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Autoestima (capitulo 3)

CAPÍTULO 3

Por el RAV. AZRIEL TAUBER

PENSAR Y SER

Era el último minuto de decisión para Dany. Cada vez que se encontraba a sí mismo decidiéndose por ir al seminario, las mismas palabras se repetían en su cabeza, ¿para qué lo necesito? Entonces se sentía aliviado pues decidía no ir, hasta que las palabras de su amigo retumbaban en su mente: ‘todos ustedes los israelíes tienen la misma expresión. ¿Acaso todo gira alrededor de ti mismo y de tus necesidades?’ Y entonces se encontraba a sí mismo considerando la idea de asistir. ‘¿Pero qué voy yo a sacar de todo esto? pensaba. ‘Ahí vas nuevamente, yo, yo, yo; ¿acaso todo tiene que girar alrededor de mi yo?’

Llegó justo antes de la puesta del sol, pero no se sentía bien. Más bien, se sentía obligado a estar ahí, a pesar que no era nada más que su propia conciencia la que lo obligaba. ‘Olvídalo’, se decía haciendo caso omiso de sus pensamientos negativos. ‘Ya estoy acá. De todas formas puedo pasar un buen rato’. Pero realmente todavía no estaba ahí.

Dany durmió en el cuarto del hotel durante la primera clase antes de bajar al lobby, donde la clase estaba justamente terminando. De repente oyó a alguien llamarlo por su nombre con emoción, —¿Dany? ¿Eres tú?

Moshé, —respondió Dany con alegría. Moshé era uno de los contactos de negocios más frecuentes de Dany.

Dany, ¿qué es lo que estás haciendo aquí?

Lo mismo que tú.

Sí, pero estoy sorprendido. Pensé que serías la última persona en venir acá.

Yo también soy judío. Además, ahora que tú estás acá, sé que tomé la decisión correcta. Estoy tan contento que estés acá, Moshé, —Dany repitió—. Quiero comentar contigo una idea de negocios.

Después de Shabat.

¿Después de Shabat? Desde que te volviste religioso, no se puede platicar contigo.

Eso no es verdad.

Sólo estoy bromeando, —dijo Dany.

Escucha Dany, la primera conferencia ha terminado. ¿Cómo es que no te vi ahí?

Estaba en mi cuarto, descansando.

Te perdiste una buena conferencia.

¿De que se trató?

Autoestima.

En ese caso, no me siento tan mal. Yo sé que los israelíes no somos perfectos, pero si hay algo de lo que no carecemos, es autoestima.

En ese momento, Moshé vio al rabino salir de la sala de conferencias hacia el vestíbulo.

Rabino—, lo llamó.

¡Ah!, Moshé —dijo el rabino mientras caminaba hacia ellos—. Me dio mucho gusto verte entre el público.

Y yo estuve feliz de estar ahí.

¿Tú esposa está acá?

Sí. Fue a ver al bebé. Pronto bajará para encontrarse conmigo, aquí en el vestíbulo.

Y ¿quién es tu amigo?

Él es Dany. También viene por el fin de semana.

Gusto en conocerte Dany. ¿Te vi entre el público? —preguntó el rabino.

No pude llegar a la primera clase, —admitió Dany—. Pero escuché que trató sobre la autoestima y, créame rabino, eso es algo que no necesito.

El rabino hizo una pausa. —Creo que podrías tener una impresión equivocada, —le dijo el rabino—. Un judío puede tener alta autoestima en determinada área, tal como en los negocios, en los deportes o alguna otra, sin embargo, eso no significa que tenga una autoestima judía.

Tiene usted un punto interesante rabino. La verdad es, no obstante, que yo conozco lo que quiere decir ser judío. Yo combatí en la guerra por el pueblo judío.

Y ¿aún estás peleando por el pueblo judío?

Combatí en una guerra. Espero nunca tener que pelear otra vez.

No estoy hablando acerca de arriesgar tu vida en el campo de batalla. Los Sabios relatan la historia de un hombre que exclamaba en las calles a los soldados que regresaban de la guerra: ‘Han regresado de una batalla, para combatir en otra mucho más difícil. La batalla contra ustedes mismos, en contra de sus pasiones’.5 En otras palabras, un judío tiene que luchar cada día por sí mismo y su pueblo. La batalla que tiene lugar en la intimidad de tu corazón es de muchas maneras, más significativa que la batalla con tanques y armas en el campo. Nuestros enemigos físicos son tan solo manifestaciones de nuestros enemigos verdaderos, los espirituales. Si no los conquistamos, nos volvemos nuestros peores enemigos. Y solamente nosotros podemos vencernos a nosotros mismos.

Hay mucho de verdad en lo que usted dice, rabino. Sin embargo, usted no se debe preocupar por mí. He visto milagros con mis propios ojos. Yo creo en Hashem completamente; quizá no en la forma en que ustedes los religiosos lo hacen, pero yo creo en Él.

Y ¿cómo creen los religiosos en Hashem a diferencia de ti?

Ellos cuidan todas las mitzvot.

¿Y tú no?

En realidad no. Y créame rabino, mis amigos han tratado de convencerme, pero no es para mí,

No es para ti porque tú no crees que Hashem le dio al pueblo judío 613 mitzvot.

No. Ésa no es la razón. Yo no cuido las mitzvot porque no quiero renunciar a las cosas buenas de la vida.

El rabino hizo una pausa. —Dany, ¿te importaría si te hago una pregunta?

No. Adelante por favor.

Cuando tienes hambre, ¿qué es lo que haces?

Me alimento.

¿Te alimentas a ti o a tu estómago?

¿A qué se refiere?

¿Es tu cuerpo tu yo, o tu yo es algo más?

Por ‘algo más’, ¿se refiere a un alma?

Sí.

Rabino, yo podré ser un alma, pero también soy un cuerpo. Y no quiero negar que soy un cuerpo.

Yo tampoco quiero que lo niegues, pero quiero asegurarme de que estamos de acuerdo en algo. Tu yo real es tu alma. Tu cuerpo te ha sido prestado por Hashem. Es como un automóvil rentado. Si tú vas de vacaciones por un mes y rentas un automóvil, después del mes no lloras cuando tienes que regresarlo. Hiciste buen uso del automóvil mientras lo necesitaste y luego lo regresas a Avis o a Hertz.

Nosotros hemos tomado un viaje a la tierra y hemos rentado un vehículo por 70 u 80 años. Cuando llega el tiempo de regresarlo, lo regresamos. Sólo tenemos que asegurarnos de que no lo hemos dañado. No hay pólizas de seguro. Somos responsables por cualquier daño.

Hashem nos prometió que si hacíamos buen uso del cuerpo, Él nos lo daría de regreso en el mundo eterno. En ese mundo, nuestros cuerpos físicos serán reconstituidos de tal manera, que aun ellos serán espirituales. Entonces seremos capaces de hablar de ellos, como hablamos de nosotros mismos. Sin embargo, ahora sólo estamos ‘rentándolos’. No deberíamos crecer tan apegados a ellos al extremo de que nuestra identificación esencial sea con ellos. Por lo tanto, Dany, te pregunto otra vez: ¿realmente eres tu estómago o tu alma?

Si lo pone de esa manera, rabino, por supuesto que soy ante todo, un alma.

Entonces, no puedo entender por qué tú piensas que cuidando mitzvot renunciarás a las cosas buenas de la vida. En todo caso, es lo contrario. Si tú no cuidas la Torá y las mitzvot, no sabes cómo disfrutar realmente de la vida.

¿Cómo puede decir eso?

Porque en la vida hay más que llenar tu estómago. No existe nada más satisfactorio que llenar tu alma. Si pasas el día colmando tu estómago o sumergiéndote exclusivamente en la búsqueda de objetos materiales, estás descuidando tu alma. Se está desnutriendo. Y si, como tú admitiste, una persona es primariamente su alma, ¿cómo puedes estar feliz si no alimentas tu alma con el alimento espiritual que ansía?

Admito que no soy una persona espiritual.

Si no es así, ¿cómo puedes incluso disfrutar lo físico? Si tu alma no está experimentando el deleite de comer, entonces ¿quién? ¿Tu estómago? El estómago de un animal también da cierta medida de satisfacción cuando está lleno. Pero tú eres un ser humano. Y un judío además de eso. No puedes estar experimentando plenamente los placeres de este mundo sin un alma sana, bien alimentada.

Soy feliz como soy, —dijo Dany—. Si fuera fácil desarrollarse en una persona espiritual, yo podría hacerlo. Pero no tengo herramientas para ser una persona espiritual.

¿Puedes pensar?

Por supuesto.

Entonces tienes todas las herramientas que necesitas. El pensamiento es la ventana del alma.

Mi problema, rabino, es que yo ya pienso mucho. Usted sabe lo que los rabinos dicen: yosif daat, yosif majov, ‘a más conocimiento, más dolor’.6 De algo sirve ser tonto. La gente superficial siempre está feliz. La gente exageradamente intelectual es infeliz. Es por esto que yo digo que pienso demasiado.

No fue cualquier rabino el que dijo esto, —respondió el rabino—, sino Shlomó Hamélej, el más sabio de todos los hombres. Y, Dany, si el más sabio de todos los hombres dijo esto, puedes suponer que hay algo más en sus palabras, porque la adquisición e incremento del conocimiento es la esencia del enfoque de la Torá.

Entonces ¿qué quería decir?

Se estaba refiriendo a un tipo específico de persona; una persona que se enorgullece exclusivamente de su intelecto, o una persona que no hace otra cosa más que intelectualizar todo el día. Una persona no es su intelecto. El intelecto tiene la intención de servir a la persona. Es un instrumento. Una persona tiene que vivir, lo que significa, que tiene que ser feliz en su vida física y usar su intelecto para producir cambios en su vida física. Ésa es la persona completa. La persona que hace de su intelecto el objetivo, experimenta dolor en el grado en que incremente su intelecto.

Una persona equilibrada, por otro lado, que participa de lo físico, así como de lo intelectual, no experimenta dolor a medida que incrementa su conocimiento. Totalmente, al contrario, incrementa su habilidad para tomar placer en la vida. Y es por esto que Hashem nos dio un estilo de vida de Torá y mitzvot, que balancea perfectamente la parte intelectual de la persona con la parte física. Sin Torá y sin mitzvot, ¿cómo puede uno derivar la máxima felicidad aun en su vida física?

Pero, rabino, usted no puede negar que la Torá le prohibe a la persona los placeres de este mundo. Te dice todas esas cosas que no puedes hacer.

Por cada placer que la Torá te ordena abstenerte, existe un placer equivalente que nos permite y alienta a participar de él. Y nos orienta en cómo participar en ese placer equivalente para que lleguemos a poseerlo, y no que él nos posea a nosotros.

Pero yo conozco gente judía que dice que cuanto más infeliz e insatisfecha sea la vida de uno, más grandeza tiene la persona. Un rabino me dijo esto. Incluso citó la siguiente afirmación: ‘No digas que no comes jamón porque es repulsivo. Más bien, no es repulsivo y si fuera posible te lo comerías, pero qué puedes hacer, si el Creador del cielo y la tierra te dijo que no te lo comas’.7 En otras palabras, este rabino me dijo que la Torá lo priva a uno de los placeres de este mundo, para que uno pueda servir a Hashem con motivaciones puramente espirituales.

Eso no es verdad. La persona que te dijo eso pudo haber entendido mal la idea. Esta cita sólo tiene la intención de enfatizar la importancia de la pureza de los motivos. No nos exhorta a hacer nuestra vida desdichada. Por el contrario, la Torá nos advierte: ‘Las malas noticias (predichas y enumeradas en los versículos previos), vendrán sobre ti porque no serviste a Hashem con alegría y buen corazón’.8 La Torá nos obliga una y otra vez a servir a Hashem con nuestro cuerpo y tomar placer de ello. Tenemos el mandamiento de estar satisfechos y regocijarnos en cada paso del camino en que servimos a Hashem con nuestra existencia física, con nuestro corazón y con nuestras emociones.

Es por esto, que a diferencia de muchas religiones orientales en donde el objetivo es desarrollar el lado espiritual, en tanto que se mata el lado físico, la Torá equipara la realización espiritual con la total participación del mundo físico. Debes casarte, establecer una familia, volverte parte de una comunidad según el modo de la Torá y, sólo entonces te has convertido en un verdadero servidor de Hashem. La Torá no nos permite evadirnos de los placeres físicos,

Si necesitas una prueba más, —agregó el rabino— toma Shabat. Shabat se santifica sobre una copa de vino; la mitzvá verdadera se hace sobre vino y no sólo con jugo de uva (no obstante que es aceptable). Un vino fuerte y embriagante se sobrepone al intelecto y debilita la razón. Ésta es la forma en que empezamos a santificar nuestro día más sagrado. Y después comemos, cantamos e interactuamos con nuestra familia durante las próximas 24 horas. Todo es muy físico. Si ésta es la forma en la que actuamos en el sagrado Shabat, entonces debería estar claro que la santidad es dependiente de las necesidades del cuerpo, y no se contrapone a ellas. El judío ideal es aquél cuyo cuerpo participa completamente con su intelecto, con su yo espiritual.

Por lo tanto, Dany, si tú me dices que no cuidas las mitzvot debido a que no puedes renunciar a las cosas buenas de la vida, yo te pregunto: ¿cómo puedes experimentar las cosas buenas de la vida si no tienes la Torá y las mitzvot como tu guía?

Pero rabino, uno no necesita la Torá para disfrutar la vida.

Quizá uno no necesita la Torá para tener una experiencia satisfactoria temporal. Sin embargo, la Torá le enseña a uno cómo hacer esta experiencia duradera y significativa. Ninguna de las cosas materiales de este mundo trae placer duradero a menos de que estén filtradas por la Torá.

Pero ¿qué hay cuando compras ese automóvil para el que estabas ahorrando?

¿Cuánto dura este tipo de felicidad? La respuesta es: hasta que descubres otra cosa que ansíes. Rápidamente, el instinto adquisitivo se vuelve una adicción y te vuelves más infeliz que nunca. Como dije, la Torá te enseña cómo poseer el mundo físico, no ser poseído por él. Es por esto que no puedo entender cómo dices que eres capaz de ser feliz sin la Torá.

Rabino, yo conozco gente rica, no religiosa que es feliz.

Parecen ser felices en el exterior, pero no sabes qué pasa en su interior. Además, aun si exhiben cierta felicidad externa, quién dice que son ricos como seres humanos. Una vaca también es feliz cuando es conducida al pasto. Así también, algunas personas son apenas algo más que vacas conducidas al pasto con toda su riqueza. Su felicidad no es ni profunda ni duradera. Admitiendo que aun la felicidad externa tiene sus ventajas, es la felicidad espiritual interna no dependiente de circunstancias externas la que finalmente es importante. Y no puedes tener la satisfacción interna sin los objetivos de la Torá.9

Yo no sé, —dijo Dany—. Todo lo que sé es que si D–os me hiciera millonario, sería feliz aun sin Torá.

¿Cómo puedes estar tan seguro? Conozco gente rica que es infeliz. Y conozco gente pobre que es feliz. La comodidad material es finalmente independiente de la capacidad de la persona para experimentar felicidad.

Pero ayuda.

Algunas veces. Y algunas veces daña. Tú sabes, los países escandinavos tienen una de las tasas de suicidios más altas del mundo. La ironía es que para mucha gente, ellos representan la sociedad en la cumbre del progreso humano: rubios, de ojos azules, nórdicos conocidos por su naturaleza no agresiva y sistema político progresivo, donde la riqueza se distribuye equitativamente. Y la verdad es que la riqueza está distribuida en esos países en forma relativamente uniforme. Nadie es muy rico ni muy pobre. Sin embargo, tienen una tasa de suicidios inusualmente alta,

¿Por qué habría de ser?

En mi opinión, el problema en Escandinavia es que no existen las apariencias externas de status y logro material, que frecuentemente funcionan para hacer que la gente sin ninguna otra fuente de autoestima se sienta bien acerca de sí misma. Mientras que en los países más occidentalizados, el materialismo sirve como un tipo de opio que nubla el miedo que uno siente por la falta de valor interno; los escandinavos con frecuencia tienen que enfrentarse a la desnuda, cruda, y sobria verdad. Ya que no conocen cómo generar un verdadero sentido del yo, muchos de ellos, por lo general intelectuales, llegan a sentir que la vida no tiene valor y cometen suicidio. La conclusión, Dany, es que no es la comodidad material la que trae la felicidad duradera.

Entonces, ¿qué la trae? ¿la Torá? ¿Me va usted a decir que no hay personas ultraortodoxas que son infelices?

Puede haber personas ortodoxas que son infelices pero eso es porque no poseen la Torá tan profundamente como debieran. Verás, no basta con observar la Torá superficialmente o creer en sus principios por hábito. La verdadera felicidad depende de una mente sana, activa y pensante, una mente que se esfuerza por entender lo más posible el significado profundo de la Torá y las mitzvot. Las personas que están infelices, son infelices porque no piensan; no saben cómo pensar, cómo utilizar su capacidad de pensar. Déjame explicarte a qué me refiero.

Podemos decir que una flor está viva porque despide un aroma agradable. Si se marchita o huele mal, está muerta o está muriendo. ¿Cómo sabemos que un ser humano está vivo?

¿A qué se refiere? Come, respira.

Un animal también come y respira. Mi pregunta es mucho más profunda. ¿Cómo sabemos que lo que hace único a un ser humano es vida y bienestar?

Dany pensó por un momento y se aventuró, —¿Un ser humano usa herramientas?

Muchos animales también usan ramas y objetos como herramientas.

¿Un ser humano puede sonreír?

Un simio también se sonríe.

Entonces me rindo.

Un ser humano puede pensar.

Pero rabino, —dijo Dany—, un simio también puede pensar.

No como un ser humano. De hecho, hay algo tan único acerca del pensamiento humano que, en comparación a él, es como si los animales no pensaran en lo absoluto.

¿Qué es?

La capacidad de sobreponerse al instinto debido al proceso de pensamiento. La verdad Dany, es que la mayoría de las personas no piensan. Piensan por los mismos objetivos que un animal piensa, sobrevivir, adquirir mejores cosas materiales, pero no piensan en la manera única en que el ser humano piensa para sobreponerse a sus instintos. Y si un ser humano no está pensando en la manera única que un ser humano piensa, ese ser humano no puede ser feliz. ¿Acaso puede un pez ser feliz si no puede nadar? ¿Puede un pájaro ser feliz si no puede volar? ¿Puede una vaca ser feliz si no puede comer? Así también, un ser humano no puede ser feliz si no puede, o no hace uso de la habilidad que lo hace único: su capacidad de pensar realmente.

El rabino hizo una pausa y decidió elaborar más aún. —Si yo tuviera que clasificar a los seres humanos —dijo—, diría que hay tres tipos: aquéllos que no piensan. Aquéllos que piensan que piensan. Y aquéllos que realmente piensan. La mayoría de la gente no piensa. Muchos creen que piensan. Y solamente unos pocos realmente piensan.

Imagínate un fumador asiduo, que su doctor le dice que si no deja de fumar pronto, va a morir. ¿Cómo reaccionarían los tres diferentes tipos de seres humanos? El primero, se muere antes que pensar. Se dice a sí mismo, ‘Sólo vives una vez, así que debes experimentar tanto placer como sea posible. Si fumar es uno de mis placeres, ¿qué tiene la vida de bueno si yo no puedo fumar?’ Por lo tanto no va a dejar de fumar. Y conocemos gente como ésa, que continúa fumando a pesar del conocimiento que fumar los va a matar. Estas personas preferirían morir antes de pensar qué se están haciendo a sí mismas.

Después hay una persona más seria. Si su doctor le dice que tiene que dejar de fumar, llegará a su casa y dirá: ‘Ya está. Tiro mis cigarros. Voy a dejar de fumar’.

Sin embargo, se levanta al otro día y lo primero que siente es un fuerte deseo de un buen cigarro. Inicia un diálogo interno consigo mismo. ‘Estoy totalmente comprometido a dejar de fumar. Mi vida es más importante que el cigarro. Sin embargo’, él agrega, ‘¿un pequeño cigarrillo realmente me matará?’ Sin una pausa él responde: ‘No’, y fuma el cigarro, jurando que es el último.

Unas horas más tarde, tiene el mismo deseo y el mismo diálogo cruza por su mente. Al final del día se fumó tres cigarrillos. No obstante, no le molesta porque razona que realmente combatió su hábito. Y lo hizo. Estaba pensando en lo que él estaba haciendo o así parecía, y eso le dio la fuerza para fumar solamente tres cigarrillos.

El problema es que al día siguiente se fumará seis cigarros. Y al tercer día se fumará doce. Y así seguirá antes que se dé cuenta que está encadenado al cigarro otra vez. ‘¿Qué puedo hacer?’, dice derrotado. ‘Lo que vaya a pasar, que pase. Yo no puedo hacer nada’.

Esta segunda persona es una que cree que piensa. Por un momento pareció como si realmente estuviese pensando. La verdad es, no obstante, que realmente no lo estaba haciendo. Él sólo creía que estaba pensando. Cuando se preguntó a sí mismo, ‘¿Acaso un pequeño cigarrito va a ser la diferencia?’ Su yo habitual estaba manipulando su mente pensante. Se hizo preguntas cuyas respuestas ya sabía. No se atrevió a preguntar: ‘Si me fumo aunque sea sólo un cigarro, ¿seré capaz de romper realmente mi hábito?’ Si se hubiera preguntado así, su mente racional le hubiera dicho que no fumara ni un solo cigarro.

Una persona que solamente cree que piensa, manipula su mente. Limita su pensamiento a parámetros que se acomoden a sus hábitos de vida. El pensador real es uno que quiere ser honesto al extremo donde duele. ‘No me importa lo que quiero, lo que pienso que necesito, lo que estoy deseando’, dice. ‘Yo sólo quiero saber la verdad absoluta’. Éste es un pensador real. No tiene miedo de enfrentarse a sí mismo. Quiere conocer la verdad aun cuando él está equivocado.

Pensar realmente significa no dejar que nuestros deseos interpreten la realidad por nosotros. Más bien queremos saber la verdad, la verdad objetiva, y queremos cambiarnos a nosotros mismos para alinearnos con esa verdad objetiva no importando cuánto nos duela.

Es por esto, Dany, que la verdadera razón por la que la gente es infeliz, es porque no utilizan su don humano único: la capacidad de pensar, de pensar realmente hasta el punto de poder sobreponerse a sus hábitos, a pesar de la dificultad y el dolor. No importa cuánta gente trate de traer felicidad a su vida, mientras su verdadero yo esté perdido, van a ser infelices. ¿Quién eres tú? Eres un pensador. Si no piensas, no puedes ser feliz.

El rabino se detuvo por un momento y luego continuó. —Si tú no quieres pensar, estás huyendo de ti mismo. Y si huyes de ti, no existes ‘tú’. Tu ser puede experimentar placer o satisfacción temporal, pero no existe un ‘tú’ para hacer la experiencia significativa y duradera. Ya sea que tengas cualquier otra cosa, una carrera, dinero, matrimonio, hijos, etc., te sientes infeliz porque esas cosas no son tú.

A medida que uno piensa menos, menor es su autoestima genuina. Uno que huye de sí mismo día tras día, realmente no es nada. Ésa es la causa de baja autoestima. La verdad, yo diría, es que no hay tal cosa como baja autoestima. Si no existe un yo, no existe estima. Y la triste realidad es, Dany, que la mayoría de nosotros no queremos conocernos honestamente. No queremos enfrentarnos con el dolor de perseverar en el pensamiento que sabemos es verdad. Si te evades a ti mismo, al final no puedes ser feliz.

Pero rabino, deben existir muchas psicologías y filosofías, aparte de la Torá, que destacan la importancia de pensar.

Comparadas con la Torá no son nada.

¿Cómo puede usted decir eso?

Estoy consciente de que el mundo moderno se enorgullece por su conocimiento, el cual, nos han hecho creer, está continuamente evolucionando, avanzando y progresando. Y parece ser así porque, por ejemplo, hay muchos doctores y profesionales que elaboran teorías y escriben artículos cada día. El conocimiento se está apilando. Sin embargo, sin importar cuán magnánimos hagan creer que son, todas sus teorías están fundamentadas en ciertas suposiciones producidas dentro del encuadre de su mente racional humana. Las teorías se están produciendo regularmente, pero son un reciclaje de las mismas suposiciones publicadas en la última revista mensual. Todas esas horas de pensamiento-hombre tienen valor limitado pues existen dentro de un sistema cerrado que contiene numerosas verdades parciales y limitaciones hechas por el hombre.

Sin embargo, aquél que crea nuevos mundos de pensamiento sobre los axiomas de la Torá, está empezando con una verdad 100 por ciento no adulterada, porque la Torá se originó en el Sinaí, de una fuente superior al ser humano. Aun si una teoría hecha por el hombre empieza con un 99 por ciento de verdad, hay una mayor distancia entre esa teoría y la Torá, que entre esa teoría y una teoría hecha por el hombre basada en un 1 por ciento de verdad. La Torá del Sinaí es la única fuente objetiva de verdad absoluta en este mundo. Cualquier verdad puede ser rastreada finalmente hasta el Sinaí. Cualquier cosa fuera de la Torá está casi seguramente ligada con impurezas que ensucian la mezcla completa y la invalidan como una fuente confiable de verdad.

Eso es lo que usted dice rabino. Pero otras personas dicen lo contrario. ¿Cómo lo podemos probar?

El tiempo es la verdadera prueba. Un cohete que apunta hacia la luna y está un grado fuera de objetivo, en los primeros segundos después del despegue se desviará de la luna por diez mil millas si no se toma una acción correctiva. Así también, la diferencia entre la verdad de la Torá y la mejor verdad hecha por el hombre, no se ve automáticamente justo al principio. Sólo puede ser observada mejor a través del tiempo.

Tan sólo hace menos de un siglo, muchos judíos creyeron tan fuertemente que el comunismo era una forma superior de vida que rápidamente abandonaron la observancia de la Torá. Y estaban tan seguros de sí mismos, que algunos incluso entregaron a sus padres a las autoridades por observar secretamente la Torá. No obstante, el comunismo duró poco más de 70 años.

En la actualidad, existen otras filosofías y sistemas que reemplazan al comunismo. Y muchos judíos son engañados a pensar que tienen valor real. Sin embargo, sólo la Torá ha permanecido como una fuente sólida de valores a lo largo de 3,300 años, incluyendo los últimos 2,000 años de exilio en muchos países extraños, bajo diferentes civilizaciones. Se ha expuesto a la tormenta del empobrecimiento externo y la persecución, y ha sobrevivido a las acusaciones de los ‘progresistas’ cuyos valores se han ido con el viento en menos de una generación. Y continuará siendo así. Ha resistido la prueba del tiempo. Sólo un ignorante o un tonto la descartaría por el último ‘ismo’.

Dar y Recibir

Cuando el rabino terminó la frase, la esposa de Moshé, una pareja de amigos suyos y algunos otros se unieron a ellos. Mientras se juntaba la gente, Dany, que estaba perdido en sus pensamientos, dijo bruscamente: —Rabino, no voy a discutir con usted sobre el último punto. Usted probablemente esté en lo correcto. No hay nada como la Torá. Pero si usted me preguntara, le diría que el problema con el mundo no es que la gente no piense lo suficiente, sino que son egoístas y egocéntricos. Si la gente aprendiera a no ser sólo para sí misma, el mundo sería un lugar mejor.

Estoy de acuerdo contigo, Dany, pero aun el darle a otros, es totalmente dependiente de los pensamientos de la persona. Si uno no se pregunta a sí mismo cuando se enfrenta a la elección: ¿estoy escogiendo basado en mi necesidad de recibir o en mi necesidad de dar?, es casi seguro que no está dando.

¿Por qué?

Porque las apariencias son engañosas. Muchas veces, desde el exterior, un acto parece ser de recibir, cuando en realidad es un acto de dar. Inversamente, muchas otras veces, el acto de una persona parece de dar, cuando el acto realmente es de recibir. Dar y recibir son dependientes en definitiva de la motivación subyacente.

Imagínate por ejemplo, una persona viviendo en una comunidad acosada por ladrones y asaltantes. Un día esta persona se levanta a la medianoche y vigila las calles hasta el amanecer, manteniendo segura a la comunidad. Hace lo mismo la siguiente noche y la siguiente. Continúa haciéndolo noche tras noche por los siguientes 30 años, llueva o nieve, fin de semana o Shabat. Y la comunidad no lo descubre hasta que muere. Qué tremenda generosidad de esta persona. Podemos imaginarnos cómo la comunidad lo va a elogiar. No van a tener suficientes palabras para alabarlo.

Poco tiempo después, sin embargo, se difunden noticias que este hombre realmente estaba contratado para andar por las calles y se le pagaba una compensación del rey por hacerlo. De repente, toda su abnegación se arruina. Todos los elogios y apelativos prodigados sobre él en su funeral se ven bajo una luz diferente.

¿Es eso justo, rabino? —preguntó Dany—. Piense cuánto hizo por la comunidad. ¿A quién le interesa si tenía motivos ulteriores? Vea cuánto le dio a la comunidad.

Tienes razón. No obstante, la verdad es que este acto de dar se perdió una vez que se supo que lo hizo por dinero. Quizá no lo estaba haciendo para darle a otros, sino para recibir para sí mismo. Sin embargo, si no hubiera tomado dinero, su naturaleza de dar hubiera sido clara para todos. Una vez que lo hizo por dinero, no importa qué tan grande es el acto, su posición como un dador se cuestiona.

Ahora, lo contrario también es verdad. Recibir, puede ser un acto de dar, si el propósito final de recibir es poder dar más y mejor. Piensa, por ejemplo, acerca de un doctor. Las personas se vuelven doctores por una de dos razones: ayudar a otros o hacer dinero. Estos últimos usan la enfermedad para hacer dinero. Los primeros, curan a los enfermos a fin de ayudarlos y solamente reciben dinero a fin de mantenerse a sí mismos y a sus familias para que puedan seguir ayudando a otros. Toman solamente para poder dar.

¿Cómo puede uno evaluar la verdadera motivación? —preguntó el rabino retóricamente—. No es fácil. Generalmente las consecuencias se incrementan a través del tiempo de acuerdo a la motivación. En otras palabras, cuando uno está motivado a hacer algo por una razón y lo hace, desarrollará su motivación subyacente aún con más ímpetu. Por ejemplo, si uno quiere ser doctor por la razón de ayudar a otros, pero para poder ser doctor uno tiene que pagar sus gastos, incluyendo los préstamos de la Escuela de Medicina, gastos fijos, seguro por actos de negligencia, etc., entonces, mientras más practique uno la medicina, se convertirá en mayor dador. Cada vez que trabaje con una persona enferma, ejercitará su músculo de dar.

En cambio, si uno se vuelve doctor porque realmente quiere hacer mucho dinero o ganar una posición, entonces mientras más practica curando a otros, menos paciencia y cuidado va a tener con sus pacientes. Es por esto que muchas veces encuentras doctores que pueden hacer toda la diferencia del mundo con unas palabras amables, un afectuoso ‘Hola, ¿cómo está usted hoy?’, pero nunca las dirán. En lugar de eso, el doctor actúa como si te estuviera haciendo un gran favor al permitir que estés en su presencia por un minuto. Él no se hizo doctor para ayudar a otros, sino para ayudarse a sí mismo.

¿Cómo debería una persona decidir su línea de trabajo? El objetivo del trabajo no es hacer dinero. El objetivo del trabajo es beneficiar a otros.10 Bajo las mismas condiciones, si uno tiene la elección entre un trabajo ganando $1,000 a la semana sentado frente a una computadora y especulando en la bolsa de valores contra un trabajo ganando $1,000 a la semana manteniendo las calles seguras contra el crimen mientras otros duermen, el último trabajo es preferible. El resultado es que, en este caso, si la persona con la elección de volverse un especulador por computadora en la bolsa de valores o un vigilante nocturno, elige ser un vigilante nocturno, su trabajo de toda la vida será realmente uno de dar a otros.

Así, —preguntó Moshé—, aunque esté recibiendo un salario, él merece todos esos elogios.

Sí. Si él elige este trabajo porque su motivación profunda es ayudar a la gente, él es un dador. Ganar dinero de ningún modo lo descalifica a uno automáticamente de ser un dador. La razón original por la que nos hemos adentrado en esta conversación, sin embargo, —añadió el rabino—, es que quería explicarte cómo el que uno sea un pensador o no, hace toda la diferencia en el mundo, aun en lo referente a actos de caridad. Las apariencias son engañosas. Los dadores pueden ser receptores. Los receptores pueden ser dadores. La diferencia son los motivos subyacentes que uno justifica para uno mismo en la mente. Y si uno no analiza sus motivaciones y las pone en orden, obstaculiza seriamente su capacidad de ser un dador.

¿Para qué estoy viviendo? ¿Qué es lo que realmente quiero lograr? El minuto que te detengas a pensar, te arriesgas a distanciarte de la motivación de dar, la motivación que determina el verdadero valor de todo lo que hagas. Y eso Dany, es por lo que en mi opinión el problema real del mundo es que la gente no piensa. Muchos creen que piensan, pero no utilizan su poder de pensamiento para sobreponerse a sus instintos materialistas los cuales los disponen a ser receptores. Usan su intelecto para hacer dinero o recibir honor, para convertirse en receptores más eficientes, pero no lo usan para refinar su yo interior, para sobreponerse a su instinto de recibir.

Aún estando de acuerdo con lo que usted está diciendo, ¿qué tiene que ver la Torá con eso? Yo puedo pensar sin la Torá.

Tú puedes creer que piensas, y tal vez una que otra vez realmente pienses, pero solamente la Torá tiene el poder de hacer a una persona un pensador cada momento de su vida. En tanto que la Torá nos exige que comamos, nos casemos, interactuemos con otros y que en general tomemos parte en la vida física, nos obliga cada día, cada momento a pensar en nuestro interés en el mundo material. Quiero comer lo que yo quiera, pero la Torá me dice que sólo coma kosher. Quiero acumular dinero y posesiones, pero la Torá me ordena dar y dar y dar a otros. Cincuenta… cien… doscientas y más veces cada día, nos vemos obligados a renunciar a una parte de nuestro interés en el mundo material. Cuando se combina con una mente inteligente y activa, nada como la Torá tiene el poder de desarraigar completamente del corazón humano el deseo natural de recibir, de ser egocéntrico y egoísta.

Ego Contra Autoestima

Ahora creo que realmente estoy confundido, rabino, —dijo Dany—. Antes usted me dijo que el ego es bueno, que debo tener autoestima. Ahora me dice que el ego no es bueno. ¿Cuál es la respuesta?

Cuando yo digo ego, —explicó el rabino—, me refiero a algo enteramente diferente a la autoestima. La autoestima y el egocentrismo no están separados por una línea delgada. Son dos categorías del todo diferentes. El egocentrismo gira en torno a ‘obtener lo que yo quiero’. Debo poseer cualquier cosa de valor que alguien tiene. Todos deben ceder ante mi voluntad porque yo sé todo mejor que los demás. Eso es egocentrismo.

La autoestima, en contraste, no depende de obtener lo que uno desea. Autoestima es el reconocer el lugar de uno en el universo; es la apreciación de saber lo que uno ya tiene, de lo que uno ya es. Uno es una creación en las manos de Hashem. ¿Qué más necesita uno? En cambio, la persona egocéntrica es infeliz a menos de que obtenga lo que quiere. La persona con autoestima se acepta a sí misma como es y está siempre activa en el proceso de desdoblar capas más profundas de su yo.

El problema real con la persona egocéntrica es que no puede pensar como se pretende que un ser humano lo haga; no se puede sobreponer a sus deseos instintivos. Aun si él domina sus deseos físicos, si piensa que su mente es el centro del universo, no va a ser capaz de pensar objetivamente. Pensará que todo lo que él hace está bien y nadie más puede decirle algo diferente.

La Torá te entrena a pensar independientemente de tus deseos físicos así como de tus necesidades egocéntricas. No sofoca nada que necesite ser expresado; sólo le enseña a uno cómo enfocar sus deseos para bien. Y lo mismo es cierto para el ego. La Torá no aplasta tu ego, tu verdadero yo, sino que te ordena a verte continuamente en relación a Hashem. Si lo haces, te sientes bien acerca de ti mismo y aún así permaneces humilde sobre tus logros.

Al limitar la lujuria y el ego, la Torá encauza estos potenciales para el bien último. Te da la oportunidad de independizarte de los impulsos egoístas de tu ser para que tu mente pueda reflexionar libre y lúcidamente acerca de las cosas importantes en la vida. Recuerda, pensar equivale a vivir. No es suficiente estar pensando que piensas. Debes pensar hasta que duela. Debes enfrentarte a ti mismo y cambiar.

Viviendo Fuera de la Realidad

Alguien de entre la gente levantó la voz:—¿Está uno permitido a dejar de pensar alguna vez?

Realmente no. Somos responsables de pensar cada acto en cada momento. Eso es lo que significa estar pensando continuamente en la Torá día y noche. Y es tan cierto para mujeres judías como para hombres judíos.11 En cualquier momento, la persona está obligada a estar pensando de acuerdo a la Torá, es decir, uno debe estar constantemente apartando las poderosas contracorrientes de los deseos personales, presión de los compañeros e influencias sociales para obtener la verdad.

¿Qué hay acerca de nada más relajarse, leer una novela o algo así?

Cualquier momento que entregamos nuestra personalidad a pasatiempos tales como novelas, revistas, periódicos, videos, cines, etc., estamos cometiendo una especie de suicidio. Por supuesto, eso no quiere decir que uno no tiene permitido tomarse unas vacaciones de uno mismo de vez en cuando para recargar baterías. Si tú sabes que tienes exceso de tensión, tómate las vacaciones. No es diferente a una persona que sabe que está cansada y necesita una siesta. Sin embargo, cuando leer fantasías ligeras y sin sentido se convierte en un escape habitual de la realidad, entonces uno está cometiendo un suicidio espiritual lento, largo e indoloro.

¿Dónde dice que uno no debe hacerse el hábito de involucrarse en tales cosas?

La Mishná nos enseña: ‘Uno que lee sefarim jitzonim, literalmente libros externos, no tiene porción en el mundo venidero’.12 Algunos interpretan sefarim jitzonim como libros de herejía. Sin embargo, el Maharal explica que sefarim jitzonim no son libros que están prohibidos por la Halajá (como son libros de herejía o pornográficos), sino que, él explica, se refiere a libros cuyo propósito entero no es otro que matar el tiempo. Sefarim jitzonim, libros externos, son libros que lo ‘sacan’ de la realidad. Dan una excusa para no pensar. Las personas que los leen religiosamente están entre aquéllos que no tienen porción en el mundo venidero.

Parece un castigo cruel.

No tiene nada que ver con el castigo. El versículo dice: ‘Puesto que (la Torá) es nuestra vida y la longitud de nuestros días’ y los rabinos explican: es ‘nuestra vida’ en este mundo y nuestra ‘longitud de los días’ en el mundo venidero.13 Tú tienes que vivir aquí: ‘puesto que la Torá es nuestra vida’ aquí. Pero la Torá que convertimos en nuestra vida ahora, se convierte en ‘la longitud de nuestros días’ en la vida eterna. En otras palabras, esta vida es la base de la otra vida. Los 80 o 90 años que abarcan esta vida no son nada comparados con la eternidad. Sin embargo, Hashem creó el mundo de tal manera que son un factor determinante en cuanto a cómo vivimos nuestra vida en el mundo venidero. Lo que haces contigo en esta vida es lo que serás en la vida venidera.

Por lo tanto, las personas que acostumbran escaparse siempre fuera de la realidad, pierden su porción en el mundo venidero, no porque son castigados por desperdicio de tiempo, sino porque si ellos pierden todo su tiempo en esta vida, no existe materia sobre la cual subsistir en la otra vida. No es un castigo, sino un resultado natural de no pensar, de no usar la esencia de nuestro ser para vivir esta vida. Pensar es vida. Si no aprovechamos cada pequeña oportunidad para afectar esta corta vida, estamos afectando negativamente nuestra vida eterna.

Cada Momento de Vida, un Gozo Permanente en Avodat Hashem

Rabino, este último punto que comentó es interesante para mí, —dijo Dany—. Usted dijo que no hay vida eterna si uno no tiene vida presente. ¿Puede explicarlo con más detalle?

Sí. Cometemos el error de pensar que existen dos mundos: olam hazé, este mundo, y olam habá, el mundo venidero. Y pensamos que aquellas personas que son afortunadas, serán capaces de dejar este mundo e ir al otro como una persona que deja un apartamento para irse a otro. Ése es el error.

Cuando Shabat llega, ¿te mudas a otra morada? No, tú recibes Shabat en la misma casa o apartamento que habitaste durante la semana. No obstante, si es una casa judía que funciona propiamente, la misma morada se transforma. Ha tomado el aura de Shabat. La basura física y espiritual se arroja fuera. (Ambos tipos de basura se deben sacar también durante la semana). Se pone el mejor mantel. Los mejores utensilios se sacan. Todo es blanco. No te mudaste. No cambiaste de aire. Más bien tomaste el dominio de donde vives toda la semana y lo transformaste en Shabat.

Este mundo es como un día entre semana que desemboca en el eterno Shabat. Un día se va a volver el mundo venidero, olam habá. Así, no hay otro mundo. Nosotros sólo sabemos de un mundo: este mundo. Sin embargo, este mundo está en el proceso de convertirse en el mundo venidero. Por lo tanto, lo que hagas con tu vida en este mundo, es exactamente en lo que se convertirá en el mundo venidero.

En Tehilim está escrito: az yimale s’jok pinú ‘entonces (cuando el Meshíaj llegue) nuestras bocas se llenarán con risa’. Reiremos, y reiremos y reiremos y nunca dejaremos de reír. El Gaón de Vilna pregunta: ¿Qué es tan bueno acerca de reír continuamente por siempre? Generalmente reímos cuando nos sorprenden con buenas noticias. Por ejemplo, si te enteras que ganaste la lotería, lo primero que vas hacer es saltar de alegría y dejar que todos sepan lo feliz que estás. Sin embargo, si sigues saltando así durante todo el siguiente mes la gente pensará que eres anormal. Y estarán en lo correcto. No quieres continuar riendo. Lo vas a seguir disfrutando un mes después, pero seguramente con más calma, con otra perspectiva. Seguir riendo no es normal.

¿Qué pasa, no obstante, si un momento después que recibiste la noticia que ganaste la lotería, te sorprenden con una noticia que no es menos fantástica que la previa? Esto requiere una nueva risa. Y digamos que un minuto más tarde hay de nuevo una sorpresa para ti. Nuevamente te vuelves a reír. Y después de ésta, otra. Y así sucesivamente. El placer que sentiste con el primer golpe de la noticia original se renueva una y otra vez como ola tras ola a la orilla del mar. No es anormal mantenerse riendo si recibes continuamente buenas noticias.

El Gaón de Vilna explica que ésta es la diferencia entre esta vida y la siguiente. Alcanzar el objetivo que uno se propone es la fuente de felicidad.14 Sin embargo, después de la exuberancia inicial, el entusiasmo se desvanece; la sorpresa se ha ido. Quizá disfrutes con el recuerdo, pero no lo revives una y otra vez. Él explica, sin embargo, que en el mundo venidero vas a descubrir una sorpresa nueva cada segundo. No va haber un solo segundo que no contenga una sorpresa para ti. Y esto te va a mantener riendo y riendo por siempre, mientras permaneces normal.

La pregunta es: ¿cuáles pueden ser las noticias que te mantienen tan entusiasmado? La respuesta es: cada momento de tu vida en este mundo. Los Sabios enseñan: Olameja tiré b’jayeja, ‘tu mundo, lo vas a ver en tu vida’.15 Este mundo no es realmente el mundo. Olameja, tu mundo, es olam habá, el mundo venidero. Sin embargo, ¿en qué consiste el olam habá? Jayeja, tu vida en este mundo, olam hazé. Olameja tiré b’jayeja: aquellas cosas que logres aquí, en tu vida pre-olam habá (jayeja) son las mismísimas cosas con las que vas a subsistir en tu vida futura (olameja).

Si vivimos nuestra vida como debe ser vivida, nuestra conducta de hoy afectará directamente nuestra vida en el mundo venidero y lo va a ser en tal grado que habrá felicidad infinita. Esos momentos valiosos y placenteros que experimentamos en esta vida son los placeres que experimentaremos en la vida del mundo venidero, excepto que vamos a descubrir sorpresas más profundas y enteramente nuevas acerca de cada buen momento por siempre. Y es por esto que tienes que disfrutar la vida ahora. No importa por lo que estás atravesando, debes darte cuenta que, debajo de la superficie, por lo menos, estás ganando enormemente con cada segundo de tu vida ahora.

A veces las personas renuncian a la vida. Dicen: ‘no puedo ser feliz en esta vida, espero que en el otro mundo tenga mejor vida’. Están cometiendo un gran error. Están evadiendo la responsabilidad de vivir, de disfrutar la vida, ahora. Racionalizan que mientras estén sufriendo van a obtener el olam habá, el mundo venidero. Éste es un pensamiento incorrecto. No puedes desarrollar realmente olam habá si no tienes olam hazé. Conocer lo que estás ganando en olam habá en esta vida, debería electrizar tu capacidad de disfrutar y experimentar esta vida, aun si estás sufriendo. El sufrimiento no debe resultar en estancamiento y desesperación. Si no haces nada en el olam hazé no vas a tener nada en el olam habá. Y eso es el infierno. Por lo tanto, una persona debe encontrar fuerza para hacer cualquier cosa que pueda, incluso en medio de la adversidad.

Pero ¿cómo puede una persona estar feliz en medio del sufrimiento?

Al darse cuenta que cada segundo de su vida aquí, contiene dentro de él, la semilla del olam habá. La verdad es que un pequeño logro en medio de la adversidad vale generalmente más que un gran logro durante tiempos fáciles. Si entiendes que cada objeto y experiencia en esta vida es la fuente de tu placer en la vida venidera, entonces irradiarás tranquilidad y satisfacción aun en tiempos difíciles. El problema es que no tomamos nuestras vidas con suficiente seriedad. No apreciamos cómo esta vida se va a transformar en vida eterna. Mira tus manos. Estas mismas manos son las mismas manos que vas a tener en la eternidad.

Rabino, ¿se está usted refiriendo a tejiat hametim? —preguntó alguien.

Sí.

¿Qué es eso? —inquirió otra persona.

Tejiat hametim es la época de eternidad que va empezar después que la historia, como la conocemos, llegue a un clímax seguido por la llegada del Meshíaj. Para aquéllos que lo merezcan, el cuerpo será reconstituido del polvo, y el alma va a reingresar a él. El Rambam incluyó el axioma de la Resurrección de los Muertos en sus 13 principios de fe del judaísmo. La pregunta es: ¿por qué es tan importante que si uno no cree en ese axioma, no cree en el judaísmo? Después de todo, uno puede entender por qué creer en D–os, Providencia Divina, recompensa y castigo y otros principios similares son preceptos inalterables de la fe. Sin embargo, ¿qué diferencia hace si uno cree o deja de creer que eventualmente después de la muerte el cuerpo de uno será reconstituido y el alma le será devuelta?

Esto es especialmente difícil de entender cuando consideramos el hecho que una persona no es su cuerpo. Un cuerpo es como un traje. Una vez que tu traje se desgasta, ¿te importa qué pase con él? Te sirvió bien mientras duró, pero no eres tú. Una vez que el alma deja el cuerpo y va a donde sea que vaya, ¿a quién le importa lo que pasa con el cuerpo? Más aún, ¿quién dice que todos quieren que se les regrese el mismo cuerpo?

Sin embargo, la respuesta es que nos enseña cuán importante es cada parte de nuestra vida, incluso nuestra vida física. Tenemos que decir: ‘Hashem, Tú me diste este cuerpo y este conjunto de circunstancias físicas. Un día todo esto va a ser parte de la eternidad. Ahora sucede que es material, pero un día llegará a ser espiritual, una parte permanente de olam habá’. Cuando puedas decir esto con convicción, llegas a tener un nuevo respeto por ti mismo, por cada aspecto de tus circunstancias presentes de vida, incluyendo las físicas.

¿Todas las cosas físicas?

Sí.

¿Qué hay acerca de las posesiones?

También

¿Aun el dinero?

Ciertamente. Hashem pone una gran cantidad de responsabilidad en nuestras manos cuando nos otorga dinero. Es una cosa potencialmente sagrada que puede ser usada para tzedaká (caridad) y otras mitzvot. Consecuentemente, tienes que pensar mucho acerca del dinero que gastas. Y es, nuevamente, donde pensar es tan importante. Debes saber cuándo donarlo y cuál es la causa correcta para donarlo. Si Hashem te da dinero, debes vigilar cada centavo, no por ser tacaño, sino porque cada centavo tiene un uso específico para el que te fue dado.

¿Cada centavo?

Sí. Cada centavo es del cielo. Si lo usas adecuadamente te vas a beneficiar de tu dinero, no solamente en este mundo, sino en el mundo eterno. Tu dinero se convertirá por sí mismo en parte de la eternidad. Y este conocimiento te debería dar el placer que necesitas para sentir aquí. Déjame ilustrarte a qué me refiero con un incidente personal.

Una vez necesitaba viajar a las afueras del estado para dar una conferencia. Mi tanque de gasolina estaba a la mitad, pero para asegurarme quise llenarlo. En ese entonces la gasolina costaba 95 centavos por galón en la carretera y aproximadamente $1.15 en cualquier otra parte. Entré a una gasolinera en la ciudad y estaba a punto de llenar el tanque cuando recordé que podía conseguir la gasolina más barata en la carretera. Argumenté conmigo mismo que no valía la pena ahorrarme 20 centavos por galón y no llenar el tanque inmediatamente. No obstante, cuando leí el letrero que decía $1.15 por galón no me atreví hacerlo, y conduje hasta la siguiente gasolinera y vi que el precio era $1.12, pero aún no podía gastar el dinero.

Me dije, ‘¿Acaso no eres un tonto perdiendo diez minutos entrando y saliendo de estas gasolineras para ahorrarte $2.00 por medio tanque de gasolina?’ Al mismo tiempo me dije: ‘$2.00 son $2.00. Tienes una responsabilidad con el dinero que Hashem te da’.

Decidí entrar a la carretera sin llenar el tanque. Después de un par de salidas, para mi sorpresa, vi una gasolinera vendiendo el galón a 83 centavos. ‘Mira’, le dije a mi hija que estaba viajando conmigo, ‘Hashem me recompensó. Está incluso más barato de lo que generalmente pago en la carretera’.

Llené el tanque por $12.46, saqué un billete de $20.00 y entré a la pequeña tienda a pagar. Al entrar, recibí una mirada muy fría, antisemita, de un gentil detrás de la caja registradora. Un par de amigos suyos estaban ahí también y no era muy difícil leer su mente. Tratando de no sentirme intimidado, le pasé los $20.00. Me dio el cambio, el cual no conté y me salí.

Cuando regresé al automóvil, conté el cambio y me di cuenta que me había regresado $7.00 más de lo que me debía haber regresado. En lugar de cobrarme $12.46, me cobro $5.46. En una fracción de segundo, la siguiente conversación pasó por mi cerebro.

Estrictamente, de acuerdo a la Halajá, el dinero es mío. Además no me debo preocupar por causar profanación del nombre de Hashem. Más tarde, cuando descubran el error, no van a pensar que yo me marché deliberadamente con el dinero, porque las personas con frecuencia meten el cambio en sus bolsas sin contarlo. Y además, yo no le debo nada a esos antisemitas. Podía verlos burlarse de mí a través de sus apariencias. ¡Qué bueno!, pensé, se lo merecen. El dinero es mío. Quería ahorrarme $2.00 y no sólo me los ahorré sino que obtuve $7.00 más. Fui recompensado inmediatamente por actuar responsablemente con mi dinero.

Después, también en una fracción de segundo, me recordé a mí mismo las palabras de Moshé Jaim Luzzatto en su Mesilat Yesharim: A pesar de que el error monetario (en este caso) sería permitido conservarlo, te corrompes a ti mismo si te quedas con el dinero. Te acostumbras a recibir dinero por el que no trabajaste. Por lo tanto, midat hajasidut, el atributo de ir más allá de lo que la Halajá dictamina directamente, indica que no es apropiado quedarse con el dinero. Así como las palabras del Mesilat Yesharim llegaron a mi mente, inmediatamente un tercer pensamiento cruzó por mi mente. Quizá podría hacer un kidush Hashem, una santificación del nombre de D–os.

Entré nuevamente a la tienda y recibí otra vez la misma mirada hostil que parecía decir: ‘este judío está de regreso. ¿qué quiere ahora?’ Me acerqué a la caja registradora y dije: ‘Me dio cambio de más. Yo le dije que fueron $12.46, y me dio $7.00 de más’.

Su cara se puso roja. Probablemente había estado pensando, ‘si le das la mano a un judío, tienes que contar tus dedos para estar seguro que no te robó uno’. Y ahora, ahí estaba yo regresando el dinero. Podía notar que estaba turbado.

Lo siento’, dijo mientras tomaba torpemente el dinero que yo le había regresado. Nerviosamente, pero con gratitud genuina, me agradeció no una, sino dos veces.

Regresé al automóvil y le conté la historia a mi hija. ‘Imagínate lo que pasó acá’, le dije. ‘Fui capaz de realizar la gran mitzvá de kidush Hashem sin que me costara un centavo. ¿Qué hice para merecer esta mitzvá? Hace una hora y media, salí de mi camino para ahorrarme $2.00. Mitzvá goreret mitzvá, una buena acción trae otra buena acción. Si hubiera tomado el camino fácil y gastado los $2.00 antes de llegar a la carretera, nunca me hubiera detenido en esta gasolinera.

El dinero no es algo con lo que se debe ser frívolo. Es una herramienta que te ayuda a funcionar adecuadamente en el mundo de Hashem. Y cada centavo tiene su propósito. La ‘pequeña’ oportunidad de ahorrar $2.00 puede llevar a obtener recompensa en este mundo y en el mundo venidero. Y lo mismo es verdad para cualquier otra cosa de naturaleza física. Nuestras manos, nuestros cuerpos, nuestro dinero, nuestra casa, nuestra pareja, nuestros hijos e incluso nuestro tiempo. Todo lo físico es un regalo con potencial para ser convertido en eternidad.

¿Qué es vivir? —continuó el rabino—. ¿Cuándo se nos considera vivos? Cuando utilizamos el presente y lo aprovechamos en una experiencia que va a contener la vida del mundo venidero. Y cada momento puede hacerse efectivo. Pero tenemos que vivir este momento presente. Si son las 9:32, tenemos que vivir a las 9:32. Si perdemos la oportunidad de las 9:32, no estamos viviendo, estamos meramente existiendo en el planeta.

Déjame ampliar esto con una historia. Un muchacho de 18 años que estudiaba en una yeshivá en Inglaterra se enfermó de cáncer. Se puso tan grave que los doctores le dijeron que ni la quimioterapia lo iba a ayudar; aconsejaron a la familia que lo llevaran del hospital a la casa a fin de vivir sus últimos días con sus seres queridos.

Sin embargo, la familia no se rindió. Lo trajeron a Estados Unidos y encontraron un centro médico no muy lejos de mi casa. De hecho, terminaron por quedarse en casa de mi yerno. Los doctores les dijeron que tenían una terapia experimental que, a pesar de ser muy dolorosa, podría extender su vida por un par de meses. Los doctores insistieron, no obstante, que sólo aplicarían la terapia si el paciente firmaba un papel liberándolos de toda responsabilidad por el procedimiento.

Los padres consultaron a una autoridad grande en Torá, si a su hijo le estaba permitido, o más aún, si estaba obligado a tomar esa terapia. El rabino concluyó que, en su caso particular, el único que podía tomar la decisión final era el hijo.

Al poco tiempo, el padre me llamó por teléfono y me dijo que su hijo quería hablar conmigo. El muchacho les pidió a sus padres que salieran un momento a fin de poder hablar a solas conmigo.

Sé que voy a morir pronto’, él me dijo, ‘y no tengo quejas en contra de Hashem, aunque no entiendo el porqué esta situación me llegó a mí. No tengo miedo. Lo que más me molesta es que mi familia va a sufrir. Sin embargo, si esto es lo que Hashem quiere, yo estoy deseoso de aceptarlo de todo corazón’.

No obstante’, él continuó, ‘me han dicho acerca de una terapia que puede extender mi vida un mes, más o menos, y que la decisión de tomarla o no depende completamente de mí. Yo no sé qué finalidad tiene tomarla. ¿Qué estoy logrando al vivir un mes más? Ya estoy imposibilitado, acostado acá conectado a todos estos tubos; no me puedo concentrar por más de cinco minutos. Mi familia va a perder un hijo, y ¿no sería imponerles más agonía que estén viendo mi estado un mes más? ¿Qué debo hacer?

Primero le dije que no esperara que yo tomara la decisión por él. Estuvo de acuerdo. Luego le dije que lo único que podía hacer era enseñarle qué tan valioso era vivir un mes más. Si él entendía qué tan valioso era, entonces podía tomar una mejor y más informada decisión.

De acuerdo’, me dijo.

De toda la Torá’, le pregunté, ‘¿cuál de los mandamientos dirías que es el más importante?’ Intentó adivinar algunos, pero yo le dije: ‘El mandamiento más importante es el mandamiento de estar vivo, como dice la Torá: vivirán por ellos,16 es decir, vivir por los mandamientos, no morir por causa de ellos. La vida es el mandamiento más importante, porque el mandamiento vivirán por ellos nos dice que debemos transgredir la Torá si surge una situación en la que cuidar los mandamientos ponga nuestra vida en peligro. Si estás en una isla desierta y solamente puedes sobrevivir comiendo puerco, no sólo se te permite comer sino que estás obligado a hacerlo’.

Continué y le relaté una discusión sobre la ley de la Torá la cual, aunque hipotética, arroja luz en el tema.17 ‘Imagina una persona anciana en estado vegetativo en su lecho de muerte, y los doctores garantizan a la familia que pueden extender su vida un momento extra, pero el procedimiento requiere que todo judío en todo el mundo transgreda todos los mandamientos, con excepción de asesinato, adulterio e idolatría, que son las tres excepciones a los mandamientos de vivirán por ellos. Sé que es completamente hipotético’, le dije, ‘pero imagina un caso así, y obtenemos la confirmación de que la afirmación de los doctores es legítima; en lugar de morir a los 100 años de edad, gracias a todos los judíos transgrediendo 610 mandamientos, la persona anciana en estado vegetativo morirá a los 100 años más un momento. ¿Qué es lo que la ley de la Torá dictamina en tal circunstancia?

La respuesta es que no sólo está permitido transgredir en este caso, sino que uno debe transgredir para agregar este momento extra. Debes comer puerco en Yom Kipur que cae en Shabat si eso puede salvar una vida judía, de cualquier judío, hasta de uno que se encuentra en estado vegetativo cuya vida entera se ha encontrado en ese estado’.

Esta ley de la Torá’, le dije, ‘nos revela cuánto vale un momento de vida. D–os nos está diciendo que a pesar de que Él creó el mundo para que podemos observar todos los mandamientos de la Torá, un momento de vida, aun en estado vegetativo, es más importante. Es difícil de entender porque no nos damos cuenta lo que es la vida. No nos damos cuenta cuánto ha invertido Hashem en que nosotros estemos vivos. Pero así debe de ser si Hashem exige que transgredamos Sus mitzvot a fin de estar vivos.

Respira profundamente’, le dije a este joven. ‘David escribió: Cada alma (neshamá) agradece a Hashem. Al vocalizar la segunda palabra en forma diferente, el versículo puede ser leído: Cada respiro (neshimá) agradece a Hashem. Cada respiro de aire es un segundo extra de vida, y un segundo de nuestra vida le da a Hashem cosas incalculables’.

Piensa acerca de esto. Un segundo de nuestra vida le da a Hashem cosas inimaginables. No tenemos que comprender necesariamente qué obtiene Hashem con nuestra vida, pero sabemos que Él debe obtener algo grande si Él está deseoso de que se transgreda virtualmente toda Su Torá para ganar un momento de vida. Un solo respiro con esta conciencia es un canto de vida, aun si en esta vida se están experimentando dolores insoportables o si se vive en estado vegetativo’.

Tú me preguntas’, le dije, ‘¿qué puedes lograr extendiendo tu vida un mes más? Yo te pregunto: ¿te das cuenta cuánto Hashem está dispuesto a sacrificar para que tú vivas un momento más? No te estoy diciendo qué hacer’, concluí, ‘pero decidir tomar la terapia es una declaración al mundo que la vida, en cualquier forma, es el regalo más preciado. Nos vas a estar demostrando, cómo una persona a punto de perder la vida está deseosa de pagar el precio más alto posible por más vida. Después de todo, no lo estarías haciendo por ti mismo, porque no tienes miedo de morir; y no lo estarías haciendo por tu familia, porque ellos sólo sufren más al verte en este estado. Lo estarías haciendo solamente porque Hashem te dijo, a través de la Torá, lo que un momento de vida vale para Él. Es una declaración hacia Él que unos pocos respiros más con el fin de agradecerle es tu propósito real para vivir.

Finalmente le dije al muchacho: ‘muchos de nosotros, desafortunadamente, estamos simplemente existiendo; nos quejamos acerca de todas las cosas malas en nuestra vida. Somos insensibles. No sabemos realmente lo que es la vida. No apreciamos el valor de un momento. Sin embargo, ya que tú no tienes otra alternativa más que la de enfrentar la realidad y luchar por cada momento de vida, tú nos puedes enseñar acerca de la vida. Y si tú haces esto, yo te envidio, tú eres nuestro maestro’.

Al final él tomó la decisión de tomar la terapia. Algunos días después, su padre vino a mí con emoción y me preguntó: ‘¿Qué le dijo?, ¿qué le dijo? Todo el tiempo está sonriendo. Los doctores no pueden entender qué bien está tomando la terapia. Me preguntan si sé por qué. Les dije que él está así desde que habló con usted. Rabino, ¿qué le dijo? ¿Lo hipnotizó o algo así? Le aseguré al padre que no hice otra cosa más que enseñarle el punto de vista de la Torá sobre el valor de un momento de vida.

Ahora este muchacho está muy enfermo, como ya dije, pero para sorpresa de los doctores, durante este mes extra, se puso lo suficientemente bien para dejar el hospital por un par de semanas. Terminó quedándose en casa de mi yerno. Lo visité ahí, y me explicó que a veces cuando tiene dolores muy severos, no se puede concentrar lo suficiente para recordar lo que yo le dije. Sacó una grabadora y me pidió que le repita todo. También quería incluir en la cinta, algunas preguntas nuevas que desde entonces surgieron en su mente.

Una pregunta fue que el más malvado de los malvados no sufre más que el equivalente a doce meses en el Guehinom, el concepto judío de infierno. Sin embargo, él ya estaba en el decimotercer mes de su enfermedad. Mi respuesta fue que en el Guehinom tú limpias tu alma; aquí en esta vida, estás expandiendo tu alma, estás haciendo tu alma más de lo que es. Esta vida es un tiempo para producir; en la vida venidera, tú cosechas, pero no siembras nuevas semillas. Es por eso que decimos que un momento de vida aquí es más valioso que una existencia entera en la vida venidera. Cuando él escuchó esto, una enorme sonrisa cruzó por su cara.

Después de un par de semanas, tuvo que regresar al hospital. Escuchaba la grabación constantemente. Los doctores y enfermeras no podían entender cómo es que estaba siempre tan contento. Ellos no se daban cuenta, pero su secreto era que él estaba viviendo verdaderamente cada momento. Vivió tres meses y medio más y el Shabat antes de Pésaj dejó este mundo, pero aun entonces tenía una sonrisa en su cara.

La verdadera felicidad resulta de la conciencia de convertir cada momento en la realización del propósito último. Este joven convirtió respiro tras respiro de esta vida en vida eterna. Y éste es realmente el objetivo de la Torá, enseñarnos cómo traer eternidad a nuestra vida de otro modo, temporal.

Sin embargo, aun las personas observantes de la Torá pueden perder de vista el objetivo. Cuando nos analizamos y nos preguntamos a nosotros mismos: ¿estamos viviendo en el presente? Probablemente responderemos: no. El presente existe, pero en el momento, probablemente estemos en algún lugar muy lejos. Tendemos a reciclar el pasado una y otra vez. Ésta es una de las cosas que deprime a las personas. Por supuesto, otros rechazan la necesidad de obsesionarse acerca del pasado, pero en su lugar, generan escenarios imaginarios acerca de las buenas cosas que les esperan en el futuro. Su expectativa de que tales cosas serán muy buenas, los hace felices en el presente. No obstante, no es el presente el que los hace felices.

¿Está usted diciendo que nunca debemos pensar acerca del pasado o planear para el futuro?

Por supuesto que no. Con frecuencia uno debe recordar el pasado o calcular el futuro a fin de saber qué hacer en el momento presente. El punto es no preocuparse con el pasado o con el futuro como un medio para escapar del presente. Cada momento de vida es totalmente una nueva creación. Ese momento te va a dar el placer de la eternidad por siempre, con la condición de que realmente vivas ese momento.

Cada uno de nosotros debe preguntarse constantemente: ¿qué es lo que el AHORA me está dando a mí? Si Hashem nos da 80 años, más de dos mil millones de segundos, cada segundo puede ser un momento para experimentar el placer del logro. Si yo estoy poniendo algo de substancia a este momento dado, si estoy viviendo, este momento estará conmigo por siempre. Nunca estará perdido. Desde el minuto que yo muera, voy a experimentar este momento de placer por siempre. Sin embargo, si en ese momento estoy viviendo en el pasado o fantaseando acerca del futuro, este momento está vacío. Rabí Israel Salanter señaló que es posible haber estado vivo 80 años y difícilmente haber vivido un año. Cuando una persona muere, incluso una persona envejecida, es probable que no haya tenido más que un par de años de experiencia real de vida.

Pero rabino, una persona debe hacer cosas como dormir. ¿Cómo se puede esperar que uno tenga logros cuando está dormido?

Hasta eso puede ser transformado en eternidad, dependiendo de tus pensamientos. Si eres irreflexivo acerca de las cosas que haces, como ir a dormir, entonces, cada noche estás desperdiciando dormido ocho horas de tu vida potencial. Sin embargo, si te das cuenta que la vida es la oportunidad para servir a Hashem de una forma nueva cada momento y, a fin de poder servir bien a Hashem tu cuerpo necesita descansar, si tienes pensamientos como ésos cuando te vas a dormir, entonces tu sueño es una gran mitzvá. Si tú no sabes por qué estás vivo, entonces, no sabes por qué duermes. Consecuentemente, tu descanso es un desperdicio. La Torá tiene leyes relacionadas con el dormir, que estimulan a la persona a recordar que el dormir tiene un propósito. Y una persona necesita este estímulo debido a que la mayoría no saben cómo ir a dormir. Suena gracioso, pero es verdad. La mayoría de la gente no sabe ni siquiera cómo ir a dormir.

Ninguna actividad está desprovista de la opción de obtener eternidad. Sin embargo, si tú no piensas o no sabes qué es lo que estás escogiendo o, no sabes ni siquiera que tienes una elección, entonces estás permitiendo que la vida se te escape. Por lo tanto, piensa. Nada es más importante que pensar acerca del momento presente ante ti. Nada. Piensa y repítete a ti mismo una y otra y otra vez la importancia absoluta de vivir cada momento.

Uno de los tzadikim acostumbraba levantarse cada mañana y decirse a sí mismo, ‘Shalom aléjem veintiuno de Iyar (o cualquier fecha que fuese). ¡Qué grandioso día! Hemos esperado miles de años por ti. Tú estabas en el plan original de la creación de Hashem. Hemos esperado tanto por ti, y no obstante, el tiempo es corto. Solamente voy a estar contigo por las siguientes 24 horas. Después de eso, nunca te volveré a ver. Por lo tanto, déjame empezar. Prometo que viviré contigo cada segundo’.

Imagina que tienes el honor de recibir a Eliyahú HaNavi y él te va a contestar todas las grandes dudas que tengas. No podrías tener mayor entusiasmo de anticipación, esperando el día en que lo puedas hospedar. Cuando el día llegue, ¿te vas a dormir hasta tarde?, ¿te vas a excusar para tomar un café?, ¿vas a leer historietas o ver la televisión? La verdad es que cada día que vivimos y respiramos en esta tierra es mayor que experimentar la revelación de Eliyahú HaNavi. Eliyahú viene con el fin de enseñarnos cómo utilizar la vida. Pero uno tiene que utilizar la vida. Uno tiene que invertir su capacidad de pensamiento en cada momento presente.

Rabino, ¿cuál es el castigo para alguien que no invierte apropiadamente su capacidad de pensamiento en el momento presente? —alguien preguntó.

El momento que invierto en mí en este momento, permanecerá conmigo por siempre. Todo lo que logre ahora será mi porción en el mundo venidero. Inversamente, cualquier cosa que omita ahora, faltará allá. Los fuegos del Guehinom incluyen los dolores ardientes del desengaño por no haber utilizado apropiadamente la oportunidad que tuviste de vivir la vida.

Por supuesto, el placer del mundo venidero está más allá de lo que cualquier ser humano puede imaginar. ‘Un segundo de placer en el mundo venidero es mejor que la vida entera en este mundo’. Si pudiéramos reunir todos los placeres que toda la humanidad experimentó alguna vez desde el día de la creación hasta el día de hoy y combinarlos en un solo placer, no sería todavía comparable a un segundo de placer en el mundo venidero. Sin embargo, para producir este segundo de placer, tienes que utilizar este segundo del presente en este mundo.

La Joya

¿Existe alguna enseñanza de la Torá que resuma lo que usted ha estado diciendo?

Hay muchas. Probablemente la mejor conocida de ellas es aquélla acreditada a Hilel, que dice: ‘Si yo no voy a actuar por mí, ¿quién lo hará? Y ser sólo para mí mismo ¿qué me hace? Si no ahora ¿cuándo?’18 Déjame explicarte más claramente.

Cada momento es una gema. Y la vida de cada uno ha sido dispuesta especialmente desde el tiempo de la creación de manera que mil millones de momentos, cada uno con su respuesta única, han sido dispuestos para cada quien. No obstante, depende del individuo el descubrir cada momento. Por lo tanto, la primera pregunta que uno debe hacerse es: ¿Si yo no voy a ser yo, quién será? Nadie más puede ser yo. Nadie más puede hacerme.

Cada judío tiene una joya en sí mismo, y la razón absoluta por la que bajó a este mundo fue para descubrir esa joya. Y esa joya solamente puede ser descubierta por ese judío. Si Moshé pudiera bajar del cielo, no podría tomar tu lugar y pulir tu joya.

Hilel continúa: ‘Y cuando soy para mí mismo’, es decir, solamente para mí mismo; cuando me he desarrollado y he pulido mi gema, pero no la utilizo para el progreso de otros, ‘qué soy yo’, es decir, ¿qué valor tiene mi gema? Si una persona no tiene un yo a fin de poder compartirlo con otros y relacionarse con ellos, ¿qué bien es ese yo?

De acuerdo a Hilel, el primer paso es conocer quién eres.19 Tienes que conocer tu propio valor y saber que eres una porción de D os; que estás hecho a imagen de D os. Entonces, después de que desarrolles tu yo único, lo tienes que usar para que otros hagan lo mismo. Una vez que te das cuenta quién eres, te das cuenta que todo prójimo judío es igual porque su alma y la tuya son del mismo D os. Eso se llama ‘Amar a tu prójimo como a ti mismo’. Tienes que amar tu yo real, tu alma. Después puedes amar a tu prójimo.

Hilel concluye: ‘Y si no ahora, ¿cuándo?’ Él trata de decir: que no sólo cada judío es una joya, sino cada momento de la vida de un judío es una joya, como ya dijimos. Por lo tanto, si tú no cumples tu misión en este momento, ¿cuándo lo harás? Es decir, éste es el momento de realizar, porque si no utilizas el AHORA, ¿cuándo tendrás este momento otra vez? Nunca va a regresar. Si ahora no es el momento de ganar tu yo, tu yo del olam habá, ¿entonces cuándo?

Teshuvá

Rabino, —dijo Dany—, sé que está tratando de hacernos sentir bien, pero me ha hecho sentir muy mal. Si lo que usted está diciendo es verdad, entonces he perdido tantos momentos en mi vida, que me estoy empezando a sentir muy deprimido de sólo pensar en ello.

No hay razón para deprimirse. Cada momento de una vida pasada, incluso de una vida de fracaso, fracaso espiritual, puede cambiarse para bien gracias al principio de teshuvá, que quiere decir regreso; regreso al status original de uno como criatura hecha a imagen de D os.

Una de las cosas maravillosas acerca de escribir en una computadora con un procesador de texto, es que no debes tener miedo a equivocarte. Antes de las computadoras, si cometías un error, tenías que usar corrector y muchas veces incluso mecanografiar nuevamente la hoja entera. En la actualidad, simplemente regresas al lugar del error, lo corriges, y el procesador de palabra reorganiza la página entera para ti.

Esto es teshuvá. En un momento, yo puedo regresar a mi status original como una criatura hecha a imagen de Hashem. Y cuando lo hago, puedo corregir todas mis fallas del pasado hasta el presente. Un momento de teshuvá puede mandar ondas de cambio a través de todos los momentos que ya pasaron.

Pero es muy difícil.

No estoy diciendo que es fácil, ¿Pero cuál es la alternativa? ¿Permanecer inmerso en lo físico con una perspectiva materialista? Esto es más difícil a largo plazo porque tu yo real es tu alma y esta alma tiene hambre por la verdad. La gente se deprime porque no se identifica con su alma. No existe nada grandioso o especial acerca del yo físico. Hasta los animales tienen un yo físico. Tarde o temprano tienes que regresar a tu yo real o nunca serás verdaderamente feliz.

Teshuvá significa ‘regresar’ a tu yo real; al alma que está hambrienta de verdad, la que solamente puede tolerar tanto letargo y autoengaño. Cuando pecas, no fuiste tú. Fue la parte física la que pecó, no tú. Cuando haces teshuvá, empiezas a ver tu yo físico como una persona externa y le gritas, ‘¿cómo pudiste hacer eso? ¿cómo pudiste hacerlo? Teshuvá significa que descubres, que revelas tu yo real, y te enamoras de ese yo.

Pero rabino, ¿cómo puede una persona enfrentarse a sí misma si tiene mucha culpa?

La culpa es un medio de instrucción, no de destrucción. Cuando no vives la verdad, te sientes culpable. La culpa te alerta al hecho de que debes buscar activamente un cambio en ti mismo. No es un instrumento de destrucción. La culpa debería guiarte a la teshuvá, a sincronizarte con tu yo real y experimentar el proceso de volver a él. Por lo tanto, no dejes que la culpa te destruya. Úsala para reconstruir tu yo.

Se está haciendo tarde, —agregó el rabino—. Para concluir, es vital que cada uno de nosotros aprenda cómo pensar. Únicamente al hacerlo así podremos ganar autoestima y volvernos quienes realmente somos. No te dejes tranquilizar con comodidades materiales o cegar por las posesiones de otros. La única posesión verdadera es tu yo y el momento que tienes ante ti esperando para ser transformado en eternidad. No obstante, con el fin de obtener esto, debes pensar. Por lo tanto, piensa. Piensa acerca de lo que realmente importa. Y sé consecuente con tu pensamiento. Buenas noches.

Consejo Práctico

Sin embargo, antes que el rabino se pudiera ir, una de las personas que estaba escuchando la conversación dijo: —Una última pregunta, rabino; hablando en forma práctica, ¿qué podemos hacer para adquirir los ideales de los que usted habla?

Como ya dije, repitiendo las ideas una y otra vez. La clave del éxito es la claridad. Claridad de pensamiento es en lo que debemos trabajar, porque hay muchas cosas que opacan nuestra perspectiva. Por lo tanto, debes entender las ideas verdaderas y enseñártelas a ti mismo una y otra vez. Algunas veces, la mejor manera de enseñarlas a ti mismo, es por medio de enseñárselas a otros. Es por eso que yo doy estos seminarios. Realmente me estoy enseñando a mí mismo, repitiendo estas verdades una y otra vez. Ustedes también deberían encontrar formas de repetírselas a ustedes mismos y a otros. Mientras más lo hagan, más éxito tendrán. No obstante, cualquier cosa que hagan, que no sea fuera de la realidad, de la realidad de ustedes.

Dejen que hable más concretamente. El fin de semana se terminó, y estás sentado en tu casa, preguntándote qué vas hacer. No tomes una revista y te pierdas en alguna fantasía. Saca un libro de Torá, pon una cinta de Torá; confróntate a ti mismo. O cuando vayas en el automóvil, no prendas el radio y escuches las noticias acerca de otro asesinato o de algún invitado de un programa que te enseña lo que él piensa es importante. Pon la cinta de Torá que te inspire y te enseñe cómo atrapar el AHORA.

Necesitamos repetir esas ideas verdaderas una y otra vez, especialmente en la actualidad, porque existen muchas fuerzas externas compitiendo por nuestra atención. Te quieren vender algo, ya sea un artículo inútil el cual ellos afirman te dará felicidad o incluso un ideal que suena bonito y que te hará sentir que estás contribuyendo al progreso humano. No pierdas el enfoque. Y si lo haces, debes saber cómo conectarte nuevamente a la realidad para que puedas recuperar la claridad.

Rabino, ¿está usted diciendo que todo en los medios de comunicación es malo?

No es un asunto de bien o mal. Es un asunto de recobrar nuestra mente, nuestra alma. Y por favor, no tomen lo que estoy diciendo como un reproche. Sólo estoy transmitiendo información. Harán con ella lo que ustedes quieran.

¿Por qué no pensamos? La respuesta es muy sencilla. ¡No poseemos nuestra mente! Nuestra mente está controlada por los medios. La mentalidad gentil se ha infiltrado y ha tomado control sobre nuestra conciencia. Nuestra política, nuestra tzedaká, nuestra tefilá, nuestro Shabat, hasta nuestra Torá, todo es enfocado a través de los lentes de ojos no judíos. Eso es lo que significa estar controlado por los medios. Cuando estás controlado por los medios, tú no existes realmente. Estás poseído por otro.

Y da la impresión que nosotros no tenemos el poder para romper nuestra adicción a los medios. No podemos sentarnos por un minuto en nuestro auto sin prender el radio. Hasta tenemos radios especiales que podemos encender mientras nos bañamos. Nuestro más temible enemigo es uno mismo. Estamos aterrorizados de pasar unos cuantos minutos solos. Alguien siempre nos debe estar hablando.

Estamos tan atrapados con nuestras obligaciones, que ¿cuándo tenemos tiempo para estar solos y construir una relación con Hashem? Sí, nuestras obligaciones son reales, vitales y necesarias; y las debemos atender. Pero, ¿qué hacemos cuando tenemos un poco de tiempo libre? ¿Qué hacemos cuando estamos esperando el autobús o el tren? Tomamos un periódico para leer. Tenemos que saber qué está pasando en el mundo El mundo se va a desplomar si no sabemos las últimas noticias.

Nosotros no poseemos nuestra mente.

Yo tenía este problema hace algunos años. Nunca tuve radio en la casa. Nunca leí periódicos laicos. Pero, cada vez que manejaba hacia algún lugar, rápidamente prendía el radio y escuchaba las noticias, ‘WINS, todas las noticias, todo el tiempo’. Las noticias y sólo las noticias. Y, como cualquier persona normal, tenía que oírlas 30 veces al día… junto con todos los informes del tiempo y del tráfico.

Me daba cuenta que estaba mal, pero no tenía el poder de hacer algo al respecto. Después de todo, me decía a mí mismo, estoy viviendo en una sociedad. Debo ser una persona normal.

Un día, ofrecí llevar a un gran erudito de Torá en mi auto. Prendí el motor… y el radio sonó a todo volumen. Estaba muy avergonzado. Me dije a mí mismo. ‘Eres un hipócrita. En frente de personas de carne y hueso te avergüenzas; pero en frente de Hashem ¿no te avergüenzas?’

Continué así y entonces un día ocurrió una tragedia familiar. Una cuñada murió muy joven, dejando cuatro huérfanos pequeños. El funeral fue muy tarde en la noche. A la siguiente mañana, manejé a la ciudad como siempre, y al estar esperando la luz verde del semáforo mientras escuchaba la voz monótona e incesante del radio del locutor, me sonaba como el croar de una rana. De repente, me avergoncé y me enojé conmigo. ¿Qué clase de persona cruel eres? Asististe al sepelio de tu cuñada anoche y en no menos de 24 horas ya regresaste a tu rutina anterior, escapando de ti mismo. Tienes miedo de pensar acerca de ello.

Me dije, ‘si uno puede estudiar Torá o dar caridad en nombre de un difunto, entonces uno puede apagar el radio en su mérito’. Y así lo apagué. Y 23 años más tarde sigue apagado.

Sin embargo, algo inesperado me pasó tres o cuatro semanas después de haber apagado el radio definitivamente. Además de quitar el radio del automóvil, nada de mi rutina cambió, excepto que percibí una claridad y profundidad en mi perspectiva que antes carecía. Entonces me di cuenta. Me había desprendido de los medios. Había tenido esta neblina mental y ahora se había despejado. Podía ver las cosas como si las estuviera viendo por primera vez con ojos frescos, con mi propia mente. Una persona se queja, ‘todo está polvoriento’. Entonces alguien le señala que no es el mundo el que está polvoriento, sino sus lentes. Me di cuenta que éste era yo. Mi Torá, mi política, todo lo había estado viendo a través del polvo de los medios no judíos.

Y pienso que éste es el problema que todos sufrimos en la actualidad. A pesar de nuestra gran inversión en causas judías y educación de Torá, algo está entorpeciendo nuestros esfuerzos. ¡Tenemos un punto de vista goy! Y ni siquiera nos damos cuenta que es goy.

Evelyn

Con frecuencia cuento la historia de un conocido, un hombre que al principio no estaba muy comprometido con la observancia de mitzvot. Sin embargo, poco a poco, se empezó a comprometer más. Empezó a asistir diariamente a clases de Torá. Su esposa se cubrió el pelo. Yo le ayudé a dar esos pasos, pero por más que trataba, había algo en lo que no lo podía convencer. No podía conseguir que se deshiciera de su televisión.

Escuche’, él me dijo, ‘esto es algo a lo que no puedo renunciar. Es algo a lo que mi esposa y yo somos adictos. Vemos una hora en la noche. Eso es todo. Es un programa de comedia y nos reímos un poco. No puedo renunciar a la televisión’.

Este hombre tenía una empleada no judía, llamada Evelyn, a la que necesitaba para dirigir su negocio. Sin embargo, no la aguantaba. Era superficial, no refinada y grosera. Difícilmente yo podía tener una conversación con él, en la cual no mencionara algún incidente desconcertante de Evelyn.

Un día le dije. ‘Sabes, anoche, mientras tú y tu esposa estaban viendo el programa cómico y riendo, Evelyn y su novio estaban viendo el mismo programa. Tú estabas riendo en tu sala y Evelyn estaba riendo en la suya’.

Su cara se puso roja. Unas semanas más tarde me dijo, ‘Estoy muy enojado con usted. Me ha acabado’.

¿De qué estás hablando?, le pregunté.

¿Recuerda esa ocasión en que me señaló que Evelyn estaba riendo con el mismo programa que mi esposa y yo estabamos viendo? Bien, desde entonces, cada vez que prendo la televisión, digo, ‘¡Oh!, Evelyn lo está viendo también’.

Cada vez que tomas esa revista, ese periódico o ves ese programa de opiniones, alguna Evelyn está también sintonizando contigo. ¿Para eso han sido miles de años de sacrificio judío? ¿Un programa no judío de opiniones? ¿Por qué no tenemos el juicio para separarnos de algo diseñado para ocupar la mente de una Evelyn?

La respuesta es que estamos totalmente manipulados por gentiles. Pensamos como gentiles. Vemos el mundo como gentiles. Nuestra política es gentil. Hasta nuestra Torá es vista a través de ojos gentiles. Ni la Torá, ni la caridad, ni ningún esfuerzo servirá si permanecemos sintonizados con la frecuencia de una Evelyn.

Y no te estoy enseñando Jasidut o predicando piedad. Es el fundamento básico de ser judío. Vedibartá bam beshibteja bebeteja, ubelejteja baderej, ‘Y hablarás de ellas al sentarte en tu casa y al viajar en el camino’. Vedibartá bam, Jazal dice, y no devarim betelim. Tenemos que adherirnos constantemente a palabras de Torá y evitar todos las devarim betelim, asuntos vanos. Cuando tengas un tiempo solo, en el auto, en la casa o donde sea, libérate de Evelyn.

Éste es el Holocausto Americano. Un holocausto no es sólo cuando el veneno se deja caer en una cámara de gas llena de personas. El Holocausto Americano continúa ahora mismo. No obstante, en este holocausto nosotros somos los que poseemos los crematorios. Somos los que tomamos cámaras de gas portátiles y las traemos a nuestras casas. Nosotros somos los que estamos envenenando nuestras almas.

La gente dice: ‘Tiene razón. Y es por eso que no dejo que mis hijos la vean’. Pero yo les digo, ‘¿Qué hay contigo? ¿No eres también un niño? ¿No somos todos hijos de Hashem?’

El Gran Debate

Cada uno de nosotros, sin excepción, tiene un alma pura. Cada uno de nosotros tiene belleza y grandeza: el libre albedrío absoluto de atrevernos a ser cualquier cosa que pensemos que podemos ser. Pero primero tenemos que poseer nuestra mente. Debemos tener claridad.

Desconectarnos de nuestra adicción al culto de los ídolos modernos, requiere gran sacrificio, pero la buena noticia es que eso es todo lo que tenemos que hacer para reivindicar nuestra grandeza. No tenemos necesariamente que crear algo positivo. Únicamente tenemos que desistir de lo negativo.

Ésta era la cuestión subyacente de un debate talmúdico.20

Rabba, Ula, (y en otro lugar Rabí Yojanán) (Tres grandes sabios) dijeron, yasi v’lo ajimena, ‘Dejen que llegue (el Meshíaj), pero yo no quiero verlo. (Es decir, no quiero vivir en ese tiempo).

El Maharal explica de sus palabras. ‘No importa qué tan excelsos podamos ser, no podemos garantizar que estaremos a la altura de la prueba de la llegada del Meshíaj. Incluso no podemos estar seguros que vamos a tener el mérito de sobrevivir los desafíos de su llegada’. Sin embargo, una opinión contraria fue registrada:

Rab Yosef dijo: yasi v’ajimena, ‘dejen que llegue, y yo lo voy a ver. Y, más aún, ¡déjenme ser digno de sentarme bajo la sombra de los desechos de su burro!’

¿Cuál es la verdadera discusión subyacente entre los primeros tres Sabios y Rab Yosef?

Existen dos formas de servir a D os, basados en un versículo de Salmos, Sur merá vaasé tov, ‘aléjate del mal, y haz el bien’.21 La primera parte implica simple abstención, manténte alejado de cualquier cosa que sea mala; especialízate en distanciarte del mal. La segunda parte te incita a hacer ‘el bien’, a trabajar en lo positivo, a ejecutar actos de bondad. La pregunta es: ¿alejarse del mal es un medio de hacer el bien? O es lo contrario: ¿hacer el bien es un medio para alejarse del mal? ¿El objetivo es hacer el bien o alejarse del mal?

En esto se centra la discusión de los sabios. Los primeros tres sabios, que tenían miedo de vivir en los tiempos del Meshíaj, decían que una persona se vuelve completa, únicamente concentrándose en el bien. Entendían que las personas en el tiempo previo a la llegada del Meshíaj serían probadas como nunca antes teniendo que vivir inmersos en el mal. Espiritualmente se volverían como esqueletos secos careciendo aun de nervios y venas.

Por lo tanto, ellos concluyeron que no podían garantizar estar a la altura de la prueba. Ya que la prueba final era hacer el bien, ¿cómo podían garantizar que serían capaces de alcanzar el nivel de bien necesario para relacionarse con el Meshíaj en tiempos en los que el mal sería tan dominante? Por lo tanto decían, ‘Dejen que llegue, pero no queremos estar ahí’. No podemos tomar la responsabilidad de decir que vamos a crear la bondad necesaria para superar la brecha entre nosotros y el Meshíaj.

Rav Yosef, por el otro lado, decía que traer el Meshíaj no dependía de cuánto bien haya creado uno para sí mismo, sino más bien, en cuánto uno se ha alejado del mal. Él razonaba que, de cualquier forma, solamente D os podía conferirle a uno el bien fundamental. El Meshíaj va a servir como un conducto de la bondad y la santidad fundamentales. Sin embargo, a fin de ser merecedor de esta bondad fundamental, todo lo que uno tiene que hacer es alejarse del mal.

Por lo tanto, Rav Yosef decía, ‘Dejen que llegue, y lo voy a ver’, porque si el mérito de traer al Meshíaj depende de no ser malo, entonces esto puede lograrse aun bajo las peores condiciones. De hecho, mientras más esté uno rodeado del mal, mayores oportunidades tiene de no participar de él. Consecuentemente, el mérito es mayor.

A la Sombra de los Desechos del Burro

¿A qué se refería Rabí Yosef cuando decía que vivir en la era premesíanica era como sentarse debajo de la sombra de los desechos del burro del Meshíaj’?

El profeta dice que el Meshíaj va a venir como un ani rojev al jamor, ‘un hombre pobre montado sobre un burro’.22 En realidad, existen dos palabras en hebreo para designar una persona pobre: ani y ebyon. Ambas personas pobres no tienen nada, pero el último desea lo que no tiene. El primero, el ani, no tiene y no añora.

El Meshíaj es descrito como un ‘ani montado sobre un burro’. Él va a ser totalmente pobre en cosas mundanas y materiales, y no las va a necesitar. Él estará montado sobre el burro. Jamor, ‘burro’ en hebreo, también significa físico, material (la misma raíz de palabra). Si una persona fracasa en montar o controlar el jamor, entonces a ella la controlan. Quiere cosas materiales. Las necesita. Sin embargo, el Meshíaj será un ani; no las va a necesitar; se va a montar sobre todas ellas y tendrá sus deseos materiales bajo control.

¿Qué quiere decir sentarse bajo la ‘sombra de los desechos’ de su burro?

Antes del advenimiento del Meshíaj, el judío no va a montar encima del jamor– burro-materialismo como lo ha hecho durante los previos 2,000 años de exilio. Va a estar sentado debajo de él. Va a estar manejado por él. Y no sólo no va estar por debajo del burro, sino debajo ‘de la sombra de los desechos’ del burro. El desecho del burro, es parte del alimento que aun el burro rechaza. En otras palabras, los judíos estarán involucrados con el desecho de la sociedad no judía.

Desafortunadamente, vemos qué tan cierto es esto. Mira a tu alrededor. Lo que es aceptable para el gentil actualmente no hubiera sido aceptado hace sólo un par de décadas. Hasta los elementos más bajos de la generación previa hubieran estado conmocionados por el despliegue de permiso, inmoralidad, espectáculos, desvergüenza, arrogancia, etc. Sin embargo, en la actualidad, a tales personas se les llama ‘progresistas’.

A donde quiera que vamos, a donde quiera que nos paremos, estamos debajo de los desechos. De los anuncios de neón del Times Square a los televisores, los cines y puestos de periódicos, toda la inmundicia y los desechos de todo el mundo están cómodamente disponibles, aun en la intimidad de nuestro hogar. A donde quiera que vamos, estamos bajo la sombra de los desechos del burro.

Rav Yosef dijo en efecto, ‘Si D os trae una situación en la que te encuentres a ti mismo viviendo debajo de la sombra de los desechos del burro, y te ves afectado por ello, entonces todo lo que vas hacer es abstenerte y no participar en ella, entonces vas a merecer el Meshíaj’.

La implicación profunda de las afirmaciones de Rav Yosef es que cada persona tiene una bondad natural innata. Esta bondad resplandece como una luz eterna. Todo lo que se necesita es descubrirla. Sin embargo, el bombardeo de los medios, ya sea de los eventos deportivos vacíos, la promiscuidad desvergonzada, la ideología destructiva o simple insensatez, amontona pilas y pilas de hollín sobre esa brillante luz interna.

Una persona siente una chispa de santidad, una experiencia inspiradora, anhela momentáneamente algo más, pero llega a su casa y se conecta a las idolatrías de la sociedad. Es como un paciente en coma que abre los ojos, se desconecta de los tubos y alambres, camina, experimenta un momentáneo anhelo de vida, y luego regresa a la cama, se conecta nuevamente a todas las válvulas que lo ‘mantienen con vida’ y se vuelve a dormir.

La mente es el órgano más preciado. Necesita ejercicio. Prende la televisión y apaga la mente. Después de un momento, la irreflexión se vuelve una forma de vida. No pienses… por lo menos, no mucho. Ciertamente no lo suficiente para tener que cambiar. Conéctate de nuevo. Prende la comedia o el drama. Prende las noticias. Es importante oír el informe del tiempo otra vez. Relájate. No trabajes demasiado. Sólo se vive una vez. ¿Quieres disfrutar la vida? Toma Coca Cola.

Cada vez que te conectas, tu mente se atrofia. La luz brillante dentro de ti se cubre más y más de desechos inmundos.

El Botón

Un día se canceló un vuelo que yo debía tomar. Como compensación, la aerolínea hospedó a los pasajeros en un hotel de lujo para pasar la noche. El hotel ostentaba ‘TV con control remoto con todos los canales de cable en todos los cuartos’. Mientras estaba sentado solo en el bien acolchado sofá de mi cuarto, saqué mi Guemará miniatura y me preparé para mi estudio diario de Torá. No obstante, antes que me diera cuenta, me quedé dormido.

Cuando me levanté varias horas después, me sentí desilusionado y avergonzado porque sabía que mis padres y abuelos hubieran tenido la fuerza para estudiar la mayor parte de la noche. Me desesperé por un momento. Contemplé el anuncio arriba en la pared, ‘TV con control remoto con todos los canales de cable en todos los cuartos’. De pronto, recordé las palabras de Rav Yosef, ‘Dejen que llegue, y déjenme ser digno de sentarme debajo de la sombra de los desechos de su burro’. Y entonces me di cuenta: ¡aquí estoy yo sentado debajo de la sombra de los desechos del burro, debajo de lo desechado por la sociedad no judía!

De mis ancestros, Hashem obtuvo una sólida página de estudio cada día y cada noche. Nosotros obviamente somos una generación más débil. Sin embargo, hay una cosa que poseemos que ellos no tuvieron. Tenemos la ‘TV con control remoto con todos los canales de cable’ solamente a un botón de distancia. Y ésta es nuestra grandeza potencial, porque a pesar de que no estaba a la altura de desempeñar el bien de estudiar esa noche, fui capaz de alejarme del mal aun cuando sólo fuera no dar el golpecito de un botón. Mis antecesores nunca tuvieron este reto. Le pudieron haber dado a Hashem una página de Guemará pero nunca Le dieron el botón.

Piensa Acerca de Esto

Mi recomendación es que pruebes durante 40 días, una abstención voluntaria de las influencias de los medios. Aléjate de ellos, apágalos, arrójalos fuera, cierra tus ojos a ellos, etc. Después de todo, ¿no te lo mereces?

Trata por 40 días. Aclara tu mente. Mantenla absolutamente clara. Te garantizo que tu belleza interior empezará a resplandecer de algún lugar muy dentro de ti. Lo más probable sea que pienses más claramente que nunca.

Sí, pensando.

Al final de los 40 días, cuando hayas experimentado la claridad de estar totalmente desconectado por un rato, reconsidera tus opciones, si quieres. Pero por lo menos, trátalo. Vas a descubrir tu propia santidad, tu propia grandeza. Y verás lo que significa estar en posesión nuevamente de la belleza interna especial que reside en cada judío. La grandeza ya ha sido plantada dentro de cada uno de nosotros. Jayé olam natá betojenu, ‘la vida eterna fue plantada dentro de nosotros’. Remueve lo negativo y lo positivo automáticamente empezará a brillar.

Se está haciendo tarde y si algunos de nosotros no descansamos bien, temo que no seremos capaces de funcionar apropiadamente mañana. Por lo tanto, gracias y les deseo buenas noches.

 

POR EL RAV. AZRIEL TAUBER

Resp. 112 – Nombre idóneo

Muy Buenas Tardes

Le saludo cordialmente, a usted y que Dios siga bendiciendo su obra en la red a fin de que pueda cumplir su proposito.

Tengo dos consultas; mi esposa y yo, hemos decidido ponerle como nombre a nuestra hija:

* SHIR ha SHIRIM o SHIR HASHIRIM
* y si es correcto ponerle un nombre de un libro de la BIBLIA

En lo personal, me gusta, pero deseo saber el punto de vista de usted.

Atte. Eryx Cubilla Perez

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Resp. 110 – Compromiso y crecimiento

Moré Yehuda, tenga usted buen tarde,

Se que anda muy ocupado, asi que tratre de ser conciso.

En un mail pasado le comente acerca de una relacion que tengo con una amiga, ella es separada hace ya casi dos años (no se ha concretado el divorcio legal), vive con su hijo, y somos muy amigos, muy cercanos, alguna vez tuvimos un encuentro sexual breve, pero yo me aparte para alejarme del error (fue solo una ocasion).

Yo la considero una buena mujer, buena madre, y me atrae bastante (tiene
39 años, y yo 30).

Leyendo los siete colores del arcoiris, habla que la normatividad para los
no-judios, es que no se requiere de ningun documento para que ella este
divorciada. Ademas de que no tiene contacto sexual con su marido hace
tiempo, y que ella fue la que decidio divorciar al marido. Lo que la hace
una mujer libre.

Y , por mi parte, encuentro que quiero un hijo, (varios), y pensando en que
ella seria la madre de uno de ellos, estaria escogiendo una buena madre y
mujer. Ademas de que la relacion entre nosotros dos es de respeto y de
entendimiento.

De yo tener un contacto con ella, no usaria un metodo anticonceptivo de
barrera, y estaria dispuesto a asumir la responsabilidad de un hijo.

Pero tambien, creo que quiero mas hijos, y que quiza ella no los pueda tener
conmigo, asi que en algun momento pensaria en tener otra esposa para tener mas, todo dentro de la confianza y sin acudir al engaño

Y la edad es para mi algo de tabu, pero no por verguenza, sino por el tiempo
de fertilidad, de ella que no esta muy lejos de terminar.

More, por favor, digame, ¿estoy en un error, al querer estar con ella
intimamente, contando con todo lo anterior?

A ella le encanta la idea de tener un hijo conmigo. Y yo estoy dispuesto a
tenerlo, ser el padre, con todo lo que implica.

More, gracias una vez mas por la luz.

Un Abrazo,

Pablo M.
Guatemala

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¿Verde? porque te quiero verde… ¿era verde?

Quisiera comentar un artículo de Fabían Corral publicado por El Comercio Seguir leyendo ¿Verde? porque te quiero verde… ¿era verde?

¿Caminar o no caminar?

Como parte de mis estudios de doctorado tuve la oportunidad de trabajar durante seis meses en Universitè Paris IX, Dauphine. Durante ese lapso me alojé en una residencia de estudiantes del distrito 18, al norte de París (estación Metro Porte Clignancourt) – lleno de gente de los más diversos orígenes, principalmente árabes y africanos, pero también se sentía la presencia de turcos y latinoamericanos. Había también una pequeña sinagoga en la parte más externa del barrio. Un buen barrio.

Para ahorrar algo más de dinero (quería comprar un computador a mi vuelta a Chile) decidí caminar todos los dias (salvo imprevistos) de la residencia a mi oficina en el distrito 16 (Metro Porte Dauphine) y también de vuelta. Quienes conocen París se podrán dar cuenta que no es una distancia pequeña. Caminando (y yo camino bastante rápido) me tomaba un poco más de 1 hora hacer el trayecto así que la inversión diaria eran dos horas de suela de zapatos versus 2.40 euros que correspondía a hacer dos viajes en los vericuetos del tren subterráneo de la Ciudad Luz.

Pasó el tiempo y efectivamente ahorré algo más de dinero y cuando volví a Chile, compré el computador. Pero la ganancia más grande del "sacrificio" que representó vencer mi sedentarismo = flojera = conformismo fue que perdí 20 kilos. Cuando salí de Santiago pesaba 105 kilos. Esos 105 kilos me habían costado mucho esfuerzo  – de mi mandíbula e intestinos claro está.

Cuando volví a Santiago, llegué con mi equipaje a mi domicilio con muchas ganas de ver a mi esposa y a mis hijos – por quienes soy ahora una mejor persona y por quienes logré alcanzar mi PhD – y miré la cara de susto que puso mi señora. "Pasa", atinó a decir para después de pocos minutos preguntar, "¿qué pasó? ¿no comiste? ¡pareces salido de un campo de concentración! ¿tienes hambre? ¡Siéntate a la mesa! ¡AHORA!". La verdad no tenía hambre pero había que readaptarse al hogar – donde orgullosamente digo que mi señora es la que manda – así que obedecí…

Después de un par de meses, cuando faltaba poco para Rosh Hashaná, el año nuevo judío – fecha en que Dios establece el "presupuesto" que nos corresponde a todas Sus criaturas – con mi señora nos pusimos  a evaluar  lo que había pasado durante el año  que terminaba. Habíamos hecho peticiones a Dios el anterior Rosh Hashaná y lo que encontramos fue sorprendente: ¡casi todas nuestras peticiones fueron cumplidas! En lo único en que no recibimos lo pedido, fue porque nosotros no pusimos nuestra parte.

En particular Dios me dió la computadora que yo le había pedido. El "negocio" que le había propuesto al Creador fue que si me daba un computador ese año yo iba a traducir dos libros más al Castellano de manera gratuita (igual que lo había hecho con "Los Siete Colores del Arco Iris" de Rabí Bindman). "¿Y cómo es eso?", me dirá usted, "acaso no dijo al principio del artículo que usted fue el que gastó suela de su zapato, que usted fue el que se esforzó?"

A cada segundo el Eterno nos da vida. El está en control de toda Su creación, ¡siempre! Pero, al mismo tiempo, Dios nos ha concedido el privilegio de administrar nuestras vidas – nosotros elegimos para donde enrumbarla. Y para ello, Dios no dá las herramientas, depende de nosotros hacer buen o mal uso de ellas.

Por tanto, la suela de mis zapatos no fue más que mi parte en el negocio que le plantée al Creador. El puso su parte y yo puse la mia, ¿resultados? Muchos y positivos.

Si usted ha leido el "Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky) en Castellano, ya sea que lo haya hecho en Fulvida.com o  en mi blog, o ya sea que haya obtenido el archivo pdf de Fulvida.com, de mi blog o de la página de Jabad Ecuador, ¡agradézcale a Dios por ello! Y no se olvide de pedir en sus oraciones por Rabí Chaim Clorfene quien siendo dueño de los derechos, generosamente liberó este material para que usted acceda a él gratuitamente, en la convicción de que sólo volviendo a las Siete Leyes, las naciones latinoamericanas reenrumbaran su propio destino hacia el progreso, hacia lo positivo, lejos de los cultos a la personalidad, lejos de los autoritarismos populistas que nos aquejan (y por los cuales somos al menos co-responsables).

La bendición de Dios no estuvo en la computadora, ni en las peticiones cumplidas. La bendición de Dios estuvo (y está) en que nos concedió (y nos concede) las herramientas para usarlas inteligentemente en pro del mejoramiento del mundo en sus diferentes escalas y alcances.

Amigo noájida, como dicen los amigos economistas, ¡no hay almuerzo gratis!
Usted debe hacer su parte: ¡esfuércese por sacar de su mochila aquellas piedras, falacias, y bultos de estiercol que son resabios de su pasado idolátrico! Y camine, camine, no deje de caminar, pues quizás a usted también le hace falta perder unos cuantos kilos, ¿o no?


Foto: La Torre Eiffel (Tour Eiffel) es una estructura diseñada por el ingeniero francés Gustav Eiffel con ocasión de la Exposición universal de 1889 en París. Se erigió en dos años.
http://www.canalred.info/public/canalfoto/torre-eifel.jpg

Padres que amamantan

Para quienes creen que la madre es símbolo de vida y fertilidad nada más que por producir prolactina, aquí les dejo un breve esbozo sobre una noticia que conmocionó al sudeste asiático y que ha venido hasta nuestras tierras a darnos un mensaje. “Un viudo aprende a amamantar. Wijeratne, un poblador de Sri Lanka, decidió dar el seno a su hijita poco después de la muerte de su esposa. La menor estaba tan acostumbrada a la leche materna que rechazaba cualquier clase de biberón.

Al conocer el caso, el doctor Jayasinghe explicó que "los hombres con hormona prolactina hiperactiva pueden producir leche."

La presencia de leche en los senos es cuestión de una hormona llamada prolactina que se libera normalmente durante el embarazo. Pero la estimulación de los pezones también produce prolactina.

En la antigüedad se contrataban mujeres como nodrizas para criar hijos ajenos. Con la succión del bebé les salía la leche. Pero… ¿qué tiene que ver todo esto los papás?

Pues que la estimulación de los pezones provoca un aumento de prolactina tanto en mujeres como en hombres. Por increíble que parezca, la lactancia está al alcance de nosotros, los varones, forma parte de nuestro potencial fisiológico.

Ahora bien, si las cosas son así, ¿por qué la naturaleza no favoreció que ambos, mujeres y hombres, diéramos de mamar? Se preguntarán muchos.

La respuesta es muy sencilla. Si los dos, el papá y la mamá, se hubieran dedicado a dar de lactar al bebé, venía el tigre y se los comía a los tres.

Hoy en día, cuando ya no hay tigres al acecho, la enseñanza es clara; D’s en su infinita sabiduría ha dotado al ser humano de las mismas capacidades, sólo tiene que haber un factor motivador para que surja de nosotros el poder de amamantar (en cualquier plano que se pueda entender) a los hijos. Recordemos que la leche es arquetipo de la vida, de lo trascendente, si éste señor Wijeratne fue capaz de mantener a su pequeña hija viva en el plano físico, para nosotros es más que suficiente permitirnos que fluya leche de vida en planos más profundos para mantener con vida espiritual a nuestros pequeños encomendados.

…Si quieres saber más ve a http://www.radialistas.net/clip.php?id=1800021

Humor de Charles Chaplin y La circuncisión noajida en corazón y habla

El siguiente texto es una recopilación de las enseñanzas de Yheuda asi como de otros maestros que nos recuerdan la importancia de cuidar lo que surge de nuestra boca.

Recuerdo algún texto en donde el Lic. Yehuda nos explicaba la importancia y el cuidado de la lengua. También recuerdo alguna pelicula de Charles Chaplin que me llenaba y sigue llenando el corazón de alegría. Humor en silencio. Observaciones sobe el mundo y la realidad en una forma que todo noajida debería de estudiar y aprender. En una forma que deberíamos de imitar. Enseñanza, critica y humor en silencio, en imagenes, en una pelicula hablada o en alguna otra forma creativa. Esa es una clase de humor que todo noajida debería de comprender desde la perspectiva de Charles Chaplin. Su personaje Charlot  fue uno de los mas importantes portavoces de una comunidad que permanecía en silencio. Los condicionamientos de la época no permitian la libre expresión. Charles Chaplin fue amonestado por el gobiero de los Estados Unidos de America. Hoy la epoca es diferete, pero ésta libertad de expresión no nulifica nuestra responsabilidad en la  aportación de "genialidad" a través de una critica inteligente. Tal como lo hiciera Charlot en sus peliculas mudas.  Hoy es el momento de explotar la CREATIVIDAD y lograr expresiones de comunicación o "CRITICA "que rebasen incluso el trabajo de Charles Chaplin. El no hacerlo implica regresar a la epoca de las cavernas y negar nuestra responsabilidad como discipulos de Israel. Ya que si hacemos referencia a nuestros siete miztvots deberemos reconocer necesariamente la importancia de cuidar lo que expresamos por cualquier medio. ¿Como realizaría Charles Chaplin un capitulo de sus peliculas ante el mesianismo? ¿Como lo realizariamos los noajidas?   

 

Dicen los maestros de Israel y el Lic. Yehuda, si es que no me equivoco, si me equivoco por favor corrijanme y se los agradeceré:

GRACIAS POR CORREGIRME! vea: http://serjudio.com/rap1001_1050/rap1025.htm

 

 

BUENO, NO OMITO EL TEXTO SIGUIENTE YA QUE ES BUENO RECORDAR NUESTRAS RESPONSABILIDADES PARA CON NOSOTROS

El tema del habla y lo que surge de nuestras palabras es un tema muy serio en la Torá y ha sido explicado por diversos Rabinos en forma muy amplia. El Ba´al Shem Tov explica que una persona estará en el nivel de la creación en el que su habla esté[i].  También que una persona estará en el lugar en donde sus palabras son consideradas como hechos[ii]; Y que cuando lo pronunciado pasa desde “donde surge” hasta “donde se ha dicho” se toma esto como un “hecho” porque ya se materializó en “algo”. Es decir, lo que antes no existía ahora ya es palabra. Recordemos que D-s creo el mundo a través de la palabra. Así que es importantísimo el cuidado del habla. Así que nuestras oraciones y el estudio de Torá son considerados como si fuesen “hechos” y no palabras (Ba´al Shem Tov Foundation, 2003).[iii] De ahí la importancia de lo que menciona el Lic. Yehuda. sobre la circuncisión de la boca para el noajida.

“Circuncisión de boca” como nos lo recuerda Yehuda Ribco significa: “Trabajar constantemente para perfeccionarnos y contribuir a mejorar a la sociedad… aprender a usar cada palabra como mecanismo de construcción, y NO PARA DESTRUIR… (Yehuda, 2003)”

Al decir de nuestra boca que somos Benei Noah ó noajídas, nuestra vida ordinaria se vera de acorde a los mandamientos que en realidad llevamos a cabo. Ya que esto es efecto de lo que cumplimos desde el  corazón.

Por otra parte Rabí Chaim Vital explica el otro lado del asunto. Es decir, nos recuerda que es lo que pasa cuando alguien habla mal de nosotros. En el judaísmo y el noajismo la importancia de trabajar constantemente para mejorar nuestra actitud y nuestra vida nos obliga a considerara estar alertas y alejarnos de quién hable mal de nosotros. Rabí Chaim Vital  comenta sobre la importancia de pronunciar a viva voz: “Las malas palabras que han pronunciado en contra de uno son nulas”. Esto porque sabemos que estas malas palabras no causan “algún efecto” en nuestro plano “físico”. Así como también afirmar de viva voz que sabemos que todo lo del mundo  proviene únicamente de D-s (Vital, ¿?)[iv].

                En relación al hecho de que podríamos ser nosotros quienes hablamos mal de los demás, Rabí Kalman Packouz nos recomienda la lectura de dos libros. “Guard your Tongue” por Rabí Zelig Pliskin y “GOSSIP: Ten Pathways to Eliminate It from Your Life and Transform Your Soul” by Lori Palatnik & Bob Burg (Simcha Press)

 

            El resumen por Rabí Kalman Packouz de los diez puntos de este libro, es como sigue:

 

¿Te gustaría que tus palabras fuesen apacibles en vez de punzantes?, ¿Y que fuesen sanadoras en vez de hirientes?, ¿Y que edificaran el mundo físico en vez de que consumieran la vida de los demás?, aquí están los diez caminos para eliminar esto:

 

1.       No hables maldiciones. Pronuncia solo enunciados AFIRMATIVOS. Aún si la situación es compleja, deja que palabras gratas en relación al asunto surjan de tu voz y que sean en sentido positivo. Esto significa no reaccionar sino más bien responder. Edita tus frases antes de pronunciarlas. Por ejemplo en la ciudad de México el trafico es complejo y hay veces en que hemos pronunciado frases celebres mexicanas para ese tipo de ocasiones. El folklore Mexicano y el lenguaje existe y podemos enriquecerlo hacia algo favorable. Si alguien te ocasiona un susto en el volante podrías decir algo POSITIVO en relación a su forma de conducir como: “Cuando vas con tu abuelita se que manejas excelentemente bien” o algo por el estilo. No lo estas insultando y si no es verdad puedes corregir diciendo algo como  “Siempre es posible que algún día puedas manejar mejor”.

2.       No escuches maldiciones. Evita estar presente en donde alguien este hablando chismes, mentiras u otras formas negativas del habla. Para que evites esto  mantente lejos de iniciar conversaciones que te lleven a escuchar chismes o mentiras. Si evitar el tema es imposible, necesariamente tendrás que saltar hacia otro tema de interés “positivo” para cambiar la conversación.

3.       No racionalices las palabras destructivas que escuches. Excusas como “pues es cierto”, “es broma”, “a mi esposa e hijos les digo lo que sea”, no son validas. Habladurías son habladurías, Y el hecho de que lo que hayan dicho “sea verdad” lo pone inmediatamente como “chisme”. Y si no pues es “mala lengua”.

4.       No veas lo malo. Destaca sobre lo favorable de las personas y las cosas. Esto evitara que pongas en tu hablar y en tu persona quejas, dolor y sufrimiento.

5.       Ten cuidado de hablar maldiciones sin decirlas verbalmente. El lenguaje corporal, los enunciados afirmativos, carteles, caricaturas o expresiones no verbales que dañan pueden ocasionar mucha destrucción.

6.       Se humilde y evita la arrogancia. Estas podrían ser tus grandes armas contra el hablar que destruye y no edifica. Siente gusto y alegría de los cumplidos que se te hacen más no arrogancia. Reconoce que la fuente del cumplido es D-s. Y que todos los que están llenos de si mismos están vacíos de D-s. Así que no hay lugar para D-s y lo más favorable en sus vidas para quién está lleno de si mismo.

7.       Ten cuidado de la información que transmites y a quien se la transmites. Aun buenas noticias requieren tacto para saber en donde y a quién decírselas. Por ejemplo, decirle a algún “desempleado” amigo tuyo que un compañero mutuo recibió un aumento de sueldo, “ES UN INSULTO PARA LA PERSONA QUE NO TIENE EMPLEO”.  

8.       La honestidad es la mejor regla en todo sentido. Ten cuidado de “SIEMPRE” decir la verdad a menos de que esto “HIERA A LOS DEMÄS”. Lo cual no implica usar mentiras piadosas. Es mejor NO contestar si los cuestionamientos que te hacen rompen tu intimidad o asuntos privados. Pero se honesto en toda circunstancia sin herir a los demás. “Aquel que es brutalmente honesto es mas brutal que honesto”.

9.       Aprende a decir “Lo siento”. TODOS cometen errores. Si hablaste mal de alguien limpia esa situación inmediatamente. Tal vez sea vergonzoso pero eliminará el asunto rápidamente. Discúlpate y solicita disculpas y hazle saber a los demás que no volverá a ocurrir. Sobre todo corrige el efecto que se haya ocasionado en el mundo físico resultado de tus palabras.

10.   Disculpa a los demás. Nunca guardes en tu interior sentimientos de rencor hacia los demás. Mantente libre de esto tanto en tu mente como en tus emociones. Estarás más sano, con menos estrés y más feliz. Si alguien te han hecho algo malo o han dicho algo malo “por su condición” .El estado desfavorable esta en la persona que cometió la falta y tal vez por eso actúa de forma desfavorable hacia los demás. Comprende esto y mantén tu ánimo libre de cargas que no son tuyas. Ya que éstas cargas te alejarían de tu estado interno más favorable y de “concentrarte en hacer lo que te corresponde”. Aquellos que dicen disculpo pero no olvido lo que dicen es que no olvidan lo que no saben como disculpar. Mantente alejado de estos rencores y huye de estas personas dañinas. La lectura de salmos es útil para aliviar tus intenciones y las de los demás hacia ti.


[i] “Ba´al Shem Tov, “Selections from the Ba´al Shem Tov on the Torá”, Vaikra, 2003, 

[ii] Ba´al Shem Tov, “Selections from the Ba´al Shem Tov on the Torá”, Vaikra, 2003,

[iii] Chaim Vital, The Book of Changes (Sefer Shinuyim), “Miracles and Healing,” ¿year? 

[iii] Yehuda Ribco, “Cabalaterapia: El poder de crear”. Serjudio.com,2002, http://serjudio.com/cabalaterapia/cab3.htm

[iv]Chaim Vital, “The Book of Changes”, (Sefer Shinuyim), “Miracles and Healing,” ¿year? 

http://es.wikipedia.org/wiki/Charlie_Chaplin#Biograf.C3.ADa

Nadie viene a Israel por nada…

Cuando aún tenía poco menos de un año desde que empecé a observar las Siete Leyes Universales, tuve que vérmelas con la realidad de que mi país no daba (y aún no da) mínimas oportunidades para surgir modestamente como científico. Emigré junto con mi esposa e hijo a Chile y tuvimos por primera vez en la vida que apoyarnos el uno con el otro. Gracias a Dios por todos esos dolores porque sin ellos no hubiéramos aprendido, ni madurado, ni encontrado el sentido que con mi señora ahora compartimos en la vida. (Foto: Rabí Yirmeyahu Bindman, (Archivo personal de Juan Mayorga Zambrano)

Yehuda Ribco fue inmensamente trascendente en mi vida en aquellos años. Especialmente importante fue su consejo de que "para crecer de manera sana, en el camino de las Siete Leyes, uno debería aprender del hermano mayor – el pueblo judío". En esa búsqueda de asesoramiento – los rabinos llaman al concepto "Asej leja Rav" (hazte un maestro) – intenté contactarme con varias comunidades judías de Santiago de Chile sin mucho éxito. "¿Noájida? ¿Siete Leyes?" me preguntaban. "¿Y qué es eso?", decían. La verdad es que casi nadie había escuchado siquiera sobre el asunto. Una secretaria atinó a decir, "ah! un justo entre las naciones…"

Decidí no esperar a que me abran las puertas. Yo me las abriría solo. Decidí estudiar de los libros "Los Siete Colores del Arco Iris" (Bindman) y "El Camino del Gentil Justo" (Clorfene & Rogalsky) recurriendo cada vez que no entendía algo a la bondad y generosidad de Yehuda Ribco a través de SerJudio.com. Al poco andar me di cuenta de la trascendencia e importancia de divulgar el conocimiento de las Siete Leyes así que decidí emprender la traducción de dichos textos para que estén disponibles tan pronto como posible en Castellano.

Gracias en buena medida al apoyo de mi señora, emprendí el proyecto. Desde el principio intenté contactar a Rabí Bindman, autor del primer libro que traduje pero hubo silencio en el ciberespacio… Pero seguí adelante.

Una mañana sin embargo encontré un email interesante en mi buzón. Era la secretaria de Rabí Bindman que contestaba casi un año después al email en que yo le decía al Rab sobre mi interés en hacer completamente gratis el trabajo de traducción. Establecí por fin contacto con Rabí Bindman – una de las personas más generosas y comprensivas que he conocido en mi vida. Una de las experiencias más agradables de mi vida fue recibir una llamada telefónica internacional – desde Israel – como respuesta a un email en que le comunicaba al Rabí sobre la conclusión exitosa del trabajo de traducción…

Hace algún tiempo que Rabí Bindman sabe del deseo mio y de mi señora por la conversión al Judaísmo… Cuando le comenté que me habían ofrecido un trabajo en el Technion y que queríamos aprovechar la oportunidad para seguir el consejo de Rabí Perman (sobre buscar hacer la conversión al Judaísmo en el Estado Judío) me dijo (entre otras cosas) lo siguiente

Hace unos años, hubo un grupo de músicos ecuatorianos aquí (en Israel), quienes tocaban en lugares públicos y llegaron a ser bastante populares al punto que permanecieron varios meses en el país. En una ocasión, los ví mientras paseaba con mi familia, y después que terminó la presentación (musical) me les acerqué preguntando si alguno hablaba inglés o hebreo – mi interés era hablarles sobre las Siete Leyes. Rápidamente hicieron que se acercará uno de ellos y comencé a converzar con él. Tan pronto como la curiosidad natural de los demás les llevó a preguntar de que trataba el asunto, él empezó a traducir la conversación al Quechua. Cuando terminamos de converzar me agradecieron, y yo les dije, "nadie viene a Israel por nada", a lo que me respondió el músico traductor, "de hecho ya hemos aprendido un montón de cosas"…

Como siempre me sucede con las palabras que me dirige Rabí Bindman, eventualmente les encuentro más sentido y trascendencia del que uno les da a priori. Muchas veces después de que ha pasado algún tiempo…

Pues bien, creo que para aclarar esa frase aparentemente "liviana" de que nadie va a Israel de gana, lo mejor es presentarles el siguiente artículo publicado en el El Mercurio (Chile, 3 de junio de 2007).


Los 4 mil camellos que Forni rechazó en Israel
 El Mercurio, Chile Domingo 3 de junio de 2007


Luego de permanecer durante una semana en Israel invitados por el gobierno de ese país, los senadores UDI Pablo Longueira, Andrés Chadwick, Juan Antonio Coloma y el diputado Marcelo Forni regresaron con diversas anécdotas sobre las vivencias que tuvieron en Tierra Santa.

Pero sin duda una de las más simpáticas fue la que sufrió Forni, quien en el viaje se caracterizó por hacer distintas bromas a costa de sus compañeros de viaje.

Por ejemplo, cuando en Jerusalén el actual jefe de la bancada de diputados del partido presentó a sus correligionarios en la Knesset (el Parlamento israelí), dijo que Coloma era un experto en relaciones internacionales, especialmente de los Países Bajos -burlándose de su corta estatura-, y que Chadwick era experto en temas de jubilados, porque el vocero de los israelíes era representante de los parlamentarios retirados.

Por eso, durante un paseo por la Puerta de Damasco, en la ciudad vieja de Jerusalén, las esposas de Chadwick y Coloma decidieron devolverle la mano. Al ver a un grupo de comerciantes egipcios, les ofrecieron llevarse a la mujer de Forni, los que aceptaron encantados entregarle al diputado una abultada dote a cambio, como es la antigua costumbre entre los beduinos. Según éstos, nada menos que 4 mil camellos.

A Forni le tomó varios minutos convencerlos de que no aceptaba el trato y retirarse del lugar… junto a su esposa.

Bienvenido de regreso…

Con alegría anunciamos el regreso a nuestro grupo de colaboradores del Licenciado Jonathan Ortiz, quien se alejara temporalmente por razones personales.

Ahora con el nacimiento de su hermosa hija Milca, con su nuevo cargo docente, con su establecimiento en una nueva ciudad en Venezuela, nuevamente puede darnos una mano para hacer crecer este importante proyecto que es FULVIDA.com.

Auguramos que su participación nos será de sano provecho y que todos juntos seguiremos avanzando por la senda del crecimiento integral.
Bienvenido seas Jonathan y que tú con tu esposa e hija sepan recibir bendición para bendecir.

Colón, ¿el último de la cola?

Primero que nada, quisiera aclarar que esta historia no puede comprobarse en un cien por ciento, ya que carecemos de evidencias contundentes que nos den la luz suficiente para afirmar si estos mitos en realidad ocurrieron. Pero podemos fundarnos en las coincidencias extraordinarias que hacen posible que lleguemos a pensar en altas probabilidades de que los hechos sean ciertos.

 

Varias leyendas existen alrededor de la mencionada Ofir (I Reyes 9:28 y 10: 11); muchos sostienen que su ubicación estaba en África, otros dicen que en la India, otros la sitúan en el sur de la península arábiga, en fin, la leyenda que nos ocupa la ubica en el Perú (Notamos que Pe y Fe son la misma letra en hebreo; Ofir podría ser Perú sin más problemas)

  

Algunos petroglifos encontrados, escritos en lenguas semitas en nuestro continente parecen dar como cierto lo que muchos suponen como incursiones egipcias y fenicias en el continente americano. Esto podría explicar la deificación de un Quetzacoalt (Viracocha) que no habría sido sino uno de los viajeros (probablemente un importante fenicio) que vinieron antes de las incursiones vikingas por el norte de América y la posterior colonización europea.

Es bien sabido que las flotas fenicias eran de una importante envergadura, y también es sabido que fue un constructor de este pueblo (Hirám de Tiro) el encargado de la construcción del Templo de Jerusalén.

 

Estas coincidencias, difícilmente pueden llamarse pruebas, pero no son las únicas.  

Uno de los primeros colonizadores, Montezinos, refirió haber hallado una tribu indígena que recitaba el Shemá Israel, pero de esto, no hay pruebas más que el testimonio de una sola persona.

 

En el libro de Samuel Akinin, “Las Minas del Rey Salomón en América”, se cuenta esta historia:

En un viaje virtual al pasado, llegamos a la época del Rey Salomón. Nos encontramos que está casado con 700 esposas y además cuenta con 300 concubinas. Temiendo que alguna de ellas le pudiese ser fiel, o simplemente al descubrir que ya no sentía algún tipo de amor hacia ellas, decide el Rey mandarlas al exilio, para ello emplea a su recién conquistada flota de barcos de los fenicios y comanda el viaje un sobrino quien tiene claras instrucciones de no regresar. Este barco con más de trescientas personas conformadas por esposas y esclavas, parte a alta mar, con rumbo desconocido. Luego de tres meses de travesía, el barco y su gente llega a tierra firme. El sitio fue nombrado como Guayana cuya traducción nos explica el placer que sintieron al llegar a él. HU (Él) Aya (estuvo) Na (Acá) D-s estuvo acá. Nuestros antepasados fueron nombrando cada cosa nueva que veían como por ejemplo el río Orinoco que significa la luz lo limpió. Los Tepúes (Sus entrañas, refiriéndose por supuesto a la Tierra). Luego le dieron el nombre a un pájaro que llamó su atención Colibrí Col (Voz) Hibrí (Hebrea) La voz hebrea. Vemos también que nombraron hasta a los propios caciques indígenas, Sorocaima (soroc Caima) tan bravo como su madre, quien había sido una cacique famosa. Atahualpa (atá hu alpa) murió por su culpa. Chacao (se sumerge, sacaba ostras) Margarita (perlas) Caribe (Cercanía) Zulia (la aliá), más tarde nos encontramos que ellos empleaban una pequeña barcaza para atravesar los ríos, la llamaban Canoa (Como Noé) y si vemos el libro encontraremos que hay más de quince mil vocablos que nos demuestran cómo llegaron, dónde estuvieron, qué hicieron y dónde estaba el oro, el petróleo, (mismo que menciona la Biblia empleaban para calafatear hasta la misma Arca de Noe. Pasaron casi tres años y el deseo de retornar para poder compartir las riquezas encontradas: Oro, diamantes, esmeraldas, plata, maderas preciosas, mismas que al ser recibidas por Salomón, nos cuenta la Biblia que él las empleó en la construcción del Santo Sanctorum. Para retornar, ellos se vieron en la necesidad de inventar a una reina, y es que un día sábado al ver a una indígena con los atributos de nuestra protagonista, ellos no tuvieron dudas. El cuerpo, el esplendor, la belleza y las formas tan especiales de esta mujer, era lo único que a un hombre tan rico pudiera hacer cambiar su punto de vista y condonar a esos soldados que no cumplieron a cabalidad con sus órdenes. Así que por un buen tiempo ellos, ayudados por las mujeres del Rey quienes creyeron que formarían parte de la comitiva que retornaría a Jerusalem, se ocuparon de educar y enseñar todo lo que sabían como necesario para atraer y convencer al Rey de la nobleza de ella. A esta mujer le dieron un título de nobleza, y un reinado que quedaba allende los mares. La Reina de Saba (la reina del sábado). Y funcionó. Los enviados al exilio volvieron triunfales, con riquezas, y sobre todo con una mujer diferente a todas las demás, por su color, su entorno, y por tantas cosas nuevas que traía como presentes. Cabe destacar las aves, las maderas, las joyas y algunos frutos tropicales. Salomón cayó bajo los embrujos de Saba, la desposó y tuvo un hijo que fue Rey en Etiopía. Ella quedó en Jerusalem hasta que su hijo cumplió los siete años, luego por celos y añorando a su país, costumbres y familia regresó a su tierra. La historia cuenta que ella volvió luego del Barmitzva de su hijo, esto le causó mucha tristeza al Rey, y dentro de su  disgusto y dolor, él ya no la aceptó del mismo modo, ya nada fue igual, por ello al cabo de unos años nuestra reina de Saba dio un último viaje sin retorno.