¿Es compatible el noajismo con la adoración, reverencia o «liderazgo mesiánico» del tal Jesús?
¡Por supuesto que NO!
Considerar al tal Jesús como algo diferente a un revoltoso, pecador, blasfemo, incitador al pecado, fracaso como persona, es negar la realidad de los hechos y es pretender coronar la mentira en el lugar de la verdad.
Sabemos de esos falsos judíos mesiánicos, gente que pasa de un día para el otro de ser evangélicos (o lo que fueran) a «judíos mesiánicos»; o los estafadores de la fe que se acuestan siendo pastores pero amanecen siendo «rabinos mesiánicos».
Hace un tiempo la peste misionera inventó una nueva trampa para seguir quitando dinero a la gente, para mantener el dominio insolente sobre las almas: el noajismo mesiánico.
Dicen que no creen en la divinidad del tal Jesús, pero afirman que era un rabino, un sabio, un profeta, hasta el mesías.
Como la verdad no cuadra con sus fantasías venenosas, siguen haciendo sus viejos trucos, manipulan, inventan, vociferan aquellas partecitas que les parece que les sirven, pero callan los millones de hecho en contra.
Ejemplo, no falta el ex pastor, ex rabino mesiánico, actual líder mesiánico noájico, que se toma de la improbable nota del rabino Kaduri para afirmar el mesianismo del patético colgado. Y luego, dibujan con habilidad de mercachifle manipulador para llevar a sus oyentes hacia el caos, el abismo, la mentira.
Por supuesto que no mencionan a los miles, millones, de rabinos que negaron y niegan a rajatabla cualquier ficción mesiánica del tal Jesús.
¿Cómo dirán eso si no les conviene a sus negocios?
Así pues, cuidado amigos míos, mucho cuidado, pues sigue habiendo feroces lobos que se disfrazan de mansa oveja, sigue operando el pastor infernal pero con disfraz de noájida.
Es hora de quitar el peso de sus almas, de alejar los ídolos y de hacer caer a los «líderes» que desesperados por poder, dinero y fama recurren a cualquier bajeza para conseguir sus propósitos.
A no temer en lo más mínimo, porque el noájida leal tiene al más grande y poderoso socio: a DIOS.
En cambio, los mentirosos y piratas de la fe tienen sus fantasías, su dinero, su astucia pervertida, su habilidad para engañar, sus manipulaciones emocionales pero carecen por completo de Dios.
Quizás esos pastores venidos a líderes noájicos mesiánicos digan Dios cada dos palabras y hablen de santidad, pero están vendiendo el veneno mortal que perdura para toda la eternidad.
A no dejarlos pasar, a desenmascararlos, sin miedo, con la altura que debe tener todo leal del ejército de paz de Dios.
Adelante mis amigos, que en nada seremos avergonzados y en todo seremos benditos.