“Es preferible morir por la verdad, que vivir por la mentira”
-Eleazar Trujillo García-
Johanes Kepler fue un matemático y astrónomo alemán, que en lo particular admiro profundamente, esto se debe a su obra cúspide en la Física, consistente en las tres leyes que llevan su nombre.
El tenía un anhelo, encontrar el orden con el que el Eterno había creado el mundo, al considerar ciertos datos, supuso haberlo encontrado, Venus, Tierra, Marte, Júpiter y Saturno. 5 planetas que coincidían con 5 círculos y estos quedaban inscritos en los 5 poliedros de Platón, a claro y el círculo de Mercurio, quedaba inscrito en la esfera más central, alrededor del sol, genial idea.
Ya Copernico había sacado su modelo basado en escritos antiguos y mediciones (algo toscas por cierto), Tyco Brahen había propuesto poco antes de su muerte el suyo, un paso intermedio entre el modelo heliocéntrico y geocéntrico. Pero ninguno había dado un sentido, su único sentido eran las esferas perfectas(o círculos), (y con el modelo de Copernico, quien consideraba tantas esferas [por los epiciclos] tanto que competía con el modelo de Ptolomeo en complejidad), pero lo que a él se le había ocurrido era genial, brillante y con un enriquecedor sentido, bastante místico y poético, era como haber alcanzado el principio que había utilizado el Creador para hecer el universo (en ese tiempo ellos no se imaginaban que el universo fuera tan grande como ahora se le considera, imaginaban que las estrellas estaban en una bóveda más allá de saturno).
Lo que necesitaba eran datos y mediciones precisas para, para con ellas corroborar su teoría. Así que Brahen hesitaba un buen matemático para sus cálculos y su modelo, Brahen era un excelente observador pero no era tan buen matemático, así que enterado de la buena fama en los cálculos de Kepler, no reparo en mandarle a traer, la historia esta llena de curiosos detalles, Kepler un puritano y Brahen un burgués comelón y tomador de cerveza, cada uno de ellos queriendo llevar agua a su molino (esto es sus teorías), todo termino con la muerte de Brahen suplicando a sus allegados que afirmasen que su vida no había sido en vano…
Kepler obtuvo las mediciones de Brahen y con todo el ahínco y tesón, se puso a calcular y calcular, una y otra vez, los planetas no querían amoldarse con precisión a su modelo, sobre todo las figuras que se plasmaban en los cálculos no eran círculos, por lo que él recurrió al truco de los epicentros y buscaba los círculos y medidas que le dieran en su conjunto, las ecuaciones que daban las precisas medidas de Brahen, pero nada, grados de arco por aquí, grados de arco por allá y las figuras reales no se amoldaban a las figuras que el proponía si no(1):
“Si la curva fuera una elipse perfecta, encontraría todas las respuestas en Arquímedes y Apolunio”
“La verdad parece encontrarse entre el ovalo y el círculo, exactamente como si la orbita de Marte fuera una elipse perfecta”
Pero se resistía a aceptarlo, por lo que más adelante él confeso:
“¿Por qué morderme los labios? La verdad de la naturaleza, que yo había rechazado y expulsado, entraba a hurtadillas por la portezuela disfrazada para ser aceptada. Es decir, puse a un lado la ecuación original y me abalance sobre las elipses, creyendo que era una hipótesis diferente, cuando las dos son exactamente la misma… Estuve a punto de enloquecer buscando una razón que explicara por que el planeta prefería una orbita elíptica… ¡ah! ¡Qué atolondrado he sido!”
Efectivamente, las figuras eran elipses, estas figuras caprichosas, que el no esperaba eran las que hallaban gran precisión con las mediciones de Brahen.
Y él un luchador de la verdad aunque no con todo el gusto, acepto su error.
¿Cual fue la ganancia?
Si él hubiera “cuchareado” (termino que usamos vulgarmente para referirnos que una medición esta manoseada para cuadrarla con la teoría), en el futuro, cuando las teorías de Descartes en las que se imaginaba un Éter (2) que cambiaba su densidad desde los cuerpos al exterior y que en su movimiento rotatorio generaba bortices, donde los planetas eran movidos por el fluido. Y por otro lado la teoría del “inverso al cuadrado” de la ley gravitatoria de Newton. Estas ofrecían modelos coherentes para describir las mediciones planetarias, pero sólo una ofrecía elipses, mientras que la otra sólo ensambles de círculos… tarde o temprano alguien iba a descubrir la verdad, sobre todo con la invención y posterios difución del telescopio contemporánea a Kepler (Galileo escribía sobre sus observaciones), pero él habría sido recordado como un mentiroso. Tal vez la ciencia se habría atrasado unos siglos más.
Pero la honestidad de Kepler resplandece en la historia de la Física y de la humanidad, mostrando que ella es la mejor opción del hombre.
De igual forma la mayoría de nosotros, estuvimos en tinieblas, y algunos de nosotros por buscar sentido y confiabilidad en nuestras creencias, también al igual que Kepler, abandonamos la seguridad falsa que senos ofrecía y que creíamos llena de sentido, pero la búsqueda de la verdad nos aparto de esa senda, y nos trajo a Fulvida.
Que el Eterno los bendiga y que seamos dignos constructores de Shalom
(1) “Cosmología teorías sobre el Universo”, Jean F. Charon paginas: 91, 92 y 95
(2) “Philosophia Naturalis Principia matemática (1687) Traducción de A. Escotado, M. Sáenz de Heredia, Rev. Mat. Fernández-Flórez 2a Edición 1997: Estudio preliminar; 4. El concepto de Gravitación y la Hipótesis del Eter, Paginas: LXV-LXXIII