuéntenmela pues hasta donde yo veo parece que en nuestras tierras nos gusta realmente conjugar el verbo plagiar:

Yo plagio,
Tú plagias,
Al fin y al cabo, ¡el fulanito plagia!

¿¿¿Un gobierno democrático???

Algunas personas aún sueñan con ese idilio que enseñan en la escuela de que la democracia es el gobierno para, por y del pueblo. Conozco a varias personas que votan por tal ó cual candidato por considerarlo una persona demócrata. Basta con hacer una encuesta en su comunidad preguntándoles a sus vecinos qué opinan de su gobierno actual (esto no aplica en Venezuela y en algunos otros países de América Latina) para que les digan que es un gobierno democrático.

A mi manera de ver las cosas, y vaya que he sido tildado de demasiado realista en ciertas ocasiones, un gobierno democrático es imposible…. la democracia no es un sistema que sea del agrado de los políticos que gobiernan (de hecho existen dos políticas, la que se hace desde la oposición, que es justa y equilibrada y la que se hace en el gobierno que siempre busca tener un poco más de libertad de lo que debiera).

El país con la más impecable historia política en el hemisferio es EEUU y ni ese país ha logrado la "perfecta democracia" de la que tanto se ufanan los "americans citizens". Sólo investigamos un tanto en los libros y documentos históricos y veremos una guerra civil de cesesión por la negativa de los estados confederados a dar libertad absoluta a los ciudadanos afroamericanos; y luego veremos más adelante como la cultura indígena estuvo suprimida y execrada de la vida cotidiana de los habitantes de las grandes urbes, más tarde veremos las inmensas injusticias cometidas en la época de los derechos civiles, las leyes secas, las imposiciones militares en la primera y la segunda guerra mundial a sus ciudadanos, los inmensos impuestos y pare usted de contar, que hasta el sol de hoy la democracia en el gobierno de los EEUU goza del beneficio de la duda.

Si ese Estado, que ha poseído la misma constitución de 13 principios desde su fundación hasta nuestros días, ese Estado cuyas instituciones son aún más antiguas que cualquier candidato aspirante a presidente, si el gobierno de los EEUU no puede, apelando a los hechos prácticos, considerarse una absoluta democracia.

¿Cómo podemos ufanarnos nosotros, los latinoamericanos, de haber logrado el avance social de tal sistema?

La democracia no es una forma de gobierno, aunque así prediquen mil y un libros del tema, si la sociedad no es democrática, si el colectivo no entiende, no es capaz de asimilar en su justa medida lo que significa ese concepto taaaan profundo, jamás el gobierno podrá siquiera aparentar ser democrático.

Estuve hablando en días pasados con un gran amigo, y comentábamos mientras caminábamos, cuanta desidia ha llegado a la ciudad donde vivimos; de pronto nos vimos envueltos en un cavilar respecto de la independencia… (a veces uno empieza por la nariz y acaba en la cola) y él me preguntaba: ¿por qué "ellos" (los libertadores) hicieron la independencia?

Debo confesar que el mundo en mi mente se detuvo y tal fue mi asombro al ver que una persona  A ESTAS ALTURAS no hubiese comprendido el valor y significado de tal hecho…

Lo único que acerté a decir, reponiéndome inmediátamente de mi asombro, fue lo siguiente, dándole, como a un niño de primaria, una clase bastante sencilla para no atormentar sus pensamientos con muchos conceptos abstractos:

Iniciamos el recorrido cuando los europeos vinieron a América a vivir (eso es lo que llamamos colonización), durante mucho tiempo vivieron familias que tuvieron hijos nacidos en estas tierras, a ellos, por haber nacido acá se les empezó a llamar "criollos", como los europeos fueron gente de poder por sobre los habitantes de este continente, los usaron como empleados suyos… pero algunos indígenas no tenían la suficiente resistencia para los trabajos que se determinaron hacer los europeos (básicos para la sustentación como sembrar productos alimenticios, criar animales, pescar, sacar minerales para proveerse de dinero, etc’s) entonces compraron "esclavos" a reinos africanos para su uso en estas tierras.

Ahí comenzó a haber en América tres culturas diferentes, los aborígenes nativos, los europeos y los de ascendencia europea también nativos y los venidos de África y sus hijos nativos también.

Como todas esas culturas comenzaron a socializar (no nos detendremos en los pormenores de esta socialización injusta y discriminatoria) y tuvieron hijos y esos hijos tuvieron hijos; los que nacían acá, ya hubieren sido de uniones entre blancos, o entre negros, o entre indios, o mixtos, reconocían como su tierra a esta tierra.

Como las extensiones coloniales eran inmensas, pues el continente es muy grande, los gobiernos europeos dividieron sus territorios en América en Provincias, Capitanías Generales y Virreinatos, para facilitar el auto-gobierno local… Pero ésto empezó a generar en la población un sentido de pertenencia por ese lugar que agrupaba provincias (en algunos casos el Virreinato y en otros la Capitanía General), porque cada lugar tenía un nombre que abarcaba a mucho territorio y cuando la gente debía dar sus señas, indicaban que provenían de ese lugar amplio llamado Venezuela, ó Rio de la Plata, Perú ó Chile, este sentido de pertenencia generado comenzó a hacer que los nativos (de todos los orígenes culturales) quisieran administrar lo que ellos creían eran SUS recursos… porque a pesar de ser ésta su tierra los gobernantes provenian aún de Europa (en el caso español más que todo).

Esto fue el pie para los movimientos de independencia y lo que trajo como consecuencia nuestra separación (forzada) del Reino de España.

Gracias a D’ el joven entendió el asunto y pudimos proseguir con el tema del caos en el país.

Pues bien, este ejemplo ilustra en cierta medida lo que es mi percepción de la democracia… No se puede lograr que un gobierno sea demócrata si uno no ha entendido lo que vale el concepto, no se es libre hasta que no se sabe qué es la libertad.

¿Conoces ó crees conocerla?

Dí­a de la Madre

En muchas partes del mundo se celebra el día de hoy, el segundo domingo de Mayo, el "Día de la Madre".
Como suele ocurrir, esta jornada está sumamente teñida de un sentido materialista, comercial.
En la TV nos bombardean con ideas para regalar a mamá: electrodomésticos, DVDs, libros, perfumes, cremas, masas, postres, viajes, ropa, zapatos, celulares, etc.
Por donde vayamos la gente anda de compras, al menos un ramillete de flores para la madre, esa que hay una sola (y para la suegra, esa que… bueno… la suegra…).
Están incluso los que visitan el cementerio, para hacerle un rato de compañía a la difunta madre.
Es un día especial, no hay dudas.

Algunas personas me habían preguntado si un noájida puede participar de este día, pues en su vida anterior, cuando eran esclavos de la más perversa de las idolatrías (la de Jesús), les habían inculcado que es "pecado, satanás, infernal, etc." este día.

La respuesta es simple.
¡Por supuesto que podemos alegrar a nuestras madres este día!
Podemos incrementar nuestro amor, respeto y veneración por ellas.
Hacer este día el inicio de una mejor relación con nuestros padres e hijos.
Agradecer, aunque sea simplemente con un "gracias" a nuestra madre por tanto que nos ha dado.
Perdonar, que es tan difícil, a nuestra madre por aquellas torpezas con las que nos dañó.
Aprender de sus consejos, ejemplos, errores y aciertos.
En fin, es un día para aprovechar por completo y que tengamos dicha y crecimiento.

Si esta fecha hubiera sido el 15 de Agosto, o en cualquier otra fecha idolátrica.
Si "la Madre", fuera "la madre de algún dios", o "la Madre Tierra", o "la Madre celestial", por supuesto que estaría terminantemente prohibido participar de cualquier celebración, ni siquiera podríamos -como fieles a Dios- expresar algún gesto particular hacia nuestras madres este día.
Pero, el origen de esta celebración es laica, ajena -hasta donde estoy informado- de raíces idolátricas o de otras perversiones.

Así pues, celebremos este día, compremos algún regalito si tenemos el deseo y el dinero para hacerlo; pero recordemos que las mamás suelen querer algo más que un objeto envuelto en papel de regalo… las mamás suelen querer a sus hijos.

Un muy feliz día para mamá, para mi señora, para mi suegra y para todas esas mamás que hacen que este mundo sea un buen lugar para vivir.

La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 11

  Junto al antisionismo, la otra manifestación de la judeofobia contemporánea es la Negación del Holocausto (NH). Ambos son un intento por reescribir la historia reciente, y por ello se presentan juntos. Porque, si no se justifica el Estado judío (como arguye el antisionismo) debe de ser porque el sufrimiento judío es una maliciosa fantasía (como plantea la NH)…   La judeofobia fue muy activa durante la dictadura militar en la Argentina 1976-1983. De entre los miles de "desaparecidos", los judíos eran la víctima favorita en los centros de tortura… Entre los periodistas que defendían el régimen, Enrique Llamas de Madariaga difundió por la televisión estatal un programa insidioso (30/10/1980) bajo la consigna de que "Si los persiguieron durante cuatro mil aos, por algo será".

 


 

Unidad 11: La Negación del Holocausto – La judeofobia actual

Por: Gustavo Perednik   

Junto al antisionismo, la otra manifestación de la judeofobia contemporánea es la Negación del Holocausto (NH). Ambos son un intento por reescribir la historia reciente, y por ello se presentan juntos. Porque, si no se justifica el Estado judío (como arguye el antisionismo) debe de ser porque el sufrimiento judío es una maliciosa fantasía (como plantea la NH).

En Mi patria, Palestina; el sionismo, enemigo del pueblo (publicado en Alemania en 1975) Ahmed Hussein sostiene que el promotor de la judeofobia es el sionismo, interesado en que los judíos huyan hacia Israel. Así se reitera el ardid de poner a la víctima como victimario. "La mejor propaganda para el Estado de Israel es el judío muerto", explica sin rodeos Hussein y agrega: "después de estudiar profundamente el tema, y basado en eruditos, he llegado a la conclusión de que durante la Segunda Guerra Mundial ni un solo judío fue muerto por ser judío… Sólo la mentira de los seis millones posibilitó la presión sionista para establecer el Estado de Israel y su financiamiento con capital alemán".

Una variante aun más cruel del mismo argumento, es que los sionistas se asociaron con los nazis para exterminar judíos. La expuso Lenni Brenner, muy difundido en la URSS, y llegó al escándalo en Londres en 1987 cuando el Royal Court Theatre decidió no presentar la obra Perdition de Jim Allen, que sostenía esa calumnia. Era en palabras del autor "el ataque más letal contra el sionismo escrito jamás".

Un rastreo de los comienzos de la NH nos lleva al Holocausto mismo, durante el cual por lo menos dos cabecillas nazis, Martin Bormann y Heinrich Himmler, prohibieron toda mención pública de la "Solución Final". Pero por entonces el objetivo de la NH se limitaba a preservar la inconsciencia judía acerca de la dimensión del ataque, a fin de asesinarlos sin resistencia.

Después de la guerra, fueron trotskistas y anarquistas franceses quienes curiosamente iniciaron la NH al descalificar la evidencia del genocidio como "propaganda stalinista". Su primer libro fue Desenmascarando el mito del Holocausto de Paul Rassinier (1964).

En 1979 la NH se organizó en un prolífico Instituto para la Revisin Histórica (IHR) en Torrance, California, que mantiene convenciones anuales y publica el trimestral Journal of Historic Review, enviado sin cargo a doce mil historiadores norteamericanos. Su mentor, Willis Carto, de vieja militancia nazi, fundó el Liberty Lobby (la propaganda judeofóbica más grande de los EE.UU.). El IHR es pseudoacadémico; aunque convoca a profesores, todos ellos carecen de títulos en historia (Rassinier estudió geografía, Butz ingeniería electrónica, Faurisson literatura, etc.).

Desde 1991 uno de ellos, Bradley Smith, coloca avisos en los diarios de las universidades americanas en nombre del CODOH (Comité para el Debate Abierto sobre el Holocausto). Lograron reclutar a un tal David Cole de padres judíos, y a un comentador militar británico, el neonazi David Irving, cuyo best-seller La Guerra de Hitler (1977) esgrimía que Hitler nunca supo que los judíos eran asesinados en Europa.

La NH nos plantea un serio dilema: perdemos al refutar sus argumentos (ya que de este modo los legitimamos como "opinión para abrir el debate acerca del Holocausto"), pero también perdemos si no les contestamos ("los judíos carecen de argumentos"). Los métodos para confrontar el fenómeno merecerían una clase especial que, nuevamente, escapa al marco de nuestro curso. Pero debo mencionar los cuatro niveles de la NH, en orden de la sofisticación de sus argumentos: 1) el Holocausto nunca ocurrió; 2) las cifras fueron abultadas; 3) no hubo ningún plan sistemático de exterminio; 4) en cada guerra hay Holocaustos, y los judíos cacarean sólo el suyo como si fueran los monopolizadores del dolor.

La NH es un fraude peligroso, porque al blanquear los crímenes del nazismo hace posible su reedición, y disemina el odio bajo la excusa de "libertad de expresión" mientras transgrede doblemente la ley: por apología del delito y por incitación a la violencia.

La NH ha expandido la mitología judeofóbica. A leprosos, adoradores de asnos, deicidas, pueblo testigo, asesinos de nios, bárbaros, virus racial, explotadores, confabuladores internacionales y racistas, se agrega ahora el de "inventores de Holocaustos".

La Judeofobia en América

Desde la misma creación de los Estados americanos, los judíos fueron activos en ellos. Por ello no hizo falta su Emancipación legal como en Europa, en donde, según vimos, la judeofobia moderna fue una reacción (inmediata o tardía) contra la Emancipación. Por ello en las Américas la judeofobia puede entenderse parcialmente como un vicio importado.

Aunque en 1654 hubo en New York (por entonces New Amsterdam) un intento de expulsar a los judíos por parte del gobernador holandés Peter Stuyvesant, en general, antes de la independencia de las colonias de Norteamérica, los judíos no sufrieron agresiones físicas, y otras minorías fueron más atacadas.

Durante la Guerra de Secesión norteamericana desde ambos bandos se acusó a "los judíos" de ayudar al enemigo, y el 17/12/1862, Ulysses Grant (el victorioso general de la Unión y 18vo. presidente americano) ordenó la expulsión de todos los judíos de Tennessee. Esta Orden General Número 11 fue revertida por el presidente Lincoln, después de que ya se había aplicado en varias ciudades.

En la última década del siglo pasado apareció una judeofobia más nítida, no como respuesta a Emancipación sino a una brecha cultural frente a los inmigrantes. Según vimos, en 1881 comenzó en Rusia la era de los pogroms y el éxodo más grande de la historia. En 1890 habían ingresado a los EE.UU. más de un millón y medio de judíos, y para 1920 ya eran tres millones.

Parte de la población veterana receló de los recién llegados. Henry Adams (bisnieto del segundo presidente americano) escribía: "La atmósfera judía me hace sentirme aislado. Los judíos van a controlar completamente las finanzas y el gobierno de este país, o estarán muertos". En su novela Las columnas del César (1890), Ignatius Donnelly cuenta que los judíos toman el poder para vengar sus padecimientos en los cristianos. El corolario de esta animosidad fue el "restrictionismo" o movimiento antiinmigratorio. Uno de sus mentores, Madison Grant, en El paso de la gran raza (1916) endilgó a los judíos el mestizaje de la nación. El movimiento logró en 1924 la limitativa Acta de Inmigracin.

Pero la norma fue otra. Los presidentes y líderes norteamericanos expresaron con frecuencia su gran estima por el pueblo judío. Los padres fundadores de los EE.UU. compartían las raíces de los puritanos ingleses quienes, a partir de su amor por la Biblia, revaloraron de ella su idioma, su tierra y su nación. Cuando la Rusia zarista se negó a emitir visas de visita a judíos americanos y dio maltrato a los pocos que las obtuvieron, el gobierno norteamericano canceló en 1911 un viejo Tratado Ruso-Americano.

Si hubo similitudes entre la judeofobia americana y la europea, la escala siempre fue mucho más pequea. Por ejemplo, "el Affaire Dreyfus" americano tuvo lugar en 1913 en Atlanta, cuando el ingeniero Leo Frank fue acusado de asesinato por la sola evidencia del testimonio del principal sospechoso. La Jeffersonian Magazine exigía la ejecución del "abominable, perverso judío de Nueva York" y su editor creaba la Orden de los Caballeros de Mary Phagan (tal era el nombre de la asesinada) para boicotear todos los negocios judíos de Georgia. Dos aos después de comenzado el juicio, Frank fue arrancado de su celda y linchado. Se trató del primer caso de asesinato judeofóbico en los EE.UU., y el último hasta los recientes episodios de Crown Heights. En estos, norteamericanos de color arremetieron contra judíos al azar (mataron a uno) en "venganza" porque dos nios negros murieron atropellados cuando un conductor jasídico perdió el control de su auto.

El parecido con el escenario europeo es más claro en algunos países de Latinoamérica, en donde la judeofobia es más p. Los fundadores de los Estados latinoamericanos no se educaron en el amor puritano por la Biblia y su pueblo; el ambiente de muchos de ellos fue la Iglesia inquisitorial espaola. El caso argentino fue especialmente oscuro, y a él nos referiremos en particular, teniendo en cuenta que se trata de la comunidad más grande y la que más judeofobia sufrió. En el resto de los países el odio antijudío fue casi siempre marginal, y la historia de cada uno escapa a los marcos de nuestro curso.

En los EE.UU. la estela del caso de Leo Frank se disipó en la unidad nacional que acompaó la Primera Guerra Mundial. La posguerra volvió a destapar la judeofobia, debido al temor de que los valores y estilo de vida tradicionales fueran amenazados por la inmigración masiva, por la creciente población urbana y por el liberalismo religioso. El Ku Klux Klan (grupo racista, reaccionario y judeofóbico) llegó en 1924 a cuatro millones de miembros. Como hemos visto, los Protocolos eran difundidos por Henry Ford. Su campaa se detuvo en 1927 con un pedido público de disculpas.

En 1922 la discriminación en la educación se transformó en un tema de debate nacional cuando la Universidad de Harvard anunció que estaba considerando un sistema de cuotas para estudiantes judíos. Aunque el plan fue eventualmente abandonado, las cuotas se aplicaron por medios velados en muchas instituciones terciarias, a fin de limitar el muy alto número de judíos que asistían a ellas (aun para 1945 Dartmouth Colege admitía abiertamente un sistema de cuotas para estudiantes judíos).

El acceso de judíos también estaba limitado para puestos en bancos, compaías de seguro, empresas públicas, hospitales, grandes estudios jurídicos y planteles académicos universitarios. Esta restricción dio en llamarse la judeofobia "cortés" en los EE.UU., que tuvo en los aos treinta un impulso ideológico, con la noción de que "los judíos dominaban el gobierno de Franklin Roosevelt, causaban la gran depresión económica, y querían arrastrar a los EE.UU. a la Segunda Guerra contra una admirable Alemania que surgía".

El principal vocero fue el sacerdote Charles Coughlin, cuyo programa semanal de radio atraía a millones de personas. Cuando en 1942 se supo del Holocausto, la Iglesia ordenó a Coughlin cesar toda actividad no-religiosa. (Es notable cómo ecos de esa voces se escucharon en los EE.UU. a principios de esta década, como la del líder republicano Pat Buchanan cuando acusaba a "los judíos" de arrastrar al país a una guerra contra Irak). En la década del cuarenta la vanguardia aislacionista fue el Comité por América Primero, que incluyó al héroe de aviación Charles Lindbergh. Aun en 1944 una encuesta pública mostró que un cuarto de los norteamericanos veían en los judíos "una amenaza". Pero a partir de la Segunda Guerra, la judeofobia americana descendió notablemente, excepto entre los negros.

En efecto, a pesar de la activa participación de israelitas en el movimiento civil por los derechos de los negros en los aos cincuenta, el movimiento de Poder Negro generó fricciones en las relaciones con los judíos. Nació una forma americanizada del Islam que atrajo a millares de negros en busca de identidad, precisamente en el período de guerra entre el mundo islámico y el Estado judío.

Uno de sus líderes más extremos, Kwame Ture (ex-Stokely Carmichael) declaró en el setenta "nunca haber admirado a un hombre blanco, pero Hitler fue el más grande de entre todos ellos". Expresiones similares de odio se escuchan hoy por parte de Louis Farrakhan y otros jefes del grupo Nación del Islam. Allí se concentran hoy los peligros de la judeofobia en los EE.UU.

En cuanto a Sudamérica, la evidencia de judíos participando en la lucha independentista es más tenue que en el Norte, y se dio en casos como el de Alejandro Aguado en la Argentina. A este país, los judíos fueron explícitamente invitados por el gobierno. En decreto presidencial del 6/8/1881, se enviaba a un agente que atrajera a la Argentina a quienes huían de los pogroms. Hubo alguna reacción hostil contra esa invitación, incluida la de uno de los máximos próceres argentinos, Domingo F. Sarmiento, en El Diario de 1888.

Pero el verdadero comienzo de la judeofobia es literario, relacionado a la novela La Bolsa (publicada en 1891 en el prestigioso diario La Nación). En una época en que virtualmente no había judíos en la Argentina, el autor Julián Martel los culpa de la crisis financiera y de la clausura de la Bolsa de comercio, en un libro que constituye un mediocre remedo del francés Drumond. En rigor, la judeofobia de La Bolsa tuvo que ver, más que con la novela en sí, con la glorificación que le dedicaron grandes intelectuales argentinos, al punto de que el texto fue por décadas lectura obligatoria en las escuelas.

Las tensiones con el judío real, con el inmigrante, se dieron sobre todo cuando los sectores más conservadores tendían a identificar bajo el común epíteto de "ruso" tanto a los judíos como a los revolucionarios de Rusia. El detonante para esa reacción fue el asesinato del jefe policial de Buenos Aires, Ramón Falcón, quien había reprimido en forma sangrienta la manifestación del Primero de Mayo de 1909. Ese ao Falcón fue muerto por Simón Radowitzky, de diecisiete aos de edad, un judío recién inmigrado y, para el caso, doblemente "ruso".

A pesar de que la comunidad judía (de la que Radowitzky estaba totalmente desvinculado) hizo todo lo posible por distanciarse del hecho, un ataque físico se lanzó contra los judíos indiscriminadamente el 15/5/1910, en plenos preparativos para celebrar el centenario de su revolución independentista argentina.

La judeofobia creciente estalló unos aos después, en 1919, en el marco de la llamada Semana Trágica, que comenzó como represión a una huelga. Ese ao la Liga Patriótica fue fundada por Manuel Carlés, abuelo de quien fuera en las dos últimas décadas cabecilla del Partido Nacionalista Social argentino.

El periodista ídish Pedro Wald fue detenido acusado de tramar un "gobierno maximalista judío en la Argentina". Al salir de la cárcel torturado escribió la novela Koshmar (pesadilla). Así relató los episodios del 9/1/1919: "…salvajes eran las manifestaciones de los nios bien que marchaban al grito de ‘¡Mueran los judíos!;¡Muerte a los extranjeros y maximalistas!’ Refinados, sádicos, torturaban y programaban orgías… Detienen a un judío y luego de los primeros golpes comienza a brotar un chorro de sangre de su boca; acto seguido le ordenan cantar el himno nacional. No lo sabe; lo liquidan en el acto… No se selecciona. Pegan y matan a quien encuentran…"

El 10 de enero fueron asaltados los locales de las organizaciones Avangard y Poalei Tzion y la Asociación Teatral Judía (IFT). Todo fue arrojado a la calle y quemado, mientras la guardia civil azotaba y robaba. La policía montada observaba cómo ardían en la noche muebles, biblioteca y archivos. Entre otros testimonios reveladores, dos son elocuentes, de un judío y un cristiano.

Escribió el primero, José Mendelson: "Jinetes de la policía arrastraban a los viejos judíos desnudos por las calles de Buenos Aires, les tiraban de sus encanecidas barbas, y cuando ya no podían correr al ritmo de sus caballos, su piel se desgarraba raspando contra los adoquines, mientras los sables y látigos de los hombres de a caballo golpeaban sus cuerpos… En el Departamento Central de Policía pegaban espaciosamente. Cincuenta hombres, ante el cansancio de azotar, se alternaban para cada judío… En la comisaría 7ma. los soldados, vigilantes y jueces, encerraron a los judíos en los baos, donde los torturadores tiraban en forma salvaje de sus bocas, mientras la policía argentina y los soldados les orinaban en la boca…"

El segundo testigo presencial fue Juan Carulla: "Oí que estaban incendiando el barrio judío y hacia allí me dirigí. Al llegar a la Facultad de Medicina, me tocó presenciar el primer pogrom en la Argentina. En medio de la calle ardían piras formadas con libros… se luchaba dentro y fuera de los edificios… se acusaba a un comerciante judío de hacer propaganda comunista pero el cruel castigo se hacía extensivo a otros hebrbajo los gritos de ‘¡Mueran los judíos!’ Pasaban a mi vera viejos barbudos y mujeres desgreadas. Nunca olvidaré el rostro pálido y la mirada suplicante de uno de ellos al que arrastraban un par de mozalbetes, así como la de un nio sollozante que se aferraba a la vieja levita negra, ya despedazada, de otro de aquellos pobres diablos". El saldo en vidas de aquella Semana Trágica fue de ochocientos muertos y cuatro mil heridos.

Con el auge del nazismo en Europa, recrudeció la judeofobia de publicaciones y grupos "germanófilos" nacionalistas. Uno de los más difundidos escritores argentinos, Hugo Wast (seudónimo del director de la Biblioteca Nacional, Martínez Zuviría) publicó en 1935 un par de novelas que difunden el mito de la conspiración judía, El Kahal y Oro. Ese ao se creó la DAIA, nacida para defender los derechos judíos. Zuviría llegó a ser ministro de educación del país en 1943.

Las bandas y las publicaciones nacionalistas no cejaron después de la guerra, y para la década del sesenta la más activa banda judeofóbica argentina fue Tacuara, que tenía por mentores a los sacerdotes Alberto Ezcurra y Julio Meinville. En connivencia con el representante de la Liga Arabe Hussei Triki, Tacuara secuestró, torturó y asesinó. A los padres del estudiante asesinado Raúl Alterman enviaron una explicación: "Nadie mata porque sí nomás; a su hijo lo han matado porque era un perro judío comunista… Si no están conformes, que se retiren todos los perros y explotadores judíos a su Judea natal". Este caso, como los otros crímenes de la judeofobia argentina, quedaron impunes, y esta regla incluye a las voladuras en los últimos aos de la Embajada de Israel y del edificio comunitario AMIA.

Con todo, hay que tener en cuenta que la peligrosidad de grupos como Tacuara no deriva de sus acciones violentas ni de su propaganda nazi, sino de la medida en que están cerca del poder. En este caso, amplios sectores del partido mayoritario, el peronista, apoyaban a la agrupación judeofóbica. En rigor, el parámetro para medir el peligro de la judeofobia en un país determinado, no debe ser el tamao de sus organizaciones, sino su cercanía al poder.

Una versión local de los Protocolos aparece en la Argentina cuando en 1971 un profesor de economía de la Universidad de Buenos Aires, Walter Beveraggi Allende, difundió la patraa del Plan Andinia, supuesto complot para desmembrar la Patagonia de la Argentina y crear allí otro Estado judío. Su denuncia fue llevada a la Confederación del Trabajo y a diversos medios periodísticos. Cuatro aos después Beveraggi publicó La inflación argentina, en cuya tapa la Argentina aparecía crucificada con estrellas de David por el estereotipo de un judío. El periodista Jacobo Timerman narró que cuando era interrogado por la dictadura militar de los aos ochenta, se le exigían detalles del Plan Andinia.

Aunque la judeofobia tiende a ser más visible durante gobiernos democráticos (sobre todo en la transición) en esos momentos se halla más alejada de las cúpulas. Durante las dictaduras, por el contrario, se encuentra encaramada en el poder y precisamente por ello a los gobiernos les es más fácil dominarla. Por ejemplo, la judeofobia fue muy activa durante la dictadura militar en la Argentina 1976-1983. De entre los miles de "desaparecidos", los judíos eran la víctima favorita en los centros de tortura. Pero salvo excepciones (como la del general Ramón Camps) no abundaban las expresiones de judeofobia oficial. Entre los periodistas que defendían el régimen, Enrique Llamas de Madariaga difundió por la televisión estatal un programa insidioso (30/10/1980) bajo la consigna de que "Si los persiguieron durante cuatro mil aos, por algo será".

El estudio de cada uno de los otros países excedería las posibilidades de nuestro curso, pero con gusto contestaré las preguntas de estudiantes interesados en la judeofobia de alguna nación específica (recordar: <gustavop@jazo.org.il>).

En la próxima, nuestra última clase, analizaremos el fenómeno de la judeofobia de modo global y ofreceremos para el mismo algunas explicaciones.

 

La Naturaleza de la Judeofobia (G. Perednik) – Unidad 10

  A diferencia de Marx y otros socialistas sobre los que veníamos reflexionando, el arquitecto de la revolución bolchevique, Vladimir Lenin, demostró estar exento de judeofobia. Al oponerse a la judeofobia de los zares afirmó que "ningún grupo nacional en Rusia está tan oprimido y perseguido como el judío"…  Lamentablemente la actitud personal de Lenin fue eclipsada por el establishment comunista, que desde el comienzo negó específicamente a los judíos el derecho de autodefinirse…  La judeofobia se transformó, según August Bebel, en "el socialismo de los tontos", con la salvedad de que por primera vez un movimiento judeofóbico se ocupaba en insistir que no lo era: la campaña fue llevada a cabo según veremos, bajo el epíteto de antisionista.

 


 

Unidad 10: Rusia: entre Zares y Soviets (II)

Por: Gustavo Perednik   

A diferencia de Marx y otros socialistas sobre los que veníamos reflexionando, el arquitecto de la revolución bolchevique, Vladimir Lenin, demostró estar exento de judeofobia. Al oponerse a la judeofobia de los zares afirmó que "ningún grupo nacional en Rusia está tan oprimido y perseguido como el judío". De este modo Lenin pasó un doble examen: la admisión pública del sufrimiento israelita, y la predisposición a combatir la judeofobia.

Una tercera prueba de la que salió airoso es que nunca usó políticamente el odio antijudío. Por ejemplo, en sus discusiones con el Bund (partido socialista judío) Lenin no endilgó a su judeidad ser causa (ni siquiera parte) del problema. Tampoco se dejó arrastrar a ello cuando una joven hebrea atentó contra su vida.

Lamentablemente la actitud personal de Lenin fue eclipsada por el establishment comunista, que desde el comienzo negó específicamente a los judíos el derecho de autodefinirse. Sólo a ellos se prohibió toda aspiración nacional (no nos referimos solamente a la religión, ya que aquí los judíos no tuvieron el monopolio de la hostilidad comunista). El idioma hebreo fue declarado subversivo y se envió a prisión a quienes lo ense¤aban o estudiaban. Más aún, el gobierno comunista destruyó sistemáticamente la vibrante vida comunitaria judía en Rusia.

La judeofobia se transformó, según August Bebel, en "el socialismo de los tontos", con la salvedad de que por primera vez un movimiento judeofóbico se ocupaba en insistir que no lo era: la campa¤a fue llevada a cabo según veremos, bajo el epíteto de antisionista.

Desde 1919 el sionismo fue definido como movimiento contrarrevolucionario. Junto con él fueron prohibidas las cientos de escuelas judías del país. Los ejecutores de la obra de destrucción fueron principalmente las fieles Ievsektzia (secciones judías del Partido Comunista).

Después de la muerte de Lenin en 1924, José Stalin se transformó en dictador de Rusia por tres décadas. Durante ese lapso la judeofobia soviética se desembozó (el odio personal de Stalin por los judíos es evidente, entre otras fuentes, en las memorias de su hija). El "problema judío" era el que presentaba un grupo con características de pueblo pero para el que tal definición estaba ideológicamente prohibida (porque no podían exhibir con claridad territorio e idioma en común).

Para "problema" se propuso la solución de Birobidzhán, un área de 35.000 km2 en el lejano Este. Por medio del traslado de los judíos allí, el gobierno podía detener la expansión japonesa (el territorio linda con Machuria) y al mismo tiempo arrancar apoyo financiero de los judíos del exterior. Asimismo, las Ievsektsia veían en Birobidzhán una alternativa contra el sionismo.

El 28 de marzo de 1928 se tomó la decisión y unos días después comenzó la migración. Ese a¤o se prohibió toda publicación en hebreo y muchos escritores judíos fueron arrestados, mientras en Birobidzhán se establecían varias escuelas, un teatro y un periódico en ídish. Incluso mil quinientos judíos comunistas inmigraron desde el exterior. A pesar de la propaganda, empero, salvo el a¤o récord de 1941, los israelitas nunca llegaron a ser ni el diez por ciento de la población general de la región.

Para 1930, como las Ievsektsia habían conseguido la destrucción de la mayor parte de la vida cultural judía en la URSS, pasaron a ser innecesarias para el régimen y se procedió a su expedita eliminación. Sus líderes, aunque habían sido fieles stalinistas, fueron ejecutados (incluido el jefe Simón Dimanstein) o murieron en la cárcel (como el editor del diario Moishe Lirvakov). Como vimos en el caso alemán, ni siquiera la respuesta del auto-odio salvó a los intelectuales judíos. Osip Mandelshtam, uno de los más refinados poetas rusos de la historia, a pesar de haberse declarado "alérgico a los olores judíos y a los sonidos de la jerga judía" fue arrestado en 1934 y murió en un campo de detención del lejano Este.

Ese a¤o se le otorgó a Birobidzhán el status oficial de Región Autónoma Judía y el mentor del proyecto, Mijail Kalinin, predijo que "en una década será el único baluarte de la cultura nacional judía socialista". Dos a¤os después, empero, las purgas de Stalin marcaron una escalada judeofóbica. Ya no se censuraron los ataques populares antijudíos, y el gobierno se lanzó a la liquidación final de las instituciones judías y sus líderes. Fue un golpe del que ni siquiera Birobidzhán ya se repondría.

Hubo una circunstancia que, con todo, congeló la animosidad soviética contra los judíos. El nazismo entronizado no cesaba de fustigar a los comunistas como "lacayos judíos", lo que por reacción gestó una línea oficial antijudeófoba de parte del Kremlin. Entre 1934 y 1939 la URSS expresó "sentimientos fraternales para con el pueblo judío en reconocimiento a su participación en el socialismo" e incluso mencionaba el origen judío de Marx (un dato que se sustrajo de la Enciclopedia Soviética a partir de 1952).

Esa calidez se apagó con la firma en 1939 del pacto de no-agresión nazi-soviético que llevó a la Segunda Guerra Mundial dos semanas después. Stalin reemplazó a su principal diplomático (Litvinov, de origen judío) por Molotov (con quien los alemanes estuvieron dispuestos a firmar el tratado) y se comprometió ante Hitler a que el resto de los judíos encumbrados en Rusia también serían suplantados. El Kremlin felicitaba al Tercer Reich por "su lucha contra la religión judía", y la prensa y radio soviéticas escondieron sistemáticamente los informes acerca de la brutalidad judeofóbica del nazismo. Aun los comunistas alemanes que habían huido, fueron extraditados a Alemania, judíos incluidos.

Algunos argumentaron que todo era un ardid de Stalin para ganar tiempo y así armarse para la inevitable guerra con el Tercer Reich, pero fue obvio que los partidos comunistas por el mundo abandonaron toda crítica a los males del fascismo o a la judeofobia nazi.

Por ello, cuando un par de a¤os después Rusia fue invadida por Alemania, los soviéticos debieron esforzarse en recuperar la opinión pública mundial. Dos meses después de la invasión organizaron el Comité Anti-Fascista Judío (CAFI) conformado por figuras públicas e intelectuales. El 24 de agosto de 1941 los medios rusos anunciaban que "los representantes del pueblo judío se reunieron a fin de convocar a nuestros hermanos judíos a través del mundo para ayudar el esfuerzo bélico soviético".

A pesar de este gran giro, la condena soviética al nazismo se limitaba a vituperar "el asesinato de gente pacífica e inocente" pero se negó consistentemente a presentar a los judíos como blancos predilectos de los nazis. Por lo menos 200.000 judíos morían combatiendo en el Ejército Rojo, y muchísimos eran distinguidos por su heroísmo, pero los jerarcas stalinistas no interrumpieron la ejecución de militares judíos, quienes eventualmente fueron rehabilitados post-mortem después de la muerte de Stalin.

El CAFI, encabezado por Salomón Mijoels, publicó una revista en ídish, emitía un programa de radio, y en 1943 viajó en campa¤a recaudatoria a los EE.UU., Inglaterra y otros países. Las comunidades judías por doquier los recibieron con entusiasmo ya que su visita marcó el reinicio de los lazos entre los hebreos soviéticos y el resto de la judería, lazos que se habían cortado con la revolución bolchevique.

Una vez concluida la guerra, y a pesar de que las atrocidades nazis fueron reveladas al mundo, la ocultación del martirio judío continuó impávida. Toda referencia a que la ocupación alemana de la URSS había perjudicado especialmente a los judíos, era censurada por los voceros oficiales soviéticos por "crear tensiones étnicas". Los libros y películas acerca de la Segunda Guerra ignoraron constantemente la existencia del Holocausto, virtualmente hasta el punto de la negación. En una película rusa de casi una hora que se exhibía a quienes visitaban Auschwitz (allí habían sido asesinados un millón y medio de judíos) la palabra judíos no era pronunciada ni una sola vez.

El escritor ídish Vasili Grossman preparó un Libro Negro de los crímenes nazis contra los judíos en tierra soviética, pero el libro fue prohibido después de que hubo ingresado en la imprenta. Al régimen no le bastó negar el Holocausto (por omisión) sino que llevó esa política hasta el ultraje cuando usaba las atrocidades nazis precisamente para incrementar la judeofobia, por medio de vincular el nazismo con el sionismo.

Las publicaciones del CAFI fueron finalmente prohibidas, y en enero de 1948 su presidente Mijoels fue asesinado por la policía secreta soviética. Ese a¤o se perpetraron nuevas purgas para poner punto final a toda actividad judía. En Birobidzhán mismo se clausuraron el teatro y las escuelas ídish. La población judía de la Región Autónoma Judía había llegado entonces a 30.000 personas, y comenzó su rápida e irreversible disminución. El gran plan de emigración judía pasaba a la historia.

El CAFI fue liquidado con todas las instituciones que habían sobrevivido, recrudeció el embate contra el sionismo, y se lanzó una caza de brujas contra los nuevos enemigos, los Cosmopolitas. En efecto, para fines de 1948 los escritores judíos y las figuras públicas más prominentes ya habían sido arrestados. Durante un juicio secreto en 1952, fueron acusados de conspirar para separar la península de Crimea de la URSS y crear allí "una república judía burguesa que serviría de base militar para nuestros enemigos". Veintiséis escritores judíos (muchos de ellos leales stalinistas) fueron ejecutados el 12 de agosto de 1952 (desde entonces y hasta hace algunos a¤os, en esa fecha se expresaba el Día de Solidaridad con los Judíos de la URSS).

El término Cosmopolitas se aplicó peyorativamente en la URSS a los intelectuales judíos, a partir de noviembre de 1948, que fue el a¤o pico del chauvinismo ruso en su lucha contra la influencia occidental. El uso del término comenzó en diario Pravda, en denuncias contra los "que no tienen patria" (¡en el país del internacionalismo!). "Patriotas" rusos acudían a "desenmascarar" israelitas en las artes y las letras. Primero revelaban los nombres verdaderos de los judíos que usaban seudónimos, luego abultaban su influencia real, y finalmente "mostraban" cómo los judíos escondían su identidad detrás de nombres rusos para difundir desprecio por Rusia (ejemplo de este "desprecio" era que sugerían que escritores rusos habían sido influidos por poetas Cosmopolitas como Heine o Bialik).

Esta campa¤a fue el primer ataque oficial contra los judíos soviéticos como grupo. Aunque atemperó en mayo de 1949, se la considera el comienzo de los llamados A¤os Negros que se extendieron hasta la muerte de Stalin, y durante los que fueron arrestados también los principales rabinos (Epstein, Lev, Lubanov, etc.), muchos de los que murieron en campos de trabajo.

La judeofobia fue un importante instrumento de la política stalinista durante la Guerra Fría, extendida más allá de las fronteras de la URSS. En Checoslovaquia, por ejemplo, en 1952 fueron detenidos catorce jerarcas del Partido Comunista bajo acusación de conspirar contra el Estado. Once de ellos eran judíos, incluido el Secretario General del partido, Rudolf Slansky. El Proceso Slansky fue supervisado por agentes moscovitas especialmente enviados a Praga. Por primera vez en la historia, un foro comunista con autoridad proclamó abiertamente la existencia de una conspiración judía internacional.

Se reiteraba una y otra vez el origen judío de los acusados, y se atribuían sus supuestos crímenes a esa causa primera. La fiscalía los estigmatizaba como sionistas, aun cuando todos los acusados siempre se habían opuesto al sionismo. Durante el juicio, se atribuyó la crisis económica checa a "los judíos". (Me permito la digresión de recordar a mis estudiantes que hace un mes el Premier de Malasia Mahatie Mohamad, culpó a "los judíos" de la caída de la moneda malaya. Aunque en Malasia no hay ni un solo judío, las críticas que se oyeron contra la declaración fueron apagadas por una multitudinaria manifestación de apoyo popular a Mohamad).

En Praga de 1952, la embajada de Israel pasó a ser baldonada como un centro mundial de espionaje y de subversión anticheca. Ocho de los acusados fueron ejecutados y los tres restantes condenados a prisión perpetua. Cientos de judíos checos fueron arrojados a la cárcel, en muchos casos sin que siquiera mediara incriminación; otros eran enviados a campos de trabajo. (A fines de la década del cincuenta las víctimas del Proceso Slansky fueron rehabilitadas, pero las acusaciones contra el sionismo y el Estado de Israel no fueron rectificadas).

Con todo, también en el stalinismo, como había sido la judeofobia previa, lo peor aún estaba por venir. El 13 de enero de 1953, doce médicos (nueve de ellos judíos) fueron arrestados en Moscú y acusados de complotar para envenenar a los máximos líderes comunistas. El juicio resultante fue un eco de las acusaciones medievales contra los judíos, pero se interrumpió bruscamente cuando Stalin murió el 2 de marzo. Más tarde se informó que el dictador había previsto utilizar el Complot de los Médicos para expulsar a Siberia a unos dos millones de judíos.

La Era Post-Stalin

El heredero de Stalin, Nikita Kruschev, aunque fue también judeófobo, atenuó la locura de su predecesor. En 1958 llegó a admitir incluso que el proyecto de Birobidzhán había fracasado (no se privó, empero, de atribuir el fracaso a la "aversión judía hacia el trabajo colectivo y la disciplina grupal").

La nueva política (llamada destalinización) denunció las purgas y la brutalidad del dictador, pero no consideró que la judeofobia fuera uno de los vicios que debía corregirse. En 1961, siete de los ocho discursos grabados de Lenin fueron comercializados; el único excluido fue el que condenaba la judeofobia. Lo mismo ocurrió con la publicación de las obras completas de Gorki, Leskov y otros, de las que se excluyó cuidadosamente toda reprobación de la judeofobia.

Las diatribas contra el sionismo se exacerbaron, y exhibieron un tono antijudío más procaz. En 1963 la Academia Ucraniana de Ciencias publicó el virulento libro Judaísmo sin adornos de Trofim Kychko. Además, ese a¤o y el siguiente muchos judíos fueron víctimas de juicios públicos por "crímenes económicos" (especialmente el "crimen de la especulación"). De los ciento diez condenadas a muerte, setenta fueron judíos. En uno de esos juicios en Ucrania, doce personas fueron declaradas culpables. La mitad de ellos (los no-judíos) fueron enviados a prisión; los seis judíos fueron fusilados.

La judeofobia comunista siempre se autodefinió como antisionista, y difundió en efecto una grotesca caricatura, según la cual el propósito del sionismo no era realmente asegurar un hogar nacional para los judíos en Israel, sino conspirar para dominar el mundo entero, al viejo estilo de los Protocolos. A partir de la Guerra de los Seis Días (1967) los medios de prensa soviéticos constantemente se refirieron al Estado judío como un Estado nazi. Uno de los promotores del veneno, Iury Ivanov, escribió en 1969 ¡Cuidado, sionismo!, libro que fue bienvenido por la prensa soviética como "el primer trabajo científico y fundamental sobre este tema". A fin de persistir en esta propaganda, en 1983 se fundó en Moscú el Comité Antisionista, que en apenas un lustro sacó a la luz 48.000 publicaciones antisionistas.

En cuanto a la Rusia post-comunista, la peculiaridad de su judeofobia es que no es privativa del populacho. Intelectuales de renombre, científicos y ex-disidentes, la difunden en diarios importantes. Un grupo de estos escritores, los prosistas de la aldea (Valentin Rasputin, Vasily Belov y Victor Astafiev) sostienen que "los judíos instalan un clima corrupto, que poluciona la pureza del alma rusa honesta y buena". El matemático Igor Shafarevich atribuye la intrínseca maldad de la moderna sociedad tecnológica (la llama rusofobia) a la mentalidad judía. Para él, el judío encarna la civilización urbana, antítesis de la Rusia virtuosa y tradicional.

Los argumentos de la judeofobia rusa de hoy, son que "los judíos" mataron al zar e instigaron la revolución de 1917 y el terror subsecuente. Su ya conocido método es resaltar hasta el absurdo la presencia de por ejemplo Kaganovich en el Politburó comunista. (La desproporcionada presencia de un 15% de judíos en el liderazgo bolchevique -que en países como Hungría fue aun muy superior- tiene claras explicaciones que exceden el marco de este curso. Mas cabe aclarar que la mayoría de los judíos, o bien aceptaron resignadamente al hostil régimen zarista, o bien fueron mencheviques, socialdemócratas).

Otros mitos judeofóbicos de la Rusia actual son que "los judíos" (y no por ejemplo el biólogo Lysenko) destruyeron la biología en Rusia. Fueron "los judíos" (la referencia es al arquitecto Ginsburg) quienes demolieron los monumentos históricos de Moscú en la década de 1930.

En cuanto a otros tipos de izquierda allende la frontera rusa, cabe referirse a la Nueva Izquierda, que atrajo a miles de estudiantes y jóvenes europeos y norteamericanos desde la rebelión en Berkeley de 1964 hasta después del mayo francés de 1968 que llevó a la caída de de Gaulle. La Nueva Izquierda nunca tuvo una doctrina coherente (iban desde el maoísmo hasta el anarquismo, hippieismo, etc.) pero su aspecto judío es paradojalmente doble: notable desproporción en el liderazgo (que a veces llegaba hasta más de la mitad; recuérdese a Daniel Cohn-Bendit en Francia) y, a pesar de ello, un antisionismo virulento y obsesivo.

La Nueva Izquierda presentó a los árabes como el Tercer Mundo oprimido por Israel, y a éste como "representante de la tecnología occidental y un lacayo del imperialismo". Sus mentores no asumieron esa postura (se destacaban Marcuse y Sartre, y este último protestó contra el prejuicio de que "Israel es imperialista con sus kibutzim, y los árabes son socialistas con sus Estados feudales") pero fue la norma entre los jóvenes.

En Alemania el antisionismo se extremó. La SDS estudiantil en 1969 interrumpía todos los actos públicos en los que debía aparecer el Embajador de Israel. A fin de ese año terroristas de la Nueva Izquierda intentaron hacer estallar volar el salón de la comunidad judía de Berlín durante un homenaje a las víctimas del nazismo. En panfletos titulados Shalom y Napalm pregonaban la destrucción del Estado de Israel, y exigían a la izquierda alemana terminar con sus sentimientos de culpa con respecto del pueblo judío, que constituían un "antifascismo neurótico y retrovisor". Los líderes Ulrike Meinhof y Dieter Kunzelmann terminaron por unirse los fedayín árabes, y de esa asociación resultó, entre otros atentados, el famoso secuestro hacia Uganda del avión de Air France (1976). Sólo los pasajeros judíos fueron retenidos en Entebe, hasta que los rescató la fuerza aérea israelí.

El antisionismo es la forma más persistente de la judeofobia contemporánea. Mucho se ha escrito acerca de en qué medida se trata propiamente de odio antijudío. ¿Se puede ser antisionista sin judeofobia? El antisionismo descalifica los sentimientos y aspiraciones nacionales de los judíos (y sólo de los judíos) y considera a Israel (y sólo a Israel) un Estado ilegítimo. No estamos hablando aquí de la crítica a las políticas de Israel. Estas críticas no implican antisionismo ni su componente judeofóbico. Los desacuerdos políticos con algún gobierno de Israel, aun si son profundos, no son nuestro tema.

Nuestra materia es el vilipendio intransigente contra el Estado judío, formulado desde la convicción de que éste no tiene derecho a la existencia. Lo notable es que en rigor, Israel es uno de los pocos Estados cuya creación era indispensable para salvar miles de vidas. Así sintetizó Lord Byron la situación de los judíos en un poema de 1815: "El nido a la paloma contiene/ y al zorro su cueva oscura/ cada nación país tiene/ e Israel… -¡la sepultura!").

Aun cuando desde un punto de vista estrictamente teórico se podría ser antisionista y no judeofóbico, el antisionismo propone acciones que llevarían a la muerte de millones de judíos. Por ello en el mundo las dos expresiones de odio están íntimamente interlazadas, como muchas veces revelan sus propios voceros. Yakov Malik, embajador soviético en la ONU se quejó en 1973 de que "los sionistas se han presentado con la absurda ideología del Pueblo Elegido" (como es bien sabido, el concepto bíblico de Pueblo Elegido es parte del judaísmo; el sionismo no tiene nada que ver con él).

En una película de propaganda, la actriz Vanessa Redgrave actúa en danza erótica con el fusil de un guerrillero palestino. Cada vez que la película ataca a los judíos, aunque se usa claramente el término árabe por judío (Yahud) el subtítulo en inglés reza "sionistas".

La autodefinición de antisionistas es socialmente más aceptable para los judeófobos de hoy, después de que la judeofobia quedara tan descubierta en la Segunda Guerra. Martin Luther King resumió bien la distorsión cuando declaró: "Critican a los sionistas pero se refieren a los judíos. Se trata de antisemitismo."

El antisionismo comparte las características de la judeofobia que mencionamos en la primera lección. Ha transformado a Israel en "el judío" de los países. Uno de los muchos ejemplos de su obsesividad fue el congreso sobre "Derechos humanos en el Tercer Mundo" que tuvo lugar en Harvard en 1979. En momentos en que había masacres en Africa, dictaduras en Latinoamérica, o la Uganda de Idi Amin, el temario del congreso se redujo exclusivamente al "terrorismo y genocidio de la así llamada Nación de Israel". Lo notable es que de las docenas de pueblos sin Estado que hay en el mundo (cachemiros, tamiles, vascos, curdos, neocaldeonios, etc.) curiosamente, sólo los palestinos despiertan solidaridad internacional, y sin que se tengan en cuenta siquiera los métodos que utilizan.

Las expresiones del antisionismo son muy variadas. Desde el boycot árabe que hasta el día de hoy excluye a Israel de los mapas, hasta las caricaturas que presentan al israelí como el estereotipo judío repelente que aspira a dominar el mundo. Uno de sus más lamentables foros fueron las Naciones Unidas.

Un tercio del total de las condenas de la Asamblea de la ONU fueron contra Israel, una desproporción a todas luces sospechosa. El sionismo fue el único movimiento nacional permanentemente difamado en la ONU. El 10/11/75 fue declarado "racista" y el 14/12/79 "hegemonista". El 5/2/82 y el 24/4/82 se votó que Israel "no es Estado de paz", y esto era un paso previo a su expulsión. La judeofobia previa quería expulsar al judío de la humanidad; la contemporánea quiso hacer lo propio expulsando al Estado judío de la familia de las naciones.

A veces las declaraciones de la ONU no están exentas de la aureola de mito medieval, como cuando el 23/8/1983 se acusó a Israel de envenenar a escolares secundarias árabes. Agreguemos que la ONU condenó el rescate de los civiles secuestrados en Entebe (1976) y, como organismo creado en 1945 para promover la paz, rechazó los Acuerdos de Camp David (1979), que eran el primer tratado de paz entre Israel y un país árabe después de cinco guerras.

Hasta el momento de la invasión iraquí de Kuwait (1990) no hubo jamás en la ONU censura contra Estados árabes, a pesar de que éstos habían llevado a cabo decenas de guerras, usos de armas químicas, expulsiones, ejecuciones públicas, y vítores a secuestros de aviones, matanzas de deportistas o escolares, etc. El delegado del Irán de los ayatollas llegó a ocupar la vicepresidencia del Comité de la ONU para los Derechos Humanos en Ginebra.

Las agencias internacionales de noticias fueron otro marco proverbial para reescribir la historia del sionismo, presentándolo como un movimiento imperialista nacido para explotar y despojar a una nación pacífica y milenaria. Pocas veces se menciona en la prensa que jamás hubo un Estado árabe palestino, que Jerusalem nunca fue capital de pueblo alguno salvo de los judíos, y que hasta avanzado el siglo los meros términos de Palestina y palestinos eran aceptados sólo por los judíos, ya que los árabes de la zona contendían que eran parte de la Siria del Sur. Lo aclaró muy bien Zoher Mossein, jefe de la Oficina de Operaciones Militares de la Organización para la Liberación de Palestina en 1977: "No hay diferencia entre jordanos, palestinos y libaneses; somos miembros de una sola nación. Solamente por razones políticas nos cuidamos de enfatizar nuestra identidad como palestinos, ya que un separado Estado Palestina será un arma adicional para luchar contra el sionismo".

La tendencia de la prensa es, en términos generales, consistentemente antisionista. Los ejemplos abundan, y resaltaron especialmente durante la Guerra del Líbano (1982), cuando se mostraba a Israel como un país nazi. Ejemplos posteriores podrían ser El Israel imperial de John Chancellor, la película Sesenta minutos sobre los desórdenes en el templo en 1990, o Cuatro horas en Shatila de Jean Genêt en 1992, pero son virtualmente innumerables. Los medios de comunicación han distorsionado el objetivo del sionismo. En lugar de la recuperación de la Tierra de Israel para el perseguido pueblo judío, lo presentan como una despiadada aventura colonial.

Las principales agencias de noticias y redes de información, como Reuters y la BBC, han contribuido con esta fantasía, cada una por sus motivaciones. Aun prestigiosas publicaciones como la National Geographic, dedicó su edición de 1992 a Los Palestinos rastreando su historia a cinco mil a¤os, a una "Palestina" pre-israelita (recordemos que la palabra Palestina la acu¤aron los romanos en el siglo II). Amplia documentación de este fenómeno de "robar la historia judía" puede hallarse en el libro de David Bar-Illan Eye on the Media (1993).

Esto no quiere decir que la mayoría de las agencias noticiosas sean judeofóbicas, sino que, lamentablemente, la judeofobia todavía vende bien.

Dijimos que el antisionismo es una de las dos últimas manifestaciones de la judeofobia. De la otra, y también de la judeofobia en América, hablaremos en nuestra próxima clase.