Me encontré dos artículos noticiosos que quiero presentarles. El denominador común es el sentido común. En el primer artículo, un joven musulmán hace uso de este sentido – tan venido a menos – y defiende a un judío ante el ataque antisemita de un grupo de fanáticos cristianos. En el segundo, un fanático musulmán mata a su propia hija por no usar el velo.
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Conducta ejemplar
http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=35331
Hassan Askari, un estudiante musulmán de contabilidad, ocupa estos días las portadas de la prensa local de Nueva York, convertido en un héroe tras haber defendido a una pareja judía de una agresión antisemita en el metro neoyorquino a manos de un grupo de cristianos.
El ataque se produjo el pasado viernes, cuando Walter Adler, de 23 años, subió con su novia y dos amigos a un vagón de la línea Q del metro de Nueva York, que iba de la isla de Manhattan al barrio de Brooklyn.
En el vagón se cruzaron con un grupo de ocho hombres y dos mujeres que les dijeron «Feliz Navidad», a lo que Adler y su novia respondieron «Feliz Hanuka», la fiesta de las luces judía, que también se celebra en diciembre.
Al escucharles, un joven del otro grupo se remangó la camisa y, mostrándoles un tatuaje de Jesucristo, les espetó: «Feliz Hanuka, fue cuando los judíos mataron a Jesucristo», relata Adler al diario New York Post. Entonces, los jóvenes comenzaron a pegarles hasta que Hassan Askari salió en su defensa, lo que le permitió a Adler accionar el freno de emergencia.
«Un joven musulmán que se mete y ayuda a un judío en Hanuka. Esto es un milagro», ha declarado Adler, que considera a Askari «un héroe». Este, sin embargo, se limita a señalar que que hizo «lo que tenía que hacer» e insiste en que sus padres le han educado así.
Diez personas fueron arrestadas tras el ataque en el metro, pero ninguno de los sospechosos se enfrenta por el momento a cargos judiciales.
Fuente: El País – EFE.
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Violento crimen en Canadá
http://www.radiojai.com.ar/online/notiDetalle.asp?id_Noticia=35333
Habrían discutido sobre la negativa de la joven, de 16 años, a usar velo en el colegio. El asesinato abrió el debate sobre el conflicto entre dos generaciones de inmigrantes.
Las autoridades canadienses denegaron hoy la libertad bajo fianza a Muhammed Parvez, acusado de estrangular a su propia hija, de 16 años, presuntamente por una discusión sobre la negativa de ésta a llevar el velo musulmán al colegio.
Los padres de Aqsa Parvez descubrieron hace poco que su hija, de 16 años, salía de casa vestida con pantalones amplios y velo, pero que al llegar al colegio se quitaba el pañuelo de la cabeza y se ponía unos jeans ajustados.
Según sus compañeros, Parvez comenzó a mostrar magulladuras en sus brazos después de que sus padres supieran lo que hacía. Más tarde, la joven fue asesinada, presuntamente por su padre, según informó Europa Press.
Este asesinato disparó el debate en Canadá sobre el conflicto entre la primera y la segunda generación de inmigrantes, que luchan por mantener los valores tradicionales musulmanes, y el deseo de sus hijos por encajar en la cultura occidental.
En Canadá residen cerca de 750.000 musulmanes.
La Policía informó que Parvez, cuya familia es de origen paquistaní, fue llevada al hospital en estado crítico, donde más tarde murió, después de que su padre realizase una llamada a emergencias en la que reconoció que la había matado.
El vocero de la Policía, Wayne Patterson, comentó que las autoridades trabajan para determinar el motivo del crimen y no quiso confirmar que tuviese que ver con el hijab, el tradicional velo musulmán.
Por su parte, el abogado del padre aseguró que hay «más en la historia que asuntos culturales».
Aun así, los amigos de la joven afirmaron que Parvez estaba pensando abandonar su casa debido a las tensiones que había causado con su familia la decisión de no llevar el velo. Asimismo, comentaron que muchas veces Parvez presentaba moretones y que días antes de su muerte temía que su padre «la matase».
«Ella sólo quería mostrar a sus padres que podés ser religioso, pero también quien vos querés ser», manifestó Alex Prasad, uno de sus amigos y compañeros.
«Sus padres la seguirían a la escuela, o lo harían sus hermanas y después irían a casa y le dirían a sus padres lo que llevaba», dijo Joel Brown, de 17 años. «Ellos venían a la puerta de atrás, a espiarla. Aqsa siempre les tenía miedo, especialmente a su hermano al que algunas veces vio persiguiéndola (..)», añadió.
La tensión con su familia fue demasiado para Parvez, que dejó su casa en varias ocasiones.
En los días previos a su muerte, se estaba quedando en casa de una amiga, Krista Garbutt, y regresó la semana pasada para recoger sus pertenencias y mudarse definitivamente, según Brown.
El joven aseguró que ella estaba asustada por ir a su casa el pasado viernes por que su padre «la mataría», pero que creyó que estaba hablando en sentido figurado.