Archivo de la etiqueta: peligro

El NEGACIONISMO DEL HOLOCAUSTO (NH) – CRIMEN TERRIBLE

—1ª. Algunos musulmanes, especialmente de Siria Sur (que se proclaman de la Palestina Romana); argumentan que es el mismo sionismo, el verdadero enemigo del pueblo y con caradura sostienen que SIONISMO es el promotor de la judeofobia, es el verdadero interesado en que los judíos huyan hacia Israel. Así se reiteran el ardid de poner a la víctima como victimario (como ejecutor). “La mejor propaganda para el Estado de Israel dicen que es el judío muerto” será por esto que ellos usan escudos humanos civiles y ponen en escena niños y cuerpo destrozados pero maquillados, Y agregan: “después de estudiar profundamente el tema, y basado en eruditos… (claro los eruditos negacionistas) hemos llegado a la conclusión de que durante la Segunda Guerra Mundial ni un solo judío fue muerto por ser judío… Sólo las mentiras de los seis millones posibilitó la presión sionista para establecer el Estado de Israel y su financiamiento con capital alemán y occidental”.

—2ª. Una variante aun más cruel del mismo argumento, dice que los sionistas se asociaron con los propios nazis para exterminar a los judíos. La expuso gente como Lenni Brenner, muy difundido en la URSS, y llegó al escándalo en Londres en 1987 cuando el Royal Court Theatre decidió no presentar la obra Perdition de Jim Allen, que sostenía esa calumnia. Era en palabras del autor “el ataque más letal contra el sionismo escrito jamás”.

—3ª. Un rastreo de los comienzos de la NH nos lleva a los promotores del Holocausto mismo, durante el cual por lo menos los cabecillas nazis, Martin Bormann y Heinrich Himmler y tambien Adolf Hitler, prohibieron toda mención pública de la “Solución Final”. Entonces el objetivo de la NH se limitaba a preservar la inconsciencia judía acerca de la dimensión del ataque, a fin de asesinarlos sin resistencia.  Recordemos que se enriquecieron con propiedades de los que emigraron (pues al principio, los dejaban salir, pero no les dejaban sacar todas sus propiedades, o se los robaban y arrebataban). Todo el holocausto se basaba en la tradición helenista, romana y cristiana de perseguir y forzar a conversiones y/o ejecutar a individuos y comunidades. Uno de los jerarcas nazis más brutales, Julius Streicher, arguyó en su defensa durante los juicios de Nürenberg que no había hecho sino cumplir con los consejos de Lutero.

 

—4ª.La NH es un fraude peligroso, porque al blanquear los crímenes del nazismo hace posible su reedición, y disemina el odio bajo la excusa de “libertad de expresión” mientras transgrede doblemente la ley: por apología del delito y por incitación a la violencia. Ahí están los líderes de Hezbolá, Hamás, Al Fatah, Al Qeda, y ese señor Admadineyat del Irán…

—5º. La NH ha expandido la mitología judeofóbica. A llamar a los judíos leprosos, adoradores de asnos, deicidas, pueblo testigo, asesinos de niños, bárbaros, virus racial, explotadores, confabuladores internacionales y racistas, se agrega ahora el de “inventores de Holocaustos”.  Curiosamente los que NH, quieren y desean y posiblemente apoyarían que se realice en la actualidad algunos cristianos, algunos musulmanes, como también algunos extremistas de la  radicalidad de las derechas e izquierdas.

 

El NH se basa, en la misma actitud, de asignar el asesinato de Jesús al Sanedrín, cuando fueron los romanos los que lo ajusticiaron por proclamarse rey (contra autoridad del cesar). Además pensemos que el sanedrín no se reunía en días de pascua y eran muy contrarios a aplicar penas de muerte (decían que era grave aplicar una pena de muerte por 7 años, e incluso por 70 años). Roma, por su parte tenía la política de aplicar reiterada y fácilmente la pena de muerte (incluso en el madero poniendo el delito en rotulo del madero: rey de los judíos).

Pero claro, los apostólicos de Pablo de Tarso y los obispos del imperio no querían reconocer el juicio y ajusticiamiento de Jesús por romanos y autoridades romanas (recuerdan al gobernador lavándose las manos, la purificación del netilat yadaim más propio de un judío que de un pagano idólatra). Los romanos, asumiendo la religión y fundiéndola con el mitraismo, quisieron se demostrase la bondad del gobernador ante el dios-humano de la religión del Imperio (y enfrente la maldad de los judíos).

 Basado en  Blog de WordPress.com.

Roguemos al Eterno (bendito sea), que si es posible no se vuelvan a producir matanzas, ni guerras religiosas, ni intentos de exterminios del pueblo judío. Más parecen, que siempre hay perversos como griegos, como romanos, como cristianos, como católicos, como musulmanes, como nazis, como zaristas, como extremistas de izquierdas y derechas. Y estemos vigilantes todos judíos y noájidas… para que ¡NO PASE NUNVA MÁS!

 

TODO ESTO, SERÍA RESUELTO SI LA HUMANIDAD ABRAZA LOS MITZVOT, algo tan claro y que parecería posible, dejar de hacer el mal y hacer el bien (y en concreto No asesinar y otros…).

Que se esconde detras de la visita del papa a israel

“La historia de las relaciones entre Israel y el Cristianismo está saturada de lágrimas y sangre” Cardenal Joseph Ratzinger, Jerusalén, 1995

La visita del Sumo Pontífice a Tierra Santa ha despertado numerosos interrogantes acerca de las relaciones entre dos de los estados más pequeños y, probablemente, más influyentes del mundo: El Vaticano e Israel. ¿Cuáles son los verdaderos y peregrinos objetivos de la Santa Sede?, ¿Qué representa este viaje del Papa para el Estado Judío?

La hostilidad de la Iglesia Católica hacia los hebreos, sustentada durante siglos por variadas doctrinas teológicas, influyó para que los conflictos entre Israel y el Vaticano comenzaran en 1948, cuando la Santa Sede condicionó el reconocimiento del Estado Judío a que éste «revisara el Juicio Final a Jesucristo».

La tradicional postura histórica tuvo un favorable punto de inflexión durante el papado de Juan XXIII, quien además de excluir la frase «pérfidos judíos» de los rezos ecuménicos, impulsó el Concilio Vaticano II, el cuál concluyera su sucesor Pablo VI (1965) con la declaración Nostra Aetate (En nuestros tiempos), atestiguando que los judíos son bien queridos por Dios y comparten el mismo patrimonio espiritual que los cristianos.

Pasarían veinticinco años, (30/12/1993), hasta que la Santa Sede e Israel formalizaran un acuerdo para regir las relaciones entre ambos estados y abrigar esperanzas concretas. Desde entonces, representantes de ambos Estados han negociado acerca de diferentes temas, en particular aquellos vinculados a la propiedad y administración de los lugares santos católicos en Israel.

Aunque las cordiales negociaciones no acabaron con la totalidad de arcaicos desencuentros y resentimientos entre el Vaticano e Israel, existe mayor conciencia sobre la necesidad, complejidad y alcance de cada nuevo acuerdo; el cuál trasciende los reducidos límites geográficos e influye directamente sobre la vida de cientos de millones de católicos y millones de judíos.

La visita oficial de la Iglesia Católica a Tierra Santa es siempre una oportunidad para que todos sus participantes comprendan el alcance histórico de las decisiones, profundicen compromisos y encuentren nuevos espacios de consenso.

Los intereses del Vaticano

Dos centros de interés dirigen la visita del Santo Padre: Mejorar su deteriorada imagen y promover un acuerdo definitivo sobre el status de los sitios católicos bajo soberanía Israelí.

El primer tema requerirá de un significativo esfuerzo por parte del Vaticano. En lo que va de su papado, Benedicto XVI ofendió en varias ocasiones al Pueblo Judío. Principalmente cuando defendió a Pio XII, conocido como ¨El Papa Nazi» y también, al levantar la excomunión a los cuatro obispos consagrados en 1988 por el prelado antisemita y cismático Marcel Lefebvre. Entre los clérigos absueltos estaba el británico Richard Williamson, tristemente famoso por declarar que en Alemania nazi «no existieron las cámaras de gas» y sólo 300.000 personas murieron en los campos de concentración.

Respecto al otro interés pontificio, el acuerdo fiscal sobre las propiedades de la Iglesia aún no ha sido firmado. La razón es sencilla. Aunque la ley israelí reconoce a los templos religiosos exención de los impuestos sobre bienes inmuebles, el Vaticano pretende dispensas semejantes sobre otras instalaciones de su propiedad, (hoteles, escuelas y residencias), de controvertido status fiscal pero considerable beneficio económico.

Valor estratégico para Israel

El gobierno israelí considera de vital importancia el respaldo del Papa para que los iraníes detengan su plan de desarrollo atómico y cese el financiamiento a los grupos armados que atentan contra la seguridad de Israel.

Aunque el Vaticano está comprometido en aportar una solución pacífica al conflicto árabe israelí, tanto su silencio frente al apoyo iraní a los grupos terroristas de Hezbollah y Hamas; cuanto la permanencia de la delegación oficial en la última Conferencia Mundial contra el Racismo, mientras el presidente Mahmoud Ahmadinejad, calificaba a Israel de ¨Estado totalmente racista»; plantea serios interrogantes sobre la confiabilidad del apoyo diplomático internacional que el Estado Pontificio ofrece a Israel.

Nada nuevo bajo el sol

Los ambiciosos intereses de la Nación Hebrea y la Santa Sede ponen a prueba a ambos Estados, y vale la pena señalarlo, liderados hoy por facciones políticas conservadoras e inflexibles a la hora de ceder en negociaciones.

Desde un punto de vista pragmático, Israel puede ofrecer a la Iglesia Católica los sitios sagrados y las concesiones fiscales que ésta persigue pero, cabe reconocer, el Sumo Pontífice no goza de la misma libertad para darle a Israel el apoyo diplomático que requiere. Se trata de una amenaza existencial: El fundamentalismo islámico también condiciona las acciones del Vaticano y representa un peligro inminente para todos los miembros de la comunidad católica que habitan la aldea global.

En este contexto, judíos y católicos vuelven a desencontrarse y se rigen una vez más por la seguridad que brinda el status quo. Sin embargo, con el pacto de 1993 como horizonte de referencia, esta visita aún se ubica al comienzo de un complejo proceso de normalización de relaciones.

Por Daniel Alaluf y Gabriel Bacalor
Copyright © Global Israel, 2009

La Paz Cristiana y su Genocidio

“No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no
he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para enfrentar al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra;” (Mateo 10:34)

Matanzas bajo dominio cristiano, datan ya de los primeros siglos. En Antioquía (ciudad que asumió en el Este la importancia de Alejandría) facciones enfrentadas (los azules y los verdes) terminaron por masacrar judíos e incendiar la sinagoga de Daphne junto con los huesos de las víctimas (circa 480). El emperador Zenón se limitó a comentar entonces que hubiera sido preferible quemar a los judíos vivos.

A modo de resumen, digamos que los principales genocidios de judíos en la primera mitad del milenio tuvieron lugar en el transcurso de cada una de las tres primeras Cruzadas, y de cuatro campanas judeofóbicas que las sucedieron. Anadiré a su enumeración, el ano y el nombre de los cabecillas, a saber: la Primera Cruzada (Godofredo de Bouillon, 1096); la Segunda Cruzada (el monje Radulph, 1144); la Tercera Cruzada (Ricardo Corazón de León, 1190); los Judenschachters (Rindfleisch, 1298); los Pastoureaux (el fray Pedro Olligen, 1320); los Armleder (John Zimberlin, 1337); y la Muerte Negra (Federico de Meissen, 1348).

Para encontrar en la historia de los judíos un ano más fatídico que 1096, habría que remontarse a mil anos antes hasta la caida de Jerusalem, o a casi nueve siglos después hasta el Holocausto. Todo comenzó el 27 de noviembre del 1095 en la ya mencionada ciudad de Clermont-Ferrand, cuando durante la clausura de un concilio, el Papa Urbano II convocó una campana «para liberar Tierra Santa del infiel musulmán». Hordas de caballeros, monjes, nobles y campesinos, se lanzaron sin organización a la aventura, pero eventualmente optaron por comenzar la purga de los «infieles locales», y acometieron ferozmente contra los judíos de Lorena y Alsacia, exterminando a todos los que se negaban a bautizarse. Corrió el rumor de que el líder Godofredo había jurado no poner en marcha la cruzada hasta tanto no se vengara la crucifixión con sangre judía, y que no toleraría más la existencia de judíos.

En efecto, un común denominador de las matanzas enumeradas fue el intento de barrer a la población judía íntegra, ninos incluidos. Los judíos franceses advirtieron del peligro a sus correligionarios alemanes, pero infructuosamente. A lo largo del valle del Rhin, las tropas, incentivadas por predicadores como Pedro el Hermitano, ofrecieron a cada una de las comunidades judías la opción de la muerte o el bautismo. En Speyer, mientras los crusados rodeaban la sinagoga, en donde se había refugiado la comunidad presa del pánico, una mujer reinició la tradición de Kidush Hashem, la aceptación voluntaria del martirio para gloria de Dios. Cientos de judíos se suicidaron y algunos aun sacrificaban primero a sus propios hijos. En Ratisbon, los cruzados sumergieron a la comunidad judía entera en el río Danubio a modo de bautismo colectivo. Las matanzas se sucedían en Treves y Neuss, en las aldeas a lo largo del Rhin y el Danubio, Worms, Mainz, Bohemia y Praga.

El fin del viaje era Jerusalem, en donde los crusados hallaron a los judíos agolpados en sus sinagogas y procedieron a incendiarlas (1099). Los pocos sobrevivientes fueron vendidos como esclavos, algunos de los cuales fueron eventualmente redimidos por comunidades judías de Italia. Pero la comunidad judía de Jerusalem quedó destruida por un siglo. En los primeros seis meses de la Primera Cruzada aproximadamente diez mil judíos fueron asesinados, que constituían en esa época un tercio de las poblaciones judías de Alemania y el norte de Francia.

En el ano 1144, los cruzados perdieron Edessa, y se temió por la suerte del Reino Latino de Jerusalem. El Papa Eugenio III convocó la Segunda Cruzada, y sus sucesores «judaizaron» la marcha. Se estipuló que no debía pagarse interés sobre el dinero que se tomara de de judíos para financiar la cruzada (nótese que desde el siglo XIII el término cruzada se aplicó a toda campana de la que la Iglesia se veía políticamente beneficiada).

En el 1146 el monje Radulph exhortó a los cruzados a vengarse en «los que crucificaron a Jesús». Centenares de judíos del Rhineland cayeron ante las hordas incitadas que los aplastaban al grito de Hep, Hep! (esta consigna, que probablemente era la abreviatura del latín Jerusalem se ha perdido, fue un lema judeofóbico muy popular en Alemania, y así se denominaron los tumultos contra judíos alemanes en 1819).

Brutalidades se perpetraron en Colonia y Wuezburg en Alemania, y en Carenton y Sully en Francia. El famoso maestro Rabenu Jacob Tam fue acuchillado cinco veces en recuerdo de las heridas sufridas por Jesús. Pedro de Cluny (llamado el Venerable) solicitó que el rey de Francia castigara a los judíos por «macular el cristianismo. No debería matárselos, sino hacerlos sufrir tormentos espantosos y prepararlos para una existencia peor que la muerte». Puede verse que el pretendido celo religioso de estos judeófobos no era sino una máscara para poder descargar sus instintos más sádicos, ideológicamente justificados.

La tregua que se dio a los judíos europeos después de de las dos primeras cruzadas, fue balanceada por las persecuciones a las que los sometieron los almohades en Espana y Noráfrica. Pero cuando Saladino puso fin al reino crusado en Jerusalem, una Tercera Cruzada fue lanzada, a la que se sumaron con entusiasmo el emperador de Alemania y el rey Felipe Augusto de Francia, quien ya había hecho quemar a cien judíos en Bray, como castigo por el ahorcamiento de uno de sus oficiales que había asesinado a un judío.

La novedad de la Tercera Cruzada fue que repercutió más en Inglaterra, que en las dos primeras había tenido un rol menor. Las comunidades judías de Lynn, Norwich y Stamford, fueron íntegramente destruidas. En York, los judíos se refugiaron en el castillo, al que se le puso sitio, y en el que se autoinmolaron a comienzo de la Pascua hebrea.

Para los judíos, las Cruzadas pasaron a simbolizar la inveterada hostilidad del cristianismo. Trescientos rabinos emigraron en el 1211 a Eretz Israel, en la certeza de que si permanecían en Europa Occidental pocas serían sus posibilidades de sobrevivir. Y como lo rubrica Flannery «los que decidieron quedarse terminaron lamentando su decisión». Al mismo tiempo, el recuerdo de los mártires fue para los judíos una fuente de inspiración para las generaciones posteriores: Dios los había puesto a prueba y demostraron ser héroes. Su martirio fue percibido como una victoria, símbolo del pueblo entero. La mayoría de los que se convirtieron por la fuerza pudieron ulteriormente regresar al judaísmo… y terminaron siendo víctimas de las matanzas que estallaron después. En la percepción del cristiano, el judío se había transformado en el implacable enemigo de su fe.

Las Cruzadas revelaron en toda su dimensión el peligro físico en el que se hallaban los judíos, lo que resultó en dos efectos. En principio, los judíos se mudaron mudarse a ciudades fortificadas en las que serían menos vulnerables (esto puede ser una explicación parcial del carácter urbano de los judíos que fue mencionado en la segunda lección). Segundamente, se instituyó el status de «siervos de la cámara real». Los judíos compraron la protección de emperadores y reyes a un elevado precio. Se consideraba que tendrían un privilegio si se los protegía del fanatismo de las masas y de la rapacidad de los barones. Pero en poco tiempo la supuesta protección se transformó en un artificio para enriquecer la Corona.

La teología ayudaba. El Papa Inocencio III proclamó la «servidumbre perpetua de los judíos» y el jurista Enrique de Bracton (m.1268) definió que «el judío no puede tener nada de su propiedad. Todo lo que adquiere lo adquiere para el rey». Para el siglo XIII era un buen negocio poseer algunos judíos, antes de que fueran eventualmente masacrados. Y las matanzas que sucedieron a las Cruzadas probaron ser las más sombrías.

En Rottingen en 1298 un noble llamado Rindfleisch incitó a las masas, que quemaron en la hoguera a la comunidad íntegra. Luego sus Judenschachters (asesinos de judíos) atravesaron Austria y Alemania saqueando, incendiando y asesinando judíos a su paso. Ciento cuarenta comunidades fueron diezmadas; cien mil judíos asesinados.

En el 1306 el rey de Francia hizo arrestar a todos los judíos en un mismo día y les ordenó abandonar el país en el plazo de un mes. Cien mil lo hicieron y se asentaron en comarcas vecinas; nueve anos después fueron readmitidos… para ser nuevamente masacrados.

Un monje benedictino lideró a los Pastoureaux (pastorcitos) en una especie de cruzada que destruyó ciento viente comunidades. En reacción a la matanza de los Pastoureaux en Castelsarrasin y otras localidades entre el 10 y el 12 de junio del 1320, el vizconde de Tolosa comandó una tropa para detener a los revoltosos, y cargó veinticuatro carros de Pastoureaux, a fin de encarcelarlos en el castillo de la ciudad. Sin embargo, el populacho vino en socorro de los saqueadores y los liberó. En efecto, otra característica común de los genocidios es el grado pasmoso de apoyo campesino con el que contaban. Y como es habitual en la judeofobia, lo peor estaba por venir.

En el 1336 John Zimberlin, un iluminado que había «recibido un llamado para vengar la muerte de Cristo matando judíos» lideró a cinco mil enardecidos armados, que usaban bandas de cuero en los brazos (los Armleder) y se lanzaron al asesinato de los judíos alsacianos. En Ribeauville fueron masacrados mil quinientos. Finalmente, el 28 de agosto del 1339 se concluyó un acuerdo entre el obispo de Estrasburgo y Zimberlin, que puso fin a los desmanes.

El séptimo genocidio mencionado en la lista fue el de la Muerte Negra. Una plaga mató a alrededor de un tercio de la población de Europa entre 1348 y 1350 (casi cien millones de personas). Las comunidades judías de Europa fueron exterminadas por el populacho enloquecido por tanta muerte. ?Quién podía ser culpable de la plaga sino el archiconspirador y envenenador, el judío?

Fuente: La Naturaleza de la Judeofobia- Gustavo D. Perednik.

Thomas Jefferson 1802.

«Pienso que las instituciones bancarias son más peligrosas para nuestras libertades que ejércitos enteros listos para el combate. Si el pueblo americano permite un día que los bancos privados controlen su moneda, los bancos y todas las instituciones que florecerán en torno a los bancos, privarán a la gente de toda posesión, primero por medio de la inflación, en seguida por la recesión, hasta el día en que sus hijos se despertarán sin casa y sin techo, sobre la tierra que sus padres conquistaron

.

Resp. 505 – es Moises Jeova?.

marconi35 nos consulta:

Moises siempre dice en las Escrituras a su pueblo
..\»que se postren que estan delante de Jeova\»..
marco, nuñez hurtado, 58,
quiropractico, Lima , Peru

Seguir leyendo Resp. 505 – es Moises Jeova?.

Resp. 498 – Es la Idolatria una Sugestion Sicologica

omar.moreno nos consulta:

Licenciado, Aque se debe que los Cristianos(Pentecostes)hablan en \»Lenguas\» segun por que el espiritu \»santo\» se poseciona de ellos.?
Por que viven en un estado de Furor e irradian \»alegria\». Si ellos, adoran a un \»NO dios\» que nada vale, entonces de donde proviene esa Felicidad de la que ellos hablan? Es un estado de sugestion sicologica? segun ellos dejan las drogas, el alcoholismo la delincuencia. que explicacion podriamos dar Estimado More.
Muchas gracias por su amable atencion.
Omar Mtz. Programador, 30, Tij. Mexico

Seguir leyendo Resp. 498 – Es la Idolatria una Sugestion Sicologica

Resp. 495 – Origen de la idolatría

Shalom, Yehuda, soy María, de España.
1- ¿ Porqué la gente «necesita» ( se «enreda») en la idolatría?
2- ¿Porqué la idolatría es adictiva?
Reciba un saludo desde Barcelona.

Seguir leyendo Resp. 495 – Origen de la idolatría

LA INTERNACIONAL FUNDAMENTALISTA – ISLAMICO – MARXISTA

LA INTERNACIONAL FUNDAMENTALISTA – ISLAMICO – MARXISTA
Por Ulrich Sorensen

El conflicto en Gaza ha puesto de relavancia una vez más, la acción coordinada y simultánea de la estrategia y las actividades de dos peligrosos fundamentalismos contemporáneos: el islámico y el de la izquierda radical.

El primero es de corte teocrático. El segundo, ateo y marxista. Parecería, en principio, que del punto de vista ideológico nada pueden tener en común estas virulentas expresiones fanáticas. Sin embargo, nuevamente en la historia vuelven a juntarse ideologías dispares y hasta totalmente opuestas, por razones de estrategia, destinadas a alcanzar objetivos comunes o parecidos. Recordemos, como ejemplo, el eje nazi-comunista formado por Hitler y Stalin. En su tiempo, asombró al mundo. Hoy día ya casi ni asombra, por su frecuente reiteración, con otros ropajes, pero con la misma esencia.

Los fundamentalismos se caracterizan por el absolutismo de sus conceptos, el sentirse poseedores de la verdad absoluta, por la descalificación y demonización de los adversarios, por la utilización de la violencia y el agravio, por el apoyo directo o indirecto al terrorismo, por la avalancha masiva sobre los medios de comunicación, y por ignorar o enfrentar todo aquello que pone en evidencia sus tremendas contradicciones. En el fundamentalismo no impera la lógica, sino las consignas basadas en el resentimiento, el odio y la confrontación. Todo aquel que no coincide con ellos es considerado enemigo o infiel. Pueden utilizar la democracia, para una vez usurpada, vaciarla de contenido y socavarla desde adentro en sus raíces morales, conceptuales y de valores esenciales. Instaurarán luego sus regímenes tiránicos y absolutistas.

Durante ocho años, el Estado de Israel y sus ciudadanos estuvieron recibiendo miles y miles de misiles en sus fronteras norte y sur. Mataron, hirieron y atemorizaron indiscriminadamente a miles de seres humanos, mayoritariamente judíos, sin que la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista hiciera la más mínima condena contra esta flagrante y descarada violación de los derechos humanos de la gente de Israel. Guardaron sepulcral silencio y no pidieron apoyo humanitario a los atacados israelíes. También guardaron silencio ante las virulentas y abiertas amenazas de los líderes de Hamás y Hizbollah, como del presidente iraní, de «destruir a Israel».

La Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista respaldó con su cómplice silencio estos designios nefastos. Lo que resulta más incomprensible aun es el silencio o pasividad de las propias Naciones Unidas, tan prestas en condenar a Israel, y tan renuentes en condenar a sus juramentados enemigos, los cuales violan todos los principios y razón de ser de las propias Naciones Unidas.

Basta que Israel ejerza su derecho a la legítima defensa (como se lo respalda la propia Carta de las Naciones Unidas, de la cual es miembro desde que fue creado por las mismas Naciones Unidas en 1947), para que los peores agravios, las mentiras más falaces, las manifestaciones coordinadas en varios países del mundo, las tergiversaciones de las noticias, fotografías y otros aspectos del conflicto en Gaza ahora o en Líbano hace dos años, las amenazas desembozadas de «liquidar a Israel» y atacar a las comunidades judías, las campañas propagandísiticas de cuño antisemita, exploten de manera coordinada y totalmente similar en sus manifestaciones. ¿Hay quienes inteligentemente no se sorprendan de esta coordinación y simultaneidad?

De acuerdo a la «lógica» de estos agresivos fundamentalismos, lo que está prohibido a Israel y a los judíos, está permitido y es apoyado cuando se trata de países islámicos teocráticos y de las organizaciones terroristas juramentadas a destruir a Israel. Dicen defender a los palestinos, cuando olvidan y no condenaron la masacre cometida por los palestinos de Hamás contra los palestinos de Al Fatah, porque estos últimos están dispuestos a reconocer a Israel y a negociar con sus autoridades, para crear el Estado palestino y vivir en paz ambos Estados.
Esta Internacional Fundamentalista no proclama la paz y armonía entre israelíes y palestinos. Dice apoyar la creación del Estado palestino, pero no respeta el derecho de los judíos a tener el legítimo Estado de Israel. Sus metas están bien claras: borrar a Israel del Medio Oriente, y seguir avanzando posterior y simultáneamente en socavar la civilización occidental defensora de la democracia verdadera y los derechos humanos, y donde prosperan valores y conceptos de respeto a la dignidad humana.
El Fundamentalismo Marxista se agravia cuando se violan los derechos humanos.

Pero la geografía de su ideología y estrategia excluye la obligación de respetar y fomentar los derechos humanos en los países islámicos o en los autodenominados “países progresistas”, donde se violan TODOS los derechos humanos, y de las dictaduras de otro cuño, que se tornan «legítimas» cuando se proclaman de izquierda.
Su óptica selectiva silencia la condena contra Putin y sus secuaces, cuando han masacrado a pueblos enteros, por no querer someterse a su poder. ¿No les duele la flagrante violación de los derechos de dichas poblaciones, y la forma cruel en que han sido asesinados segmentos numerosos de sus sociedades? ¿O es que el pasado comunista y KGB de Putin lo viste con un manto de impunidad?
Imaginemos si toda esa energía y movilización desplegada por la Internacional Fundamentalista, se dirigiera a proclamar la paz entre árabes e Israelíes, y a promover la creación de un Estado Palestino democrático, conviviendo en paz y buenas relaciones con el Estado de Israel.

¿Esta actitud no sería más coherente con toda la fraseología, slogans y manifestaciones masivas, que dicen defender la autodeterminación de los pueblos (mientras niegan a los judíos su derecho a la misma), la defensa de los derechos humanos (que sistemáticamente violan varios de los países que integran esta Internacional Fundamentalista), y su tan reiterada defensa de la paz (que no les interesa cuando se trata que árabes y judíos vivan en paz en Medio Oriente). La humanidad saldría ganando, y se contribuiría a generar una era de convivencia en lugar de confrontación.
En lugar de ello, prefieren apoyar al terrorismo, sembrar el odio contra los judíos y el Estado de Israel, y pretenden que los terroristas palestinos puedan atacar impunemente a Israel y que Israel no se defiendan.
Sólo pensar en el eje «progresista» Chavez – Ajmadinejad (incrementado por Evo, el boliviano), y todos sus secuaces en el mundo, despierta la preocupación no sólo por el destino y la suerte de Israel, sino de Occidente como civilización. Muchos líderes islámicos lo dicen desembozadamente, mientras el déspota venezolano utiliza otra terminología, aunque sus designios son coincidentes con la estrategia islámica, a la cual ayuda a penetrar en América Latina.

Por ello quiere perpetuarse en el poder y seguir liderando con todos los recursos y medios, esta peligrosa ingerencia de la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista en América Latina.
Israel está determinado a vivir y a defenderse. No está dispuesto a aceptar pasivamente que se cumplan los designios del tirano iraní (acompañado por otros líderes de la Internacional Fundamentalista) de borrar a Israel y a sus judíos del mapa.

¡Cómo les cuesta entender que Israel y el pueblo judío no permitirán otro Holocausto! Los judíos de hoy no están dispuestos a dejar su destino en otras manos que no sean las propias.

¡HAN APRENDIDO DE LA HISTORIA!

Y las propias Naciones Unidas, tan sensibles a condenar a Israel, deberían hacer algo para defender a este pequeño país que ellas mismas contribuyeron legítimamente a fundar, y deberían condenar y sancionar a Irán por amenazar desde dentro de las propias Naciones Unidas, la existencia misma del Estado de Israel.
Pero Occidente y sus democracias no pueden ser indiferentes ante el problema de Israel. Ya Occidente se dejó seducir por el palabrerío de Hitler, y tuvo que pagar más tarde un precio terrible. Occidente debe aprender A TIEMPO, que debe tomar en serio las amenazas y acciones destinadas a socavar su propia existencia. Muchos países occidentales ya tienen dentro suyo a las quinta columnas integrantes de la Internacional Fundamentalista Islámico-Marxista, que mientras gritan y actúan contra Israel, están también demostrando que están preparando el momento de apoderarse de Occidente, para imponerle sus retrógrados regímenes.

¿Habrá aprendido Occidente su propia historia?

El Secreto de una Familia «la Familia Rothschild»

¿Quién no ha escuchado hablar alguna vez de la ilustre familia Rothschild, célebre tanto por su inmensa fortuna como por sus buenas obras?

Su fundador fue Meyer-Anschel Rothschild, nacido en Frankfurt, hace más de doscientos años, pertenecía a una familia que se distinguía por su religiosidad. Su padre, Moisés Rothschild, que falleció un año después del Bar Mitzvá de Meyer-Anschel, quería que su hijo fuese Rabino. En lugar de ello, fue uno de los banqueros más famosos del mundo, lo que no le impidió seguir cumpliendo la Torá en la forma más estricta. ¿Cómo es que este joven huérfano, nacido en el ghetto de Frankfurt, reunió una fortuna tan extraordinaria? He aquí la historia, en la que fue protagonista principal Moisés Rothschild.

En la pequeña ciudada de Galitzia llamada Tchorkow, la comunidad judía eligió un día, como máximo dirigente espiritual, a un rabino conocido a la vez por su gran piedad y por su vasta erudición. Su nombre era Tzvi Hurwitz, pero cariñosamente lo llamaban Rab Herschele Tchorkower.

Considerado por todos como un Tzadik, numerosos habitantes venían a pedirle un consejo o una bendición. Estaba siempre dispuesto a ayudar al prójimo y especialmente a las viudas y necesitados, para los cuales realizaba colectas especiales. Como inspiraba una confianza total, todo aquél que deseaba efectuar una donación, no encontraba nada mejor que hacerla por medio del santo Rabino.

Es comprensible que una persona con tantas responsabilidades, necesitase un ayudante, este cargo lo tenía el joven Moisés Rothschild. El sueldo no era particularmente elevado, pero Moisés era feliz por poder estar cerca del Tzadik. Desempeñó sus tareas con gran entusiasmo y en poco tiempo ganó la confianza de todos y fue considerado como un miembro de la familia.

Pero llegó el tiempo en que Moisés deseó fundar su propio hogar. Se casó con una joven judía de Sniatyn y se estableció allí donde su suegro, y lo ayudó a instalar un pequeño negocio.

Un tiempo después, el día antes de Pésaj (Pascua hebrea), durante Bedikat Jametz (búsqueda de productos prohibidos en Pésaj), Rab Herchele Tchorkow descubrió que le habían robado una bolsa con quinientas golden (moneda del lugar), del cajón de su escritorio. La suma era considerable y cons-tituía el ahorro de personas no pudientes que, con gran esfuerzo habían logrado reunir algún dinero y se lo habían confiado al Rabino.

¿Qué podía hacer? La suma era demasiado grande para reembolsarla, pero su pena era aún mayor al pensar que alguien de su propia casa pudo realizar una acción tan reprensible. Además, había un detalle, lamentable por su presición, que lo atormentaba: sólo una persona, además de él, conocía la existencia de la bolsa en el cajón del escritorio: era Moisés Rothschild. El Rabino había depositado en él toda su confianza y no hubiera soñado siquiera una acción tan baja de su parte. De todas maneras, era necesario rendirse ante la evidencia. ¿Era posible que Moisés, ante gastos tan urgentes para formar su nuevo hogar, hubiese tomado el dinero a título de préstamo? El muchacho era honesto; seguramente devolvería el dinero lo antes posible.

Después de llegar a este razonamiento, que era el único posible, el Rabino decidió no contar nada a nadie. No había que causar daño en la colectividad, y menos aún acusar a nadie de robo. Pensaba hablar con Moisés y aclarar el asunto con él sin que nadie se enterase. Por lo tanto, al tercer día de Pésaj, alquiló un carro a caballos y fue a Sniatyn para ver a su ex-ayudante. Su partida no sorprendió a nadie en la colectividad. El Rabino acostumbraba realizar pequeños viajes. Pero quien se sorprendió fue Moisés, al verlo entrar de manera tan inesperada, en su modesto negocio.

Cuando ambos estuvieron solos, el Rabino con mucho cuidado, relató a Moisés el motivo de su visita. Le dijo cómo había descubierto la desaparición de la bolsa, asegurándole que ni paso por su mente la idea de robo.

¿Acaso Moisés, apremiado por la necesidad, había querido tomar prestado el dinero por cierto tiempo? Ciertamente, aún con esta intención, tal gesto era contrario a las leyes; pero suele suceder que el ser humano ceda a la tentación. De todos modos, si reparaba su falta, podía estar seguro de que D’s lo perdonaría. El Rabino también estaba dispuesto a perdonarlo. Además Moisés podía contar con su entera discreción: nadie se enteraría jamás de lo sucedido. El Rabino concluyó diciendo que si esa suma le hubiese pertenecido, no habría tratado de recuperarla. Pero aquel dinero era propiedad de viudas, huérfanos y gente pobre, cuya vida misma, de él dependía.

A medida que el Rabino hablaba, Moisés empalidecía y su mirada se llenaba de inmensa tristeza. De pronto no pudo contener sus lágrimas: seguramente ya lo atormentaba el remordimiento. Al menos, el Rabino lo interpretaba así y esto acrecentó su estima por Moisés.

Este, no trató de negar nada; permaneció en silencio, sin defenderse. Instantes después abrió su caja, vaciándo su contenido; lo contó y se lo entregó al Rabino sin una palabra. Luego le pidió que esperase un momento pues iría a ver con qué completar la suma.

Pasó un rato. Cuando Moisés regresó, la misma angustia alteraba sus rasgos. Le dijo al Rabino que, a pesar de sus esfuerzos, no llegó a reunir más que la mitad de la suma. Pero si el Rabino tendría paciencia, se comprometía a completar escrupulosamente la otra mitad, con pagos sucesivos.

El Rabino se sentía feliz del cariz que tomaban los sucesos. Siempre había pensado que Moisés era un muchacho bueno y honesto. Su actitud en la presente situación, lo confirmaba. Además ¡qué alivio saber que los pobres huérfanos y las viudas no sufriran ningún perjuicio! Tenía la certeza que Moisés cumpliría la promesa.

En efecto, fiel a la palabra dada, sin que jamás hubiese que recordárselo, el jóven envió regularmente a Rabbí Herschele, pequeñas sumas de dinero hasta completar los quinientos golden. Este último hallaba por fin, la paz que aquel grave accidente había turbado. En su mente, ese asunto sólo quedaría en el recuerdo; y si alguna vez pensaba en ello, sería sólo para admirar la dignidad y bondad con las cuales podía actuar un simple joven como Moisés, quien con tanta abnegación había reparado una falta cometida en un mal momento.

Cierto día en que Rabbí Herschele estaba profundamente sumido en el estudio, llegó a su casa un mensajero que venía de parte del Jefe de Policía de la ciudad. Este último, disculpándose por molestar al Rabino, le informó que desea verlo por un asunto urgente y que un coche lo esperaba en la puerta para conducirlo.

El Rabino no tenía la menor idea del motivo del llamado; se encomendó a D’s, esperando que ningún peligro amenazara a la colectividad y se apresuró a acompañar al mensajero.

El jefe de policía lo recibió amistosamente y le preguntó si en el último tiempo, no le habían robado nada en su casa.

Rabbí Herschele le respondió que si refería a cierta suma que se la había desaparecido, en la actualidad ya la había recuperado. Ante estas palabras, el jefe de la Policía pareció muy sorprendido y le pidió que le contase lo sucedido.

-«Si Ud. me promete no emprender ninguna acción contra un inocente que, además, ya reparó su falta, le contaré todo», respondió Rabbí Herschele.

El jefe de la policía se lo prometió. El Rabino le dio los detalles que deseaba sin omitir uno solo.

-«¡Uds. los judíos, son verdaderamente extraordinarios! ¡Jamás en mi vida oí cosa semejante!», exclamó lleno de admiración el jefe de Policía.

Después de decir esto, abrió un cajón del escritorio, y sacando una bolsa, preguntó: «Sr. Rabino: ¿reconoce esto?».

Esta vez el sorprendido fue Rabbí Herschele. ¡Era su bolsa, la misma que había desaparecido en víspera de Pésaj!

El jefe de Policía se alegró del efecto causado. Esperó unos instantes. Luego llamó y cuando apareció un subordinado, le dijo: «¡Tráelos!». El policía regresó rápidamente con una mujer y un hombre con las manos esposadas.

-«¿Los conoce Ud.?», preguntó el jefe de Policía al Rabino. -«¡No!», respondió este último cada vez más intrigado. -«Absorbido por los libros, como Ud. está siempre, no se fijó en la cara de la doméstica que limpia su casa. Pero poco importa que la reconozca o no, pues ya confesó todo».

Y luego de ordenar que se llevaran a la pareja, el jefe de Policía relató al Rabino su historia, la verdadera. Días antes de Pésaj, la mucama había hecho una gran limpieza en la casa y encontró la bolsa que Rabbí Herschele guardaba en el cajón de su escritorio; la escondió y luego se la llevó a su casa en las afueras, donde vivía con su marido.

Ambos decidieron enterrar el botín en el granero, para que no despertara sospechas. Pero el marido, era un ebrio consuetudinario, y no pudo resistir la tentación de sacar algo para satifacer su pasión. Así es que tomó una moneda y se fue a la hostería. Cuando el posadero le preguntó cómo había obtenido aquella moneda de plata, le contestó que la había encontrado. Pero al día siguiente volvió con otra moneda, y lo mismo hizo al día siguiente. Entonces el posadero empezó a sospechar y advirtió a la policía.

El hombre fue detenido y negó todo; pero algunos latigazos lo hicieron confesar. La bolsa fue encontrada casi intacta, ya que no faltaban más que las tres monedas gastadas en la hostería.

-«Es suya, llévesela», dijo el jefe de policía al Rabino. Este sonreía; su satisfacción era enorme. Sin embargo no dejaba de estar intrigadopor la conducta de Moisés que no sólo no se había defendido al aparecer como sospechoso, sino que hasta había pagado, por un robo cometido por otro.

El Rabino se fue con el corazón desbordante de alegría y se apresuró a visitar a Moisés.

-Reb Moshé,- le dijo luego de haberlo saludado- espero que quieras perdonarme». «¿Por qué – le preguntó con los ojos llenos de lágrimas -No me dijiste que no habías tomado el dinero?»

Su colaborador le respondió que la posible desdicha de los pobres huérfanos unida a las angustia del Rabino, lo habían conmovido profundamente. Si hubiera dicho la verdad negando ser el autor del robo, el Rabino no hubiera aceptado su ayuda pues la hubiera considerado un sacrificio demasiado grande. En efecto lo fue, pues debió empeñar todo lo que poseía para poder reunir la suma que le entregó al Rabino el primer día; además debió economizar moneda sobre moneda para formar el resto. Pero aquel sacrificio era necesario, pues sabía que Rabbí Herschele no podría reunir aquella suma.

El Rab estrechó a Moisés en sus brazos y le dió su bendición, pidiendo a D’s que le diese una gran fortuna para que siempre pudiese ayudar a los pobres necesitados.

-«Aquí está la suma que tan generosamente pagaste de tu bolsillo. Vuelve a Frankfurt donde tendrás mejor ocación de hacer buenos negocios y cumplir buenas acciones. Que D’s esté contigo, con tus hijos y con los hijos de tus hijos en todas las generaciones futuras».

La bendición de Rabbí Herschele Tchorcower no fue dada en vano. Moisés Rothschild fue un gran comerciante en Frankfurt, dedicándose también a operaciones de cambio muy ventajosas. Su hijo Meyer-Anschel Rothschild tuvo aún más éxito que él. Sus cinco hijos, que se establecieron, cada uno en otra capital de Europa, ayudaron a acrecentarla.

La fortuna creada por Moisés creció y se multiplicó de generación en generación. Un nieto de Moisés, el barón Edmond de Rotschild, que encabezaba la casa Rotschild y vivía en Francia, se distinguió particularmente por su acción en favor de sus correligionarios, ayudándolos por todos los medios posibles, lo que le valió el apodo de «HaNadib HaYadú’a» (el Ilustre Benefactor). Su vida fue larga. Murió en París (en 1934) a los noventa años de edad.

Es de gran merito hacer obras de Justicia social “Tzedaka” este es un relato que hace tiempo lo lei y me gusto, la nobleza y el sacrificio siempre son bien recompensados cuando se hacen en pro de la Justicia verdadera.

Referencias

http://www.masuah.org/cuento%20el_secreto_de_una_familia.htm

Algunas reflexiones necesarias

Cuando nuestro cerebro interpreta que estamos bajo situaciones de peligro (reales o en fantasía) toma el mando la parte trasera del cerebro, el llamado sistema límbico, que controla nuestras emociones.
La amígdala como parte de nuestro sistema límbico activa la corteza adrenal, de modo que hay una salida de epinefrina y norepinefrina que permite generar una reacción que nos prepara para la lucha o para la huida: activación cardíaca, activación de toda una cantidad de adaptaciones, que es lo que ha descripto Selye.
Al mismo tiempo hay salida de glucocorticoides que van a tratar de
compensar el impacto que se está generando en esta situación de estrés. Nuestro sistema cerebral nos prepara para la huida, en tanto que nos alista para cuidarnos en caso de ser atacados y heridos.

Ahora bien, paradójicamente, frente a temáticas poco importantes para nuestro sistema de valores cotidiano (cuestiones aburridas), ocurre un proceso similar.
También es el sistema límbico el que toma el control de nuestras acciones.

Resumamos.
Tanto lo más urgente para nuestra supervivencia como lo sentido como menos importante para nuestra vida se procesa en el mismo lugar del cerebro.

Por supuesto que tener un mecanismo defensivo automático que se dispara en situaciones reales de peligro es un gran beneficio para preservar la vida e integridad. Cuando no hay tiempo para investigar, analizar, cotejar, meditar, escoger, cuando el peligro se cierne y está a instantes de provocar un resultado fatal, es imprescindible que se ejecute este sistema de protección irracional, dominado por el sistema límbico.
También es necesario en las cuestiones poco llamativas, encapsuladas en el devenir cotidiano, pues no malgastamos inútilmente recursos superiores para cuestiones simples y «aburridas».

Pero, como suele ocurrir, en la ventaja está la pérdida, pues, en ocasiones cuando más necesitaríamos de nuestro pensamiento crítico, de la racionalidad, de la dimensión intelectual, no podemos utilizarlo
por cuestiones adaptativas.
La zona límbica es la que «piensa» y «decide» por nosotros.
El sitema límbico que ha sido nuestra principal área de «pensamiento» durante mucho más tiempo que el lóbulo frontal se rige por la emoción y la Unidad de Ganancia a corto plazo.
La Unidad de Ganancia a corto plazo sesga y elimina la posibilidad de ampliar el marco de perspectiva en la toma de determinaciones tanto políticas, religiosas como de otros órdenes de nuestra vida cotidiana.

Esta instancia en la percepción emocional es la que nos lleva a elegir
aquello que primero nos satisfaga, sin pensar en consecuencias
posteriores. Escoge el placer inmediato a costas de un futuro incierto.
El sistema de clientelismo político tiene su base biológica en esta cuestión: La Unidad de Ganancia a corto plazo.
La ciega adhesión por fe a creencias estrafalarias también.

El plano emocional domina en cuestiones de suma importancia, pero que son catalogadas como irrelevantes por el cerebro.
En lugar de comandar el plano intelectual, a las órdenes del plano espiritual, se concentra la acción bajo el liderazgo pobre y cortoplacista del plano emocional.
El niño pequeño que vive en nuestro sistema límbico, nuestro ser primitivo, ese resabio de humanidad sin refinación espiritual, se encarga de buscar el dulce, la respuesta cómoda, la caricia rápida, la vagancia azucarada, en lugar del rigor de los que emprenden una tarea enorme por crecer y alcanzar la trascendencia.

Esta realidad no es patrimonio de la masa ignorante, pobre, inculta, adiestrada en la fe hacia falsos dioses, sino que implica a todos los humanos. En tanto su vida se traduzca en una búsqueda ciega de placer, o de huida de los miedos básicos que nos aquejan.

Así pues, la comprensión del mundo que nos rodea no está relacionada directamente con el nivel de instrucción, sino primeramente con la capacidad para canalizar el miedo y referir el placer.
Aunque el papel fundamental de la educación es despertar y facilitar la utilización del sistema de valoración límbico y del pensamiento crítico, únicas barreras lógicas al impulso biológico de la Unidad de Ganancia a corto plazo.

Así pues, como hemos enseñado en otras ocasiones, la opinión de la persona vale tanto como su conocimiento sobre la temática acerca de la que opina más su equilibrio emocional.