Hace un rato estuve chateando con una querida persona que integra FULVIDA.
Con su permiso publico ahora un fragmento de nuestra conversación, pues considero que puede ser de mucho beneficio y bendición para los lectores.
Noájida: Desde el punto de vista de la Torá, ¿qué debemos hacer los noajidas para celebrar el día séptimo?
Yehuda: ¿Por qué habrían de celebrarlo?
Noájida: Como reconocimiento al Creador.
Yehuda: ¿Quién dice que celebrar este día es una forma noájica de reconocimiento al Creador?
Noájida: Esas son parte de nuestras inquietudes.
Yehuda: Lo entiendo. Admito plenamente que tengan inquitudes y deseen encontrar un curso seguro,
que los lleve a buen puerto. Porque temen desviarse nuevamente de la Buena Senda.
Ya han naufragado a causa de la idolatría, de su pasado de esclavitud en la oscuridad.
Entiendo que anden con dudas y vacilaciones.
Créame que lo comprendo completamente.
Y por eso mismo, hay que pensar muy bien de dónde surge cada pregunta e inquietud.
¿Es una curiosidad simplemente?
¿Un ahelo intelectual?
¿Una idea preconcebida?
¿Un residuo del pasado idolátrico?
Cuando sabemos de dónde surge la duda, podemos ver cual es la respuesta más adecuada.
Noájida: Por eso solicito de su asesoría para no cometer errores.
Yehuda: No estoy censurando sus preguntas… ¡lejos de mí tal intención!
Sus dudas e inquietudes me parecen muy válidas y necesarias de expresar, para que las podamos despejar correctamente.
Cuando yo le interrogo es porque estamos investigando el origen de las mismas.
Me parece, y perdón por mi sincera brutalidad, que muchas de sus dudas nacen de su pasado en el lado oscuro.
Son resabios de costumbres aprendidas en las sectas del lado oscuro.
Una persona sin sus experiencias probablemente no tendría inquietudes por el estilo.
Y entienda bien, NO está mal que exprese sus dudas. Por el contrario, cuanto más auténtico sea en lo que comunica,
mejor podremos avanzar y despejar dudas y obstáculos.
Pondremos más Luz allí en donde antes había sombras y fantasmas idolátricos.
¿Comprende?
Noájida: Gracias por entenderme.
Yehuda: ¿Cuál es el origen de celebrar el Shabat?
¿Lo sabe?
Noájida: No exactamente.
Yehuda: A ver, lance una idea. Compartamos juntos. Estamos en clase, ¡aprovechemos para aprender!
¿Cuál es el origen de celebrar el Shabat?
Noájida: Sé que su celebración les corresponde sólo a los judíos. Sé que nadie debe usurpar dicha identidad.
Yehuda: Querido, querido… no me está respondiendo a mi pregunta.
¿Cuál es el origen del Shabat como celebración sacra?
¡Lance una idea, please!
Noájida: Es un mandamiento para la nación judía.
Yehuda: Sí, me lo dijo.
Es correcto.
Pero… ¡no me dice del origen!
Le daré una gran pista:
«Guarda el día del shabbat para santificarlo, como te ha mandado el Eterno tu Elokim.
Seis días trabajarás y harás toda tu obra, pero el séptimo día será shabbat para el Eterno tu Elokim…
…Acuérdate de que tú fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el Eterno tu Elokim te sacó de allí
con mano poderosa y brazo extendido. Por eso el Eterno tu Elokim te ha mandado que guardes el día del shabbat.»
(Devarim / Deuteronomio 5:12-15)
Veamos, ¿Qué dice el Eterno aquí?
Más precisamente, ¿por qué se debe guardar el shabat?
Noájida: Para santificarlo.
Yehuda: Ok, eso es PARA QUÉ. Yo le pregunto POR QUÉ.
Lea hacia el final del párrafo que le cite, por favor.
Noájida: Porque el pueblo judío fue esclavo.
Yehuda: ¿Qué dice exactamente?
Noájida: Que fue esclavo en la tierra de Egipto y de allí lo sacó El Eterno… ah… es para recordar…
Yehuda: Del párrafo de la Tora perfecta y eterna queda muy claro que celebrar el Shabat
es un mandamiento exclusivo para los judíos, como usted bien ha dicho.
El motivo es que el pueblo judío fue liberado por Dios de la esclavitud de Egipto,
por tanto son los judíos los que deben celebrar este día de manera particular y especial.
La celebración del shabat es una muestra de agradecimiento por parte de los que fuimos esclavos
hacia Quien nos libertó.
Noájida: Ya comprendo.
Yehuda: Este es el motivo fundamental por el cual debemos celebrarlo, porque el Eterno nos liberó a los judíos de la esclavitud, con mano fuerte y brazo extendido.
No es un día de celebración porque guau, ohhhh, espiiirtuaallll…. alelusha hermano… levanta la mano y di amén…
Sino como un gesto de humildad, del esclavo que reconoce al Amo, Le agradece y Le sirve.
Noájida: ¡Qué buena es su explicación!
Yehuda: Por esto la verdadera celebración del shabat es tan complicada de llevarla a cabo: que no se puede hacer esto, ni aquello, ni eso otro…
Noájida: Estaba perdido en esto.
Yehuda: Lo sé, por eso es bueno que conversemos sin vergüenza, pues es la manera de ir aprendiendo, para apartarse del error y entonces estar capacitado realmente para hacer lo que es bueno.
Volviendo al tema de la celebración del Shabat, por ejemplo, que no usar luz, que no andar en auto, que no tocar plata, que no cocinar, que no prender fuego, que no usar la compu, que no llamar por teléfono, que no escribir, que no etc., muuuuchos que noes.
Simplemetne porque eso ha mandado el Amo y nosotros los esclavos debemos acatarlo.
Él es nuestro Amo, nosotros Sus siervos, y debemos comprender que no tenemos otros amos, y especialmente que nosotros no somos los dueños del universo, sino tan sólo los inquilinos que debemos cuidar a este hogar porque debemos rendir cuentas ante el Dueño.
Por esto nos ordenó cejar de ejercer nuestra actividad creativa, a detener por 25 horas nuestro dominio sobre la naturaleza, para sumergirnos nuevamente en la naturaleza. Estar en sintonía en la sinfonía cósmica, sin ánimo de conquista, sin ejercicio de poder sobre los demás o las cosas.
No sé si me comprende el sentido profundo que liga nuestra liberación de la esclavitud con la celebración del Shabat como se nos ha ordenado a los judíos.
Noájida: Sí, lo comprendo. Nunca lo había visto de esta manera. Es tan diferente a lo que había recibido como doctrina hasta ahora. No tiene punto de comparación con lo que en las religiones enseñan. Es como un nuevo mundo. Qué engañados que nos tenían. Y yo enseñaba esas doctrinas cuando era pastor…
Yehuda: Entiendo. Aprenda a tener mucha paciencia y cariño con usted mismo, porque no es fácil romper las cadenas, y usted lo ha hecho. Pero ahora queda eliminar esas oscuras cadenas del alma, que son más pedadas y duras de desprender. Pero, ¡adelante! Ud. está yendo por el buen camino.
Noájida: Gracias. Con la ayuda de Dios y agradeciéndole a usted también.
Yehuda: Ahora, si volvemos a lo de Shabat…
Como usted bien sabe, en su conjunto los noájidas no fueron liberados de la esclavitud de Egipto.
De hecho, que yo recuerde no hubo nación alguna, aparte de Israel, a la cual Dios haya rescatado de la esclavitud de manera tan espléndida.
Por tanto, el Eterno no les ha ordenado respetar el shabat.
Con esto queda explicada la esencia de porque shabat es una exclusividad judía.
Noájida: Es mucho más claro cuando se tiene guía.
Yehuda: Sí, así es. Por eso mi insistencia para que los noájidas no se aventuren a leer de la Torá si no están acompañados por su maestro judío de Torá, y especialmente que no traten de sacar conclusiones o leyes por sí mismos, pues la Torá no es su heredad, ni tienen el marco para hacerlo sin ponerse en serios riesgos.
Ya lo ve… seguramente que usted sabe de memoria mucho mejor que yo todos los pasajes del Tanaj, pero difícilmente pudo comprender la esencia de la celebración del Shabat hasta este día.
Y si seguimos con el tema: hay un versículo que explicita con suma claridad la pertenencia del shabat a los judíos, y para ninguna nación más:
«Los Hijos de Israel guardarán el shabbat, celebrándolo como pacto perpetuo a través de sus generaciones.
Será señal para siempre entre Yo y los Hijos de Israel. Porque en seis días el Eterno hizo los cielos y la tierra, y en el séptimo día cesó y reanimó.'»
(Shemot / Éxodo 31:16-17)
Es una señal eterna entre Dios e Israel,
NO lo es entre Dios y los noájidas.
Es muy claro.
No tenemos como obviar lo que está escrito, y además fundamentado profundamente en la Tradición sagrada.
Es por esto que debe ser cuidadoso el noájida para no querer tomar para sí esta señal exclusiva de los judíos.
Pues, si se atreve a tomar lo que Dios ha dado para otro, en vez de hacerse un favor y cuidar su alma,
la está dañando.
Noájida: Tiene razón, no me había dado cuenta del daño tan grande que me estaba provocando. No me daba cuenta de lo mal que le estaba enseñando a mis seguidores en la comunidad. Espero tener el perdón de Dios…
Yehuda: Querido amigo, usted ha dado el paso de arrepentirse, de querer encaminarse por la Buena Senda. Esto es muy bien considerado desde Arriba, y cuanto más se corrija y ayude a otros a enmendarse, encontrará más Luz y menos penas. Así que no tome esto como motivo para derrumbrase o sentirse mal, sino como ocasión para mejorar y crecer. Gracias a Dios que ha llegado a este momento y tiene por delante un promisorio futuro de constructor de Shalom, andando por la senda que el Eterno ha escogido para usted, que es la del noajísmo. Siga con firmeza y voluntad, que no tiene nada de qué temer, ni por nada será avergonzado.
Noájida: Gracias, sus palabras son un refresco para mi alma.
Yehuda: Hay un aspecto del sábado que pueden compartir los noájidas.
Ésto es el recuerdo por la creación del mundo y el día que el Creador detuvo su obra de creación.
Esto coloca al sábado, o mejor llamado día séptimo, en una posición diferente para todas las personas,
no solamente para los judíos.
Pero, hay que cuidarse nuevamente para que el noájida no asuma la manera judía de celebrar el shabat, porque eso no es lo que corresponde a los noájidas.
Noájida: Queremos cuidar nuestra vida.
Yehuda: Los noájidas deberían hacer del díia séptimo un día de la familia, de la armonía, de descanso, de ver con ojos constructivos la naturaleza, de respeto, de buena comida, de placer y estar distendidos. Un día para no afanarse por controlar a todo y todos, sino para armonizar, estar en sintonía con los demás.
Un día para el «slow food» y no para el «fast food», un día para amar al cónyuge, jugar con los hijos, disfrutar con integridad y saludablemente.
Hacer cosas que recuerden que hay un Dios creador que dispuso un día para que fuera diferente.
Pero, pero, pero…
Noájida: Qué bien.
Yehuda: No debe proceder a la manera que los judíos deben hacer, sino dedicarlo a pleno a lo que les corresponde a los noájidas.
¿Hay alguna duda al respecto de lo que le estoy explicando?
Con gusto trataré de responder.
Noájida: Muchas gracias, ahora nuestras reuniones, ¿cómo debemos celebrarlas?
Existe alguna pauta para ello?
Yehuda: Me pregunto… y otra vez para investigar el origen de la pregunta…
No para cesurar, ¿ok?
¿Quién dijo que los noájidas deben reunirse en comunidad para celebrar el día séptimo?
Noájida: Le comprendo.
Lo que pasa es que me veo un poco enredado en guiar a la comunidad ya que no quiero inventar algo que nos dañe y perjudique… viví como pastor hasta como hace un año y no quiero repetir la historia de una mala enseñanza.
Yehuda: Lo entiendo querido.
Vamos, no estoy para censurar,
estoy para guiarlo.
Dígame, ¿quién dijo que los noájidas se reúnan el día séptimo?
Sin miedo, estamos aprendiendo juntos.
Noájida: Nadie, yo lo saqué como una deducción.
Ahora que estoy aquí y junto conmigo otras personas ellos esperan mi asesoría y leo y estudio pero sé qué no debe ser así… no me puedo llevar solamente por deducciones personales o «revelaciones», como hacía antes, que era engaño y confusión.
Por eso insisto en su asesoría como mentor.
Yehuda: Por eso espero que cada vez que tenga dudas me envíe un email, o que se comunique, usted y los otros miembros de FULVIDA, o simplemente el noájida que busca un poco de Luz en medio de la oscuridad.
Es un honor y un placer poder guiarlos, aunque no siempre tenga tiempo…
Noájida: Para nosotros es una gran alegría contar con usted.
Yehuda: Estoy disponible para responder, en la medida de mis posibilidades.
Ahora, volviendo a lo de reunirse en el séptimo día…
La respuesta es muy sencilla: el séptimo debiera ser es el día libre de actividades laborales, en el cual uno debiera dejar la labor cotidiana para dedicarse a lo que verdaderamente vale la pena: la familia, los amigos, la belleza, el descanso que sirve para reflexionar y crecer, etc.
Es el día para dejar libre y ser libres.
Porque hay un Creador del universo que está al mando del mismo. Porque el mundo sigue girando si paramos de trabajar por unas horas. Porque no pasan catástrofes si nos juntamos con la familia y los amigos, en vez de perseguir el peso, la fama, el éxito…
Al haber tiempo disponible, y teniendo en mente que es un tiempo que se debe emplear para crecer, entonces el día séptimo es el indicado para que los noájidas se reúnan…
Pero, no para hacer cosas «religiosas»,
sino para gozar de la compañía del prójimo,
para beber -sanamente-,
para comer,
para conversar,
para compartir con la familia,
y entre todo esto, para aprender, para repasar, para maravillarse,
pero no solamente de cuestiones «religiosas»…
Noájida: ¡Qué bien!
Yehuda (11:30): Le decía, no centrarse en cuestiones «religiosas», sino en todo tipo de cuestiones que sirvan para fortalecer su espíritu y su identidad, la propia, la de la familia, la de la comunidad, la de la sociedad.
Pueden ser temas sobre la naturaleza, cuestiones científicas, de viajes, de historia, de moralejas, etc.
Todo tipo de cosas que alimenten el espíritu sanamente.
Y sí, también un momento para agradecer al Eterno por todo lo que Él brinda, por todo lo que gozamos de Él.
¿Se comprende?
Hacer de la reuniones con familia y amigos, de las reuniones con camaradas y el prójimo, un momento de verdadero encuentro, no una «cosa» religiosa.
Noájida: No sabe el peso que se me ha quitado de encima.
Lo entiendo.
¡Qué liberador!
Yehuda: ¿Por?
Noájida: (silencio largo)
Yehuda: ¿Por qué lo siente como liberador?
Noájida: Claro todavía nos rodea la idea congracional.
Hemos superado muchos obstáculos hasta el día de hoy y seguiremos creciendo…