De niños creo que no hubo ninguno de nosotros que alguna vez no jugara con sus primos o amigos de súper héroes. Superman, Batman, Spiderman, Hulk, Mujer maravilla, Flash, etc.
Todos soñábamos con esos súper poderes y salvar una y otra vez al mundo de las garras de los enemigos del planeta.
Pero ahora como adulto, regresando a esos momentos y soñando nuevamente te pregunto:
¿Si te concedieran un súper poder, cual te gustaría?
Súper Fuerza, Invisibilidad, Rayos X, leer las mentes o tal vez volar. Lindo no, pero que tan largo esta un ser humano de tener esas cualidades.
La biblia nos habla de Sansón, un hombre con una fuerza sobre natural, o Eliezer (sirviente de Abraham) que poseía la fuerza de 300 hombres, y de Naftalí (hijo de Iaakov) se dice que su velocidad era tan extrema que recorrió todo Egipto en segundos para decirle a Iehuda de cuantos distritos se componía; el mismo Iehuda tenía una voz que su grito alcanzaba 1600 km de distancia. O tenemos el caso de los profetas, que podían ver el futuro no solo de la nación sino el de cada persona que se les acercaba. También de los grandes maestros del Talmud, que para aportar conocimientos a sus páginas uno de los requisitos era el de resucitar un muerto. Y otros santos rabinos que dominaban fácilmente las fuerzas de la naturaleza, los elementos y hasta la materia pudiendo crear seres de barro y darles vida.
Y lo impresionante de todo esto es que estos no son personajes de fantasía, eran seres humanos que tuvieron niñez, que tenían hambre, dormían etc. Eso sí, eran personas extraordinarias, reales, es cierto, pero dedicadas a un solo motivo, hacer la voluntad de su Creador, llevando una vida de total auto sacrificio.
¿Pero existe algo en común entre Moshe y Supeman, Batman y Abraham, Spiderman y el Maharal de Praga? Sí, todos estos personajes ficticios y reales reconocieron desde su inicio que sus talentos y habilidades los obligaba a servir más allá de su auto interés.
Siempre con un gran poder viene una gran responsabilidad, tanto así que hasta los grandes hombres pensaron en algún momento no ser merecedores de esos poderes. Moshe no se sentía suficientemente merecedor de convertirse en el libertador del pueblo; el profeta jeremías reclama ser muy joven e inexperto para reprender al pueblo, Abraham se llamaba el mismo polvo y ceniza. Pero aun así cada uno tomó su responsabilidad se levantó y logró lo que el creador quería de ellos.
Pero nosotros, podemos tener de alguna forma obtener un súper poder. Mi maestro me ha enseñado que al rezar a diario el hombre debe pedir por sabiduría para diferenciar entre el bien y el mal, perdón, superar nuestros problemas, salud, guía y por la venida del Mashiaj. En síntesis nuestros pedidos son para fortalecer lo que necesitamos para llevar este mundo a su meta final.
Y lo curioso de todo esto es que para lograr llevar este mundo a lo que E-L quiere no se necesitan súper poderes; pedimos ser librados de enemigos, de aflicción, de un compañero malo, del instinto negativo, etc.
No pedimos por rayos x, súper velocidad o mutaciones especiales; pedimos simplemente por fuerza interna y protección Divina para gobernar nuestra vida y para poder valorar que cada día es importante.
Que el simple hecho de tener una chispa del Todopoderoso que nos guía en cada paso nos hace súper héroes.
Y si día a día nos levantamos para luchar contra la ignorancia, la idolatría, la religión, el odio, el miedo, etc. Somos y seguiremos siendo héroes, sin súper poderes por el momento. Pero cuando nos demos cuenta del verdadero potencial que nos pusieron, será cuestión de tiempo para desarrollar súper poderes, así que agradece a D-is, ya eres un super héroe.