Archivo de la categoría: divinidad

Una Joyita!!!

Todo amor que depende de una causa, cuando la causa desaparece el amor cesa. Si, en cambio, no depende causa alguna, nunca cesará.

Cual es un amor que depende de una causa determinada? El amor de Amnón y Tamar. (2 Samuel 13:1 y ss)

Y el que no depende de causa alguna? El amor de David y Ionantán.                    (1 Samuel 18:1 / 20:17 / 2 Samuel 1:26)

Comentario del Rebe de Lubavitch

En un comienzo es posible que el amor a Di-s sea dependiente de una causa externa, las bendiciones de Di-s, recompensas, etc, pero aunque la relacion hombre-Di-s se inicie por interes, por un factor externo, nutriendo el amor puede llegarse a un «amor esencial», un amor sincero por la Divinidad en si, no dependiente de factor externo alguno.

Lo que el Alma necesita

El ser humano,  nace con una inclinacion innata hacia lo desconocido, lo oculto, lo mistico, la kabalá llama a esa inclinacion, «chispa Divina» dentro del alma humana, que hace justamente que tengamos ese «apetito» por la espiritualidad…

La gente busca, explora, y lamentablemente se invlocra en creencias, formas y estilos de vida, por que necesita, de alguna manera saciar ese «vacio» que solo ocupa Bore olam…

Enseña el Tania (obra cumbre del fundador del movimiento judio JABAD, Shneur Zalman), que una persona cuando no encuentra placer o gratificacion espiritual, recurre a los placeres fisicos, suplantando el lugar que unicamente le corresponde a la Divinidad, B»H, como es sabido… sin exito.
Por otro lado, tambien se enseña que; (pirke avot) «un pecado, conduce a otro pecado». Cuando una persona suplanta ese lugar con placeres fisicos (no necesariamente, pero si en un gran porcentaje peca contra Hashem), de manera que en vez de conseguir la anhelada paz y libertad, se vuelve esclavo y perturbado. Al hablar de placer fisico, no solo se habla de sexo, tambien la gula, y alguno que otro mas… estos son pasajeros, lo unico que crean son adicciones, logran dependencia, se instalan y el cuerpo se acostumbra, para luego pedir cada vez mas, llevando al pobrecito hacia la inmoralidad…
Hoy, con todo esto de la liberacion sexual, una de las adicciones mas fuertes es la pornografia, segun estudios esta afecta en su mayoria a adolescentes y jovenes, un dia un pokito, mañana otro, hasta quedar con la culebra enroscada en el cuello sin salida y con el bicho mirandote fijo… a tal punto es, que de tan podrido… se vuelven pedofilicos y zoofilicos…
En fin… esto es real, pasa hoy, esta pasando ahora, en miles de personas que no le encuentran sentido a la vida, que vivien por inercia, que viven por que estan vivos, tienen hijos pero no los disfrutan, tienen trabajos pero no lo gozan, tienen dinero pero no los sacia…
Muchos son los que buscando saciar el hambre, buscan falsas deidades, se postran ante imagenes, se crean sus propios dioses, matan a un carpintero y despues lo adoran…  inventan demonios y diablos para luego echarle la culpa de su inmoralidad y perversion… y un sin fin de metodos y formas de lograr la plenitud del alma, Alcoholismo, drogadiccion, bulimia, cristianismo, anorexia, magias, ocultismo, mesianismo,  etc… como dije antes… sin exito.  Lo falso es falso aunque este acompañada de verdad.
La Tora tiene la respuesta para todo, «…No esta lejos, en tu mente, en tu corazon, para que la hagas…» (Devarim 30:14), ella explora cada recoveco del alma humana, sanandola, dandole vitalidad siempre y unicamente por medio de los preceptos, como versa un versiculo; «Lampara de Hashem es el alma del hombre», y el aceite de dicha lampara son los preceptos…
Esta dicho; «…Comeras y te saciaras, y bendeciras a Hashem tu Elokim…»
Esta claro??? una vida a pleno, hasta saciarnos de todo lo bueno, Bendito sea Hashem.
Andres Cabrera, desde Argentina.

Falsedades del Nuevo Testamento

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¿Lineal o no-lineal? Parte 1


Existe una diferencia sustancial entre bravura y fuerza. Mientras la fuerza es expresión de poder físico, la bravura es el producto de una capacidad espiritual determinada.
Por lo tanto, la fuerza puede ser medida cuantitativamente, y ser patrimonio de muchos; en tanto la bravura, el heroísmo, constituye el privilegio de una minoría selecta… La rebelión de los Macabeos que dio origen a la festividad de Jánuca fue una lucha entre la fuerza y la bravura, o lo que es lo mismo, entre el poder y el espíritu.
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Quiz 6 – Conocimiento noájida

Ponga a prueba su conocimiento de las cuestiones noájicas. En este sencillo test podrá responder, aprender, divertirse. Venga lo animamos a compartir con nosotros este momento.

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Resp. 154 – Cuidado con falsos dioses y ciertos «maestros»

Estimado More. buen día le saludo una vez más, tengo una pregunta un tanto intrigante para mi
1- ¿Qué tan cierto es que la Torah permite a los gentiles creer en otras cosas?
2- Le comento, hable con un judio y me dio esta referencia de la Torah
«o no sea que alces tus ojos a los cielos y veas el sol, y la luna, y las estrellas, con todo el ejército de los cielos, y seas impulsado a postrarte ante ellos y darles culto; cosas que el Eterno, tu Dios, destinó para alumbrar a todos los pueblos que hay» (Devarim / Deuteronomio 4:19)
Él me dijo que según este versiculo, al gentil le está permitido creer un sin fin de cosas, ¿será esto posible a la luz de éste versiculo?
Saludos Cordiales
Miguel de León

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Dioses a la imagen de sus seguidores


    Te pido que mires esta imagen y digas qué es lo que ves. Seguir leyendo Dioses a la imagen de sus seguidores

Los hijos de Noaj

Está testimoniado:

«Los hijos de Noaj [Noé] que salieron del arca fueron: Shem [Sem], Cam y Jafet, Cam fue el padre de Canaán.«
(Bereshit / Génesis 9:18)

Cada uno de estos descendientes, hijos y nieto, representan una faceta del individuo y de la sociedad.

Shem representa la espiritualidad, la búsqueda del Eterno por medio de la Buena Senda. Es decir, el conocimiento de las porciones aptas de Torá y el adecuado cumplimiento de los mandamientos que el Eterno te ha impuesto.
Es el puente que une lo humano con lo trascendente.
Es la esencia pura e inalterable que nos da vida.
Es la Luz de nuestro ser, nuestra identidad y nuestra posteridad.

Iafet es símbolo de intelectualidad, de razonamiento, de belleza, de progreso científico, de una chispa de creatividad y una pizca de ingenio.
Es el pensador que indaga para encontrar sendas provechosas y productivas, que beneficien a la persona y al individuo; aunque ignora la Buena Senda (quizás porque no la percibe, o quizás porque no la toma en cuenta).
Pero también representa la frialdad, el pensamiento desprovisto de corazón, la severidad, el juzgamiento, el orgullo, la jactancia, el feroz apego a las reglas, la obsesión, los planes por sobre las personas, los fines que son justificados por los medios.

Jam es sinónimo de voluptuosidad, de deseos, de pasiones, de sentimientos, de desborde, de energía anímica, de actividad, de explosión.
Es el que anhela el encuentro con el Padre celestial sin mediación, sin reflexión, sin ceremonias, sino tan sólo con un dejarse fundir con la divinidad.
Pero también es la acción salvaje y sin sentido, la superstición, el egoísmo, la esclavitud a las adicciones, el aferrarse a las propias pasiones, el hambre de poder por sobre otros, la negación de los derechos ajenos, la rebelión alocada en contra del Eterno.

Canaan representa el materialismo, el afán por acopiar, por poseer.
Es el que no busca al Eterno en modo alguno.
Es el que se ríe del dolor ajeno, el que destruye por el placer de destruir, el que quebranta por el gozo de oír la rotura, el que ataca sin piedad ni motivo.
Es la furia desatada, vacía de cualquier objetivo, sino tan solo por expresar furia, romper, pisotear, demoler, arrasar, violentar, atemorizar.

Todos estos son hijos de Noaj, los primeros noájidas.
¡Cuántas cosas podemos aprender de estas figuras!

Por ejemplo, ¿cómo encauzan correcta y constructivamente los Siete Mandamientos Universales estos paradigmas?

Te propongo que dialoguemos al respecto…

Cuatro niveles de sincero arrepentimiento

Es importante tener presente que hay muchas cosas que aprender y mucho que andar y compartir en la vida que el Señor nuestro Dios nos da en este mundo, por ello doy gracias primeramente al Eterno por la sabiduría y sencillez que ha puesto en las enseñanzas del More Yehuda Ribco quien con esa pluma sencilla trae a nuestras vidas la enseñanza de un camino al cual Hashem nos llama a andar como Justos, por ello pido al Eterno grandes bendiciones que multipliquen la sabiduría para tratar cada asunto de la vida que comparte con todos aquellos que hemos visto la Luz del Eterno a través de sus enseñanzas, Publicado con autorización del More Yehuda Ribco

II.- CUATRO NIVELES DE SINCERO ARREPENTIMIENTO
GENESIS 44:23
Lic. Yehuda Ribco Shabbat: Tevet 7, 5766; 6/1/06
Un comentario a la Parashá Vaigash
Esencia y máscaras
En la parashá de esta semana, los hermanos, más específicamente Yehudá el líder, recuerdan que Iosef, en su personificación del mandamás egipcio, había dicho:
«‘…Si vuestro hermano menor no viene con vosotros, no veréis más mi cara…'» (Bereshit / Génesis 44:23)
En cierta manera, estas palabras eran su reto, su prueba hacia los hermanos.
Pues, ellos debían demostrar que existía el tal hermano menor que ellos habían mencionado, pero que estaba ausente. Además, debían exhibir que eran capaces de viajar con suficiente armonía como para traerlo en paz hasta Egipto. Que habían cambiado y que ya no eran los hermanos pendencieros y envidiosos que lo habían lanzado a él al oscuro pozo y a la dura esclavitud.
Además, era también una manera para poder reconocer que el padre y el hermano menor confiaban lo suficiente en ellos como para admitir este viaje en conjunto. Pues, si padre o hermano menor desconfiaban de la honorabilidad de los hermanos, difícilmente el hermanito viajaría con ellos.
En cierta manera, la frase que citamos era también algo así como su amenaza hacia los hermanos. Pues de no traer al hermano, no habría realmente comida.
Además, ellos estarían demostrando que no eran dignos de confianza, pues decían algo y luego no lo cumplían. Y además, era la clara amenaza de que terminarían en prisión de por vida, o algo peor, si aparecían nuevamente en Egipto sin Benjamín.
Pero, en cierta manera este enunciado de Iosef era también una profunda enseñanza hacia sus hermanos (y de paso para nosotros). Tal como si les estuviera diciendo:
Ustedes que no supieron comportarse correctamente con el hermano menor en el pasado, tienen ahora la oportunidad de redimirse mediante la teshuvá -el sincero arrepentimiento-. Pueden revivir aquella situación, y tomar ahora una decisión errónea como antaño, o una acertada que cambiará para siempre sus vidas.
Si escogen bien, se limpiarán de una enorme carga, de mucho resentimiento y dolor.
La decisión depende exclusivamente de ustedes, son ustedes los que escogerán si me volverán a ver como hombres íntegros o si continuarán cargando su pesada culpa de por vida.
Cuando dijo «…no volveréis a ver mi rostro…», la idea era que eventualmente volverían a ver al príncipe egipcio, que era la careta más imponente que ocultaba la verdadera personalidad de Iosef; pero, para volver a ver a Iosef el hermano, al Yo Auténtico, ellos debían hacer teshuvá, y ese era el mensaje oculto de la frase.
Y he aquí una gran enseñanza para nosotros. Si nos concentramos en lo esencial y hacemos lo correcto para obtener bendiciones de paz, la serenidad insuflará vida a en nuestras vidas. Si nos enfocamos en nuestro Yo Esencial o Auténtico para comunicarnos con el Yo Auténtico del prójimo, sin dejarnos engañar por los Yoes Vividos1, por las caretas que nos ponemos por miedo, entonces lograremos un enlace vital que nos fortalece. Si hacemos que nuestro hermano menor, aquel que no está contaminado por los valores pasajeros, por las modas, por los adoctrinamientos, ese hermano menor que permanece casto y puro, si hacemos que él vaya con nosotros, que se manifieste, entonces podremos hallar el verdadero rostro de nosotros y de nuestro semejante.
Es un hecho que todos cargamos con algún resentimiento, más o menos profundo, más o menos consciente, más o menos activo y perjudicial. Desde incluso antes de nacer nos van depositando sentimientos, ideales, sueños, agresiones, libretos que no son nuestros, pero que se van convirtiendo en una máscara que encubre nuestra auténtica identidad. Nos vamos familiarizando con las máscaras de aquellos que nos rodean y vamos por la vida creyendo que las máscaras que presentamos son nuestra identidad. ¡Pero ciertamente que esto no es así! Nuestra identidad esencial no se ve disminuida o crece con los influjos externos, es un núcleo estable y permanente (incluso nos sobrevive luego de la muerte a Este Mundo). Pero tristemente la mayoría vivimos una vida de engaños, voluntarios pero en general involuntarios, y provocados por enfocarnos en las máscaras en vez de en la identidad esencial. Como esas máscaras nacen a partir de las máscaras de los otros, nuestros sentimientos de los sentimientos de otros, nuestros pensamientos negativos de pensamientos negativos de otros, etc., debemos hacer un profundo proceso de reparación, de teshuvá, para retornar a nuestra esencia y de esa manera hacer nuestra parte para redimir al mundo.
«Teshuvá», en el contexto de valores y ética se traduce generalmente como «arrepentimiento». También puede ser entendida como «respuesta» o como «reparación».
Todas estas acepciones que de cierta manera ya hemos usado hasta ahora, pero de hecho, la traducción literal es «retorno». ¿A qué o quién retorna el que retorna, el que hace teshuvá? Pues, retorna a su auténtica identidad, a su Yo Esencial, a la chispa de divinidad que nos da vida. Retornando, reencontrando cada uno de nosotros nuestro Yo Esencial, estamos también encontrando el camino para cumplir cabalmente el mandamiento que nos dice:
“… [Haz de saber que] Yo soy, el Eterno tu Elokim que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud…» (Shemot / Éxodo 20:2)
En nosotros está continuar liberarnos o seguir siendo los esclavos del sentimiento adverso, y así ir por la vida como un derrotado, que no está libre para gozar y crecer. Padeciendo esclavitud emocional, mental y espiritual, que nos llevará a in-cumplir de cierta manera el precepto que nos ordena:
«…No tendrás dioses [poderes] ajenos delante de Mí…» (Shemot / Éxodo 20:3)
¿Cómo es esto? Pues, el que está esclavo de «poderes ajenos», que es adicto a todo tipo de dependencias (personas, cultos tóxicos, Jesús, drogas, Internet, fama, dinero, etc.), está ante-poniendo su «droga» al Eterno. Por ejemplo, el ambicioso que está fervientemente detrás de la adquisición de dinero, ¿acaso es íntegro de corazón y acciones para con el Eterno? Quizás sea una buena persona, excelente ser humano y hasta alma caritativa, pero si su fervor está puesto en el dinero, está esclavo de su dependencia. Tal como este esclavo, son todos los otros que dependen (en un sentido profundo y existencial) de valores, objetos o personas que no son el Eterno.
Aprendamos entonces que está en nosotros el optar por dejar el pesado pero conocido camino del dolor, para comenzar el del retorno, y posterior crecimiento.
Aprendamos a vivir menos nuestras máscaras, y menos a juzgar las máscaras de nuestro prójimo, para poder re-encontrarnos un poco más con el prójimo verdadero y con nuestro Yo verdadero.
Para lograrlo, primero debemos hacer caso al salmista:
«…Apártate del mal y haz el bien…» (Tehilim / Salmos 37:27)
Cuatro son los niveles para comprender este profundo consejo, tal como cuatro son las etapas para desarrollar este versículo a plenitud en nuestras vidas4:
En nuestro interior así como en el mundo, el mal está mezclado y confundido con el bien. Recordemos que el fruto del árbol del Conocimiento se llamaba «del bien y del mal» (Bereshit / Génesis 2:9), es decir, de ambos confundidos en un sólo elemento. Si hubiera sido solamente fruto para conocer el mal, el Eterno no se habría avergonzado de mencionarlo así… Siendo que la luz y la oscuridad se funden en un abrazo caótico (Bereshit / Génesis 1:4), ¿cómo discernir a simple vista cuál parte del fruto es para bien y cuál no lo es?
El primer paso para crecer es darse cuenta de este hecho: a veces lo que llamamos «bueno» es tan solamente una apariencia de bien, y lo que consideramos «malo» en su esencia tampoco lo es. Cuando no podemos discernir lo que es luz de lo que es oscuridad, no hallamos oportunidades de crecimiento, estamos varados y en caos (Ieshaiá / Isaías 57:20). Por eso es imprescindible aprender a diferenciar realmente lo bueno de lo que no lo es, sin engaños, sin trampas al solitario, sin mediatintas. Saber esto, es el primer paso.

En la práctica es hacer el esfuerzo consciente para cumplir los preceptos «de no hacer» y cumplir los «harás», sin dar excusas ni justificaciones para no cumplir unos u otros.8 – 47:27
1. Por ejemplo: darte cuenta que puedes estar guardando rencor en tu corazón y que por consiguiente no estás amando realmente a tu prójimo como a ti mismo2.
2. El segundo paso es apartarse de lo negativo ANTES de proceder a hacer lo bueno. Es como tener un campo para arar y sembrar pero que está plagado de malas hierbas, que absorberán todos los nutrientes que destinemos a nuestro sembradío y no le darán oportunidad de vivir.
Así pues, en ocasiones la destrucción es imprescindible paso previo para le construcción. La crítica es indispensable para el crecimiento.
El extirpar nuestras cualidades nocivas como antesala para poblar nuestro ser de virtudes. Renunciar a pensamientos, palabras y acciones negativas que nos perjudican sin sentido y dañan sin motivo verdadero al prójimo. En la práctica es esforzarse por cumplir los preceptos de «no hacer» y complementarlos de inmediato con los «harás». Por ejemplo: no guardes rencor en tu corazón para que ADEMÁS puedas efectivamente amar a tu prójimo como a ti mismo.
3. Cuando hemos evolucionado un poco más, estamos en condición de vivir esta frase de otra manera, con más dulzura en nuestros juicios, reconociendo que no estamos libres de errores, lo que significa que si cometemos un error o pecado no por ello somos malos. Si llegamos a ser auténticos en esta vivencia, tampoco juzgaremos severamente a nuestro prójimo, y encontraremos la manera de encauzarnos y encauzarlo sin entrar en penosos conflictos o altercados personales.
Mala es la acción, no la persona que la comete (Kohelet / Predicador 7:20).
De esta manera, hacemos bien y en esta acción constructiva nos estamos apartando del mal, pues «…incluso una pequeña luz dispersa una gran oscuridad…» (Jovat HaLevavot 5:5). Al mismo tiempo, cuando actuemos bien no nos henchiremos de falso orgullo, ni nos sentiremos en falta o culposos si no alcanzamos la meta, pues sabemos que el mal siempre está presente, pero vive solamente si nosotros le damos vitalidad. Este tercer nivel no es fácilmente accesible para la persona que no ha desarrollado una personalidad centrada, humilde, pues no es común que se nos enseñe a juzgar con equilibrio ni a ser gratificadores con mesura. Pero si lo alcanzamos, el mal pensamiento, la mala palabra, la mal acción, el mal sentimiento no tendrán mucha fuerza para obstaculizarnos al hacer lo que es bueno. En la práctica es cumplir los preceptos «harás» de tal manera que ya casi no se tenga que necesitar con urgencia ciertos preceptos de los de «no hacer» (especialmente los de índole ética, en relación al prójimo). Por ejemplo: como amas a tu prójimo como a ti mismo con tanta autenticidad y vigor, entonces ya CASI ni siquiera sientes que algún rencor pueda guardarse en tu corazón.
4. Por último, el cuarto nivel es propio de una persona que alcanza a vivir como un tzadik, una persona que hace que su vida gire en torno a la justicia compasiva. Quizás no lleguemos a este nivel, pero podemos actuar algún día con el ánimo de alcanzarlo. ¿Cómo se interpreta y vive el «apartarse del mal para hacer el bien» para este nivel? Es hacer un proceso de conversión o reciclaje, para decirlo en un término moderno. En este nivel se desprende la chispa de divinidad que está en lo malo3, o se descubre la finalidad positiva. Se recicla el desecho en material productivo. Se descubre el valor de lo despreciado. Se usa el poder para el bien. Se confía en el Eterno y no en dependencias endebles que son ídolos vanos. El apartarse entonces no es un alejarse, sino un desvanecer el mal para convertirlo en bien. En este nivel la conciencia está tan limpia de juicios duros, y tan apegada al Eterno, que no ofende ni teme. Cumple con los preceptos de la Torá con integridad y vive a plenitud.
Es, sin dudas, una persona verdaderamente libre. En la práctica es cumplir y ayudar a cumplir los preceptos de «no hacer» y los «harás», porque así el Eterno lo demanda. Por ejemplo: ayudar al que te guarda rencor en su corazón a liberarse de esa carga oscura y deprimente para que ambos puedan amarse mutuamente.
Notas:
1- El Yo Esencial o Auténtico de cada uno es uno y único, una chispa de divinidad que nos forma. Los Yoes Vividos son múltiples en cada persona.
Incluso aquella persona que se aferra a una sola máscara, a un solo Yo Vivido, no deja de estar oculto detrás de diversos antifaces pero que se han amalgamado defectuosamente en uno que representa su personalidad.
2- «…No te vengarás ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Eterno…» (Vaikrá / Levítico 19:18).
3- Recordemos que el mal también es una creación del Eterno, por tanto su finalidad siempre es para bien. A veces no se puede desarrollar la chispa de divinidad en lo negativo, y permanece en oscuridad esperando ser redimida.
4- Cada una de estas etapas o niveles está como rectificación o complemento para cada una de las cuatro personalidades básicas, lea aquí para tener una idea al respecto.
Preguntas y datos para meditar y profundizar:
El Rav Elías Schwartz cuenta en uno de sus textos:
La primera vez que el tren vino a su pequeña aldea, los jasidim decidieron mostrarle a su Rebbe este avance de la civilización moderna. Mientras el Rebbe se aproximaba a la estación, divisó una larga línea negra, fría, anónima y apática de coches encadenados unos con otros. La maquina estaba al frente, fiera en su plenitud de fuego y calor. Su impetuoso humo se elevaba entre las altas nubes. De pronto, con un estruendo poderoso y una bocanada monumental de humo la locomotora comenzó a andar, y la larga línea negra de coches se movía a su paso. Los jasidim entonces preguntaron con curiosa gracias reverente a su maestro: «Rebbe, Rebbe, ¿qué opina usted de esta maravilla?». El sabio hombre hizo un gesto con sus hombros y dijo: «No es muy novedoso… ¿no les resulta familiar que haya uno fuerte y lleno de fuego interior arrastrando tras de sí a una larga fila de sujetos oscuros, fríos, dubitativos y apáticos?».

El origen de los cuatro dioses

En la famosa visión del profeta Ezequiel de la carroza celestial, presenció cuatro ángeles con cuatro diferentes rostros: de persona, de león, de águila, de toro.
Éstos seres celestiales son emisarios del Eterno, siervos fieles del Uno y Único.
Desgraciadamente fueron usados a lo largo y ancho de la historia y las culturas como focos para la idolatría.

Muchas generaciones antes, Adam, conocía a estos seres, sabía de su encumbrada posición en las huestes celestiales, y de cierta manera le trasmitió a sus descendientes su existencia.

Por supuesto que Adam no se apartó de la conciencia y adhesión al Uno y Único, no cayó en la sucia senda de la idolatría.

Pero, sus descendientes empezaron a desviarse, lentamente, paulatinamente, pero de manera pronunciada.
De a poco fueron adorando a estos seres celestiales, con la intención de alcanzar al Eterno, pero de la manera errónea.

Luego incluyeron a los astros en su intento por sintonizar con el Padre Celestial, cuando de hecho lo único que precisaban era un corazón sincero y puro, el ánimo dispuesto para comunicarse con Él (Rambam, Hiljot Avodat Cojavim 1).

Entiende esto, su sed espiritual, su afán de contacto con el Eterno, lo querían saciar con cosas que Él prohibió. Ellos consideraban que con estos atajos se acercaban, cuando en los hechos se perdían cada vez más.
Su intención fue buena, pero por seguir lo que el Eterno no aprobó, se perdieron.
Es un interesante punto a tener en cuenta a la hora de actuar nosotros: ¿hacemos lo que nos corresponde por decisión de Dios, o seguimos las pautas de personas?

La idolatría que incluye a estos seres es abundante, profusa, está desperdigada por todo el mundo, con más o menos claridad de la imagen.

Sorpréndete al comprender el origen de esta aberración, que seguramente está a tu lado y no te habías dado cuenta.  ((Los famosos cuatro elementos básicos (agua, aire, fuego, tierra) surgieron como representación simbólica de los cuatro seres de la carroza celestial: persona-agua, águila-aire, león-fuego, toro-tierra.
Cuando estos elementos fueron empleados como conceptos de las ciencias primitivas, sin adoración ni fe en ellos, ni como recursos de superstición, no son de idolatría. Pero, lamentablemente no ha faltado la idolatría que deifica o glorifica estos elementos de la naturaleza. Dioses de la tormenta, dioses de océanos y mares, dioses ígneos o solares, dioses de la tierra o fertilidad… ¿hubo civilización que esquivó esta idolatría?))

Persona: son infinidad los dioses humanos, o con rasgos humanos. En casi cada cultura y sociedad se encuentran personas que son adoradas como dioses. El primero que recordamos es el rebelde Nimrod, pero tienes a los faraones, y otros reyes del pasado, así como la prolífica mitología griega e hindú. Hasta el Buda, que supuestamente no predicaba su divinidad, ni proponía una religión, actualmente es adorado como deidad por sus seguidores.
La lista es larguísima, pero sin dudas que actualmente el más famoso y perverso es, por supuesto, el mítico y fantasioso colgado (alias Jesús, alias Yeshua, y muchos alias más). Su malicia profunda y espantosa radica en pretender usurpar directamente al Uno y Único.

Águila: se ha adorado a lo largo de las generaciones a las águilas u otras aves rapaces.
Solamente recuerda los estandartes romanos y nazis. El dios Horus egipcio. Piensa en los dragones chinos, en las serpientes aladas de los antiguos habitantes de América o en la Polinesia. Si no me equivoco es muy fuerte la presencia del dios águila en México.
En cierta etapa el águila se asoció con serpientes, que eran voladoras, o emplumadas, o aladas. Lentamente quedaron como serpientes o imágenes familiares.

León: el rey de la jungla ha sido empleado como divinidad en diversas culturas, pero su representación simbólica ha penetrado profundamente en casi toda la humanidad. El sol, el aro solar, son representaciones derivadas del león. En muchas banderas, estandartes, escudos nacionales hallamos al león, o al sol. ¿Tienes presente la iconografía idolátrica cristiana con el halo alrededor de sus santos? Ese halo es también un aro solar, otra muestra de idolatría. O la adoración del fuego, y del rayo, ¿qué es? Busca y encontrarás.

Toro: ¿recuerdas que una fracción de los israelitas adoraron el becerro de oro? Esto lo aprendieron de sus ex amos egipcios, quienes adoraban a Apis, el dios toro, que era una de las cuatro divinidades centrales de su religión. Serapis entre los helenistas. La vaca sagrada de la India.
Derivados de esta deidad son todas las cuestiones materialistas, que se empecinan en centrar su vida en lo que es físico, terrenal.

(Notemos como la cuatrinidad -alias trinidad- cristiana (y también de falsos judíos falsamente mesiánicos, que son cristianos que se avergüenzan de decirlo) se basa en estas deidades: el padre es el sol, el hijo es el hombre, el espíritu santo es el águila (que representan como paloma), satanás (la cuarta deidad de la mitología de Jesús) es el dios terreno, es decir, el toro.
Como sabemos, Mitra es el dios anitguo que fue usado como modelo para inventar al personaje de Jesús y mucha de su mitología. No en vano Mitra, una persona, se decía descendiente del sol/fuego, y venció al toro. Tal como la mitología fantasioso e idolátrica de Jesús que lo pone en lucha constante con el Toro/Satanás/Lo Terrenal. Y así viven los que siguen esta fe, sumergidos en la devastación de la idolatría más profunda.
Ay, que dolor por todos aquellos que siguen presos en esta prisión del espíritu).

Los que somos fieles al Padre Celestial no tenemos imágenes, ni estatuas, ni personas, ni animales, ni seres, ni intermediarios…
solamente tenemos nuestro abrazo profundo con Él, y con nada ni nadie más.
Es nuestra tarea servirLo, a Él, a nada ni nadie más.
Es nuestra obligación limpiar corazones y mentes, quitar esas perversiones que nacieron de un buen deseo, de buenas intenciones, pero que se apartaron de la senda de los mandamientos para convertirse en el origen de un infierno terrenal.

Busca a tu alrededor los vestigios de toda idolatría y purifícate.

Cuenta conmigo, cuenta con FULVIDA…