Hay un trastorno de personalidad que se identifica como narcisismo patológico.
Suele ser el tipo habitual de pastores, de «rabinos» mesiánicos, de supuestos líderes de gentiles justos que siguen rutas de grueso error (tal como tener por centro al tal Jesús en sus vidas), de esos déspotas que trafican con la fe, que un día te manipulan y al siguiente también.
Los narcisistas patológicos no consiguen estabilidad en las representaciones mentales del sí mismo;
no alcanzan discriminar entre las representaciones de sí mismo y las de los otros;
y viven encerrados detrás de las murallas que levantan con sus ilusiones y fantasías acerca de lo que debiera ser el mundo, según les conviene a ellos.
En ocasiones de crisis o cambio impuesto, tal tipo de personalidad reacciona con conductas patológicas; podría sumergirse en adicciones tales como el alcohol o drogas; se agrede con hechos o palabras; se menosprecia; puede llegar a extremos en su vida sexual, en el juego, en las relaciones laborales, etc.
Como náufrago en medio de una tormenta trata de afirmarse de cualquier cosa que flote, que lo mantenga sobre la superficie, que le permita no hundirse en las oscuridades frías y desconocidas.
Agitará sus brazos de forma desesperada, se moverá eléctricamente con tal de alcanzar aquello que supone que lo mantendrá a salvo de perderse en el caos que siente en su mente y corazón.
También puede tener conductas psicopáticas, que lo lleve a atacar sin piedad ni conciencia a otros, a destruir, a achacar culpas a quien se le ocurra, a hacerse pasar por víctima, a encontrar supuestas evidencias de ser víctima de un complot para destruirlo, etc.
En su enferma personalidad no hay escala de grises, se pasa del amor al odio, de blanco al negro, de lealtad a traición, de respeto a insulto, de un lado al otro y sin sentir culpa o siquiera evaluar con madurez y crítica sus reacciones o acciones.
Tú que lo has padecido estando él en el púlpito,
sabes que es intolerante,
que no admite preguntas profundas,
que estigmatiza a quien no está de su lado,
que trata de traidor a quien en buenos términos no quiere continuar a su lado,
que se aprovecha de las debilidades de los demás para su propio beneficio,
que manipula sin compasión,
que hace lo que quiere y te demanda que tú hagas según su voluntad,
que ayer fue evangélico, hoy mesiánico, mañana noájida y pasado alguna cosa novedosa que le sirva para sentirse seguro y poder enriquecerse,
que te demanda lealtad pero no duda en traicionar ni bien se cree en disposición para hacerlo,
que le importa más no ser avergonzado que vivir de acuerdo a la verdad,
que escoge mostrarte solamente aquello que le conviene pero oculta el universo que demuestra que está en un grave error,
que ayuda y regala, pero no deja de usar tales acciones para tenerte bajo su dominio incondicionalmente,
que ayer adoró a Jesús, hoy lo rechazó públicamente y mañana vuelve a adorarlo pero adornado con excusas inverosímiles pero que él con habilidad de mercachifle te lo hace comprar,
que es muy astuto y hábil con la palabra, capaz de inventar enormes fantasías y de expresarlas con gran emotividad, al punto de convencerte de que lo blanco es negro y viceversa,
que es capaz de venderte un buzón y tú hasta le agradeces porque te ha engañado,
que es evasivo cuando hay alguien con un ojo atento que lo puede desenmascarar,
que es muy carismático, que cae bien, siempre y cuando le sea de provecho a sus intereses,
¿te das cuenta qué es ese hombre que está en el púlpito de ese sitio en el que te congregas?
Lo sabes, ¿seguirás siendo cómplice de su enfermedad y de su guía por el camino del mal hacia el abismo?
¿Seguirás dando tú también infantiles excusas para acompañarlo en su senda hacia el infierno?
Está ahí delante de ti, lo conoces, lo has reconocido con esta descripción, tú puedes dar testimonio de cada una de estas pautas que lo describen… ¿seguirás traicionando a Dios y a tu propia alma para ser aliado de esta persona enferma en sus maquinaciones malvadas?
Ya no tienes más justificaciones, ni tiempo para seguir desperdiciando tu vida preciosa en insolencias, en fraudes, en idolatría, en engaños, en enfermarte junto a tu líder enfermo.
Dios te ha dado la clave para sanar tu alma, para alcanzar la plenitud en este mundo, para obtener tu gozo eterno en el paraíso.
Dios, en su perfección, amor, sabiduría te ha hecho gentil y te ha dado el sagrado código de los Siete Mandamientos para que establezcas la paz y la bendición en tu vida y en el mundo.
Sin necesidad de líderes de pacotilla, sin fantasías mortales como la de Jesús (el el rol que le quieran atribuir)… ¿eres capaz de seguir dando la espalda a Dios para ir a abrazar a esos demonios solapados?
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Como siempre te digo, no creas en mis palabras, investiga.
Por ejemplo: http://es.wikipedia.org/wiki/Trastorno_narcisista_de_la_personalidad
Puedes ser libre, o seguir siendo esclavo, depende de ti.