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Uno hace la diferencia- Lic. Yehuda Ribco

Tema publicado con la autorización del More Yehuda Ribco
UNO HACE LA DIFERENCIA
Lic. Prof. Yehuda Ribco // Tammuz 22, 5763 – 22/7/2003
Tomado de la Parasha Bemidbar Matot (“Tribus”)
Este corresponde leer la parashá llamada Matot («Tribus») junto a Masei («Etapas»), que son la novena y la última del cuarto tomo de la Torá, el sefer Bemidbar, conocido en español como «Números».
El mundo es tan diverso, son tantas las actividades humanas, variadas líneas de conocimiento nos cruzan, innumerables son los campos de estudio y acción, que difícilmente podemos tener una perspectiva general de lo que está aconteciendo. Seguir leyendo Uno hace la diferencia- Lic. Yehuda Ribco

Resp. 136 – Las cosas en su sitio

Hola

…¿ Tenemos los noájidas algún sello en el carácter? ¿ Somos suaves en el trato con el otro? ¿ Nos vestimos con la envoltura de las personas corrientes? Naturalmente, los noájidas hemos visto una realidad más allá de la muerte y hemos notado la profundidad de la vida, sin embargo después de ese conocimiento hemos regresado a la vida cotidiana.
¿ Cuáles son las lecturas que han transformado el alma del noájida? ¿ el libro de Genesis?
Perdone los errores que haya cometido en este mensaje
Un saludo
Pipe Sadariano
Sefarad

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Resp. 135 – Noájida, sin máscaras

Shalom,

Yo soy cristiano, sin embargo luego de haber estudiado la Biblia he comenzado a obedecer los preceptos del Eterno.

¿Es correcto lo que estoy haciendo? ¿Qué les parece?

Yo me siento “Judio Espiritual” por hacerlo, más allá de que en mi familia me hayan dicho que una mujer de mi familia era Judia (Sefaradi)

Shana Tová!

Julio Perez
Argentina

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La moraleja de Naamán

¿Te ha pasado alguna vez que sientes que las cosas no pasan como tú quisieras?
¿Te has frustrado porque no todo camina a tu ritmo? 
¿Sientes que nada está bien hecho si no es a tu manera?
¿Te has enojado porque no se te ha puesto la atención que tú esperabas?

Existe una historia en el libro de los Reyes, acerca de un hombre llamado Naaman, este hombre era un poderoso general del ejercito sirio, pero era leproso. Una muchacha que tenía a su servicio, le aconsejó que fuera a ver al profeta Eliseo, para que pidiera al Eterno por la sanación de su lepra.
Naaman entonces se dirigió al rey de Siria, para que le diera cartas de recomendación  para el rey de Israel. Luego se proveyó de oro, plata y vestidos para pagar por su sanación. Se dirigió hacia el rey de Israel y le entregó las cartas de parte del rey de Siria, el rey de Israel, al leer se enojó mucho, pues el rey de Siria le decía que le mandaba a su general para que lo sanara de su lepra.
El profeta Eliseo entonces pidió al rey que le enviara al sirio, cuando Naaman llegó al lugar donde habitaba el profeta, descendió de su carro y se paró a la puerta, pero el profeta le envió un mensajero para que le dijera que se sumergiera 7 veces en el río Jordán y con esto seria limpio de su lepra. El general se fue muy molesto, pues pensaba que el profeta se pondría de pie frente a él y después de invocar el nombre de el Eterno su D-os, lo tocaría y de este modo seria limpio de su lepra, pues en su opinión en Siria existían mejores ríos, aunado a esto que el Profeta no salió en persona a recibirlo.

Pero los hombres que estaban a su servicio lo convencieron de que hiciera lo que el profeta le había mandado, pues era una cosa muy simple, así que fue al río Jordán y se sumergió como se le había dicho y fue limpio, entonces regreso a ver al profeta, para pagarle por la sanación, pero el profeta no quiso aceptar pago alguno, y lo envió en paz.
Pero el criado del Profeta siguió a Naaman le pidió vestidos en nombre de su señor, y los escondió. Cuando el secretario llegó a presencia del Profeta, éste le preguntó de donde venia. El secretario dijo que no había ido a ninguna parte. Pero el Profeta le dijo que el sabia todo lo que había hecho, y la lepra de le pegó a él, ese seria su castigo por sus hechos.

¿Pero por qué te cuento esta historia?,

Porque muchas veces actuamos como Naaman, creyendo que somos muy importantes, que merecemos la principal atención, que nuestro problema es más grande por lo cual requiere de ser atendido por alguien muy importante, y como nosotros queremos, a la hora que queremos, del modo que a nosotros nos parezca mejor. Si las cosas no resultan así nos molestamos y hasta maldecimos.

Recuerda que el mundo no gira en torno a ti, que siempre existirán problemas más grandes y más pequeños que el tuyo, personas más grandes y más pequeñas que tú, en todos los sentidos, física, moral, intelectual, laboral, espiritual, etc.

Que muchas veces la solución a nuestro problema es tan fácil, que ni siquiera la tomamos en consideración, y no siempre proveerse de bienes materiales es lo más importante, pues recordemos que el amor, la amistad, la lealtad, la dignidad, etc., no tienen precio.
Y lo mas importante, que el Eterno utiliza a las personas indicadas, para guiarte en tu vida, para aconsejarte, incluso para reprenderte.

Pero existen muchos (pastores, falsos rabinos de los mesiánicos, clérigos de religiones, predicadores, etc.) que valiéndose de la ignorancia de la gente, quieren sacar ventaja, exigiendo pago por los beneficios que El Eterno concedió.
Estos al igual que el criado de el profeta, llevarán las culpas de aquellos a quien engañaron.

Espero que esta reflexión, sea de beneficio en tu vida y tengas en tu vida, SHALOM.

¿Son judíos los noájidas?

Pregunta. Que tal Juan:Estuve viendo la página de fulvida y la verad que lei información que nunca había visto. Son muy fuerte la critica a la religión católica sin emabargo me gustaría conocer mas sobre ustedes.Los noajidas son judios? Porque que no se conoce mucho de ustedes? Bueno espero que nos comuniquemos por esta via y conversar sobre algunos temas de creencia universal.

Saludos cordiales,

Alejandro Guevara Panamá

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¿ Padres buenos o buenos padres ?

No conozco el autor de este pensamiento, pero creo que refleja una realidad para reflexionar, en especial para los que estamos en este lindo camino hacia nuestro creador…

¿ Padres buenos o buenos padres ?

Quizás has oído la historia de algún antepasado tuyo, tal vez tus padres o abuelos, sobre lo difícil que se las vieron cuando se casaron, sin dinero y sin ayuda.
A mí me ha tocado y los oigo hablar de ese pasado con cierto orgullo por salir adelante solos, con su valor y la ayuda de su cónyuge. Son matrimonios sólidos, basados en su amor por el otro y en la convicción de que, toda empresa que se quiere sacar adelante, implica esfuerzo, y no hay empresa más grande ni más difícil que un buen matrimonio.
Uno podría pensar que si estas personas vieran a algunas de las parejas que se casan ahora, con la casa puesta, auto en la puerta, un negocio instalado y toda su vida resuelta, dirían que les tocó la mejor época. Pero nada más lejos de esto !
Los que pasaron por épocas difíciles salieron adelante, no quieren olvidar su pasado, sino por el contrario, sienten que fue la base que cimentó lo que han logrado, tanto en lo material como en lo espiritual. No te quiero decir con esto que fue su mejor etapa, pero sí necesaria.
Empezaron solos, con lo que podían en ese momento, sin espejismos, ni subsidios y, aunque esto les causó incomodidades y privaciones, no tomaron una actitud negativa, porque sabían que se tenían el uno al otro. Además, le encontraron un sentido a su sufrimiento, palabra casi inadmisible en nuestros tiempos, y gran parte de la culpa es «nuestra»… de los papás.
Como siempre -me incluyo-, no queremos que nuestros hijos pasen incomodidades.
Desde niños los dejamos en la puerta de la escuela para que no caminen, les simplificamos todo para que no batallen y les dejamos un mensaje implícito:

«Sufrir y batallar no tiene sentido».

Después, cuando estos niños se casan, los papás les quieren resolver hasta el último detalle. Si no pueden ir de luna de miel a una playa extranjera, no importa, sus papás les pagan el viaje; si no podían vivir más que en un departamento pequeño, no importa, sus papás les pueden pagar una casa o un departamento grande…y así con todo…
Por querer hacerles el camino fácil, se los hacen cada vez mas difícil, porque llegará un momento en que papá y mamá ya no estarán allí, o si están, no podrán resolver otros problemas más serios.
Son estos niños jugando a casarse quienes, a la primera dificultad en su matrimonio deciden mandarlo todo a volar, porque luchar por sacarlo adelante cuesta mucho trabajo y ellos no están acostumbrados a luchar; ¿Para qué?, si todo se les ha dado siempre sin hacer esfuerzo.
En el libro The Road Less Traveled (El camino menos viajado), de Scott Peck, comenta que la vida es difícil, una vez que lo sabemos, entonces deja de serlo. La vida es una serie de problemas: aceptándolos y resolviéndolos es como el individuo crece. He ahí la importancia de que nuestros hijos aprendan a resolver sus propios problemas.
Tal vez estés pensando que eso de resolver los problemas de los hijos sólo pasa en las familias acomodadas, que son las únicas que se pueden dar el lujo de mantener otra familia además de la suya. Pero, excluyendo a los que se encuentran en extrema pobreza, te sorprenderías si supieras cómo ayudan los papás de todo tipo de estratos sociales a sus hijos a no sufrir. Si tuviéramos consciencia del daño que hacemos a nuestros hijos al leerles el pensamiento y cumplirles todos sus caprichos, seguramente no lo haríamos.
Pero a veces sentimos que es nuestro deber y otras veces queremos que tengan todo lo que nosotros no tuvimos.
Vuelvo a lo mismo, estos niños y jóvenes mal acostumbrados, son pésimos a la hora de sacrificarse. Y no me refiero solamente a grandes sacrificios sino a algo tan simple como ceder en la convivencia diaria. En un matrimonio siempre hay prioridades a la hora de comprar
algo. ¿De quién será las prioridad ? ¿ de él ? ¿ de ella ?.
Si ninguno acostumbra prescindir de lo que le gusta, ¿cómo harán?. En el mejor de los casos, aprenderán a estirar, aflojar y batallar antes de llegar a un acuerdo. Pero, si el egoísmo está tan arraigado que no hay manera, ¿entonces qué?: llega el divorcio, claro, por incompatibilidad de
caracteres, y se acabó: «Asunto arreglado». Desgraciadamente, la incompatibilidad de caracteres es nada menos que la imposibilidad de convivir con los demás, sólo que con el cónyuge se nota mucho más, porque allí sí viven juntos. Eso viene del egoísmo, de estar acostumbrado a ser el centro de
atención, a que la vida gire a su alrededor; y eso desgraciadamente se enseña en la casa, en donde se prepara a los matrimonios del futuro. Así que, la próxima vez que tu hijo tenga algún problema, ayúdalo si quieres, pero no se lo soluciones. No lo subestimes… te aseguro que saldrá adelante.
Esto será una gran ayuda para tu futuro yerno o nuera. Ellos te lo agradecerán.
Padres buenos hay muchos; buenos padres, hay pocos. No es difícil ser un padre bueno, en cambio, no hay nada más difícil que ser un buen padre. Un corazón blando basta para ser un padre bueno,  pero la voluntad más firme y la cabeza más clara son todavía poco para hacer un buen padre.

El buen padre dice sí cuando es sí y no cuando es no.

El padre bueno sólo sabe decir…sí.

PENSALO !

La mediocridad

Un estudio reciente muestra que darse por vencido es un hàbito adquirido. Se puede aprender a ser perseverante o constante, tan fàcilmente como se aprende a darse por vencido. Durante los ùltimos años, biòlogos, psicòlogos, han realizado experimentos que confirman cuàn poderosamente puede nuestra actitud mental afectar el resultado de nuestra vida. En la universidad Jhons Hopkins los investigadores han descubierto que animales de laboratorio pueden aprender a darses por vencidos. Si un ratoncito se mantiene en la mano con tanta firmeza que por màs que se esfuerce no puede escapar, al final abandonarà la lucha contra lo imposible. Ha aprendido a darse por vencido.

Aunque los humanos no somos ratones, podemos escoger los hàbitos de vida. Afortunadamente podemos hacer una elecciòn optimista de responsabilidad y esperanza. Podemos desarrollar el hàbito de no darnos por vencidos. Podemos programar nuestra mente y corazòn para que siga siempre adelante, luchando contra la duda, el dolor y el miedo. En ese proceso podemos vencer obstàculos en apariencia insuperables. En realidad, uno de los mensajes que yo quiero transmitir es. » Aguante, y lo verè en la cumbre».

Por: Zig Ziglar, pag. 294

Mesiánicos: ¡dejen de robar!

Estaba administrando el material de mi blog personal y me llevé  una sorpresa desagradable. Entre los "enlaces entrantes" (o sea blogs o páginas web que presentan links permanentes a mi blog) está un Blog que habla de "raíces hebreas". Al ingresar a dicho blog vi que era un autodenominado "talmid de Yeshúah (= Jesús = Yehoshúah = cualquier cosa)", un pseudo-judío mesiánico. El caballero no tuvo ningún reparo en plagiar la traducción del "Camino del Gentil Justo". Ante esto, como primera medida, dejé el siguiente mensaje público

*****Inicio mensaje+++++
Con todo respeto, me dirijo a usted Mijael para solicitarle de la manera más comedida se sirva retirar de su blog todo el material correspondiente a la versión en Castellano de "El Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky). Soy el traductor de este material y por encargo explícito del Rabino Chaim Clorfene, dueño de los derechos, administro la versión en Castellano del original

The Path of the Righteous Gentile
(An introduction to the Seven Laws of the Children of Noah)
Chaim Clorfene & Yakov Rogalsky
Derechos: 1987 Chaim Clorfene ~W Yakov Rogalsky
ISBN 0-87306-433-X

Las únicas páginas autorizadas para presentar el material son
http://jabadecuador.com, http://fulvida.com, http://jmayorga.wordpress.com

Las páginas que no han sido nombradas no cuentan con el permiso
correspondiente y por lo tanto están plagiando.

Ninguna página que promueva el cristianismo (en cualquiera de sus
denominaciones, incluidos los así autodenominados "judíos mesiánicos") está
o será autorizada a utilizar este material.

De no retirar este material, nos veremos obligados a tomar las medidas
legales que estimemos pertinentes para preservar los derechos de autor y de
traducción.

De usted, con respeto
Juan Ricardo Mayorga Zambrano, PhD.

******fin de mensaje*********

La idolatría nunca se presenta con su cara completa.
Trata de disfrazarse de algo puro para poder engatusar a sus víctimas.
Por tanto le rogamos a usted, nuestro lector, que "jamás se coma algo sin saber primero quien lo preparó".

Indague las fuentes, cuestione, razone, investigue.
Averigue y cerciórese que lo que le estén diciendo tiene validez.
¡Y lo invito a que empiece por cuestionar el material presentado en esta página web!

Y dejémoslo claro:

La creencia de que Dios tomó, toma o tomará el cuerpo de un ser humano es blasfemia e idolatría.

Feminismo, evolución y los nuevos retos del hombre

   

El feminismo[i] hoy en la sociedad masculina muestra efectos diversos. Uno de estos es el cambio en las oportunidades masculinas para comprender a las mujeres de forma colectiva.El rol de la mujer esta cambiando constantemente y esto crea la percepción  de que el rol del hombre debe cambiar. Este discurso trata de averiguar  si lo último es acertado. Por otra parte trataremos de responder si es que los hombres debemos ver el feminismo como algo diferente de lo que se nos ha hecho creer. Es decir, si debemos verlo como una oportunidad para comprender la evolución humana mas que como un cambio de roles. De esta forma comprender que podríamos, como sociedad masculina, estar frente a expectativas en favor de la evolución del planeta que no fueron cubiertas bajo la perspectiva de las mujeres de forma colectiva. ¿Sera que oculto en el llamado feminismo existe una responsabilidad compartida para dar una nueva orientación a la preservación de la especie?


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AUTOESTIMA (Capitulo 5)

CAPÍTULO 5

LA ENVIDIA Y EL YO

Los Blum esperaron hasta Shabat para pedirle al rabino tiempo para hablar a solas con él. Y en el atardecer color miel de un Shabat con viento pero agradable, todos se juntaron en un área arbolada de los terrenos del hotel.

David Blum estaba muy preocupado acerca de su esposa Rajel. Desde que llegaron, ella estaba tan retraída como siempre. Se dio cuenta que si algo se iba a lograr, se lograría en una conversación privada. Y, de hecho, desde el momento que salieron para dar un paseo de Shabat y se encontraron al rabino esperando en un área tan agradable y aislada, sintió a su esposa más relajada.

Cuando le dijeron sus problemas, Rajel efectivamente empezó abrirse más y más. Finalmente, se sintió lo suficientemente cómoda para admitir, —Rabino, el no tener hijos me daña tanto que no puedo compartir alegrías de otros. Trato de que nadie se dé cuenta, pero secretamente temo noticias de una simjá, una invitación a una jatuná, un brit o cualquier cosa similar. Tengo un remolino de emociones conflictivas. ¿Cómo puedo bailar? ¿Cómo puedo decir mazal tov? ¿Cómo puedo incluso sonreír cuando vivo constantemente con la atormentadora conciencia de que una de las necesidades humanas más básica me ha sido negada? No tengo hijos.

Dime honestamente. —replicó el rabino—, si el 95 por ciento de la población no tuviera hijos, ¿sería tan doloroso?

Rajel pensaba mientras el rabino repetía: —Quiero que seas sincera.

Finalmente ella contestó, —Probablemente no. Pero el 95 por ciento de la población sí tiene hijos.

Éste no es el punto. El punto es que si ellos no los tuvieran, tú no sentirías tanto dolor.

Eso probablemente es verdad.

Por lo tanto, te das cuenta que el dolor no es exclusivamente porque no tienes hijos. Hay otra fuente para el dolor. Es esa incesante voz interna diciendo: ¿por qué todos los demás tienen, y yo no? ¿Por qué soy diferente a todos?

Entonces es un aspecto de envidia, —David remarcó.

Sí, —dijo el rabino—. La envidia cumple un papel muy poderoso en todos los seres humanos. La Torá enseña que es una de las tres cosas que sacan a la persona de este mundo.28

Hace un par de años, —Rajel intervino—, hubiera estado en desacuerdo con usted. Pensé que estaba por encima de sentir envidia. Pero a medida que el tiempo avanza y yo permanezco sin hijos, he sido lanzada a un vértigo emocional. Nunca antes había sido enfrentada realmente con la adversidad. Pero ahora estoy muy atribulada. Se ha llevado lo mejor de mí y siento una envidia terrible. No sé cómo arrancarla de mí.

No sé si lo puedas arrancar, —dijo el rabino—. De hecho, si una persona nunca siente envidia, se está negando a sí misma. Es la naturaleza humana.

Entonces ¿es imposible superar la envidia? —preguntó Rajel.

No. ‘No codicies’ es un mandamiento en la Torá, y es muy importante. Si fuera imposible sobreponerse a la envidia, no hubiéramos sido ordenados a comportarnos así.

Pero usted acaba de decir que no cree que la envidia puedan ser extirpada nunca.

La envidia puede nunca ser extirpada completamente de nosotros, pero podemos dominarla y aprender cómo usarla para bien. ‘La envidia de la gente sabia incrementa la sabiduría’. Cuando sientes envidia de una persona que espiritualmente es más avanzada que tú, es una envidia positiva porque te motiva a superarte espiritualmente. Por otro lado, la envidia por cosas materiales no tiene valor. Este tipo de envidia puede ser completamente extirpada y es a lo que la Torá se refiere cuando dice: ‘No codicies’. Es posible y, por lo tanto, es nuestra responsabilidad, el sobreponernos totalmente a la envidia por cosas materiales.

¿Cómo hace uno esto?

El autor de Mesilat Yesharim nos enseña un principio muy importante; él escribe: ‘La envidia resulta de una falta de conocimiento y de necedad’.29 En otras palabras, es una simple falta de conocimiento. Mientras más conocimiento obtienes, más puedes superar la envidia por objetos materiales.

¿Conocimiento? ¿Eso es todo? ¿De qué tipo de conocimiento está hablando? —preguntó David.

El conocimiento de quién eres y cuál es tu lugar en el esquema de la creación. En una palabra: autoestima; verdadera autoestima, como la Torá la enseña. Todo mundo está obligado a decir, ‘El mundo fue creado para mí’.30 Y es verdad. El mundo fue creado para cada uno de nosotros.

Cuando la nación judía estaba parada al pie del Monte Sinaí, la revelación fue dirigida a cada individuo, ‘Yo soy Hashem Tú D os’, no deberás tener otros dioses…’. Estos mandamientos están expresados en segunda persona singular, es decir, a cada individuo. La lección es que Hashem no sólo dio una Torá general, sino una Torá diferente para cada individuo. Él no creó un mundo con millones y millones de personas. Cada persona es un mundo en sí misma. Y es tu obligación creer esto. Hashem tuvo un propósito especial al crearte a ti. Hay algo para lo que fuiste puesta acá, para lograr algo que nadie más puede hacer.

¿Qué es lo que realmente hace sufrir a la gente? —preguntó el rabino retóricamente—. La queja más común es la que acabas de expresar: ¿por qué yo me distingo? ¿Por qué soy diferente? Quiero ser como todos los demás. Quiero mezclarme con la multitud. Si todos los demás tienen dinero, yo debo tener dinero. Si todos los demás tienen un matrimonio fácil, yo quiero un matrimonio fácil. Pero la raíz del conocimiento es saber que tú eres un individuo único sobre este planeta con un propósito único al cual se le han dado circunstancias únicas para desempeñar su misión. Si sufres de una manera en que otros no lo hacen, es porque a ti te ha sido dada una misión única que otros no tienen. Y el primer paso para enfrentar tu reto es reconocerlo. Si perseveras, este sufrimiento se volverá tu triunfo. Si no lo haces, será tu derrota.

Eso es seguro.

El punto es que Hashem quiere que nos convirtamos en nosotros mismos y nos da todas las herramientas que necesitamos para lograrlo. Cualquier cosa que Él le da a los demás es algo extraño. No se adapta a tu mundo. No te va a ayudar a alcanzar el objetivo para el cual fuiste puesto aquí. Si ellos no sufren el dolor de no tener hijos, es porque no es su reto. Pero no te preocupes por ellos. Cada quien tiene su propio equipaje, sus propia carga y retos por superar. Todos.

Pero algunas personas parecen que viven más fácil.

A cada persona le es dada la misma oportunidad para bien o mal en este mundo. Si naciste bueno, tienes una fuerza opuesta que te obstruye. Si naciste sin nada, se te da un impulso extra de fuerzas externas. Por ejemplo, Esav nació con las peores características, pero él tuvo un padre, Itzhak, que lo amó entrañablemente y desarrolló una relación especial con él, para que pudiera sobreponerse a su naturaleza. Yaakov, por otro lado, nació bueno, un ish tam, pero tuvo un hermano malvado que lo odiaba y eventualmente lo expulsó de su casa bajo amenaza de muerte. Y luego Yaacov tuvo que vivir con el igualmente diabólico Laván.

Hashem continuamente equilibra nuestra vida. ‘Aquél que se vuelve más grande que sus amigos, su inclinación al mal crece’.31 Nuestros retos crecen a medida que crecemos. Si otros realmente viven fácil, se debe probablemente a que carecen de algo en su interior. Si a ti te resulta más difícil, puede ser porque tú tienes algo que ellos no tienen. Hashem te está desafiando para que te vuelvas algo más que ellos. El fundamento principal es: Hashem le da a cada quien circunstancias de vida hechas a la medida.

Pero rabino, cuando veo a otras personas con hijos, pienso cómo sería si yo los tuviera. ¿Cómo no puedo visualizarme feliz y realizada con hijos?

No hay razón para sentir envidia porque otros tienen hijos, porque tener hijos no es algo que te va a ayudar hasta que Hashem te los dé a ti. Sólo sientes envidia porque crees que tener hijos te va a ayudar. Sin embargo, si no fue designado para ti, no te va a ayudar. Si está designado para ti, lo vas a obtener. La envidia se desencadena cuando asumimos que lo que otra persona tiene, es lo que necesitamos. Pero sólo porque externamente parece ser que lo necesitamos, no significa que lo necesitamos.

Imagínate una persona sola en un auto a medianoche, que se le revienta un neumático y no tiene gato para cambiarlo. Al mismo tiempo, hay un hombre desesperado que no ha comido durante tres días. Ambas personas están desesperadas, una por un gato y la otra por comida. ¿Acaso el hombre que está desesperado por un gato sentirá envidia si el hombre hambriento de repente encuentra comida? Obviamente no. No necesita comida en ese momento; necesita un gato. Y viceversa, el hombre muriéndose de hambre ¿se sentirá celoso del hombre varado si encuentra un gato para reparar su llanta? No, él no necesita un gato para automóvil; necesita comida.

Sin embargo, si hubiera dos hombres muriéndose de hambre, y uno encuentra comida mientras que el otro no, el que no tiene comida sentirá envidia. O si dos personas tienen llantas reventadas y uno la repara mientras que el otro no, el que se quedó rezagado sentirá envidia. Las personas sienten envidia porque creen que tienen las mismas necesidades que los otros.

No obstante, cuando apreciamos la profundidad del concepto que la Torá le fue dada a cada individuo, y a cada individuo le fue dado su propio universo por separado, y no hay dos universos iguales, entonces estamos provistos con el conocimiento para sobreponernos a la envidia. Esto es lo que significa que la envidia es en primer lugar un problema de falta de conocimiento.

Piensa acerca de la Halajá que indica que un hombre debe usar un anillo que le pertenece para desposar a su mujer. Si el anillo no es suyo, puede organizar la boda más preciosa, convidar a los más distinguidos invitados, tener la mejor luna de miel y vivir con la mujer durante muchos años, pero él no está casado con ella. Solamente su anillo es válido. Otro anillo no produce la unión.

Si el novio está de pie bajo el dosel y sabe que debe tener su anillo para desposar a su mujer, y sabe que el anillo de alguien más nunca le servirá para desposarla, nunca codiciará el anillo de otra persona, sin importar cuán costoso y hermoso sea. De alguna manera, cada uno de nosotros somos como ese novio con su propio anillo. Por ejemplo, necesitamos dinero para vivir. Y ese dinero es exactamente lo que necesitamos para cumplir nuestro propósito en este mundo si es Hashem Quien nos da el dinero. Si Él no lo hace, y usamos el dinero de alguien más, es como desposar a una mujer con el anillo de otro, es como encontrar un gato para automóvil cuando necesitamos comida. Hashem nos da los ingredientes de vida necesarios para cumplir nuestras responsabilidades con Él; todos los ingredientes. Si Hashem no nos da el material, entonces tenemos que concluir que no lo necesitamos; el material de alguien más no nos va ayudar en lo absoluto.

Pero rabino, —dijo David—, digamos que una persona tiene una casa hipotecada que está por perder, a menos de que pague $10,000, y tiene la oportunidad de robar $10,000. No estoy diciendo que es correcto que robe, pero ¿por qué no debería sentir envidia cuando ve los $10,000 que necesita para salvar su casa sobre la mesa de otra persona? ¿Cómo puede no codiciar estos $10,000?

¿Cómo? Dándose cuenta que los $10,000 de otra persona podrían ser veneno para él. ¿Quién dice que lo mejor es salvar la casa?

¿Qué ventajas tiene tener la casa bajo juicio hipotecario?

Nunca se sabe. Acabas de ser desalojado de una casa con una hipoteca de $200,000 y en un año puede ser que consigas una casa similar por $100,000. Si no hubieras entrado a juicio hipotecario un año antes, habrías estado pagando intereses sobre $100,000 extra. Y si, por el otro lado, Hashem quiere que conserves la casa, vas a obtener los $10,000 de una fuente limpia y halájicamente legal.

Cuando una persona quiere las posesiones de otra persona, tiene el problema de que no aprecia lo que ya tiene. Si tuviera el conocimiento de qué es lo que posee, automáticamente se sentiría bien. Estaría feliz de ser quien es, se sentiría tranquilo con el hecho de que él tiene su propio mundo, con sus propios retos, sus propias oportunidades para grandeza inigualable. Una persona con tal conocimiento nunca sentirá envidia.

Es por esto que la causa de la envidia es la falta de conocimiento. Es ignorancia de un principio de Torá básico: el principio de nuestro lugar único en el universo. Es por esto que ‘no codiciarás’ es el décimo de los diez mandamientos. En terminología de la Torá, el décimo de un grupo es usualmente el más sagrado, el más exclusivo, porque engloba todo lo previo del grupo. Yo te pregunto, si te fuera dada la alternativa de escoger los diez mandamientos más fundamentales de todos los 613, ¿escogerías ‘No codiciarás’? Creer en D os, cuidar Shabat, honrar a tu madre y a tu padre, no asesinar, robar o cometer adulterio, etc. son fundamentales. Pero, honestamente, ¿quién pensaría en poner ‘No codiciarás’ dentro del grupo? Y si lo haces, ¿lo pondrías en el décimo, englobando a todos los anteriores ?

Sin embargo, no te será difícil entender por lo que he estado diciendo. ¿Cuándo se sabe que alguien es un recipiente verdadero de las enseñanzas más profundas de la Torá? La respuesta es: cuando él no codicia; cuando él verdaderamente ve y siente que le ha sido dado un mundo entero conteniendo todo lo que él necesita. Ése es el conocimiento fundamental. Le da forma a todo lo demás. ¿Cuánto crees en Hashem? ¿Qué tan bien cuidas Shabat? ¿Qué tan determinante es tu restricción al asesinato, el robo y el adulterio? Todo se mide de acuerdo al grado en que codicias las posesiones de otros. El grado en que cumples ‘No codiciarás’ refleja cuán profundamente la Torá se ha impregnado en tus huesos, porque para no codiciar, uno debe poseer el conocimiento fundamental: el conocimiento de su lugar único en el universo. Esto hace a ‘No codiciarás’ la vara de medida de todos los otros mandamientos.

Mientras recuerdes que no puedes lograr tu misión en la vida con el dinero, la casa, la comida, o los hijos de otro, no sentirás envidia. No importa qué carezcas, tú sólo puedes lograrlo con aquello que Hashem te dé. El objeto de alguien más no puede llenar tus necesidades. Puede parecer exactamente igual, pero en realidad, uno es un ‘gato’ y otro es ‘comida’. Si entiendes lo que te estoy diciendo, entonces las posesiones de otra persona no van a provocarte envidia.

Pero tener hijos es algo tan básico. No es como estar celosa por un automóvil más bonito, o por la joya de alguien más. ¿Cómo puede ser que el no tener hijos sea un regalo de Hashem?

Todo sufrimiento y privación es finalmente un regalo, un regalo desafiante lo admito, pero, no obstante, un regalo. Con cada regalo aparentemente negativo, Hashem nos da el conocimiento de cómo utilizarlo para bien y el valor para llevarlo a cabo. Y recuerda, cada persona se especializa en un área particular. Una pareja produce una familia, mientras que otra no. Y es sólo Hashem Quien le da a una pareja hijos y a otra no. En forma similar, la vida de algunos matrimonios se desliza suavemente, mientras que la de otros no. Finalmente, sólo Hashem hace que el matrimonio fácil, sea fácil, y que el matrimonio difícil, sea difícil. Algunos son ricos, algunos son pobres; algunos están sanos, algunos están enfermos. Todas estas cosas, la abundancia y la privación, son dadas a cada persona por Hashem. Una persona se debe decir a sí misma: ‘Éste es mi mundo y esto es lo que está en mis manos lograr. Puedo volverme grande con mi salud, puedo volverme grande con mi enfermedad; puedo volverme grande con mi reto de la riqueza; puedo volverme grande con mi reto de la pobreza. El mundo de nadie más, aunque parezca el mismo desde el exterior, puede ayudarme a desempeñar lo que yo debo hacer en este mundo’.

La verdad es, —dijo Rajel—, que intelectualmente estoy de acuerdo con usted: una persona debe reconocer qué tan única es y qué tan únicas son sus circunstancias. Pero hablando en forma práctica, no estoy segura de que todo el problema sea falta de conocimiento. Una cosa es saber que tu vida es única y otra es creerlo y sentirlo.

Tienes razón, —respondió el rabino—. Yo no quería dar entender otra cosa. La falta de conocimiento es sólo la primera razón de la envidia de la gente. No es la única razón. Y aquí también, el autor de Mesilat Yesharim nos enseña: ‘Los celos resultan de la simple falta de conocimiento y de necedad.32 En otras palabras, además de la falta de conocimiento, la necedad causa envidia.

¿En qué difieren la necedad de la falta de conocimiento?

Una persona que carece de conocimiento no puede ser necia. No se está engañando a sí misma si le falta la información de que debería estarse comportando de otra manera. Es sólo ignorante. Un bebé nunca puede ser un necio. Un necio, por otro lado, es una persona que sabe, pero actúa a pesar de su conocimiento. De este modo, mientras más sabe una persona, es un necio en potencia más grande. Los necios profesionales son aquéllos que saben mucho.

Si no puedes vivir de acuerdo a lo que sabes, eres un necio. Por lo tanto, además de aprender qué es bueno y qué es malo, uno se debe orientar de manera que el conocimiento afecte su comportamiento. Y es por eso que la enseñanza de la Torá: veyadatá hayom vaashebotá el lebabejá, ‘Conoce … y ponlo en tu corazón’ es tan central para volverse una persona totalmente orientada a la Torá. La primera etapa es tener conocimiento, ‘saber’. A fin de tener conocimiento, es importante leer libros, asistir a clases, buscar el consejo de gente que sabe, compartir tus ideas con otros, etc. Obtener conocimiento, significa percibir la realidad, tener una absoluta y clara percepción de la realidad.

Sin embargo, después de obtener conocimiento, debes ‘ponerlo en tu corazón’. Debes tomar la información que sabes que es verdadera y traerla a tu corazón de tal manera, que la sientas, la huelas y la degustes.

Ésa es la parte difícil.

Sí. Hay una larga distancia de tu cabeza a tu corazón. Actuar con tu conocimiento es más difícil porque implica un crecimiento constante día a día. Tienes que ejercitar tu conocimiento consciente y regularmente, tal como un régimen de ejercicio diario para obtener condición física. El problema es que la mayoría de las veces no intentamos actuar en base a nuestro conocimiento sino hasta que estamos desesperados.

Si una persona ejercita cuando se siente bien, le va a beneficiar cuando esté bajo tensión. Pero si tu espalda se lastima después de varias semanas de inercia, no puedes de repente empezar a hacer ejercicio. Primero debes descansar en la cama y cuando empieces a sentir tu espalda un poco más fuerte, entonces es momento de ejercitar.

En un sentido espiritual, también es verdad. El problema es que esperamos hasta que estamos en dificultades antes de empezar a sobreponernos a algo como la envidia. Una persona debe ejercitar cuando está sana. Si quieres sobreponerte a la envidia cuando tus amigos adquirieron algo que tú siempre deseaste, entonces repítete a ti mismo todos los días, antes que se te despierte el deseo, las palabras de los Sabios: ‘Cualquier cosa que Hashem apartó para una persona nunca puede ser ni siquiera tocado por otra persona’.33 Tu dólar no puede ayudarme. Mi dólar no puede ayudarte. Necesito mi esposa. Necesito mi esposo. Necesito mis fuerzas. Necesito mi debilidad. Necesito mis ventajas. Necesito mis problemas. Estos pensamientos deben circular consciente y religiosamente en nuestra mente cada día, incluso cuando no sentimos envidia. Sólo porque las cosas parecen ir bien en el momento, no es excusa para relajarse. Sin el ejercicio regular, tu conocimiento permanece teórico y se te puede escapar en el momento que más lo necesites.

Eso pasa conmigo, —dijo Rajel—, me puedo sentir bien un día y muy mal al siguiente.

La vida tiene sus altibajos. Usualmente cuando las cosas se ponen mal, nos desanimamos. Y cuando nos desanimamos, las excusas vienen fácil: ‘no puedo continuar, me quiero rendir’. Cada período negativo es también una oportunidad para progresar como lo es un período positivo. Si conviertes todos tus períodos negativo en logros, entonces eres realmente una persona realizada. Cada aspecto de tu vida te está llenando.

Estoy de acuerdo con todo lo que está usted diciendo, rabino. Sin embargo, una persona no es una máquina. No podemos estar siempre en control y tener éxito en lo que nos propongamos lograr.

Tienes razón. Por supuesto, todos estamos sujetos a sufrir contratiempos. De hecho, tendemos a confundirnos, pensando que una vez que seamos adultos habremos madurado. La verdad es, no obstante, que poseemos el mismo infantilismo cuando crecemos; es sólo que el precio de los juguetes se ha incrementado. Es por eso que, de repente, sentimos envidia por algo por lo que sabemos no tenemos el derecho a sentirla.

Sin embargo, no importa cuántos fracasos hayamos experimentado transfiriendo nuestro conocimiento al corazón, no debemos perder la esperanza. Nos debemos esforzar en mantener e incrementar la claridad original de conocimiento respecto a lo que es verdad y lo que no lo es. Cuando el dolor de la envidia te desgarra de tal manera que tu percepción de la verdad se deforma, refresca tu conocimiento con casetes, libros, conferencias, etc. Sin embargo, esos casetes, libros y conferencias sólo te pueden dar información. Tu trabajo es implementar la información en tu vida diaria, aun cuando las cosas vayan bien. Te tienes que repetir a ti misma que Hashem está en control y que Él sabe qué es lo que Él está haciendo cuando te da las circunstancias de vida que te fueron dadas.

Cuando sientas las punzadas de la envidia sobre algo, en lugar de llorar sobre tu almohada, lamentarte con alguien o sentirte deprimida, repítete a ti misma algo como esto: ‘Hashem, yo sé que Tú me estás presentando esta situación. Obviamente es algo en lo que debo trabajar. Todo lo que Tú haces es para bien. Si no lo tengo, entonces no lo necesito. De hecho, si Tú me has dado esta difícil situación, Tú debiste haberme dado un rol importante para satisfacer Tu propósito en la creación. Sé Hashem, que no me hubieras puesto en esta situación si no la pudiera pasar. No hay dificultades en este mundo que no puedan ser transformadas en grandes logros. No existe una situación tal donde Tú le des a una persona una tarea que esté más allá de sus posibilidades de realizar’.

Escucha las ideas una y otra vez y luego repítelas conscientemente a ti y a otros. Si deseas, encapsula tu conocimiento en una frase pegajosa como una de la Mishná: ‘¿Por qué Adam fue creado solo? Porque una persona está obligada a decir bishbilí nivra haolam, porque para mí fue creado el mundo entero’. Tu frase puede ser de la Torá o una propia. Pero tienes algo.

Por supuesto, además de obtener claridad de conocimiento y de trabajar continuamente sobre ti para convertir el conocimiento en realidad, rézale a Hashem para recibir ayuda. Debemos recurrir siempre a D os en rezos, en rezos sinceros, en cualquier idioma que nos podamos comunicar.

Deseo y Rezo

Rabino, —dijo Rajel—, yo rezo todos los días para que Hashem me dé hijos. Y sé que mi esposo reza por mí también. Ésta es otra de mis preguntas. ¿Por qué no son contestados nuestros rezos?

Pueden serlo un día. Conozco muchas parejas que no han tenido hijos por más tiempo que tú y que eventualmente, tienen hijos. Por otra parte, estás en buena compañía: Abraham, Yitzhak, Yaakob, como también Sará, Rivká, Rajel y Leá son los individuos cuyas lágrimas y rezos formaron el concreto que fue vertido en los cimientos de la nación judía. Y todos ellos sufrieron de falta de hijos por periodos largos. Además de no tener hijos, sufrían enormemente en forma constante.

Abraham vivía a la sombra de Nimrod, un déspota maniático. No tuvo hijos por décadas. Su primer hijo se volvió tan malo que tuvo que echarlo de su casa. Después fue ordenado por Hashem de tomar a su amado hijo Yitzhak y sacrificarlo en un altar. Después, cuando fue salvado milagrosamente en el último momento, Abraham regresa a su casa para encontrar que su esposa había fallecido.

Yitzhak creció en una casa donde Yishmael, su hermano mayor, era tan malvado que su padre, que amaba a Yishmael, tuvo que expulsarlo de la casa. Rivká creció en el hogar de un padre y hermano abusivos y asesinos. Después que Yitzhak y Rivká se casaron, no tuvieron hijos por 20 años. Cuando ella finalmente quedó embarazada, la actividad en su vientre era tan perturbadora que dijo, ‘Si es así, ¿para qué estoy viva?’ Más tarde dijo acerca de su hijo Esav, ‘Estoy fastidiada de mi vida debido a las mujeres hititas (con las que se casó Esav). Si Yaakov se casa con una mujer hitita como ésas … ¿de que me servirá la vida?

Yaakov creció con un hermano que lo odiaba tanto que tuvo que huir para salvar su vida. ¿Y a dónde huyó? A la casa de Labán, un truhán que continuamente hacía trampas con sus salarios y que veladamente intercambió la hija que Yaakov quería desposar por una que no quería. Yaakov se quedó con Labán por 20 años. Finalmente de regreso a su casa, ya un hombre rico con una familia numerosa, su amada Rajel dio a luz su segundo hijo, después de haber sido estéril por muchos años, y muere. Si esto no fue suficiente sufrimiento, más adelante, por 22 años, Yaakov pensó que su amado hijo Yosef había sido desgarrado por un animal salvaje. Y así sucesivamente.

Los fundadores de la nación judía sufrieron como nadie más. Y la esterilidad fue común a todos ellos. Obtén fuerza de ellos. Descubre qué les hizo tener éxito.

¿Qué les hizo tener éxito?

Una de sus principales armas fue el rezo. Con respecto a su situación de esterilidad, Rashí señala una lección vital. Hashem los forzó a sufrir el dolor de la esterilidad para que le rezaran con todo corazón.34 En otras palabras, el sufrimiento humano no precisa la invención del rezo. El rezo es un fin en sí mismo. Su necesidad en el esquema de las cosas, ocasionó que Hashem introdujera la idea del sufrimiento. Por lo tanto, confía en que Hashem conoce tu sufrimiento. Él probablemente sólo está esperando las plegarias que fluyan de tu corazón.

Entonces, ¿qué estoy haciendo mal? ¿Qué se necesita para que mis rezos obtengan respuesta?

Primero, entender que nosotros no rezamos a fin de obtener. Cuando una persona tiene una necesidad, quiere decir que él o ella tienen la mitzvá de rezar para tener satisfecha esa necesidad. Una necesidad indica que Hashem quiere que reces para poderla satisfacer. Sin embargo, nosotros no rezamos para que Hashem nos dé lo que necesitamos. Tenemos una necesidad, a fin de rezar, para hacer conexión con Hashem, para expresar los deseos de nuestra alma y desarrollarlos. El rezo es un fin en sí mismo. No significa poner ultimátums.

¿Pero acaso mi esposo y yo no tenemos la mitzvá de tener hijos?

No exactamente. Ustedes tienen la mitzvá de osek, de ‘involucrarse’ en el proceso de tener hijos. En realidad, tener hijos es un acto de Hashem. Y si la mitzvá es ser osek, entonces tú tienes mucho más que aquéllos que tienen hijos pero no los desean.

¿A qué se refiere?

Por ejemplo, imagina un hombre que tiene 15 hijos y 300 nietos. Cuando llega ante el Creador, le dicen que tiene ‘crédito’ por 3 hijos y 30 nietos.

¿Qué hay acerca de mis otros 12 hijos?’, pregunta.

Tú nunca rezaste por ellos. De hecho, rezaste para no tenerlos. Por supuesto, no puedes ir en contra de Mis deseos. Yo tengo que meter de contrabando esas almas al mundo. Te puedo dar crédito por cuidar bebés, por el costo de los pañales, etc., sin embargo, no te puedo dar crédito por esos hijos porque tú nunca rezaste por ellos. Nunca los quisiste’.

Inmediatamente, una pareja sin hijos llega al mundo venidero. Toda su vida, le rezaron a Hashem día y noche para que les mandara hijos. No obstante, Hashem nunca les dio hijos. A pesar de eso, les informan que ‘tienen crédito por 3,000 niños y 10,000 nietos.

¿Cómo puede ser eso?’, preguntan. ‘Nosotros no tuvimos ni siquiera un hijo’.

Cierto, sin embargo, habían 12 hijos de la pareja previa que no eran deseados. Sus rezos los obtuvieron para ustedes. Además de esos 12 hijos, sus rezos obtuvieron 5 de esa pareja, 3 de aquélla, 7 de ésa otra, etc.’

Los rezos siempre son respondidos, pero a veces solamente en alguna otra parte. En el mundo venidero, el Mundo de la Verdad, sabremos cómo y dónde fue respondido cada rezo. Así, independientemente de qué tan desesperada se ve la situación, uno nunca debe rendirse y dejar de rezar. Cada rezo regresa pagado totalmente, de una manera u otra, tarde o temprano.

Y existe otra cosa que puede conseguirse con los rezos, —añadió el rabino—. Te obtienes a ti misma. Todo bien que Hashem nos da debe ser precedido por rezos. Tomemos por ejemplo el rezo de Abraham y Sará para tener un hijo. Si el destino de la nación judía era dependiente de que Abraham y Sará tuvieran un hijo, es inconcebible que Hashem les hubiera privado ese hijo. Estaban destinados a traer a Yitzhak al mundo. ¿Qué ganaron entonces con más de 80 años de rezos para que terminara la esterilidad de Sará?

La respuesta es que obtuvieron su parte en el acto de traer a Yitzhak al mundo. Hashem les habría dado a Yitzhak aunque no hubieran rezado como lo hicieron. Todo dependía de eso. Sin embargo, porque rezaron, Yitzhak no les fue dado gratuitamente. Se lo ganaron. Les fue dado específicamente a ellos porque rezaron.

Hashem da lo que Él iba a dar de todas maneras. Pero tú obtienes realmente solamente por lo que le rezaste a Él que te dé. Así, el rezo es la forma de ganar tu yo. Tú eres lo que rezas. David dijo: V’ani tefilá ‘Yo soy el rezo’.35 El objetivo del rezo es ayudar al individuo a establecer su personalidad espiritual, no sólo adquirir los objetos que desea.

Por supuesto, muchas veces las personas obtienen por lo que rezan. Sin embargo, ése no es necesariamente el objetivo del rezo. El rezo es la forma de ganar tu yo. Los rezos crean un ‘tú’ que hace una conexión con Hashem. Y mientras más profundamente reces, mayor es tu conexión. Con frecuencia, hay un nivel de acercamiento y de conexión que Hashem quiere que alcances antes de darte lo que Él planea darte. Es por esto que Él te ayuda a condimentar tus rezos a través del sufrimiento y la privación. El rezo no es el medio para un fin; es el fin en sí mismo.

La Impresión

Pero, ¿qué si mis rezos nunca son respondidos? ¿Cómo puedo esperar tener consuelo con esta carencia en mi corazón?

Ningún rezo se pierde. Éste es un principio fundamental. No todos los rezos y esfuerzos conllevan un fruto rápidamente identificable en este mundo, pero todos tienen algún efecto, aun grandes efectos.

Visualiza dos capturistas de datos trabajando en dos terminales idénticas en un día de oficina. Sus trabajos respectivos incluyen ingresar datos y responder al indicador de la computadora. Ver la impresión final, el producto final de su trabajo de meter datos, puede no ser, sin embargo, inmediatamente necesario. Vamos a imaginar que, después de un tiempo, la computadora le indica a un trabajador ir al cuarto de impresión y revisar el trabajo impreso, mientras que al otro trabajador, le indica continuar mecanografiando en el teclado; y esto sucede día tras día, semana tras semana, mes tras mes y aun año tras año. Uno de los capturistas de datos siempre puede revisar la impresión, mientras que el otro solamente recibe mensajes que dicen: ‘Buen trabajo’, ‘Sigue así’, etc. Este segundo trabajador debe encontrar consuelo en el hecho de que la computadora le responda que su trabajo estuvo bien hecho, a pesar de que aún no se le permite ver el producto final.

Así es con nosotros también. Los rezos que visiblemente no han sido contestados, no significa automáticamente que la persona no tiene valor. Con mucha frecuencia es totalmente lo contrario. Probablemente indica que el Arquitecto del universo, el Programador Superior, tiene grandes planes para los rezos de esa persona y que la impresión de esa persona no tiene solamente una función local, algo que pueda ser impreso inmediatamente, sino que tiene ramificaciones globales. El significado del rezo de esa persona es tan grande que sería prematuro esperar ver resultados inmediatos. El punto es que vendrá el día en que vamos a encontrar cada palabra de rezo que pronunciamos. Cada rezo deja su huella.

Usted dice que cada rezo tiene su huella, pero si mi huella no es mi propio bebé, yo no sé si puedo continuar. ¿Con qué otra cosa puedo consolarme?

Con el conocimiento de que tus esfuerzos son vitales para servir un objetivo mayor.

¿A qué se refiere?

Cada individuo tiene dos objetivos: uno es completar su yo central; nuestro yo, nuestro cónyuge, nuestros hijos, nuestra familia inmediata. Pero éste no es el objetivo final. Una vez que hemos completado nuestra misión personal y construido una familia, tenemos que entregarnos a la perfección de un conjunto mayor, al shlemut de klal Israel. Algunos individuos han sido enviados a este mundo como unidades completas. Cualquier deficiencia no es principalmente en faltas personales, sino en faltas en el conjunto.

Piensa en un motor. Si la ignición está apagada, no importa si el carburador o la transmisión funciona perfectamente, el motor no va a funcionar. Con el pueblo judío tomado en su conjunto, no es diferente. Una persona puede ser como un carburador que funciona perfectamente, pero él no puede hacer su parte hasta que el resto del motor se arregle. Su misión, en este caso, podría ser tratar de ayudar a otros, estar seguro que están completos y funcionando en orden. Es por esto, que los rezos de una persona justa que pide para sí misma, no son siempre respondidos visible e inmediatamente.

El sufrimiento es una señal segura de que Hashem desea tus rezos. Si Él quiere que completes tu deficiencia personal, o que completes tu deficiencia en el conjunto mayor, es algo que nadie sabe con exactitud.

¿Existe alguna forma de descubrirlo?

Quizá. De acuerdo a lo que hemos dicho, si el propósito de los rezos de una persona es completar una necesidad local, es probable que los rezos sean respondidos inmediatamente. Por otro lado, si los mejores esfuerzos de una persona no fructifican, entonces ése es un buen indicador de que sus rezos sirven para una necesidad global y, como un trabajador que está asignado a un proyecto más grande. Ver resultados no va a ser tan rápido.

Leá y Rajel: Parte y Todo

Rabino, ¿dónde aprendemos que Klal Israel está dividido en dos grupos de gente, algunos cuyos rezos sirven a lo que usted llama necesidades locales y algunos que sirven a un todo?

Uno de los lugares obvios es en la vida de nuestras imaot, las Matriarcas, Rajel y Leá. Leá representa el rezo para necesidades individuales y locales. Como los sabios nos dicen: sus ojos no eran tan hermosos como los de Rajel, porque estaba clamando constantemente a Hashem que anulara el decreto de que ella, la primera hija de Labán, se casara con Esav, el primer hijo de Yitzhak. Es innecesario decir que tuvo éxito. Ésta era su necesidad personal. Y tuvo éxito al verla realizada relativamente rápido.

Otra necesidad ‘local’ de Leá involucraba obtener el favor de Yaakov. Así, ella rezaba vehementemente para darle hijos y, ahí también, tuvo respuesta inmediatamente. Aunque todas sus peticiones eran componentes esenciales de la unidad completa que llamamos klal Israel, no obstante, se extendieron de los rezos de Leá para reparar y completar su propia situación.

Rajel, por otro lado, era responsable por el conjunto. Ella es la madre espiritual asociada con todo Israel. Así, ella fue enterrada en el camino principal, con objeto de que cuando la nación entera fuera exiliada sería Rajel la que se estuviera lamentando por sus hijos,36 por todos los hijos judíos.

Son los rezos de Rajel los que todavía nos están afectando hoy en día. Escuché la siguiente historia de primera fuente. A principios de 1940, Rav Hilel Slesinger estaba en Palestina junto a Kever Rajel, la tumba de Rajel. Un grupo de kibutzianos laicos se acercó. Una de las mujeres, aparentemente una refugiada de la Alemania nazi, empezó a rezar. Rezó lo suficientemente fuerte en su alemán nativo de forma que Rav Hillel oyó por casualidad. Esta mujer completamente asimilada, que ni siquiera sabía hebreo, rezaba: ‘Madre Rajel, tú conoces el dolor de no tener hijos… y tú puedes sentir mi dolor de todos estos años que no he podido tener hijos. Sólo tú puedes ayudarme. Reza por mí’.

El rezo era tan genuino, pensó Rav Hilel, que estaba convencido que eventualmente iba a ser respondido. Se las arregló para investigar. Un año más tarde, llamó al kibutz y se enteró que efectivamente la mujer había tenido un hijo. Solamente porque Rajel había sufrido lo que ella también había sufrido fue posible que sus rezos tuvieran efecto 3,000 años más tarde en una mujer no religiosa.

Leá representa la quintaesencia en el rezo para el perfeccionamiento del individuo. (El que es necesario para el todo); Rajel representa el rezo que afecta los cambios globales. Ella no dudaba en rezar por sus propias necesidades también. No hacer esto sería rehuir su responsabilidad de hacer de ella una parte íntegra en ella misma. Pero ella aceptó su estado de esterilidad, enviando continuamente rezos que llegarían a lejanos descendientes miles de años en el futuro.

¿Está usted diciendo que ella estaba consciente de su función global?

Definitivamente sí. Ella estaba tan consciente de su función global, que estaba empezando a no sentir el punzante dolor de no tener hijos. A este respecto, sin embargo, su vida estaba por tomar un giro dramático.

Rajel y el Intercambio de Yaakov

En Bereshit37, este momento decisivo está registrado:

Y Rajel vio que ella no le había dado hijos a Yaakov y tuvo envidia de su hermana. Ella le dijo a Yaakov: dame hijos, si no me los das, estoy muerta.

Yaakov se enojó con Rajel y le dijo: ¿Acaso estoy en el lugar de Hashem, que retiene el fruto de tu vientre?

Ella dijo: Acá está mi criada Bilhá. Ven a ella, y ella dará a luz en mis rodillas; y yo también me construiré de ella’.

Este pasaje necesita mucho análisis. Primero, parece contradecir lo que yo dije acerca de que Rajel aceptó su condición de esterilidad. Estos versículos parecen indicar totalmente lo contrario: que ella estaba desesperada por tener hijos. Y luego parece, con una lectura superficial, que quería los hijos para su propio bien.

No obstante, esto no es verdad. Para empezar, el versículo enfatiza que ‘…ella (Rajel) no le había dado hijos a Yaakov’. Si quería hijos para su propio bien, el versículo debería decir que ella no había tenido hijos ‘para ella’. Más bien, es como yo te estaba diciendo. Ella aceptaba su carencia. Sin embargo, algo pasó que le hizo darse cuenta como nunca antes cuánto sufría su esposo Yaakov por no tener hijos de ella. Por su propio bien, ella podría haber sido una mártir y vivir con el dolor de no tener hijos; pero el darse cuenta del dolor que Yaakov sentía por no poder concebir hijos a través de ella despertó anhelos largamente dormidos dentro de sí.

Por lo tanto, Rajel le dijo a Yaakov: ‘Dame hijos’. Ibn Ezra explica esto diciendo, que ella imploró a Yaakov para que le rezara a Hashem con el objeto de que tuviera hijos, tal como Yitzjak rezó por Rivká para que tuviera hijos. La referencia de Ibn Ezra es Bereshit 25:21, donde los rezos de Yitzjak para tener descendencia no fueron contestados hasta que rezó ‘opuesto a su mujer’, es decir, para su esposa, porque él vio que ‘ella era estéril’. Para sí mismo, Yitzjak tal vez podía haber racionalizado una vida sin hijos. Pero cuando él pensó en su mujer y cuánto estaba sufriendo, él se postró ante Hashem como nunca antes para satisfacer las necesidades de ella y fue entonces, cuando ‘Hashem contestó sus rezos’ y no los de ella.38 Entonces ‘Rivká su esposa, se embarazó’. Así, Rajel imploró a Yaakov para que rezara como su padre Yitzjak, cuyos rezos fueron contestados cuando él rezó por el bien de su esposa.

Las siguientes palabras de Rajel expresan qué tan desesperadamente ansiaba que Yaakov fuera capaz de tener hijos a través de ella. ‘Si tú no (rezas por mí de la misma manera que tu padre rezó por Rivká), estoy muerta’. Es decir, no puedo darte un hijo a ti. Ella entendía que servía a una función global. Y como tal, sus rezos por hijos no serían respondidos inmediatamente. Yaakov, por otro lado, ya tenía hijos a través de Leá: esto demostraba que sus rezos cumplían una función más individual y local y por lo tanto podían ser contestados inmediatamente. Le pidió desesperadamente que rezara, de otro modo, ella estaría muerta, porque sus rezos no podrían traer un hijo para él.

La respuesta de Yaakov, ‘¿Acaso estoy en el lugar de Hashem que retiene el fruto de tu vientre?’, parece expresar una frustración impropia de una persona justa como él. No obstante, estaba frustrado porque experimentaba la misma falta de control que Rajel. Rajel había entendido mal cuando pensó que Yaakov era una persona con funciones locales. Yaakov sí servía una función local. Sin embargo, Yaakov tenía un segundo nombre, que representaba un segundo destino, Israel. Israel representaba su papel en el sentido global. En consecuencia, ver resultados inmediatos de sus rezos tampoco estaba dentro de sus posibilidades. Él estaba tan exasperado como Rajel porque el asunto estaba igualmente fuera de su control.

Cuando Rajel entendió que los rezos de Yaakov también cumplían a una función global y, por lo tanto, sus rezos no serían contestados de manera relativamente fácil, ella respondió ofreciendo Bilhá a Yaakov. Su respuesta parece extraña, casi masoquista porque los hijos que Bilhá tuviera, acentuarían la esterilidad de Rajel todavía más y de esta forma, avivaría más la envidia de su parte.

Esta dificultad fue analizada por el Sforno. Él explica que Rajel ahora se daba cuenta que si Hashem todavía no había respondido a sus oraciones, debía ser porque ella todavía no se había conmovido con la suficiente intensidad. En algún lugar oscuro de su corazón, ella quizá había aceptado su condición estéril. Había aletargado su dolor y ese aletargamiento estaba impidiéndole entregar su rezo más profundo. Así, explica el Sforno, Rajel razonó que la envidia que sentiría al ver a su criada dando a luz un hijo en sus propias rodillas, despertaría su naturaleza más profunda, ser la madre de sus propios hijos, forzándola a penetrar las barreras finales de su corazón.

Esto explica las dos expresiones inusuales que Rajel usó. Primero, ‘ella dará a luz en mis rodillas’. ¿Qué importaba si el niño nacía sobre sus rodillas? ¡Era del vientre de Bilhá! Sin embargo, la palabra hebrea birkai, ‘mis rodillas’, es como baruj, ‘bendecir’, y puede interpretarse como una expresión de rezo, de súplica. Así, Rajel estaba realmente diciendo: ella dará a luz ‘por mis rezos’. Esto ahora es algo más entendible: a través del mérito del rezo de Rajel, Bilhá dará a luz. Pero, cómo podía continuar diciendo: ‘me construiré a través de ella (Bilhá)’. ¿Podía ella realmente sentir que se construía a sí misma a través del nacimiento del hijo de su criada?

Más aún, a lo que Rajel se refería era que a través de la envidia de ver a otra mujer dando a luz un hijo, Yaakov le ayudaría a alcanzar los más altos niveles de rezo. Rajel dijo: ‘Me construiré’ porque yo voy a utilizar el dolor de la envidia para verter hasta la última gota de plegaria de mi corazón y a través de esto, ella rompería la barrera que impide que Hashem dé respuesta a sus rezos. Y, como sabemos, los rezos de Rajel fueron exitosos. Ella tuvo hijos.

Entonces, —David intervino—, ella usó la envidia para bien.

Sí. Sus objetivos eran espirituales. Sentía envidia de la habilidad de su hermana para suplir la necesidad de Yaakov de tener hijos que formarían las tribus fundamentales de klal Israel. Ésta es una necesidad espiritual para la cual la envidia puede ser un motivador positivo muy poderoso. Rajel quería usar la envidia para subir el tono de sus rezos.

Pero rabino, —Rajel preguntó—, yo pensé que no debíamos traer sufrimiento sobre nosotros.

Normalmente, tienes razón. Nunca podemos estar seguros de que vamos a ser capaces de enfrentar una prueba, y por lo tanto, no debemos pedirle a Hashem sufrimientos. Sin embargo, Rajel estaba en un nivel muy alto y ya estaba sufriendo enormemente. Ella necesitaba un empuje final para darle vida al rezo que Hashem estaba esperando. Aquéllos de nosotros que no estamos en un nivel tan alto no debemos pedir sufrimientos. Sin embargo, al mismo tiempo, no necesariamente debemos tranquilizar las punzadas de sufrimiento que Hashem ya nos ha dado.

Ingredientes para un Rezo Exitoso

Los rezos nunca se pierden, —continuó el rabino—. Pero no existe garantía de que todos los rezos darán frutos visibles. Sin embargo, ciertos ingredientes incrementan la probabilidad de éxito y solamente hemos mencionado dos de ellos. Uno es rezar por otros; ver el rol de uno en el rezo como en cumplimiento de una función global. Cuando rezas por otro, tus rezos pueden hacer más por ellos que lo que los de ellos pueden hacer para sí mismos.

El otro ingrediente vital se relaciona con tener todas tus necesidades satisfechas y esto es: la intensidad de la necesidad que siente la persona, el grado del dolor. Mientras mayor sea la necesidad, es más probable que el resultado sea un rezo, un clamor, del fondo del corazón. Como al estirar un arco lo más posible, la intensidad de la cual emana un rezo del interior del corazón, es la altura que va a alcanzar en el cielo.

Cada persona que sufre es especialmente querida por Hashem. Si no, Él no querría la compañía de esa persona tan intensamente. El dolor, la carencia, crean la profundidad del deseo que potencialmente hace de cada momento, un momento de mediación y enlace con Hashem. En la parada del autobús, en el metro, en la casa, a todas partes a donde uno va, es un lugar para clamar a Hashem y satisfacer la carencia. Hashem es el Único que puede contestar los rezos, el que realmente puede satisfacer la carencia y convertirla en la mayor bendición. Rajel no huyó de su dolor. Ella no tranquilizó sus sentimientos. Por el contrario, fue capaz de alcanzar el delicado equilibrio para poder usarlo como una fuerza poderosa en su vida.

Se estaba haciendo tarde y mientras dejaban el terreno boscoso y se acercaban al hotel, el rabino añadió: —Es parte de la naturaleza humana tratar de huir de los recordatorios de cosas dolorosas. Pero no asistir a semajot, permanecer seguro y recluido en la casa, no es lo que Hashem quiere para personas que no pueden tener hijos, o para cualquiera que sufre. Él quiere que vayas a las semajot de otros y que interactúes normalmente. Hashem quiere que todos, incluyendo aquéllos con dolor en su corazón, vayan a la simjá con una sonrisa para bailar con alegría. ¿Acaso el dolor se volverá más agudo por esto? Tal vez. Quizá. Muy probablemente. Pero si así es, entonces el rezo que la persona lastimada vierte en su casa, después de la jatuná, a solas, será del lugar más profundo de su alma. Y esto es más preciado que cualquier cosa.

 

Por el Rav. Azrael Tauber.