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Resp. 142 – Cuidado, cumple con los mandamientos
¿Por qué en el noajismo se habla tan radicalmente de la pena de muerte para el gentil que comete ciertas transgresiones? Tengo entendido que eso fue abolido por Rabí Akiva. ¿O no? ¿Cómo manejar esos conceptos hoy?
Gracias…
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Mesiánicos: ¡dejen de robar!
Estaba administrando el material de mi blog personal y me llevé una sorpresa desagradable. Entre los "enlaces entrantes" (o sea blogs o páginas web que presentan links permanentes a mi blog) está un Blog que habla de "raíces hebreas". Al ingresar a dicho blog vi que era un autodenominado "talmid de Yeshúah (= Jesús = Yehoshúah = cualquier cosa)", un pseudo-judío mesiánico. El caballero no tuvo ningún reparo en plagiar la traducción del "Camino del Gentil Justo". Ante esto, como primera medida, dejé el siguiente mensaje público
*****Inicio mensaje+++++
Con todo respeto, me dirijo a usted Mijael para solicitarle de la manera más comedida se sirva retirar de su blog todo el material correspondiente a la versión en Castellano de "El Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky). Soy el traductor de este material y por encargo explícito del Rabino Chaim Clorfene, dueño de los derechos, administro la versión en Castellano del original
The Path of the Righteous Gentile
(An introduction to the Seven Laws of the Children of Noah)
Chaim Clorfene & Yakov Rogalsky
Derechos: 1987 Chaim Clorfene ~W Yakov Rogalsky
ISBN 0-87306-433-X
Las únicas páginas autorizadas para presentar el material son
http://jabadecuador.com, http://fulvida.com, http://jmayorga.wordpress.com
Las páginas que no han sido nombradas no cuentan con el permiso
correspondiente y por lo tanto están plagiando.
Ninguna página que promueva el cristianismo (en cualquiera de sus
denominaciones, incluidos los así autodenominados "judíos mesiánicos") está
o será autorizada a utilizar este material.
De no retirar este material, nos veremos obligados a tomar las medidas
legales que estimemos pertinentes para preservar los derechos de autor y de
traducción.
De usted, con respeto
Juan Ricardo Mayorga Zambrano, PhD.
******fin de mensaje*********
La idolatría nunca se presenta con su cara completa.
Trata de disfrazarse de algo puro para poder engatusar a sus víctimas.
Por tanto le rogamos a usted, nuestro lector, que "jamás se coma algo sin saber primero quien lo preparó".
Indague las fuentes, cuestione, razone, investigue.
Averigue y cerciórese que lo que le estén diciendo tiene validez.
¡Y lo invito a que empiece por cuestionar el material presentado en esta página web!
Y dejémoslo claro:
La creencia de que Dios tomó, toma o tomará el cuerpo de un ser humano es blasfemia e idolatría.
Feminismo, evolución y los nuevos retos del hombre
El feminismo[i] hoy en la sociedad masculina muestra efectos diversos. Uno de estos es el cambio en las oportunidades masculinas para comprender a las mujeres de forma colectiva.El rol de la mujer esta cambiando constantemente y esto crea la percepción de que el rol del hombre debe cambiar. Este discurso trata de averiguar si lo último es acertado. Por otra parte trataremos de responder si es que los hombres debemos ver el feminismo como algo diferente de lo que se nos ha hecho creer. Es decir, si debemos verlo como una oportunidad para comprender la evolución humana mas que como un cambio de roles. De esta forma comprender que podríamos, como sociedad masculina, estar frente a expectativas en favor de la evolución del planeta que no fueron cubiertas bajo la perspectiva de las mujeres de forma colectiva. ¿Sera que oculto en el llamado feminismo existe una responsabilidad compartida para dar una nueva orientación a la preservación de la especie?
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Una joyita… ¿chilena o ecuatoriana?
La lengua castellana es muy rica. Mucha de esa riqueza proviene de las ascepciones y términos locales que usamos en nuestros países latinoamericanos. Cuando recién llegué a Chile, hace cinco años, tenía que ponerle harto énfasis para que mis orejas no quedaran tapadas después de tomar una ducha. Es que hay muchos chilenismos Seguir leyendo Una joyita… ¿chilena o ecuatoriana?
Schindler y la carta de la ADL
He creido conveniente traducir unos pequeños extractos de la informaciòn provista en la página web de la ADL (Anti-Defamation League). Esto en virtud de la invitación que hiciera el usuario carlosg (y que yo he firmado) a "firmar a favor de la verdad"
http://fulvida.com/etica/yo-firmo-a-favor-de-la-verdad
Esto es, poner el hombro a la iniciativa
http://www.adl.org/boycott/default.asp
En la página web de la ADL dice (traducción libre):
"Los esfuerzos recientes por parte de las organizaciones británicas para boicotear a Israel, por ejemplo de la National Union of Journalists (NUJ) – Unión Nacional de Periodistas y de la University and College Teachers Union (UCU) – Unión de Profesores de Universidades e Institutos Superiores, son una seria amenaza a Israel, a los Judíos y a las sociedades libres. Debemos hacer todo lo posible para detener este poderoso boicot y luchar porque no se expanda a otros países. ADL está repeliendo este ataque con una fuerte campaña internacional sustentada en un férrreo compromiso. Pero necesitamos su ayuda. Únase a más de 20.000 personas quienes ya han firmado la carta de la ADL dirigida tanto a la NUJ como a la UCU".
Ahora traduzco libremente el texto de la mencionada carta
A la Unión de Periodistas Británicos y a la Unión de Profesores de Universidades Británicas:
Nos dirigimos a ustedes para expresar nuestra profunda indignación ante sus recientes esfuerzos para boicotear al Estado de Israel. Estos parcializados ataques están altamente politizados y violan los mismísimos principios de objetividad periodística y académica y menosprecian hechos claves del complejo conflicto Árabe-Israelí. Poner en un aparte a Israel para boicotearlo al tiempo en que se ignoran los brutales abusos a los derechos humanos que ocurren diariamente en países como Sudán, Zimbabwe e Irán no es activismo – es antisemitismo. Estas acciones afectarán inevitablemente al periodismo británico así como a los profesores universitarios británicos y a su posición para reportar y educar respecto a situaciones internacionales complejas. Urgimos porque cambien sus lamentables decisiones
La Liga Anti-Difamación".
Para leer el texto "Sobre la ADL" siga los siguiente enlaces:
http://www.adl.org/main_about_adl.asp
http://www.adl.org/ADLHistory/intro.asp
Una última cosa. ¿Ha leido el libro o ha visto la película sobre la Lista de Schindler? Si no lo ha hecho lo invito a que lo haga (casi siempre encuentro mejores los libros a las películas). Hay una enseñanza importante de esa historia. El héroe, Schindler, presenta un perfil muy lejano a lo que las sociedades (esencialmente) cristianas entienden por hombre "santo". Era un bebedor, un mujeriego, etc. Pero para quienes salvaron la vida (y para sus descendientes) éste caballero fue un Justo entre las Naciones – quien a pesar de sus defectos entendió la importancia de no dejarse absorver por la sociedad cuando esta obra para mal.
Si quiere conocer más historias sobre Justos entre las Naciones, algunos incluso sacerdotes católicos otros protestantes, le invito a que abra la página de Yad Vashem:
http://www.yadvashem.org/
AUTOESTIMA Capitulo 2.
CAPÍTULO 2
PERSPECTIVAS
Las hermanas Levine llegaron intencionalmente al hotel unas horas antes de la hora fijada para la primera clase. Desde el momento en que Gail le informó a su hermana mayor Elaine, que planeaba extender su estancia en Israel y tomar estudios de tiempo completo en un seminario para mujeres judías recién observantes, fue como si una cuña se hubiera metido entre ellas. Extrovertida y segura de sí misma, Elaine nunca entendió completamente a su tranquila y más tímida hermana. Pero ahora que su hermana menor se había vuelto ortodoxa — y tenía que estarse recordando a sí misma no usar esa etiqueta enfrente de ella— temía que la grieta entre ellas se ensanchara hasta que no quedara nada de su relación.
Mientras paseaban y platicaban por los alrededores del hotel, lo primero que notó Elaine acerca de su hermana menor fue una confianza interna que nunca antes había reflejado. No era una confianza arrogante — Elaine estaba convencida que Gail era incapaz de ser arrogante — sino una serena seguridad en sí misma. Estaba feliz y triste por este pensamiento. Feliz porque su hermana había encontrado algo, pero triste porque ese ‘algo’ era un ‘algo’ con el que ella sentía, nunca se iba a poder relacionar.
—Gail —Elaine remarcó—, estoy feliz de que hayas encontrado tanto significado en tu nuevo estilo de vida, pero confío que no esperes que yo cambie por ti. He venido acá ante todo para compartir momentos muy necesarios con mi hermana, y no para oír a un hombre exponer las maravillas de la sociedad patriarcal.
—Ahí estás otra vez —Gail replicó—. ¿Por qué cada palabra tuya debe contener una insinuación negativa acerca de mis creencias?
—¿A qué te refieres?
—‘Patriarcal’. Tú sabes al igual que yo, que las feministas lo usan en un sentido despectivo. ¿Cómo puede ser que luches por la igualdad y la eliminación de prejuicios, pero cuando se trata del judaísmo, el sistema de creencia de tu propio pueblo, no dudas en usar adjetivos que indican desprecio y tonos con aire de superioridad?
—Escucha hermanita, me has tenido caminando sobre cáscaras de huevo desde nuestra última conversación. Tengo miedo de expresarme. Si quieres que tenga un buen fin de semana, debo ser yo misma. No puedo tener miedo de decir lo que pienso.
—A mí no me importa si dices lo que piensas. Todo lo que te pido es que estés un poco más consciente acerca de ciertos términos que expresan insensibilidad hacia la gente y a las cosas con las que yo me he identificado.
—Eso es justo. Si digo algo ofensivo, quiero que me lo digas. Pero, al mismo tiempo, debo decir lo que pienso. No quiero tener que preocuparme de desenmascarar un sistema de creencia por lo que es.
—¿Tienes miedo que puedas cimbrar las raíces de mis creencias?
—Francamente sí.
—Bien, he realizado un profundo examen de conciencia y me siento confiada acerca de las cosas que sé. Eso no quiere decir que sé todo, pero si hay algo que no conozco, estoy segura que hay maestros que serán capaces de darme buenas respuestas. Así que no te preocupes por mí.
—Si ésa es la forma en que te sientes, entonces contéstame esto: ¿cómo puede una mujer inteligente como tú involucrarse en una religión dominada por los hombres? Y nota que no usé la palabra patriarcal.
—Gracias por tu sensibilidad. Contestando a tu pregunta, Elaine, no te has dado cuenta qué tan central y elevado es el papel que la mujer judía desempeña en los círculos de Torá. De hecho, supera por mucho, cualquier cosa que el mundo secular pueda ofrecer.1
—¿Cómo puedes decir eso?
—El mundo secular ve únicamente las cosas en términos económicos o de poder político. Si una mujer no gana salarios iguales o no maneja el mismo poder político que un hombre, se considera oprimida. Pero la opresión no es resultado primario de fuerzas externas como el dinero o el poder del voto. Existen muchas mujeres prósperas e independientes que están infelices consigo mismas, debido a algún sometimiento interno o debido a que sienten que el reconocimiento externo que la sociedad les da es poco más que superficial. Y, por el otro lado, hay muchas mujeres en hogares observantes de la Torá, que pasan la mayor parte de su día criando niños y pendientes de sus casas, que están felices y realizadas porque tienen una autoestima genuina y porque son apreciadas genuinamente por sus familias, su comunidad y su pueblo.
—Y también hay muchas amas de casa infelices.
—Pero finalmente, la felicidad no depende de lo económico o de lo político. Sé que esto probablemente te sonará ingenuo, pero existe una manera espiritual de ver las cosas que es totalmente ajena a la manera en que fuimos educadas. En el enfoque de la Torá, cada ser humano es un individuo que juega un papel único en el Plan Divino de la creación, ya sea pobre o rico, hombre o mujer, intelectual o simple. No sé si puedo transmitirte rápidamente el entendimiento que he adquirido el último par de años, pero el papel de la mujer no es inferior al del hombre. Sólo es diferente. Cuando superas ciertas apariencias que el mundo secular afirma que son inferiores, el papel de la mujer judía es mucho más de lo que el mundo secular puede ofrecer.
—No puedo entender cómo puedes decir eso. Sin embargo, la verdad es que algunas de mis amigas y colegas están buscando alternativas espirituales. Parece ser una tendencia prometedora. Si tú crees que debajo de la superficie existe finalmente una igualdad, quisiera aceptar que eres sincera. Más aún, voy a admitir otra cosa, si crees que yo no estoy consciente que existen feministas rencorosas, ilusas e incluso antisemitas, estás equivocada. Pero déjame cambiar de tema y preguntarte otra cosa.
Precisamente en ese momento, por el otro lado, se acercaba un hombre con la cabeza gacha, parecía absorto en sus pensamientos.
—Éste es el rabino que dará las clases principales —le murmuró Gail a Elaine—. Éste es el momento perfecto para presentarnos, Si tienes una pregunta realmente difícil, es el momento de hacerla. Y no te detengas. Sé tú misma, sólo recuerda ser comprensiva.
Elaine realmente no sentía gran necesidad de preguntarle algo al rabino, pero si iba a preguntar algo, inmediatamente se dijo que iba a ser ‘ella misma’. Sin embargo, Gail empezó a hablar primero.
—Rabino, mi nombre es Gail. ¿Recuerda que hablé con usted hace algunas semanas en Israel?
—Sí, y ésta debe ser tu hermana de la cual me hablaste. Gusto en conocerte.
—Igualmente, —dijo Elaine.
—Rabino, —dijo Gail—, mi hermana tiene muchas preguntas.
—Entonces ha venido al seminario correcto.
—Vamos Elaine, pregúntale al rabino tus dudas.
—Rabino, —respondió Elaine—, mi hermana está un poco ansiosa por mí. Realmente estoy aquí para visitarla, no por mi propio interés. Mis preguntas realmente no son teológicas, sino acerca de su bienestar. Y para ser honesta, estoy un poco preocupada por ella. Estoy preocupada por el estilo de vida en el que se ha estado involucrando.
—¿Qué te preocupa exactamente?
—Fuimos educadas en un hogar muy liberal, donde el intelecto y la independencia eran estimulados. De hecho, cuando crecí y me empecé a desarrollar intelectualmente, llegué a cuestionar algunos de los valores de mis padres, que a pesar de que eran lo que ellos llamaban liberales, para mí eran muy tradicionales. En todo caso, ahora mi hermana se ha ido aparentemente al otro lado. Se ha vuelto muy tradicional en su perspectiva. Mucho más de lo que yo me podía haber imaginado. Y eso me preocupa. Usted verá, intelectualmente, no podría estar más en desacuerdo con los orto…, quiero decir con el judaísmo tradicional. Soy una pensadora independiente. Y aun poniendo a un lado el tema del papel de la mujer en el judaísmo, no puedo entender cómo algunos de los valores morales del judaísmo existen todavía. Éste es un mundo moderno. No estamos viviendo en la Edad Media.
—¿Puedes ser más específica?
—Tome la institución del matrimonio por ejemplo. ¿Qué derecho tiene su Torá para prohibir ciertas relaciones matrimoniales? Si dos personas tienen placer una con la otra, ¿qué puede tener de malo?
—La respuesta más directa, con la que comprendo puedas tener dificultades, es que D–os lo prohibe. Por supuesto, uno primero tiene que estar de acuerdo conque existe un D–os y que la Torá es la fuente de Su voluntad para nosotros. Una vez que estamos de acuerdo en esto, sin embargo, la primera pregunta no es qué es lo que mi mente racional piensa que es bueno o malo, sino qué es lo que la Torá dice.2
—Entonces, si uno no acepta la primera premisa, es decir, que existe un D–os, no hay nada de malo en ello, —argumentó Elaine.
—El que uno no crea en D–os, no Lo hace desaparecer súbitamente, —respondió el rabino—. La existencia de D–os es una verdad objetiva, independientemente de las creencias subjetivas de la persona.
—Eso es lo que usted dice. Yo digo de otra manera. Usted tiene que aceptar que mi manera de ver las cosas es tan legítima como la suya.
—El que yo lo acepte o no es irrelevante. No hace que la existencia de D–os sea menos real y, si Él prohibe ciertas cosas, entonces el hacer esas cosas es malo, no importando lo que tú o yo pensemos.
—Yo lo veo en esta forma, —dijo Elaine—, una persona puede tener dos deseos: hacer lo correcto y ocuparse en cierta actividad. Si la actividad deseada no se opone con el deseo más dominante de hacer lo correcto, entonces, realizas la actividad; si se opone, entonces no la realizas. Pero, si no puedes comprender por qué la actividad deseada está mal, igual la vas hacer. Yo no deseo hacer mal. Si yo no considero mala la actividad con la que me deseo ocupar, la voy hacer. Para poder considerarla mala, sin embargo, debo saber por qué, entender por qué, reconocer por qué. Sólo entonces seré capaz de abstenerme.
—Pensando así, estás convirtiendo a tu mente en el árbitro final del bien y el mal.
—¿Qué hay de malo con eso? Si no puedo confiar en mi mente, ¿en qué puedo confiar?
—Tu mente es sólo una herramienta de tu voluntad. Si profundamente dentro de ti deseas algo, tu mente te va a apoyar no importando qué tan equivocada estés. El ejemplo clásico son los nazis. Su odio contra los judíos estaba tan arraigado en la psique de los alemanes europeos, que era una segunda naturaleza. Todo lo que Hitler hizo fue dar apoyo intelectual a la gente para expresar su voluntad. Es por eso, que si tú le hubieras preguntado a un nazi que si su trato a los judíos era inmoral, te hubiera contestado directamente a la cara, ‘No’. Su intelecto habría apoyado su voluntad. Los judíos eran alimañas. Eran parásitos. Tenían un plan para controlar el mundo. Él y Hitler le estaban haciendo un gran servicio a la humanidad matando judíos y estableciendo a la raza aria como los dueños del mundo.
—Usted no puede usar a los nazis como un ejemplo de la debilidad del intelecto.
—Al contrario. En general, el pueblo alemán era considerado como uno de los pueblos más avanzados intelectualmente en la historia del mundo, poseyendo las más renombradas universidades. Y ¿tú sabías que más de un tercio de los comandantes de los campos de concentración tenías doctorados de universidades? El punto es que si una persona – cualquier persona – quiere involucrarse en un asesinato o una relación prohibida, esta persona tenderá a desarrollar una filosofía para acomodar sus deseos, no importando qué tan dotada esté. La mente racional es una herramienta de la voluntad. Es como una marioneta de las pasiones humanas para discernir la verdad. Por lo tanto no se puede depender sólo de ella para juzgar entre el bien y el mal.
—Pero la religión judía no puede ser verdad. Ha sido usada por los hombres para oprimir a las mujeres.
—Eso no es verdad.
—Sí lo es. No puede negar que en un típico shtetl europeo, se esperaba que las mujeres se quedaran en su casa, trabajaran extremadamente duro y permanecieran ignorantes. Si esto no es opresión, entonces no sé lo que es.
—Primero, si las mujeres estaban oprimidas, era porque los judíos estaban oprimidos. Los hombres tenían que resistir la opresión de la pobreza y la persecución, no menos que las mujeres. Dentro del hogar judío promedio, no obstante, había respeto, dignidad y honor para todos, especialmente para la mujer. Cuando Shabat llegaba, aun la casa más pobre se transformaba en un palacio de tranquilidad; la mujer, nos enseña la Torá, es el epítome de Shabat. Ella es la eshet jayil, ‘mujer valiosa’, la Reina de Shabat, que irradia tranquilidad y fuerza interior. El Talmud nos dice que por el mérito de las mujeres justas, el pueblo judío fue salvado de Egipto.3 En forma similar, se nos enseña que en el futuro vamos a merecer la redención debido a las mujeres justas. El pueblo judío ha resistido los últimos 2,000 años en el exilio explícitamente por las mujeres quienes fortalecieron el hogar judío, y todo erudito judío sabe esto.
—¿Cómo es que las mujeres judías eran ignorantes?
—Ése es un mito creado por los librepensadores. Las mujeres judías tenían que ser educadas en todos los detalles de la ley de la Torá que eran relevantes para ellas si iban a dirigir una casa completamente observante. Y esto es un conjunto extremadamente vasto de leyes y detalles. Si las mujeres judías de la actualidad tan solo supieran una fracción de la información que nuestras tatarabuelas sabían, no estaríamos en este terrible callejón en el que estamos. Y aún más allá de las innumerables y minuciosas leyes que debían saber, esas mujeres judías poseían un temor a D–os tan profundo que impregnaba su hogar. No es una exageración decir que la mujer judía ha sido el verdadero cimiento para las grandes figuras de Torá a través de los tiempos.
—Ése es el problema. ¿Por qué necesitamos temer a D–os? Tenemos ciencia. Tenemos tecnología. Tenemos conocimiento. ¿Para qué necesito a D–os si tengo mi propia mente?
—Ésa es la intolerancia del punto de vista secular; no ganaron nada arrojando a D–os. Todo lo que hicieron fue hacer de la mente humana su dios. Una y otra vez, las ideologías fabricadas por el hombre no han producido nada más que sistemas que oprimen a otros. Nadie puede negar el hecho que algo define la realidad por ellos. Mientras que los judíos observantes de la Torá confían en el D–os de la Torá, el Creador de la ‘realidad’, que es benévolo, omnisciente y verdadero pastor de Su pueblo, un librepensador pone su confianza en la mente humana, este instrumento siempre moldeable que puede ser manipulado muy ingeniosamente y de manera relativamente fácil.
—Pero de acuerdo a lo que usted está diciendo, —respondió Elaine—, una persona nunca debería pensar. La mente es inútil.
—D–os no quiera. La mente es una maravillosa y vital herramienta.
—Pero usted dijo que es algo en lo que no se puede confiar.
—Sí, cuando se mantiene sola sin ninguna guía divina, o cuando una persona es esclava de sus deseos materiales o egoístas, de su propia voluntad. Sin embargo, cuando la persona lucha contra sus deseos egoístas para buscar apegarse a la Voluntad Divina, entonces la mente se vuelve un instrumento vital para discernir la verdad y aplicarla a circunstancias particulares de la vida.
Todo lo que estoy diciendo es que la mente por sí sola es limitada, y la historia ha comprobado una y otra vez qué tan imperfecta es. Por lo tanto, probablemente lo más racional que una persona puede buscar es la Voluntad Divina y afinar su mente para estar en armonía con ella.
—No puedo aceptar lo que usted está diciendo. Yo tengo que hacer las cosas si les encuentro sentido. Y solamente me voy abstener de hacer cosas que no tienen sentido para mí. Es retrógrado pensar en atenerse al argumento de la Voluntad Divina.
—No es retrógrado. Es la idea más progresista. Atenerse a la mente humana es la forma de la moralidad pre-Sinaí. Antes de la revelación en el Monte Sinaí, la moralidad se definía con la razón humana; eran llamados los siete mandamientos de Noaj. Cuando D–os dio la Torá en el Monte Sinaí, los siete mandamientos de Noaj se volvieron anticuados.
—¿Qué son los siete mandamientos de Noaj?
—Son siete leyes que apelan a la mente racional, tales como no robar, no asesinar, no ser un adúltero, etc. Desde el tiempo de Noaj y, continuando hasta la actualidad, los no judíos son responsables de cuidar los siete mandamientos universales porque son dictados por la lógica. Sin embargo, por ejemplo, esto es lo que hace la observancia de ‘no robar’ para los judíos diferente a la de los no judíos.
—¿El mandamiento judío de no robar es diferente al de los no judíos?
—Sí. Pregúntale a un justo gentil por qué no debe robar y él te va a decir que si no hubiera respeto por la propiedad de otros, no habría ley ni orden. La sociedad se destruiría. Por lo tanto, la sociedad debe tener leyes para disuadir el robo y castigar a aquéllos que roban. En otras palabras, la prohibición en contra del robo, como de todos los otros siete mandamientos, tienen una filosofía. Y la filosofía dicta la ley.
Cualquier religión basada en los siete mandamientos de Noaj, es una religión válida, —continuó el rabino—. Y más gentiles deberían ser seguidores fervientes de tales religiones. Sin embargo, cuando una ley es ley porque se adapta al entendimiento humano, está, por definición, limitada al entendimiento humano. Un judío, por el otro lado, es parte del pueblo que estuvo parado al pie del Monte Sinaí donde D–os reveló el bien y el mal, lo moral y lo inmoral; esto está finalmente más allá de la razón humana. Para un judío del Sinaí, la ley dicta la filosofía. Y ya que es una ley divina, las razones filosóficas subyacentes deben ser las razones filosóficas fundamentales. Por otro lado, ya que la ley de la Torá es divina, esas razones no son necesariamente comprensibles a la limitada mente humana.
Por lo tanto, un judío no roba porque D–os le ordenó no robar, no porque tenga sentido el tener leyes en contra del robo. Si por alguna razón, de su mente surge un racional que le permita robar, aun así, no debe robar porque la Torá le dijo que no.4 Por ejemplo, si un judío toma dinero de otro y aunque tenga la intención de regresarlo inmediatamente, está, no obstante, transgrediendo el mandamiento de no robar. O digamos que un pobre toma diez dólares de un millonario. Es un ladrón. Él debe tener fe en que D–os sabe que él necesita dinero y que si tiene derecho a ese dinero, lo va obtener por una vía legítima.
—Pero ¿el millonario no lo necesita? —preguntó Elaine.
—Eso no importa. La persona no sólo tiene una obligación social de no robar, tiene obligación consigo misma y con D os. D–os va a emparejar las cosas al final. El judío se debe apegar a la Voluntad Divina, porque es Divina, no porque le parece que tiene sentido la mayor parte del tiempo. Y ésta es una forma de moralidad más elevada que confiar en valores morales creados y definidos por la mente humana.
—Y ¿qué si la Voluntad Divina es irracional?
—Si verdaderamente es divina, no es irracional. Te puede parecer, a veces, estar más allá de la perspectiva racional humana, pero esto no la hace irracional. Las razones de D–os son supra–racionales, no racionales. Y es por esto, que creemos que seguir la Torá porque es la voluntad de D–os es más elevado que seguirla porque se adapta a lo que uno piensa que es correcto y bueno.
—Simplemente me es muy difícil aceptarlo.
—Me doy cuenta que para ti debe ser muy difícil aceptar este punto y respeto tu derecho a ser escéptica. Espero que seas una buscadora de la verdad. Tienes un fin de semana entero para explorar los temas con mayor profundidad. Mi sugerencia es que suspendas temporalmente tu escepticismo a fin de que puedas ver otra perspectiva bajo una nueva luz. Te podría sorprender cuánto sentido tiene.
—Rabino, —dijo Elaine con una seriedad no revelada previamente—, no estoy aquí para ver la luz. Y no estoy aquí para tener una mente abierta acerca de la religión. Estoy aquí porque estoy preocupada por mi hermana menor. Y ésta es la única razón por la que estoy aquí. Quizá ha encontrado algo que ella cree la hace feliz, pero en esencia, yo sé que está huyendo de sí misma.
—¡Elaine! —dijo Gail impactada.
—Gail, déjame decir mi opinión. Tú sabes que me es muy importante expresar mis pensamientos. Gail, existe un nuevo mundo de oportunidades para las mujeres. Está lejos de ser perfecto, pero ¿por qué querría una mujer en esta época enclaustrarse a sí misma en una religión patriarcal y opresiva?
—Elaine, déjame decirte algo. Estás muy equivocada acerca de esto. Primero, la Torá no me prohibe, si yo lo escojo así, perseguir las oportunidades de una carrera que tú crees es tan importante. Segundo, yo no estoy huyendo de mí misma. En mi búsqueda encontré algo que tú, nuestros padres y sus amigos, y nuestros compañeros dimos por sentado. Quizá, tú y ellos son los que están huyendo de sí mismos, sumergiéndose en carreras o filosofías seculares que no pueden llegar al descubrimiento de uno mismo, a la verdad y la realización que acompaña a la Torá.
—Pero la religión es el opio de las masas, Gail.
—En la actualidad, el humanismo, el laicismo, el materialismo y otros similares son el opio de las masas.
—Dices eso solamente porque la religión es una forma fácil y conveniente de sentirse seguro en un mundo inseguro.
—Y tú lo dices solamente porque el laicisismo, o lo que sea que tú representas, es una forma fácil y conveniente de deshacerse de la responsabilidad de ser el pueblo elegido, de vivir la Torá.
—Si puedo intervenir, —dijo el rabino—, yo creo que las dos tienen buenos puntos: Gail desde su perspectiva e Elaine desde la suya. Admito que estoy de tu lado en este argumento, —dijo el rabino dirigiéndose a Gail—, pero no puedes esperar que tu hermana mayor piense de otra manera en este momento. Ella no ha experimentado lo que tú. Y —dijo dirigiéndose a Elaine—, si realmente tienes en mente el mejor interés por tu hermana, trata de entender su perspectiva, en lugar de criticarla y esperando que la deseche de la noche a la mañana.
—Pero yo me siento responsable hacia ella y creo que se ha involucrado con la gente equivocada, —dijo Elaine—. Está huyendo de sí misma,
—Y ¿qué yo es ése? —preguntó el rabino.
—El yo de la mujer moderna que puede pensar independientemente,
—¿Qué hay acerca de su yo judío? ¿Está huyendo de él?
—Quizá no, pero yo no pienso que sea importante.
—Entonces, qué hay acerca de su yo humano, el yo que es único en cada ser humano, sea éste hombre o mujer, judío o no judío, —preguntó el rabino—. ¿Está huyendo de él?
—Supongo que depende de cómo usted defina ese yo.
—Estarás de acuerdo entonces, que el único aspecto de ser humano, es el conocimiento de que uno existe, de que uno tiene la capacidad de cuestionarse ¿para qué existo? Después de todo, una mesa no sabe para qué existe. Un animal no conoce para qué existe. Nada más el ser humano se hace la pregunta: ¿para qué existo?
—No voy a estar en desacuerdo con usted, —dijo Elaine—, pero es por eso que tenemos la ciencia, que nos ha dado acceso para conocernos a nosotros mismos y de conocer nuestro lugar en el universo como nunca antes. Ha habido una explosión de conocimiento en el último siglo. Deje que Gail se convierta en científica si quiere descubrir los secretos del universo.
—Entiendo tu punto, —respondió el rabino—. La luna, las estrellas, los lugares más alejados del espacio; el cuerpo, los órganos, los microorganismos; la humanidad, como un todo, ha explorado el espacio exterior y el espacio interior hasta el punto que ha acumulado una increíble cantidad de conocimientos sobre virtualmente todo. Sin embargo, yo sostengo que un tema permanece muy desconocido, poco investigado. De hecho, este tema no es solamente el menos conocido, sino el que menos se desea conocer. La naturaleza humana incluso rechaza el pensamiento de investigarlo.
—¿Qué? ¿La religión?
—No. El propio yo de la persona. La actividad más dolorosa para una persona es girar todos los grandes microscopios y telescopios hacia el interior de sí mismo para examinar quién es y para qué existe. Ésta es la ruina hasta de los idealistas en la actualidad. Políticos, humanitarios, ecologistas, aun la gente que pelea por los derechos de los animales y que ponen en sus automóviles, ‘Yo freno por los animales’, cuida y se preocupa por todo en el mundo, pero cuando llega a ese pequeño ‘yo’, todo se ignora. Deliberadamente se comprometen en cuanta buena causa haya alguna vez sido inventada, sólo para acallar su conciencia que sabe que deberían estar usando ese esfuerzo para conocerse a sí mismos, para descubrir quiénes son y de cómo deberían estar realizando el ‘porqué’ del universo.
Es por esto que tu hermana no está huyendo de sí misma, —concluyó el rabino—. Ella ha mostrado independencia de espíritu para elevarse sobre las tendencias populares, intelectuales o idealistas de su generación, que a pesar de su brillo y deslumbrante cantidad, no abordan satisfactoriamente la cuestión más esencial: ¿para qué estamos aquí? No obstante, tu hermana ha ido directamente al corazón del asunto. Fue capaz de mirar más allá de un aspecto que pudo haberla desilusionado cuando era menor, porque ella quiere la verdad. Ella quiere saber: ¿por qué? La mayoría de las personas pueden estar huyendo de sí mismas, pero tu hermana no lo está haciendo.
—Seguro, —replicó Elaine—, la gente huye de sí misma. Pero ¿quién dice que usted tiene las respuestas? ¿Quién dice que hay una respuesta? ¿Qué si no existe respuesta del porqué estamos acá?
—Ésas son preguntas legítimas. Si son sinceras y tú eres una persona honesta, tengo confianza en que encontrarás las respuestas a ellas un día.
—No en la religión. No en el judaísmo ultraortodoxo.
—¿Cómo puedes estar tan segura? ¿Alguna vez investigaste la Torá como tu hermana lo hizo?
—No, yo no veo qué pueda ganar con eso.
—Pero puede ser que tu verdadero yo se encuentre detrás de esa puerta que tú has cerrado, arrojado la llave, y concluido que está vacía sin nunca haberla abierto. Recuerda, no importa qué tan inteligente sea una persona, existe una tendencia a escapar de uno mismo, de escapar de lo que está más cerca al corazón.
—Conozco lo suficiente para saber que no puede ser verdad.
—¿Alguna vez estudiaste de fuentes primarias, de personas que siguen la Torá? Y no estoy hablando de lo que escuchaste de extraños, leíste en el New York Times, o estudiaste en una clase de religiones del mundo. Estoy hablando acerca de ti, de ti misma. ¿Alguna vez trataste de vivir entre judíos observantes de la Torá y sinceramente trataste de aprender sus costumbres? ¿Alguna vez trataste de hacerlo por dos años? ¿Dos meses? ¿Dos semanas? ¿Alguna vez hablaste francamente con un judío realmente conocedor de la Torá?
—No puedo decir que lo haya hecho, pero no es importante para mí. No es realmente parte del yo con el que me identifico.
—Pero tú eres judía ¿no es así?
—Sí.
—¿No crees que merece consideración junto con el hecho de que eres una mujer, una estadounidense, un ser humano nacido en el siglo veinte? ¿No crees que por lo menos merece que tú tengas tu mente algo abierta en relación a ello?
—No. Pienso que no soy capaz de tener una mente abierta acerca de ello.
—Acepto tu honestidad. Y la respeto. Pero, ¿al menos puedes entender por qué tu hermana piensa que merece consideración y tiempo? —el rabino hizo una pausa y luego agregó—. Por la razón que hayas decidido venir a visitarla este fin de semana, ya estás acá. Trata de aprovechar la situación. Si no puedes tener una mente abierta por tu propio bien, por lo menos sé lo suficientemente abierta para ser capaz de obtener un mayor entendimiento acerca de lo que tu hermana es.
—Déjela ser abierta acerca de mi punto de vista.
—Ella lo era. Crecieron juntas en la misma casa; fueron a la misma escuela, leyeron los mismos libros, vieron los mismos programas de televisión. Ella ya pudo ver el mundo de alguna manera como tú lo ves. Ahora tienes una oportunidad por primera vez de empezar a ver el mundo como ella ha llegado a verlo.
—No estoy aquí para decirte qué hacer, —concluyó el rabino—. Sin embargo, tienes un fin de semana entero con tu hermana que ha hecho grandes cambios en estos dos últimos años. Tú no puedes llegar a entenderla si no te pones tú misma, por lo menos un poco, en su lugar. Y este fin de semana es un enfrentamiento con lo que ella ha estado haciendo por más de dos años. Ella no te va abandonar a ti ni a tu familia. Tendrás todo el tiempo que necesites para platicar con ella. Ahora tienes la oportunidad única de aprender acerca de algo que es muy importante para ella. Por lo tanto, si no por otra razón, espero que te quedes.
De cualquier forma, tengo que disculparme, —dijo el rabino—, porque todavía tengo mucho que preparar. Estaré más que complacido de continuar esta conversación después que el seminario haya empezado. Mientras tanto, disfruten su tiempo juntas.
Por el RAV. AZRIEL TAUBER.
Autoestima
Por Rav Azriel Tauber
CAPÍTULO 1
APERTURA
Las personas están deprimidas. Están sucumbiendo. La economía es un caos. A nadie le importa, corrupción, ambición, e indiferencia, o bien, todos somos impotentes para poder lograr un cambio. ¿Y tú quieres hacerme creer que un rabino ultraortodoxo tiene todas las respuestas?
—Bueno, si no todas las respuestas, por lo menos algunas de ellas.
—Escucha, tú eres mi hermana. Crecimos juntas. Y estoy contenta que pienses que encontraste algo. Pero no es para mí.
—Eso es lo que honestamente sientes, ¿qué yo encontré algo?
—¿Honestamente? No. Honestamente pienso que has actuado precipitadamente. Éste es el siglo veinte. Casi el veintiuno. ¿Por qué retrocedes a la Edad Media?
—¿Realmente piensas que hemos progresado tanto? ¿Realmente la gente está mejor ahora que antes?
—Sí. Tenemos derechos básicos. No te tienes que preocupar que si el rey se levanta con el pie izquierdo te va arrojar al calabozo. Sé que las cosas no son perfectas, pero ciertamente han mejorado.
—Pero la gente aún es infeliz.
—No voy a negar eso.
—¿Tú eres infeliz?
—Tampoco voy a negar eso.
—Pero de acuerdo a los valores de la sociedad, tú deberías ser la persona más feliz. Eres sofisticada, liberada, inteligente, educada, con buena carrera y no careces de cosas materiales. Y aún así, no eres feliz.
—Sé qué más vas a decir. Como no soy feliz, por lo tanto, tengo que encontrar a D–os y volverme una judía ultraortodoxa.
—No te voy a decir lo que tienes que hacer, pero te voy a decir que tus percepciones al respecto, están equivocadas.
—¿Por qué?
—Para empezar, no hay tal cosa como un judío ortodoxo y menos un judío ultraortodoxo.
—¿A qué te refieres? Si no hay algo así, ¿cómo te llamas a ti misma?
—Me llamo una judía que está haciendo su mejor esfuerzo por cuidar la Torá. Si debes usar una etiqueta, soy una judía que sigue la Torá. La palabra ‘ortodoxo’ fue usada por primera vez en el siglo XIX por los judíos que querían pasar por progresistas. Así que etiquetaron a aquéllos que permanecieron fieles a la Torá como ‘ortodoxos’. En la actualidad, los ideales de aquellos judíos autoproclamados ‘progresivos’ parecen arcaicos y obsoletos. No obstante, la etiqueta que pusieron a los judíos que eran leales a la Torá permaneció. ‘Ortodoxo’ denota a alguien estricto, de mente estrecha y puritano. El término ultraortodoxo es claramente prejuicioso en la forma en que la mayoría de la gente lo usa. Si yo fuera negra, ¿te sentirías tan libre para clasificarme con una etiqueta que insinúa algo negativo?
—No me había dado cuenta que era insultante para ti. Lo siento.
—Es insultante para mí porque sé que no es verdad. He conocido a tantos judíos ‘ultraortodoxos’ brillantes, bien educados, bondadosos, que escuchar a alguien englobar a todos los judíos de Torá en una clasificación que insinúa estrechez mental, me duele. Y me duele porque sé que las víctimas reales de este prejuicio son los judíos seculares que sólo tienen un entendimiento superficial. Etiquetas como ésa, hacen que los obstáculos para la unión de nuestro pueblo sean mayores. Créeme, no tienes idea de lo que estas personas son. Te han inculcado —abierta o discretamente— con distorsiones, verdades a medias y mentiras absolutas acerca de sus creencias y prácticas.
—Nuevamente te pido disculpas si te he insultado a ti o a ellos.
—No te sientas apenada. Sólo ven conmigo este fin de semana al seminario. Mientras tengas la mente un poco abierta, será muy informativo.
—¿Va a haber otros como yo?
—Definitivamente. Y yo voy a estar ahí. Podemos platicar en el tiempo libre.
—¿Cuánto días dura?
—Empieza el jueves en la noche y termina el domingo.
—Si no fueras mi hermana menor, no lo pensaría ni siquiera dos veces. Pero dame un día o dos y te contesto.
Ó Ó Ó
—No soy una persona espiritual. Si quieres saber la verdad, todo lo que pienso es en cómo hacer dinero.
—Pero hay más en la vida que el dinero.
—Sí, pero si tú hubieras sido criado como yo, viendo a tus padres luchando toda su vida para todavía tener que pedir prestado del sueldo del siguiente mes, actuarías en la misma forma. Todas estas cosas de la religión son bonitas, pero la realidad es el dinero.
—Eres tan típico.
—Sí, lo soy. ¿Qué opinas de más de un millón de israelíes como yo que viven fuera de Israel?
—¿Qué hay acerca del idealismo?
—Si yo tuviera un millón de dólares, podría darme el lujo de ser un idealista. No soy del tipo de los que necesitan mil millones de dólares. Si yo hiciera mi millón, regresaría. Soy un creyente. Y es por eso que no necesito este seminario. ¿Qué me dirá el rabino? ¿Que existe un D–os? Eso yo ya lo sé. Si te contara tan solo algunos de los milagros que vi cuando combatí en contra de los árabes, no me lo creerías. No necesito que nadie me convenza de que existe un D–os.
—Sé que eres un creyente, pero ¿cuánto sabes?
—¿Saber?
—Sí, tú crees, pero realmente ¿cuánto sabes acerca de tu religión?
—Israel no es como Estados Unidos. Aun los no religiosos en Israel estudian la historia y las costumbres judías. Es como una segunda naturaleza en nosotros.
—Ése es el problema. En el mejor de los casos es una segunda naturaleza. Nunca fue abordado con convicción, así que nunca fue entendido más que superficialmente,
—Créeme, entiendo más cosas que la mayoría de la gente.
—Sé que has experimentado mucho, pero ¿alguna vez realmente te sentaste, estudiaste y te enfrentaste con tu religión? ¿Alguna vez trataste de obtener un entendimiento más profundo por tu cuenta?
—Ya te lo dije, no soy una persona espiritual.
—En otras palabras, tú no quieres pensar.
—Yo ya pienso mucho. Hasta los rabinos dicen: Yosif daat, yosif majov, ‘aumentas en conocimiento, aumentas en dolor’.
—Quizá no estás pensando correctamente.
—Escucha amigo, si yo me la pasara pensando desde hoy hasta que tuviera 120 años, no me ayudaría a hacer dinero. Y sin dinero, una persona no puede vivir. Hasta los rabinos necesitan dinero.
—No estoy diciendo que dejes de trabajar. Todo lo que estoy sugiriendo es que renuncies a un fin de semana, sólo uno. Te puede dar más de lo que piensas.
—¿Para qué lo necesito?
—¿Para qué lo necesito? Todos los israelíes tienen la misma expresión. ¿Es qué acaso todo gira alrededor de ti y de tus necesidades?
—¿Por qué más lo haría? ¿Por ti?
—No lo hagas por mí. Hazlo por ti.
—Pero yo no lo necesito.
—Entonces hazlo por el D–os en el que dices creer. Él te hizo un judío. Un judío no puede lograr realmente lo que es, si es un ignorante. Tienes buenas excusas, como la de que no eres espiritual, pero en el fondo sí debes serlo. Todos debemos serlo. De lo contrario, D–os no nos hubiera dado almas. Aquí tienes el número telefónico de la organización que está dirigiendo el seminario y la dirección donde se va a efectuar. Si quieres permanecer como un judío ignorante, ésa es tu opción. Pero este seminario es la oportunidad para profundizar en ti mismo, en tu yo judío. Tal vez te des cuenta que no gira alrededor de lo que crees que necesitas en el momento.
Ó Ó Ó
—¿Qué pasa contigo? Ya fue suficientemente malo perder el negocio. Pero me digo a mí misma, por lo menos todavía tenemos nuestro matrimonio. Después empezaste a volverte muy solitario y hasta insultante. Aún así, racionalicé y dije, por lo menos tenemos nuestra familia. Y ahora no puedes ni hablar con los niños sin ser crítico. ¿Qué te ha pasado? Y no me interesa si me gritas o me reprendes. Ya estoy harta de esto. Pero ¿qué te pasa? ¿Cómo te puedes mirar al espejo?… Bien, dame la espalda… Espera, ¿a dónde vas? ¿A dónde vas?
—No lo sé.
—¿A qué te refieres?
—Simplemente no lo sé. Pero tengo que marcharme lejos.
—No te vayas.
—¿Para qué me quedo? Dime que además de ser un pésimo proveedor también soy un pésimo esposo y padre. Y tú, ¿quieres saber algo? Estás en lo cierto. Tú estás absolutamente en lo cierto. Lo sé mejor que tú.
—Pero ¿a dónde vas a ir? ¿Vas a regresar?
—No lo sé.
—Espera, no te vayas. Podemos resolver esto.
—No como está. No como yo estoy.
—Pero ¿a dónde vas a ir?
—A cualquier parte.
—Por lo menos dime a dónde vas.
—Ya te lo dije: no lo sé.
—No te vayas así. Por lo menos habla con uno de tus rabinos o amigos.
—No hay nada que decir.
—Eso no es verdad.
—Entonces tú dime: ¿qué es lo que hay que decir?
—Hay mucho que decir.
—¿Cómo qué?
—No lo sé. Pero no puede ser que Hashem no le dé opciones a la persona, Siempre hay algo que hacer.
—Si lo hay, yo no sé qué es. Me voy.
—Escúchame, no te vayas… ¡Espera! Toma este número telefónico. Mi amiga me dijo que su rabino va a estar en este número durante todo el fin de semana dando un seminario. Se le conoce por ayudar a la gente. Puede ser que te dé algún buen consejo.
Ó Ó Ó
—Pero ¿no es un seminario para principiantes?
—No solamente. Además, estos seminarios son realmente para todos. Es sólo que diferentes personas los experimentan en diferentes niveles.
—Pero me voy a sentir tan incómoda.
—¿Por qué lo dices? Te puede dar la elevación que necesitas.
—Pero yo no quiero ir. Y es definitivo.
—Es por …
—Sí, ésa es la razón,
—Pero cariño, no puedes paralizarte solamente porque otros tienen hijos.
—¿Para qué debo torturarme más de lo que ya estoy?
—¿Qué hay de ir por mi bien? Yo lo necesito.
—Entonces ve tú.
—Pero debemos hacer las cosas como una pareja. ¿Qué bien me hace a mí si yo me siento mejor pero tú todavía estás herida? Como sea que tú te sientas me afecta enormemente. Por favor, vamos por mí.
—¡No! ¿No puedes entender? ¿No logro llegar a ti? No puedo soportar estar cerca de parejas con hijos… Ves, me hiciste decir algo de lo que ya estoy arrepentida. ¿Pero qué puedo hacer? Es la forma en que me siento. Siento puñaladas de dolor cuando otras personas tienen simjá. Me corroe. Nadie sabe lo mucho que me daña. ¡Nadie!
—No puedes seguir viviendo así. No podemos seguir viviendo así. Quizá este seminario nos ayude.
—¿Nos ayudará a tener hijos? ¿Voy a quedar repentinamente embarazada?
—Vamos, tú sabes que ésa no es la razón para asistir.
—¿Cuál es entonces la razón? ¿Para calmarme? ¿Para hacerme sentir bien cuando realmente me siento pésimo?
—Quizá obtengas un entendimiento que te coloque las cosas en otra perspectiva,
—Bien. ¿Y después qué? ¿Seré feliz?
—Tal vez.
—No quiero estar feliz si no tengo hijos. ¿Por qué otras personas tienen derecho a esa experiencia y yo no? No quiero que me tranquilicen.
—No estoy diciendo que vayas para que te tranquilicen.
—Entonces ¿para qué me estás diciendo que vaya?
—Por nosotros. ¿No piensas que yo también quiero un hijo tanto como tú? Yo también siento punzadas cuando veo padres con sus hijos.
—Es diferente para un hombre.
—Tal vez, pero también me siento muy herido. Necesito obtener cierta perspectiva. Necesito sentirme mejor acerca de nuestra situación. No quiero ir solo. Quiero que estés a mi lado.
—Si tan solo supiera que nos va a ayudar…
—Querida, sé lo mal que te sientes. Créeme que lo sé. ¿Y no crees que Hashem también lo sabe? Yo no sé por qué tenemos que sufrir de esta forma, pero debe haber una razón. Vamos con mente abierta. Tal vez escuchemos algo que nos ayude. Tal vez estamos sufriendo así solamente para que vayamos este fin de semana.
—Eso suena descabellado.
—No lo sé. Tal vez es así o tal vez no. Yo sólo tengo una buena corazonada acerca de esto. Te he estado diciendo desde hace mucho tiempo que debemos tomar el control de nuestra vida emocional. Ésta puede ser justamente la oportunidad para ayudarnos a empezar. Probablemente obtengamos más de lo que perdamos. ¿Qué dices?
—No es una decisión fácil para mí.
—Para mí tampoco.
—Si es tan importante para ti, déjame consultarlo con la almohada. Veré si me siento diferente por la mañana.
—Gracias. Eso es todo lo que pido.
Por Rav Azriel Tauber
¿Volver a meter la pata?
La semana anterior tuve la oportunidad de converzar, por separado, con dos colegas matemáticos chilenos. ¿El tema? Uno bastante frecuente entre los matemáticos: la política (nacional e internacional).
A esta especie, a los matemáticos, me pertenezco y puedo decir que es muy frecuente encontrar en nuestra fauna posiciones muy orientadas hacia los extremos y, por esto mismo, me resultó muy instructivo charlar con los mencionados colegas. Según el uno, "eres un poquito derechista pero eres demócrata"; según el otro "ciertamente tu no eres de derecha pero se ve que respetas la ley Seguir leyendo ¿Volver a meter la pata?
Falsedades probadas, cristianismo y prensa
Les transcribo este texto interesante obtenido de www.luzmasluz.org, pagina de ciencia, el fin es para que nos demos cuenta de lo aconteciente en nuestra sociedad y que medidas podemos tomar ante las tendencias y las malas practicas.