En variados artículos Yehuda Ribco ha explicado la importancia (pero no determinancia) de un nombre sobre la persona que lo lleva. No me voy a meter en asuntos del Moré. Para preguntas más serias por favor, con paciencia, acudan a él…
Pero, como dice el título de este artículo, estoy en este momento dando gracias a Dios por haber inspirado a mis padres. O mejor dicho por no haberles inspirado tantísimo…
Me pusieron Juan Ricardo. Simple. Dios les pague. No hay para que buscar la quintaesencia de su significado. Es importante que no tenga un contexto como Adolfo o Stalin o Coronel Hugo, etc. Pero como verán en el artículo de mi compatriota Aurelio Paredes, periodista de la Revista Vistazo, otros de mis coterráneos tuvieron padres con hartisisisisima inspiración…
Como dice la canción: Es mi tierra linda de Ecuador tiene de todo…
Para terminar: si tiene ganas de hacer turismo, vaya a la provincia de Manabí, allá en Ecuador, a más nombres exóticos encontrará las mejores playas y la mejor comida ecuatoriana! Y dejo constancia que no soy manabita….
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http://www.vistazo.com/estilo.php?sEdicion=946&sID=8&id=987
Hitler vive en Manabí
Se imagina a Hitler con sus tres generaciones residiendo en Ecuador y dedicándose a la política, la mecánica y la animación de fiestas, o un lugar donde él como disc-jockey ponga a bailar a John Kennedy, Chaplin, Cristóbal Colón, Franklin Roosevelt, George Washington, Simón Bolívar, Juana del Arco, Gary Cooper, Blanca Nieves, Klifford o Ben Hur.
Si cree que esto es imposible, basta con visitar en Manabí, Chone, Convento y sus alrededores, para entender que ahí todo es posible.
“Tener personas con nombres raros es nuestro orgullo. Muy pocos se averguenzan de ello y hasta hoy conozco alguien que lo haya cambiado. Esa es nuestra identidad por ello muchos nos aferramos a mantener esa tradición, aunque la ley trate de impedirlo”, dice Hitler Fluver Corral Saldarreaga, chonero de 64 años, quien legó su nombre a tres de sus hijos, Hitler Leonardo (14), Hitler Stalin (10) y Hitler Humberto (26), quien a su vez bautizó a su primer hijo, Hitler Aníbal (5), que ya habla del historial del nombre.
“Es por un señor alemán de bigotes como los de Abdalá, que era muy malo”.
En esta zona costera de montañas agrestes, caminos culebreros, calores sofocantes, famosa por la belleza de sus mujeres, revisar los archivos del Registro Civil, los directorios telefónicos o conversar con su gente es entrar al mundo de lo inesperado.
Tal es la idiosincrasia manabita, que ello es motivo de estudio. Así, escritores como Mar Pacífico Cedeño publican libros donde constan nombres como: Nereis, Elito Estenio, Algemiro, Jese, Exdison, Lidix, Benéfrido, Blanca Celeste, Rosa Librada, Diosa Eufeli, Kliffor Wesmiter, Jafec Zagalo, Jesús Glorioso, Esilda, Everguito, Lucero del
cielo, Alcímidor, o Claro Oscuro.
Dicha fama hizo que hace 20 años, el periodista Marcelo Marchán, “Tomás del Pelo”, en su página humorística de diario El Universo, organizara el vicecampeonato nacional de nombres raros.
Vicecampeonato, porque según él, el campeonato ya lo había ganado Chone.
Origen de una costumbre
Pero, ¿cuál es el origen de esa particularidad? Para el historiador Enrique Delgado Coppiano, todo se remonta 150 años atrás cuando Chone, llamada así por el vocablo cara “Casa Ardiente”, era una comarca poblada por gente extremadamente religiosa, cuya costumbre por devoción era poner a sus hijos, nombres del santoral católico. Así, los primeros choneros se llamaron: Pedro, Pablo, María o Matilde, como también: Ambrosio, Hermenegildo, Anacleto, Basilio, Melanio, Teresa de los Andes o Juana del Arco.
“La tradición fue evolucionando. En 1880 llegaron los primeros inmigrantes europeos (griegos, yugoslavos, alemanes, italianos e ingleses) y turcos (no libaneses) que venían huyendo de los conflictos políticos y que vieron en este valle exuberante un sitio próspero para establecerse, por la extracción de madera de balsa o caucho. Con ellos llegaron también sus nombres que pertenecen a filósofos y personajes de la literatura y la época”, dice Delgado.
Así, se popularizaron nombres griegos como: Agamenón, Pericles, Aquiles, Fenelón, Temístocles, Afrodita; italianos como: Giussepe, Paulo, Robertino, Giampero, Valerio; o alemanes como: Froben, Klausen, Karlz o Franz.
“Poner nombres poco comunes se fue haciendo parte intrínseca del manabita, sobre todo en el campo, donde se agregó su propia creatividad, inspirado en la naturaleza.
Arbolito, Crepúsculo, Ocaso, Viento de la Mañana, Floreslinda, Amapola, Rosalva”, señala Cedeño, cuya familia es testigo de ello. Entre sus 11 hermanos están: Sol Ecuador, Zoila Estrella, Cielo Rocío, Aurora del Amanecer y Alba.
Tal es el orgullo de los Mares, que el que legó su nombre a su hijo y su nieto, aún lamenta no haberle puesto Mar de Belén a su hija, por oposición de su esposa María de Lourdes, quien dio su nombre a la niña. Pero fue mejor, así evitó que la molesten, comentamos. “No crea, aquí la gente no se molesta por su gracia (nombre) o por cómo “menta” (cómo se llama) pues tiene nombres peores”, acota.
Algo parecido señalan los Hitler. “A nosotros nos dicen ¡Heil Hitler!, ¡Führer!, o ¡Nazis!, pero uno no hace caso y ya”, dice Hitler Corral Vera, quien además del nombre, heredó de su padre sus oficios de mecánico y animador de fiestas. “Los invitados dicen que ellos bailan con Hitler, nosotros preferimos llamarnos los mecánicos del ritmo”, bromea.
“El nombre no hace al hombre, todo lo contrario, el hombre se hace un nombre y debe honrarlo. Yo al igual que Hitler hago política, pero mientras él fue un genocida, lo mío es el servicio”, dice este dirigente estudiantil y sindical.
Pero no todos se enorgullecen del nombre. El juez Tercero de lo Penal de Chone, Adolfo Hitler Flores de Valgaz Álava, prefirió no comentar sobre el tema, ni permitir fotografías, pues como juez tiene una imagen que mantener, como para bromear por un nombre que no pidió llevar y que no se lo cambia por respeto a su padre, que por mantener la tradición, bautizó con nombres inusuales a sus 17 hijos, de los cuales el más popular es Querido Ecuador.
Entre los Flores de Valgaz hay los Holmes Bladimiro, Cita, Tirsa, Pascacio, Balduvino, Barón, Ensa, Gudfe, Amnys, Odilón, Euler, Jaminthon, Winter Bienvenido o Giu Ecuador.
“Así son nuestras tradiciones. Hay familias enteras que tienen nombres raros y hay como una disputa entre parientes por ver quién pone los más originales”, acota Mar Pacífico Cedeño, que tiene en su familia a Mareike, Ilka Grushenka, Katleen Nesbit, Lisken, Sirena del Mar de Vinces, Sol Abraham, Oyuki Miosotti y Zura Dalinda, quien no dudó en bautizar a su hijo como Jason Arick.
“Cada nombre tiene un porqué, el mío es por un ave silvestre, mi hermana Oyuki por una novela japonesa que leía mi madre, Miosotti por una flor. El de mi hijo porque su padre tenía un amigo que falleció y se llamaba así”, señala Zura Dalinda.
Rarezas y mitos
Delgado Coppiano, cuenta que en los años 30 y 40, la costumbre se afianzó tanto al punto que se hizo una “obligación”.
Así por afán de imitación se ponía nombres de artistas o escritores como Gary Cooper, Douglas Fairband, Shakespeare, Tito Guizar o Charles Chaplin; de servicios públicos que llegaban a la zona como: Autoridad Portuaria, por agradecimiento a marcas que sirvieron para su supervivencia o simplemente por novedad.
Su afán investigativo nació por curiosidad, pues siendo propietario de la imprenta Colomba que elaboraba los diplomas escolares, se encontró con nombres que lo sorprendieron como: Talco Johnson y Land Rover Zambrano, Zinger Moreira, o Eveready Mancilla.
“Al ir a los colegios a hablar con los padres de los chicos para preguntar el origen del nombre, tuve cada sorpresa. Zinger se llamaba así, en agradecimiento a la máquina de coser con la que la abuela del niño, mantenía la familia; Land Rover porque ese jeep que aquí se usaba como taxi, causó la prosperidad del importador Benustti Zambrano. Talco Johnson, porque al nacer el niño tuvo salpullido y una monjita de la Caridad del hospital le dijo a la madre, póngale talco Johnson para que se cure y ella entendió que era el nombre que debía ponerle”.
Sin embargo, reconoce que también hay “fábulas” creadas por cuentos de la gente, como la historia de una señora Pita casada con un señor Alache, que al parir sintió tantos dolores que bautizó a su hija como Dolores Alache Pita; o del señor Vaca y la señora Gando, cuya madre se llamaba Zoila, por quien bautizaron a su hija como Zoila Vaca Gando. Así hay la fábula de Sóstenes Zenón Bustos, Estoika Gando, Armando Bronca o Zoila Dueña de la Casa.
“Eso debió suceder, con los nombres que investiga”, dice el jefe del Registro Civil de Portoviejo, Enrique Zambrano, cuando le inquirimos por varios nombres peculiares aparecidos en el concurso de nombres raros. “Si no constan en el sistema ni como cedulados, ni como no cedulados, ni están en el registro de fallecidos o de nacimiento, es porque o no existieron o porque son personas que existiendo nunca registraron su identidad”.
Lo cierto es que nunca pudo hallarse el registro de: Semen de los Dioses Bazurto Quezada, Perfecta Circuncisión Hidalgo, Burger King Herrera Suárez, Houston Texas Ponguillo Loor, Martes Trece Santana, Cadena Perpetua Vásquez Jijón, Año Bisiesto Owen, Everguito Coito o Dosauno Angulo.
Más allá de fábulas, la costumbre existe, aunque la ley lo prohíba. “A veces es difícil hacer entender a la gente que no ponga esos nombres. He tenido conflictos terribles, en los que para evitar problemas, se tiene que ceder”, acota.
Por ello, hace poco tuvo que inscribir a Roberto.-, ¡Sí! Roberto.- (con signo de puntuación), Rafaye al hijo de Ramón Falconí Yépez, por las dos primeras letras de sus nombres; o Sida, Shakira, Tin Delgado y David Beckam.
De seguro, quizá pronto alguien quiera bautizar a su hijo como Dale Correa, porque al parecer, así como Ripley es ecuatoriano, Fulano de tal, Menganito, Perencejo o Palito de los palotes, debieron andar por Manabí.
Por Aurelio Paredes